Seré honesta, no me encantó como quedó este capítulo, de hecho, fue complicado de escribir y ni siquiera entendí por qué lo hice... pero aquí esta, es solo algo más antes de meter lo fuerte.

Camilaski: Imagina yo que tuve que escribirla! Xd fue complicado crear algo para eliminar la tension al final, pensé que el chiste de Aster salvaria el día. Todavia faltan uno capitulos antes de tener el Kristanna, es la ultima pareja en formarse. Y noooooooooooooooo, me trajiste recuerdos! una vez deje mi micro encendido en la clase y cuando el profe nos encargó tarea dije "PTM".

Mar Sant: Ojala te puedas pasar por mi otro fic :D tambien se actualiza de forma constante y esta lleno de mucho amorts :3 Gracias por tus comentarios ajio ajio ajio, me haces sonrojarme. Por cierto, lo lamentooooo, tus dudas se aclararan en el proximo capitulo :c

Cristina: Nombreeee yo creo que Elsa si se llevará ese momento hasta la tumba, dudo mucho que le haya contado a Jack sobre eso, te imaginas? no pararia de molestarla y reirse con eso. Por cierto, es incomodo subir cosas en fanfiction porque primero tienes que copiar todo el texto en un documento y subirlo a fanfiction pero despues de eso debes de editarlo y subir el capitulo en si en la historia y para eso es una wueba


–Y entonces el canguro me dio un golpe justo en la quijada– algunos de los empleados se reunían alrededor de Jack y el dispensador de agua en el comedor de la oficina, todos reían a carcajadas de la hilarante historia que su relajado jefe les contaba.

–No puede ser, Jack, eres un pícaro– Ellie, su secretaria de la tercera edad le pellizcaba la mejilla.

–¿Y que sucedió después, Jack?– preguntó Andy asombrado por la historia.

Jack soltó una risotada antes de proseguir con la historia –Por supuesto que le devolví el golpe, aunque nunca consideré que terminaría en una celda. Hubieran visto la cara del tipo de migración al decirle que nos estaban sacando de ahí por haber peleado con un canguro–

Todos volvieron a reír, pero se callaron de inmediato al ver como se asomaba por el marco de la puerta la pequeña cabecita de Elsa, quien les lanzó una mirada fulminante.

Todos, de forma despistada comenzaron a dispersarse para volver a su trabajo, todos excepto dos, Jack y Buddy. Aun así, Elsa se dio por bien servida y con una sonrisa triunfal volvió a su oficina.

–Oh, olvidé decirles como logramos convencerlos de que era un error– recordó el chico diciéndole al hombre pelirrojo de baja estatura.

Buddy hizo una cara de asco –Como si a alguien le importara tu patética historia– murmuró antes de tomar su taza de café que reposaba sobre el dispensador e irse de ahí.

Jack se quedó boquiabierto, no comprendía lo que acababa de suceder, hace unos segundos Buddy se estaba riendo junto con todos, ¿Por qué dijo eso?, ¿había dicho o hecho algo mal?

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Jack caminó por la oficina usando sus sandalias, mientras sus empleados le saludaban con una sonrisa cordial y palabras casuales, en sus manos llevaba el manuscrito de uno de sus próximos libros a lanzar, se lo llevaba a Buddy, quien era el encargado de leerlo y hacerle las correcciones necesarias. Con una actitud positiva y habiendo olvidado el incidente del otro día se detuvo junto a su cubículo, por suerte lo encontró de pie justo antes de salir de este.

–Hey, Bud, este es el manuscrito...– el hombre no lo dejó terminar, le arrebató el cuadernillo de las manos y lo empujó con el hombro intentando abrirse paso.

–Lo revisaré, anciano, no te preocupes– le dio una sonrisa burlona.

Jack se quedó boquiabierto, sabía que tenía que decir, pero no pudo hacerlo, era como si hubiera vuelto a ser aquel niño temeroso.

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Elsa abrió la puerta del apartamento cargando la bolsa plástica con comida china en su interior, hoy era su turno de preparar la cena, pero se había retrasado en la oficina trabajando con el nuevo libro de The guardians of childhood que supo que no tendría tiempo de preparar algo hoy, así que pasó a comprar comida ya preparada.

–Traje comida china– avisó levantando la voz, sabía que Jack estaba en el baño porque podía ver la luz encendida por debajo de la puerta.

Comenzó a desempacar y preparar la comida sobre la barra de la cocina cuando notó algo curioso. Había una caja vacía de tinte para cabello sobre la superficie, claramente no era de ella, jamás consideró teñirse el cabello en toda su vida.

–Hey– levantó la vista para ver a Jack con una toalla sobre sus hombros y su cabello peliblanco convertido a uno marrón chocolate.

–Wow– ella dejó caer la caja de cartón vacía al piso produciendo un sonido sordo.

Esto no le ayudo en nada a Jack, si de por si se sentía asustado por la reacción de ella, esto no parecía una buena señal –¿Tan mal se ve?– hizo una mueca de preocupación.

Ella negó con la cabeza con los ojos bien abiertos y se lanzó a sus brazos plantándole un beso cargado de lujuria.

Jack se sintió gratamente sorprendido por aquella acción, pero debía preguntar –¿Entonces se ve bien?– preguntó separándose del beso muy al pesar de Elsa.

–¿A caso hay algo en lo que no te veas bien?– preguntó mientras le desabrochaba el cinturón –Me recuerda al chocolate– le dijo acariciando sus mechones teñidos –¿Pero por qué el repentino cambio?–

Jack se encogió de hombros intentando ocultar su recientemente adquirida inseguridad.

A Elsa le extrañó ese comportamiento, pero no sospechó nada –La cena puede esperar un poco– lo tomó de la mano guiándolo a la habitación que compartían ambos.

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Jack caminó con su taza de café desde la cocina en dirección a los cubículos, al caminar por el pasillo que conectaba estos dos lugares se arrepintió al ver a Buddy caminando hacia él con esa sonrisa odiosa, sabía que cuando lo miraba así algo le haría, la semana pasada lo había hecho tropezar frente a todos, el lunes hizo un comentario sarcástico sobre su apariencia de nuevo y ayer lo dejó encerrado en su propia oficina.

El, ahora castaño, se regañó a si mismo al sentir como las manos le sudaban.

–Buenos días– el hombre pasó a su lado extendiendo su mano para hacer que el contenido de la taza se derramara sobre la camisa blanca. El pelirrojo ni siquiera se dignó en mirarlo, solo siguió su paso como si no hubiera sucedido nada.

Jack se hartó y lo siguió poniéndose frente a él –Soy tu jefe– finalmente escupió esas palabras que tanto había deseado decir, pero no expresaba debido a su trauma infantil, ahora era un adulto y debía enfrentar esto como uno –Dame una razón para no despedirte ahora–

El maquiavélico hombre sonrió –¿Sabes quién soy, verdad?, soy un Pine, mi padre es uno de los escritores más renombrados de esta ciudad... si quisiera podría encargarme de asegurarme de que nunca ningún escritor quiera publicar con esta insignificante editorial–

El joven más alto apretó la mandíbula al recordar que esta era la razón principal porque había contratado a Buddy cuando solicitó el puesto. Ahora que lo analizaba mejor, tenía muy buenas recomendaciones por parte de su padre, pero no había puesto referencias de sus anteriores trabajos y cuando le preguntó respecto a su previo empleo él se limitó a responder a que lo dejó por razones personales; se planteó cuáles eran esas razones y si en realidad lo dejó él o lo habían despedido.

–Además... todos saben que solo eres el dueño de esto, sin embargo, la que lleva los pantalones en la empresa es esa rubia– soltó una carcajada –Dudo que tengas algo entre las piernas– le dio una palmadita en la mejilla antes de seguir con su camino.

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Elsa se encontraba a horcajadas sobre Jack besando su zona erógena en el cuello mientras deslizaba su mano por su ropa interior. Al no sentir lo que estaba acostumbrada a hacer suspiró con frustración y miró directo a los ojos a Jack.

–¿Qué sucede?, esta es la tercera vez en esta semana–

–Solo no tengo ganas– la bajó de su regazo con gentileza y se cubrió con las sabanas dándole la espalda.

Elsa estaba anonadada, su vida sexual como pareja era muy activa rara vez pasaban más de tres días sin que sucediera nada de nada entre ellos. Incluso cuando hablaban con sus amigos del tema estos se quedaban sorprendidos ante la frecuencia entre estos dos, ellos argumentaban que solo querían aprovechar mientras pudieran. Por ello este cambio era radical, algo no andaba bien, demonios, su Jack solía encenderse con tan solo ella rozando su pecho contra el de él.

–Jack, ¿hay algo que te esté molestando?, últimamente estas muy extraño... primero lo del cabello, de repente te volviste más distraído, ya no te ves muy feliz en el trabajo y ahora no quieres acurrucarte– pasó una mano acariciando los cabellos de su nuca y se inclinó sobre él para besar su sien.

Él hizo una mueca y finalmente se resignó a girarse para mirarla –A-alguna vez...– suspiró sin saber que decir –¿C-crees que de verdad debo ser yo el que dirija la editorial?–

Elsa rio –Por algo se llama Editorial Frost– apartó los mechones de su frente para besarla.

–Eres mucho mejor que yo en eso... eres más responsable, siempre estas lidiando con la parte difícil y sabes cómo tratar a todos; en cambio yo soy puros juegos y diversión. ¿No crees que estaría mejor contigo?–

Ella se sorprendió al escuchar todo aquello venir de los labios de Jack –¿De verdad te sientes inseguro respecto a tus capacidades?–

Jack asintió –Con todo de mí, en realidad–

–¿Qué?, pero si eres Jack Frost, jamás has sido inseguro de nada–

–No siempre fui así– se animó a contarle –Cuando era niño hubo una época en que las cosas era diferentes–

Elsa se acomodó preparándose para escucharlo atentamente.

–Sucedió después de la muerte de mi padre– explicó –No solo me culpaba por eso, si no que ocurrió algo más que me afectó... había un niño, Sid, era el típico brabucón de la escuela, él solía meterse con Hipo así que yo le ayudaba, pero después de volverme más inseguro con lo de mi padre, decidió hacerme su nueva "victima"–

Ella jadeó –¿T-te molestaba?–

Él asintió –Solía burlarse de mi cabello– dijo tomando ente la punta de sus dedos un mechón teñido –También robaba mi almuerzo y mi tarea... era algo muy infantil–

Elsa negó con la cabeza –Claro que no, es algo muy serio, ¿le contaste a tus padres o algún maestro?–

–No, nadie jamás se enteró, ni siquiera Hipo. Solo dejó de molestarme porque se mudó–

–Oh... Jack– lo abrazó por la cintura –De verdad lamento que hayas pasado por eso–

Hubo un incómodo silencio para él –Ni siquiera sé porque le temía tanto, era mucho más delgado y pequeño que yo... pero por alguna razón nunca podía defenderme, solo me quedaba paralizado– se frotó el puente de la nariz –Es tan vergonzoso–

–No hay de que avergonzarse– entrelazó sus dedos con los suyos –Le puede pasar a cualquiera–

Ella analizó toda la información que él le había dado.

–¿Es por eso que estas así últimamente?, ¿te preocupaba eso?–

–Es solo que últimamente no me siento con la misma seguridad que solía tener, sobre mi persona e incluso mi físico–

Se sintió muy sorprendida por aquella declaración, pero no lo culpaba, en su opinión cualquiera podía tener bajones de autoestima, ella sabía eso con certeza –Comprendo que tal vez ahora mismo no veas lo que los demás vemos en ti, pero quiero que sepas que aportas mucho a la gente que rodeas e iluminas nuestras vidas... no sé qué haría sin ti, eres mi hogar Jack–

¿Cómo demonios había logrado encontrar a Elsa?, ¿Cuáles eran las probabilidades de que eso sucediera?

–Te amo tanto, gracias por levantarme el ánimo– besó sus labios –Lamento que tengas que te veas afectada por mi comportamiento últimamente–

Ella negó –Esta bien sentirse así a veces, solo avísame si esto llega a más y buscaremos ayuda–

–Creo que estaré mejor– sonrió dispuesto a que las cosas cambiaran mañana –gracias a ti–

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Jack entró al elevador, pero una mano evitó que las puertas automáticas se cerraran.

–Justo a quien quería ver, mi jefe favorito– Buddy entró en la caja metálica abrazándolo por los hombros mientras se cerraban las puertas –De verdad me alegro de poder tener un rato a solas contigo, hay algo de lo que debo de charlar contigo– le dijo sacudiéndolo con facilidad ante la mirada de muerte del chico cuyo tinte había comenzado a deslavarse y ahora era un castaño opaco.

–¿Qué quieres Buddy?– respondió entre dientes.

El pelirrojo abrió los ojos con sorpresa, esa actitud era algo nueva en su victima –Oh, no nos despertamos de buen humor hoy, ¿verdad?– rio con cinismo –Supongo que es un mal momento para pedir un aumento– se rascó la nuca con nerviosismo fingido.

–En esta empresa los aumentos se ganan con hechos y tu no tienes nada que pruebe que pruebe que lo ameritas– quitó la pesada mano del sujeto de sus hombros.

–¿Hechos?... el hecho es que muy pronto se lanzara el nuevo libro de Guardians of childhood, sería una lástima que reciba una crítica negativa de un autor famoso o que las tiendas repentinamente decidieran no vender las copias– chocó su gran barriga contra el esbelto abdomen de Jack.

El ascensor se volvió a abrir revelando a Elsa quien se quedó extrañada al sentir la vibra negativa del ambiente y ver aquellos rostros de enojo.

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Elsa soltó el tenedor sobre su plato y se cruzó de brazos incapaz de continuar aguantando el silencio y aquella mirada en el rostro de Jack –¿Qué ocurre entre tú y Pine?– lo encaró.

–¿Qué?, ¿De que hablas?– preguntó como si no tuviera idea de lo que hablaba.

–Jack, te conozco como la palma de mi mano, siempre que estas frustrado arrugas el entrecejo incluso cuando duermes, además, te vi en el ascensor con él esta tarde... no parecían muy felices con la presencia del otro– levantó una ceja –¿Me vas a decir la verdad?–

Jack terminó de masticar su comida y tragarla, se limpió con la servilleta de tela y suspiró –Realmente no puedo ocultarte nada, ¿verdad?– sonrió.

–Nop– lo miró con orgullo de sí misma.

–Él... él ha estado comportándose de manera hostil conmigo–

–¿Contigo?, ¿Por qué?– ella se descruzó de brazos y los apoyó sobre la mesa inclinándose hacia adelante, ahora estaba preocupada.

–¿Tu sabes quién es su padre, no?– preguntó él y ella asintió –Amenazó con que si no le daba un aumento sabotearía el lanzamiento de nuestro libro–

–Ese... duendecillo, ¿Qué se cree?– pasó de angustia a enojo, se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otra murmurando cosas.

Jack rodó los ojos –Por eso no quería decirte nada, ahora te preocupé–

–¡No!, debiste de haberme dicho esto desde que comenzó– cambió de furia a decepción por la desconfianza de Jack –Quiero a ese sujeto fuera de la empresa para mañana, no me importa lo que él cree que pueda hacer para perjudicarnos, nadie nos manipulará de esa manera–

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La pareja permanecía erguida en sus asientos colocados estratégicamente uno al lado del otro en el escritorio de Jack, mientras veían la puerta abrirse.

–Señor Pine, adelante, tome asiento por favor– habló Elsa de forma seria y apresurada –Seré directa con usted. Esta es su carta de despido, por favor limpié su escritorio y retírese, estará recibiendo su liquidación en cinco días. Lo siento, pero sus servicios ya no son requeridos en esta empresa–

El rostro de Buddy era serio mientras escuchaba las palabras de Elsa, finalmente no aguantó y se echó a reír.

–¿Señor Pine?, ¿Qué es tan gracioso?– preguntó Elsa con la misma seriedad pero para nada contenta por aquel insulto.

–Perdón, perdón, perdón, es solo que no puedo creer que seas tan patético como para tener que hacer que tu novia me despida... definitivamente no tienes las pelotas amigo–

Ambos lo miraron con odio reprimido, habían acordado que ninguno se rebajaría a su nivel.

–Bueno, solo espero que no se terminen arrepintiendo– dijo el sujeto poniéndose de pie y mirándolos con ira.

–Solo vete, Buddy– gruñó Jack.

–Ohhh mira eso, si puedes hablar, creí que tendrías que pedirle a la zorra de tu novia...– él no pudo terminar la oración porque Jack se puso de pie y saltó sobre su escritorio para parase sobre de él y plantarle un puño en la mejilla izquierda.

Buddy terminó en el suelo escupiendo sangre y un diente –Te vas a arrepentir de esto monstruo–

Jack lo tomó por las solapas de la camisa –Una cosa es meterse con mi trabajo y conmigo, pero meterse con Elsa...– lo levantó para abrir la puerta de la oficina y echarlo ante la conmoción de los demás en la oficina –Jamás permitiría que le tocaras un solo cabello– cerró la puerta con un portazo.

Jack comenzando a avergonzarse por haber actuado de esa manera se rascó la nuca mirando al suelo –Lo lamento, no sé qué me pasó– ella lo miró con los brazos cursados a modo de reprimenda –No debí de haber hecho eso–

Ella se acercó a él con sus zapatos resonando en el piso –No... pero creo que es algo que el pequeño Jack necesitaba– besó sus labios.

–¿No estas molesta?– preguntó incrédulo.

Ella sacudió la cabeza lentamente –Incluso creo que fue algo sexy– jugueteó con su corbata aflojándole el nudo.

Esa fue la señal que lo hizo arquear una ceja y tomarla por detrás de las rodillas para levantarla y sentarla sobre su escritorio.

Elsa, antes de besarlo, extendió una mano hacia el teléfono y apretó el botón que comunicaba el con el de la secretaria –Ellie, por favor, cancela los pendientes del señor Frost y los míos por hoy, él no se siente muy bien–

–Oh... por supuesto señorita Arendelle– respondió la amable mujer al otro lado de la línea.

–Y por favor, que no nos molesten– intentó no jadear al sentir los labios de él sobre su cuello.

–Entendido– con esto colgó el teléfono y unió sus labios con los del chico.