46.

Pansy:

¿Me amarás un año más?

Las sábanas se sentían suaves, el olor a lavanda también. La piel de Hermione resultaba extremadamente suave bajo sus manos. Se acercó a ella, besando su hombro desnudo, contorneando el hueso, que bajo sus labios también se sentía mullido por su piel. Su cuello, sus clavículas... Cuando quiso bajar más, una voz la llamó:

—Pansy, detente.

—¿Cómo? Disculpe, estoy ocupada en estos momentos.

—Esto no es una llamada telefónica ni un negocio —la regañó Hermione, riendo.

—Pero de verdad estoy ocupada —insistió, pero al intentar volver a bajar, unas manos sujetaron su rostro por ambos lados y la tiraron hacia arriba.

Los besos de Hermione eran lo más suave de todo, nada podía ganarle. Se dejó derretir, mientras sentía cómo Hermione se deslizaba sobre ella. Si las sábanas eran suaves, y la piel de su novia también, cuando se rozaban así, comenzaba a pensar que necesitaba otra palabra superior para describir ese agradable cosquilleo de sus pieles acariciándose.

—Deberíamos salir —le dijo a Pansy en un tono bajo contra su oído.

—Qué ideas más aburridas tienes a veces...

—Mis padres...

—¡Bien, bien! —aceptó, sentándose sobre el colchón, sabiendo que tenía razón.

Hermione rodó hacia el otro extremo de la cama, buscando la ropa que habían dejado a sus pies, pero que en su mayoría terminó cayendo al suelo. Pansy no movió un dedo para intentar ayudar. Tenía, como dijo anteriormente, cosas que hacer. Unas muy importantes, de hecho: ver la espalda desnuda de Hermione o su pecho desnudo, o en general cualquier parte de ella desnuda; hasta que una camiseta golpeó su rostro, obligándola a espabilar.

—Mis padres —dijo con un tono más autoritario ahora.

Pansy de mala gana obedeció, comenzando a vestirse. Fue cuando estuvieron decentes de nuevo que buscó la boca de Hermione para besarla una vez más. Una mordida juguetona en su labio inferior la obligó a separarse y vio cómo Hermione se levantaba de la cama.

Quizá recibiría más que el golpe de una suave tela si lo decía en voz alta, pero amaba ver a Hermione después del orgasmo. Su cabello se veía mucho más enredado, cosa que le resultaba salvaje y sensual. Y por supuesto, adoraba su sonrisa complacida, y su de golpe renovada timidez, en su mirada esquiva y en sus movimientos más cerrados, ya que se volvía bastante consciente de todo lo que hizo, generándole pudor. El cuarto de Hermione, tan suave y dulce como ella, no hacían más que incrementar lo adorable en la situación. Pero aún con todo, no se negaba a sus besos, o sus abrazos... aunque sí a sus intentos de volver a desnudarla, eso no solía salir bien. Una vez incluso fue llamada "pervertida", por lo cual ella devolvió el insulto diciéndole "mojigata", y luego estuvo un buen rato de su tarde afirmándole a Hermione que era muy hermosa y maravillosa y que para nada pensaba que era... tan, mojigata. Su fastidio, en opinión de Pansy, valió totalmente la pena.

Bajaron las escaleras, ya que Hermione no confiaba en la integridad de Pansy como para mantener las cosas correctas en su habitación. ¡Pff! ¿Pueden creerlo? Como si Pansy necesitara una habitación o cama para hacer cosas incorrectas... La que necesitaba eso era Hermione, no ella.

—¿Quieres agua? —preguntó Hermione, perdiéndose en su cocina.

—Claro —dijo, mientras se acercaba a un mueble que tenía un televisor encima, observando las fotos.

Sonrió al reconocer a una Hermione con un cabello todavía más indomable, con dientes más grandes que los que tenía ahora, y una sonrisa aniñada y tonta, mientras abrazaba un libro. En realidad, Pansy no podía dejar de sonreír, aunque intentaba no hacerlo. Y casi puso sus ojos en blanco para sí misma. Esto era tan cursi que tenía ganas de burlarse de sí misma. Rachel seguro se burlaría de esto. ¡Seguro hasta Sophie no podría resistirse a hacer alguna broma por esto!

Se alejó cuando escuchó los movimientos de Hermione, sentándose en el sofá. Agarró el vaso de agua que le ofrecieron, bebiendo un sorbo.

—¿Quieres ver algo? —preguntó Hermione.

—Claro, su caja con pequeños esclavos metidos dentro es muy divertida.

—Sé que sabes que un televisor no funciona así, sino no habrías aprobado tus exámenes de Estudios Muggles —gruñó, mientras se inclinaba sobre la mesita frente a ellas para dejar el vaso y agarrar el control remoto.

Mientras encendía el televisor y hacía algo en un pequeño aparato que estaba también en el mueble frente a ellas, Pansy dejó su vaso de agua casi vacío sobre la mesa. Miraron una película llamada "Matilda", que trataba sobre una niña mágica... llamada Matilda. Según Hermione, sus padres le habían dicho que les había encantado, por lo que la consiguieron en VHS para que su hija la viera también. La trama estaba basada en un libro infantil que le gustó a Hermione durante su infancia. A Pansy la película le resultaba bastante graciosa y exagerada, en especial por la ridícula idea de que una niña pequeña tuviera tanto control y habilidad como para hacer magia sin varita. Sin embargo, disfrutó mucho de las maldades que hizo Matilda a sus padres y los policías, y la maestra Miel era muy guapa... Pansy frunció el ceño, girando la cabeza hacia Hermione con velocidad y luego volvió a la pantalla, igual de rápido. No. Para nada. Hermione y la maestra Miel no se parecían, en especial porque Hermione era como una patada directa a la cabeza muchas veces, a diferencia del personaje de la película, muy dulce y amable. Aunque cuando Hermione estaba tranquila... No. Solo estaba viendo la similitud porque ambas disfrutaban de leer y tenían el mismo color de ojos y cabello.

—¿Qué pasa? —preguntó Hermione, que notó su distracción.

—Estaba pensando que eres amable y dulce.

—Oh —suspiró, con una sonrisa tímida—. Tú no lo eres, pero me gustas mucho de todas formas.

—¡Hermione! —exclamó, comenzando a reír—. No puedo creer que tú hayas hecho una broma así.

—Pero me gustas mucho de todas formas —repitió, defendiéndose.

Pansy se inclinó entonces hacia ella, dándole un beso rápido.

—Gracias, es bueno saber que te resulto irresistible.

—Tú... estás torciendo mucho mis palabras.

—Quizá si me miraras a los ojos y no los labios, tus palabras tendrían más valor —bromeó.

Hermione se rió entre dientes, antes de volver a juntar sus bocas. Esta vez profundizó el beso, disfrutando de explorarla. No tenían prisa, ni estaba cerca de ser tan húmedo como los que habían compartido momentos atrás en el cuarto de Hermione. Tanteó con sus dedos una de las piernas de su novia, porque comenzaba a sentirla muy lejana, aun cuando estaban sus cuerpos muy cerca de estar pegados.

—¡Bueno, bien! —escucharon, por lo que se asustaron, separándose.

Kayla había llegado. Estaba parada en la puerta de la entrada. Pansy miró de reojo a Hermione, que se encontraba blanca como un papel. Su madre, por otro lado, parecía estar intentando comprender qué clase de monstruosidad había visto en su sofá. Tragó saliva ante el tenso silencio. Se terminó poniendo nerviosa ella también por inercia, así que hizo lo único que se le ocurrió: bromear.

—¡Sabes que solo te quiero como amiga! ¡¿Cómo pudiste besarme?!

Hermione la miró entonces, como si estuviera procesando qué rayos estaba diciendo y porqué era tan tonta. La verdad, solo hoy, Pansy le concedería que era un gesto válido.

—¿Mal chiste? Ya sabes, romper el hielo —dijo, soltando una risa nerviosa.

—Así que... —soltó Kayla, todavía estupefacta—. En serio era especial... tu amistad con Pansy.

—Mamá, puedo explicarlo —dijo con un hilo de voz, levantándose del sofá.

Hermione estaba tensa, mucho. Pansy no estaba segura de qué hacer. Siempre supo que este era un tema delicado para los muggles y entendía el miedo de su novia, de verdad lo hacía después de todo lo que leyó y aprendió sobre la sociedad no mágica. Ellos tenían animadversión particular por casi todo lo que se saliera de la norma. Bueno, en realidad tampoco era muy diferente a lo que hacían los sangre pura contra los nacidos de muggles. O incluso después de estar tanto tiempo escuchando los insufribles, pero educativos, discursos de Hermione, encontraba similitud a la situación en cuanto a cómo los magos se comportaban con las criaturas mágicas. El odio, así como el amor, eran ese tipo de cosas intrínsecas del ser humano, mágico o no.

—Eres lesbiana —dijo Kayla, con el ceño fruncido.

—No. Es decir... yo... —farfulló.

Era extraño ver a un Gryffindor acobardado, y por antinatural que sonara, no pudo pensar en aprovecharse de eso en lo absoluto, o siquiera restregárselo en la cara en el futuro. Se levantó del sillón. Pansy hoy no tenía miedo, así que quizá era hora de ser la valiente de las dos. Sujetó su mano, ignorando a Kayla, dándole la espalda. La verdad, a ella no podía darle más igual qué pensaran los padres de su novia de ella, aún si la odiaran no le importaría. Pansy no era la que se estaba enfrentando hoy a todo lo que le enseñaron en su infancia, pero la entendía totalmente, porque a su manera, pasó por lo mismo; la posibilidad de perder a alguien que quería, el rechazo de quienes amaba, daba miedo y era doloroso. El cambio aterraba hasta al más valiente, pero así como le resultó más fácil atravesarlo ella misma con ayuda de Hermione, esperaba que fuera más sencillo para su novia si estaba allí, como algo sólido. Apretó el agarre en su mano, lo que consiguió que Hermione la mire de reojo. Esta fue, probablemente, la vez que más íntima le resultó una mirada compartida con ella, como si cualquier autocontrol que siempre tuvo encima, se hubiera agrietado y de Pansy dependiera que nada se desmorone.

—Hermione —dijo Kayla.

Pero la aludida se mantuvo un poco más de tiempo en silencio. Se aferró a los ojos de Pansy unos segundos más, un poco más... Y luego levantó la cabeza en alto, enfrentando el rostro de su madre.

—Ella... es mi novia.

Su tono no fue ni la mitad de valiente que fue su postura, pero eso no lo volvió menos potente. Que estuviera así, tan asustada, e igual plantara pie, le pareció maravilloso. Y atractivo, ¿por qué negarlo?

—Mamá —dijo Hermione con un hilo de voz, ya que la otra no decía nada.

—Solo... no me esperaba esto —murmuró, llevando uno de sus dedos a su sien. Su entrecejo seguía fruncido, y ahora que Pansy lo meditaba, se parecía a cuando Hermione se concentraba mucho leyendo. ¿Kayla no estaba enojada?—. Que tú seas... es... ¿Estás segura de que...?

—Soy bisexual.

—Bueno, bien —balbuceó, y luego de forma abrupta se movió hacia la cocina, como si no hubiera estado hablando con ellas. Tenía una bolsa en la mano, y se escuchó cómo la tiró con poca delicadeza sobre una mesa.

Thomas entró a la casa, tenía varias bolsas en la mano también. Él pareció notar el ambiente tenso, ya que miró a Hermione con preocupación.

—¿Qué pasó? —preguntó, perdido.

—Tu hija es bisexual —respondió Kayla, que apareció de nuevo en la sala. Thomas miró a Hermione, y luego de nuevo a su esposa, la cual lo apuntó con el dedo antes de decir—: Eso sin duda lo ha sacado de ti.

—¿Eh? —el hombre parecía haber recibido una cachetada en la cara.

—¿El gusto por las mujeres? —no pudo evitar meterse Pansy. Hermione la miró horrorizada, y Thomas y Kayla clavaron su vista en ella también, como si de golpe recordaran que estaba allí—. Yo... perdón, parece que hago comentarios... controversiales cuando estoy bajo presión.

—Porque es bisexual también —aclaró Kayla entonces.

—¿Qué? —soltó Hermione, con los ojos bien abiertos—. No entiendo. Estás enojada. ¿Verdad?

—Bueno, disculpa por no estar feliz de encontrar a mi hija limpiándole los dientes a su amiga en mi casa y en mi sillón, al llegar de mi trabajo —Kayla había empapado con enojo los "mi", en especial en el primero.

Thomas apretó los labios, aguantando la risa, y luego se encogió de hombros cuando recibió una mirada mortífera de su esposa. Pansy estaba sorprendida, ya que Kayla nunca le había resultado alguien tan intensa.

—¿Eso es lo que te molesta? —preguntó Hermione con temor.

—¡Claro que eso me molesta, Hermione Jean Granger! —Pansy notó cómo la espalda de Hermione se irguió mejor por el grito—. No puedes solo... —Kayla apretó los dientes, frustrada —. Sé que te dije que está prohibido que traigas chicos a casa cuando no estamos. ¡Pero eso, obviamente, incluye a mujeres si tienes novia! Se supone que deberíamos poder confiar en ti. Maldita sea, encima te irás a Hogwarts en... ¿Qué? ¿Una hora?

—Kayla, tranquila —dijo Thomas.

—¿Y tú por qué...? ¿Tu hija hace lo que se le canta en nuestra casa, y tú solo estás así, tranquilo? ¿Qué, si hubiera sido un chico sí te enojarías?

—¿Por qué es solo mi hija cuando estás enojada?

—Porque estoy enojada, así que va a ser tu culpa —gruñó, cruzando sus brazos.

—Lo que digo, cariño, es que hay cosas más importantes. Como que Hermione está al borde de un colapso —señaló Thomas, soltando las cosas que tenía encima en el suelo—. ¿Estás bien? —preguntó, buscando a su hija con la mirada.

Ella sollozó en respuesta, de golpe comenzando a llorar como si se le fuera la vida en ello.

—Siempre te haces una novela por nada —murmuró Pansy, acariciando con su pulgar la mano de Hermione, que todavía se aferraba a ella con fuerza.

Una risa acuosa se le escapó, mientras usaba su mano libre para limpiarse la cara. Kayla entonces se acercó a Hermione y enterró su rostro en su cabello al mismo tiempo que la abrazaba. Pansy soltó la mano de Hermione, retrocediendo para darles espacio.

—¡Sigo tan enojada contigo! —casi gruñó, pero no se despegó ni un poco de ella—. No porque tengas novia, sino porque no deberías romper las reglas.

—Pero —hipó—. Mamá, tú... cambiaste el canal...

—¿Ah? ¿De qué rayos estás hablando? —dijo, separándose de ella, aunque mantuvo una de sus manos sobre su hombro.

—La televisión. Ustedes... había una noticia y...

Kayla compartió una mirada con Thomas, como si estuviera asegurándose de que no era la única perdida en todo esto.

—Lo más probable es que hayamos cambiado el canal porque sí, no por el tema —la calmó Thomas, que parecía seguir mejor el tren de pensamientos de Hermione.

—No sabía que tú...—agregó Hermione, que seguía confusa.

—Me di cuenta en la universidad. Kayla es de las únicas personas que lo sabe. Sigue resultándome raro hablar de estas cosas, en especial por la reacción de los demás. Es más seguro no decirlo... así que me acostumbré a eso.

—Aun así, yo nunca...

—No es como si hubiéramos tenido la oportunidad de hablar de chicos —bromeó—. Estoy casado con una mujer y tú te vas casi todo el año a otro país.

—Lo siento —dijo, casi poniéndose a llorar otra vez.

—Aunque este año nos acercamos mucho más —le recordó, intentando reconfortarla.

—Eres una bruja Hermione —se unió Kayla—. Ya acepté hace mucho que serías excepcional en todo.

Hermione sonrió, pero vaciló al notar la todavía persistente rabia en los ojos de su madre.

—Y parece que, eres excepcionalmente buena para romper hasta la más simple y lógica regla —retomó.

—¿Hermione, una rompedora de reglas? ¡Quién lo diría! —se burló Pansy, sin poder contenerse.

—Cállate —gruñó Hermione, casi olvidando que su madre estaba enojada con ella, porque ella se enojó con su novia.

—¿Encantadoras, eh? —preguntó Thomas a Pansy, en un tono bajo para que ella sola lo escuchara.

"Oh por Circe" pensó Pansy, sintiendo que le habían lanzado un balde de agua helada en la espalda. ¿Ella era "Thomas" en su relación con Hermione? Perturbador. Y un poco insultante.

—¿Quizá deberíamos ir preparando los baúles? —sugirió Thomas.

Ella asintió, sabiendo que tampoco quedaba tanto tiempo para ir a la estación de trenes King's Cross. Después de todo, hoy era el primer día de septiembre, por lo que iniciarían su sexto año escolar en Hogwarts.

—Si crees que te salvarás por las clases, quítate las ilusiones —advirtió Kayla—. No te escaparás de mí en las vacaciones de navidad. ¡Y ni se te ocurra intentar quedarte a pasar la navidad en el castillo!

Pansy nunca pensó que llegaría el día, pero agradecía que su madre fuera Aurora. Los señores Granger eran buenas personas, no tenía dudas. ¡Pero sí que eran estrictos! Solo por un beso... ¿De verdad un castigo? Casi resultaba normal que Hermione fuera una obsesiva del control y la perfección. Cuando Aurora se enteró de que tuvieron sexo, solo lo aprovechó para torturar psicológicamente a su hija con bromas pesadas, no se propuso como objetivo truncar su navidad o acusarla de romper su confianza.

Algo curioso era ver que Hermione no parecía preocupada por el castigo, más bien parecía feliz de que su madre hiciera todo este escándalo. Tuvo que sonreír ante eso. Ella se había preocupado tanto por la reacción de sus padres, pasó por tantas cosas durante todos estos años... se merecía unirse más a su papá y su mamá, que ellos estén para ella para cualquier cosa; y Pansy estaba segura de que sería así. A su manera particular, la familia Granger también era excepcional, tan mágica como la suya o la de cualquier otro mago.

. . .

Los padres de Hermione se habían ofrecido a llevar a Pansy a la estación de trenes, como un favor a Aurora que estaba ocupada con su nuevo trabajo que había iniciado una semana atrás.

Contra todo pronóstico, Xenophilius Lovegood resultó ser lo que Aurora tanto necesitaba. Él se volvió su amigo, o algo similar. Puede que en ropa esos dos nunca estuvieran de acuerdo, pero ambos sabían lo que era perder al amor de su vida y ser padres solteros, así que las charlas sin bebidas alcohólicas de por medio siguieron sucediendo luego de su viaje a la playa. Pansy incluso fue a visitar la casa de Luna con su madre un par de veces. Uno de esos días, Xenophilius comentó que aunque deseaba que Aurora trabajara para El Quisquilloso, le importaba más que ella pudiera resplandecer. Él entró en contacto con una vieja amiga irlandesa que trabajaba en una revista de moda, la cual le dio a Aurora la oportunidad de trabajar en una de sus secciones, escribiendo sobre las últimas tendencias al principio en un puesto pequeño, pero con posibilidad de ascenso. Pansy se pasó lo que restó del verano ayudando a su madre, hablando sobre ropa con ella, ansiosa de aprender más de ese mundo de la moda. Pero también, para conocer más a su mamá. Nunca se hubiera imaginado, por ejemplo, que Aurora se peleó con sus padres porque se quedó en Inglaterra con Narcisso, y porque no le importó meterse en escándalos que mancharon el nombre de su familia. Ella siempre quiso hacer lo que quería, le gustara o no al resto.

Pansy nunca se había cuestionado mucho sobre las amistades de su madre, así como nunca lo hizo con las suyas propias hasta su quinto año en Hogwarts, pero nunca hubiera imaginado que le parecería tan simple y normal juntarse con "traidores de sangre" y "sangres sucias", y que en realidad, aunque siempre fue millonaria y por lo tanto nada acostumbrada a tratar con gente "normal", en su país la pureza de sangre nunca importó (allí había otro tipo de discriminaciones relacionadas más con el poder adquisitivo). Le resulta impresionante todas las cosas nuevas que aprendía de Aurora, y se daba cuenta ahora, que nunca había hablado realmente con ella hasta este verano.

Su padre era todavía una punzada a su corazón, y puede que siempre lo fuera. Le gustaba pensar que Dumbledore dijo la verdad, que Narcisso fue un buen amigo, que fue una buena persona aun con sus despistes, porque así lo recordaba ella, porque así quería recordarlo a él.

Estaba bastante tentada a un día abrir una librería cuando fuera adulta, hacer vivir el apellido Parkinson así como los Parkinson hicieron que los Bradley vivieran por tanto tiempo con Editoriales Bradley. Así como también, disfrutar del otro lado de su familia relacionado con el diseño y el modelaje. Podía hacer ambas, sería tonto no hacer todo lo que deseaba. Muy poco Slytherin, además.

Al llegar a estación de trenes, se encontraron con los Weasley: Ginny, Ron, Molly y Arthur. Año a año, se iban reduciendo los pelirrojos en King's Cross. Fred y George no regresarían este año, al igual que otros amigos, como Angelina, pero sin duda los gemelos seguirían siendo las almas de Hogwarts, después de todo, Sortilegios Weasley estaban arrasando y seguro estarían sus productos en todos los rincones del castillo.

También estaba allí Sirius Black, junto a Harry. De alguna manera, no le resultaba tan extraño ese par. Todo el mundo los miraba cuando los cruzaban, pero ellos parecían estar acostumbrados, orgullosos y felices de estar juntos como familia, y conversaban ajenos a los demás. Podía entenderlo e incluso empatizar con Harry. Sirius era su figura paterna y no pudo verlo durante años. Lo extrañaba, se preocupaba por él y solo podía sentarse y esperar a que alguien le quisiera contar algo, pero nadie lo hacía; tal como le sucedió con Narcisso. Se enteró luego de aquella salida a la playa de todo lo que Harry se había guardado en el pecho. Hermione le contó que aunque ella y Ron intentaban hablar con él, no les decía nada, solo cerraba sus sentimientos, o como mucho se enojaba si insistían. Pero al final todo salió bien: Dumbledore cumplió su palabra, porque había trabajado todo lo posible, incluso sacando a Sirius del mapa (llevándolo a Francia) hasta que consiguiera reunir todas las pruebas y presentar el caso en el Ministerio. Sirius era libre, y ahora Harry también.

Pansy se sorprendió al no ver a Luna por ningún lado, pero perderla de vista no era una novedad. Al entrar al tren vio a Isa a lo lejos, que levantó la mano para saludarla antes de que alguien sujetara su túnica y tirara de ella para que entrara a la cabina. Encontró a Neville, Sophie y Rachel hablando en uno de los pasillos. Se acercó a ellos, para saludar, aunque fue interrumpida por un cabezazo en sus costillas por parte de una pelirroja.

—¡Oye! Tú no me diste nada para mi cumpleaños.

—¿Todavía te acuerdas de eso? —bufó Pansy, sin devolverle la mirada a Ginny mientras intentaba ocultar su mueca de dolor.

Ron y Harry se acercaron a ellos también, y señalaron una cabina vacía, en la que se metieron todos menos Pansy y Ginny.

—Le diste un regalo a Luna y a Hermione, maldita.

—¡Bien, bien! Lo siento, toma —dijo, mientras revisaba uno de sus bolsillos. Giró el objeto entre sus dedos, guiñándole el ojo y ofreciéndole una sonrisa radiante—. Feliz cumpleaños atrasado, ten un knut, porque hoy me siento generosa.

—Te detesto tanto...

Pansy agrandó su sonrisa. En realidad, sí tenía un regalo para Ginny en su baúl, pero no se lo iba a dar tan fácil. Se trataba de un vestido que, en su opinión, la haría desmayarse y decir que Slytherin era la mejor casa de Hogwarts; por eso no se le envió por correo el día de su cumpleaños, necesitaba ver su reacción en directo.

—¿Qué está haciendo Hermione? —preguntó entonces Ginny, de repente olvidando su molestia.

En realidad... no tenía la más pálida idea de qué le había picado a su novia. Estaba mirando los costados de los pasillos, buscando algo. Resultaba un poco extraño, incluso se llevó a un estudiante de primer año por delante por accidente.

—¿Te parece que tengo su cerebro, como para saber lo que piensa? —preguntó también, pero con mucho sarcasmo.

—¿Tú? ¿El cerebro de Hermione? Imposible, eres tremendamente estúpida.

Antes de que Pansy pudiera intentar lanzar a Ginny por las vías del tren, Luna apareció, interponiéndose entre ambas mientras observaba a Hermione.

—Oh, vaya —se desanimó Luna—. Tenía la esperanza de que Hermione hubiera encontrado algún polwoky.

—¿Qué? —escupieron Pansy y Ginny al mismo tiempo. Esta sin duda era la mayor rareza que había dicho Luna desde que la conocía.

—Son pequeños, peludos y grises, la mayoría los confunde con polvillo. Les gusta roer madera para limpiarse los dientes, así que siempre hay bastantes en el tren.

—No estoy buscando eso —negó Hermione, que se había acercado y parecía al borde de una crisis nerviosa solo porque insinuaron que hacía algo tan ridículo—. Ayudo a Luna a buscar su collar.

—Tenía un pequeño oso de madera tallado —explicó Luna—. Un polwoky me parece la respuesta más obvia.

—¿Quieres más ayuda, Luna? —se ofreció Ginny.

Pansy de alguna manera terminó buscando polwokys por los pasillos del tren también, durante al menos una hora, hasta que al fin Ginny encontró el collar de Luna bajo un asiento de un grupo de Ravenclaw. Hermione convenció a Ginny de que no valía la pena una pelea, pero solo bastó una mirada entre Pansy y Ginny como para saber, aun sin verbalizarlo, que encontrarían la manera de cobrarles la misma moneda a esos Ravenclaw.

Se sentaron todos juntos en una de las cabinas, mientras charlaban sobre todo lo que podrían hacer este año. Ron insistió en que debían aprovechar que los ÉXTASIS no serían hasta el próximo año. Por supuesto Hermione recomendó que sería mejor estudiar desde este año para esos exámenes, y como era de esperarse, nadie se entusiasmó demasiado con su idea. Ginny, por otro lado, sintió una crisis interior al saber que le tocaría este año a ella estudiar para sus TIMOS. Durante quince interminables minutos le rogó a Hermione que por favor le regalara todos sus resúmenes, pero cuando Pansy le aclaró que los resúmenes de Hermione eran prácticamente del mismo tamaño que un libro completo, ya no le resultó tan atractivo conseguir la ayuda de "la mejor estudiante de quinto del año anterior".

Pansy salió de la cabina luego de dos horas. Todavía quedaba casi la mitad del viaje, pero le agarró el antojo de comer algo dulce. Se escapó sin que los demás la notaran, diciendo que quería estirar las piernas unos minutos, ya que no tenía interés de hacer recados para todos si se enteraban de que iría a buscar el carrito de dulces.

—¿Qué deseas querida? —preguntó la bruja del carrito una vez se acercó.

—Una Barra Mars, por favor.

Cuando le entregaron el chocolate, ella pagó, y al voltear para volver a su asiento, se sorprendió al chocar frente a frente con Daphne Greengrass. Su hermanita, Astoria, estaba allí también, unos pasos más atrás. Pansy, sin querer tentar su suerte, se movió un poco a la derecha para seguir con su camino.

—Perdón —masculló Daphne, cuando casi la había dejado atrás.

Esa no estuvo ni cerca de ser una buena disculpa. Daphne mantenía las manos apretadas en dos puños y clavaba su vista en el suelo.

—Yo también lo siento —agregó Astoria—. Mi hermana y yo pensamos mucho durante el verano —Pansy enarcó una ceja ante su explicación, sospechando que más bien Astoria obligó a Daphne a pensar, y que de hecho, quizá la estaba obligando a hacer esto también—. Fui una niña inmadura, prometo no volver a causarte problemas.

—Bien... gracias Astoria —murmuró, todavía escéptica.

Miró a las hermanas Greengrass. La menor parecía querer insistir en una disculpa mayor, pero Daphne se movió hacia adelante, con un paso firme y enojado, sin voltear a ver a Pansy. La pequeña Astoria miró a ambos lados, no del todo complacida con la interacción, pero al final aceleró el paso para ir tras Daphne.

Al entrar de nuevo en la cabina, Ron miró las manos de Pansy y soltó un quejido, diciendo que él también quería algo del carrito.

—Puedes buscarlo tú mismo —dijo, mientras se sentaba junto a Hermione.

. . .

Cuando el tren se detuvo en la estación de Hogmeade, todos los estudiantes comenzaron a salir ya con sus túnicas puestas y con bastantes ganas de cenar los deliciosos platillos de Hogwarts. Hermione intentó salir de la cabina, siguiendo a sus amigos, pero Pansy la detuvo, sujetándola por el codo. Ninguno de sus amigos se percató de ese detalle y salieron sin mirar si Pansy y Hermione los seguían.

—¿Qué pasa?

Pansy, en respuesta, se levantó del asiento. Caminó hacia la puerta de la cabina y la cerró. Apoyó su espalda en la puerta, mirando a Hermione con una sonrisa. Sus manos permanecieron ocultas tras su cuerpo, mientras buscaba la traba que solían usar para poder cambiarse los uniformes sin visitas inesperadas. El "clic" que sonó cuando giró el cerrojo alertó a Hermione, que levantó sus cejas con sorpresa y advirtió:

—Llegaremos tarde al banquete.

—Alcanzaremos a tomar el último transporte, no te preocupes.

—Suenas bastante segura —dijo mientras cruzaba sus brazos, sin querer ceder.

—Hermione...

La aludida se mantuvo firme, sin moverse siquiera un paso.

—¿Por favor?

Hermione apretó los labios, intentando no reír.

—¿Esa es la mejor idea que se le ocurrió a un Slytherin? ¿Rogar?

—No estoy rogando —bufó—. Soy una novia educada.

Hermione se acercó entonces, hasta que sus narices casi se tocaron. Cuando Pansy intentó acortar el espacio, la otra tiró su cabeza hacia atrás.

—No voy a rogar —dejó claro.

Las manos de su novia se movieron por el dobladillo de su camisa, arreglándolo para que quede recto, luego acarició sus hombros, alisando cualquier arruga en su túnica.

—Te amo —dijo Hermione con tanta convicción, que Pansy sintió su corazón responder, golpeando con fuerza su pecho.

Puso su mejor sonrisa presumida antes de decir:

—Lo sé.

En lugar de verbalizar un "idiota", la boca de Hermione se unió con la suya. Suspiró al separar sus labios, feliz por el contacto. Llevó una de sus manos al cuello, buscando la corbata de Gryffindor, ansiosa por desatarla, pero se congeló la escuchar otro "clic". Las manos de Hermione, que antes habían estado acariciando su cadera y su espalda baja, se habían escapado para encontrar el cerrojo.

Pansy abrió su boca indignada cuando su novia la soltó, rodeó su cuerpo y abrió la puerta. Hermione dio un paso fuera, quedando en el pasillo, y le extendió su mano con una gran sonrisa en el rostro. Parecía satisfecha, orgullosa de haber engañado a una Slytherin, incluso traviesa. Pansy suspiró, tenía la intención de conseguir esa sonrisa aquí mismo, pero no de esta manera. De todas formas, sujetó su mano, disfrutando la calidez.

—Gracias por ayudarme a salir de la cabina, mi mayor temor siempre fue perderme un año escolar —dijo con ironía.

—De nada, Parkinson —respondió con un tono burlón.

Mientras caminaban juntas por el pasillo del tren para poder salir, Pansy no tuvo duda alguna de que su sexto año en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería sería aún mejor que el anterior.

Fin.


AGRADECIMIENTOS.

Entonces... después de todo un año, el fic termina, así como terminó 5to año para nuestras protagonistas.

Muda de Piel fue publicado por primera vez a fines de marzo del 2020. Todo un año trabajando en esta historia, publicándola, hablando con todos ustedes... Un año en el que ustedes, todos los personajes del fic y yo, avanzamos. Incluso, si me pongo dramática, siendo como un Dumbledore 2.0, fue un año de cambios, acontecimientos inesperados, pérdidas, penas, y tantas alegrías como cualquier otro. ¡Estoy feliz de haberlo acabado! Y me muero de curiosidad por saber qué nos deparará nuestro nuevo año.

Muchas gracias por transitar conmigo esta pequeña aventura. Tuve una recepción mucho más cálida de lo que me hubiera imaginado y la verdad, me anima y emociona. Espero que les haya gustado el final, haber complacido sus expectativas. Personalmente me siento muy satisfecha, y con muchas ganas de intentar superar esta historia... ¡Así que eso haré! Si las chicas iniciaron su 6to año, creo que lo que me toca a mí es iniciar mi segundo fanfic, ¿no?

Hay dos en camino muy próximo:

El primero es uno más corto, escrito ya en su totalidad. Es de Narcissa y Hermione. ¡Y antes de que me linchen por el ship raro! Debo confesar que tengo una debilidad por las hermanas Black, y aunque quizá sorprenda, mi favorita es Narcissa. Siempre me resultó agradable leer/escribir a través de las vivencias de Hermione, así que eso + mi amor por Narcissa, creó el fic "Una Vida Normal". Aclaro, para que se hagan una idea, que Hermione es mayor de edad (y no me refiero a 18 años, porque seguiría siendo una niña prácticamente) y es en un universo alternativo donde no existe la magia, ni Narcissa hizo nada malvado o inmoral, ni tiene ideas supremacistas bla bla bla... En realidad, poco más allá de características generales del personaje (físicas y mentales), me tomé mucha libertad creativa. Considero que es un fic mucho más maduro que Muda de Piel, de temática psicológica (y también +18, advierto). Si les da curiosidad, ¡yo feliz de que quieran leerlo! Entiendo que es un ship poco popular, y la mayoría de las cosas escritas por ahí de ellas juntas son algo perturbadoras a veces... Pero creo que mi fic se puede disfrutar sin crisis morales e incluso sin haber leído nada sobre Harry Potter.

De todas formas, es un fic corto como bien dije, de alrededor de tres meses de publicación. Son 11 capítulos, uno cada semana. PERO, si no les gusta esta historia, tienen la segunda opción, una que incluye a Pansy, además. Así que pueden solo seguir mi usuario y esperar a que les salga la notificación del otro fic unos meses más adelante, a inicios de junio. O revisar mi perfil a mitad de año o antes, también válido, claro.

¿Te gusta Fleurmione? ¿Te gusta Pansmione? Entonces, ¡la tercera opción es la ideal para vos! Una versión más adulta de un romance, drama, y un poquito de mi característico humor. Y de hecho, con muchas peculiaridades que espero que los sorprendan. Podría darles spoilers para tentarlos... ¿Pero realmente los quieren? ¿No confían en mí lo suficiente ya, como para tener fe ciega si les prometo que es una historia bonita y que no va a traumarlos ni dejarlos llorando por los rincones? Quizá Una Vida Normal se desvía bastante de Muda de Piel, PERO ESTE, si les gustó Muda de Piel, imposible que no les guste este *golpea la mesa con convicción*.

Y por cierto, una pregunta para tener una idea de qué les gusta/qué quieren: ¿Les interesa que hayan relaciones sexuales explícitas? Voy a hacer lo que yo quiero al final porque siempre escribo para entretenerme y teniendo en cuenta qué es lo que necesita la historia, pero a la hora de decidir también está bueno tener el factor "¿Qué quiere el público?" en mente. Así que, insisto: ¿Interesados en lo +18 o no? Porque soy consciente de que me siguen muchos menores, pero también sé que irónicamente los menores muchas veces buscan ese contenido adrede... xd

¡Gracias a todos por su tiempo! Y si tienen más ganas de perder todavía más el tiempo conmigo, pueden encontrarme en Twitter con el usuario EKR173. Muy cada tanto hago dibujitos, fanarts u originales míos. Y muchas más veces, hago tweets tontos quejándome de la vida, como buena cuenta de Twitter. uvu