Ema después de ser salvada por sus señores. Fue que apareció en un mundo bello. Un mundo que daba la apariencia de ser un pedazo perdido del universo. Las arenas en sus pies de color azul y verde. Sintiéndose como suaves caricias a su persona. Estelas de luz. Apareciendo y desapareciendo. Sin una brisa de aire que detuviera aquel ritual. Ajeno al mismo lugar. Suspirando fue que comenzó a caminar con lentitud. Tratando de encontrar algo. ¿Qué era? No lo sabía. Pero siguió adelante. Segura y tranquila. Admirando su alrededor. Ese mundo sin luna ni sol. Era increíble. Ojalá sus hermanos pudiesen ver aquel hermoso espectáculo. Hermanos... ¡Eso! Sus hermanos. Eso es lo que ella buscaba.
Su mirada entonces encontrándose con una extraña nave a lo lejos. Brillante metal amarillo tan parecido al oro. Quizá allí encontraría una pista. O una forma de volver a verlos. Después de todo sus señores fueron bastante claros con ella. Yuma-sama y Astral-sama prometieron encontrarlos a todos. Salvarlos de un mundo oscuro, lleno de culpas y dolor.
Sus pasos la llevaron hasta casi estar al frente de aquella nave. Y apenas sonriendo por su pequeño logro. Fue que en la punta de la misma. Diviso lo más bello que sus ojos pudieron mostrarle. Un hombre de armadura blanca y piel azul era quien se mostraba orgulloso. Tranquilo. Mirando a lo que parecía la nada misma.
Su corazón entonces sintió por un momento el alivio. La dicha de encontrarse con quien creías perdido. Su hermano Erí estaba ahí. Y entonces sonriendo fue que estiro sus alas. Dispuesta a volar hasta él. Hasta que su mismo hermano le miro. Levemente sorprendido. Estupefacto.
Minutos pasaron. Lo cual parecían horas para ella. Hasta que aquel hombre bajo hasta su ubicación. Acercándose y abrazándola al momento. Ella con los brazos abiertos. No pudo hacer más que recibirle. Correspondiendo aquel abrazo. Acariciando aquella piel ajena. Sus alas envolviéndose con suavidad alrededor de Erí. El cual. Lloraba en silencio. Feliz de encontrar una vez más a una de sus hermanos. Agradeciendo a sus Reyes por tan benevolente carisma. Por tan amable decisión. Aun cuando él les ayudo a salir de aquellos recuerdos tan oscuros. Tan... Reveladores.
Ambos hermanos quedaron en esa posición hasta que quedaron satisfechos. Alegres y seguros de que la persona a su lado no se volvería a ir jamás. Y apenas separándose un poco, fue que se miraron a los ojos. Esperanzados. Anhelando que aquel encuentro durara un poco más. Queriéndose olvidarse de la batalla fuera de esas tierras detenidas en el tiempo.
Más todo lo que inicia, debe terminar. Y alejándose poco a poco. Aun sin perder ese suave tacto de sus manos. Fue que se sonrieron. Sentándose en aquellas arenas tan suaves y bellas. Una conversación fue lo que nació de inmediato. Manteniéndolos ocupados durante horas.
Relatos oscuros como buenas anécdotas salieron a la luz. Ninguno paro al otro en ese sentido. Hablando como en los antiguos tiempos. Apenas y notaron una luz dorada. La cual les llamaba con urgencia. Ema miro en aquella dirección. Erí entendió el significado. Fue que ambos acudieron al llamado. Dispuestos a dar la vida por sus Señores.
La batalla vivida momentos después fue algo que les hizo recordar sus antiguas peleas. Sus orígenes. Y contemplando como su Señor Astral tomaba ventaja en ella, fue que se dieron por bien servidos. Aunque un poco decepcionados de sí mismos. Pues se supone que ellos deberían proteger a su Rey. No al revés. Más aquella sensación paso rápido, ya que una vez más fueron testigos de la nueva fuerza de su Señor. El cual comparado a su antiguo monarca había un enorme abismo de poder. Uno muy abrumador.
Y viendo como un nuevo hermano se les unía a ellos. Era como una recompensa. Ahora eran ya tres hermanos unidos para cumplir su verdadero propósito. Su verdadero deber.
Los tres tiempo después fue que regresaron a la nave. Dispuestos a recuperar el tiempo perdido. Hayato, como se hacía llamar ahora su hermano les abrazo como si su vida dependiese de ello. Ambos no necesitaron más para corresponderle. Alegres y felices de aquel reencuentro. Dejando un poco de lado al Caballero que no dudaba en gritarles que lo liberaran. Ellos simplemente le miraron con melancolía. Y sabiendo cual era su destino. Fue que decidieron ir dentro de la nave, tal y como lo dijo Erí. Alejándose por ahora del prisionero. Su hermano.
El tiempo siguió su curso. Y parecía que aquel Caballero se resignaba a estar en el lugar. Erí, Ema y Hayato le miraban y le hablaban de vez en cuando. Tratando de que les recordara. Teniendo poco éxito en hacerlo. Ya que al parecer, él al igual que Ema y Hayato. Sus recuerdos se mantenían sellados. Así que confiando ciegamente en sus Señores. Esperaron. Pacientes y constantes. Hasta que sus llamados silenciosos fueron escuchados. Pues ahora cuatro jóvenes aparecieron cerca del Caballero. Sus miradas serías y decididas decían mucho de ellos. Los Guerreros entonces supieron a que habían llegado. Y sintiéndose dichosos. Fue que se acercaron a sus Señores. Inclinándose ante ellos.
Yuma y Astral les recibieron felices. Ciertamente un poco descolocados por si repentina aparición. Más dejándolos ser fue que les saludaron con el mismo respeto que ellos obtenían.
-Saludos. Ema, Erí, Hayato. Veo que han estado bien. Sus fuerzas han sido restauradas así como sus heridas...Me alegro mucho por ello. ¿Han disfrutado de la tranquilidad de su estadía?-Cuestiono aquel Rey. Hablando apenas suavemente. Como si se tratara de un padre a sus hijos.
-Sí. Todo ha marchado bien desde que hemos llegado... Le agradecemos sus palabras. Y deseamos con la misma intención que ustedes Majestades estén bien, al igual que el heredero o la heredera-Menciono Ema. Sonriendo a sus Señores felizmente, siendo imitada por sus hermanos. Los cuales asintieron en acuerdo.
-Ya veo... ¿Saben entonces por qué estoy aquí?-Preguntó de nueva cuenta el peliblanco. A lo que los Guerreros asintieron con seriedad.
-Claro mi Señor. Es por el Caballero... ¿Es hora de liberarlo?-Menciono Hayato. Mirando de reojo al prisionero. El cual mostraba heridas hechas por las mismas cadenas que le aprisionaban. Delatando su intento de escape.
-Así es Hayato-san... Es hora de ir avanzando ¿No les parece?-Dijo el Reina. Sonriendo tenuemente. Mientras comenzaba a avanzar en dirección al prisionero. Siendo seguido muy de cerca por su amado y por sus amigos.
Aquellos Guerreros de inmediato se apartaron. Dejándole el pase libre a sus monarcas. Siguiéndolos de cerca. Sacando sus armas solo por precaución. Pues el Caballero les miraba de mala manera.
Kaito y III se detuvieron a un lado de la pareja. Los cuales solo miraban decididos a aquel prisionero. Quien les devolvía la mirada a modo de reto.
-¡Hola, Hola! Veo que una bella Dama ha llegado a mi rescate. No esperaba menos de mí... -Menciono con cierta arrogancia en su voz. Ocasionando que Yuma le mirara enojado- Oh vamos dulzura. No me digas que mi belleza no te impactó...
-¡Por supuesto que no idiota! ¡Además deja de decirme dulzura! No eres quien para llamarme así... Y por favor. Deja de referirte a mi como mujer... Soy hombre tonto...-Revelo con molestia el embarazado. Ocasionado que aquel Caballero colocara una mueca de incredulidad.
-¡Imposible! Pero si... Te ves muy femenino...
-¡¿Qué?!-Exclamo el menor claramente disgustado. Un aura oscura rodeándole. Una tenue risa se escuchó al rededor. Producto de un III bastante de acuerdo con el Caballero.
-Oh vaya. Olvídalo... Bueno que se le va hacer... Creí eras una bella Dama. Supongo puedo conformarme...-Soltó Soberbia. Desatando sin querer la ira del peliblanco. Quien no dudo en asestarle una de sus miradas más frías y mortales. Haciendo que el Caballero solo pasara saliva duramente. Casi lastimando su garganta. Quizá debía mantener la boca callada por ahora.
-Como sea... Terminemos esto rápido-Anuncio el menor, alertando a sus acompañantes. Los cuales de inmediato retomaron sus posiciones- Bien, Bien. ¿Podrás decirnos cuál era tu misión?
-...-El Caballero pareció pensarlo. Más cerrando sus ojos, solo negó-No. No. No puedo recordar... Quizá si me das un pequeño besito pueda hacerlo...-Menciono mirando al embarazado, el cual de inmediato dio un paso para atrás. Ocultándose levemente con su prometido. Quien ya estaba apunto de sacar su arma. Hasta que el pelirosa grito.
-¡¿Cómo te atreves si quiera a pensar que estas en posición de hablar y pedir favores?! ¡Deberías agradecer que te dejamos vivir maldito imbécil!...- Kaito vio el momento de intervenir.
-Kufufu... Al parecer quiere que le recordemos su posición... ¿Que dices Astral?-Menciono III acercandose con hostilidad al pobre tipo que pedía ser golpeado a gritos.
-Será un placer...-Menciono con voz arrogante el mencionado. Mientras el Caballero veía como el trio se acercaba a su posición. Y esperando lo peor. Fue que volvió a reprimirse. ¿Por qué debía hablar cuando no?
Un golpe certero sonó. Seguido de otro. Y otro más. Bastantes a decir verdad. Los Guerreros que miraban la escena mejor atinaron a desviar la mirada ante tremenda paliza que le estaban propinando al pobre de su hermano. Ya hasta sentían lastima por él. Yuma miraba con ligera satisfacción mientras daba ánimos a su amado. El cual parecía recién sacado del manicomio. Al igual que los dos que le ayudaban. Sonrisas tétricas adornaban sus rostros. Ese era el perfecto desestres que tanto pedían.
Un tiempo prolongado paso hasta que el trio decidió que era suficiente. Y dejando medio moribundo al prisionero fue entonces que Astral decidió actuar de inmediato. Pues un Guerrero era de más utilidad que un Caballero pervertido.
Así que, chasqueando sus dedos. Fue que sus ropas, como las de sus compañeros, se arreglaron y limpiaron. Los cuales le miraron satisfechos y felices por el reciente ejercicio ejercido. El menor acercandose fue la señal perfecta para volver a comenzar aquel ritual que ya se sabía de memoria.
Liberando de sus cadenas a un inconsciente Caballero fue que se acercaron a él. Tomando una de sus manos fue que símbolos extraños aparecieron debajo de ellos. Al igual que susurros apenas perceptibles.
Cadenas era lo que salió del sello. Las cuales volvieron a envolverlos con suavidad. Como apenas y una leve caricia. Astral entonces recitó aquello que venía.
- Cadenas de la vida y del destino. Por favor, enlácenos con el tiempo y el universo mismo. Ayuden a retirar los rastros de maldad y de oscuridad. Llévense consigo aquello que no es visto. Curen el corazón que hoy besan y abrazan. Da la libertad a esta alma que hoy ruega por ustedes. ¡Libera al Caballero del dolor y sufrimiento! ¡Arrastren al abismo el sello que hoy porta! ¡Libera al Guerrero durmiente en su interior! ¡Libéranos!
Aquellas cadenas, como anteriormente actuaron fue que se movieron cual serpientes. Y envolviendo a los tres hombres, fue que amontonándose desaparecieron en estelas de luz y energía. Removiendo el Sello de Mahad en el Caballero. El cual comenzaba a despertar.
Girando su vista fue que se topo a uno de sus verdugos. Y a un bello ángel que lo tomaban de su mano. Y mirándolos, fue entonces que comenzó a recordar quién era realmente. Entrando rápidamente en pánico por actuar contrariamente a lo que se supone él era. Un Guerrero reservado, serio y respetuoso.
Astral noto la mirada confundida y aterrada de su prisionero. Y observando como es que comenzaba a recordar. Fue que dio inició al último ritual para salvar a ese pobre sujeto. Haciendo uso de su concentración fue que un nuevo círculo ritual apareció. Y un nuevo susurro nació.
- Por favor, escucha mi llamado. Oh, Gran Señor del bien y la sabiduría. Ata de nuevo estos destinos que fueron separados mucho antes de nacer. Ata con tu gloria y tu nombre, estas vidas que hoy se muestran ante ti. Conviértenos en lo que el otro necesita y Ayúdanos en el peligroso camino a recorrer. ¡Que el Rey y su sirviente caminen hasta donde la vida los lleve! ¡Que la fidelidad sea su fuerza! ¡Y que la luz guíe de nuevo en sus vidas y en sus mentes! Oh gran Señor de la Sabiduría eterna. ¡Escucha la promesa muda de nuestros corazones! Y Mantén tu fe en nosotros, tus hijos, que liberarán a tu pueblo. ¡Que la verdad sea dicha! ¡Átanos!
Una bella luz nació de pronto del centro del circulo. La cual envolvió poco a poco aquel Caballero mal herido. Borrando poco a poco su imagen. Volviéndolo casi un cascaron vacío. El cual comenzó a despedazarse poco a poco. Energía siendo esparcida de un lado a otro a través de aquellos pedazos del cuerpo del antiguo Caballero. Hasta simplemente desaparecer como el mismo.
Estelas y fragmentos de cristal blanco iban de aquí allá. Jugando con la energía de aquel mundo apartado del tiempo. Los cuales después de unos segundos, comenzaron a unirse en un punto dentro de aquel circulo. Mostrando poco a poco a un nuevo ser. Uno realmente bello. Pues su piel azul y sus joyas en su piel, hacían resaltar su mirada violeta. Siendo vestido después por una armadura ligera, la cual era adornada por tela blanca y dorada. Siendo terminado de vestirse por un par de gafas plateadas. Las cuales descansaban con suavidad en el puente de su nariz, ligeramente respingada.
El Guerrero de la Sabiduría y la Guerra nacía de nuevo. Orgulloso ante sus Señores. Avergonzado por sus anteriores comportamientos. E hincándose ante sus Monarcas fue que ayudo a contribuir con lo último de aquel ritual.
Yuma y Astral pasaron a pararse. Tomando su postura imponente y orgullosa. Tomando de las manos a su nuevo Guerrero fue que aquel circulo se despegó del suelo. Desapareciendo una vez alcanzo el vacío de aquel espacio. Sellando entonces aquel ritual sagrado.
Erí, Ema y Hayato veían esto con ligero orgullo y alegría, pues un nuevo hermano había sido rescatado. Salvado. Mientras Kaito y III dejaban sus discos de duelo de lado. Los cuales volvieron a esconder entre sus ropas. Y acercandose fue que escucharon la conversación que sostenían sus amigos con aquel Guerrero. El cual seguía hincado. Suplicando.
-¡Perdónenme! ¡Por favor! No puedo saber si quiera como redimir mis acciones vergonzosas y poco dignas de nuestra causa. Nuestro deber... Pido su perdón a ambos. Esencialmente a usted mi Reina... Ahora entiendo el castigo aplicado por el Rey y sus Guardianes. Comprendo y apoyo esa acción...-Yuma solo rio con ligera incomodidad. Pues sabía bien que lo que hizo su amado fue por celos. En lugar de un castigo. Sus amigos por otro lado, fue solo venganza. Así que dejando de lado aquellas malas escenas fue entonces que hablo.
-Has sido perdonado desde que comenzamos a liberarte... No debes preocuparte más. Así que por favor levanta la cabeza en alto. Y sigue con tu deber...
Aquel Guerrero negó levemente. Hasta que su Rey menciono algo más.
-Deberías hacerle caso Rem... Ya has desobedecido lo suficiente hasta ahora. No querrás que tu agonía se haga más larga...
Rem entonces levanto su vista. Topándose con dos alegres Monarcas. Cada uno felices por distintas razones. Astral por haberse desquitado de él. Y Yuma por tener de regreso a un Guerrero más para protegerlos a ellos. Especialmente a su bebé. Así que asintiendo con alivio fue que procedió a pararse, tomando una postura autoritaria, amable y cálida. Sabiduría siendo desprendida de sus ojos.
Los presentes miraron esto como una buena señal. Y acercandose un poco más. Fue que una nueva escena dio paso. Pues aquellos hermanos pasaron a saludarse. Abrazarse y a dedicarse palabras de aliento y animo. Pues Rem seguía levemente afectado por lo sucedido. Aun cuando su verdadera personalidad era mayormente tímida y seria.
-¡Has vuelto a casa! Es un honor verte de nuevo hermano...-Menciono Ema con lágrimas en los ojos.
-Opino lo mismo que ella-Dijo Hayato, feliz de ver una vez más a su hermano mayor- Si que eres un hueso duro de roer. Ni siquiera nosotros pudimos hacerte entrar en razón hasta que nuestros Señores llegaron...
-Muchas gracias por ser tan pacientes conmigo...-Agradeció Rem. Claramente enternecido por sus hermanos.
-¿Que dices? Es normal. Después de todo tú fuiste quien nos enseñó muchas cosas. Incluso el pelear...-Menciono con alegría Erí. Envolviéndolo en un abrazo más.
Aquellos hermanos mantenían aquella bella reunión, hasta que el cuarteto de amigos, dejando pasar un tiempo más, fue que decidieron proceder con el verdadero propósito de haber salvado al Guerrero de la Sabiduría y la Guerra. Cuestionarle aún más acerca de lo sucedido anteriormente en la Tierra.
-Rem... ¿Crees que podemos hablar seriamente esta vez?-Preguntó Astral. Llamando la atención del mencionado. El cual de inmediato se separo de sus hermanos. Dando una reverencia a sus Señores. Asintiendo con seriedad.
-Por supuesto...
-Bien. En ese caso...-Menciono Yuma, mirándole con calidez- ¿Podrás hablarnos acerca de las cartas que usaste? ¿Quién te las dio?
-...-El Guerrero pareció meditarlo, hasta que asintiendo un par de veces. Fue que respondió- Sí. Aquellas cartas que se me fueron otorgadas son originalmente provenientes del poder de Don Milenario... De Aren-sama...
-¿Aren-sama?-Cuestiono Kaito mirando al Guerrero.
-El nombre verdadero de Don Milenario...
-Interesante... No creí que tuviese un nombre...-Divago III. Llevando una mano a su mentón. Mirando al cielo del lugar.
-Sí. Él se llama Aren. Pero sigamos por favor-Menciono Astral queriendo pasar rápido por eso. El Guerrero entendiendo a su Rey, fue que atendió lo pedido.
-Por supuesto. Don Milenario le dio aquellas cartas con parte de su poder sellado a Hatorando. El cual de inmediato me las dio a mi para usarlas. Su objetivo siendo el mismo. Capturar a Astral-sama y eliminar a Yuma-sama. Sin importar el daño colateral o las consecuencias...
El cuarteto de amigos volvieron a rectificar la información dada. Era lo mismo que con Erí, Ema y Hayato. Ahora sabían que Don Milenario tenía mas trucos bajo la maga. Más de lo que tener cuidado. Bien parecía que no sabrían el verdadero motivo detrás de toda aquella fachada hasta que el mismo Don Milenario la diera a conocer.
-Ya veo... Gracias Rem. Has sido de ayuda...-Menciono Yuma levemente decepcionado. Hasta que aquel Guerrero volvió a hablar.
-Esperen... Hay algo que deben saber... Don Milenario planea atacar en un futuro lejano al Mundo Astral. Ha conseguido magia arcana, antiguamente poderosa y oscura... A ciencia cierta. No sabemos bien incluso nosotros hasta donde llega el alcance de ese nuevo poder. Pero... Si sabemos que será usado pronto... Tenemos que prepararnos para la lucha que será librada...
La pareja paso a tensarse levemente. Mientras su mirada se volvía sería y decidida. Pues, no es que no hayan contemplado aquel escenario. Si no más bien, que aquello subía de peligrosidad al ser mencionado por aquel Guerrero que sabían era uno de los principales estrategas del antiguo Gea. Así que asintiendo, fue que retomaron con seriedad su propio papel en sus planes y en su Reino.
- Parece que estábamos en lo correcto cariño...- Menciono Yuma a su amado a través de sus corazones.
- Eso me temo... En ese caso debemos apurar los recuerdos para verlos con antelación...
-Estoy de acuerdo...
- Además de... También hablar con mi... Padre sobre esto... Quizá el sepa algo o tenga algún sello...
- Estoy contigo Astral... No estas solo. No te preocupes... Lo lograremos pronto...- Termino el menor. Dando una leve caricia en el brazo a su amado. El cual de inmediato le tomo de la mano. Haciendo que entrelazaron sus dedos.
No podían seguir retrasando lo inevitable. Y ambos sabiéndolo. Se apoyaron mutuamente en silencio.
El mundo Astral dependía de ellos. Además de su bebé.
Kaito al ver la seriedad de todo el asunto, fue que se prometió así mismo ayudar hasta donde le permitiera su mente, su cuerpo y su vida. Mientras III pensaba algo similar. A la vez que se preocupaba por la pareja. ¿Es que acaso no podían estar tranquilos ni vivir en paz? De verdad que deseaba tener enfrente a Don Milenario. Pues estaba dispuesto a hacerlo desaparecer para siempre de la faz de los tres mundos. Más tomando una bocanada de aire. Fue que se tranquilizo. Las cosas debían tonarse con cuidado y suma seriedad. No había cabida para los errores ni para tontas discusiones.
-Entendemos... Gracias por avisarlos Rem-Agradeció Astral ligeramente cansado. Pensando como modificar sus planes sostenidos con su prometido. Pues aunque fuese negativo lo mayormente descubierto, ahora tenían un punto de referencia por el cual diseñarlos mejor. El mencionado noto esto. Y con una nueva reverencia no dudo en pedir perdón.
-Siento ser el portador de malas noticias... Pero es algo que debía saberse...
-Esta bien Rem-san... Por favor no te aflijas... Sabemos lo que esta pasando y queremos ayudar en lo que podamos-Explico el embarazado. Sonriéndole tenuemente.
-Tenemos que tomar cartas en el asunto... Pero me temo que eso será después de dar a conocerlos ante el pueblo Astraliano...-Anuncio el peliblanco atrayendo las miradas de los Guerreros.
-¿Astral-sama se refiere a...?-Cuestiono con nerviosismo aquella ángel. La cual movía levemente sus alas.
-Sí... El Mundo Astral les dará muy pronto la bienvenida Ema... Será mejor que nos acompañen...-Menciono Astral sonriendo levemente con alegría. Una bella luz proyectándose en sus ojos heterocromos- Es hora de que salgan de nuevo al mundo.
Y aquellas palabras bastaron para hacer sonreír a los Guerreros. Los cuales no dudaron en hincarse ante su Rey y su Reina. Mencionando al unísono un sí. Llenando de orgullo a sus monarcas, los cuales se miraban en complicidad. Sus planes poco a poco tomando forma.
