Hola a todas, espero sigan bien de salud, voy a dejar comentarios generales porque ando media ocupada, con trabajo y me metí a 7nos cursos de inglés para poder titularme de mi posgrado, ademas hago esos trámites porque los he postergado mucho, ya saben que voy lenta pero segura. Les tengo una sorpresa que les quiero subir en estos días me inspire el día de San Valentín y les hice un one shot que bien puede después volverse capítulo para nuestra historia, lo estoy puliendo para poder subirlo y mi otra noticia es que estoy editando mi otra historia de UN SOLO CORAZÓN, así que pronto espero subirles capítulos nuevos.
Les agradesco sus comentarios, ArmonicadeTerry, Grace, Yessy, Mia8111, Australia77, Gaby39, Mispiy y Vane, les debo comentarios personalidades como desde hace tres capítulos, prometo que platicaremos pronto, me preguntaron de redes sociales tengo una página de Facebook que pueden encontrar con arrobacandycandyforever1 ya saben que la arroba va en símbolo pero aquí no la dejan poner, ahí pongo la liga de la historia cuando la publico, en mis redes sociales casi no pongo nada a menos que haga algún análisis pero si me quieren buscar en todas estoy como risumimiecha, igual le agregan la arroba.
Bueno las dejo que disfruten el capítulo y síganse cuidando que a mi me encanta leerlas.
La historia de Candy Candy no me pertenece es de la escritora Kyōko Misuki, yo solo se la tomo prestada sin fines de lucro para divertirnos un poco con los personajes.
El siguiente contenido puede tener escenas que dañen la sensibilidad de las personas, si no les gusta este tipo de historias absténganse de leerla
Capítulo 49
Para Terry los días que había pasado en el castillo eran un suplicio, al principio no estuvo tan mal la duquesa no estaba, así que pudo disfrutar de su casa. Aunque realmente no entendía porque su padre lo había obligado a recuperarse ahí, cuando el médico lo reviso ya no hubo necesidad de hacerle nada, solo le agrego un desinfectante y le dio un tónico para el dolor, Candy había hecho un excelente trabajo de curación así que bien se pudo recuperar en el colegio, se le hizo terriblemente exagerado que lo mandaran una semana a casa y lo peor de todo es que no hubo tiempo de avisar a la pecosa; después de estar en su habitación pensándolo mucho descarto la idea de mandarle un mensaje, pues si las monjas lo leían se enterarían de la verdadera causa de su herida y de la escapada de Candy en la madrugada. No tenía duda estaba atado de manos, su padre como era de esperarse no creyó la excusa del trinchó pero tampoco consiguió sacarle la verdadera versión, el joven inglés tenía lo sospecha que lo mantuvo en casa para vigilarlo en esos días o quizá le apenó que usara un bastón para apoyarse y esto le causaba vergüenza que el hijo del duque estuviera incapacitado temporalmente, Terry meditaba sobre los días pasados en la biblioteca del castillo mientras fingía interesarse en la lectura.
-Seguramente un Granchester no podía dejarse ver vulnerable y el asunto del bastón lo incómodo por eso me trajo aquí- Terry murmuraba mientras el sol le daba tonos rojizos a su rostro- a la mejor no fue tan malo recuperarme aquí, si Candy me hubiera visto se hubiera preocupado más de lo que ya estaba y podría pensar que no me auxilió correctamente.
Candy, lo preocupaba de verdad, sabía que la encontraba interesante pero jamás se había sentido tan ansioso al pensar en ella, no saber si se encontraba bien, si las monjas la habían encontrado o tan solo pensar que seguramente ella estaría esperándolo en la segunda colina de Ponny y el no llegaría lo intranquilizaba, otra de las cosas que lo mantenía preocupado era esa nueva maldita costumbre de sólo estar pensando en ella. Terry se levanto molesto, no entendía lo que sentía y mucho menos por alguien que apenas conocía, no se justificaba una simple amistad con las ganas que tenía de verla, y después de salir de la biblioteca se fue a su recámara otra vez para no encontrase a la esposa de su padre, no estaba de humor para una discusión con esa mujer, lo que más necesitaba era un cigarrillo y en el castillo no podía fumar, para colmo de sus males la armónica que le había regalado la rubia y que tanto le ayudaba a desahogarse se había quedado en la chaqueta del uniforme del colegio. Se recostó en su cama y se tapó la cabeza con la almohada en busca de más oscuridad, la cabeza le estallaba de tanto pensar y lo único seguro es que solo tenía que esperar un día más para salir del castillo, aunque sabía que le quedaba toda una vida de encierro por ser el próximo duque.
El guapo inglés no se había equivocado, Candy había pasado todos los días de la semana buscándolo con la mirada en las áreas comunes y se le había hecho costumbre ir a la colina antes de la merienda, esperaba el atardecer y se iba, su animo había ido decayendo conforme los días pasaban sin poder encontrar a Terry, mientras que su alegría se apagaba su preocupación crecía, en todo ese tiempo había pensado que hasta Terry quizá había sufrido una infección grave y quizá había muerto, aunque rápidamente alejaba esas ideas y se concentraba en pensar que pronto lo vería recuperado trepado sobre una rama y la embromaría como era su costumbre. Ese sábado no fue a cenar, estaba muy distraída y quería aguardar en su cuarto por si a caso la luz de la habitación de Terry se prendía.
-Annie ¿Qué le pasa a Candy?- pregunto Archie a su novia después de la cena, se habían escapado un momento a la parte trasera de la residencia de las señoritas.
-No nos ha querido decir, seguramente son cuestiones femeninas, no te preocupes esta noche Patty y yo tenemos planeado hablar con ella- Annie le tomo la mano y le sonrió, Archie hizo lo mismo y se quedó junto a ella viendo las estrellas.
Un rato después la ojiazul entro a la residencia y fue a buscar a Patty, ambas chicas buscaron a Candy que estaba parada frente a su balcón contemplando la oscuridad, la pecosa había pensado en escaparse al cuarto de Terry antes de que la ronda pasara para averiguar algo sobre la salud del inglés, pero tenía que esperar a que todas regresaran a sus recámaras después de cenar. Las muchachas llamaron a la puerta pero la rubia no contesto, lo hicieron dos veces más y al no tener respuesta decidieron entrar.
-Hola Candy, llamamos a tu puerta pero creo que no escuchaste por eso entramos, pensamos que te pasaba algo- dijo Patty amable.
-estábamos preocupadas, no bajaste a cenar y tú tienes muy buen apetito, ¿te sucede algo?- pregunto Annie.
-No, es solo que estaba cansada y decidí quedarme aquí a leer- Candy era muy mala mentirosa.
-Stear y Archie están un poco preocupados por ti, esta semana los viste muy poco y pensamos…- Annie no sabía cómo abordar el tema.
-Annie y yo creemos que quizá extrañas a Anthony, no sabemos si te sientes triste porque no has tenido noticias de él desde hace mucho y….- Patty veía la reacción de Candy, la rubia estaba más pendiente de la ventana que de la platica.
-¿Anthony dices? ¿Que no dijo Stear que está en Suiza recuperándose? Y que todo va bien con él…Patty discúlpame te prometo que la próxima vez que coincidamos con Stear te lo presentaré, he tenido la cabeza en otro lado y no he sido buena amiga- dijo Candy tratando de olvidarse de Terry para poner atención en lo que decían sus amigas.
Las dos amigas de la rubia estaban muy desconcertadas al ver como la rubia debía a la conversación sobre Anthony y no es que no le importara pero la falta de comunicación de parte de él y que la tía abuela no la deje acercarse le hacía suponer que era mejor mantener su distancia con el rubio, prefirieron hablar de otras cosas y no tomaron el tema de Anthony de nuevo por lo evasiva que se portaba la pecosa, Patty creyó que a Candy le dolía mucho el saber que su amigo de Chicago tenía una prometida, ya que Candy nunca escondió que a ella le gustaba, Annie en cambio lo vio de otra manera, le causaba curiosidad porque a Candy le importaba tan poco Anthony, cuando ella había visto como se desvivía por el muchacho, esto la llevó a sacar sus propias conjeturas y se preocupó ¿Qué había pasado en su habitación esa noche que Terry había entrado en ella? La ojiazul no entendía que hacía Terry ahí y sabiendo la mala fama que tenía el inglés le preocupó que se hubiera aprovechado de su amiga, si no Candy porque salió en la madrugada, seguramente a pedir ayuda o escapando de él y si lo pensaba detenidamente, el estado de ánimo de su amiga había cambiado desde ese día.
-Candy, sabes que puedes contarnos lo que sea ¿cierto? Que nosotras te apoyaremos y ayudaremos siempre.- dijo Annie sería.
-Lo sé Annie y te lo agradezco- Candy ya no entendía nada.
-¿No te ha pasado nada en estos últimos días?- Annie miraba atenta a Candy, Patty las veía con curiosidad.
-¿A mi? No realmente, creo que me he portado bien estos días como para que me pase algo, tranquila Annie yo estoy bien, creo que es tarde y debemos dormir o mañana me costará trabajo levantarme.- Candy se levanto para buscar su pijama, la ronda no tardaría en pasar y si las encontraban ahí reunidas las volverían a reprender.
-Bueno Candy si quieres hablar con nosotras puedes hacerlo cuando quieras.- Patty se levanto y camino hacia la puerta.
-De Anthony o de quien quieras puedes contarnos, nos gusta poder ayudarte y sabes que somos incondicionales contigo.- Annie la vio y se dirigió detrás de Patty al pasillo.
-Buenas noches- dijeron ambas y se fueron.
-Que raras y que mala suerte tengo, la ronda ya viene y ya no podré ir a ver si puedo averiguar algo sobre Terry, que extraño hacía mucho que no me acordaba de Anthony, hoy pediré por ellos en mis oraciones.
El domingo paso de forma lenta para los rebeldes y de una forma tranquila para el resto de los alumnos incluyendo a Elisa, la pelirroja cuando regreso al colegio se había visto triste y apagada, pero con el paso de los días fue olvidando lo que le pasaba, Jonathan no la había buscado desde que llego, ella lo había visto poco en la escuela, sus amigas y Neal habían dicho que ya había conseguido lo que quería de Caroline porque últimamente se la pasaban juntos y escondiéndose de las monjas. La rubia inglesa le sonreía con suficiencia cada vez que pasaba junto a ella y eso le confirmó los rumores a Elisa. Esa actitud le molestaba a la pelirroja, ver que su reputación seguía siendo motivo de habladurías le causaba mucha molestia y para acabar con el cuadro las huérfanas ya eran íntimas amigas y el resto del colegio lo aceptaba. Esa mañana se le había ocurrido poner en práctica su plan.
-¡Jonathan!- Elisa había ido a esperar al joven Green afuera de los establos de la escuela.
-¿Qué quieres Elisa? Veo que ya te encuentras bien, dime algo ¿sigues embarazada?- le pregunto con voz más baja a Elisa.
-No se de que me hablas- la pelirroja se hacía tonta
-Era mentira ¿entonces? ¿Que buscabas?- pregunto el joven un tanto desconcertado.
-La verdad no se de que hablas, estuve en casa con una fuerte infección en el estómago, he vuelto y pensé que te gustaría…no se que pasáramos un rato juntos.- Elisa le coqueteaba sutilmente.
-¿Por qué querría estar contigo? Caroline me complace en todo lo que quiera, como imaginarás ella accedió a darme sus favores ya que soy su prometido.- Jonathan reí cínicamente- tu mejor sabes de que hablo Elisa.
-Si supongo que te dejará estar con ella, pero sabiendo lo insípida que es no puedo creer que te tenga conforme; lo que si se es que jamás tendrás lo que tenías conmigo, nadie tiene mi fuego querido.- Elisa le acaricio la mejilla- tendré que buscar a otro que le guste disfrutar de verdad- la pelirroja se alejo contoneándose.
Al ver que Jonathan la ignoraba completamente, se fue a buscar a Sebastián el mejor amigo del rubio, aunque primero se fue a poner su traje de montar que le quedaba muy ceñido para poder provocarlo, Elisa tenía encomendada una misión por parte de su madre, debido a que la tía abuela había hecho que Anthony quedara libre del compromiso ella requería buscar un nuevo pretendiente e iría a la caza de uno de los más importantes del colegio a pesar de su obsesivo enamoramiento por Jonathan tenía que obedecer a su madre, pero ella cambiaría un poco el plan, ya que intentaría conquistar al que considerara el rival del joven Green y que mejor deshonra que cambiarlo por su mejor amigo, de todos modos ella ya había estado involucrada un par de veces con él en America.
Encontró a Sebastian McKenzie en el salón de entretenimiento jugando ajedrez con un chico que ella no conocía.
-Hola Sebastian- Elisa llevo sonriéndole coquetamente.
-Hola Elisa, ¿Qué extraño que me buscas? Veo que Green te boto si no fuera así no estarías aquí- el joven moreno no le dio importancia que estuviera acompañado y le hablo directamente, aunque jamás levanto la mirada del tablero- te toca Irvin y dime Elisa ¿me equivoco?
Irvin Brumby soltó una risita ahogada y aunque la disimuló bien, la pelirroja lo observo con molestia, el muchacho no pudo evitar mantener una sonrisa de burla mal disimulada en el rostro.
-¿Qué pasa Elisa? ¿Viniste o no a decirme que quieres divertirte conmigo?- presiono Sebastian
-Tal vez a lo que vine ya no importa, quizá si era a buscar diversión pero con tu actitud será mejor que busque a otro que si sepa divertirse.- Elisa estaba por retirarse ofendida cuando Irvin comentó.
-Que chica, nadie dijo que no te ayudaría o que no te daría lo que quieres.- continuo Sebastian- Si quieres información ya sabes dónde buscarme y ya sabes lo que pediré a cambio.
La pelirroja se quedó pensando, tenía casi dos semanas que había regresado al colegio, los cuchicheos seguían en vuelo, ya no tenía prometido y el tiempo pasaba, quizá todo lo que había hecho había sido un error desde el primer día que se entregó a Jonathan, parecía todo tan lejano, pero en realidad solo había pasado un año y eso era lo peor de todo en ese año habían abusado de ella y había tenido que malparir, de pensar en eso sintió escalofrío y no quizo volver a recordarlo, lo mejor sería olvidarse de esos malos episodios y continuar. Su madre le había dicho que tenía que aguardar seis semanas antes de continuar con sus andanzas, pero si quería que Jonathan volviera a estar con ella tendría que olvidarse esa absurda regla porque el tiempo se acababa y el no volvería después del invierno.
Sin pensarlo tanto fue a buscar a Sebastian a su dormitorio, disimuladamente se escabulló en el edificio de los hombres, llegó a la puerta de Sebastian, llamo una vez y enseguida se metió sin esperar a que la dejaran pasar.
-Vaya, vaya o te importa mucho la información que tengo que darte o tienes muchas ganas- el joven de cabello oscuro se levanto y la acorralo justo detrás de la puerta.
Le comenzó a acariciar el rostro, pasó sus manos por el cuello y bajo hasta delinear sus senos, continuó su camino hasta acariciarla toda.
-Hay Elisa eres tan hermosa, es una lástima que seas tan ligera, si no yo me casaba contigo, pero al no ser una dama mi familia no te aprobaría- Sebastian no dejo contestar a la pelirroja ya que la beso y puso el seguro a su puerta.
Elisa se dejó llevar a tal grado de lujuria que no perdió el tiempo para sentir el placer que necesitaba después de tener unos días tan terribles, nunca perdió su objetivo, dejo que Sebatian se saciara de sus encantos y que la poseyera hasta agotarse, mientras estaban en la cama ella le pregunto.
-¿Y dime crees que si tu amigo se entera que me tienes en tu cama se enoje?- pregunto coqueta.
-La verdad es que no, el sabe que ya me había acostado contigo y aun así siguió metiéndose a tu alcoba por las noches, así que yo no le molesto, ¿pero para que lo quieres a él?
-Porque lo quiero de verdad.- contesto la pelirroja.
-Hay otros que estarían dispuestos a tenerte, como te dije no me casaría contigo pero te tendría como lo mejor de mis amantes.
-Yo soy una dama y no voy a terminar siendo la amante de nadie.- se molesto la pelirroja- y ahora dime que hago para que el me vuelva a voltear a ver.
-Si copular con sus amigos no te funciona, prueba con sus enemigos. Estoy seguro que no le gustará que Granchester tenga lo que fue suyo, y ahora vístete ya casi es hora de cenar.- Sebastian se acosto y la observo como se vestía hasta que la pelirroja se fue.
Elisa salió a hurtadillas del edificio, pero iba muy contenta, había conseguido la información que requería y ahora elaboraría un plan para conquistar al más guapo de todo el colegio Terruce Granchester.
