—Pero ese es nombre del Gremio... ¿Por qué ahora se llama Ainz Ooal Gown... -sama?
—Verás, Rubedo, ha pasado mucho tiempo desde aquella primera y única vez que fuiste activada para defender la Base de ataques enemigos... Mis compañeros en busca de una mejor defensa, suministros y poder para el Gremio, se alejaron de la Tumba uno a uno hasta que solo quedé yo.
Aureole lo miró fijo, ella se preguntaba: ¿Acaso Ainz-sama va a contar el origen del porqué nuestros creadores nos dejaron? ¿no debería esto ser compartido también con los Guardianes de Piso?
—En sus viajes, tuvieron que enfrentarse a grandes enemigos, cada uno más poderoso que el anterior. Cuando pensaron que ya todo había terminado, cuando estaban a punto de volver, el Enemigo de Clase Mundial más fuerte, el que se llama Destructor del Mundo apareció para cumplir con su destino.
Atenta a todo lo que le era contado, Rubedo con lentitud se acomodó en su lugar. Gracias a su creador, su padre Tabula Smaragdina es que sabía sobre este enemigo poderoso. No pudo evitar sorprenderse y preocuparse a la vez por los Supremos.
—Mis camaradas me avisaron por supuesto... Yo quise ir en su ayuda pero me negaron, no querían y yo tampoco quería dejar Nazarick sin protección a pesar de confiar mucho en ustedes como la gran defensa que eran, especialmente tú Rubedo, confiaba en que podías repeler a cualquier ser insensato que osara capturar nuestro hogar... Pero tenía miedo de ir, morir y no volver a verlos jamás.
No era una mentira, al menos no en su mayoría. Estos enemigos a los que se enfrentaron sus amigos era reales, eran los problemas cotidianos, familiares y laborales con los que tenían que luchar para sobrevivir en un mundo destruido por su raza más poblada.
—Ellos lucharon con todo, incluso nuestros típicos enemigos menores, de esos que intentaban cazarnos y tomar la Tumba se unieron para juntos tener la oportunidad de vencer a tal monstruo que podría destruir todo lo que conocíamos. Muchos murieron, algunos de manera permanente otros como mis camaradas revivieron y continuaron la lucha hasta por fin derrotarlo.
Un suspiro de alivio se escapó de ambas mujeres, las dos agradecidas de que ningún Supremo haya perecido de manera eterna. Por un momento creyeron que todo transcurría conforme pasaba la historia pero recordaron casi al instante que esto era un recuerdo, algo pasado.
—¿Y qué pasó después Momo- Ainz-sama? —Preguntó Rubedo sin querer perder el hilo de la historia.
—Una tragedia. —Le contestó la muerte segundos después—Habían ganado, sí. Pero la muerte del Destructor del Mundo era algo que se supone no debía pasar. Herohero llegó a tiempo para avisarme que una gran luz se estaba extendiendo por los nueve mundos de Yggdrasil, le pedí que se quedara pero él se negó diciendo que tenía que ir con los otros, dejándome solo para contar los segundos que nos quedaban.
Hubo una pausa moderada, era lo suficiente como para ponerlas a pensar. Aureole sobre todo, comenzó a comprender poco a poco lo que había pasado, para ella, esto tenía mucho sentido y explicaría el porqué están ahora en este Mundo.
—Pensé que íbamos a dejar de existir, me había preparado para el momento. Pero cuando terminé de contar y abrí los ojos, todavía estaba en el Salón del Trono con Albedo, las Pléyade y Sebas acompañándome... Me sentí confundido, intenté comunicarme por todos los medios con mis camaradas pero no podía, analicé la situación y di nuevas órdenes a los Guardianes. Fue gracias a Sebas que supe la verdad, habíamos sido transportados a un Nuevo Mundo, uno fuera de Yggdrasil.
De ahí en adelante Aureole ya sabía lo que había pasado, pero seguía sin entender una cosa... ¿Por qué antes cuando estaban en Yggdrasil estaba sujeta físicamente a su puesto y ahora, en este Nuevo Mundo no? ¿Se debía al cambio que ocurrió? ¿o era un permiso que Ainz-sama les había dado para que sean más útiles?
—Desde nuestra llegada hasta ahora han pasado dos años Rubedo. Fue recién unos días antes que dieciséis de mis camaradas lograron volver. El paradero de los Supremos restantes es confuso pero siguen vivos, buscando la manera de volver a casa... Vaya, este mal hábito mío a vuelto, me he desviado de la respuesta a tu pregunta. ¿Quieres saber por qué cambié mi nombre a Ainz Ooal Gown, Rubedo?
—Sí... por favor Ainz-sama.
—Es porque cuando llegamos, creí con mucho fervor que mis compañeros estaban en este Mundo también. Abandoné mi nombre y utilicé el del Gremio, con ayuda de los Guardianes en poco tiempo logramos hacernos un espacio entre las tres grandes Naciones del continente, difundiendo como pólvora mi nuevo nombre a la vez que fundaba mi Reino a mitad de año.
—¿Eres un Rey ahora? ¡Uwah! ¡Eso es sorprende Ainz-sama! ¡Me gustaría ir y ver tu Reino, debe de ser asombroso si eres tú quien lo gobierna!
Toda la preparación mental, toda la preocupación y miedo que sintió fueron desechados al darse cuenta de la verdad. Rubedo era un arma de destrucción masiva que se podía descontrolar en una pelea pero seguía siendo una infante que vio su alrededor muy pocas veces, incluso Nazarick y todos sus Pisos era desconocido para ella.
—... ¿De verdad lo crees? —Le preguntó Ainz, sintiendo la tentadora acción de liberar por completo a Rubedo para enseñarle al menos un par de los Pisos de Nazarick.
—Por supuesto que sí, eres el Líder Absoluto de Nazarick, el Ser Supremo que unió a todos los demás con su gran carisma, inteligencia y liderazgo.
Era extraño. Ainz recién la despertaba, con una mano pudo contar las veces que acompañó a Tabula en la creación de Rubedo, ella no pudo saber mucho de él porque tampoco creía que Tabula se la pasara hablando horas enteras sobre él. ¿Entonces cómo? ¿Por qué recibía las mismas palabras que otros de los habitantes de Nazarick?
—... ¿Estás adulándome para que te libere por completo? —Preguntó luego de unos segundos en contemplación.
—¡No! ¡¿Cómo podría?! Todo lo que he dicho es cierto Ainz-sama. Yo jamás mentiría a uno de los cuatro seres más importantes para mí.
—¿Cuatro? ¿Asumo que son también Tabula, Albedo y Nigredo?
—Es como dice. Tabula Smaragdina-sama cuando me creó me instruyó profundamente que la familia es lo más importante para uno, luego siguen las amistades y los compañeros o líderes de trabajo, por último los seguidores o conocidos. Los enemigos no deben de tener ni una sola pizca de importancia profunda, por lo mucho, una breve mirada para estar al tanto de sus movimientos.
Si la familia era lo primero para Rubedo, ¿por qué lo mencionaba? ¿No debería de estar en segunda importancia? ¿o era porque es el Líder del Gremio?
—¿Cuál es tu lealtad? ¿A quiénes puedes obedecer sin presentar una oposición incluso si se tratara la destrucción de algo valioso y personal?
—Mi lealtad estuvo, está y estará siempre en La Gran Tumba Subterránea de Nazarick. Son usted y mi creador quienes pueden darme órdenes para cumplirlas al pie de la letra. Mis hermanas están en segundo lugar pero ya que me dio la orden de seguir también a mi hermana Albedo, ella estará temporalmente en el primer lugar.
—Entiendo. Última pregunta: ¿Has sido despertada antes?
—No en su totalidad. Mi hermana Albedo ha estado viniendo cada cierto tiempo para hablarme. No la escucho con claridad pero siempre cambia de humor, a veces está molesta y otras veces está feliz.
Aureole se movió en su lugar, como queriendo intervenir para explicar la llegada de Albedo al Octavo Piso pero fue detenida por un aviso silencioso de su propio hechizo de defensa e inconscientemente retrocedió un par de pasos cuando un Ser Supremo se teletrasportó al lado de Ainz.
—Aquí estoy. ¿Qué es lo que-... ? —Tabula se calló de golpe. Miró a la niña encerrada frente a él y luego con lentitud giró su cabeza hasta su amigo esqueleto esperando una respuesta.
—¡Tabula Smaragdina-sama! —Gritó su hija menor, volvió a verla y se sorprendió al recibir una sonrisa radiante llena de emoción.
—Pequeña... es bueno ver que estás enérgica en tu despertar. Discúlpame un momento pero tengo que hablar con Momonga, no tardo.
Su naturaleza no-muerta no hizo mucho cuando sintió miedo. El rostro de su amigo era difícil de leer pero esta vez supo que estaba molesto, muy molesto. Como pudo guardó la apariencia y retrocedieron hasta la esquina de la habitación. Hubo muchos movimientos de tentáculos y supo que Tabula había activado un campo de aislamiento.
—¡¿Qué diablos Momonga-san?! ¿Cómo se te ocurre despertar a Rubedo sin antes avisarnos a todos? ¿Qué pasaba si se salía de control y te ataca? ¡Pudiste haber muerto y nosotros ni enterados!
—C-cálmate Tabula-san, es cierto que fue desconsiderado de mi parte pero-
—¿Desconsiderado? ¿En serio? ¡Lo que hiciste fue muy estúpido! ¡Tú mismo has dicho que no hay prueba de que podamos revivir y aún así te arriesgas al despertarla! ¿En qué estabas pensando? ¿Acaso no te importa como quedaría Nazarick sin tu guía o nosotros sin ti? ¡Todos estaríamos destrozados y apuesto a que este Mundo sería destruido por nuestro dolor!
—... Lo siento, tienes razón, fui estúpido. Sin embargo, la razón por la que desperté a Rubedo es porque confío en el código que me diste para detenerla. Y te llamé porque quiero que pases tiempo privado con ella... No como yo, que en ningún momento vine a visitarla luego de aquella invasión.
—... ¿Sólo eso? —Su voz aún se demostraba molesta. Ainz se limitó a responder simple y eficaz.
—Sí.
Tabula se rió amargo, negó con la cabeza y con un par de sus tentáculos le acarició con algo de fuerza su cráneo en modo de reproche.
—... Idiota. Si me lo hubieras dicho con anticipación no me habría molestado en absoluto. —Miró en dirección a Rubedo y notó que tanto ella como Aureole los estaban mirando atentas y preocupadas. El hecho de que haya movido mucho sus manos y tentáculos en su acalorado reproche debió haberlas conmocionado— Vamos, tendré esta pequeña charla con mi hija y luego la volvemos a dormir.
—Espera... Yo, uhm, estaba pensando en liberarla por completo. Le hice varias y preguntas sobre lealtad y todas fueron sinceras... Me gustaría hacer una reunión con todos presentes y discutir este asunto.
—... Bien, por el momento mi voto es negativo a lo que propones. Aunque pienso que sería bueno enseñarle sobre el Nuevo Mundo y nuestro enemigo lagarto gigante actual. Si resulta que esa lagartija tiene compañía necesitaremos a Rubedo para nuestra aplastante victoria.
El hechizo se canceló cuando ambos salieron del pequeño como invisible. Caminaron hasta las dos mujeres y Tabula Smaragdina miró fijo a su creación sin ninguna expresión, luego de unos instantes que para casi todos fue eterno, habló.
—Me da gusto verte de nuevo Rubedo.
—¡Y a mi verlo otra vez mi creador! Ainz-sama me contó sobre los años que estuvo fuera con los otros Supremos para defender Nazarick de ese poderoso enemigo. Me alegra profundamente saber que está bien y haya podido volver.
—Ya veo. —Un aire paternal se instaló en él, su creación si era una niña y eso lo conmovió, solo esperaba que su temor no se volviera realidad— Ya que no hay mucho de que hablar, ¿qué te parece si te cuento algunas historias?
—¿Haría eso para mi? ¡Muchas gracias!
—Bueno, al igual que tus hermanas, tú también eres mi hija... Mereces saber lo que tu padre ha hecho en esos años fuera de Nazarick.
Dándose cuenta que su presencia ya no era necesaria, Ainz se retiró con Aureole de la habitación en silencio, utilizando una inclinación de cabeza como despido a los dos.
—Quédate aquí y avísame cuando Tabula se despida de Rubedo. —Le ordenó a la Guardiana de Área— También quisiera un reporte escrito de todas las veces que Albedo ingresó e hizo aquí.
—Sí Ainz-sama... —Respondió y agachado la cabeza dejó que sus palabras salieran— Si me permite preguntar, ¿se encuentra bien?
—¿A qué te refieres?
—Tabula Smaragdina-sama se mostró alterado cuando habló con usted... Hasta me atrevo a decir que le alzó la voz.
—... Todo está bien. Ciertamente me gritó pero fue algo razonable, me hizo recapacitar en algunos detalles sueltos. No te preocupes, haz lo que te pedí nada más.
—Sí.
Ainz desapareció mientras pensaba en las palabras de su amigo. Tenía que apresurarse y ver a Sebas. Luego de eso despejar su mente para ir al Reino Hechicero.
