Capítulo anterior.

¡No! —se removió esta asustada. —El titiritero… el titiritero es…

Ambos padres vieron como su hija trataba de hablar en medio de su desesperación y por cómo se expresaba presintieron que esa persona que tanto los estaba molestando era alguien conocido.

¿Quién es?, Zephyr, ¿quién es? —le suplicó Astrid, para que su hija pudiera por fin desahogarse.

La niña lloró, emitiendo un sollozo doloroso.

Es… tu ayudante… papi.

¿Qué? —musitó Hiccup con angustia.

El muchacho que te ayuda…

¿Skipy? —nombró desconcertado.

Pero Zephyr ya no pudo confirmarlo, pues cayó desmayada en brazos de su padre, pero la información que le dio a los hechiceros causó un gran impacto en ellos, en especial a Hiccup.

Capítulo 54.

El rostro detrás del titiritero.

Parte final.

En las afueras de la casa Haddock, aún se podían apreciar los horrores de la pelea pasada. Los vecinos, incluida Heather, se encontraban aún inconscientes sobre el césped del jardín, todos envueltos por los escudos de luz que habían impedido que se acercara con malas intenciones al interior de la casa.

Toothless y Stormfly, aún con los rezagos de la batalla pasada, siguieron vigilando también desde el jardín en su forma de titán, pero eso no quitaba que se encontraran preocupados por los que en ese momento se encontraban en el interior de la casa.

.

.

—Espero que no le dé fiebre. —susurró la angustiada Astrid, mientras limpiaba con un paño húmedo el rostro de su durmiente hija.

Hiccup no mencionó nada, sólo se encontraba de brazos cruzados, viendo como su novia atendía, con la ayuda de Alúmini, a su pequeña hija la cual se encontraba convaleciente en el sofá que antes hacía de su cama.

—Tranquila Astrid, al parecer está bien, solo está cansada. —mencionó Alúmini, tratando de animar un poco el ambiente.

—Sí, pero ¿Por qué? ¿Qué fue lo que le pasó? Y… ¿Dónde está Nuffink? ¡¿Dónde?!

La desesperación fue notoria en la voz de Astrid, cosa que inquietó de sobremanera a Hiccup, le dolía ver a su hija y a su novia en ese estado y lo mataba desconocer el paradero de su pequeño hijo, pero trataba de disimularlo para poder concentrarse y pensar de la forma correcta.

—Tranquila, Astrid, ya lo encontraremos… ya verás. —siguió consolando Alúmini entre susurros.

—¡Por supuesto! ¡Lo encontraremos porque en este mismo momento iré "de nuevo" a ese bosque!

—Espera, Astrid. —pidió Hiccup, sosteniéndola del brazo.

—¡Suéltame! —gritó esta, completamente enfurecida.

—Astrid, baja la voz y tranquilízate. —reprendió él, haciéndola retroceder los dos pasos que apenas había dado.

—Hiccup, no me quites el tiempo… Nuffink me necesita. —gruñó ella furiosa.

—No eres la única preocupada por Nuffink, por favor, no debemos actuar precipitadamente, recuerda lo que hablamos hace un rato en la estación… por favor.

Astrid estaba que hervía y bufaba por la ira, pero al escuchar la delicadeza de las palabras de su novio, así como su ruego, respiró hondo para poder tranquilizarse, poco a poco su elevada temperatura comenzó a normalizarse y con ello llegó un poco de calma.

—Tienes razón. —dijo en un suspiro.

Hiccup sonrió, aliviado de haberla hecho entrar en razón y apenas le diría lo que pensaba cuando unos pequeños quejidos salieron de la boca de su niña. Inmediatamente, tanto Astrid como él se hincaron aún lado del sillón, así como Alúmini, al ver que la pequeña Zephyr apretaba el entrecejo como si luchara contra ella misma para vencer el sueño.

—Zephyr, hija, ¿puedes escucharnos? —preguntó Astrid ansiosa, mientras le acariciaba el cabello.

El entrecejo de la pequeña se suavizó al sentir aquel tacto, y una vez que se relajó aquellos ojos azules que había heredado de su madre se abrieron lentamente.

—¿Mamá, papá?

—Sí, sí… aquí estamos. —suspiró Hiccup emocionado y angustiado al mismo tiempo.

—¿Dónde estamos?

—En casa, ya estás sana y a salvo.

—Pero… ¡Nuffink! ¡todavía lo tiene! —se levantó la niña alterada.

—Shhh… tranquila, tranquila. —la recostó Astrid de nuevo.

—Zephyr, tu mamá y yo iremos por tu hermano, pero tienes que decirnos que fue lo que pasó, por favor. —pidió Hiccup tomando su mano.

La pequeña al ver y sentir a su padre apretó los labios contra su boca al mismo tiempo que sus ojitos se empañaban de lágrimas.

—Nuffink y yo jugábamos en el jardín… —contó entre gimoteos. — Nuffink… estaba recolectando escamas de Toothless y Stormfly porque… dijo que le harías un escudo o algo así.

Hiccup se entristeció al escuchar el dolor con el que su hija hablaba y por supuesto aquella promesa que le había hecho a su hijo.

—No me acuerdo cómo, pero terminamos arrojando cosas a la barrera porque las cosas rebotaban… pero…

—Pero…—incitó Astrid a que continuara, podía sentir que su hija estaba cargando con una gran pena y hasta culpa.

—Nuffink arrojó una de las escamas, pero no rebotó… se salió de la barrera.

Hiccup y Astrid se miraron entre sí al escucharla, y el primero se sintió un imbécil al detectar que había una falla con su escudo protector. En tanto Alúmini, que seguía presente, empezaba a entender qué era lo que había sucedido.

—Te juro, papá, que le íbamos a pedir a Toothless que nos ayudara a ir por la escama, pero… en ese momento…

—¿Qué? ¿Qué pasó?

—Aparecieron Akito y Nuffnut… estaban del otro lado de la calle.

Astrid ahogó un grito espantada.

—Yo… le iba a pedir a Toothless o Stormfly que fueran por ellos, pero ellos comenzaron a irse… entonces… Nuffink…

—¿Nuffink se salió de la barrera? ¿Utilizando las escamas? —dedujo Hiccup, pensando rápidamente en lo que él hubiera hecho después de aquel descubrimiento.

Zephyr asintió apenada.

—¡No se enojen con él!

—No, no… claro que no. —consoló Astrid. —Entonces… tu hermano se salió y… ¿fuiste por él?

Zephyr volvió a asentir.

—Tomé una de las escamas y salí, pude alcanzar a Nuffink antes de que se cruzara la calle, pero luego ese hombre apareció.

—¿Skipy?

—Sí, aunque en ese momento no lo reconocimos, sólo alcanzamos a ver que iba a pelear con Toothless y Stormfly, pero luego nos mandó lejos. Estábamos rodeados en su magia, pero luego pasaron unos minutos regresó y nos metió en una jaula con Akito y Nuffnut, luego a un auto y empezó a conducir.

—¿A dónde fueron?

—Al bosque, papi. Nos estuvo arrastrando en la jaula por un tramo bien grandote hasta que llegamos a una cueva, ahí…—suspiró con dolor.

—Tranquila, Zephyr… —volvió a consolar Astrid. —No te presiones…

—Es que… le gritó a Nuffink y ¡lo asustó! Lo estaba haciendo llorar y… dijo que le cortaría la cabeza y que sólo eso te daría, mami…

Astrid apretó puños y dientes sintiendo impotencia.

—Lo iba a golpear, pero en ese momento ¡no sé qué pasó! De repente… quedé fuera de la jaula y no sé cómo, pero regresé de nuevo, fue como haber volado, pero al revés o algo así… ¡no sé!

Con dolor, la niña se llevó las manos a la cabeza, la cual sentía que le daba vueltas.

—Shhh, ya no digas más, tranquila. — susurró Astrid maternalmente.

Pero la niña se mostraba muy afligida y el sentimiento de culpabilidad no le ayudaba, sin embargo…

— "Por favor, deja de llorar… "Toma mi mano, sostenla con fuerza." "Yo te protegeré de cualquier cosa, así que no llores más que aquí estoy…" "Mis brazos te mantendrán a salvo y cálida", "Está unión entre nosotros no se puede romper" "Así que no llores más que aquí estoy…"

Al escuchar la suave voz de su madre, Zephyr dejó de afligirse, y con el corazón un poco más calmado la miró fijamente.

—iremos por tu hermano ¿sí? — le sonrió Astrid.

—Confía en nosotros, Zephyr. —le siguió Hiccup, sonriéndole de igual manera. —¿Puedes?

La pequeña asintió y aunque aún sentía tristeza en su corazón, era más la confianza que le tenía a sus progenitores en los cuales creía ciegamente.

—Astrid, es hora de irnos. —dijo Hiccup, una vez que escuchó todo y rectificó que no había estado tan errado del todo y su enemigo siempre se había ocultado en el bosque.

—Sí. Alúmini, te la encargo mucho, por favor. —pidió Astrid. —Y también a Toothless y Stormfly.

—Claro, no te preocupes, cuídense mucho, por favor.

Sin decir más, los hechiceros, tomados de la mano, salieron de la casa y retomaron su camino a lo que pensaron podría ser el último enfrentamiento contra su enemigo, el titiritero.

.

.

.

Mientras tanto en la guarida oculta en el bosque, el hechicero Skip, seguía con la cabeza revuelta después de los sucedido con los menores, aún no comprendía lo que había pasado y menos en donde había quedado la niña, la cual pensó había logrado escaparse con algún truco, pero que no encontró por ningún alrededor de su guarida y del bosque.

—Es una maldita niña pequeña, no pudo irse tan lejos. —refunfuñó aún con jaqueca.

Válgame… ¿Qué pasó aquí?

Al girarse, vio con infortunio que su guía había llegado y como tal comenzó a correr rápidamente entre el desorden que había hecho por buscar a la niña.

—La mocosa esa se me escapó.

¡¿Qué?! Que idiota eres. —reprendió su guía.

—Mira quién lo dice… me imagino que si estás aquí es porque Haddock te atrapó… ¿o me equivocó?

El dragón bufó.

Se dio cuenta, pero gracias a la desconfianza de la otra logré escaparme…

—Te dije que era estúpido que volvieras a la estación de policía después de haber secuestrado al primer par de mocosos.

Tenía que guardar las apariencias, además si no me encontraban, de seguro darían con el verdadero en la casa de este o lo que queda de él.

—¿Ya lo mataste? —preguntó inquieto.

No, sigo experimentando. ¿cuánto más crees que resista sin comer y beber agua? —preguntó divertido.

A Skip le inquietó esa manera de hacer las cosas de su guía y lo dejó notar con una mueca de repulsión.

¿Qué?

—Nada. —respondió, volviendo a la jaula de los niños, donde con un trapo mojado lo exprimió por encima de Nuffink Haddock para ver si así lo podía hacer reaccionar.

¿Te preocupa el mocoso?

—Me preocupa comenzar un incendio que no pueda controlar.

El dragón detectó cierto temor en la voz de su amo y sigilosamente volvió a su tamaño original para moverse rápidamente a su hombro.

Por favor, ya tienes los ingredientes para hacerte de un juguete más fuerte que Viggo Grimborn, y que te puede ayudar a conseguir otro juguete con el que incluso puedas jugar a otras cosas. —insinuó maliciosamente.

—Eres repugnante, cuando controle a Haddock y consecuentemente con ello a Hofferson, no utilizaría a esta última para hacerme "favores", aunque está buenísima, ella es demasiado vieja para mí. Lo único que me interesa de ella es su arma, así como el arma de ese idiota.

Por supuesto, las cuales obtendrás y podrás cerrar la deuda con esa bruja. Recuerda… ella nos trajo a este mundo y te prometió esas armas a cambio de algo. —insinuó susurrante.

—Claro, cuando obtenga lo que quiero, fácilmente podré obtener lo que ella me pidió, por el momento ya sé cómo entrar a la propiedad, pero tengo que deshacerme primero de Haddock y de Hofferson, cuando obtenga sus armas lo demás será pan comido y terminaré mi trato con esa mujer, pero…

Pero ¿qué? ¡Es un excelente plan! —saltó Senko en su hombro.

Pero a la mente de Skip llegaron las imágenes de cuando Astrid Hofferson lo golpeó con Sky, golpe que hasta la fecha le seguía doliendo y le causaba escalofríos al pensar que podía desaparecer en la nada con uno de sus ataques; era lo que más temía, pero para que su guía no lo notara se volvió hacia donde estaban los niños, aunque le había arrojado agua a Nuffink este, para su mala suerte, no había despertado.

—Tengo que hacerlo despertar. —dijo temeroso, mojando de nuevo el trapo para echarle más agua.

Ver esa actitud hizo bufar al dragón que, fastidiado, se bajó de su hombro para regresar a su tamaño "titán".

¿Pues qué le hiciste? —curioseó.

—¡Nada! Es que, ni sé cómo explicarte… todo fue tan extraño.

¿Por qué?

—Estaba llorando y me estaba desesperando, lo amenacé para ver si así se callaba, pero salió peor y esa niña tonta también se puso a gritarme y de repente, no sé, algo extraño pasó y ella desapareció.

¿Así como así? ¿Qué no sentiste nada?

Skip negó con la cabeza sin saber realmente cómo responder a ese cuestionamiento.

—No sé, fue como… ush… como si me hubiera quedado dormido con los ojos abiertos y luego despertar repentinamente y sentir como si hubiera pasado mucho tiempo, pero en realidad no.

Mmm… ¿Cómo si se hubiera congelado el tiempo? —ejemplificó Senko.

—¿Có-como dices?

Titubeó Skip, sin poder considerar esa probabilidad, pero al reflexionarlo y al no encontrar otra teoría lo reconsideró por muy loco que pareciera y no sólo él, su guía que, emocionado, ya había esbozado una mueca ambiciosa al pensar lo mismo que él pensaba.

—No Senko, es imposible… ese mocoso… —miró a Nuffink. —¿O sí?

Ojalá porque… ¿Sabes lo que significaría? —insinuó el dragón agitando la cola.

—¿Qué?

Que nos acabamos de sacar la lotería en magia.

—¿Qué dices?

Sí, piénsalo. Imagina que pudieras controlar el tiempo. ¿Para qué quieres las armas de aquellos dos si puedes obtener la de este mocoso?

—¿La de ese niño? —observó Skip con recelo a Nuffink. —Pero si está muy pequeño como para tener un arma.

Mmmm…En eso tienes razón, estando en este mundo dudo que la tenga, pero igual no estaría de más conservarlo cuando acabes con aquellos dos. Deberías pensarlo.

Skip ya no comentó nada, sólo observó con detenimiento al pequeño Nuffink.

—"Si Senko tiene razón y ese niño tiene la magia del tiempo… ¿Esa mujer lo sabrá?" —Comenzó a cuestionarse inseguro.

Pensar en una respuesta afirmativa inesperadamente lo hizo sentir como si el no fuera el único que manipulaba las cosas a su antojo.

.

.

.

Después de recorrer nuevamente kilómetros de camino, Hiccup y Astrid llegaron otra vez a los límites que dividían a las comunidades con el bosque oscuro de Berk.

Como en la anterior ocasión, ambos convocaron sus armas a la par, pero ahora aguardaron por unos minutos antes de hacer otro movimiento.

Nada pasó. El tiempo siguió corriendo y a ellos nada los empujó de vuelta como la vez anterior por lo que prosiguieron.

—Es tiempo, no hay marcha atrás. —dijo Astrid con seriedad dando el primer paso hacia adelante.

—Astrid, espera.

La hechicera se giró para encarar a su novio, el cual con Inferno en manos mostraba un actitud y postura seria.

—¿Qué pasa?

—Antes de entrar y de que pase cualquier cosa, quiero que me prometas algo, por favor.

Astrid frunció el entrecejo.

—¿Qué?

—Que pase lo que pase, harás lo que sea para rescatar a Nuffink, por favor.

—No sé porque me dices eso.

—Sólo promételo, por favor.

—Sí, claro, te lo prometo Hiccup, prometo que: "Vamos a rescatar JUNTOS nuestro hijo" —corrigió ella.

—A…

—¡Nada! Hiccup… recuerda, somos un equipo y estamos juntos en esto, siempre…

—¿Eien ni? —esbozó él media sonrisa.

—Eien ni. —respondió ella, mostrando el brazalete que así lo representaba.

—Está bien, tú ganas. —rodó este los ojos con una leve sonrisa. —Entonces andando. —dijo, caminando hacia ella hasta quedar a su par y así juntos seguir su camino.

.

.

.

En la cueva, el relajado Skip se encontraba echado sobre el sofá, viendo todavía con mucha atención al menor de los Haddock. Desde la plática con Senko, sobre las teorías de la magia que supuestamente poseía el menor, estaba inquieto, pero a la vez sumamente curioso.

—¿Cómo se verá su egni? —comenzó a cuestionarse.

Y tanta era la curiosidad que tenía por ver la energía que poseía el niño que dejó su sofá para ir a donde guardaba una gran cantidad de utilería mágica, en específico, una caja en donde guardaba algunas capsulas de egni con sus respectivas agujas.

—Sólo le robaré un poco, en caso de que alguien esté enterado de algo. —murmuró para sí mismo, montando lo necesario para poder pinchar al niño.

Sin embargo, apenas terminando, la presencia de su guía se hizo presente abruptamente detrás de él que dejó caer la capsula al piso.

—¡Senko! ¡¿Cuántas veces te he dicho que no hagas eso?! —reclamó asustado.

No es momento para eso. —dijo el dragón enseriado. —Ya llegaron.

Skip tragó saliva, mostrando un evidente nerviosismo al saber el significado de esas palabras; sin embargo, como era algo que ya se esperaba se apegó a su plan y olvidándose momentáneamente de Nuffink se fue a preparar todas las herramientas que utilizaría para lo que esperaba fuera su última batalla; mientras tanto, el dragón guía se limitó a observarlo de lejos, aprovechando un momento de distracción de su amo para poder tomar la capsula de egni que había dejado caer.

.

.

.

La luz del día poco a poco se fue acabando conforme Hiccup y Astrid se adentraban más en el bosque. Por encima de ellos los colores del atardecer eran los que predominaban, pero era cuestión de minutos para que estos desaparecieran y los dejaran en una oscuridad plena.

—¿Has podido detectar algo, Astrid?

—Aún no… ¿Y tú?

—Lo mismo.

Ambos caminaban sigilosamente con sus armas iluminadas, viendo y analizando cuidadosamente cada rincón del bosque que pisaban, tratando de localizar la presencia del titiritero o en el mejor de los casos detectar la presencia de su hijo.

Así continuaron por varios minutos hasta que la luz anaranjada del cielo desapareció y dio lugar a un cielo nocturno, en ese momento, tanto Hiccup como Astrid iluminaron más sus armas creando una atmosfera luminosa a su alrededor que les dio la seguridad para seguir sin preocupaciones por su camino.

—Ush… ¿dónde estará la guarida de este maldito? —gruñó Hiccup, comenzando a desesperarse.

—La vamos a encontrar, la vamos a encontrar. —musitaba Astrid, tratando de no caer en la desesperación, cuando de repente sintió un escalofrío que le recorrió toda la espalda.

Alguien se acercaba.

Hiccup de igual manera la sintió y la percibió como una presencia conocida pero que a la vez se sentía diferente a como la recordaba, pero no le cabía duda de que era de esa persona y la cual aparentemente se estaba ocultando en la copa de un árbol.

—¡AHÍ ESTÁ!

Advirtiendo a su compañera, ambos se posicionaron y dispararon su ataque hacia un árbol el cual quedó desecho ante su magia; pero sólo aquel árbol habría sido el desafortunado ya que de la presencia pudieron notar que cambió rápidamente de posición, justo detrás de ellos.

—¡Vaya! Como siempre, ustedes "tortolos" me sorprenden.

Los furiosos Hiccup y Astrid se giraron, encarando por fin al sujeto que desde meses atrás los había estado fastidiando, uno que en ese momento trataba aún de ocultarse detrás de una vieja capucha, pero que sabían perfectamente quién era.

—Por fin nos vemos frente a frente después de tanto y…

—¡Ya deja el drama! —interrumpió Hiccup. —Sabemos perfectamente quién eres, así que muéstrate ¡Skipy!

El encapuchado dio un ensordecido grito ahogado, pero para no demostrar su impresión, sólo se retiró la capucha como si no le importara que lo hubieran descubierto.

—Me sorprende, detective H. —dijo con voz inocente, mostrando su postura de adolescente desobligado. —¿Cómo lo supo?

Hiccup no se creyó su actuación.

—Que te importa… ¡¿Dónde está mi HIJO?!

—¿Es en serio? ¿Es todo lo que preguntará? ¿No le sorprende que sea yo el "titiritero"? —preguntó este ofendido.

—No nos importa en absoluto, ¡¿Dónde está nuestro hijo?! —exigió Astrid, amenazándolo con Sky.

—Mmm… no estoy seguro, la última vez que lo vi no despertaba, la verdad no sé si seguía vivo, se me olvidó revisar si respiraba. —respondió este cínicamente.

Astrid se agitó y se iba a lanzar contra él, pero el brazo de Hiccup se lo impidió. La hechicera comprendió que no debía entrar en provocaciones y se abstuvo de hacer algo que pudiera perjudicarlos o a su pequeño.

—¿Por qué haces esto Skipy? —preguntó finalmente Hiccup.

—¡Ah! ¡¿Ya ven cómo si les importa?! Soy el villano después de todo, la persona que los ha molestado todo este tiempo, quien golpeó a sus hijos, los secuestró, quien ha manipulado a sus amigos en este mundo, quien mató a tu mejor amigo, detective H. ¿Cómo no iban a estar interesados en una respuesta? Se los dije, se los dije…

—Lo que veo es que eres alguien muy necesitado de atención. —opinó Hiccup sin bajar la guardia.

Skip refunfuñó.

—Es fácil decirlo ¿no?, cuando eres el heredero de una de las familias más prestigiosas del mundo oculto, quien fue bendecido con un arma grandiosa y un guía poderoso que te apoya en todo y además el cual, a pesar de las circunstancias, se emparejó con una hermosa hechicera de su mismo estatus. —dijo viendo a Astrid con recelo.

—Entonces… ¿podemos deducir que haces todo esto por simple envidia? —concluyó Hiccup burlonamente. —Que patético eres niño.

El titiritero rechinó los dientes.

—A diferencia de ustedes que tuvieron todo en bandeja de oro, yo fui "bendecido", si es que se puede decir así, con un arma limitada. —mostró el carrete de su hilo el cual estaba a punto de acabarse. —Y con un guía que ni siquiera puede volar y reprocha todo lo que hago. Y a pesar de que mi tipo de magia se podría considerar como muy "poderosa y siniestra" no me satisface en absoluto.

—¿Y por eso robas las armas de otros hechiceros?, ¡¿por eso quieres robar las nuestras?! —terminó Astrid por él.

Touché, preciosa… que inteligente, pero sí, ese el propósito de mi vida, conseguir a toda costa las armas que me otorguen mayor poder que con el que fui bendecido.

—Pero es karma utilizar las armas de otros, y lo sabes ¿no? —cuestionó Hiccup.

Skipy no respondió, pero su silencio les dio la razón a los mayores.

—Por eso utilizas títeres, títeres que puedan manejar esas armas por ti. ¿A qué le tienes miedo, "Skipy"? —se burló Astrid.

—Yo no le tengo miedo a nada, linda, es sólo que… no me gusta ensuciarme las manos con basura. —respondió este con una sonrisa cínica. —Y creo que aquí, el detective H. lo sabe, detesto trabajar, por eso hago que otros lo hagan por mí.

—¿Entonces eso es todo? Tanto talento y todo desperdiciado por tu envidia, que perfil tan "grandioso".

—Piensa lo que quieras, "Detective H", así como tu propósito es ser un idiota, robar armas mágicas es mi propósito de ser.

—Sí, claro… lo que digas, pero dudo que tu propósito seamos específicamente nosotros, así que responde ¡¿Por qué?! ¿Por qué nosotros?

Skip se hizo el desentendido.

—Me ofrecieron la oportunidad y la tomé. La oportunidad de robar dos de las armas más poderosas que según hay en el mundo oculto.

—¡¿Quién te dijo de nosotros?!

—Mmm… no lo sé, no lo recuerdo.

—No me hagas perder la paciencia, Skip. — amenazó Hiccup, dando un paso hacia adelante.

—Uy, que miedo te tengo. —reaccionó este fingiendo escalofríos. —¿Sabes Detective H? Eres muy inteligente, tú eres a quien primero quería derrotar, porque simple y sencillamente tu arma es una de las más fantásticas que he visto.

—¿y me imagino que por eso has manipulado todo desde que nos conocimos? —intuyó.

—No te equivocas, desde esa vez que "Senko" se transformó en el imbécil ese para formar los equipos fue que nuestros destinos se cruzaron.

—¿Ese "imbécil"? ¿Te refieres a Lenny?

—Así es, al mismísimo capitán, ese que, hechizado, por tú mano debo de agregar, puso los ojos en tu "pichoncita". El karma es una mierda ¿verdad? —dijo divertido. —En fin, a Senko le gustaba cambiar de vez en cuando con ese sujeto para poder manipular ciertas situaciones.

—Claro, las asignaciones, los equipos… ¡Todo! ¡¿Dónde está el verdadero capitán?! —exigió Hiccup.

—Mmm tampoco lo sé, Senko no me aclaró si lo mató o no.

Hiccup se agitó, viendo que estaba lidiando con un par de psicópatas.

—En fin, retomando lo que decía sobre mi propósito en este mundo; buscaba la forma de cómo derrotarte, pero claro que no esperaba que fueras tan escurridizo, cuando menos lo esperaba ya me tenías bien dormido en la patrulla.

Hiccup soltó una risita al recordar esas situaciones.

—Por favor, tuviste muchas oportunidades de enfrentarte a mí directamente y no lo hiciste y creo saber el por qué

—Ah, ¿sí? ¿Por qué, según tú?

—Porque eres flojo, atenido y un cobarde, ahora comprendo porque podíamos pasar semanas sin saber de ti.

Skip torció la boca, pero no cayó en la provocación.

—Tal vez tengas algo de razón, después de todo este mundo tiene lo suyo y es muy divertido también, en especial los videojuegos, admito que… me llegué a sentir parte de él y de esta rara sociedad sin magia.

—¿Y si te gusta lo que hay en este mundo porque sigues con esto? —cuestionó Astrid. —¿Por qué no intentas hacer tu vida como nosotros lo hicimos y nos dejas en PAZ de una vez por todas?!

—¿Te refieres a buscar una novia, casarme, tener hijos y eso? —preguntó, emitiendo una risita.

—Sí, no precisamente esas cosas, estoy segura de que podrías hacer algo más de provecho con tu vida, que andar lastimando a gente inocente por mera diversión o por tu estúpida envidia.

—Ay no, que aburrido, además…no me lo permitirán. —murmuró para si mismo, bajando la cabeza.

Astrid y Hiccup notaron aquello y se prepararon para atacarlo; pero Skipy al sentir sus movimientos rápidamente reaccionó.

—Ah, que listos… pero ahora no me tomarán desprevenido.

—No me obligues a hacerte daño, Skip. —amenazó Hiccup. —Porque a pesar de todo, te llegué a considerar un amigo.

—Lindas palabras, pero no me conmoverás, detective. Este juego es mío, siempre lo ha sido y por ende lo ganaré.

—¡Eso está por verse!

Replicó Hiccup lanzándole una llamarada que Skipy esquivó a duras penas al saltar hacia lo alto de otro árbol.

—¡Detective H. mis respetos! —gritó desde lo alto. — Eres alguien bastante fuerte e inteligente… pero como le dije este juego es mío. —rio sacando sus cartas bajo la manga.

Tanto Hiccup y en especial Astrid ahogaron un grito al ver que se trataba de un muñeco que tenía la fotografía de Hiccup en la parte de la cabeza y en la parte del pecho un mechón de cabello enrollado en una pequeña trencita.

Hiccup incluso llevó sus manos a su cabello y apenas reparó que una de las trenzas que le había hecho Astrid había sido cortada, entonces recordó vagamente el encuentro con Skip por la mañana y como este había tirado de su cabello.

—¡Y no hay que olvidar el ingrediente más importante! —rio Skipy en lo alto, mostrando la capsula de egni la cual tenía un contenido color rojo brillante.

—No… ¿cómo? —suspiró Hiccup asustado.

—¿Sorprendido? ¡Ahora yo tendré el control sobre ti! —rio el titiritero a punto de inyectar al muñeco con el egni.

—¡No lo hagas! —gritó Astrid, lanzando su ataque para detenerlo.

La energía que despidió chocó con su objetivo dañando nuevamente la mitad del árbol, pero Skipy no estaba, nuevamente había escapado ágilmente y para cuando la hechicera lo localizó este victorioso le mostró lo que había hecho con la capsula de egni, cuya aguja había sido incrustada en el pecho del muñeco.

—No. —musitó Astrid preocupada, y al volverse a donde estaba su compañero, vio que este ya ni siquiera se movía—¿Hiccup?

Silencio.

Hiccup no le respondió, sólo permaneció en la misma posición, teniendo solamente a Inferno a todo fulgor entre su mano izquierda.

—Hiccup… por favor. —llamó nuevamente Astrid, temiendo acercarse a él.

Mientras que, desde otro árbol, Skipy sonrió triunfante y poniéndole lo último de su hilo al muñeco dio por empezado el verdadero juego.

—¡Atácala!

A su primer movimiento, inevitablemente Hiccup reaccionó lanzando su ataque hacia Astrid.

—¡ ¡ ¡ HICCCUPPPP! ¡NO!

La atónita Astrid recibió de lleno el primer ataque que soportó con el poder de Sky; pero enseguida de este llegaron más y más.

—¡SÍÍÍ! —festejó Skip desde lo alto del árbol, disfrutando del poder manipular a Haddock. —¡Esto Astrid es por la golpiza y la humillación que me hiciste pasar!

Descargó la ira que sentía por ella, moviendo con más frenesí los hilos en el muñeco y acrecentando el nivel de fuerza de ataque de Hiccup.

—¡Hiccup, por favor! ¡Detente! ¡No lo hagas! —gritaba Astrid, en un intento por hacer reaccionar a su novio, el cual completamente dominado por la magia vudú atacó sin remordimiento a su ser querido.

Astrid no quería dañarlo y se limitaba en sus ataques, pero no se podía decir lo mismo de él que no se apiadaba para nada de ella.

"Prométeme que pase lo que pase, harás todo lo posible por rescatar a Nuffink"

—No, no, no…me rehúso a pensar que a esto te referías con tus palabras.

—¡No te resistas Astrid! ¡Únete mejor a nosotros! —gritaba el victorioso Skip desde lo alto. —¡conviértete en uno de mis títeres! ¡prometo cuidarte!

—¡Maldito cobarde!

Dándole un abofeteada a Hiccup, Astrid logró apartarse momentáneamente de sus ataques para lanzar otro contra Skip, este casi lo recibe, pero logró esquivarlo aventándose del árbol de una manera tan precipitada que cayó de rodillas en el suelo.

—¡Vuelve a intentar eso perra y juro que le rompo el cuello! —amenazó apretando el cuello del muñeco.

Astrid al ver lo que hacía rápidamente se giró para ver a su novio; sin embargo, todo había pasado tan rápido antes sus ojos que cuando lo hizo Hiccup nuevamente se lanzó con furia ciega hacia ella.

—Que estúpida eres… —se burló Skip, disfrutando de ver como dos personas que se amaban se estaban matando a golpes.

Porque a pesar de no querer dañarlo con magia Astrid no se abstenía de golpearlo en un intento por noquearlo y el controlado Hiccup no se compadecía de ella en ninguno de los sentidos ya que le lanzaba tanto ataques mágicos como golpes.

—¡Por favor Hiccup reacciona!

.

.

.

Mientras tanto en la guarida del titiritero, Senko, "gentilmente" se había quedado a cuidar de los niños y en espera de una señal de su amo. Cuando detectó que su inepto amo había comenzado con la batalla, él también puso garras a la obra. Tomando la falsa forma de Lenny, buscó la capsula de egni que se le había caído a su amo y enseguida se dirigió a la jaula donde estaban los niños cautivos.

Viendo que todos estaban inconscientes se tomó la libertad de abrir la jaula y luego de sacar al menor de los Haddock de esta.

—Lo bueno es que estás dormido, así no harás un escándalo. —rio cínicamente. —Tú me conseguirás mayor poder…

Sin ninguna pizca de sutileza enterró la aguja en el brazo del niño, tal cual alguna vez lo había hecho con el padre de este y lentamente comenzó a extraer lo que consideró, el egni más hermoso que jamás había visto.

—¡Wow! —susurró asombrado al ver el color dorado que emanaba del niño.

Sin embargo, llenando apenas la mitad de la capsula, Nuffink reaccionó por el dolor y asustado comenzó a alborotarse al ver lo que le estaba haciendo ese hombre.

—¡Ya basta mocoso! —se quejó Lenny, sometiendo con fuerza.

—¡No! ¡Suéltame!

—¡Te digo que te quedes quieto! ¡Sólo necesito un poco más! —gruñó apretando más la aguja contra el niño.

—¡Que me sueltes! —chilló Nuffink al sentir dolor.

Sin embargo, pese a sus gritos, Senko siguió y le cubrió la boca para callarlo hasta que repentinamente el inquieto Nuffink se silenció y dejó de forcejear.

Senko al observarlo notó que el menor tenía la mirada perdida; no comprendió lo que pasaba, pero aprovechó el momento para seguir extrayendo el egni, pero dentro de la capsula en lugar de que estuviera reuniendo más egni lo que ya le había extraído comenzó a regresar devuelta al niño.

—Q- qué demonios… ¿qué está pasando?

Trató de sacar la aguja de él para conservar al menos algo, pero tanto la aguja como la capsula parecían estar congelada en el tiempo y sólo su interior era lo que se movía. Entonces aplicó más fuerza para poder sacarla, hasta que finalmente pudo, pero quedándose con apenas dos pequeñas perlas del egni dorado, mientras que el menor nuevamente cayó desmayado y sin ninguna marca del pinchazo.

—Maldito niño, ¿qué clase de magia utilizaste?

Estaba asustado y no quería volver a intentarlo, por lo que se conformó con lo poco que le había sacado e inmediatamente huyó del lugar, pues dudaba que su amo pudiera ganar ya fuera con los mayores o los menores.

No quería tener el mismo destino que él.

.

.

.

En tanto en la casa Haddock- Hofferson, Alúmini se asustó cuando Zephyr inesperadamente comenzó a alborotarse entre sueños, musitando agitadamente el nombre de su hermano.

—No, Nuffink…

—Tranquila, Zephyr…. Tranquila. —decía Alúmini, cambiándole el paño de la frente pues la niña comenzó a arder y a manifestar egni involuntariamente.

Sin embargo, pese a sus ruegos, Zephyr se reincorporó de su sitio y así como había pasado con Nuffink en la guarida del titiritero, esta también se quedó brevemente en shock con su mirada completamente perdida y sin ningún brillo.

—No, no, no… ¡Zephyr! —gritó Alúmini asustada, y al no saber bien qué hacer corrió desesperada a pedir ayuda. —¡Toothless, Stormfly!

En las afueras los dragones titanes seguían recuperándose de su previa batalla, cuando nuevamente se alteraron al escuchar los gritos de la albina.

¡¿Qué pasa, Alúmini?! —preguntó Stormfly.

—¡Es Zephyr, no sé que le pasa! ¡Por favor! —gritó asustada.

Ambos dragones sin comprender exactamente lo que pasaba, trataron de ir a ayudar, sin embargo, sólo Toothless fue el que pudo entrar rompiendo parte de la puerta ya que no cabía con ella, pero dejando eso de lado, corrió hacia donde estaba la niña, la cual ya se encontraba nuevamente desmayada.

Por fuera, Stormfly trataba de ver lo que pasaba por el hueco de la puerta; cuando de repente un viento helado agitó al árbol hermanito, haciendo que a este se le cayeran unas cuantas hojas las cuales, la sorprendida nadder vio, que volaron de manera extraña hacia el exterior como si estuvieran marcando un camino.

Las cosas se estaban poniendo demasiado raras, pero lo sintió como una especie de mensaje.

—Zephyr ya se calmó. —avisó Toothless, interrumpiendo sus pensamientos.

—Toothless, creo que algo malo está pasando con Hiccup y Astrid, ¡tenemos que ir a buscarlos!

—¿Eh?

—Dime loca, pero creo que el árbol trató de decirme algo.

—¿El árbol? —se asomó Toothless para verlo.

—Por favor, vayamos a donde están Astrid y Hiccup.

—Pero muy apenas nos podemos mover, Stormfly.

—¡Por favor! ¡Al menos debemos intentarlo!

Eso era lo que también pensaba el furia, ladeó su cabeza viendo que Alúmini ya se encontraba más tranquila con Zephyr quieta, cuando esta lo vio, sólo movió su cabeza para darle a entender que se iría. La albina, aunque asustada, comprendió a su pareja y amiga y asintiendo también con la cabeza dejó que se fuera pues si la pequeña se había alterado era porque detectaba que algo malo estaba pasando.

.

.

Mientras tanto, en un sitio del bosque se podían apreciar el fulgor de dos armas chocando.

Astrid contra Hiccup, ambos seguían dándose de golpes uno a conciencia y el otro no, mientras que, en la copa del árbol, el divertido titiritero disfrutaba de mover los hilos y sólo esperaba el momento adecuado para hacer su último movimiento, el cual le daría como premio a la poderosa Sky.

—Por favor, Hiccup, ¡este no eres tú! ¡trata de pelear contra la magia del titiritero! —seguía rogando Astrid entre golpes.

Comenzaba a cansarse, mientras que Hiccup seguía luciendo como si nada, salvo por las marcas de los golpes que ya le había propinado.

—¿por qué no me escuchas? —seguía insistiendo Astrid, sintiendo una gran pena por dentro.

—Es imposible. —le respondió Skip desde lo alto. —Cuando manipulas el egni de un hechicero no hay nada que pueda detenerlo más que su propio controlador, en este caso, su servidor y este lindo juguetito. —señaló su muñeco.

—¡Cállate imbécil! —riñó Astrid, no creyendo aquello pues la prueba estaba en Viggo Grimborn que con su fuerza de voluntad pudo salir del hechizo.

Pero temía que, si algo similar llegara a pasarle a su novio, Skipy se encargaría de torturarlo como a Viggo.

—Ay, Astrid… en serio, me hubiera gustado que fuera por las buenas, pero ya que no te dejas, se deben tomar medidas precipitadas.

Deteniendo brevemente los hilos y el muñeco que controlaban a Hiccup, Skipy sacó una de las armas robadas, la cual no era más que una resortera a la cual le colocó una pequeña piedrita.

—¡Esto es para que veas que no me da miedo usar armas robadas!

Arrojando la piedra con la ayuda de la resortera esta se acrecentó mil veces su tamaño, dirigiéndose precipitadamente hacia donde estaba Astrid.

Esta al ver el inminente peligro, utilizó a Sky para hacerlo desaparecer, pero enseguida lo hizo otra apareció y así sucesivamente.

—El karma es para los débiles y quienes creen en él. —rio Skip al acorralar cada vez más a la hechicera.

Astrid no encontraba la forma de escaparse y tampoco quería atacar, pues la vida de Hiccup dependía de ella y a pesar de la promesa que le había hecho no estaba dispuesto a perderlo; sin embargo, las probabilidades de ganar se le agotaban, tenía sí o sí hacer despertar a Hiccup y salvarlo para que este no tuviera el mismo destino de Grimborn.

Piensa Astrid, piensa… Viggo despertó después de que se reveló un secreto de él, ¿qué es lo que podría despertar a Hiccup? ¿qué es lo que puedo hacer para impresionarlo de esa forma?

—Es hora de que terminemos Astrid Hofferson, prometo que no te dolerá. —sentenció Skipy, dejando la resortera de lado para continuar con la manipulación de Haddock.

La agotada Astrid vio que nuevamente Hiccup se dirigía a ella con la espada encendida, dispuesto a acabar con ella.

—Entonces no me dejas de otra. —respondió esta, poniéndose nuevamente de pie. —Tú me obligaste a hacerlo.

Skip frunció el entrecejo sin entender, pero al ver que Astrid no bajó el arma y que incluso comenzó a electrificarla dio por hecho que sacrificaría a Hiccup a pesar de su amor por él.

—Estúpida, si es lo que quieres. —gruñó este enfurecido, moviendo frenéticamente los hilos.

Esto hizo que Hiccup se moviera con mayor velocidad, a lo que Astrid reaccionó de la misma forma, levantando en alto a la electrificada Sky.

Skipy, sólo se preparó para el contrataque cuando vio que Hofferson dio un salto para atacar, así que levantó a Inferno para recibirla; sin embargo, lo que no esperó es que al momento de descender la misma Hofferson soltó su arma para dejarse apuñalar el alma por la siniestra espada Inferno, tal cual alguna vez le había pasado en la exhibición de magia.

—pero… ¿qué le pasa? ¿Está loca? —musitó sin comprender el motivo por el que lo había hecho.

Sin embargo, de lado de la pareja de hechiceros, se mostraba un panorama completamente diferente. Rodeado por los brazos de ella, un recién despertado y boquiabierto Hiccup veía con horror que había apuñalado a una de las personas que más amaba.

—Astrid…—susurró espantado, sus manos que aún sostenían a Inferno temblaban entre ellos. —Astrid… ¿qué hice?

—No… no pasa nada. —le respondió esta con voz bajita y débil, juntando su mejilla con la suya. —Volviste…

Pero ¿a qué precio? Pensó Hiccup escuchando los últimos susurros de ella, cuando de repente los brazos de esta decayeron, para finalmente caer desmayada aún con un inferno enterrada en su precioso vientre.

Hiccup quedó en shock que ni siquiera pudo evitar su caída, no concibió que eso les estuviera pasando y comenzó a sentir una enorme ira para aquel que lo había controlado en contra de su voluntad, pero no más, se volvió a este lleno de rencor, y dejando a Inferno sin remover del cuerpo de su amada, en su lugar tomó a Sky para atacar sin piedad a su enemigo.

—Pero ¿qué? —se espantó Skipy al ver lo que había pasado y movió el muñeco tratando de controlarlo, pero no pasó, cuando reparó en este vio que tanto el cabello como la foto habían desaparecido y la parte central parecía como si hubiera explotado.

"Hiccup se liberó de la magia vudú", pensó asustado, viendo que posiblemente había sucedido una reacción al ver a Hofferson con la espada enterrada, algo similar a lo que le había pasado con Viggo.

Refunfuñó para sus adentros, eso no se lo había esperado y estaba molesto, pues había gastado el último tramo de su hilo lo que significaba que, como titiritero, había quedado obsoleto, pero aún le quedaban más armas, pensó sacando de nuevo la resortera para atacar a Hiccup.

—¡Ni creas que te saldrás con la tuya! —riñó Hiccup, blandiendo a Sky, emitiendo un haz de luz tal cual Astrid lo hacía y que desapareció todo lo que el titiritero le arrojó.

—¡NOOOOOO! ¡Este es mi juego! —gruñó furioso, saltando a otro extremo para esquivarlo, quedando entre el cuerpo de Astrid y del furioso Hiccup. —¡Ni creas que te saldrás con la tuya, detective!

—¡Opino lo contrario! — se escuchó otra voz detrás de él y antes de que pudiera voltear una llamarada de fuego se impactó en su espalda y quemó parte de su alma.

Skip cayó inevitablemente en el suelo, viendo con temor que la supuesta fallecida Astrid estaba más que viva y llevando a Inferno con ella.

—Pero… ¡¿cómo?!

—Una cosa es que manipules al hechicero, otra que manipules el arma. —respondió Hiccup. —Hace mucho prometí que no volvería a lastimar a Astrid con Inferno.

—Y tal parece que Inferno, a pesar de tu control, obedeció la voluntad de Hiccup. —terminó de explicar Astrid, haciendo nuevamente el intercambio de armas con su compañero.

—¡Me tendieron una trampa! —gruñó Skip asustado al ver a esos nuevamente con sus armas, estaba perdido.

—Tú nos hiciste llegar a estos extremos. —replicó Hiccup furioso, pues a pesar de todo, el susto inicial que le dio Astrid nadie se lo iba a poder quitar. —Ahora sí no tienes escapatoria, Skip.

—¡NO! Por favor, no me maten, por favor, soy muy joven todavía.

—Eso hubieras pensado antes de meterte con nosotros. ¡antes de meterte con nuestros hijos y amigos! —le reprendió Hiccup, tomándolo del cabello para hacerlo quedar de rodillas frente a ellos, mientras que Astrid le quitaba el bolso en el que guardaba diferentes reliquias y armas que no le correspondían.

—Fue sólo un negocio, por favor, a mi la verdad no me importan ustedes ni esos mocosos, es más, ese niño está bien, sólo lo dejé dormidito ¡en mi guarida! Si quieren los puedo llevar con él, pero… pero… de la niña…. Por favor, no me maten, pero… no sé donde está.

—Mi hija se encuentra a salvo con nosotros. —le confesó Hiccup.

—¡¿Qué?! ¿Cómo? —exclamó el titiritero desconcertado.

—¡Eso no te importa! ¡Ahora, andando! ¡llévanos a donde está nuestro hijo! —lo zarandeó Haddock, tirándolo al suelo.

Y tal como un delincuente Skip levantó sus manos en son de paz para que lo dejaran de golpear.

—Sí, claro, claro... pero… antes… qu-quiero preguntar…. ¿qué planean hacer conmigo? Por favor, ya les dije que estoy arrepentido.

—Pues yo no te creo. —opinó Astrid, poniéndole el hacha al cuello, lo que trajo un mal recuerdo al hechicero.

—ay, no… ¡Senko! ¡Senko, ataca! —gritó desesperado—¡Ayúdame!

Al escucharlo, Astrid y Hiccup repararon que aún faltaba el dragón psicópata y se pusieron en alerta en caso de que este apareciera esparciendo su veneno, sin embargo, pasó un minuto, luego otro, luego otro y nadie apareció.

Skip gruñía por sus adentros, pues había quedado con su dragón que si algo pasaba él lo iba a sacar del peligro.

—Parece que alguien te abandonó. —dedujo Hiccup. —Que triste debe ser para ti.

Skip refunfuñó, rechinando los dientes.

—Hiccup, no me mates por favor. Te lo suplico. —comenzó a llorar.

Ciertamente Hiccup no tenía intenciones de matar al muchacho; sin embargo, sin una prisión como las del mundo oculto se le hacía imposible poder retener a un hechicero como él.

—Por favor, déjame vivir y te diré todo lo que sé, quién me contrató, cómo llegué aquí y lo que acabo de descubrir.

—Ay, por favor Hiccup, ¡no le creas! —reprendió Astrid, juntando más el filo de su hacha al cuello. —Sólo juega con nosotros.

—¡No! ¡No!... lo juro por los dioses. —se defendió este asustado.

—Pues veamos si es cierto entonces… ¡habla! —exigió Hiccup.

—¡pero, Hiccup!

—Astrid, no perdemos nada, pero en todo caso, no pierdas de vista su cuello. —dijo con una risita maliciosa.

Skip se asustó, de lo que llevaba de conocer a su "superior" nunca le había visto esa faceta, en tanto Astrid, ella seguía con su cara de pocos amigos y con un movimiento de cabeza le exigió que comenzara a hablar.

Completamente acorralado, a Skip parecía no quedarle de otra; sin embargo, necesitaba aun así un seguro.

—¿Prometen que no me matarán y me dejarán ir?

—Sólo habla. —amenazó Astrid, comenzando a perder la paciencia.

Pero Skip se resistió, necesitaba algo de seguridad antes de traicionar a su contratante.

Por otro lado, Hiccup podía notar que a su ex practicante algo lo atormentaba y usando un poco de psicología "policiaca" dijo:

—Nos aseguraremos de que nada te pase.

Al decir eso, Astrid quedó desconcertada mientras que de Skip, Hiccup notó cierto alivio, por lo visto le había creído.

—¿Quién te trajo a este mundo?

—La persona que me trajo es… es…

La voz de Skip, inesperadamente comenzó a interrumpirse, Astrid vio con recelo que a este parecía que algo no le permitía hablar, notó que dentro de su boca su lengua se contraía. Para cuando consideró lo que podía estarle pasando, el menor la vio mostrando un genuino terror

"Ayúdame"

Fue lo último que escuchó Astrid, cuando el cuerpo del menor se movió involuntariamente hacia un árbol cercano en donde chocó violentamente contra él una y otra vez hasta que el tronco se destrozó, así como la columna del menor.

Astrid y Hiccup se quedaron impactados, tanto por lo ocurrido y tanto por el ataque hacia el hechicero menor cuyos gritos de terror no cesaron hasta que quedó destrozado el árbol y cayó inmóvil al suelo.

—está aquí. —advirtió Hiccup asustado, viendo a su alrededor.

Astrid de igual manera trataba de ver en donde se encontraba su atacante, pero no podía percibir nada, permanecieron por varios minutos al acecho cuando dieron por hecho que quien fuera que le hizo eso al titiritero no se encontraba en el mismo lugar que ellos.

Fue entonces que tanto Hiccup como Astrid corrieron a donde quedó tendido el cuerpo de Skip, el cual a pesar de todo lo ocurrido seguía con vida.

—Ay dioses. —suspiró Hiccup, pese a todo algo en él le dolió ver a su ex practicante así. —Skip…

Este, con las pocas energías que tenía, fijó su mirada a quien había considerado por varios meses su meta a vencer.

—Tenían… razón… —susurró.

—¿Qué?

—Detective H…Mejor…me… hubiera… quedado… a… jugar… videojuegos…—susurró débilmente para finalmente dando su último suspiro de vida.

Hiccup oprimió los labios contra su boca, sintiendo algo de lástima por él, pues después de todo consideró que ese hechicero no era tan sólo más que un muchacho inmaduro, sediento de comerse al mundo, tal como alguna vez él lo fue.

—Mira Hiccup.

El aludido, vio hacia donde su novia apuntaba, señalando unos hilos de una coloración diferente al hilo de Skip que desaparecieron con la muerte del titiritero.

—¿Lo controlaban también? —se preguntó Hiccup asustado, cerrando los ojos del muchacho.

—Eso parece…—comentó Astrid. —Pero creo que la pregunta que más nos interesa es ¿quién?

.

.

.

Mientras tanto, por otro sendero apartado del campo de batalla, un sigiloso dragón corría velozmente, llevando entre sus ásperas y cortas garras la capsula de egni con el poco extracto de energía que había obtenido del niño.

Durante su huida, pudo percibir el bajón de energía que dio su amo, por lo que dedujo que había sido derrotado, eso lo motivo a no detenerse, pero lo que definitivamente lo hizo correr más rápido fue cuando percibió que aquella existencia a la que había acompañado por años había desaparecido.

Pero eso no pasaría con él, pensaba mientras más se movía, aferrado al objeto que pensaba que podría otorgarle un mejor compañero y por ende más poder del que tenía; sin embargo, para lograr su objetivo tenía que volver al mundo oculto, cosa que no sabría cómo hacer a menos de que contactara con ella, pero era lo que menos quería pues suponía que si lo encontraba tendría el mismo destino que su patético amo.

Así que no, esa no era una alternativa, así que siguió corriendo en busca de un nuevo refugio cuando de pronto, dando un pisotón sobre la tierra esta desapareció y se volvió un agujero negro, inevitablemente cayó.

Asustado, el dragón Senko se removió en una espacio sumido en la oscuridad, donde lo único que brillaba era el escaso egni de Nuffink Haddock y no le gustó para nada el sitio, en especial cuando sintió aquella presencia.

—Tu amo resultó ser un fracasado.

Las escamas se le erizaron al escuchar aquella voz.

—Pero gracias al hilo que me diste, pude deshacerme de él antes de que hablara.

—¡Señora! —exclamó el dragón, cuando una dama vestida de negro apareció frente a él.

—¿Qué pensabas hacer?

—¿Yo? ¡nada! —respondió, tratando de ocultar inútilmente el egni entre sus garras.

—¡No me mientas!

Con un movimiento, la oscuridad tomó del cuello al dragón que, sofocado, dejó caer la capsula la cual se quedó flotando en medio de aquel campo.

—Creo que tienes algo que me pertenece. —lo reclamó la dama como suyo, atrayendo la capsula hacia él y el cual tomó ambiciosamente entre sus manos.

—Por favor. —rogó el dragón, retorciéndose sofocado entre la magia.

—Descuida, pienso conservarte…— lo liberó la bruja. —No eres tan estúpido como tu amo, eres ambicioso y sabes lo que quieres así que te daré la oportunidad de unirte a mi causa.

—Nada me satisfaría más, señora. —respondió este a su "gentil ayuda".

—Pero si intentas robarme o piensas siquiera traicionarme como lo hiciste con tu amo…

—No me atrevería. —se anticipó el dragón a decir. —Mi fidelidad ahora le corresponde. —hizo una reverencia

La bruja sonrió entre la oscuridad y no diciendo más, tomó su tesoro y al dragón y desapareció en la oscuridad.

.

.

.

Por otra parte, en el cielo, los preocupados Toothless y Stormfly merodeaban por encima del bosque buscando las presencias de sus amigos. En las lejanías pudieron detectar la presencia de sus amos; sin embargo, estando cerca de llegar a donde los sentían, la nadder detectó el particular aroma del menor.

—Por ahí. —indicó a Toothless, y ambos se internaron en el follaje del bosque.

Anduvieron por entre la maleza por algunos metros, hasta que dieron con la entrada de una cueva. Al llegar, debido a lo estrecho del lugar Stormfly se vio obligada a cambiar a su forma humana (con algo de dificultad) para poder entrar, mientras que Toothless optó por permanecer en su forma titán para acompañar a su amiga de cerca.

Juntos, caminaron por el pasillo hasta que dieron con lo que concluyeron era la entrada a una guarida.

A pesar de su condición como humana, Stormfly pudo detectar el humor de Nuffink en el interior así que precavidamente entró, teniendo a Toothless cuidando todos sus ángulos.

Los gritos ahogados no se hicieron esperar, cuando ambos dragones vieron que en medio del desorden de esa guarida se encontraba Nuffink desmayado.

—Ay, no. —corrió Stormfly rápidamente para socorrerlo.

En tanto Toothless recorrió el lugar rápidamente en busca del enemigo, pero lo único que encontró fueron los cuerpos de los otros niños que también se encontraban inconscientes.

—Sólo están desmayados. —concluyó Stormfly ya con el hijo de su ama en brazos. —Parece que no hay nadie aquí, se fueron.

Toothless asintió, pensando lo mismo; sin embargo, aún faltaba saber que había pasado con sus amos. Dando unos gruñidos, le dijo a la dragona que iría a buscarlos, Stormfly aceptó, ella se quedaría vigilando a los niños en lo que su compañero regresaba. Quedando el plan de por medio, Toothless abandonó la guarida del titiritero para buscar a sus amigos.

.

.

En otra parte del bosque, Hiccup y Astrid seguían desconcertados por lo que había pasado con el titiritero, pero cuando consideraron que era momento de avanzar no les quedó de otra más que tratar de darle un final digno al chico que había perecido.

Ese trabajo le correspondió a Astrid, la cual tomó la mano del inerte muchacho y tal como alguna vez lo había hecho con Viggo Grimborn le hizo un corte en la palma de la mano.

Cuando lo hizo, este comenzó a desaparecer lentamente, Hiccup en ningún momento le quitó la vista, se sentía tonto, pero sintió demasiada pena por el joven que a su perspectiva tenía mucho potencial como para haber acabado así.

Sin embargo, había algo que también sentía que lo estaba matando por dentro e inevitablemente no pudo evitar soltar unas lagrimitas y enseguida un quejido doloroso.

—¿Hiccup? —llamó Astrid al escucharlo.

Este rápidamente se limpió las lagrimitas.

—No, descuida… no es nada. —respondió tratando de sonar normal, aunque no le funcionó muy bien, algo que inmediatamente detectó Astrid quien se acercó a él para consolarlo.

—¿Qué tienes? —preguntó comprensivamente, ya que dudaba que estuviera así por el chico que terminó por desaparecer frente a ellos.

—¿Todavía lo preguntas? —reprochó este, dejando caer unas lagrimitas.

—¿Qué me dejé apuñalar por Inferno? —trató de adivinar.

Hiccup rechinó los dientes y con ojos enrojecidos la encaró.

—¡¿en qué estabas pensando?! ¿Qué hubiera pasado sí…? ¡No puedo creer que lo hicieras! —bufó enojado.

Astrid sonrió de lado, sintiendo un poco de arrepentimiento.

—¿Qué querías que hiciera?

—¡Matarme! ¡Era lo más obvio!

—Y si yo hubiera sido la controlada ¿Lo hubieras hecho?

Hiccup se quedó sin habla, sin encontrar algún argumento.

—¡S-son cosas diferentes! —respondió infantilmente.

—Sí, claro. —rodó esta los ojos. —Hiccup… —lo tomó por las mejillas.

Este evitó verla, porque de por si no podía controlar el llanto, creyó que al verla se pondría peor.

—Hiccup, mírame…— pidió Astrid, haciendo que volviera su vista a ella.

Al hechicero no le quedó más que obedecer y finalmente la encaró.

—Lo hice porque confiaba en que no me pasaría nada. Por eso lo hice.

—Ok, está bien. —respondió este, tratando de dejar ya por terminado ese asunto. —Pero… te pasas, luego te haces la muerta… y sólo me dices que te siga la corriente… en serio estás loca.

Astrid rio, recordando el cómo rápidamente le había susurrado el plan.

—¡Loco tú! que, en lugar de tomar su arma, se lleva la mía. —reclamó esta infantilmente.

—No quería lastimarte, ¡no sabía si inferno te estaba haciendo daño! —gruñó Hiccup, perdiendo su paciencia con ella.

—Pues ya ves que no, pero admito que fue raro utilizar a Inferno.

—Lo mismo pienso, Sky es muy pesada. —reflexionó Hiccup.

—Igual que inferno, me dio un poco de miedo al principio, ya que sentí como si quemara, no como si me estuviera quemando el alma, no sé, fue extraño.

—Creo que sé a lo que te refieres, yo también sentí como si Sky me electrocutara ligeramente. ¿Será por eso que dicen que no debes usar el arma de otro hechicero? ¿El karma y todo eso?

—No lo sé. —sinceró Astrid. —Pero se podría decir que este se las cobra de una forma u otra. —reflexionó viendo hacia donde anteriormente había reposado el cuerpo del titiritero.

—Lo sé. —suspiró Hiccup ya más tranquilo, pero igualmente preocupado por todo lo pasado

Sin embargo, ahora lo que debían hacer era encontrar a su hijo. Teniendo aquella intención y deber, se prepararon para marcharse, cuando de pronto sintieron una presencia conocida, al alzar la vista no se equivocó y vieron que era Toothless quien había llegado.

El dragón aterrizó sin más en el lugar y pronto se reunió con sus amigos.

—"¿Cómo se encuentran?" —preguntó con su fulgor.

Hiccup suspiró y se limpió los retazos de las lagrimitas.

—Vencimos. —sonrió.

—Muy apenas. —agregó Astrid, no sintiéndose del todo satisfecha.

El guía detectó que había cierta preocupación e incluso lamentación por lo que para no agobiarlos más les dio las buenas noticias.

—¡Encontramos a Nuffink!

Bastaron esas tres palabras para que los rostros de Hiccup y Astrid se volvieran a iluminar.

.

.

.

—Ay, mi bebé, mi bebé. —decía Astrid, mientras sostenía con fuerza el cuerpecito de su hijo.

Tenía ganas de llorar de la alegría, pero sabía que eso podría destruir todo a su alrededor por lo que se abstuvo y contuvo su emoción lo más que pudo.

—Parece que se encuentra bien, pero ¿porqué no se despierta? —comentó Hiccup, estando también cerca de su hijo, acariciándole el cabello.

—Luce muy cansado, como si también hubiera librado una batalla. —opinó Stormfly.

—Pero, no tiene nada ¿verdad? —preguntó Astrid analizando nuevamente sus brazos, piernas, cabeza pecho y espalda.

—Yo no le encontré nada.

—¡Los mocosos estos también están bien! —avisó Toothless, pendiente de los otros niños perdidos. —Están bien dormidos.

—Ay que darles tiempo, probablemente los sometieron a un hechizo de sueño por lo que estarán así por varias horas,

—Hiccup, debemos regresarlos con sus padres. Ruffnut, Alberick y Mako deben estar volviéndose locos. —comentó Astrid.

—Sí, tienes razón, entonces no perdamos más el tiempo. ¡Vámonos!

—Espera Hiccup. —detuvo Toothless.

—¿Qué pasa?

—¿No crees que debamos inspeccionar el lugar? Digo… falta ese dragón todavía.

—Sí, lo sé… pero creo que el muy cobarde huyó, dejando a Skip sólo.

El furia nocturna lamentó escuchar eso.

—Parece ser que no sólo los dragones en manos de malas personas hacen cosas malas, también las personas buenas guiadas por dragones malvados hacen cosas malas. —dijo Hiccup entre dientes.

—Ya no te preocupes tanto por eso, Hiccup, ya hicimos lo que pudimos por el día de hoy. —susurró Astrid. —Si ese dragón quiere obtener algo de nosotros, él sólo nos buscará.

—Eso que ni qué. —opinó lo mismo Toothless.

—Lo sé, pero de cualquier manera me gustaría inspeccionar como dijo Toothless, ver que tanto ocultaba Skipy en este lugar. Toothless, ayúdame a buscar lo que creas que pueda ser peligroso que se quede aquí, por favor.

El dragón asintió captando la orden.

—Astrid, Stormfly… busquen algo con que cubrir a los niños, hace frio allá afuera y si es posible algo en lo que podamos transportarlos para que no vayan incomodos.

Las chicas asintieron, Stormfly se encargó personalmente de Akito y Nuffnut mientras que Astrid se negó rotundamente a soltar a Nuffink por lo que anduvo con él por toda la guarida.

En tanto Toothless y Hiccup hurgaron por las pertenencias de Skip, encontrándose con cosas que resultaban ser inservibles, pero otras que podrían catalogarse como peligrosas.

—Mira cuantas capsulas de egni y agujas. —comentó el sorprendido Toothless, cuando dieron con un pequeño cofre en entre todo el desorden.

—Esto definitivamente no lo podemos dejar aquí. —opinó Hiccup, colocando el cofre en una caja en donde ya tenía ciertas cosas que consideraba peligrosas, armas que habían sacado del bolso que había llevado el muchacho con él durante la batalla. —¿Qué más?

—¡Aquí hay otro cofre! —indicó Stormfly, señalando uno que estaba en una esquina y que había estado oculto entre varias prendas.

Hiccup y Toothless fueron inmediatamente a ver, al abrirlo vieron que había armas más sencillas y que dudaban fueran mágicas pues estaban oxidadas, flechas, un martillo, algunas figurillas en formas de dragones o tótems como los conocían, pero lo que más les llamó la atención fue una pequeña caja plateada que a diferencia de las demás cosas parecía ser más valiosa.

—¿Que será esto?

Abrió Hiccup con cuidado el broche que la sellaba y al exponerla, Stormfly dio un grito ahogado espantada.

—¿Qué pasa? —preguntó Toothless sin comprender su reacción.

Pero Stormfly no respondió a su pregunta, en su lugar mandó a llamar a Astrid que se encontraba alejadas de ellos, aun con Nuffink en brazos.

—¡Astrid, ven aquí rápido!

—¿Qué pasa? —respondió esta intrigada.

Stormfly sólo le hizo una señas para que se acercara y luego para que viera lo que Hiccup había encontrado, este sin entender, sólo le mostró el contenido a su novia, la cual al verlo tuvo la misma reacción de la nadder.

—¿Qué? ¿Qué? —volvió a preguntar Toothless, desesperado con tanta intriga.

—Astrid ¿qué pasa? —preguntó Hiccup igualmente al verla conmocionada.

Esta sólo levantó la mirada y dijo:

—Es "Cielo"

—¿Cielo?

—Cielo, es el arma de mi mamá.

Fin de la segunda temporada.

Notas de autora:

¿Qué les pareció? En sí la batalla con Skip no fue tan larga, porque como lo había expuesto anteriormente este no se comparaba con Harald el invocador, y por si se lo preguntaban, me imagino a este titiritero como un muchacho de 19 a 20 años, pero bueno, pero por fin acabaron con él.

Espero que les haya gustado, los próximos capítulos serán más relax y el siguiente iniciará la tercera y ultima temporada ¡ por fin!

"Cielo" recuerden esa arma.

Comentarios y agradecimientos

Nina: pues como un software siempre hay alguna falla. xD, pero siempre se pueden corregir.

Diego Nicolas: muchas gracias, espero te haya gustado este capítulo. Saludos.

Amai do: muchas gracias, amiga, ¡yo sé lo ocupada que estás! Pero igual por fin termine con estos difíciles capítulos. XD. Saludos.

A los favoritos, anónimos y seguidores nos seguimos leyendo, hasta la próxima. Saludos.

08 de marzo de 2021