Capitulo 50 – Weiss – Amenaza.

"¿Necesitabas hablar conmigo, padre?"

Otra vez lo mismo.

Respiró profundamente, manteniéndose sin ningún tipo de pensamiento en su cabeza, simplemente teniendo al pendiente de su respiración, la cual no debía vacilar.

El hombre se quedó unos momentos revisando su computadora, y luego de un rato levantó la mirada, sus ojos la observaron, filosos, pero con ese brillo que tenían cada vez que intentaba manipular, sobornar o engañar a alguien.

Lo conocía lo suficiente.

"Que un Schnee tome estos riesgos innecesarios es realmente una barbaridad."

Frunció el ceño, sin saber que decir al respecto. ¿A qué se refería? ¿A que de todas las cosas de las que podría referirse se estaba refiriendo en ese instante?

"No entiendo a lo que te refieres."

Dijo, endureciéndose, manteniendo su compostura en lo más alto.

El hombre se levantó bruscamente de su asiento, y sintió como su estómago se revolvió, con miedo. Si, tenía miedo. Estaba jugando con fuego, lo sabía, y quería permanecer firme, pero siempre terminaba recordando el dolor en su rostro, así como notaba la recompensa ante su rebeldía cada vez que se miraba en el espejo.

"Tenemos miles de enemigos, no puedes tomarte eso a la ligera, y sabiendo que estas en peligro en tu hogar, sigues creyendo que esa niña podrá protegerte."

Jacques miró por la ventana, dándole la espalda, así que tuvo el valor para hablar y recuperarse de ese sentimiento en su cuerpo.

"Legalmente no es una niña, padre, y sabes que ha hecho un buen trabajo."

Él negó, mirándola de reojo.

"Es una niña, ¿Cuántas veces te lo he dicho?"

Dio un salto cuando el hombre golpeó la mesa en un arranque de furia, y apretó una de sus muñecas con la intención de calmar los temblores que empezaron a dominarla.

Las cosas empezaban a empeorar.

"¡Eres la heredera Schnee! Necesitas a alguien con un nivel superior, que sea capaz de parar cualquier enemigo, que sepa sobre el mundo, no como esa chica."

Curiosamente, cuando contrató a Ruby, y sus personalidades chocaron, una de las primeras cosas que le dijo fue que 'ella no conocía el mundo'. Era verdad, no mentía cuando lo dijo, así como tampoco mentía cuando le reveló que esa era exactamente lo que buscaba. Alguien a quien pudiese hacer y deshacer a su antojo, tal como estaba incrustado en su sangre, tal y como un Schnee debería actuar.

Se mantuvo en silencio, sin ser capaz de decir nada.

Si abría la boca, lo primero que diría sería algo relacionado con su intención de poner a un guardaespaldas con el cerebro lavado por él mismo, para seguir espiándola, manipulándola y convirtiéndola en títere. Tenerla vigilada veinticuatro horas los siete días de la semana.

Probablemente el elegido para el trabajo no tendría ni descansos ni días libres.

Un mero peón.

"Realmente eres terca."

Le dijo, con veneno en su voz.

Sonrió ante sus palabras, no una buena sonrisa, para nada.

"Somos iguales, ¿No? Tal palo tal astilla."

Si bien pensó que su padre se enfadaría, este solo soltó una risa agria.

"Tal vez tienes razón."

Él, dando por hecho sus palabras, causó aún más odio por si misma del que ya sentía. No quería ser como él, pero lo era.

Le hubiese encantado que Ruby estuviese ahí, con su mano en su hombro y una suave sonrisa, gesto el cual haría desaparecer cualquier temor de sus entrañas.

Pero estaba sola.

Sola junto a ese monstruo, y lamentablemente, eran tal para cual.

Jacques soltó un suspiro pesado, sentándose nuevamente.

"Realmente no entiendo tu forma de hacer las cosas, Weiss."

Se puso recta, desafiándolo una vez más, o simplemente manteniéndose erguida en sus decisiones y convicciones.

"Tal vez no lo entiendas, pero hago todo por la empresa y por nuestro apellido. Todo tiene un sentido."

"¿Tener a una niña guardaespaldas que no les dispara a los sospechosos es una de ellas? Simplemente es una inútil y hará que te maten."

Esa era la última pista que necesitaba.

El sospechoso que mencionó, era sin duda el que vieron hace poco, a la salida de su departamento. El único sospechoso con el que se habían topado en todo ese tiempo ¿Cómo él sabía eso? La respuesta era obvia.

"Hay algo que se llama presunción de inocencia, padre, y no ordenaré que le disparen a una persona que no ha demostrado ser culpable, y la señorita Rose tiene claro que debe disparar solo en el caso de que se trate de una amenaza evidente, no antes."

Él solo frunció el ceño, sus ojos empequeñeciéndose, pero no dijo nada, lo que le dio la oportunidad de seguir.

"No sería bien visto si sale en las noticias que la heredera Schnee mandó a matar a una persona solo porque 'lucía sospechosa'¿No?"

Jacques se tiró hacía atrás en su asiento, acomodándose, mirándola de arriba a abajo.

"Esa noticia no saldría a la luz, sabes que no lo permitiría…"

Negó antes de que su padre siguiese hablando.

"Todo sale a la luz, temprano o tarde. Así que espero desistas de este ensaño que tienes contra todas las decisiones que he tomado, porque son tomadas con lógica y cuidado."

Él solo se cruzó de brazos, y parecía el momento de alejarse y volver.

"Si no tienes nada más que decirme, volveré al trabajo."

Se dio media vuelta y caminó hasta la puerta. Sintió un escalofrió en la espalda sin razón aparente, y fue como si su mano se congelase en el pomo de la puerta, como si el tiempo se detuviese.

Empezó a sudar frio, pero no quiso mirar hacia atrás.

No quiso mirarlo.

"Un día de estos llegará uno de esos rufianes y te darás cuenta de que tener a esa niña a tu lado es completamente inútil, Weiss. Espero recuerdes mis palabras cuando ese día llegue."

Mantuvo su mano firme en el pomo, sintiéndola resbalar ante el nerviosismo, ante el miedo. Asintió, manteniéndose firme, aunque su rostro probablemente denotaba todo el desconcierto del que era víctima.

"Lo tendré en cuenta, padre."

Abrió la puerta, deseosa de alejarse, de volver a su vida, de estar lejos de ese hombre, lo más lejos que pudiese.

Ojalá no pudiese verlo más.

Ojalá no fuese su padre.

Ojalá lo hubiese matado.

Se sintió completamente fuera de sí, y si bien nadie podría darse cuenta de su ira burbujeando en su cuerpo, así como el miedo helándole los huesos, la chica ahí parada si pudo. Sus ojos plateados la miraron, preocupación y rabia en una misma expresión. No le dijo nada, conociendo el comportamiento que debía tener en la empresa, así que solo se movió al ascensor y apretó el botón.

Una vez adentro, con las puertas ya cerradas, la escuchó hablar.

"Fue él después de todo, ¿No?"

Ninguna hacía contacto visual, y en ese momento sintió hasta ese lugar algo ajeno, algo peligroso. Cerró los ojos, manteniendo su respiración estable.

"Nos va a atacar, pronto, así que debes mantenerte alerta y no dejar que me maten, o te maten."

Ruby la miró, sorpresa en sus ojos, y mucha incredulidad. Su ceño permaneció fruncido hasta que las puertas se abrieron. Salió de ahí, caminando hasta su oficina, escuchando los pasos siguiéndola, las botas resonando con más fuerza de lo usual, y con solo eso podía notar la ira en la menor.

Se sentó en su silla, mirando las cosas pendientes, las cuales parecían nada en comparación con lo que estaba sintiendo dentro de ella. Ruby estaba en la puerta, sus ojos mirando el suelo, su ceño igual de enfadado. También se sentía enojada, y lastimada.

Esa fue una amenaza, escondida lo suficientemente bien para cualquier otra persona, pero para ella era clara toda la situación. No era estúpida. No era una advertencia de un buen padre que quiere lo mejor para su hija, en lo absoluto, solo era un ultimátum.

Como no la dejas, alguien va a matarte, a matarlas a ambas.

"Aun no puedo creer que él te haga esto."

La voz de Ruby le llegó como un gruñido ronco, muy diferente a su voz usual. No la miró a los ojos, solo se enfocó en sus manos, cuyos nudillos estaban blancos ante la presión de sus puños.

No entendería nunca si su padre quería sacarla del juego, o simplemente echar abajo todas sus decisiones, pero no tenía tiempo para darle sentido. Él claramente no estaba cuerdo, nunca lo estuvo, siempre fue un maldito enfermo que abusó de todo ser humano a su alrededor. Y claro, era un cobarde.

Si quieres matarme, hazlo tú mismo.

Quería ir y decirle eso, pero no era fácil saber si eso sería peor que simplemente ser ignorante de sus ideas homicidas. Fingiría demencia un poco más, hasta que pudiese demostrar lo grave de la situación.

"No se detendrá. Él no lo hará."

Ruby ya estaba a su lado, sus manos en las suyas, apretándolas con tanta fuerza como con tanto cuidado.

"No te pasará nada, no dejaré que él ni nadie logre lastimarte, no de nuevo. Te protegeré con todo lo que tengo."

Se levantó del asiento, mirando a la chica con seriedad, haciendo que esta se incomodase un poco.

"No se te ocurra morir, o yo misma te reviviré para matarte."

La menor puso una cara de pánico como al mismo tiempo parecía divertida con la amenaza, incluso la escuchó soltar una risa, su cuerpo tan tenso como relajado, y no tenía idea como podía tener esas características tan distintas al mismo tiempo.

"Me cuidaré, nos cuidaré a ambas. Te lo prometo."

Asintió, satisfecha con la respuesta de la chica, la cual le sonreía con seguridad en su expresión. Agradecía aquello, seguridad. No tenía seguridad, nunca estuvo segura, ni en su propio hogar. Su madre impredecible, su hermana rencorosa, su hermano envidioso y su padre abusador. Tal vez tendría a su hermana su lado, sin tanta dificultad entre ellas, si hubiese decidido unirse a la milicia en vez de seguir el camino familiar, pero no tenía sentido dejar ir esa oportunidad de poder arreglar las cosas, de llevar la compañía Schnee a la gloria.

Darle humanidad.

Iba a desviar los golpes que su padre le diese, con Ruby podrían, eran un equipo después de todo.

En algún momento alguien debería ceder, y no iba a ser ella.

Ruby sacó su revolver desde detrás de su cuerpo, revisando las balas, luego la guardó, y revisó algunos elementos en su abrigo. El saco tenía muchos objetos que desconocía, pero notaba un cuchillo en uno de los bolsillos. Normalmente no notaba la cantidad de cosas que la chica llevaba, o simplemente la ignoraba lo suficiente para pasar todo por alto.

Ahora que lo pensaba bien, ese saco debería ser muy pesado considerando las cosas que llevaba encima.

"Creo que deberé traer otra arma conmigo, en el caso que seis balas no fuesen suficientes. Una pistola será la mejor opción para tener cartuchos ya cargados previamente. Me ahorrará tiempo si es que nos encontramos en un tiroteo. "

La escuchó murmurar, pero más para sí misma.

Se sentó de nuevo, mirando a la chica, la cual contaba y redistribuía los elementos de ataque, incluso le llamó la atención como dejaba una cuchilla en la orilla de su bota.

Preparada para la guerra.

Era descuidada consigo misma, pero si se trataba de cuidarla a ella…

Se sintió sonrojar ante el pensamiento.

Se quedó en silencio, mirando de reojo a la pelinegra la cual tomaba su celular, mensajeándose con alguien, su rostro serio. Le causaba una reacción extraña el verla así. Recordó el día del atentado. Su rostro serio, su voz seria. Como mandaba ordenes por su intercomunicador, armando una estrategia en solo segundos. Lamentablemente no estuvo consiente lo suficiente para verla en acción.

"Te amo, Ruby."

Se le salió de los labios. Se le quedó viendo descaradamente todos esos segundos, y se quedó en una especie de trance.

Ruby tenía unas balas en su mano izquierda y su celular en la derecha. Notó como, en cámara lenta, los ojos plateados la miraron con sorpresa, como su rostro poco a poco agarró color y luego vio caer los elementos de sus manos al suelo, siendo sus manos de mantequilla en ese instante.

Se sentía avergonzada por decir aquello tan de la nada, pero no pudo evitar soltar una risa al notar como la menor estaba el doble de avergonzada e impactada.

Las dos terminaron riendo.

A pesar de todo lo que ocurría, con Ruby podía reír a pesar del miedo y el dolor.


Capitulo siguiente: Diana – Accidente.

Olvidé subir el capitulo temprano, pero en mi defensa he de decir que no tenía internet y no hubiese podido de haberme acordado alskjd Como sea, empezó la situación tensa, y probablemente la más preocupante, pero hay que tener fe en nuestras niñas. Digo, ¿Que es lo peor que podría ocurrir? …

Como sea, espero les guste como va la historia, queda cada vez más poco ahh.

Nos leemos pronto.