Atención esta historia está clasificada con contenido adulto, éste capítulo contiene escenas eróticas con alto contenido sexual (también conocido como Lemon), que pudieran perturbar la sensibilidad de algunas personas, si no te gusta este tipo de contenido o eres menor de edad, FAVOR de DETENER la lectura ahora. Leer bajo su propia responsabilidad.
Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.
Desde el principio, fuiste un ladrón robaste mi corazón y yo fui tu víctima voluntaria. Te dejé ver partes de mí que no eran para nada lindas, y con tus caricias tú las arreglabas. Ahora has estado hablando en sueños, sobre cosas que tú nunca me dirías, dime si ya has tenido suficiente de nuestro amor... - Just give me a reason, Pink
Cuando Bulma hubo preparado todo, le comunicó al guerrero que ya estaban listos, él solo la escuchó y siguió entrenando. Conociéndolo todavía tardaría en terminar su entrenamiento, la peliazul decidió no desesperarse y se fue a seguir revisando el avance del escaneo del planeta.
Era un lugar mágico, y comenzaba a creer que ese lugar tenía tal vez un embrujo de amor que hacía comportarse al saiyan de forma inusual, amable y tierno. Notaba que hasta Trunks estaba emocionado por las constantes atenciones que el padre de la criatura había tenido últimamente.
Había observado que el saiyan detenía en los últimos días su entrenamiento por un lapso de 3 horas que dedicaba a entrenar al pequeño. Al inicio se horrorizó cuando vio que éste metía a su pequeño niño a la cámara de gravedad y le aumentaba la misma.
Si bien no era demasiado, la cantidad de gravedades ya hubieran matado a un bebé humano normal inclusive a ella. Pero pronto vio que 15 gravedades no estaban siendo rival para su hijo quién, aunque tambaleante caminaba, corría o saltaba dependiendo de lo que su padre le exigía.
Se dio cuenta que la única forma de dejar que el vínculo entre el saiyan de raza pura y su descendiente se forjara era dejándolos conectarse de la mejor forma que al guerrero se le daba: por medio del entrenamiento así que, aunque le costó morderse la lengua para no proferir un injurio contra el saiyan por cada vez que veía a su pequeño caer bajo esa gravedad aumentada, se mantuvo a raya con respecto a ese punto.
La voz del saiyan la sacó de su ensimismamiento —Vamos mujer— fue todo lo que él dijo. Se veía sumamente atractivo, había dejado de lado su habitual traje de batalla y llevaba ropas humanas que se le entallaban bastante bien al cuerpo de adonis que tenía, dejando momentáneamente a Bulma sin respiración.
El solo sonrió y al pasar al lado de ella, le susurró suave y dulcemente al oído —respira mujer vulgar— Antes de darle una franca y sensual sonrisa.
Al salir de la nave activó el escudo, aunque no habían visto nativos con inteligencia en ese lugar, era mejor prevenir. Ella estaba por sacar una aeronave para ir cómodos mientras él se reía meneando lentamente la cabeza en forma negativa —¿Tan guapo me veo que te hice olvidar que yo no vuelo en tus chatarras mujer? — le decía juguetonamente, mientras las mejillas de la científica se sonrojaban fuertemente.
Sin dejarla responder la cargó acercándola a su pecho delicadamente, mientras ella llevaba a su pequeño a la vez.
La científica sintió su corazón acelerarse, la sensación le recordaba la primera vez que volaron tan juntos, quien diría que ese huraño saiyajin que la hacía rabiar, terminaría siendo la persona más importante en su vida y que le daría tan bello tesoro como lo era su hijo.
Llegaron a un hermoso valle rodeado de montañas repletas de vegetación, en el centro del valle se hallaba un hermoso manantial, ella sacó de una cápsula todo lo que llevaba para el picnic prometido, se sentaron en el césped de ese valle con tonalidades verdes y lilas, comenzaron a comer.
Mientras disfrutaban la maravillosa comida, Bulma tomó un suculento bocado de una tarta, tan deliciosa sabía y la estaba disfrutando con tanto placer, que no se dio cuenta que un entretenido saiyajin la miraba mientras le decía —te has manchado al lado de la boca con la tarta, humana—Ella sonrojada trató de limpiarse, mientras él sonreía ante el gesto sonrojado y apenado de la científica.
—Déjame ayudarte — le dijo suavemente mientras se acercaba a ella y suavemente pasó su lengua por las comisuras de sus labios del lado derecho, mientras delicadamente sostenía su mentón.
Ella vio el varonil rostro acercarse tanto a ella, mientras sentía su rostro enrojecer y los latidos de su corazón dispararse.
Lo vio acercarse, ver esa fuerte y penetrante mirada atravesarla, sentir esa suave y gentil lengua acariciarla mientras sus alientos se mezclaban.
La varonil esencia del saiyan le llegó de lleno, adentrándose en lo más profundo de ella, mientras sentía que se mareaba al sentir la sensual lengua tocar la comisura de sus labios, después de que él limpiara la mermelada de la tarta que ella tenía ahí, aun teniendo los labios de ambos a centímetros uno del otro, comenzó a recorrer suave y seductoramente los labios de la fémina con su lengua.
Ella sintió su corazón saltarse un latido de la emoción que le generaba, no lo podía evitar él era jodidamente sensual.
El saiyan la seguía teniendo agarrada del mentón y mientras en un movimiento casi imperceptible, dolorosamente lento terminaba de cerrar la brecha entre sus labios, depositando en los seductores y deliciosos labios de la mujer un beso tierno.
—Sabes a fresas — le dijo suavemente acariciando gentilmente la mejilla de la científica. Ella se sintió mareada de lo alucinante que era sentir tanta calidez y afecto por parte de él.
—Respira mujer...— le volvió a decir mientras ella se daba cuenta que en efecto se había quedado sin respirar largo rato por la acción del saiyan, quien le daba una mirada cálida que no era usual en él.
De pronto, el saiyan se levantó, se quitó de un jalón la playera polo que se había puesto quedando solo en un corto short, llamó al crío y se dirigió al hermoso manantial de aguas color plata, mientras le decía a la científica — ¿Vienes?— Ella feliz decidió quedarse solo en un impactante bikini y seguirlo.
El saiyan entró junto con el niño al manantial de aguas cálidas, lo cargó puesto que al ser tan pequeño se hundiría rápidamente, al voltear a verla, por primera vez en mucho tiempo se quedó sin respiración.
Venía caminando en forma lenta y cadenciosa, moviendo sensualmente sus hermosas y bien torneadas caderas, solamente cubierta por un pequeñísimo bikini color azul que apenas si podía contener tan exuberante femineidad, caminando descalza en esa pradera verde fosforescente mientras el viento sacudía la azul frondosa cabellera y la luna en lo alto resaltaba eso ojos maravillosos, parecía un ser elemental que venía flotando oníricamente, más que caminando.
El saiyan no se dio cuenta en qué momento fue él quien se quedó sin aire, sin habla. Sintió su corazón latir fuertemente, y envidió hasta el aire que tocaba suavemente el pelo color turquesa de la mujer, cuando la vio entrar delicadamente en el agua sintió celos de esta, por recorrer sin su permiso esas piernas que eran su perdición.
No se dio cuenta que tenía la boca abierta, hasta que ella llegó a su lado y en forma sensual con un dedo le hizo cerrar la boca, lo cual provocó un sonrojo enorme en ese rudo guerrero, al saberse pillado contemplándola impactado.
Al notar ella ese sonrojo, y el nerviosismo nada propio de él, quien ahora se veía cohibido y nervioso, se acercó gentilmente a él, abrazándolo, y tomando con un brazo a su pequeño quien seguía alegremente colgado de los hombros de su padre.
Nadaron felizmente en ese hermoso manantial, mientras ella sentía que se iba a morir de amor al ver a su normalmente atormentado saiyan nadar en paz a su lado.
Era algo hermoso escuchar a su pequeño reír mientras trataba nadar y que cuando comenzaba a hundirse ser sacado por su fuerte padre quien lo veía divertido mientras juguetonamente se entretenía ayudándolo a intentar que flotara...
Cuando el pequeño se cansó de nadar, lo acercaron a la orilla para que jugara con la arena, mientras el saiyan aprovechando que quedaron solos, la llevó más profundo y la abrazó haciendo que ella se abrazara a horcajadas sobre él.
—En otro picnic empezó todo — Comentó ella sonrojada, mientras veía como la penetrante mirada del guerrero la recorría y se sentía dichosa entre esos fuertes brazos. —Siempre tuve la curiosidad príncipe. ¿Tenías esas intenciones desde el principio?
Vegeta volteó a verla y sonrió más para sí mismo que para ella, pues en su inocencia ella no sabía cuáles eran los planes por los que se acercó a ella, y que prácticamente había ya logrado llevar a cabo con éxito.
—Lo que ese día ocurrió fue realmente algo no planeado humana, pero fue la mejor metida de pata que he tenido— le dijo sincerándose ya que en efecto eso era verdad, fue lo último que dijo antes de comenzar a besarla dulcemente mientras seguían abrazados dentro del agua cálida que los envolvía.
El saiyan miró de reojo hacía donde su cachorro jugaba y notó que se había quedado dormido, aprovechó para acomodar a la mujer sobre él, ella rodeó con sus piernas las caderas del hombre mientras seguían fundidos en besos candentes.
Sintió la lengua del hombre reclamar su boca, poseerla y robarle hasta el último aliento, mientras ella abrazada a él enredaba sus manos en la azabache cabellera del saiyan.
Sentía la masculinidad del hombre endurecida pegándose a ella y sin saber en qué momento comenzó a moverse encima de él, mientras el abandonada sus labios y comenzaba un camino de besos por su cuello.
Bulma se mordía los labios mientras veía su pequeño niño dormido en la orilla, sabía que no deberían hacer eso estando tan cerca su pequeño Trunks, pero su voluntad era débil cuando del peliflama se trataba y terminaba cediendo a sus deseos.
Trataba a toda costa de evitar que un gemido se le escapase, pero el hombre no se lo estaba poniendo fácil, simplemente respiraba agitada mientras sentía esos sensuales labios recorrer su cuello, mientras sentía como él depositaba un beso, tras otro, tras otro, tras otro.
No supo en qué momento el saiyajin se había despojado de su ropa y la había despojado de la parte inferior de su bikini. Sintió la dureza del sexo de su compañero rozar su propia intimidad. Sintió el agarre de esas fuerte manos en sus firmes y bien torneados glúteos y sin darle un solo segundo él asaltó de nuevo sus labios, mientras su virilidad conquistaba nuevamente el cuerpo de la mujer, entrando a ese cálido lugar.
Un gemido escandaloso quiso salir de la hembra, pero el saiyan previéndolo había comenzado el beso apasionado, absorbiendo dentro de su boca los gemidos de la mujer. La sentía vibrar y convulsionar entre sus brazos, escuchaba la respiración agitada de esa ninfa, pero él quería más, quería robar cada respiro, cada suspiro, cada gemido de la mujer de los ojos azules.
Bulma sentía con cada empuje cómo la virilidad del saiyan entraba más y más dentro de ella, un fuego la recorría y sentía electricidad recorrer todo su cuerpo. Sintió el explosivo orgasmo que llegó y la sacudió, pero su saiyan le dio una mirada malvada mientras siguió besándola y a pesar de sentirse altamente sensible por la explosión del orgasmo que tuvo, él no le dio tregua esta vez, y siguió empujando dentro de ella.
El príncipe sintió tan pronto ella llegó a ese intenso orgasmo le costó cada onza de su autocontrol evitar entregar su semilla justo después de que ella fuera golpeada por éste. Pues cuando ella alcanzó el mismo comenzó a apretarlo en forma tan deliciosa que el hombre casi perdió la cordura.
Aún así logró controlarse lo suficiente y cuando sintió que el agarre de la hembra cedía, el la pegó mas fuerte a su cuerpo y comenzó a bombear con mayor fuerza.
Los embistes del saiyan se sentían más fuertes, no sólo porque así lo eran, sino también por las secuelas del orgasmo ocurrido, la fémina estaba demasiado sensible y sentía que no podía recibir tanto placer, la estaba llevando a otro mundo, sin saber como la peliazul sintió el hormigueo propio sobre todo su cuerpo antes de sentir que el placer la devoraba y cual fuego se extendió rápidamente apretándose más al hombre mientras el intentaba evitar que los gemidos escaparan besándola sin parar.
Por un momento el saiyan abandonó la delicia que esa boca ofrecía, le encantaba ese blanco y delicado cuello femenino, el olor de la hembra al transpirar, esa esencia tan personal que ella tenía lo enloquecía, por lo que desesperado hacía un camino de besos y succiones de piel que le dejarían sin duda chupetones por todo su blanco cuello.
Sentía las piernas de la hembra abrazarlo mientras un fuego voraz viviente lo envolvía al profanar esa zona divina escondida entre las piernas de la mujer,
Sentir ese fuego rodear su virilidad, esas piernas abrazar sus varoniles caderas mientras el seguía bombeando sin parar lo llevaban al Olimpo.
No supo en qué momento los besos deliciosos que le daba entre el cuello y el hombro a la hembra subieron de nivel, para cuando se percató sus colmillos rozaban peligrosamente la piel de la mujer.
Su instinto pedía reclamarla.
No hubiera sido nada grave de no ser por dos cosas importantes: Ella no era saiyajin y como príncipe no podía hacer semejante perjurio y lo más importante él ya no podía ni debería querer reclamarla, aunque su vínculo fuera a medias ya tenía una consorte.
Alejó sus dientes de ese apetitoso cuello, no quiso detenerse a pensar en el casi mortal error que pudo llegar a tener. Las emociones que la hembra despertaba en él, sobre todo al tener sexo con ella eran demasiado fuertes, lo descontrolaban completamente.
Decidió no pensar más en su casi garrafal error y continuó esa sensual danza que tenía con la hembra que deliraba por los besos dulces y las embestidas ardientes que le daba.
El segundo orgasmo que la golpeó la dejó completamente fuera de combate y ésta vez el príncipe sintió como por más que lo intentó no pudo evitar entregar toda su simiente a la ninfa que tenía entre sus brazos.
Mientras la seguía besando, bebiéndose sus gemidos, pudo ver a través de esos hermosos ojos, abiertos como las ventanas del cielo, que le daban una mirada cálida, que hablaban de entrega, de amor, de cuidados, de complicidad.
Recargaron sus frentes uno al otro mientras intentaban tranquilizar sus agitados corazones.
Cuando acabaron el explosivo encuentro, él la abrazó con delicadeza, mientras se acercaban a la orilla y la sentaba en sus piernas acomodando nuevamente el bikini de la hermosa mujer que somnolienta le sonreía y se recargaba y acurrucaba dentro de sus fuertes brazos.
La dejó descansar así un buen rato, mientras el disfrutaba del momento sintiendo a la hembra satisfecha en su pecho y sabiendo que el crío estaba también muy cansado y dormido en la orilla.
Bulma estaba feliz, ese planeta era un edén exclusivo para ellos, sentía la brisa cálida correr mientras descansaban recostados en ese suave césped verde fosforescente, de pronto pequeñas criaturas parecidas a las libélulas pero incandescentes se acercaron a ellos, el saiyan maravillado veía cómo esas mágicas criaturas pululaban rodeando a esa hada azul que tenía cautiva a su lado.
—Estoy muy feliz Vegeta, esto es hermoso— los ojos de la peliazul refulgían a la luz de esa luna dándole un toque etéreo a la fémina, mientras unas de esas extrañas criaturas se posaban en la delicada y sonrosada palma de la mujer.
Por instantes el corazón del guerrero se aceleraba pensando en que después de todo, tenerlos así para él en completa intimidad no era nada despreciable, mientras sin darse cuenta, poco a poco la dudas crecían cada vez más y pugnaban por salir de su pecho, exigiendo una respuesta hasta ahora no otorgada...
Se encontraban dentro de la casa portátil que ella había llevado, mientras veía como ambos saiyajines, padre e hijo se habían quedado profundamente dormidos por todo el ejercicio y diversión que tuvieron.
La imagen era lo más adorable que hubiera visto recientemente, su pequeño hijo dormido sobre el pecho desnudo de su padre, sin hacer ruido tomó una foto de tan hermosa escena, y la guardó para sí. Los recuerdos de ese hermoso lugar y las experiencias vividas en el, serían una de las cosas que en un futuro le permitirían sobrevivir al infierno de la traición a la cual sería sometida.
Llevaban varias semanas en ese planeta, últimamente el saiyajin había tomado la costumbre después de ver que el crío se durmiera, de tomar a la científica en brazos y llevarla a descubrir una maravilla nueva.
En días recientes se había estado cuestionando si pudiera tal vez retrasar más el tiempo de llegada. Ese planeta de ambiente onírico, donde se estaba permitiendo pasar los mejores momentos al lado de esa ninfa, le empezaban a hacerse cuestionar si lo que estaba por hacer realmente podría ser perdonado por ella.
Comenzaba a sentir que su corazón cada vez lo obedecía menos, en un arrebato de sinceridad pregunto a la peliazul – Mujer, vámonos lejos, podemos seguir visitando y descubriendo nuevos planetas un tiempo más antes de llegar...– Fue su simple, aunque esperanzadora pregunta. Sabía que era imposible, pero quería retrasar lo más que pudiera el dolor que sabía infligiría en ella.
Si era sincero consigo mismo y dejaba por instantes de pretender que no le importaba, se daba cuenta que muy a su pesar le dolía lastimar de alguna manera a ese sueño hecho mujer.
La científica volteó a verlo curiosa, estaban sentados en lo alto de un risco que daba de un lado a un hermoso valle color violáceo, y del otro una cadena de montañas azul índigo, la luna del planeta estaba en cuarto menguante dándole una luz suave y delicada al lugar, pareciendo de pronto como un halo holístico que abrazara todo.
Ellos estaban sentados al borde del precipicio, ella sentada sobre de él, mientras sentía esos fuertes brazos mantenerse rodeados a su frágil cintura. No entendía de donde salía la aprehensión de su guerrero, a pesar de decírselo como en broma, notaba la seriedad de las palabras ocultas tras esa inocente pregunta.
Acarició dulcemente la mejilla del saiyan antes de responderle — Al infinito y más allá príncipe— le contestó risueña. El solo la abrazó tiernamente antes de robarle un beso delicado.
Se había hecho una hermosa costumbre salir y tener esas privadas citas a la luz de esa bella luna.
De pronto lo entendió, haría la elección que cada vez empujaba más en él. Vegeta estaba decidido a cambiar los planes, por una vez en su vida quería dejar de pensar con la cabeza fría, dejar de lado sus intereses y el peso de su estirpe y de la sangre que llevaba.
Había decidido al menos tomar más tiempo para ellos y de ser posible buscar la forma de decirle lo que pasaba y juntos resolverlo.
Su padre desde pequeño le inculcó que lo que más importaba era ser un hombre de estado, de gobierno, ser rey y gobernar. Y que los hijos solo eran importantes porque daban continuidad al legado que se quería seguir.
Sí, dejaría de lado por una vez en la vida de pensar con la cabeza, sabía que eso se apartaba del férreo hombre de estado, del estratega que era, del conquistador de mundos que estaba destinado a ser, sin embargo, por esta ocasión decidió seguir lo que su corazón dictaba.
Ya trazaba una ruta alterna para seguir viajando solo ellos tres, el tiempo que fuera necesario, y si ese tiempo fuera por siempre en este momento tampoco le parecía mala idea.
Por ahí dicen que si quieres hacer a los dioses reír cuéntale tus planes. Pues bien, ese día ni el embrujo que usualmente usaba la hechicera de los ojos azules para mantenerlo alejado de las pesadillas funcionó:
" Se encontró de pronto en el planeta Vegita, al parecer en una época posterior a su partida, el castillo de su infancia, todo estaba destruido. Cadáveres por doquier daban testimonios de la cruenta batalla que ahí se desarrolló.
A lo lejos reconoció un demasiado deformado cadáver de Bardok. Lo reconoció en el acto, jamás pensó conocer a la vergüenza de su hijo Kakaroto, eran tan parecidos físicamente...
Siguió caminando mientras sentía su corazón palpitar con furia al ver los restos de toda su civilización destruida.
Adelante en una colina reconoció la figura sin igual de su padre. El Rey Vegeta. Ensangrentado, el cuerpo casi deformado, sin un brazo, pero de pie. Un cadáver espectral que penaba y que estaba ahí esperándolo.
Cuando el príncipe vio que su padre el rey volteó a mirarlo y fijó sobre él esos ojos sin restos de vida, por primera vez en su vida sintió un escalofrío enorme recorrerlo.
Miedo y vergüenza lo golpearon. De pronto un risa espectral, demoniaca se escuchó por todo el lugar.
Y se vio así mismo, un más joven príncipe Vegeta, vestido con la armadura con la insignia de la casa real saiyajin.
Quien despectivo con asco en la mirada lo retaba
—¡Patético! — Fue todo lo que dijo, su voz denostaba desprecio.
—No mereces nada de esto— el Vegeta más joven y orgulloso le decía. El saiyan estaba sorprendido, aún así el no iba a dejar que porque fuera una versión de él mismo le hablara así.
—No tengo que dar explicaciones a nadie— mientras arrogante miraba a su alter ego.
El otro Vegeta más joven lo miró con malicia y con odio antes de atacar con sus palabras — Tu padre y todos esos guerreros dieron la vida por tratar de rescatarte, ¿y así es como se los pagas?
El príncipe no iba a dejar que nadie menos él mismo cuestionara sus decisiones, — Me tiene sin cuidado, mi padre murió por no ser lo suficientemente fuerte para vencer a Freezer, ¡fue su estupidez lo que lo mató no yo!
El mismo tono de voz de desprecio que su alter ego usó, fue el que mantuvo. Cuando vio que el otro Saiyajin se reía nuevamente.
—¿En verdad quieres vivir en negación? Sabes porque el rey hizo lo que hizo. Y aunque no quieras aceptarlo por tus venas corre su sangre. Era un Saiyajin de clase alta, era el rey ¿Qué esperabas? ¿Que te dijera abiertamente lo que importabas para él? ¿Acaso querías la aceptación pública? ¡Patético!
Vegeta cerró los puños, cuando de pronto sintió su corazón latir por la incomodidad, algo que nunca quiso admitir le llegó como una certeza: A pesar de que su padre nunca se lo dijo abiertamente, sabía lo orgulloso que había estado de él, tanto así que decidió enfrentarse a Freezer con tal de recuperarlo.
Entonces la vergüenza lo cubrió entero, ahí estaba él, que había sobrevivido y que el destino se mostraba magnánimo permitiéndole encontrar más saiyajines para así cumplir con su destino.
Que le daba las herramientas para consolidar en un futuro cercano el imperio con el que su padre soñó. ¿Y qué hacía él? Comportarse como un clase baja, como una sabandija sin honor, pensando en desperdiciar tiempo en ocio y diversión con una vulgar mujer de una raza débil y mediocre que no valía nada.
Su alter ego tenía razón, era patético...
Sintió el callado reproche de su padre sobre él. No fue capaz de sostenerle la mirada, sabía que se lo debía, a él y a toda su raza.
En sus venas corría la sangre de todos sus antepasados grandes y nobles guerreros, en su espalda caía la responsabilidad de erigir desde las cenizas a su pueblo nuevamente.
Si existían en verdad los dioses o algún ser superior, éste se estaba encargando de poner todo a su disposición para que cumpliera con su destino. El destino del príncipe de los saiyajines, el destino del próximo emperador del universo.
Y él se dedicaba a desperdiciar el mismo, pensando en escapar al destino que le correspondía por derecho de nacimiento, comportándose vergonzosamente, anteponiendo cual guerrero de tercera clase el ridículo sentimentalismo por una hembra y por un crío que ni siquiera debería existir.
La vergüenza lo traspasaba, se sintió culpable por siquiera haber pensado en huir vergonzosamente del magnífico destino que le correspondía.
Aún así se sintió incómodo al pensar en la heshia de ojos azules y en el crío.
—Mátalos, acaba con ese lastre, nadie tiene que saber la vergüenza que representan para tu raza.
— Fue lo que en tono malicioso el Vegeta más joven le decía.
—Eso no va a pasar, no está en discusión— fue todo lo que el guerrero siseó, mientras apretaba fuertemente sus puños.
—Son una carga para ti y lo sabes— volvió a arremeter su alter ego — Pero si no vas a deshacerte de ellos, usa a la científica de acuerdo a lo que planeaste, ella puede ser de gran ayuda, para tu imperio.
Vegeta se quedó callado indeciso, a pesar de todo no la quería lejos, pero algo dentro de él se removía protestando, después de todo lo que habían pasado no quería, no debía de hacer eso.
Su alter ego comenzó a rondarlo, no dejaría que siguiera siendo débil:
— Ella lo aceptará, hiciste un buen trabajo confía en ti, la conoces se enojará en un principio pero después se resignará. Tarde o temprano entenderá y se sentirá honrada de que a pesar de todo le estés dando un lugar privilegiado a tu lado.
El saiyan sentía las dudas crecer en él de pronto la mirada vacua de su padre le pegó de lleno, no importaba lo que él quería, nunca importó.
Al final hacer resurgir de la cenizas a su raza, reivindicar a todos los guerreros que murieron luchando por su honor, por traerlo a casa.
El erigir ese imperio con el que su padre y su abuelo soñaron, era lo que importaba. Ese siempre fue su destino: El destino de un príncipe. La certeza de quién era y lo que pesaba en sus venas.
—¿Quién eres? — preguntó con molestia, entendía la realidad y lo que debía hacer, aún así en su pecho la incomodidad crecía.
—Tú eres yo y yo soy tú— fue todo lo que su alter ego le dijo. Pero no necesitó más información, sabía que era cierto, era la parte de él que le hacía ver la verdad que por cobarde se había cegado en ver.
Se dio cuenta que su padre volteó a ver al cielo, volteó siguiendo la mirada del rey Vegeta, al punto que observaba y en lo alto del cielo rojizo de su extinto planeta vio la nave del demonio que hasta la fecha lo seguía cazando en sus pesadillas: Freezer. Un resplandor dorado salió en dirección de su planeta y fue lo último que vio..."
Despertó sobresaltado con el sudor cubriéndolo. La dulce hembra estaba a su lado despierta mientras le susurraba a su lado palabras dulces que le tranquilizaban el alma.
Se abrazó fuerte a ella, aspiró su dulce y delicioso aroma, quería quedarse dentro de ese abrazo suave que de alguna forma lo protegía y calmaba a su turbulento corazón.
Bulma había despertado minutos antes al sentir el violento movimiento de su pareja quien se dió cuenta tenía alguna terrible pesadilla, pues con la frente perlada en sudor y apretando los dientes, hablaba por ratos en su legua materna, por tanto un lenguaje no entendible para ella.
Le sorprendió al sentirlo abrazarse a ella en forma tan desesperada, sentía una vulnerabilidad jamás conocida por ella en el hombre, y su instinto de protección se activó, tratando de alejar de alguna manera aquello que lo atormentaba.
Ella lo recostó sobre su pecho, sin decir una palabra más. Intuía que algo que ella no conocía estaba molestando la paz de su guerrero, lo recargó sobre su suave pecho, mientras comenzaba a tararear una dulce melodía.
Él sintió una paz enorme cubrirlo, como si ella con su hechizo volviera a alejar todo cuanto lo perturbaba, se dejó abrazar, sintió el suave y generoso pecho de ella como su almohada, aspiró el delicioso olor de la mujer que lo llenaba, lo traspasaba, lo poseía.
Se dejó seducir por ese encanto, sintió como las delicadas manos femeninas acariciaban su cabello mientras dulcemente escuchaba la canción suave con la que ella invocaba al país de los sueños, se dejó llevar cual niño pequeño.
Permitió que ella lo llevara, pues a pesar del embrujo de la hembra y de lo mucho que tal vez su corazón deseara seguirla por siempre, en la pelea entre el amor y el deber. El deber de la mano con él orgullo habían ganado, para bien o para mal una decisión había sido tomada...
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Esto me suena a... a que voy a llorar...
¿Qué creen que va a pasar el próx capítulo? Este iba bien bonito no se en qué momento todo se torció.
Me gustaría saber sus comentarios
Mil gracias de verdad por todo el apoyo que le van dando al fic de corazón gracias!!
Rápidamente contestó comentarios:
Belen.b189: Lo más triste es que tienes razón, ya cayó y aún así las cosas no van tan bien... o si? /
XXLALALULU: jajajaaja tus comments siempre me hacen reír, gracias x comentar :3 y siii creo la rotura de kokoro es inminente, ay! ,(
Beccamarins: de acuerdo contigo Vegeta enamora en estos caps realmente es otro... pero el amor todo lo puede? No se si aplicará en este caso, pero de que acuerdo contigo es una luna de miel que va a acabar y cuando llegue la realidad nose quien será más afectado, porque de que ya se enamoró... yo ni tengo dudas.
Calay: El golpe va a ser durísimo por lo visto, eso va a ser masacre al corazón, por un momento pensé que recapacitaría... saludos y mil grax x comentar :)
Invitado: Si! De acuerdo vamos a llorar con Julma por su culpa, de verdad va a ser horrible, pero talvez se arrepienta y no lo haga?
