Como dije, aquí el segundo episodio porque me siento generosa y porque olvidé postear en varias semanas jaja... disfruten de la actualización, tanto como yo lo hice al postearla, no olviden dejar sus comentarios y tal, porque sino me voy a pensar eso de actualizar hasta que termine la historia y postearlo todo lo que queda en otro lado sin avisar :P

En fin, hasta muy pronto ;)


Disclaimer: Aclaro que ninguno de los personajes usados en esta historia son míos, excepto los que yo cree. En todo caso se dará debida nota. Copyright a Riot Games.


Nota: No al plagio por favor, copiar una historia que no es tuya y ponerla en otro sitio bajo tu nombre es plagio. Si ven mis obras en algún lado sin mi permiso ni mi nombre... avisen y/o denuncien al autor, gracias ^^


Entre La Sangre Y La Luz

Por Clarisce

Capítulo 64 – Amistad, Venganza y Futuro


Un zozobrado silencio se dejó escuchar luego del eco del portazo de aquella habitación, Garen no se dejó distraer y siguió los pasos del soldado que lo guio, éste caminó hacia una cama cubierta de finos velos, se inclinó y saludó con una rodilla puesta en el piso.

— Su Majestad, Garen Crownguard está presente —anunció un sirviente.

— ¡Esto es inaudito! —gritó uno de los médicos de la corte viendo al traidor inclinarse— no debería recibir a este miserable hijo del demonio en nuestras santas tierras.

— ¡Tiene razón! —exclamó otro desde atrás del anterior.

Quizás no era el único creyente de este fracaso llamado diálogo. Jarvan pidió que apartaran el velo de la cama con un gesto de su mano para poder hablar con el joven de la familia Crownguard, también ordenó contra todo pronóstico que sus súbditos se marchasen, estos obedecieron a pesar anhelar negarse y tomar la cabeza de su enemigo.

Su voz sonaba somnolienta y cansada, odiaba estar tan desvalido y sobretodo mareado, Garen seguía con una rodilla en el piso, esperando que Jarvan dijera una sola palabra, temía que si levantaba sus ojos y observaba a su Rey, éste tendría la excusa para eliminarlo de una vez, finalmente su traición, incluso si no era justa, era traición.

— Levántate —ordenó y Garen se puso de pie— puedes hablar.

— Su Majestad, hice lo que tuve que hacer. Estoy seguro de que ya se enteró de todo —pensó en el daño colateral— así que aceptaré su castigo. Tan sólo escuche mi última petición, perdone la vida de mis sirvientes, ellos no han cometido pecado alguno contra la corona.

— Garen… —susurró— acércate más —dijo y el mayor de los Crownguard se puso de pie junto a la cama, vio el demacrado rostro de su Rey y sintió temor. Si perdonaba incluso su traición, no sería capaz de perdonarle haber llevado a Quinn a la destrucción— lo recuerdo todo —fijó sus ojos en él— y también he podido liberarme de un mal terrible, todo lo que… hice —su voz temblaba— ¡orillé a Luxanne a cometer un pecado contra todo lo bueno! Yo recuerdo… esa masa oscura en mi alma, carcomiendo mi ser, opacando mi razonamiento —tragó saliva— como parte de la realeza, no puedo disculparme contigo pero como una persona pecadora, yo quiero pedirte…

— No, su Alteza —se negó Garen, los ojos le brillaban. Su amigo había vuelto— ¿está seguro de que había algo dentro que le impedía que razonara?

— Quisiera decirte que sé cuándo sucedió, pero no… no logro hallar el momento en que mis pensamientos fueron así de equivocados. Desperté esta mañana y todo era tan claro, tan… tan… lleno de verdad y arrepentimiento —quien lo viera, adolorido y torturado por sus acciones, Jarvan estaba en un punto difícil de conciliar.

— Gracias —se acercó y tomó la mano de su amigo, éste le sonrió.

Quizás era impropio para un Crownguard pero ellos fueron mejores amigos desde el inicio de los tiempos y ahora no era su Rey o un loco que se encontraba a cargo de ese magnífico reino, era su… buen amigo Jarvan.

Más tarde, luego de aquella emocional reunión, Jarvan ordenó que liberaran a Tianna, también depuró a los nobles que apoyaban sus crueles acciones, llamándolos uno a uno. Aquel soberano tenía la intención de saber si uno de ellos estuvo de acuerdo en embrujarlo con aquello que él desconocía, pero que Swain había implantado en su corazón, una semilla de oscuridad.

Tianna se sorprendió de ver a su sobrino, él le había visitado en la celda para luego sacarla e ir juntos a la par de regreso a su hogar, conversaron de la situación, de los acontecimientos que ella misma desconocía. Llegó a sorprenderse cuando Garen le comentó del bebé que Lux tuvo luego de su huida, quizás porque no había sucedido algo así en su familia, al menos en décadas anteriores.

Un suspiro atormentado se dejó escuchar antes de llegar a la mansión Crownguard, Tianna reconoció el difícil momento que vivía su sobrina, además de verse en una posición espinosa ahora que Jarvan recuperó su consciencia. Si alguien había logrado manipular así a un Rey, ¿quién le decía que no harían lo mismo de nuevo? Las investigaciones apuntaban a que la Rosa Negra estaba inmiscuida en el corazón de la misma Demacia. Ya había oído rumores de algo así antes, durante sus enfrentamientos con Noxus, sus espías mencionaron una magia oscura manipulada por el demonio en forma de cuervo de Swain. Ella no creía que existiera algo así y de hecho era un hechizo estúpido, no servía para manipular naciones pero sí para torcer los corazones de los amantes, ahora veía que ese cuervo supo manejar la situación a su favor.

— Me quedaré aquí para proteger a su Majestad, debo tomar mi lugar como la cabeza de esta familia y… —Garen suspiró— a pesar de todo lo que hizo, no fue el Jarvan que conozco —bajó la cabeza.

— Sé lo que piensas —dijo Tianna— mató a ese bárbaro —se refería a Darius— pero era esposo de tu hermana y también lastimó a nuestra familia. Soy la última persona que diría algo así pero nuestro deber con la corona ha sido manchada por la corrupción de su Majestad.

— ¿Sugieres que deje a Jarvan a merced de las especulaciones y de otros nobles? Usarán esto para acabarlo.

— No —se detuvo y se puso frente a él para luego tomarle los hombros— no puedes cuidar de su Majestad pero sí de tu amigo. Recuperar Demacia, en este punto, depende exclusivamente de él y de lo que esté dispuesto a hacer para dejar a tu hermana, de una vez por todas, en paz.

— Tía, ¿por qué?

— No dejaré a mi sobrina para ser compensada por el hombre que la dañó. Hay un límite y tus padres jamás me perdonarían si lo permito yo también —soltó sus hombros y se apartó escapando a su mirada.

Pero había otra razón incluida al deseo del mayor de los Crownguard para quedarse al lado de Jarvan. Quinn.

Los días soleados acabaron en Noxus, quizás lo peor que podía pasar era acabar la guerra con Demacia, los cansados soldados se hospedaban en casas solitarias y hoteles que se caían con la pobreza, invadidos y desconfiados, muchos negocios abrieron sus puertas a pesar del horror de tener que lidiar con más conflictos.

Darius, ocultando su identidad logró hospedarse en uno de estos lugares, siempre andaba con una capucha que sólo dejaba ver sus apagados ojos, las noches eran solitarias, incluso cuando habían personas alrededor, sólo sentía la necesidad de encontrar la razón de su desespero, cerraba los ojos y pensaba en Lux, los abría y la rabia lo consumía, el duelo parecía hacerse eterno. Su hermano lo abandonó y él mismo perdió esperanzas, suponiendo que llegara a Demacia, con suerte, ¿cómo vería a los ojos a su amada para abandonarla? ¿Sería tan despiadado? Debía mentalizarse, tomar sus decisiones y estar seguro por completo de lo que iba a hacer.

Esa noche durmió bajo las estrellas, era mejor estar en silencio y soledad que con bullicio y soledad, pestañeó un par de veces hasta ver las estrellas completamente quieto, intentó no parpadear pero le dolieron los ojos a los pocos segundos, su resistencia era terrible, despertar de la muerte no había sido nada bueno ni para su cuerpo, ni para sus músculos.

Se giró luego de un rato, viendo unos arbustos, se movían al viento, sonaban… como una voz a la distancia que se desvanecía, la amaba… pensó de inmediato, ¿pero la amaría lo suficiente para dejarla?

Era un estúpido, se tomó la cabeza, ¿cómo estaría? ¿pensaría en ellos? ¿Diría su nombre antes de dormir como lo hacía él? Esas preguntas le despertaban con augurios de desesperación y la depresión que lo mantenía ausente de esa realidad, iba a terminar muriendo, pensó, y no en batalla como lo había imaginado y tampoco en su tierra.

El aire comenzaba a enfriar, lo volvía letárgico y amargado, recordaba que antes de conocer a Lux, poco sabía de dormir en paz, tenía constantes pesadillas y ahora… no dormía porque pensaba en sus decisiones, ¿y si jamás hubiera puesto sus ojos en ella? Probablemente la hubiera salvado, ¿sería bueno apartarla de su vida ahora?

Cada noche, de su tortuoso viaje, eran las mismas preguntas, para cuando vio la cúpula en la gran ciudad blanca, se llenó de ansias por comprobar por su cuenta que su amada seguía ahí, con las pocas monedas que tenía, contrató gente para que le dieran información. No podía irrumpir en esa ciudad por sí mismo, era un notable hombre, grande en estatura y fornido a pesar de las vicisitudes.

Lo primero que comprobó era que las noticias de su muerte se extendieron como pólvora y segundo, que nadie sabía nada de la gente en la casa Crownguard, salvo que Garen permanecía en palacio y si era así, era muy difícil que pudieran hablar, que él pudiera decirle dónde estaba su esposa.

Despachó a sus espías y siguió rondando la ciudad por unos días, alojándose en posadas, un poco mejores que las que habían en las fronteras y escuchando más noticias. Llegada la noche, mientras bebía agua en la taberna adjunta a su hospedaje, notó una figura conocida, éste parecía perdido pero no lucía sin energía, un rubio con cara de tonto, pensaba.

Ezreal salió de la taberna en cuanto terminó de hacer sus preguntas, ya que su camino mostraba otros planes, estando fuera notó como si alguien le siguiera, apuró el paso pero no pudo perder a quien fuera que estuviera tras él, así que corrió, pronto notó esa persona lo perseguía así que atemorizado usó un salto mágico a corta distancia para librarse.

— Espera —dijo el hombre de la capucha en aquel callejón oscuro.

— Voy a darte una lección si no dejas de seguirme —advirtió el rubio preparando su guantelete mágico.

Aquel gigante dio un par de pasos hacia él y ni corto ni perezoso Ezreal se dispuso a disparar.

— Dispara —dijo Darius secamente saliendo a la luz.

— ¡Ahhhhhhh! —gritó Ezreal corriendo nuevamente.

Darius estaba muerto y su cabeza por unos días estuvo colgada en la entrada del palacio, fue horroroso verlo y más saber que esa crueldad lastimaría a la joven Crownguard a niveles difíciles de describir. Sí, lo había visto con sus ojos, no era mentira, él estaba muerto y ahora… ¿¡frente a él!?

— Deja de correr —decía una voz tras él, esta vez más enojado que antes.

Hasta que al tumbarlo en el piso, cayó junto a él, lo apresó para luego levantarlo, Ezreal luego de haber estado gritando durante todo el proceso se calló de inmediato viendo el rostro de un fantasma. Estaba blanco como un papel y a un paso de desmayarse.

— ¡Lo siento! —dijo de inmediato.

— … —Darius despertó de aquella persecución y lo empujó contra una pared para hacer "shhh"— ya es suficiente. Soy Darius, soy de verdad —y aunque le desagradaba la idea— toca —extendió su brazo.

Ezreal atemorizado logró presionar su antebrazo con sus dedos, notando que esa masa de carne enorme sí era real, no un fantasma… se quedó nuevamente sin palabras.

— Oh vamos… —dijo Darius pero su compañero hizo sus ojos para atrás y se desmayó, Darius lo atrapó.

Sí, estaba de acuerdo en que la impresión era difícil de sobrellevar pero eso era ridículo, simuló que llevaba al rubio como su amigo ebrio fuera del bar para que nadie más sospechara.

Cuando el joven explorador reaccionó, notó como una lámpara giratoria sobre él hacía ruidos, despertó poco a poco hasta notar la figura de un hombre junto a una silla en la misma habitación.

— ¿Darius? —preguntó y éste se quitó la capucha para mostrarse— ¡no puede ser! ¡Estabas muerto! —alzó la voz como un loco.

— Ya basta con tus gritos —dijo irritado el noxiano.

— Pero… pero… yo te vi muerto, vi… tu cabeza colgada en las puertas del palacio, Garen… Garen enterró lo que quedaba de ti —se acomodó en la cama de donde había despertado, la cual era de Darius, en realidad.

— ¿Hablaste con él? —preguntó expectante.

— Sí, hablamos, yo llegué antes a la ciudad, él llegó hace algunas semanas, creo. Yo estoy buscando algo más.

— Usa tu cabeza, deja de hablar de ti, maldita sea —refunfuñó aquel hombre.

— Esta bien, lo siento, esto es más importante, ehm… pues… yo no pude hablar después con Garen, por lo que sé está muy ocupado con asuntos del palacio, hay una especie de revuelta entre los nobles por todo lo que Jarvan hizo.

— ¿Y lo está apoyando?

— Técnicamente no estás muerto, así que… no tengo razón para juzgar que él haga eso o que lo siga haciendo pero… ¡oh si! —dijo de inmediato— Lux, ella está viva, está en Freljord.

— ¿Qué? ¿Por qué está tan lejos?

— Es complicado, creo que Garen pensó que era el único lugar donde podría estar segura luego de que Jarvan perdiera la razón.

— Insertaron una semilla de oscuridad en él también —dijo Darius y apretó los labios— pero eso ya no importa, lo que necesito es saber su ubicación exacta, ¿dónde está mi Lux? —preguntó.

— Haré un mapa, aunque supongo que movieron el campamento, ella… perdió al primer bebé —dijo sin especificar— yo ayudé a que salieran de aquí, llegamos a la frontera y ella dio a luz, otro… —habló del milagro.

— ¿Otro bebé? ¿Cómo está? ¿Cómo estuvo? Eh… —preguntaba totalmente confundido.

— Ella no está bien, no me habló, no contestó otra cosa y sólo respondió una vez, cuando llegó uno de tus soldados para ayudarnos, me dijo que sí era de confianza. Escapamos de una torre, no podía pensar que alguien de Noxus se hubiera infiltrado con tanta facilidad para ayudarnos. Ella estuvo cautiva, no sé si lo sabías, Jarvan la encerró en la torre.

— ¿Cuál era su nombre?

— Dante, sí, era Dante, lo recuerdo porque tuve un profesor que se llamaba igual en el instituto de Piltover.

— Esta bien —suspiró aliviado— entonces, dame un mapa del lugar, quiero encontrarla, necesito… saber que está bien.

— Te ayudaré pero necesito un permiso de circulación con tu firma.

— ¿Eh? —miró curioso pero no preguntó por qué— quizás no tenga valor —advirtió— según lo que dijeron, estoy muerto.

— Sólo necesito tu permiso para ir por Noxus sin problema. Hay un asunto que debo resolver por mi cuenta.

— ¿Es lo que necesitas? —preguntó curioso.

— Sí. Aunque si no me lo das, de todos modos haré el mapa, sólo quiero que Lux esté mejor —decía entristecido al recordar ver a su amiga destruida física y emocionalmente.

Quizás él tomaba a la ligera que Darius estuviera tan dispuesto a marchar a las estepas heladas de Freljord, él no sabía lo que había pasado ahí antes de Lux, antes de todo. Heridas viejas surgieron pero decidió ignorarlas porque era más importante encontrar a su amada, ¡decirle que no estaba muerto era una prioridad! Y luego asegurar su bienestar, porque a nadie engañaba, no quería dejarla y tenía miedo, miedo de que ella si quisiera.

— Gracias —musitó Darius algo apenado.

¿Cuándo en toda su existencia le había dicho algo así a alguien? Su boca estaba a punto de hacerse cenizas por el sólo hecho de reconocer que Ezreal, un hombre que lo odiaba al punto de querer que muriese, había sido capaz de cuidar a Lux en su ausencia, ayudándola así a escapar de las garras de un tirano.

— También necesito saber algo.

— Claro, ¿qué es? —contestó Darius.

— Es acerca de… ah… —se quedó sin palabras— bueno… es un tema muy delicado —decía Ezreal con el rostro avergonzado.

— No importa lo que sea, pregunta y si sé la respuesta, te la diré —dijo completamente disponible aquel noxiano estirando las piernas.

— ¿Dónde está Vi?

— Mi hermano hizo que la sacaran de Noxus luego de la prueba de paternidad pero Lux dijo que iba a traerla al castillo nuevamente, después no supe nada más.

— Cometí un error —bajó la cabeza el rubio y apretó ambas manos.

El castaño giró su cabeza hacia aquel afligido muchacho, estaba tan nervioso que su voz temblaba al seguir hablando, Darius comprendió de inmediato que era un tema difícil si lo tenía de esa manera.

— Bebiste mucho esta noche, deberías descansar —dijo para que se sintiera menos presionado.

— No, ¡no! Yo necesito decirle a alguien esto.

— ¿Qué es?

— Estaba muy enojado porque Vi intentó matar a Lux que yo… algo pasó entre nosotros, una noche, cuando bebimos, ella estaba tan molesta con Draven y una cosa llevó a la otra y…

— ¿En serio? —dijo impresionado.

Ella estaba tan segura de que el padre del niño era Draven, tanto que se avergonzó terriblemente al comprobar que no lo era, así que… ese bebé y quien lo hubiera engendrado era un misterio hasta ahí. Él también creyó que era muy raro que Vi se viera tan… convencida, tan lastimada luego de haber hecho que Lux le creyera.

— Así que el bebé que ella espera es… ¿tuyo?

El chico tenía ganas de llorar, Darius pensaba que si no fuera porque la situación era terriblemente seria, se estaría muriendo de la risa, pero esto no lo era, rompió la amistad entre su esposa y Vi, también hizo que la piltoveriana se convirtiera en la comidilla de la sociedad noxiana.

— Debo encontrar a Vi, debo disculparme, aunque me mate, lo merezco, me guie por mi ira y no… no sé cómo hacer que ella me perdone, tampoco sé si está bien, si tendrá al bebé, si necesita algo. Cuando estuve con Lux y nació aquel bebé, no pude aguantarlo más… la culpa me iba a arrastrar a la tumba y ya estuve a punto de morir.

— Cálmate —dijo el castaño dándole un par de palmadas en la espalda al rubio.

— Lux es mi amiga pero… lastimé a Vi y la hice ver como una mentirosa, perdió la amistad que le dieron y… al hombre que amaba a causa mía. Si yo hubiera hablado con ella antes de que todo se viniera abajo…

— Eres un pequeño cobarde —le dijo sin pensar mucho— pero cuando todo esto pase, ven con Lux y explícale también, ella merece recuperar a su amiga y ser feliz, todo lo feliz que pueda.

— Moriré de nuevo —confesó en tono bajo.

Eso lo había hecho salir de la rutina, lidiar con problemas tan alejados de su infierno gobernaron sus sentidos, esperaba que las cosas resultaran bien para ese explorador que tanto lo había odiado o quizás aún lo odia, esperaba poder reunirse de nuevo con él en un futuro mejor. Quizás.


Fin de Episodio 64