El Nuevo Lord Protector:
Capítulo 70: Familia
Rin estaba bastante nerviosa. En vez de parecer que se estaba dedicando a recibir a una invitada parecía más bien que era ella quién iba de visita. Después de que la honorable madre de Sesshomaru se metiera a irla a buscar estando ella dormida —lo cual tras el shock la hizo querer que la tierra la tragase por la vergüenza— ahora parecía estarla esperando en la sala de las visitas a que ella acudiera para poder hablar las dos. Aparentemente se había enterado por Jaken que la madre había echado del palacio al hijo, con la excusa de que no lo quería husmeando cerca cuando "hablaran de cosas de mujeres". Rin no era tonta y después de lidiar con tantos demonios estaba casi segura de que lo que quería era interrogarla sin la presencia protectora de Sesshomaru. Por no hablar de que lo más probable es que también fuera a cuestionarle el embarazo. Procuró antes de ir el bañarse, perfumarse, pero no demasiado, peinarse, ser maquillada, vestida elegantemente y todo como si fuera a recibir a un emperador. También mientras tanto dio órdenes de que le trajeran a Irasue todo lo que ella pidiera para estar cómoda, y por lo que había escuchado, no había sentido vergüenza alguna de pedir hasta incluso un maldito diván para sentarse. Respiró un par de veces, se dibujó el kanji de 'humano' en la mano para comérselo como le había enseñado hacía un par de años Kagome, y se esforzó por tranquilizarse antes de entrar.
Llevaba uno de esos kimonos formales azul oscuro de los que iban a juego con algunas prendas de Sesshomaru y un obi color crema claro, con su uchitake rojo preferido por encima. El pelo lo llevaba semirecogido de manera siempre en la que podía verse el largo de su pelo que ya empezaba a llegarle a la cadera gracias a los cuidados de Atsuko, pero de una manera más formal llevaba un tocado con una peineta de jade y rosas amarillas cruzadas en las trenzas del recogido en la parte superior. Atsuko mientras ella se tranquilizaba para entrar ya se había colocado de rodillas para abrirle la puerta corredera, y detrás de Rin esperaban para entrar con ella Fumiko y Haru. Rin le asintió ya a Atsuko, dándole la señal de que abriera para entrar.
Sí, ahora entendía haber escuchado alguna queja de la servidumbre acerca de la excesiva cantidad de pedidos de la madre de Sesshomaru. Habían tenido de cambiar el mobiliario, llevarle comida. Cambiar la textura del suelo por una más lisa en la que no se vieran las uniones de los paneles del tatami. El diván. Inciensos perfumados. Velas, pergaminos, mesas de escritura, tinta. Por no hablar de que le habían tenido que cambiar todos los paneles decorados por unos lisos y abrir de par en par las dos habitaciones contiguas para que llegara hasta allí la luz del comienzo de la tarde y atravesara esos paneles. Y creía entender por qué Irasúe había hecho tantos pedidos. Todo ese rato que se había pasado a solas los había pasado haciendo cálculos. Es más. Mientras entraba la vio seguir quemando los paneles con sus garras a la vez que los iba moviendo y las luces llegaban hasta el suelo de la habitación cruzándose de diferentes formas dependiendo de dónde los dejaba. Se quedó unos momentos mirándola hasta que le dieron un tirón de manga sacándola de su ensimismamiento, y se dio cuenta de que no se había anunciado como debía.
—Honorable madre… —Comenzó a decir, pero no se la veía reaccionar a la demonesa en lo absoluto.
Pasaron unos instantes algo incómodos en los que ya por fin pareció terminar de hacer cálculos y colocar el último panel quemado, creando ya un círculo perfecto en el suelo de la habitación (imaginaros un círculo así random como los de las cartas natales y los del feng shui). Lo recorrió mirándolo unos momentos y pareció quedarse mirándolo y cada tanto también su collar Meido. Sin pasar a mirarla directamente, más interesada en su collar, y al parecer muy concentrada en su tarea le contestó: —El diván es para que te sientes tú también. Y preferiría que utilizaras mi nombre, más que obtener un título honorífico por haber traído al mundo y criado a mi hijo.
—Entonces… ¿Irasue-sama? —Preguntó Rin mientras caminaba con cuidado hasta sentarse en uno de los costados del diván y era acompañada por Fumiko.
—Como comprenderás nunca he tenido la ocasión de tener una charla con mi nuera. Ponte cómoda por favor. Las otras tres pueden retirarse.
—Preferiría que se quedaran, por favor.
—Una es una humana, la otra un fuego fatuo parlante y la tercera no creo que le haga gracia hablar de cómo la ha rechazado su marido.
—La primera es Atsuko y es una humana muy educada que me ha enseñado toda mi formación desde hace un par de años, la segunda es Haru, mi doncella-guarda personal, soy humana, la necesito conmigo, y Fumiko-chan es mi amiga y creo que más bien quiere explicaciones sobre las decisiones que se le han impuesto en su vida.
—Tan terca como mi hijo, aparentemente. —Se acercó casi como si se deslizara por el suelo al caminar, y se sentó al lado de ella. —Tú y mi hijo apenas saben nada. La historia de nuestro clan no tiene nada que ver con nuestra sangre guerrera y guardiana del inframundo. No tiene que ven con las tierras conquistadas ni con las guerras políticas de dominancia entre demonios. Tiene que ver con una maldición heredada, y Sesshomaru, al igual que yo, es descendiente directo de aquél demonio que según las historias nos condenó a todos.
—Akira ya nos lo ha dicho, Sesshomaru iba a tener hambre e iba a querer comerme porque yo le di de comer. Pero ya hemos visto que este collar me protege de ello. Lo siento, soy humana. No puedo hacer nada con eso. Yo sólo intenté servir a alguien herido cuando apenas contaba con nueve años.
—No vengo a cuestionar vuestro casamiento. Mientras mi hijo sea feliz a mi me da igual. En cuanto a la descendencia directa de alguien que no conocí también me da igual —dijo con un ademán teatrero que descolocó a Rin. —Mi hijo ha madurado y cambiado mucho en los últimos años y ha dejado de ser un simple destructor de las tierras que pisa yeso me permite poder decirle a mi querido Touga que ya puede descansar en paz.
…Hay más problemas que el simple casamiento que habéis llevado a cabo. Sesshomaru no suele mirar más allá de su ombligo y nunca aprendió de mi a mirar como es debido el cielo. Este año era importante: hace poco más de mes y medio ocurrió un escalofriante eclipse de luna (29 de febrero de 1504 – eclipse lunar y luna de sangre, lo usó Cristóbal Colón para engañar a la gente de Jamaica por si tenéis curiosidad :D). Desde entonces mi padre ha decidido comenzar con su hibernación, y en menos de cien años ya sólo será una estatua más de piedra lunar. Este era un año importante, y Sesshomaru debía casarse. Pero da la casualidad de que se casó antes e hizo algo más peligroso este año: engendrar un hijo.
Este año además comienza un nuevo ciclo completo de sesenta años con el año de la Rata de madera y acabará en un eclipse de sol. ¿Pero me escucha acaso mi hijo? No… Se dedica a esconderme cosas.
Rin la miraba intentando no quedarse boquiabierta e intentando como todas las demás mujeres intentar procesar toda la información.
—Pero… Irasúe-sama…—Comenzó a hilar Fumiko —Daba igual que fuera yo quién me casara con Sesshomaru-sama? ¿Podría haber sido cualquier otra y daba igual?
—¿Acaso no has escuchado? Sesshomaru necesitaba a su lado alguien que equilibrara su narcisismo y fuera capaz de mirar más allá. Tu vista ejemplar y tu educación hubieran sido bastante más prácticos en esta unión que… ella.
Rin intentaba no sulfurarse por cada comentario acerca de su unión con Sesshomaru e intentaba ser cordial.
—Rin, a diferencia de mi hijo yo sí me he molestado en desarrollar mis poderes psíquicos. Si tienes algo que decir dilo. No me ofendo tan fácilmente y la cordialidad para enmascarar y callarte cosas me es más bien molesta.
—Pues bien. ¿Puede dejar de decir lo impráctico que es mi casamiento? ¡Yo más que nadie he tenido que lidiar con ello! Primero que no es que nos entendamos perfectamente porque venimos de mundos totalmente diferentes. ¡Ni siquiera teníamos la misma idea acerca de lo que es un casamiento y ser una pareja! Por no hablar de el maldito veneno con el que gracias al embarazo estoy lidiando más que nunca y el hambre de Sesshomaru.
Irasúe la miraba impasible, sin enfadarse en lo más mínimo, y dedicándole toda su atención.
—Oh, es verdad, ¿cómo habéis lidiado con eso? —le dijo tomándole la mano y examinando su piel, para luego seguirla mirando a los ojos. Las otras tres mujeres detrás de ella sentadas en sus respectivos almohadones en el suelo les costaba mantener la compostura —Al hambre de Sesshomaru me refiero, los venenos demoníacos tienen muchas maneras de ser contrarrestados.
—Esto… no lo sé
—¿Cómo que no lo sabes? Algo habréis hecho para que hayas podido sobrevivir. Sesshomaru puede alguna vez mantener la cordura por voluntad propia, pero no siempre.
—Yo… tengo presentimiento que el collar que le dio a Sesshomaru tiene que ver con eso. Las veces que Él llego a sufrir de hambre yo no lo llevaba puesto. Creo que el collar de la luna de su clan… me protegió, Irasúe-sama.
La semidiosa canina se levantó de golpe de repente, y fue a rebuscar entre unos cuantos pergaminos, murmurando para sí acerca del diario de predicciones de las mujeres del clan. En otro incómodo silencio las otras cuatro mujeres la observaron repasar un pergamino antiguo que tenía muchas fechas escritas con poco texto, algunos números y que había sido escrito por varios autores diferentes.
—Esto… Irasúe-sama, ¿debería devolverle el collar? No estoy segura de que lo que presiento sea verdad, y soy consciente de que soy una humana y probablemente deba llevarlo.
—Debes llevarlo, es tu collar. Mi madre me lo dio cuando entré en edad casadera y me recomendó no casarme, sino que lo guardara para que fuera obsequiado por mi hijo a su esposa. Sesshomaru ni siquiera había sido concebido aún y no conocía a Touga tampoco. Ella sí que era capaz de ver en el futuro, no tenía que leer las estrellas como tengo que hacer yo, por si no sabéis qué son todos los cálculos que he estado haciendo aquí. Es muy probable que ya supiera acerca de este año, de este ciclo y de que se casaría con una humana.
Rin se volvió a guardar con cuidado el collar que llevaba puesto dentro de sus ropajes, mientras Irasúe seguía examinando el pergamino.
—Entonces… Honorable Irasúe-sama… ¿Podemos entender que Rin-sama estaba destinada a unirse a Sesshomaru-sama?
La filosa mirada de la demonesa a quien iba dirigida la pregunta se clavó en Atsuko.
—Hmp, no sabía que la otra humana podía hablar.
—Es inteligente y formada, y aunque me da miedo saber, me gustaría conocer su respuesta a esa pregunta, Irasúe-sama.
—Mi respuesta es que no puedo saberlo, pero basar semejante teoría en un collar heredado de una adivina…
—La espada sagrada Tenseiga guio a Sesshomaru hasta Rin, y sólo por Rin fue que de verdad pudo tener contacto con el corazón demoníaco de Sesshomaru-sama. —Intervino rápidamente Atsuko, para el terror de Haru (que no sabía qué hacía allí exactamente e intentaba mantener cara de póker) y de Fumiko (que en el fondo estaba aliviada de no estar soportando la carga de todo lo que se le venía encima a Rin).
—Es verdad, Touga estaba obsesionado en buscar respuestas en los humanos y en los dioses, quería que su querido hijo no heredara la maldición y fuera libre, y en vez de eso se enamoró de una humana, y dejó huérfano no sólo a un hijo, sino que a dos, siendo el segundo doblemente maldecido por ser híbrido.
—En realidad las pocas veces que Sesshomaru habla de su hermano, Inuyasha-sama, dice que tuvo la suerte de nacer en luna nueva para volverse humano en las noches que no cuentan con la bendición de la luna.
—Me da igual. Intento encontrar el pasaje con el que estaba obsesionado Touga, sé se los trajo a esta isla de mala muerte para esconderlos de mi padre.
—Irasúe-sama, la mayoría de las cosas que hemos hablado aquí ya no es que se puedan cambiar. No se puede cambiar esa maldición si es que de verdad la historia es cierta. Ni mi casamiento. Ni el año en el que estamos, ni al hijo que estoy por traer al mundo. ¿Hay algo que crea en lo que quiera que crea que pueda ayudarme?
—En realidad Touga descubrió la razón de por qué los hijos híbridos nacen como nacen, después de todo es un embarazo sobrenatural.
—No entiendo, creí que era obvio, salen mitad y mitad, como cualquier niño hereda la mitad de su madre y la otra de su padre, ¿no?
—¿Acaso no has visto niños alguna vez que parecen que se parecen más a un progenitor que al otro?
—Pssii… supongo.
—Depende de la fortaleza de la sangre de la madre que se parezcan más al padre o no. —dijo, mientras comenzaba a mover los paneles en busca de otra combinación —Necesito saber más cosas. ¿Cuándo fue concebido? Si fuera un embarazo normal, ¿Cuándo saldría de cuentas? ¿Cómo fue concebido? ¿Fue un hijo buscado?
—Rin-sama tiene ya 34 semanas de embarazo, sale de cuentas al cumplir las 40.
—El resto de preguntas, vamos. —dijo mientras las miraba fijamente.
—No fue buscado a posta, simplemente pasó… o sea, es querido, pero…
—Si, sí, niño accidente, me interesa más bien el accidente.
—¿Qué?
—Que cuántos intentos fueron necesarios.
—A decir verdad… fue una sola noche.
Irasúe levantó una ceja levemente divertida. Seguía en silencio, esperando más información.
—Tr-tres veces en total en una noche, Irasúe-sama.
—Bueno, de tal palo tal astilla. Supongo que no tendremos que esperar que tu sangre sea especialmente débil, y menos aún sufriendo un envenenamiento continuo. Si no me equivoco aún estamos a tiempo.
—¿A tiempo para qué?
—Es un año especial, este en que el va a nacer tu hijo. Supongo que estamos a tiempo de conseguir un nacimiento especial, un demonio puro de madre humana.
—Sí, estamos a tiempo aún, señora, tiene la forma que tiene que tener —respondió automáticamente Fumiko, sabiendo a qué se refería, y asustando a Rin.
—Bueno, humana Rin, ahora antes de seguir… ¿Cuál es tu tolerancia al dolor?
Después de aquella pregunta, Rin ya estaba afirmada en su interior e Irasúe sabría la respuesta. Si podía darle un hijo demonio puro a Sesshomaru y evitarle el dolor de ser un híbrido a su propio hijo pensaba intentarlo. Y aunque se moría de miedo y sabía de sobra que su tolerancia al dolor no era tanta, se sentía de repente con fuerzas como para hacer lo que fuera necesario por su recién formada familia.
REVIEWS REVIEWS REVIEWS REVIEWS
Hola mi gentecilla bonita! Omg un capítulo por día (que nadie se habitúe a ello, es esfuerzo extra por la #sessrinweek XD) en fin, espero que os haya gustado, que nadie le explote la cabeza, porque los próximos capítulos viene más :D
En fin, he estado haciendo muchos cálculos para esto, para este fanfic tuve que leer ya de por sí todo lo que conseguí de folklore japonés y chino que no fuera religioso per sé sumado a lo poco que sé de astrología y cartas natales, más que tuve que ponerme a leerme cuadros de efemérides del siglo XVI... y nada, lo de la luna de sangre es verdad de la buena, me encantó enterarme, y hasta he calculado cosis de la carta natal que va a tener el niño (que por cierto, la tabla de efemérides por la época estaba según el calendario juliano y la aplicación para calcular cartas natales libres sigue el calendario gregoriano, que en esa época tenían como casi una semana de difrencia en los días, pero conseguí hacerlo cuadrar, por suerte los astros es matemática siempre por más que a los papas se les diera mal hacer calendarios :D) Nada rayadas mentales mías. En el fondo tiene sentido (inserte meme random de teorías conspiranoicas)
respuestas:
marysanty899:nah, no es que esté o no esté tan emocionada, más bien está enfadada con el hijo porque no le cuenta nada XD
Bueno bebes, esto es todo, muchas gracias a todos los que me leéis, espero que os haya gustado, un abrazo de oso panda y hasta la próxima! :3
