Capítulo 77: "Años después"
Años después…
Cualquiera hubiera pensado que, como en cualquier novela de amor, perderían su brillo, se aislarían del mundo y dejarían de lado sus sueños y esperanzas, hundiéndose en una miseria y desesperación que solo sería aliviada cuando pudieran estar juntos.
Pero ese no había sido el caso. No podían pausar sus vidas ni destruirlas, mucho menos ponerles fin. Su dolor fue inmenso, vaya que sí, pero estaban conscientes de que tenían que seguir adelante, juntos o no.
Tenían que hacerlo.
Así fue como pasó el tiempo, cada uno enfocado en su trabajo, evitando encontrarse en eventos, evitando incluso sus miradas. De esa forma lograron tener un éxito aún mayor en sus carreras artísticas, pues se enfocaron tanto en el trabajo, que todo lo demás pasó a segundo plano.
El público en general seguía preguntándose aún después de ese tiempo: "¿Qué pasó con Xiao Zhan y Wang Yibo?" pues jamás se les volvió a ver juntos, tampoco se escuchó algún rumor que desencadenara una nueva polémica sobre ellos en todos esos años.
Eso solo les demostró a todos que podían seguir con su vida y lograr sus metas. También se lo demostraron el uno al otro, no se necesitaban para salir adelante, y sin embargo… aún se amaban con la misma intensidad de antaño, no importaba que ya hubiesen pasado años, se amaban. Y aunque podían vivir sin el otro, no lo querían así.
Ese largo tiempo separados solo había fortalecido el amor. Lograron confirmar que no era un mero capricho. Su amor era real. Y las personas cercanas a ambos vivían sintiendo pena al notar que su amor seguía intacto, pero el riesgo de estar juntos era el mismo a pesar de que ya no eran tema tendencia del público.
Ante todos se mostraban fuertes, independientes y con una estabilidad emocional de envidia. Nadie tenía idea de lo que sus corazones albergaban, solo sus padres y sus amigos más cercanos lo sabían.
Pero lo que nadie sospechaba era que se mantenían al tanto uno del otro sin hacérselos saber.
Yibo siempre estaba al pendiente de Xiao Zhan, y viceversa. Sabían de sus éxitos, de sus malos momentos, de todo.
Todo esto sin dirigirse palabra alguna, o sin mandarse un mensaje.
Transcurrieron largos años en los que se encontraban uno al otro en eventos importantes de los que no podían simplemente huir. Era en esos eventos cuando sentían las miradas de todos sobre ellos, esperando algún contacto, mirada o palabra entre ambos. Pero nunca les dieron gusto.
Así fue como poco a poco la intensidad de los rumores fueron disminuyendo hasta que llegaron al punto actual en el que, para la sociedad, eran un par de jóvenes que experimentaron una mala jugada por parte de antifans, difamándolos a tal grado que los hicieron romper su linda amistad.
Tan impactante fue la repentina separación, que algunos incluso decían que Wang Yibo y Xiao Zhan se odiaban por todos los escándalos que se causaron con su amistad. Esto se debía a que en los eventos a los que asistían no se dirigían la palabra, ni siquiera se miraban. Eso fue tema de conversación durante algunos años, la gente no se cansaba de inventar cosas.
Pero no todo fue "éxito en el trabajo" durante esos años. Ambos atravesaron momentos difíciles. Yibo terminaba esforzándose de más en sus proyectos.
Dos años después de la separación, Wang Yibo aceptó participar en la siguiente producción de SDC, pero a pesar de sus cortos veinticinco años, su cuerpo le cobró factura. Al principio nadie lo notó, él se veía igual que siempre, pero sus movimientos eran diferentes, también su expresión. Su corazón volvía a causarle cierto aletargamiento, pero él no se detuvo sino hasta que el director ejecutivo del programa lo mandó a llamar junto con su manager.
—Necesitamos que le cedas tu puesto a alguien más. Te dejamos elegir a quien tú desees, pero tienes que hacerlo —le pidió con severa seriedad. Yibo se alarmó.
—No entiendo… yo… ¿hice algo mal?
—Para nada, pero no estás bien. Nos informaron que tu salud no es buena en este momento y no queremos que te exijas de más. Necesitas un respiro.
Wen Pei no pudo hacer más que mirar a Yibo con mucho asombro, en especial porque no refutó las palabras del director. Observó cómo apretaba los puños y bajaba un poco la cabeza, mordiéndose los labios con impotencia.
—Yibo… —murmuró Wen Pei, totalmente asombrado, ¿en verdad había algo mal con su salud de nuevo? Y si era así… ¿por qué no se había dado cuenta antes?
—¿Por cuánto tiempo? —preguntó con un desánimo evidente.
—El tiempo que sea necesario para que te recuperes. Cédele el lugar a alguien de tu confianza. Pero no te preocupes, seguirás siendo el coach de tu equipo, recibirán tu consejo e instrucción, pero evitarás todo lo que tenga que ver con esfuerzo físico.
—Eso solo causará especulaciones y escándalo en el público —intervino Wen Pei.
—Déjenlos que hablen —sonrió—. Lo importante es que estés bien, muchacho.
—¿Puedo preguntar quién le dio esa información?
—Una fuente confiable, solo puedo decirte eso. Ahora ve y recupérate, no te preocupes por lo demás.
Ese día salieron de la oficina del director con bastante asombro, no era común que los directores y productores se preocuparan así por ellos.
—Dime qué está pasando —lo tomó del brazo y lo encaró—. ¿Es tu corazón? —le preguntó en voz baja, en medio del pasillo.
Yibo solo desvió la mirada y asintió.
—Antes de que me regañes debo decirte que ya programé cita con mi médico.
Wen Pei suspiró.
—¿Tus padres lo saben?
Yibo asintió.
—Vaya, bien, haces bien. ¿Y ya sabes a quién elegirás para suplirte?
El menor volvió a asentir.
Para la siguiente transmisión de Street Dance China el público se maravilló al ver que al equipo de Yibo se unía Wang Jackson como cocapitán. Aunque no pasó mucho tiempo antes de que se dieran cuenta de que algo andaba mal con Yibo. No porque se viera enfermo, sino porque había dejado de participar con su equipo, en su lugar iba Jackson, Yibo solo dirigía y corregía. Las especulaciones no tardaron en llegar, pero eso ya no les importó ni a Yibo ni a toda la producción.
Con el paso del tiempo y a pesar de las adversidades logró mantenerse en pie y seguir adelante con valor. Pero, como siempre, Xiao Zhan era su talón de Aquiles. Y cuando supo que estaba atravesando una etapa de desenfreno, se preocupó.
Xiao Zhan logró lidiar con el dolor de la separación, encontrando refugio en el alcohol. Atravesó una pequeña temporada en la que iba de una fiesta a otra con sus amigos, bebía y se olvidaba de la raíz de su dolor. Aunque cuando llegaba a un estado de embriaguez mayor, se ponía sentimental y bastante temperamental, llorando por Yibo.
Debido a esto, una que otra persona supo su sufrir, personas indiscretas que comenzaron a difundir más rumores que inmediatamente llegaron a Yibo.
—¿Sabes algo sobre esto? —le había preguntado a su amigo Wang Jackson.
El aludido soltó un pesado suspiro y asintió.
—¿¡Y por qué no me habías dicho nada!?
—Supuse que no querrías saberlo, además, sabía que te alterarías y eso no es bueno en estos momentos.
—Estoy bien, no estoy alterado —intentó calmarse—. Solo dime lo que sabes.
—No estuve ahí, pero me dijeron que te mencionó. Estaba muy ebrio. No hizo un escándalo, solo estaba muy tomado, sentado y llorando en silencio. Eso llamó la atención de todos.
El corazón de Wang Yibo se partió por milésima vez.
—¿Estaba solo?
—No, al parecer iba acompañado por… tu prima.
—¿¡Fei Fei!? Pero ella no… —se quedó en silencio, sí, había llegado de visita a la ciudad hace apenas unos días, pero… ¿Qué hacía con Zhan Zhan?
—Ella se lo llevó cuando se puso tan mal.
—Ellos… ¿Estaban juntos, juntos?
—¿"Juntos, juntos"?
—Sí, idiota, juntos. Como pareja.
Wang Jackson se echó a reír.
—¿Celoso?
El aludido solo rodó los ojos.
—¡Es tu prima!
—¿Y que tiene?
—Si hubiera algo entre los dos ya te lo habría dicho, ¿no?
En realidad, no estaba seguro de eso.
Pocos días después de ese suceso, Xiao Zhan sufrió un pequeño accidente conduciendo.
Sí, otra gentil advertencia.
Yibo enloqueció y quiso buscar a Xiao Zhan para ponerle un alto, para regañarlo y decirle que estaba siendo un idiota. Pero… si lo hacía solo lo pondría en un riesgo mayor.
Entonces recordó las palabras de aquel funcionario de gobierno que intervino en su última llamada con Xiao Zhan hace dos años:
"Actúen tan bien su papel que hasta nosotros caigamos ante su actuación".
¿Tendría que recurrir a aquello?
Prefería mil veces que Xiao Zhan siguiera vivo, sin importar que eso significara perder su amor y ganarse su resentimiento. Lo mejor era que lo olvidara de una vez por todas.
Fue a partir de ese momento cuando Wang Yibo tomó una decisión que marcaría un cambio importante en su vida.
Durante los primeros tres años de separación atravesaron momentos difíciles, pero lograron sobrevivir a ellos. Xiao Zhan se había vuelto íntimo amigo de Fei Fei, tanto, que Wang Yibo sintió más celos que nunca antes.
Ambos primos discutieron severamente. Fei Fei aseguraba no tener nada con Xiao Zhan, pero los hechos decían todo lo contrario, y Yibo no podía sentirse más defraudado, tanto, que no volvió a hablar con ella en un largo tiempo.
Xiao Zhan y Fei Fei habían sido captados por las cámaras en más de una ocasión. Iban juntos a todas partes, salían de paseo, de compras e incluso ella lo acompañaba a algunos eventos.
Yibo no podía sentirse más amargado.
Su humor empeoraba cuando Wen Pei le presentaba prospectos para novia.
—Wang Yibo, no entiendo por qué hace meses me pediste que te ayudara a encontrar novia, si cada vez que te presento a un prospecto lo rechazas directamente. ¿Qué es lo que en verdad quieres hacer? No te entiendo. Además, tu propósito era que Zhan Zhan te olvidara al verte con alguien más, pero él… —silenció al darse cuenta de lo que estaba a punto de decir.
—Pero él ya encontró a alguien más. ¿Es eso lo que ibas a decirme?
Contrario a lo que Wen Pei pensó, Yibo no estaba furioso ni triste. Estaba terriblemente neutral.
—Él ya encontró el amor en la persona que se parece más a mí, es de su edad, lo comprende y… lo mejor de todo: es mujer —sonrió como desquiciado—. Maldito afortunado. Dime, Wen Pei, ¿dónde encuentro a una chica como Xiao Zhan?
El otro se quedó en silencio, no encontraba las palabras adecuadas.
—Ayúdame a seguir buscando, por favor —suspiró—. Prometo no enojarme tanto la próxima vez.
Wen Pei suspiró, estaba preocupado y cansado de ver la situación de esos dos.
Aun después de esos casi tres años, él, Mao y Na Ying Jie seguían reuniéndose esporádicamente para hablar sobre ellos, para buscar solución a sus males.
—¿Es verdad que Xiao Zhan tiene una relación con Fei Fei? —preguntó Wen Pei. Él y Na Ying Jie miraron directamente a Mao.
—¿Por qué me miran a mí? —se cruzó de brazos, algo malhumorado.
—Porque tú eres el guardaespaldas y amigo más cercano a Xiao Zhan —respondió Na Ying Jie.
—Y porque eres el novio de Fei Fei.
—No somos novios.
Los otros dos se quedaron en silencio, procesando sus palabras.
—Entonces… Fei Fei y Zhan Zhan…
—No lo sé, no estoy seguro de lo que hay entre ellos. Es verdad que van juntos a todas partes y pasan mucho tiempo juntos, pero sinceramente no quiero saber más —había tristeza en su rostro.
—Demonios —pensó Wen Pei. ¿Qué le diría a Yibo?
Su esperanza de llegar y decirle que todo era un mal entendido se esfumó. Volvería a Yibo con las manos vacías.
Le dolía ver a su muchacho tan triste. Ya ni siquiera sus padres o sus hermanos de Day Day Up conseguían levantarle el ánimo.
Decidió no decirle a Yibo lo que había averiguado, pues todo apuntaba a que esos dos sí se traían algo. Le costaba creerlo de Xiao Zhan, pero lo entendía. Había pasado ya algún tiempo, la vida tenía que seguir, pero Yibo… Wang Yibo y su corazón se habían quedado estancados en cierto punto del camino.
O así fue, hasta que encontró a la candidata perfecta.
Cinco años mayor que Yibo, pero con apariencia mucho más joven, aficionada a las carreras de motos, al skateboarding y deportes extremos, con un excelente sentido de la moda callejera y experta en muchos tipos de bailes.
Cuando Wen Pei se la presentó, él mostró el mismo interés hacia ella como hacia el resto de los prospectos: indiferencia total.
—"Xiao Lian Ji", ¿es en serio, Wen Pei?
El agente solo se encogió de hombros.
—Yo no escogí su nombre. Es mera casualidad.
Yibo rodó los ojos. Si no quiso a ninguna de las otras candidatas, menos iba a querer a esta.
—No puedo salir con ella.
—Deberías ignorar el hecho de que su apellido es como el de él y darle una oportunidad. Te sorprenderás.
—Lo dices porque compartimos muchos pasatiempos, pero… —fue interrumpido.
—Dale una maldita oportunidad.
Frustrado, terminó aceptando. Salieron una, dos, tres veces, y Yibo sí que se sorprendió.
No pasó mucho tiempo para que terminara encantado por esa hermosa mujer. Pero lejos de existir amor pasional entre ellos, había mucha admiración, respeto y una fuerte amistad que creció a partir de esa primera cita.
En ese momento más que nunca Yibo estaba seguro de que debía continuar con sus planes. Todo fuera por mantener a salvo y con vida a su amado.
El trato entre Xiao Lian Ji y él fue incrementando día tras día. Pasaban mucho tiempo juntos, hasta que Yibo decidió dar el siguiente paso: hablar con ella de la forma más sincera y hacerle saber en qué se estaba metiendo realmente. No le parecía justo enredarla en algo que no era su culpa.
—Tengo que hablar contigo —le dijo un día en el que ambos estaban en la casa de él.
—¿Está todo bien? —se angustió y se sentó a su lado tomándolo de las manos.
—No. Voy a ser muy sincero contigo, y aunque temo que me puede costar tu amistad, tengo que hacerlo.
—Me estás asustando, tonto, ya escúpelo.
—Lian Ji. Nos presentaron con el propósito de que empezáramos una relación.
—Eso ya lo sé.
—Sí, pero yo no puedo tener novia. Necesito tener una, pero no puedo. Y no quiero hacerte perder el tiempo conmigo cuando podrías ser feliz con alguien más.
Ella se quedó en silencio, algo sorprendida con sus palabras. Llevaban meses saliendo, sabía que de entre todas Yibo la había elegido, pero eso que le decía era nuevo para ella… o quizás no tanto.
—Yo te quiero a ti —apretó sus manos entre las suyas—. Esperaré lo que tenga que esperar.
—No es cuestión de esperar —suspiró y se llevó una mano al puente de la nariz, frustrado—. Lian Ji, soy homosexual.
Pensó que ella le soltaría las manos, se enojaría y se iría de ahí luego de darle una bofetada bien merecida por hacerle perder el tiempo. Pero nada de eso ocurrió.
—Lo sé.
¡Con un demonio! ¿Por qué todos reaccionaban así cuando confesaba su orientación sexual? ¿Acaso era tan obvio?
—Tú amas a Xiao Zhan, lo sé.
—Demonios… ¿Wen Pei te lo dijo?
—No, pero me lo estás confirmando ahora mismo.
Yibo sentía que ya había vivido esa escena antes. Suspiró por enésima vez, lleno de frustración.
—Sé que lo de ustedes sí existió. Yo no creo que se odien, creo que… creo que el gobierno los obligó a separarse.
Fue tan certera que Yibo involuntariamente se hizo hacia atrás, recargó su codo en el sillón y su mentón en la palma de su mano. No quería hablar sobre ello.
—Si ya lo sabías, ¿por qué no te fuiste? —murmuró, sin mirarla a los ojos.
—Porque yo te quiero, y quiero estar a tu lado todo lo que sea posible.
Él finalmente la miró.
—No es justo para ti.
—Sé mi novio.
—Lian Ji… —frunció un poco el ceño, desconcertado—. No me estás entendiendo.
—Sí lo hago. Necesitas una novia para disimular ante el gobierno.
—No, no disimular. Necesito convencerlos.
—Entonces te propongo un trato: seamos novios.
—No ganas nada con ese trato.
—Gano estar a tu lado.
—No te puedo ofrecer más de lo que te he dado hasta ahora.
—No necesito más.
—Claro que lo harás, eres un ser humano, con sentimientos. No te mereces esto.
—Yo decido mi destino.
—Lian Ji.
—Hablo muy en serio.
—Es que…
—Pongamos términos y condiciones. Yo empiezo: seguiremos siendo amigos pase lo que pase.
Yibo suspiró muy pesado, pero después de unos momentos de silencio, continuó.
—Nada de sexo.
Ella soltó una pequeña risa traviesa y algo decepcionada.
—Imaginé que dirías algo así —suspiró—. Pero está bien, estoy de acuerdo.
—Te lo dije Lian Ji, no te puedo ofrecer lo que un novio ofrece. Seríamos pareja ante el mundo, pero en realidad no seremos más que amigos —fue directo, tajante. Tenía que dejar eso muy claro.
Algo que le agradaba mucho de ella era su madurez, no se ofendía con facilidad y tampoco se andaba con rodeos. Xiao Lian Ji sabía lo que quería y cómo lo quería, y entendía las condiciones de Yibo.
—Entonces… ¿Trato hecho? —ella le extendió la mano—. ¿O acaso tienes alguna otra condición?
—No habrá sexo, seremos novios ante los ojos de todos, pero solo amigos en realidad; nuestra amistad seguirá pase lo que pase. Entendido —extendió su mano para tomar la suya, pero ella la retiró de repente.
—Espera, ¿qué hay de los besos y caricias?
Yibo hizo una mueca chistosa de desagrado.
—No habrá.
—Nadie creerá que somos novios si no nos tomamos de la mano y nos damos uno que otro beso en público.
Él soltó una exclamación chistosa de desagrado, eso solo la hizo reír.
—Bien —aceptó él al fin—. Pero solo en público, y solo cuando sea necesario.
—¿Y si terminas enamorándote de mí? —alzó una ceja, coqueta.
Eso lo hizo reír en serio.
—Oh, lo siento —se disculpó de inmediato al ver que para ella no era tan gracioso—. Pero yo solo amo a Xiao Zhan.
—Lo supuse —suspiró—. Bien, hagamos que el gobierno nos crea, pero… ¿y luego qué?
—Romperemos, cuando Xiao Zhan esté a salvo y no haya peligro de que vuelvan a intentar algo contra él, su familia o mi familia.
—Bien.
—¿Estás segura de esto?
—Lo estoy —le volvió a extender la mano.
—De acuerdo, trato hecho —tomó su mano y la apretó.
—¡Que romántica propuesta!
Yibo se echó a reír por su sarcasmo.
—Lo mejor para mi novia —fue en busca de un par de cervezas y le extendió una. Bebió hasta el fondo y eructó sin ningún reparo o recato.
—Tan fino.
—Yo siempre —sonrió y se fue a echar al sillón luego de haber ido por otra cerveza.
Si bien había conseguido lo que necesitaba, no era lo que quería. Algo dentro de él se sentía mal, culpable, decepcionado.
—Lo siento, Zhan Zhan, lo siento —pensó. No se lo pudo sacar de la mente ahora menos que nunca.
—¿Cuándo lo haremos público? —preguntó ella—. ¿Y cómo lo haremos?
Yibo se encogió de hombros y le dio un trago más a su bebida.
—Basta con salir juntos, tomarnos de la mano y dejar que el chisme se esparza por el mundo.
—Quizá un beso lo haría más real.
—Sí, sí. Como sea —se masajeó la sien, una incipiente migraña lo molestaba—. Lian Ji.
—¿Si?
—Hagámoslo oficial después del siguiente fin de semana.
—¿Qué va a pasar este fin de semana?
—Voy a viajar, sólo serán tres días fuera.
—¿Trabajo?
—Vacaciones.
—Oh vaya, tú nunca tomas vacaciones.
—Ahora sí.
—Me alegra, necesitas descansar —sonrió y le pegó con el puño en el brazo—. Me voy, gracias por la cerveza.
Yibo simplemente le hizo una señal con la mano para despedirse y siguió bebiendo a solas en casa. Comenzó a pensar seriamente en cambiarse de casa. Había soportado la tentación por casi tres años, pero ahora… ahora por su salud mental necesitaba irse lejos de Xiao Zhan. No podía seguir viviendo a dos calles de él.
Estaba agotado de todo lo que lo rodeaba. Intentaba estar bien y lo había logrado, pero no podía evitar tener ciertos altibajos. Había temporadas en las que conseguía dar la cara al mundo, valiente, poderoso y fuerte. Pero había ocasiones en las que su depresión podía más que él.
Luego de un año de estar atravesando esos altibajos decidió ir a terapia, eso lo ayudó a manejar sus emociones y a conocerse mejor a sí mismo. Se dio cuenta también de los grandes amigos que tenía y del inmenso amor que sus padres le profesaban, pues su papá siempre estaba al pendiente de él. Seguía ayudándolo como antes, diciéndole siempre: "Hijo, un día a la vez". Cuando sentía que no podía ni con su alma, el señor Xiao lo empujaba a salir de la cama, convenciéndolo de bañarse, afeitarse y prepararse un desayuno mientras él lo alentaba a través de la videollamada.
Durante mucho tiempo los señores Xiao le sugirieron a su hijo que volviera a casa y pasara una temporada ahí. Pero él tenía tanto trabajo en Beijing que no se dio el tiempo para ello, hasta ese fin de semana. Llegaría el domingo en la mañana y pasaría ahí unos días con ellos.
Alistó sus maletas, tomó a Nut consigo y viajó a su verdadero hogar. Les daría una gran sorpresa a sus padres. Llegó a casa y una fuerte nostalgia lo golpeó, no solo por el hecho de estar en su hogar, sino por los recuerdos de haberle pedido matrimonio al amor de su vida en ese lugar. Inconscientemente acarició el viejo y desgastado brazalete que aún permanecía en su muñeca izquierda.
Suspirando con pesadez, usó sus llaves y entró a la casa con la transportadora de Nut en una mano y la maleta en otra. Liberó a su hija gatuna y miró a su alrededor. Un olor delicioso provenía de la cocina, miró la hora y supuso que era su madre preparando la comida.
Con una sonrisa se adentró más a la casa, siguiendo ese aroma hasta que algo lo congeló en su sitio.
Una risa.
Una risa que él conocía mejor que nadie.
—Cielo, ¿ya llegaste? —preguntó la señora Xiao en voz alta desde la cocina, pero al no obtener respuesta se asomó al pasillo—. ¡Oh! —sus ojos se iluminaron.
—¿Qué ocurre? —se asomó desde atrás de ella y la sangre se le fue hasta los pies. Pálido como Xiao Zhan, se quedó quieto en su lugar, mirándolo a los ojos después de todos esos años de no hacerlo.
Xiao Zhan lo recorrió con la mirada de pies a cabeza, sin recato y con un interés puro. Se veía sano, fuerte, se veía bien. Pero algo que llamó su atención fue el hecho de que Yibo estaba en pijama, o al menos con el tipo de ropa que solía usar como pijama.
Tardó unos momentos en atar cabos, pero cuando lo hizo pudo comprender dos cosas. Primero: la relación entre Wang Yibo y sus padres era mucho más cercana de la que jamás imaginó. Segundo: Wang Yibo se estaba quedando en casa de sus padres.
—Lo siento, yo… —se quedó sin palabras. Su mirada pasaba de Yibo a su madre—…me voy —les dedicó una pequeña sonrisa y se dio media vuelta, directo a la salida.
—¡Hijo, espera!
—Xiao Zhan.
Esa voz. Su nombre saliendo de esos labios, ese tono. Xiao Zhan sintió cómo un escalofrío recorría todo su cuerpo, seguido de un calor agradable que tenía mucho de no sentir. Entonces fue consciente del palpitar de su corazón, como si no lo hubiera hecho desde la última vez que lo vio en persona. Su pulso se aceleró de esa forma tan inesperada que solo Yibo lograba causar.
Se quedó inmóvil a medio camino rumbo a la puerta principal. Todo eso solo por escuchar que lo llamaba por su nombre.
—No tienes que irte, es tu casa. Soy yo el que se va —miró a la señora Xiao e hizo una pequeña inclinación con la cabeza—. Muchas gracias por todo.
—No. Quédate —le pidió Xiao Zhan desde su lugar, sin girarse a mirarlo—. Por favor. Iré a un hotel y volveré mañana. Cuiden de Nut por mí —giró su rostro solo un segundo y vio cómo su querida hija ya se estaba restregando entre los tobillos de Yibo.
Nut lo había extrañado tanto, y Yibo a ella.
—Hijo, quédate.
Él negó suavemente con la cabeza.
—Nos vemos mañana —y se fue sin más.
—Señora, creo que es mejor que me vaya —tomó a Nut entre sus brazos y la acarició con verdadero cariño. La había extrañado mucho.
—No, hijo, quédate —le sonrió con calidez. Esa simple oración derritió el corazón de Yibo—. Zhan Zhan vendrá mañana, y tu vuelo de regreso sale esta noche, no tienes por qué irte antes.
Ella tenía razón, así que Yibo no debatió más, sin embargo, se apresuró para tener todo listo para su partida. Había aceptado ir ese fin de semana a casa de los señores Xiao, y no era la primera vez que lo hacía, pero sí la primera vez que se encontraba con su amado.
Los señores Xiao no habían ayudado solamente a su hijo en esos momentos tan difíciles, sino también a Wang Yibo, a quien habían adoptado como hijo propio desde hace ya varios años. Y al igual que los señores Wang, tenían la esperanza de que sus hijos pudiesen estar juntos de nuevo algún día.
Poco antes de irse, Yibo charló con los padres de su amado. Los tres bebían té en la sala.
—Quiero decirles algo.
Ambos señores asintieron en silencio y le prestaron toda su atención.
—Sigo amando a Xiao Zhan, y me temo que eso nunca va a cambiar.
De nuevo asintieron, ellos estaban conscientes de ello, así como del hecho de que a su hijo le sucedía lo mismo.
—Pero tengo que convencer al gobierno de lo contrario, yo… tengo que empezar a hacer mi vida.
—Oh… ¿Te vas a casar? —preguntó la señora Xiao.
—¡No! —se espantó con solo imaginarlo—. No, yo… —carraspeó—. Solo tengo que convencer a todos de que comenzaré una nueva vida, de que Xiao Zhan no significa nada para mí. Pero quiero que al menos ustedes sepan la verdad. Me han abierto las puertas de su hogar, me aceptaron en su familia, es lo menos que puedo hacer. Si ven rumores sobre mí, o si ven que comienzo una relación con alguien más… —suspiró—…es por el bien de Xiao Zhan.
El señor puso una mano sobre el hombro de Yibo y asintió.
—Lo entendemos, y te agradecemos. Pero no tienes por qué cargar con esto tú solo. Podríamos hablar con nuestro hijo para que él también contribuya en convencer al gobierno.
—No, por favor, no.
La verdad era que él no soportaría ver a Xiao Zhan saliendo con una mujer y confirmando una relación amorosa. Suficiente tenía con la incertidumbre que le creaba verlo yendo con su prima a todos lados.
—Él sufrirá al verte con alguien más.
—Lo sé, y es lo que menos quiero, pero necesito que me odie un poco.
—Eso es imposible.
—Es necesario. Él es muy transparente, y aunque sea un excelente actor… —se le quebró la voz.
—…se nota a kilómetros de distancia que sigue amándote —completó la señora Xiao. Y es que lo había comprobado por enésima vez en esa mañana.
Sabían que desde hace algún tiempo Fei Fei y su hijo se habían vuelto muy cercanos, tanto que existían rumores de que eran pareja, pero nada de eso estaba confirmado. Y cuando le preguntaban a él sobre ello solo les respondía que eran muy buenos amigos. Eso tranquilizó un poco a Yibo, sin embargo, seguía sintiendo miedo de que en verdad tuvieran algo.
—Deberían hablar sobre esto.
Yibo negó.
Aún tenía miedo. De hecho, estar ahí ya era un riesgo. Pero después de todo no estaba con Xiao Zhan, sino con su familia, ¿qué había de malo en ello? Además, ya lo había hecho muchas veces, ellos lo recibían como si fuese su hijo y nada malo pasaba.
Para él era terapéutico visitarlos y pasar un fin de semana ahí, lo mismo le ocurría cuando iba a pasar el fin de semana con sus padres. Había frecuentado tanto a ambas familias que su lazo, tanto con sus padres como con los de Xiao Zhan, se había fortalecido considerablemente.
—Es por el bien de los dos —sentenció—. Tengo que hacerlo.
—¿Estás listo para que el escándalo comience? —preguntó, tomándolo de la mano y mirando discretamente a su alrededor. Estaban paseándose en un centro comercial muy exclusivo de Beijing, punto elegido para comenzar con su plan.
—No, pero qué más da.
—Bien —echó un vistazo a la gente que ya los rodeaba con cierto disimulo, y comenzó. Tiró de la mano que sostenía a la suya, pegó su cuerpo al de él y se alzó en puntillas para alcanzar sus labios por primera vez. Mentiría si dijera que el corazón no se le quería salir por lo oídos. ¡Los labios de Yibo eran tan suaves y carnosos! Dejó la actuación a un lado y dio todo de sí en ese beso. Lo tomó de las mejillas y profundizó la caricia a pesar de que él prácticamente estaba inmóvil, hasta que sintió que la tomaba por la cintura con una mano, sin mucha intensión de ser cariñoso.
Él terminó el contacto y al instante comenzaron a escuchar el ruido de murmullos y muchos celulares tomando fotografías.
Su plan había funcionado.
Siguieron paseando, tomados de la mano y haciendo como si no les importara ser perseguidos por ellos.
Un par de horas más tarde ya se habían convertido en tendencia a nivel nacional.
Era la primera vez en la historia que se veía a Yibo en una situación de esas, tan desinhibido, tan feliz y radiante. Esos eran los adjetivos que los medios habían usado para describirlo.
La noticia dio la vuelta al mundo, entristeciendo a muchos, alegrando a otros, pero definitivamente sorprendiendo a todos.
Xiao Zhan no tardó en enterarse, y cuando lo hizo sintió por primera vez un pánico real. Su Wang Yibo tenía una relación con una chica.
—¡Hey! Reacciona —Fei Fei le palmeó ambas mejillas cuando vio que comenzaba a temblar muy ligeramente, con la mirada perdida en el piso y los ojos llenos de lágrimas que se desbordaban de manera discreta por sus mejillas—. Piensa en esto y repítelo hasta el cansancio: a Yibo no le gustan las mujeres.
—Pero…
—¡Tiene que ser una mentira! Solo míralo —señaló la foto que ambos habían visto—. ¿Así es como besa él?
Xiao Zhan miró con detenimiento la imagen y lo notó, notó lo incómodo y rígido que se veía, lo percibió con solo ver su lenguaje corporal.
—Tienes razón, tienes razón —suspiró.
—Eso es, cálmate —acarició sus hombros con cariño. Xiao Zhan la miró y apartó de inmediato los ojos de ella. Era tan parecida a Yibo que dolía.
—Desearía que te llevaras bien con él —se sintió muy culpable de nuevo—. Así sabríamos más sobre la verdad.
—Es un tonto, y es muy celoso. No me dejó explicarle nada —suspiró—. Aunque en estos momentos intente acercarme a él no serviría de nada. Es un cabeza dura.
—Él… está haciendo lo mismo que nosotros.
—Pero lo hace intencional. Hace cosas que ni tú ni yo haríamos. Si yo te besara… Dios, Yibo me mataría.
Xiao Zhan soltó una pequeña risa seca. Lo de él y Fei Fei… bueno, había surgido por meros rumores y ellos aprovecharon la oportunidad para tener contento al gobierno. No aceptaron que tenían una relación, pero tampoco lo negaron. Eso fue lo que enfureció a Yibo y le hizo pensar que su prima hermana lo había traicionado.
Si tan solo supiera…
Después de mucho pensarlo y analizarlo, Xiao Zhan se tranquilizó. Fei Fei tenía razón, sin embargo, se dio cuenta de que el amor que le tenía a Yibo no había hecho más que crecer con los años. ¿Era eso posible?
Lo era.
Amaba a Yibo más que antes. Había comprobado que no lo necesitaba para seguir con su vida, pues… a pesar de la rotunda separación su vida profesional iba de éxito en éxito, su fortuna había aumentado exponencialmente en esos años, o al menos lo suficiente para invertirlo y no volver a trabajar el resto de su vida. En ese aspecto no se podía quejar, además, tenía a su familia, a sus amigos. No le faltaba nada, y aun así… aun teniéndolo todo, quería a Yibo.
Poco después de ver que confirmó su relación de manera oficial a través de las redes sociales, en vez de deprimirse como todos imaginaban, se levantó. Salió de su depresión con mucho esfuerzo, empujándose a sí mismo, tratando de convencerse que debía seguir adelante, pero sin tener que dejar de lado su amor por Yibo. Durante todos esos años había intentado acabar con su sentir hacia él, pero eso solo lo había deprimido más. Ahora decidió aceptar ese amor, aceptar que lo de ellos no podía ser, y vivir con ello; amándolo y manteniéndose en marcha, pero dejando que su amor creciera.
Entonces encontró una gran oportunidad. Se comunicaría con él de la única forma que podía hacerlo: con una presentación en vivo.
Hace años Yibo le había transmitido mucho bailando "Versace on the floor", ahora él le hablaría a través de la canción "Running to you with all I have".
—¿Estás listo? —entró a su camerino, en cinco minutos tendría que aparecer en el escenario para cantar su canción como invitado de ese programa tan importante.
Na Ying Jie estaba ansiosa y preocupada por él, pues momentos atrás había quebrado en un llanto inesperado e incontenible. Tuvo que pedirle al poco staff presente que se fuera. Ella sabía lo que significaba esa canción para él, sabía que quería mandar un mensaje a través de su canto. Pero el corazón se le partía al verlo así. Habían transcurrido muchos meses desde la última vez que lo vio sufrir tan explícitamente por Yibo. Y el hecho de que lo hiciera ahora le preocupaba que fuese a suceder ante las cámaras también.
—Zhan Zhan —lo tomó del hombro y lo giró para verlo de frente. Con una mano en su mentón le alzó el rostro y lo miró. Esperaba encontrarse con sus ojos rojos e hinchados por el llanto, pero el maquillista había hecho un gran trabajo al igual que sus gotas para los ojos. Se veía radiante, se veía bien. Sin embargo, ella lo notaba a pesar de todo, notaba su tristeza—. Xiao Zhan, ¿qué tienes?
Ya estaba listo, lo habían maquillado, estaba peinado y vestido, pero su expresión dejaba mucho que desear.
—Estoy bien, estoy listo.
—No puedes salir así al escenario.
—Na Jie, olvidas que soy actor —sonrió de lado. Fue una sonrisa realmente creíble. Su corazón podía estar en pedazos, pero él todavía podría sonreír al mundo.
Su querida amiga tragó en seco, y con el ceño fruncido asintió.
—Todo estará bien —ahora fue él quien la consoló dándole un suave abrazo.
Ella suspiró entre sus brazos y correspondió. Nunca se lo había dicho, pero ser abrazada por él era mágico, le transmitía tanto amor, tanta calidez y protección. Le recordaba mucho a los abrazos de su hijo mayor.
—Bien. Sal ahí y haz lo que sabes hacer —dijo, no muy convencida. Miró cada rincón de su rostro, tratando de encontrar en su expresión todo aquello que no le decían sus palabras.
—¿Qué sucede?
Ella suspiró.
—Sabes que te quiero mucho, ¿no es así?
—Lo sé —sonrió con ternura y se rascó la punta de la nariz, tal como lo hacía Wei Ying.
—Bien, entonces sabes que no voy a permitir que te martirices por una presentación. Si esto te hace daño, nos vamos.
—Pero…
—Nos vamos y ya.
—Na Jie —la miró con dulzura y la tomó de los brazos suavemente—. Necesito hacer esto, en verdad.
No muy convencida terminó aceptando.
—Bien, bien. Entonces sal y haz lo que sabes hacer —repitió, ahora sí con convicción.
Él asintió con una sonrisa llena de seguridad y salió al fin de su camerino, listo para enfrentar al mundo, para dar ese mensaje importante.
Cuando puso un pie en el escenario se sintió fresco, renovado y listo para gritarle al mundo lo que sentía. Jamás imaginó que llorar así antes de una presentación le ayudaría tanto a mantenerse sereno durante esta.
El público enloqueció al mirarlo, los gritos de las fans no se hicieron esperar, pero cuando la música comenzó guardaron un respetuoso silencio, listas para deleitarse con su preciosa voz.
Xiao Zhan sonrió y se sintió más fuerte al ver las luces de neón con su nombre brillando entre el público. Era como un mar rojo, cálido y hermoso que le hacía sentir que siempre habría alguien apoyándolo, aunque él no supiera quiénes eran esas personas.
Tomó el micrófono y se llenó de valor. Sabía que Yibo lo veía, así que su pensamiento predominante era: "Por favor, mírame, no apartes tus ojos de mí".
La música era entrañable con un toque de dramatismo al igual que el escenario que lo rodeaba. Sin bailarines ni escenografía. Solo él con su micrófono, vistiendo una hermosa chaqueta negra de cuero estampada con docenas de pequeñas estrellas y con el resto de su ropa del mismo color. Los reflectores se enfocaban solo en él. Entonces comenzó a cantar.
"¿Maduramos luego de haber experimentado la soledad? ¿Aprenderemos a cuidarnos luego de experimentar la separación? A pesar de que nosotros, como verdaderos amigos, podemos soportar la dispersión por todo el mundo… en este momento lo único que quiero es estar a tu lado".
Entonces la música dio un giro inesperado y se convirtió en algo más enérgico y colorido. El brillo en los ojos de Xiao Zhan era… dejaba a cualquiera sin aliento, y sus expresiones ante cada palabra que salía de sus labios solo lograban confirmar lo mucho que significaba esa canción para él. La estaba cantando en serio.
"Si el mundo es complicado, irreal, ruidoso. Correré hacia ti con toda mi vida".
Una preciosa expresión brillante y carismática adornó su rostro. Un toque de picardía acompañó a esa seguridad aplastante que derretía corazones.
"A pesar de la gran distancia entre nosotros, definitivamente estaré ahí para ti".
Cerró los ojos y se llevó una mano al corazón por unos momentos, sonriendo solo para continuar aún con más fuerza.
"Aunque digas palabras tontas o hables cosas sin sentido, correré hacia ti con toda mi vida. A pesar de la distancia entre nosotros, definitivamente estaré ahí para ti".
Entonces los tonos altos llegaron, acompañados de una guitarra eléctrica sonando con claridad en el fondo.
"Todavía me tienes, tú me tienes".
Continuó con un solo de guitarra que lo hizo ver más poderoso, imponente y fuerte que nunca antes de que los tonos bajos volvieran, cerró sus ojos un momento y acercó el micrófono a sus labios. Una atmósfera de intimidad se formó, repitiendo la letra de introducción, pero ahora con un toque más profundo que antes, con sus ojos fijos en la cámara, dejando todo de sí en esas letras.
Cuando la música se volvió enérgica una vez más, sacó el micrófono de su base y comenzó a cantar con esa sonrisa pícara y llena de seguridad una vez más, repitiendo una y otra vez que correría hacia él con toda su vida, una y otra vez, declarando que él aún era suyo. Yibo aún lo tenía.
"Si todo lo que te queda son cicatrices, dificultades y dolor, correré hacia ti con todo lo que tengo. Independientemente de lo insignificantes y pequeños que seamos, no estamos destinados a estar solos".
Asintió hacia la cámara, mirándola fijamente.
"Todavía me tienes".
Repitió una y otra vez, con su preciosa voz. Miró a la cámara, sus ojos tenían un destello especial, su sonrisa amplia expresaba la seguridad en sus actos al igual que el resto de su lenguaje corporal. Y entonces lo dijo:
"Todavía nos tenemos el uno al otro".
Dio una corta patada al aire y con eso la canción termino rotundamente. Miró hacia el público, recuperando el aliento, pero satisfecho con su presentación.
Esperaba que el mensaje hubiese sido claro para Wang Yibo.
Mientras tanto… el receptor de tal mensaje estaba en su nuevo departamento en el centro de Beijing, sentado en su sofá frente a la televisión, con los codos sobre las rodillas y el mentón apoyado en sus dedos entrelazados.
—Yibo… —Xiao Lian Ji se sentó a su lado y lo pensó dos veces antes de tocarlo, se veía en verdad consternado—. Yibo —insistió, pero no obtuvo respuesta alguna.
Wang Yibo estaba inmóvil y tremendamente consternado.
Continuará…
¡Hola pastelitos!
¡Ah! Me emociono tanto cada vez que escribo esos últimos tres puntos suspensivos. Quizás fue un capítulo corto, pero supongo que con suficiente contenido.
Quiero aclarar que el salto en el tiempo hasta ahora fue de casi 3 años, año 2024 (wuu estamos en el futuro). La canción que canta Zhan Zhan pueden buscarla en YouTube, sí existe y la letra es real, pero fuera de eso todo lo demás es ficción.
Interrogantes:
¿Quién habló con el director del programa? Alguien le fue con el chisme de que Yibo no estaba bien de salud.
¿Por qué Mao y Fei Fei ya no son novios? (Sí, habían llegado a serlo).
¿Qué hará Yibo luego de recibir el mensaje de Xiao Zhan?
Pd: estamos más cerca del 2026, ¿saben lo que eso significa? Yo sí.
15/02/2021
10:15 p.m.
