Todos los personajes y la historia pertenecen a Kohei Horikoshi y Masashi Kishimoto

—Respóndeme con sinceridad a mis preguntas y te dejaré marchar. Te lo prometo, Bakugo.—dijo Minato levantándose de la cama y dándole la espalda al rubio ceniza.

—Tsk. —masculló Bakugo—¿Qué quieres saber?—

—¿Qué ocurrió en el bosque de la muerte, Bakugo?—preguntó Minato, mucho más serio de lo habitual.

La cara de Minato hizo que Bakugo tragara saliva con dificultad.

—Este jodido bastardo ... —pensó Bakugo contrayendo el rostro. —¿Sabrá de mi conversación con Orochimaru? ¿Sabrá que vengo de otro mundo?—

—He estado tanto tiempo durmiendo que no recuerdo bien lo que pasó. Tengo la memoria borrosa —se hizo el loco Bakugo.

Bakugo, desde el día de la masacre del clan Uchiha, guardaba rencor al Hokage. A pesar de haber pasado más de 5 años, aún recordaba como si fuera ayer la cara de culpa del Yondaime cuando le contestó que no sabía por qué Itachi había matado a todo su clan menos a Sasuke. Sabía que le mintió. ¿Por qué? El rubio ceniza no tenía idea del porqué, pero le daba igual.

Bakugo odiaba a Minato Namikaze. No tanto como a Itachi, a Orochimaru o a Kabuto. Pero le odiaba. Y por eso no le iba a poner las cosas fáciles al Yondaime con su interrogatorio.

—Qué curioso que te acuerdes que Kabuto mató a los ANBU, pero no te acuerdes de lo del bosque de la muerte. En fin, son cosas que pasan. El estrés puede hacer que te olvides de unas cosas y no de otras. Pero no te preocupes, déjame refrescarte la memoria. —dijo Minato, no creyendo ni por un momento la alegada pérdida de memoria por parte del rubio ceniza.— Mientras estabas durmiendo, hemos preguntado a todos los aspirantes a chunin sobre lo sucedido en el bosque de la muerte ya que, desde entonces, han ocurrido varios sucesos difíciles de explicar. Y en la mayoría de esos sucesos difíciles de explicar, tú estás involucrado.—

—...—se quedó callado Bakugo.

Al rubio ceniza no le gustaba por donde estaba yendo el interrogatorio. No creyó que iría tan lejos como para preguntar al resto de genins. Se suponía que Minato Namikaze era un vago holgazán que tenía su trabajo como la última de sus prioridades.

—Empecemos, a ver si consigues 'recordar' lo que pasó. —dijo Minato, poniendo énfasis a la palabra recordar. —Antes de empezar el examen, Sakura, Sasuke y tú os tocaron el rollo del cielo y entrasteis por la puerta número 12. Y decidisteis que Sasuke llevara el rollo ¿Lo recuerdas?—

—No. —mintió Bakugo, entrecerrando los ojos.

—No pasa nada. Por suerte Sakura y Sasuke tienen mejor memoria que tú y me contaron con todo lujo de detalles lo que pasó. —dijo irónicamente Minato. —Entrasteis por la puerta número 12. Al cabo de un tiempo de caminar, a Sasuke se le ocurrió crear una contraseña para que, en caso de que os separarais, demostrar que cada uno de vosotros era el verdadero Bakugo, Sasuke o Sakura. —

—Vaya piquito de oro tienen los idiotas de mis compañeros...—se quejó mentalmente Bakugo.

—Una especie de tornado os separó a los tres. ¿Empiezas a recuperar la memoria, Bakugo?—preguntó Minato, estudiando detenidamente la expresión facial del rubio ceniza.

—Tsk. —masculló Bakugo. —Ya te he dicho que no. Si me dejaras dar un paseo ... Quien sabe, tal vez me ayudara estirar las piernas para recordar lo que sucedió.—

—Tal vez, tal vez. —dijo Minato, decepcionado con Bakugo porque siguiera mintiendo. —Pero mejor seguimos con la historia. Te separaste de tus compañeros y no te volviste a encontrar con ellos hasta el día siguiente. Sakura estaba protegiendo a Rock Lee y a Sasuke Uchiha del ataque de los ninjas del sonido, Zaku, Dosu y Kin. Por suerte, apareciste en el último momento para luchar contra ellos. Sakura se marchó con Lee y Sasuke por orden tuya. Muy heroico por tu parte. Pero lo que me interesa saber qué es lo que ocurrió ese día en el que no estuviste con tus compañeros. ¿Que pasó el día que os separasteis?—preguntó Minato con el rostro serio.

—Parece que al final no sabe que vengo de otro mundo ni lo de Orochimaru. Intuye que algo escondo, pero no sabe el qué. ¿Se lo digo?—después de pensarlo unos segundos, se contestó a sí mismo.— No. No necesito ayuda de nadie, y menos de este bastardo mentiroso. —volviéndole a la mente la cara del Yondaime el día después de la masacre del clan Uchiha.

—¿Cuántas veces tengo que repetir que no me acuerdo?—dijo Bakugo, molesto.

—¡Las que hagan falta hasta que consigas convencerme de tu historia de la amnesia selectiva!—gritó Minato separándose de la cama. Trató de calmarse con un masaje de dedos en la sien. —Dime lo que pasó, Bakugo. Por favor. —

—No lo recuerdo. —mintió de nuevo el rubio ceniza, con su rostro no reflejando emoción alguna.

—Pfff. —suspiró Minato. —Está bien. Sigamos jugando a este juego. Ese día derrotaste a un equipo de genins de la lluvia. Mubi, Kagari y Oboro. Nos los encontramos atados y dijeron que un demonio explosivo les había derrotado.—

—¿Demonio explosivo? Como me encuentre a esos bastardos de los pijamas cutres, les haré ver lo que es un verdadero demonio ...—susurró enfadado Bakugo.

—¿Pijamas cutres? ¡Así que los recuerdas!—le acusó Minato señalándole con el dedo.

—¿Eh? —Bakugo maldijo mentalmente por habérsele escapado. —Mmmm. Te he dicho que tenía la memoria borrosa. Cuando has dicho lo del equipo de la lluvia me he acordado de ellos. ¿Cómo no olvidar a esos inútiles que vestían tan mal?—

—Me alegro que te esté ayudando a recordar. —dijo con sarcasmo Minato. —¿No recuerdas nada más de ese día?—Bakugo negó con la cabeza. —¿Seguro?—el rubio ceniza volvió a negar. —Luego volveremos a ese día. Ahora nos situamos al día siguiente. Como ya he dicho antes, Sakura se escapó con Lee y Sasuke y tú te quedaste luchando con los del sonido. Ibas ganando hasta que Dosu y Kin capturaron a Ino y Choji que se escondían en unos arbustos. Amenazaron con matarlos si no te rendías y decidiste dejar de luchar para salvarles. Te torturaron porque querían saber donde se habían ido Sakura y Sasuke. No les dijiste nada así que Zaku te clavó un kunai en el vientre. Ahora, desabróchate la camiseta del pijama del hospital.—

—¿Qué mierdas acabas de decir?—dijo Bakugo arqueando una ceja, confundido.

—¿Quieres salir del hospital, verdad?—preguntó Minato. Bakugo asintió. —Pues hazme caso y quítate la camiseta del pijama.—Bakugo a regañadientes le hizo caso, y con la mano que tenía libre se desabrochó el pijama y se quitó la parte superior de él, dejando ver su torso desnudo.

—La herida que te ocasionó Zaku te dejó esa cicatriz que tienes en la zona del vientre. Échale un vistazo, quizás recuerdes algo más. —

—¡Por supuesto que recuerdo a ese bastardo pelopincho!—pensó Bakugo mirando por un instante la cicatriz. —Casi mato a ese desgraciado. ¿Pero a dónde quieres llegar, Minato Namikaze? ¡No te voy a decir una mierda, así que vuelve a repasar todo lo que quieras que no soltaré prenda!—

—Como no dices nada, seguiré con los sucesos. —prosiguió Minato. —Finalmente, con la ayuda de Shikamaru conseguisteis derrotarlos. Tú quedaste inconsciente y Shikamaru, Choji e Ino ataron a los genins del sonido. Después de un rato, recuperaste la consciencia y Shikamaru e Ino decidieron salir en busca de hierba medicinales para tus heridas. Choji se marchó en busca de comida dejándote a solas con los del sonido. Cuando regresó Choji, vio como Dosu, que se desató, estaba a punto de acabar contigo. Después de una lucha breve, Dosu se fue con Kin y Zaku. Tú les perseguiste, pero, antes, le diste el rollo del cielo que conseguiste contra Mubi, Kagari y Oboro y también tu espada. Además de decirle el lugar que le dijiste a Sakura que esperara por ti. La puerta número 12. ¿Algo de lo que te he dicho te ha ayudado a recordar, Bakugo?—

—Nada.—respondió Bakugo. —Pero, ahora que has sacado el tema. ¿Sabes dónde está mi espada?—

—¿Tú no respondes a mis preguntas y tú quieres que yo conteste a las tuyas?—dijo Minato, con incredulidad.

—Te estoy contestando a tus preguntas. No es mi problema que no te gusten mis respuestas.—dijo Bakugo con una sonrisa arrogante.

—Es que no me gusta que me mientan, Bakugo. —dijo Minato con rostro serio.

—Ni a mí tampoco, Namikaze. —se la devolvió Bakugo.

Ambos se quedaron unos segundos callados y mirándose mutuamente. Fue el Hokage, el que rompió el contacto visual y se acercó al armario de la habitación del hospital. Lo abrió y ahí dentro estaba Deku.

—Kakashi me ha pedido que te diga que nunca más va a cargar tu espada. —dijo Minato.

—Jodido Deku. ¿Parece ser que nunca me podré deshacer de ti? ¿Eh?—dijo Bakugo con una tímida sonrisa melancólica ignorando las palabras del Hokage.

—¿Deku? ¿Inútil? ¿Así llamas a tu espada?—preguntó Minato.

—Es una larga historia. ¡Aunque no tanto como la tuya! —gritó Bakugo. —¡Ve directo al grano que me estoy durmiendo y eso que acabo de despertarme de un sueñecito de 9 días seguidos!—

—Es que te han pasado muchas cosas en el examen, Bakugo. —dijo Minato. —Es una pena que no las recuerdes, por eso tengo que ayudarte a recordarlas. Pero tranquilo, ya falta poco. De nuevo te separaste de todos así que no sé lo que ocurrió durante la persecución. ¿Algo que añadir?—

—No. Acaba la historia de una puta vez.—exclamó Bakugo

—Tus amigos, que estaban cerca de la puerta número 12 escucharon una explosión y fueron hacia allí creyendo que eras tú. No se equivocaban. Pero estabas enajenado. Les atacaste creyendo que eran tus enemigos. Shikamaru te inmovilizó, pero no tenía el suficiente chakra y tu estabas como poseído. Apareció Kabuto y te dejó inconsciente.—

Al oír el nombre de Kabuto, a Bakugo se le erizó el vello de la piel. Aún recordaba asqueado la historia de la joven, la serpiente y el amigo de la serpiente. La historia de Uraraka, Orochimaru y Kabuto.

—Estuviste a punto de morir, pero con la ayuda de Kabuto y de Ino conseguiste sobrevivir. Ino, Choji y Shikamaru se fueron a por el otro rollo que les faltaban y vosotros, Sakura, Sasuke y tú, os quedasteis con Kabuto. Un día antes de acabar el tiempo del examen despertaste, y después los cuatro os encaminasteis a la torre del centro, a paso lento por tus heridas.—explicó Minato.

—¿Has terminado ya con la historia?—preguntó Bakugo, fingiendo un bostezo.

—Solo falta un detalle más. Después de que se os explicaran las reglas de los combates preliminares, Kabuto decidió abandonar. Pero antes de que se marchara del recinto, tú le seguiste y os quedasteis a hablar un rato. Pero estabais lo suficientemente apartados para que nadie oyera lo que hablabais. ¿De eso tampoco te acuerdas?—insistió preguntando Minato.

—Pues a decir verdad sí que me acuerdo de eso. Lo único que recuerdo mal es lo del bosque de la muerte. —mintió Bakugo.

—¿Y de qué hablasteis? —cuestionó Minato.

—Yo le recriminé que abandonara. Él me deseó suerte. Nada importante. —volvió a mentir el rubio ceniza.

—Ajá. Una vez dicho todo esto, voy a hacerte unas preguntas. Esta vez más concretas y no tan general como la que te pregunté sobre lo ocurrido en el bosque de la muerte. Y antes que me las contestes, quiero que sepas que no me creo una palabra cuando dices que no recuerdas lo ocurrido durante el segundo examen. —

—Tú mismo. Cree lo que quieras. La verdad es que no recuerdo nada. —mintió Bakugo mirando al techo.

—Antes te he señalado la cicatriz del vientre. Pero tienes una cicatriz mucho más grande en tu hombro derecho. ¿Cómo te la hiciste?—preguntó Minato.

A Bakugo le entró un escalofrío al recordar como la Kusanagi de Ororchimaru le atravesó el hombro.

—Ni idea. —dijo Bakugo fingiendo ignorancia de nuevo.—Tal vez los idiotas de los pijamas raros me la hicieran. O tal vez esos tipos del sonido. —

—O tal vez fue Orochimaru.—dijo Minato poniéndose serio. Bakugo se sobresaltó un instante, detalle que no se le escapó a Minato. —¿Sabes quién es Orochimaru, Bakugo?

—... —Bakugo decidió quedarse callado en vez de seguir mintiendo

—Orochimaru es la persona que le puso una marca maldita a Sasuke. Es la razón por la que ordené que se le pusiera vigilancia de 2 equipos de ANBU en la habitación del hospital donde dormía Sasuke.—explicó Minato. —Estaban como guardias por si Orochimaru se atrevía a llevárselo. Los mismos guardias que mató, por lo que parece, Kabuto. —

—¿Qué te llevó a ir a la habitación de Sasuke?—

—No lo sé ...—

—¿Por qué preguntaste por Yoroi Akado nada más entrar en el hospital?—

—...—Bakugo apretó los puños con fuerza. —No lo sé.—

—¿Qué les pasó a Dosu, Kin y Zaku cuando los perseguiste? —

—No ...—Minato no le dejó repetir su frase ya que le acribilló a más preguntas.

—¿Por qué tenías una droga para dormir bueyes en tu organismo?—

—...—

—¿Qué significa que eres uno de ellos?—

—¿Cómo has dicho? —a Bakugo se le desencajó el rostro al oír las palabras que le dijo Orochimaru por boca del Hokage.

—Cuando hablé con Sakura me dijo que Kabuto mencionó en un susurro que eras de uno de ellos. Una expresión rara para ella, y también rara para mí. —explicó Minato.

—No ... lo ... sé ... —dijo Bakugo apretando la mandíbula con fuerza

—Ya que parece ser que no sabes nada te voy a decir lo que pienso. Pienso que te encontraste con Orochimaru después de vencer a los genins de la lluvia y después de que Orochimaru atacase a Sasuke y Sakura. Pienso que fue él el que te hizo esa gran herida en el hombro con su famosa espada Kusanagi. Pienso que algo pasó con los ninjas del sonido. Pienso que te dijeron algo y por eso los perseguiste a pesar de tus heridas casi mortales. Pienso que Kabuto te dijo algo importante antes de salir de la torre. Pienso que después de escuchar de Sakura las palabras de Kabuto, dedujiste que Orochimaru y Kabuto estaban conectados. Pienso que por eso fuiste al hospital para hablar con Yoroi Akado, que era compañero de Kabuto. Pienso que al encontrar a Yoroi muerto fuiste en busca de Sasuke temiendo por su integridad. Pienso que te inyectaste esa droga para dormir bueyes que he mencionado antes para proteger a Sasuke tal como hiciste antes con Choji e Ino. —

Antes, Bakugo creía que Minato era más tonto que una piedra por la excesiva amabilidad que mostraba. Todo sonrisas y despreocupaciones. Había subestimado demasiado al cuarto maestro Hokage. Se anotó mentalmente no volver a hacerlo.

—¿Y bien? ¿Qué opinas de lo que pienso, Bakugo?—preguntó Minato atento a la reacción del rubio ceniza.

—Opino que eres el jodido Sherlock Holmes. —contestó Bakugo dándose por vencido en mentir al Hokage. —Está bien, tú ganas. Te contaré mi historia y el por qué me tienes que liberar de estas esposas ahora mismo. —