XCV.

Un rayo surcó el cielo que súbitamente se había cubierto de nubarrones negros y Sesshomaru apareció frente a sus narices con una luz esmeralda.

—¡Aquí está otra vez! — exclamó Totosái, el forjador de espadas que había aparecido para traerle a Tessaiga arreglada.

—¿Qué haces aquí? — inquirió InuYasha mirándolo con seriedad y tensión.

Ya había tenido que enfrentarse con el estúpido de Kaijinbo, quién había venido a luchar con él con la espada demoníaca que pudo hacer con la cabeza de Goshinki y que terminó controlándolo, y podía hacerse una idea del porqué de la presencia de su hermano.

—Eso mismo te pregunto yo. Solo vengo a por la espada— confirmó sus pensamientos, sonriendo fríamente— Al parecer, el ogro que mataste quiere vengarse de ti, aunque sea a través del arma.

—¿Cómo sabes que Tokijin fue forjado a partir de un colmillo de Goshinki? — inquirió Sango.

—Eso significa…— murmuró Miroku.

—Sí, yo fui que le encargó a Kaijimbo hacer la espada.

—Sesshomaru, no toques la espada. Incluso tú podrías ser poseído por el poder demoníaco del arma—recomendó Totosái, convenientemente escondido tras el cuerpo del medio demonio.

La sonrisa de Sesshomaru se hizo más amplia, con un tinte de diversión velada incluso, y caminó hacia donde la espada se encontraba incrustada en el suelo. Esta bailó en el viento cuando la sostuvo entre sus manos.

—Estúpido, ¿con quién crees que estás hablando?

—¡El poder diabólico ya no está! — exclamó Miroku al ver como el aura iba desapareciendo.

—Las espadas también tienen derecho a elegir a su propietario— murmuró complacido el demonio observando su nueva adquisición. Después deslizó su mirada hacia donde estaba su medio hermano, rodeado por esos estúpidos humanos que siempre le acompañaban y se fijó en ese momento en el cuerpo inconsciente de la chiquilla humana que tan cercana era a su hermano, la cual estaba recostada sobre el costado de Kirara, aunque tampoco le prestó mucha más atención. Una combativa sonrisa apareció en sus labios cuando se volvió al medio demonio— Desenvaina tu espada, InuYasha. Acabemos con esto.

·

InuYasha voló por los aires, golpeado por la fuerza de Sesshomaru y su nueva arma, con Tessaiga cayendo a unos metros de él y convirtiéndose en la vieja y escuálida que era cuando no estaba transformada.

—¡Ha perdido a Tessaiga! — gritó Miroku.

—¡No, InuYasha! — chilló Kagome asustada.

Maldita sea, era imposible vencerle.

—¡Maestro InuYasha, coja a Tessaiga! ¡Rápido! — le ordenó Miyoga desde su hombro.

Si InuYasha no la tenía en sus manos… había grandes posibilidades de que él… de que su parte demoníaca volviera a resurgir…

Pero InuYasha no podía pensar en ello. La necesidad de destruir a su hermano, de hacerle morder el polvo de una vez por todas lo sobrepasaba. No, lo haría con sus propias manos si hiciera falta.

—¡No la necesito! — exclamó seguro, echando a correr.

—¡No lo hagas, por favor, InuYasha! — gritó Kagome, aunque sabía que sería en vano. Ya no solo por el hecho de que nadie era capaz de escucharla, sino porque la determinación que había en la expresión del medio demonio ya decía mucho.

—¡Maestro InuYasha, no puede perder los nervios!

—¡Es imposible vencerle con una espada que ni siquiera puedo mover! ¡Déjame en paz! — lo golpeó para mandarlo bien lejos mientras arremetía contra su hermano.

De pronto, la espada del demonio echó chispas mientras la apuntaba hacia InuYasha y un rayo salió de la punta se lanzó certero hasta golpear a InuYasha. Cientos de dagas luminosas se clavaron en el cuerpo de InuYasha, quién expulsó todo el aire de sus pulmones de un solo golpe mientras el dolor se expandía por su cuerpo.

—¡INUYASHA!

El mencionado se vio volando otra vez sobre el aire, pudiendo caer sobre sus piernas y el daño no fue a mayor, aunque su respiración era errática y cada músculo de su cuerpo palpitaba en agonía.

—Maldito desgraciado…— jadeó, incorporándose a duras penas.

—Ya es suficiente. Me he cansado de esto— musitó Sesshomaru con aburrimiento.

Y, entonces, echó a correr empuñando Tokijin.

—¡Muere!

—¡No, InuYasha, huye! — gritó Miroku con el cuerpo en tensión.

Kagome observó conmocionada y muy, muy asustada, como InuYasha no se movía mientras su medio hermano cada vez se iba acercando más y más. Estaba paralizado mientras un fuerte viento se levantaba a su alrededor y solo necesitó un segundo para descubrir lo que pasaba: se estaba volviendo a transformar, su parte demoníaca estaba emergiendo.

—¡No, no, no, no puede ser! — susurró para ella con pánico. Algo tiró de ella, una apremiante necesidad de acercarse, de estar junto a él.

—Llevaos a InuYasha inmediatamente lejos de aquí antes de que termine su transformación— exclamó Totosái con el cuerpo tenso, dando un paso hacia delante. Sus mejillas se hincharon y cuando sopló, una ráfaga de fuego salió de su boca, que hizo arder el suelo por donde pisaba.

Si creaba una barrera, por muy poco que durase, sería suficiente para entorpecer a Sesshomaru y conseguir que los demás aprovechasen para escapar.

Sin embargo, llegó demasiado tarde.

Sesshomaru pudo apartarse en el último momento y consiguió traspasarla con facilidad, quedándose en el lado de su hermano. Con una sonrisa oscura y satisfecha, levantó el brazo que empuñaba el arma, preparado para dar el golpe final.

—¡INUYASHA, NO! — chilló Kagome sin poder ignorar sus instintos.

Echó a correr.

Kagome no lo pensó en el momento que se colocó delante InuYasha interponiéndose como su escudo.

Tokijin atravesó su cuerpo incorpóreo de arriba abajo, pero lejos de no poder llegar a ella, Kagome sintió cada segundo del golpe.

Gritó cuando el dolor la sobrepasó y, entonces, la oscuridad la engulló.

Palabras: 931

Vais a permitirme ponerme un poco seria:

Lo primero es algo que creo que ya he dicho antes: siento mucho si los capítulos se hacen muy pesados, pero, de verdad, 1000 palabras no me dejan mucho que decir. Intento abarcar todo lo posible en cada uno de ellos, pero irremediablemente tengo que hacer mucho de los capítulos estáticos donde solo refleja la situación que están viviendo, que, de tener más extensión, estaría todo más concentrado. A mi ver, creo que también son necesario porque dan información importante y, como habéis visto, me gusta mucho centrarme en los sentimientos y las vivencias. No todo puede ser acción y cambios porque si no, no entenderíais nada con tan poco contexto, ¿no creéis? Lamento si estos aburren. Y como segundo quiero responder a unas palabras que me han llegado respecto a una posible relación incestuosa entre Kagome e InuYasha: desde el primer segundo he intentado plasmar que la relación entre ellos no es de hermandad, sino que va más allá. Que ambos llamen a Izayoi madre es una consecuencia de la vida que han tenido, porque han convivido con ella y la consideran como tal; que Kagome llame a la mujer "Izayoi" y no "mamá" no cambia como se siente con ella, sería absurdo que con eso se arregle esa posible situación, como digo. De todas formas, obviamente no son hermanos y nunca se han sentido como tal, simplemente han vivido en un mismo lugar, han estado apoyándose en el otro y aman a una misma mujer que les ha dedicado su vida, así como ellos a ella. Mientras ellos no se vean o se hayan visto de esa manera, ¿qué más da como llamen a una mujer? Hay muchos matrimonios en las que una de las partes siente como una madre o como un padre a los padres de su pareja y no por eso es incesto, ¿no? Lo siento, pero me gustaría recalcar eso porque hay que tener mucho cuidado, al igual que siempre he intentado mostrar que el enamoramiento de ambos (sobre todo InuYasha), tenido lugar cuando Kagome ya no era una cría (al menos, en el mundo en el que ellos están viviendo).

Y ahora, después de toda esta parrafada que creía que tenía que solar...

¡¿Esperabais esta llegada de Sesshomaru?! Al parecer, las cosas no están saliendo como muchas me habéis puesto.. jeje

¡Nos vemos en un par de días!

PD: para las seguidoras de Komorebi, no os preocupes, no os vais a quedar sin el epílogo. Me está costando más de lo que pensaba, pero estoy en ello. Solo esperad un poquito más :) Y si habéis leído mi otra historia... ¿qué hacéis? ¡Corred a echarle un vistazo! ¿O no queréis saber a quién es ese perro que Kagome salvó en el bosque?