120. Urgente

La misión era tan urgente que no le había dado tiempo ni de ducharse. No sabía si podría volver a esa escuela, pero por las dudas, envió el archivo con el ensayo a Heero, pidiéndole que lo entregara a su nombre y de paso, le copió sus órdenes. Una prueba de confianza que, sabía, jamás recibiría de parte de un tipo como él.

¿En su defensa? Esos besos ablandaban a cualquiera.

Duo se acomodó en la cabina de su Deathscythe y lo encendió.

Podía darse exactamente cuarenta segundos para calmarse. No se arrepentía de nada, al contrario, fue alucinante la cantidad de emociones que sintió besando a Heero, lo natural que fluyó todo entre ellos, sin dudas había sido mil veces mejor de lo que imaginó.

Ver sus malos pensamientos acumulándose en el azul de sus ojos, volviéndolos oscuros, salvajes. Mejor ni imaginar a dónde eso los hubiese llevado después…

Sacudió la cabeza. Debía enfriarse, sacar a Heero de su mente y concentrarse en la misión.

De pronto el recuerdo de una rubia elegante pasó por su cabeza.

"Ups, señorita, Relena, lo siento, creo que le he robado el primer beso a ese sujeto que tanto le gusta" pensó cómico, aunque sin maldad.

Riéndose de su propia estupidez, partió a la misión, ya totalmente concentrado en lo que debía hacer, pero con el firme deseo de que esta guerra le permitiera regresar a ese lugar.