¡Hola a todos! Una semana más, por aquí me paso para dejar un nuevo capítulo con el que entreteneros unos minutines. Como lleva siendo costumbre estas semanas, no me entretengo demasiado por la cantidad indecente de faena acumulada que tengo, así que pasamos directos a la acción.

¡Hasta pronto!


Capítulo 135: Dificultades

Aelita parecía danzar en el cielo más que otra cosa mientras esquivaba los ataques de Apollomon. En tierra, Jeremy intentaba, sin éxito alguno, que la pelirrosa dejase de lado el intentar hablar con aquel ser y luchase como debía hacer. Ni a él ni a los que le rodeaban les había pasado por alto que el digimon no atacaba como había estado haciendo las veces anteriores. Sus ataques estaban más centrados en la chica de alas, aunque no dejaba ningún hueco abierto para que los demás le pusieran en problemas.

—¡Alex, por favor, tienes que reaccionar! —exclamó Aelita —. ¡Xana-Lucemon es un parásito que no te beneficiará en absoluto nunca!

—No sé de qué estás hablando, pero da lo mismo. ¡Jamás lograrás vencerme!

—¡Cuidado, Aelita! —chilló Crescemon, saltando hacia ella y cubriéndola de un nuevo ataque del digimon ígneo.

—¡No perdáis el tiempo y atacad ahora! —indicó Aquilamon.

El grito de Aelita intentando detenerles fue completamente ignorado, aunque tampoco habría sido necesario. Apollomon esquivó la gran mayoría de los ataques, recibiendo impactos que tampoco supusieran un gran problema para él aunque sabía que debía cuidarse de los de MagnaAngemon. No por nada era uno de los digimons más poderosos de su nivel, según Duftmon.

—Aelita, tienes que centrarte —dijo Neila.

—Tengo que hacer reaccionar a mi hermano...

—¡Mientras tenga más poder que cualquiera de nosotros, puedes olvidarte de que te haga caso! —exclamó atacando un Bakemon que se les acercaba por la espalda.

—Es cierto —se unió Odd —. Si no atacas, no lograrás nada.

—Pero es mi hermano...

—Ahora mismo es un enemigo —declaró MagnaAngemon —. Y aunque no lo fuera, siempre existe un momento en el que se le puede salvar antes de caer totalmente derrotado. Piensa en eso.

...

CrossTimemon no se permitió relajarse aun cuando la cadena había logrado alcanzar a Duftmon. A su alrededor, los demás no habían tardado en lanzar todos sus ataques, combinándose en el camino hacia el digimon capturado. Como supuso, no fue un gran problema para el Caballero Real.

—Esto será más fácil de lo esperado —declaró el leopardo.

—¿Eso crees? —retó la del tiempo —. Tío Reich, necesito tu lanza.

—Lo que quieras —aseguró el híbrido oscuro alzando el arma ante él.

—Si crees que la ausencia de mi hermano me hace una débil, lo tienes claro, idiota.

Asegurando el agarre de la cadena y sabiendo que no podría retenerlo por mucho tiempo más, tomó el arma de Reichmon y la lanzó directa contra Duftmon.

—Eso podrías haberlo hecho tú también —señaló Gigasmon.

—Y cargando con algo de energía —se encogió de hombros el oscuro.

—Je, seguid subestimándome todos —sonrió la dorada.

Antes de que ninguno pudiese darse cuenta, la digimon desapareció de su posición, dejando caer la cadena al suelo y sobresaltando a Leire, que se lanzó sin pensar a por el objeto dorado. Un golpe seco hizo que las miradas de todos se volviesen hacia donde Duftmon caía al suelo. CrossTimemon, con la lanza de Reichmon en sus manos, lanzó una patada a la vez que otra cadena empezaba a atrapar con mayor eficacia al digimon.

—En serio, ¿para qué estamos los demás aquí si ella solita puede con todo? —preguntó Gigasmon.

—No, no puede con todo —negó la Angewomon de cintas azules —. Por sí sola, no podría atrapar a nadie, menos causar daños.

—Pero ha logrado atrapar a Duftmon —comentó Leire, la otra cadena aún en sus manos aunque no sentía tensión en ella.

—Porque los demás hemos atacado y le hemos obligado a permanecer en un punto.

—Angewomon tiene razón —asintió Reichmon —. Incluso ayudada por Ace, necesitan los ataques de otros para luchar. Ella sola podría entretener a Duftmon, pero no causar problemas. Menos aún si él tiene conocimiento sobre los Crossedmons y es, como ya sabemos, tan buen estratega como todos afirman.

—Entonces...

—Eh, ¿podría alguien echarme una mano? Lo necesito más tocado para poder drenarle energía —llamó la del tiempo.

Antes de que Duftmon pudiese volver a moverse, el grupo se lanzó dispuesto a golpear con todo cuanto pudiesen mientras CrossTimemon, con la cadena firmemente cogida, se apartaba para no recibir los ataques.

...

Yumi suspiró aliviada cuando el Skid dejó de temblar. La presencia de Neptunemon y un ejército de Divermons y monstruos marinos de XANA había hecho que Zoe se negase a entrar a un NavSkid para digievolucionar y crear una fuerte corriente marina alrededor de la torre a desactivar. Aun con el NavSkid de Ace cerca, la geisha no las tenía todas consigo para salir de aquel remolino que le habría hecho perder el control de su nave.

—Skid estabilizado —informó con un suspiro antes de volver a tomar los controles de los cañones.

—En serio, no me creo que queden Divermons aún vivos... ¡En todas las inmersiones hemos matado a centenares de ellos! —exclamó Ulrich, liberando a BlackTamekimon de varios Kongrios que le perseguían.

—Recuerda que los digimons renacen.

—Dudo mucho que salgan Divermons directamente de los digihuevos —negó.

¡Atención, Skid, Neptunemon pretende crear una onda! —exclamó Mermaimon.

—Por si las corrientes de Jet no fuesen suficientes —suspiró la morena —. ¡NavSkids, a cubierto!

A la orden, todas las pequeñas naves retrocedieron hasta quedar flotando alrededor de la nave principal, con Mermaimon y BlackCalmaramon como las únicas digimons al frente. En un costado, JetSilphymon alzó su gran molino y empezó a hacerlo girar a gran velocidad.

Esto me trae recuerdos —dijo risueño Ace.

¿Qué clase de recuerdos? —preguntó Sissi.

Oh, bueno, a mamá le gustaba bien poco que papá se metiese en trabajos peligrosos —respondió —. Por lo que el tío Sphinx nos contaba, papá solía trabajar solo cuando era más joven y muchas veces volvía a casa con algún que otro golpe.

No sé por qué creo que Kouji haría algo así —dijo Kim.

Más adelante, las misiones eran lo suficientemente duras como para que tuviese que ir acompañado... Y el tío Sphinx nos contó a Timy y a mí que, si mamá estaba en casa, era la primera en ponerse en pie cuando él decía necesitar ayuda.

—Ay, creo que ya sé con qué incordiar a Zoe —rió Yumi justo cuando el Skid empezó a sacudirse.

—Menos mal que hay cinturón de seguridad aquí arriba —señaló Ulrich —. De no haberlo, me habría caído desde aquí y el suelo no es blandito...

Onda superada —informó Mermaimon antes de lanzarse hacia la corriente.

¡Oye, espera! —gritó BlackCalmaramon, siguiéndola con algo de esfuerzo.

—Ulrich, ¿no notas nada raro? —preguntó Yumi.

—¿El qué?

—No lo sé, pero siento que algo no va bien...

En el agua, JetSilphymon volvió a centrar su trabajo en la corriente con la que protegía la torre. La parte superior hacía rato que mostraba el símbolo de la luz, pero por más que miraba hacia atrás, Kouji no salía. Cinco eternos minutos más tarde, el chico salió, asegurando su casco y haciendo aparecer un escudo ligero en el brazo izquierdo.

—¿Se puede saber qué estabas haciendo? —preguntó molesta.

—Al desactivar, le he dado sin querer a un punto y ha salido una ventana extraña. La he tenido que enviar a Jeremy sí o sí y, lo siento mucho, pero no soy un experto en la materia como Aelita.

—Creía que se te daba bien la informática.

—No la de XANA —señaló —. Volvamos al Skid. Empiezo a estar cansado de tanta agua...

Asintiendo, JetSilphymon lanzó la corriente contra Neptunemon, esquivando por poco a las dos aliadas acuáticas. Kouji tardó poco en impulsarse de regreso al Skid, el escudo a un lado y una de las nuevas pistolas en la mano derecha lista para atacar a lo que se le acercase aunque un par de NavSkids ya estaban posicionándose para cubrirle. Le faltaba poco para llegar a la base entreabierta del Skid cuando la oscuridad empezó a inundarlo todo, deteniéndolo en el sitio e impidiéndole ver nada. Un instante después, una leve quemazón empezó a recorrerle manos y pies, preocupándolo y haciéndole buscar alrededor con nerviosismo.

—¿Qué está pasando? —preguntó intentando dar con alguien.

—¡Kouji! —oyó gritar a JetSilphymon algo ahogadamente dentro de su burbuja de aire.

¡Que alguien encienda las luces! ¡Soy una gata y aun así no veo nada! —chilló Mikemon en su NavSkid.

¡Si sois capaces de ver el interior de vuestros NavSkids, seguid las órdenes del radar! ¡Nuestras luces están a toda potencia y aun con esas no os vemos! —ordenó Ulrich.

—¿Y los que no tenemos radar? —oyó preguntar a Mermaimon. Un segundo más tarde, la sirena chocó contra él —. ¡Au!

—¡Lo siento! —exclamó Kouji, recogiendo el escudo e intentando palpar a ciegas.

—Culpa mía, me he lanzado en línea recta —dijo —. Quédate quieto. Estamos rodeados de tinta ácida, pero puedo apartarla un poco.

—¡Ahora sí que vais a morir! —oyeron decir a Neptunemon.

Kouji sintió más que vio el ancla de la sirena atrapándolo instantes antes que una leve corriente les indicase a ambos la presencia de JetSilphymon, aunque ninguno de los dos podía verla. El sonido de algo similar a una turbina fue lo que les dejó claro que la híbrida del viento estaba a punto de lanzar un ataque y que más valía quedarse a salvo.

—¡NAVSKIDS, TODOS RETIRADA! —chilló Mermaimon, asegurando el agarre de Kouji y empezando a nadar varios metros hacia atrás de la otra digimon.

¡Eso es fácil de decir! —exclamó Floramon.

El radar no nos dice si nos vamos a chocar o no —dijo Kitsumon.

—¡Ultra turbulencia!

El ataque de la de viento empezó a remover las aguas, apartando algo de tinta en su camino aunque no la totalidad. Kouji y Mermaimon tardaron poco en identificar algunos NavSkids, moviéndose algo erráticos al recibir la sacudida del ataque de JetSilphymon, aunque poco a poco lograban escapar de la corriente y recuperaban el control de sus naves.

¡Eso ha sido muy peligroso! —protestó Kim.

Pero al menos, nos ha dejado algo de visibilidad —declaró Renamon.

¡NavSkids, seguimos sin poder veros! —informó Yumi.

Los dos "vulnerables" en el agua miraron alrededor, siendo incapaces de ver el Skid aun con el gran tamaño de aquella nave. Kouji recordaba haber estado nadando en línea recta, por lo que se hacía una idea de dónde podía estar la nave ignorando el hecho de que la corriente de JetSilphymon perfectamente podría haberla desviado algo.

¡Pasamos a recogeros con el control a distancia, NavSkids! —informó Yumi.

—¡Deja que me suba a uno primero! —pidió Kouji —. Mer, tú ayuda a Jet.

—¿Estás seguro? La tinta...

—Aguantaré —asintió.

Unos segundos después, el ancla que le retenía desapareció, permitiéndole moverse con más libertad. Sin dudarlo, se lanzó de cabeza a uno de los NavSkids que era capaz de ver y que seguía quieto.

¡Anda! ¡Hola, papá! —rió Ace dando varias palmadas —. Yumi, tengo a papá, ya puedes usar el control remoto para recogernos.

¿Es seguro? Quiero decir, no nos chocaremos unos con otros, ¿no? —preguntó Sissi.

En teoría y práctica, el control remoto crea rutas para evitar colisiones —informó Ulrich.

—¡Controlad un poco la velocidad por lo menos! —pidió Kouji al sentir la sacudida del NavSkid poniéndose en marcha.

No están programados para recogerse en caso de emergencia con una lapa encima, primo.

—Pues qué bien... —declaró antes de ver con el rabillo del ojo una figura flotando entre la tinta.