- Vamos a ver papá, ¿me puedes explicar qué narices has estado haciendo todo este tiempo que mamá no está todavía viviendo contigo?
Yamato hacía un rato que había llegado a casa de su padre a buscar a la niña. Sora se había quedado en casa primero porque de l que volvían de la reunión en el jardín de infancia había preferido esperarlos allí porque se había revuelto ligeramente y quería echarse.
- Bueno hijo… No he tenido…
- ¿Qué? ¿Tiempo? ¿Oportunidad? No me hagas preguntarle a Aiko cuánto tiempo se ha pasado mamá contigo en casa.
- Si es que si nos mudamos juntos yo creo que lo mejor sería buscar un sitio más grande y…
- ¿Y qué? Pues lo buscáis mientras tanto o te vas tú con ella que su casa es más amplia que esta y además esta más cuidada. Papá, que no cuela. Que hablas con el rey de las excusas para escaparse de Sora en su época porque me daba pánico la idea de dirigirle la palabra…
- ¿Te escondías de mami? – posando las manos en sus rodillas, Aiko apareció de repente al lado de su padre, quedándose mirando para él con los ojos abiertos de par en par.
Hiroaki se rio por lo bajo por la cara que se le quedó a su hijo, lanzándole una mirada divertida con la que quería decir que ahora se las tenía que arreglar él para salir de dónde se había metido antes de ponerse en pie y aprovechar para llevarse las tazas a la cocina. Le hacía gracia lo fácilmente que llamaba la atención de la pequeña cualquier cosa que hiciera referencia a la historia previa de sus padres. Posiblemente cuando fuera mayor Takeru se encargaría de hacer los honores y le acabaría contando todo quisieran ellos o no, pero, por el momento, él se iba a limitar a reírse de la cara de susto de Yamato.
- Porque estaba enfadada conmigo, tortuguita… Anda, vamos a ponerte tu ropa de abrigo que tenemos que irnos a casa a buscarla – dijo poniéndose en pie para ir a coger las cosas de la pequeña.
- ¿Por qué? – siguió a su padre, todavía con la misma expresión.
- Pues porque se lo buscaba, Aiko – le dijo su abuelo volviendo a acercarse a ellos.
- Pero ahora no se enfada con él…
- Porque está más espabilado…
- Papá, deja a la niña en paz que luego va corriendo a preguntarle a Takeru – se agachó para quedar a la altura de ella y poder ponerle el abrigo-. Se enfadaba conmigo porque era muy tonto hace unos años. Pero ya se me ha pasado, tú tranquila – esperó unos segundos para terminar de abrocharle bien los botones, dándole un ligero toquecito en la nariz-. ¿Pasamos a buscarle algún postre a mami antes de ir a casa? – bajó el tono para murmurarle aquello como si fuera un secreto.
- ¡Sí! – echó a correr del lado de su padre para ir a buscar a Gabumon, quien se había quedado dormido en uno de los sillones.
Hiroaki sonrió al ver a la niña alejarse, tendiéndole a su hijo su chaqueta también, ayudándolo con ella.
- Te lo has buscado por meterte conmigo… ¿Sora al final cómo es que no ha venido contigo?
- Estaba algo… No sé. No sé si decirte revuelta, cansada… Que tenía ganas de irse para casa y no andar dando vueltas.
- ¿Se encuentra mal? – arqueó una ceja.
- Un poco, le dolía la espalda creo… Es Sora, lleva toda su vida siendo poca cosa, ahora que el bebé está creciendo mucho más notablemente de lo que lo hizo Aiko, pues… Claro, lo nota más. No está acostumbrada a tener ese peso de más salido de la nada de repente…
- Bueno, mientras que solo sea eso ya me quedo más tranquilo.
- Papá, si le pasara algo más te habría llamado yo a ti para ver si me podías traer a Aiko o quedarte con ella esta noche que tenía que ir a secuestrar a Jou un rato. Tú no te preocupes que el experto de esos dramas soy yo… Venga tortuguita, que nos vamos – le dijo a la niña, viendo como llegaba con Gabumon a su lado.
- Gabu tiene sueño – le dijo Aiko tirando de su manga para llamar su atención-. Llévalo tú papi.
El rubio arqueó las cejas, posando la vista en Gabumon, teniendo que reírse al darse cuenta de la cara que traía puesta. Sin duda la niña tenía razón y aunque le hacía gracia que su compañero estuviera que se caía por las esquinas, no hizo ningún comentario sobre si le pesaba o no el trasero como hubiera hecho en otras ocasiones.
- Anda… Ven aquí – se agachó a su lado para hacer lo que le había pedido la niña.
- No tengo sueño – protestó.
- Tienes una cara de sueño de no poder con ella – no haciendo caso de lo que decía lo cogió igualmente-. ¿Te has despedido de tu abuelo? – le dijo a la niña viendo como iba corriendo a hacerlo.
Abrió la puerta de casa, dejando que Aiko fuera corriendo a llamar el ascensor antes de girarse hacia Hiroaki con la mejor de sus sonrisas ladeadas.
- No te digo nada, tú verás lo que haces… - fue su despedida antes de echar a andar detrás de ella para poder ir finalmente a casa.
Sora hacía ya rato que se había puesto el pijama cuando sintió la puerta abrirse, viendo entrar a Aiko a las carreras para ir a buscarla. Sin darle tiempo casi a reaccionar ya le tenía abrazada a la parte de sus piernas a la que llegaba.
- Hola preciosa – le dijo, esperando que la soltara para poder agacharse y quedar a su altura-. ¿Dónde te has dejado a tu padre? – se inclinó para poder darle un beso en la mejilla de los que hacían ruido que tanta gracia seguían haciéndole.
- Su padre viene cargado, así que cuidado – dijo mientras que se acercaba a ellas sin haber soltado todavía a Gabumon con un brazo y dejando una bolsa de papel que llevaba en el otro.
- Uy, ¿y eso? – la pelirroja levantó la vista hacia el digimon.
- Gabu tenía sueño mami – le dijo la niña.
Al mirar hacia él pudo ver como se ponía completamente rojo sacándole así una sonrisa mientras que se ponía en pie con cuidado para ver qué era lo que había traído Yamato.
- Bueno, eso es culpa mía – habló de nuevo-. Lo tengo acostumbrado desde que me anda haciendo de sombra a dormir un rato por la tarde cuando estamos por casa… Así que seguro que hoy que se ha pasado la tarde ocupado lo ha echado en falta – alargó la mano a la bolsa para abrirla, llevándose un manotazo por tarde del rubio.
- Eso no se revuelve hasta más tarde – le dijo escuchando la risa de la niña de fondo.
- ¿Qué has traído ya?
- Cosas… - sonrió divertido de medio lado-. Aiko, ¿cenas hoy tú primero con ellos y así os vais para la cama?
Pudo ver como asentía yendo a colocarse al lado de ambos digimon ahora que su padre ya había dejado a Gabumon en el suelo, saludando así también a Biyomon.
- Ya tengo la cena de la chiquitina, así que si quieres puedes dársela tú mientras que termino la nuestra – le dijo la pelirroja dándose por vencida con lo de saber el contenido de la bolsa.
- Me parece bien… ¿A que si tortuguita? – le dijo a la niña-. Deja que me cambie y vengo ahora mismo – se acercó a la pelirroja para poder darle un beso en la mejilla a modo de saludo-. ¿Qué tal estás?
- No te preocupes – sonrió, levantando la vista hacia él-. Me he quedado un rato vagueando en el sofá y estoy algo menos cansada. Vete a ponerte cómodo…
Asintió, moviendo sus dedos de forma discreta por el costado de ella en forma de caricia ligera antes de separarse e irse a la habitación para hacer lo que había dicho.
Sora se quedó mirando hacia la comida de la mesa, dándole una par de vueltas con los cubiertos. Hacía ya un rato que habían acostado a la niña y que los digimon se habían ido con ella y ahora estaban ellos cenando. Sin embargo, miraba hacia lo que tenía delante y no podía más que arrugar la nariz en un gesto de disgusto.
- ¿Segura de que estás bien? – dándose cuenta de la cara que estaba poniendo, Yamato no pudo más que quedarse mirándola.
- Si te digo que me está dando un asco horrible la comida… - arrugó algo más el gesto, mirando hacia otro lado.
- ¿La comida en general o lo que tienes delante? – confuso, siguió observándola por si lo que le pasaban eran nauseas e iba a salir corriendo hacia el baño.
- La cena…
- Pero… si te gusta, ¿no?
- Me gustaba… Uff… No – negó con la cabeza-. No puedo. Es superior a mí – apartó el plato lejos de ella, alargando la mano para poder coger el vaso y dar un trago y poder quitarse así el sabor de la boda.
- ¿Y qué te vas a quedar sin cenar?
- No puedo comerme eso. Te lo prometo, si lo hago voy a acabar devolviendo… - miró hacia el rubio, dándose cuenta de la cara de confusión que tenía puesta-. Si te pedí el otro día espinacas para comer, no debería de parecerte raro que lo que antes me gustaba ahora me dé asco… - posó la mano sobre el vientre-. Creo que los gustos de cierto señorito se están haciendo notar…
El gesto de él se relajó comprendiendo por fin lo que le estaba pasando. No pudo más que dedicarle una sonrisa entre divertido y con algo de condescendencia. Por suerte, él ya había casi terminado mientras que ella había estado dándole vueltas al plato, aprovechando para ponerse de pie y coger la cena de ambos y poder dejarla en el fregadero.
- Pero si tú no has terminado… Haz el favor de terminar tranquilo que no me voy a morir… - protestó dándose cuenta de la jugada.
- Casi había terminado… - le dijo divertido todavía por las caras que estaba poniendo-. A ver si vas a acabar revolviéndote de verdad…
- No se te irá a ocurrir ponerte a hacerme nada, ¿verdad? – dijo la pelirroja al verlo caminar por dónde estaban los útiles-. Ni se te pase por la cabeza, ¿eh? Ya miro yo si tengo por la nevera algo de mi interés.
- O a lo mejor te dejo ver lo que hay dentro de la bolsa que traía antes… - dijo divertido-. La verdad es que preferiría que cenaras algo primero, que conste… Así que me parece bien lo que has dicho de la nevera primero…
- ¿En la bolsa de antes había algo de comer? – le dijo alzando ambas cejas girándose del todo hacia él.
- Puede… Pero primero vamos a ver si cenas algo decente…
Echándose a reír por las caras de ella acabó por abrir la nevera. Le hacía mucha gracia esas situaciones en las que parecía que en vez de con Sora hablaba con Aiko. No se daban tampoco demasiadas veces y sabía que eran consecuencia directa de los cambios hormonales de ella, pero cuando no se le echaba a llorar o a gritarle, le hacía hasta gracia. De otras personas como Mimi seguramente que nadie se extrañaría por verlas actuar así, pero verla a ella haciendo muecas raras porque de repente había decidido que el huevo era la cosa que más asco le daba en aquel mundo seguro que extrañaría a unos cuantos.
- Oye – protestó ella, poniéndose en pie y yendo tras él-. Que te he dicho que no hace falta que me hagas nada… Me lo puedo hacer yo sola…
- Como no te portes bien te dejo sin el postre…
- ¿Vas a usar conmigo los mismos chantajes que con Aiko?
- No, Aiko me hace caso con más facilidad. Voy a usar contigo los mismos chantajes que con mis sobrinos, así que tú verás… - se echó a reír de nuevo al ver el gesto de sorpresa en la cara de ella, quien no pudo más que unirse a él segundos más tarde.
Nadaoriginal: pues nada, si primero os digo que ando más pillada de tiempo, parece que estoy sacando un poquito para contestaros. Como siempre, mil gracias por la review y, de paso, aprovecho para hacerte la aclaración pertinente jajaja
Mentiría si dijera que no tengo en mente alguna trastada para la historia, PERO, que Taichi salga serio en una foto no es por eso. Que sabe disimular en el trabajo y todo para que lo tomen como todo un embajador hecho y derecho sin necesidad de estar armándole ninguna perrería, prometido. Que a la mínima os espantáis y el pobrecito oye, tiene una reputación que mantener.
Espero que tengas muy buen fin de semana. ¡Un beso!
ElenaAA23: uy, ¿quién será este Guest? Jajajajaja Se me ha venido a la mente cuando te dejaba las respuestas llamándote "Guest Vecina" jajaja Anda que... Pero bueno, te reconozco igualmente, incluso antes de leer el final que es donde me llamas Vecina ya.
Lo del drama con la guarde es que es una crónica de una tragedia anunciada, que se va a juntar con Taichi, Hiroaki y si me apuras hasta Haruhiko y los que van a montar el drama del primer día de cole van a ellos en vez de la nena. Que ya sabemos que ha salido a su madre y no va a tener problemas en sociabilizar rápidamente. Pero verás el drama de esos tres...
Hiroaki el pobre... Si es que además, con todo lo que se ha metido con Yamato porque no se atrevía a hacer las cosas decentemente, mira con lo que nos sale ahora. Si es que parece que cuando tiene miedo de meter la pata con algo que le importa se nos acobarda... De alguna parte tenía que venirle a Yamato. Menos mal que esos dos ya van pasando por el aro...
En fin vecina, que muchos, muchos, muchos bicos, ya lo sabes.
