- Sora, estás estúpidamente perfecta, no me hagas tener que decirle a Andrew que te pinche para que dejes de montar el drama.

- Porque tengo miedo a que el escote sea… Vale, vale, ya me callo – la pelirroja se tuvo que reír por la cara con la que la estaba mirando Haru.

- Es que esta discusión ya la hemos pasado…

- Ya, pero estabas intentando provocar que Yamato no se pudiera estar quitecito y que dejásemos de hacer el idiota por culpa de mis paranoias hormonales estúpidas. Ahora se supone que tenemos un evento importante del gobierno…

- Creo que aunque ya debía de saber esa información prefería que nadie me la recordase – dijo Andrew volviendo a acercarse a ellas.

- Tú a callar que a saber lo que estarías haciendo precisamente esa noche… Mira, mira cómo se pone roja Haru hasta las orejas – la señaló echándose a reír.

- Pues lo mismo que tú… Y deja de aprovecharte que si te pincho me muerde luego aquel que está ahí sentado – hizo referencia a Gabumon, al cual solo se le veía asomar el cuerno por detrás de la puerta del despacho de Sora donde se había quedado vigilando a Aiko-. Venga, haya paz. Yo creo que te queda todo como te tiene que quedar. Yo no creo que tenga mucho escote, porque sí que es algo pronunciado, pero como te lo he ajustado no se ve nada desde arriba. Te lo digo yo que puedo verlo desde aquí y no hay nada absolutamente a la vista. Así que puedes ir a cambiarte porque esto ya está más que listo.

Se dio por vencida, asintiendo. Tampoco iba a poder decir ella nada que no estuviera viendo Andrew, para algo no andaban demasiado desencaminados en gustos o maneras de trabajar.

- Si es que es una agonías – dijo Haru acercándose a ella para poder ayudarla a desabrocharse el vestido.

- Bueno, yo te dejo para que te cambies tranquila – dijo él casi que de forma automática.

- Tú quieto ahí que tengo otra cosa que quiero que veas. Bueno, que veáis los dos y me digáis… Y no, no tienes que salir para que yo me cambie, vamos a ver, ¿tengo que empezar a sacar trapos sucios de entregas atrasadas?

- Puedes sacar los trapos sucios que quieras de él, así tengo como meterme con él un poco luego – dijo Haru divertida asomándose por detrás de Sora.

- ¿Segura que quieres sacar trapos sucios? Porque igual tengo yo más que tú para airear… - decidió no protestar, quedándose como ella le había pedido.

- Resulta que a Shiori se le ha ocurrido hacer una comida para poder celebrar los diez años más tranquilos y menos formalmente… Lo que pasa es que es… Aquí cerca, en el Luca Fantin.

- ¿Ese no es el que está en hotel Bulgari? – le preguntó él.

- Mira cómo controla de la zona… ¿Dónde está eso? Porque a mí no me suena – la menor de los presentes arqueó una ceja confusa.

- Porque se tiene estudiados los hoteles de media ciudad de cuando iba y venía hasta que se le ocurrió que al final le iba a salir más barato alquilarse algo… - le contestó Sora antes de asentir-. El nuevo alto que se ve desde la ventana de la sala de reuniones.

- ¿Ahí? ¿Pero en ese sitio no te cobran por respirar?

- Bueno… hasta donde yo sé ella no trabaja, pero está casada con un general de las fuerzas aéreas del país que además tiene un cargo gordo en la JAXA… Llevo discutiendo con ella desde hace unas semanas sobre que ni se le pase por la cabeza intentar pagarme lo que le he hecho para el evento, que es un regalo…

Le hizo un gesto a Haru para que le acercara una de las fundas que estaban encima de la mesa antes de ir ella misma a abrirla y sacar de su interior algo que no tenía mucho que ver con el vestido que todavía tenía puesto.

- Esto me lo he hecho yo para esa comida… La verdad es que creo que puede ser apropiado y… Bueno, no sé, se me vino a la cabeza enredando en casa. No todo van a ser kimonos… - dijo divertida antes de terminar de sacar de la funda el vestido y dejarlo encima de ella para que lo vieran.

Al contrario que el que todavía tenía a medio quitar, el que estaba ahora encima de la mesa era mucho más informal. A pesar de seguir teniendo un toque serio, seguramente el color azul celeste claro ayudaba a que se viera diferente y el hecho de que fuera por la rodilla también.

- ¿Este que es para que se le vaya cayendo la baba por las esquinas? – dijo Haru divertida antes de cogerlo para poder verlo-. Pues claro que es cosa tuya – sonrió al verlo más de cerca-. Reconocería este tipo de detalles en cualquier parte – señaló hacia precisamente las partes más características-. Te tengo más estudiada que tú a ti misma, así que… No tengo más que decirte. Venga, que te lo quiero ver puesto también…

- ¿Has visto? Ya manda más que yo – la pelirroja sonrió antes de asentir.

Aquel vestido era una pieza bastante sencilla, pero había algo en él que le gustaba y quería saber lo que pensaban ellos. Quizás fuera que combinado con su estado actual le daba un aire bastante dulce que no solía usar en tantas ocasiones. Más bien solía aprovechar situaciones así para provocar que Yamato se pasara toda la noche protestando. En aquella ocasión se había ido al extremo contrario. Se colocó el pelo cuando sacó la cabeza de él antes de girarse hacia los otros dos.

- Tengo unos zapatos a juego del mismo color… - explicó entretenida en alisarse los pliegues de la falda-. ¿Qué os parece?

- Pues sin que se me aterrorice nadie, con esa pinta de premamá seguro que a más de una acaba de entrarle la gana de copiarte…

- No me aterrorizo… Tranquila… Yo ya mira… - se quitó las gafas de forma distraída para dejarlas en la mesa al no necesitarlas ya al no tener ajustes que hacer-. Además, si digo algo seguro que va a ser usado en mi contra – habló con fingida resignación antes de acercarse a Sora-. Creo que lo único que se me ocurre para describirlo es "adorable". No tengo ni una queja que sacarle… - le hizo un gesto para que se girase y poder verlo bien-. Es muy bonito.

- ¡Sí! Hacía mucho que no te veía hacer nada así – le dijo la castaña-. No me malinterpretes, que los kimonos que has estado haciendo últimamente da pena hasta usarlos y quitarlos de la exhibición, pero… Estás preciosa.

- Bueno, dicen que es cosa de la ayuda extra que tengo – sonrió posándose la mano en el vientre dejando así notar como el vestido favorecía que se le notara algo más-. No sé, se me ocurrió hace un par de meses y la verdad es que estoy bastante contenta con el resultado. Supongo que buscaré por casa a ver si tengo alguna chaqueta que le quede bien y listo… Será una comida algo más seria pero creo que precisamente de seria solo tiene el sitio porque yo estoy viendo que van a volar más puñales en esa mesa que aviones en el aeropuerto.

Ciertamente la cosa iba a acabar como siempre que se juntaban, pero ella no iba a ser quien se quejara porque ciertamente se lo solía pasar bastante bien. Tenía ya el trato suficiente con todos como para ser capaz de entender por dónde iban los tiros y sino siempre podía acabar pidiéndole a Arata que le hiciera de traductor mientras que Yamato intentaba esconderse debajo de la mesa. Solía ser como acababan esas cosas, así que ella encantada.

- Si os digo la verdad estoy algo nerviosa por el evento – habló antes de quedarse quieta, dejando que Haru comprobara que estaba todo bien del vestido.

- ¿Por lo de la JAXA? ¿Y por qué? – preguntó Andrew arqueando una ceja,

- Porque sé lo sumamente importante que debe de ser para Yamato… Y para todo en general. Madre mía… Hace poco me dio por montarle un drama de estos que hacen historia porque acababa de darme cuenta de lo sumamente importante que es lo que celebramos en ese evento – hizo una pausa-. La verdad es que debería de darme un poco de vergüenza estar casada con alguien del equipo que pisó por primera vez Marte y que tienda a olvidárseme.

- Porque lo has visto caerse a la piscina varías veces por estar atontado – le contestó divertida.

- Ya… Pero bueno, que uno no quita lo otro – giró la cabeza hacia ella.

- A mí lo que me parece es que con lo fácil que tienes tú el llanto últimamente más te vale llevarte unos cuantos paquetes de pañuelos – le dijo Andrew-. ¿Vais a llevar a Aiko?

- Sí… Puedo llevarla. También han dejado ir a los padres de Yamato, sí que luego puede irse con ellos y nosotros nos quedamos en la cena para que no se nos muera de sueño. En fin de año la pobre lo pasó mal para no dormirse encima de la mesa, aunque bueno, para eso tiene a Gabumon para que le haga de cojín más que encantado.

- Estás perfecta, ponte cómoda no vaya a ser que se nos acabe colando Yamato por aquí – le dijo Haru antes de alejarse unos pasos-. Bueno, supongo que se la llevarán con ellos los abuelos, ¿no? Porque nosotros te hacemos de niñera encantados, ya lo sabes.

- Sí, claro. Y luego a pelearme como siempre para que me la devuelvan al día siguiente y a ser posible sin que me vengan más juguetes de los que ya tiene de vuelta a casa… - sonrió-. ¿Tú lo ves bien?

- Fíjate que hasta ella ha dicho que al verte podrían hasta entrarle ganas a ella también… - se echó a reír por lo bajo antes de asentir-. Te queda muy bien. Y si te refieres a los zapatos azul claro que casi parecen gris que tienes, te van a quedar de maravilla.

- ¿Se puede saber por qué narices te acuerdas tú de ellos? – le dijo mientras que rápidamente se quitaba el vestido para poder meterse el que había traído puesto de casa por la cabeza.

- ¿De dónde los sacaste? – le dijo cruzándose de brazos, entretenido con la conversación.

Sora se quedó pensativa mientras que se colocaba en su sitio bien la prensa, ajustándose las mangas y los botones antes de entretenerse unos segundos más con el pelo, el cual de tanto ponerse y quitarse la ropa había quedado descolocado. De repente, cayó en la cuenta de lo que él estaba hablando, teniendo que reírse ligeramente.

- Pues… a alguien lo tuve haciéndome cola un par de horas porque ya que estaba de pasada por Milán podía hacerme el favor… - levantó la vista hacia él con la mejor de sus sonrisas-. Anda, que lo hiciste encantado.

- Lo peor es que sí – negó con la cabeza-. Vale, ¿tienes algo más que enseñarnos?

- No, ¿por qué?

- Porque yo había venido a buscar a Haru también para comer aparte de a traerte el vestido verde – lo señaló con la cabeza-. ¿Dónde vas a comer tú? ¿Quieres venir con nosotros?

- No… No… he quedado con mi madre para ir a dejarle a la niña que por la tarde tengo algunas reuniones. Bueno, tenemos – miró hacia la castaña-, así que hazme el favor de no entretenerla mucho.

- Si se pone pesado ya lo dejo entretenido con el perro, tú no te preocupes – le dijo Haru riéndose-. Lo sentamos un rato en el sofá, que se el eche encima y ya verás como cuando vuelvo lo tengo en la misma postura y durmiendo los dos…

- Bah – alargó la mano para poder recuperar sus gafas-. Sois un par de arpías… Que lo sepáis.