Azrael grita, pero la bolsa le impide realmente gritar muy fuerte, intentando patalear y golpear a quien le ha puesto la bolsa.

Le dan algunos golpes bien dados que le dejan sin aire y lo meten a una celda.

Ugh!

El que parece el cabecilla le quita el saco cuando lo tienen encadenado otra vez.

—Ughhh! —tose, porque el saco APESTA

—Tú, escoria... identifícate.

—¿Q-Qué? —Azrael parpadea.

—Que me digas quién eres

—S-Soy... ¿quién crees que soy?

—No lo sé, por eso te pregunto.

—Soy... uno de ustedes. ¿No me ves vestido de negro?

—¿Y qué hacías con esos ángeles?

—P-Pues... Ehm... lo que nos ha pedido Belcebú.

—¿Gabriel y Miguel?

—Sí, bueno... Gabriel está ya ocupado pero Miguel...

—Está con Lucifer, lo saben todos.

—Ah ¿sí? ¿Les ha dicho a todos? ¿Qué les ha dicho? —frunce el ceño.

—No ha dicho nada, lo sabe todo el mundo desde siempre.

—Pero... no es que desde siempre sea... É-Él acaba de violarla

Levanta las cejas porque no sabían eso.

—Evidentemente ella le atacó también.

Los demonios no le hacen mucho caso, salen a ver si alguien se ha enterado de algo. Azrael frunce el ceño.

Pues... el chisme

—Oye, ¡espera! ¿A dónde vas?

Ni caso, le encierran ahí.

Aish.

Ya... ya.

Vale, unos veinte minutos más tarde baja Leviatán.

¡Malditasealoquenosfaltaba!

Pues Belcebú se ha puesto pesada. Por lo visto Gabriel se ha puesto intenso. MUY intenso.

Azrael está buscando cómo salir. Leviatán abre la puerta y se mete dentro.

—Oh...

—Ugh.

—¿Qué haces tú aquí?

—¡Ya sabía yo que esto solo podría ser culpa tuya! ¡He venido pro la armadura de Miguel!

—Eh, ni te vengas arriba, no te he encerrado yo —el demonio levanta las manos.

—Ya, claro... —ojos en blanco.

—De hecho, me manda Belcebú, por lo visto tu amigo ángel está pesadito.

—Suéltame y dame la armadura.

—¿Algo más? ¿Una bebida caliente? ¿Un masaje?

—Pues no estaría mal.

—Ya. Todo eso tiene un precio.

—¿Precio? No eres tú el demonio de la avaricia.

—No he dicho dinero.

—¿Qué quieres a cambio? —Azrael levanta una ceja.

—¿Qué no estás dispuesto a darme? —Se encoge de hombros y sonríe.

—No, no voy a acostarme contigo NUNCA jamás, bajo absolutamente NINGÚN concepto.

—¿En eso has estado pensando? —el demonio levanta las cejas y parpadea.

—¡No!

—Ha venido a tu mente bastante deprisa para no haber estado pensándolo.

—Sé que USTEDES están pensando en eso todo el tiempo. Si quieres hacer eso conmigo, vas antes a tener que matarme.

—Matarte. Uh... —arruga un poco la nariz.

—¡No vas a conseguirlo! ¡No me gustas! —en serio si gritaras un poco menos apasionadamente, además ni siquiera te está acusando de gustarle...

—¿Matarte?

—¡No! ¡Acostarte conmigo!

Inclina la cabeza, chasquea los dedos y le desaparece toda la ropa negra. Bueno, la blanca también, toda la ropa, de hecho. Encadenándolo manos a la espalda.

—Waah! Whattahell!

—Oh, vaya... —le mira de arriba abajo—. Tengo que admitir que de repente hace más calor aquí.

Azrael se sonroja.

—Lo que nunca pensé que pasaría en el infierno... ¿Nos estamos poniendo nerviosos?

Azrael forcejea porque quisiera cubrirse. La verdad es que no, no está... especialmente excitado.

—¡N-No estoy nervioso!

Leviatán se le acerca sin dejar de mirarle obscenamente y él da unos pasos hacia atrás.

Inclina la cabeza un poco, volviendo a sus ojos y acercándose más. Es que hay un punto que ya no tiene espacio para echarse atrás.

—S-Si m-me tocas... te mataré yo —susurra y sinceramente, si empieza a sentir que hace un poco de calor con las miradas que le está echando.

Leviatán levanta un dedo, de una mano que lleva un guante de metal y antes de que pueda tocarle, se le echa encima, empujándole con el cuerpo

Se tambalea e incluso puede que se caiga, la verdad. Se le va a caer este idiota encima como ballena porque lo que necesitas es fricción y cercanía

Pues se lo ha buscado... cuando siente que se le cae encima, Leviatán hace para girarse y quedarse sentado sobre él.

Azrael forcejea un poco, pero... es que no es muy útil, al final obviamente acaba Azrael acostado en el suelo con Leviatán sentado encima. Y... además, ahora sí que está un poquito empalmado

El demonio le mira a los ojos.

—Te daré la armadura y te soltaré si me permites hacer una cosa.

—¿Q-Qué cosa?

—Una que... no creo que te guste pero...

—¿¡Qué... cosa?! —el TONO DE ALARMA

Se humedece los labios y le pone una mano en el bajo abdomen, justo en la V entre sus caderas, encima de la zona de peligro

Azrael, es que... se le va a salir el corazón. Respira agitadamente, nerviosísimo

Y va a sentir un instante corto de dolor bastante agudo y caliente. Suelta un grito.

—¿¡Q-Qué me estás haciendo?! ¿¡QUÉ HAS HECHO?! —incluso saca las alas.

—Ya está, ya está —le calma levantando las manos.

—¿¡Qué me has hecho?!

—Unas... veinte veces más sexy.

Azrael levanta las cejas sin esperarse esa respuesta, sinceramente... vale, dejando de patalear en pánico. Se agacha a ver si puede mirarse.

Es un tatuaje. Es una frase escrita es una tipografía bastante bonita.

"Cruel es la ira, e impetuoso el furor; Mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?"

Proverbios 27:4

.

Es uno de sus favoritos.

—¿¡E-Es... s-son letras?!

—Es la palabra de Dios.

Se estira más para mirarle y he de decir que... es que se le marcan perfectamente toooooooodos los músculos.

—¿Q-Qué dice?

La verdad, como sigas moviéndote así te va a hacer más. Se lo lee, vacilando un poco por mirarle.

—¡Y-Yo! Yo podré... por supuesto que yo podré sostenerme delante de la envidia, ¡una y mil veces! —en serio, en serio, deja de sonar tan apasionado.

Leviatán sonríe.

El ángel se sonroja un poco porque... es que está encima de él, en una zona... compleja. Y le ha tocado el abdomen así. Pelea un poquito.

—Tal vez —chasquea los dedos y le suelta las manos con las que procede a tomarle de la ropa para girarle y dejarle debajo de él, aún con las alas de fuera

Leviatán levanta las cejas y le mira, contra el suelo, por lo visto.

Azrael chasquea los dedos también... y le deja sin ropa. Sí, sí... en serio. Ya le dije yo que de verdad para lo poco que le gusta...

—Si a lo que te referías era a que... no querías que yo te lo hiciera a ti... debiste ser más específico.

Azrael parpadea sin entender... y es que está enfadado y un poco asustado (y también un poquito excitado, pero eso no lo sabe), sin saber bien que hacer ahora. Se le van los ojos a mirarle el también.

—Es decir... no tengo especial problema con eso si es lo que quieres —Leviatán... la verdad, pues desde que le ha quitado la ropa que está siendo bastante sincero, así que ya supondreis lo que encuentra.

Azrael... es que... no tiene ni idea, pero NI IDEA de qué hacer ni cómo reaccionar, ni... nada de... nada. Se... sonroja.

Leviatán le mira, esperando pacientemente y es que además está, para la posición, su... junto con el... de... Leviatán, así uno al lado del otro muy... p-puestos.

Azrael aprieta los ojos y sin saber qué hacer, lo ÚNICO que se le ocurre es hacer que vuelvan a girar para que Leviatán esté encima de él.

Leviatán vuelve a no esperárselo y se sostiene un poco de sus brazos hasta recuperar la vertical.

—¿Todo... bien?

Abre la boca para decir algo. y la cierra. Y la abre otra vez. Y la cierra. Alguien... porque lo escuchó de alguien. Alguien... dijo en algún momento. Debe haber sido el idiota de Gabriel...Que algo útil que hacer en estos casos para evitar problemas era... soltar amor. ¿No?

Leviatán se lame un dedo y se lo pone en el pecho, resiguiéndole el esternón porque es que joder, míralo... esperando a que responda.

No hay NADA bien aquí. TODAS las alarmas en la cabeza de Azrael están sonando a todo volumen.

—N-No v-vas a... v-violarme —interesante conjunto de palabras has elegido

—Empiezo a temer que seas tú el que me lo haga a mí —no se detiene, bajando por los abdominales.

Es que el ángel respira como si estuviera corriendo una maratón. De hecho empieza a estar humedito de sudor.

Mira que bien, ya no necesita lamerse. Toquecito de lujuria en el ombligo.

—Santa Madre de Dios... —susurra cerrando los ojos y echando la cabeza atrás. El demonio aprieta los ojos porque los rezos.

El ángel baja las manos y se las pone en los muslos, moviendo un poco las caderas hacia arriba, sólo pro instinto.

Leviatán le guía las caderas al lugar adecuado, no te creas, que tonto no es.

—Oh... Dios mío... —suelta amor, un MONTÓN y de golpe.

Leviatán se acerca a su oído para susurrar "ruega por nosotros, pecadores" un poco burlonamente y la verdad, se queda sin aire antes de poder hacer nada.

Ahí van las caderas de Azrael directas hacia arriba. Bendito... o maldito sea el instinto. Espero que estés consciente de que va a decir un millón de veces que le has violado.

Leviatán suelta como defensa una olita de lujuria... aun abrumado. Azrael le pone las manos en el culo... vale, vale...

—C-Calla... —aún tiene a bien medio protestar

Ni siquiera creo que lo oiga, sacude la cabeza y procede ahora sí, a que esto suceda.

Es que ahí le tienes a su merced, si está buscando cualquier tipo de fricción sea como sea.

Vas a tenerla, aunque le cuesta concentrarse, porque aún tiene escalofríos de la sensación del amor.

Además es que lamento decir que la sensación de amor no se detiene.

Pues aun peor, porque no le deja concentrarse. Sacude la cabeza de tanto en tanto. En un momento dado, Azrael abre los ojos y le mira a los suyos.

Cielos, aun peor.

No sé si Azrael intenta buscar respuestas, la verdad. De hecho, le captura la mirada como los faros de un coche a un herbívoro.

Azrael entreabre los labios, es que... le estás derritiendo el cerebro.

¿Y qué coño te crees que has hecho con el demonio?, solo se mueve porque es como respirar.

Azrael le pone las dos manos en la cintura... se muerde un poco el labio... y trata de moverse más rápido.

Leviatán se mueve siguiéndole, mirándole a los ojos... no sé si... o sea, de hecho tiene la mirada un poco perdida

Va a dejarle todos los dedos de las dos manos perfectamente marcados en la cintura. Está moviéndose como enloquecido, solo mirándole a los ojos con toda la intensidad del universo.

No sé dónde se esté sujetando él ahora, tal vez en sus hombros pero más o menos lo mismo. Mira cómo has logrado que se calle. Nada más eso ya tiene mérito.

No parecía que fuera posible, sinceramente...

Y sí. Aun así Leviatán no deja de mirarle a los ojos y de echarle sal al pollo.

Es que además Azrael ya está empezando con los sonidos guturales, porque tiene CERO práctica, lo siento pero no va a aguantar mucho así.

Insisto con la mirada de loco del otro, es que está como el papá de Jasmín en Aladdín, no sé qué se han hecho el uno al otro.

Es que además, no veo cómo... vaya a... poncharse la burbuja o si los va a encontrar alguien en 100 años petrificados, mirándose con los ojos abiertos desquiciados.

Cuando acaben, tal vez.

Azrael va a terminar pronto

¿Va a soltar más amor?

Seguramente sin pensarlo, porque además nunca ha sentido esto que está sintiendo y la mejor reacción parece ser AMOR.

Leviatán se echa adelante y le besa... y le abraza, porque se lo está llevando por delante.

El poder del amor.

Pues... maldita sea.

Azrael es que, se lo lleva la ola también. Cierra los ojos y le responde como bien puede. Mal y torpe seguramente, con babas y abrazándole demasiado más fuerte de lo que es necesario.

Pero ahora que a Leviatán no se lo está llevando por delante la ola, sí que puede devolvérselo un poco y lo hace casi de inmediato.

Azrael le desincrusta los dedos de una mano de la cintura, moviendo la mano a su espalda, sintiéndole los músculos

Así que el beso es un poco de los que... vuelan la cabeza, poco a poco, se vuelve más suave

No has podido ante LA envidia. Azrael no sabe cómo alguien tan... imposible y con una lengua tan afilada, puede ser tan... suavecito al besar.

Y al tocarte porque no te creas que no está haciendo eso.

Azrael va bajando la intensidad de todo, pero sigue besándole bastante activamente y sosteniéndole de la espalda contra él.

El demonio va relajándose también, cambiando el beso.

Es que mira que espalda tiene este hombre. Le resigue los músculos un poco más, ralentizando el beso hasta casi parar del todo.

Se separa un poco con la respiración ralentizada. Azrael traga saliva y Leviatán se humedece los labios.

—Eso ha estado...

El ángel deja de moverse del todo.

—Bien. Muy bien. Más que bien.

Vale, por un momento pensamos que lo echaríamos todo a perder.

—E-Excelente, de hecho.

—A-Acabas d-de...

—Bueno, tú también has ayudado, para ser honestos

—¿¡Y-Yo?!

—Pues no te quites mérito.

—T-Tú has... t-tú... —se humedece los labios, porque maldita sea ha estado absurdamente excelente. Más que bien. Muy bien. BIEN.

Leviatán le quita un mechón de pelo de la cara y le acaricia la barba, volviendo a soltar amor.

Eso le relaja un poco, vale. Mueve la mano en su espalda otra vez, irradiando aún amor sin siquiera notarlo.

Le mira a los ojos y sonríe.

Y joder, es que es guapo también.

Un ridículo, es.

—E-Esto... N-No... —es que le gusta, le gusta que le toque.

Leviatán baja la mano y le acaricia el cuello y la clavícula. El ángel levanta la cara un poco para que le toque más, cerrando los ojos

—Tú cuerpo es la cosa más hermosa nunca hecha.

Azrael abre los ojos otra vez, solo un poquito y le mira. Pensando que el cuerpo de él es bastante hermoso, sinceramente. Ahora ni siquiera le parece tan insufrible. Leviatán le sigue mirando el pecho y el cuello y los hombros

—N-N... No sé qué acaba de... —luego te quejas de que te llame tonto.

—¿Mmm?

—P-Pasar.

—Que me he enamorado de ti.

¡Deja de ser mono!

No es mono, es un ridículo. Insisto.

Azrael parpadea, y muy a pesar suyo sonríe un poco con eso, complacido.

—P-Pues... claro. Y-Yo también me... Yo...

—¿Sí? —sonríe ilusionado.

—N-Nunca había... N-No me estás engañando, ¿verdad?

Niega.

—No sé qué acaba de pasar pero no pensé que fuera a ser así... —susurra.

—¿Y cómo pensaste que era? —le acaricia el oootro hombro

—Horrible.

—¿Cómo iba a ser horrible si a todo el mundo le gusta?

—Yo no soy todo el mundo.

—Pero te ha gustado.

—No debería.

—¿Qué significa eso?

—Sí me ha gustado... pero no debía —aprieta los ojos y sonríe—. O eso creo, aunque si Dios... realmente quiere que hagamos esto —levanta la mano y se la pone en el pecho. La otra aún está engarzada en su cadera.

—¿Ajá?

—No sé, pero no debiste hacer esto —le acaricia el pecho.

—Pero si prácticamente me lo suplicaste.

—¿¡Que yo hice qué?!

—Casi todo.

—Yo no quería que esto pasara, ¡te DIJE!

—Pues fallaste miserablemente en impedirlo.

—Eso... ha sido tu culpa —le acaricia más el pecho, resiguiéndole los músculos.

—¿Debo sentirme orgulloso?

—En tus términos demoniacos, seguramente sí... de corromper a un Arcángel

—¿Corromper?

—De robarme la virtud —le toca la barbilla.

—¡Eras virgen! —levanta las cejas.

—Por supuesto que... —Azrael aprieta los ojos.

—Oh... No es que sea importante, pero hay mejores maneras de perder la virginidad.

—¿Hay mejores? ¿De verdad? —le mira levantando las cejas sin podérselo creer.

—Bueno, quiero decir... ni siquiera me habías besado.

—¿Tú sí has besado a muchos?

—Sí.

—¿Y te enamoras de todos?

—No...

—Es que no son el Arcángel Azrael —Azrael sonríe con eso. Leviatán sonríe primero... y luego se ríe—. ¿Qué? —medio frunce el ceño, sonriendo.

Se encoge de hombros porque solo le ha hecho gracia.

—Aun así, esto está perfectamente mal y no debiste hacerlo —le mira los labios.

—¿Quieres más? —le susurra acercándose sobre él.

—N-No... Nunca más —susurra cerrando los ojos y... esperando que le bese, sinceramente. Eres el PEOR tsundere.

Le besa, sí, pero sin abrir la boca, solo un instante.

Él sí que entreabre los labios, pero el demonio se separa haciéndole abrir los ojos

—¿Estás seguro? —le sonríe.

—N-No

—¿No estás seguro o no quieres?

—No estoy seguro. Ugh. ¡Cállate! —Se sonroja y desvía la mirada.

Leviatán se acerca a besarle bien esta vez.

¡Se supone que nos estábamos resistiendo, Azrael!

Sigue fallando miserablemente. A todo lo que aparentemente quiere tan fervientemente.

—E-Esto no va a volver a pasar NUNCA —sentencia separándose un poco del beso y luego volviendo a besarle.

Sonríe con eso en el beso y el ángel ni siquiera se para que lo dice... estamos seguros, eso sí, de que ya tienes los huesos de la cadera amoldados a la forma de su mano.

Por lo visto, un asa.

La verdad es que Azrael vuelve a zambullirle en amor en el beso, esta vez bastante más conscientemente. Porque por lo visto no le tenía lo bastante idiotizado aún.

Uf... Por lo visto.

Pero esto no va a volver a pasar. Después de un poco se separa. Muy resuelto y con la respiración medio agitadita.

—N-No soy idiota.

—En eso...

—¡No lo soy!

—Estoy de acuerdo.

—O-Oh —Azrael levanta las cejas sin esperar esa respuesta y el demonio sonríe, idiotizado. Le sonríe de vuelta, tan conforme.

—No me estás engañando, ¿verdad?

—¿Con qué?

—Diciendo eso sin pensarlo.

—No —lo que pasa es que está idiotizado él. Cuando se le pase ya lo volverá a pensar.

Eso pensé yo, pero deja que Azrael se lo crea un rato y se infle como gallina. Aún tiene las alas afuera, he de decirlo. Deben estar hechas mierda del otro lado.

—T-Tendría que irme.

—Nah, que va.

—Mis... compañeros ángeles me estaban buscando, ¿no?

—Estás secuestrado, técnicamente, así que puedes quedarte hasta que vengan.

—¡N-No pueden venir y ve-verme aquí así!

—¿Y así? —busca su... pequeño ángel con la mano y le da un impulsito eléctrico

—Waaah!

Leviatán se ríe

—Q-Que... ¡N-No toques ahí!

—¿Por?

—¡P-Porque no!

—A mí me parece que sí.

—¡No! ¡No me gusta! —tan mentiroso. Se sonroja y aprieta los ojos—. Sí me gusta pero no debería.

—Claro que sí, así te hizo Dios, ¿no es eso?

—S-Sí.

—Pues será que quiere que así seas.

—S-Sí, pero no quiere q-que... caiga en la tentación

—Pero no te pone ninguna ayuda para ello.

—Así funcionan las tentaciones.

—Pues tendrás que... —se detiene y suspira, soltándole.

—¿A ti te gusta? —Azrael le mira y... baja la mano el para ponerla sobre el de Leviatán.

—Sí, pero no se siente igual que tú.

—¿Qué ibas a decir? ¿Cómo acababa esa frase?

—¿Qué frase?

—"Pues tendrás que..."

—Ehm... da igual.

—¡No! Dime

—Luchar contra ello —miente.

—¿Eso quieres?

—Pues... sí.

—¿Que luche contra las tentaciones? ¿O que luche contra no caer en las tentaciones?

—No, no... Igualmente no parece que vayas a lograrlo.

Azrael aprieta los ojos y se sonroja.

—C-Claro que sí voy a lograrlo —le empuja un poquito para quitarle de encima—. Y-Tengo que irme.

Le mira desconsolado y Azrael le mira de reojito, no le ponga esa cara MONA.

—T-Te... v-vas a... Ehm... vamos a... n-nos... no que yo quiera ni nada, pero... —se humedece los labios y traga saliva. Le pasa un brazo por el cuello y le atrae hacia si, dándole un abrazo. La mano, la otra, sigue en la cadera.

Leviatán parpadea y se deja hacer.

—¡No pongas esa carita! —protesta.

—¿Qué carita?

—¡Esa que pones toda desconsolada! —se queja, apretándole.

—Vas a... romperme... la espalda.

Le aprieta un poco más y se ríe.

—Ugh.

—No... no puedes contarle de esto a nadie, ¿vale? —le suelta un poco y se separa otra vez.

Parpadeo... parpadeo... parpadeo

—Y-Y... Ehm... no puede volver a pasar... Ehm... —le mira de reojo—. P-Pero asumo que... podríamos volver a... Ehm... encontrarnos en algún sitio que NO sea un desierto.

—Para que no pase —le mira.

—Para que... recuerde por qué me caes tan mal, y por qué esto no debió pasar —vuelve a soltar una oleadita de afecto.

—V-Vale —es que es como una puñalada directa al corazón.

—¿Vale? —le mira.

—Vale, lo que tú quieras.

—A ver, a ver, a ver... ¿cómo que "vale"? —frunce un poco el ceño.

—P-Pues... ¿no?

—¿Primero me dices que estás enamorado... y luego así... "vale"? —protesta la princesa —. No, señor. Así no.

—¿Y qué tengo que decir?

—P-Pues... que... ¡No sé! ¡Tú eres el demonio! Seguramente que no, que nos veremos clandestinamente y... ¡qué vas a tentarme a estas cosas!

—Pues a eso estaba accediendo.

—Es tan... difícil hablar contigo siempre —medio protesta parpadeando.

—¿Por?

Azrael le mira... y se humedece los labios. Va a su mano y se quita uno de los dos anillos que lleva.

Leviatán le mira hacer eso. El ángel le pone el anillo contra el pecho, chasquea los dedos y le pone una delgada cadena al cuello para sostenérselo ahí. Levanta las cejas mirando el anillo.

—¿Quién te quitó las cadenas? ¿Qué son esos guantes?

—Raguel. Son para que nadie pueda encadenarme las manos.

—¿¡Raguel?! —frunce el ceño e inclina la cabeza—. ¿Para que nadie te haga lo que me hiciste tú a mí?

—Sí.

—¿Y... sirven?

—Eso espero.

—¿Cómo los hiciste?

—Con malla metálica.

—¿¡Y cómo sabe Raguel...?!

—Supongo que uno aprende un par de cosas de juntarse con nosotros.

—Como a no confiar en los demonios porque le dejan a uno a medio desierto.

—Oh, vamos... No seguirás molesto por eso.

—¿¡Tú sabes las HORAS que tuve que caminar?! ¡Claro que sigo enfadado! De hecho... ¡eso vine a decirte! No a que hiciéramos... a-a que...

—Pero... —se muerde el labio, preocupado, la próxima vez que le veas que no esté así, va a desquiciarte Azrael.

—Casi me muero de sed, me salieron ampollas en los pies, ¡luego no encontraba quien me lo quitara sin dinero!

Leviatán le acaricia la cara.

—¡Fue espantoso y quería matarte!

—No quería hacerte sentir mal —le mira desconsolado.

—Yo creo que sí que querías hacerme sentir... muy mal.

—¡No!

—¿Qué querías, entonces?

—No debía hacer eso, no entendía la realidad.

—¿Cuál realidad?

—Que tú eres... tú. Eres perfecto.

—Claro que soy casi perfecto, son un Arcángel —sonríe un poco tontamente.

Asiente sonriendo. Es como si estuviera bajo un estúpido filtro de amor. Ya, ya... y el tarado de Azrael que le cree.

—Hoy no estas... siendo imposible.

—¿Te gusta más? —sonríe.

—Pues es que siendo imposible eras imposible... así eres... hasta mono

—Entonces seré así para ti.

—¿Eres así siempre?

—¿Cómo?

—Qué hay de la... lengua afilada y esa superioridad "yo soy el más listo".

—Supongo que tú eres más listo.

—Eso no es ni de cerca lo que pensabas el otro día.

—Estaba equivocado.

—Claro que estabas equivocado. Anda... —Azrael sonríe de lado.

—¿Qué?

—Hay que salir de aquí.

—Pero ibas a quedarte hasta que vinieran por ti.

—Necesito al menos... —se mueve... mueve las alas y las guarda.

Le deja hacer eso, sí y el ángel se pasa una mano por el pelo echándose los atrás.

—Hay... mejores lugares en los que estar que este.

—¿Cómo cuál?

—Casi cualquier lugar en la tierra, hasta el desierto ese...

—Pero has dicho que no querías volver al desierto.

—No, claro que no quiero. Tampoco quiero estar en una horrible celda del infierno. Y Gabriel va a agobiarse. ¿Por qué no nos vemos en la tierra, mejor? No le... no le vas a contar a nadie lo qué pasó, ¿verdad?

—¿Quieres que te lleve a la tierra?

—Quiero que me saques de aquí.

Chasquea los dedos y se abre la puerta. Azrael sonríe.

—Me falta la armadura de Miguel

Otro chasquido y aparece. Azrael se humedece los labios pensando que... solo ha tenido que hacer ESO con él para conseguir... que sea así de amable. Y además hacer ESO ha estado, Ehm... espectacularmente bien.

—Gracias

Leviatán sonríe idiotizado

—Oye... Ehm... si fuera necesario. ¿Querrías casarte conmigo? Solo si es realmente indispensable.

—Sí.

—¿Estás bien? —Azrael le sonríe y chasquea los dedos, vistiéndoles a ambos.

—No, porque tienes que irte.

—¿P-Por qué no... Vienes conmigo?

—¡Vale!

—¡Pero no les digas!

Levanta las manos con inocencia. Azrael levanta la armadura y sale por la puerta, ¡JA! Esto le ha salido muy bien.

Ejem.

Exceptuando el hecho de que se ha acostado con un demonio, pero... ¡el demonio no está siendo insoportable! Se sonroja un poco, mirándole de reojo y pensando en si esto funciona así para todos ellos. Es decir, para Gabriel y Raguel y... ahora Uriel. ¿Así habrá sido con Miguel? Esa... violación. Ehm, bueno, ¡Leviatán también le había violado a él!

Leviatán vuelve a soltar amor cuando le mira, sin poder evitarlo. Azrael sonríe, sintiéndolo y le Hace una buena oleada de vuelta, esta vez sí del todo intencional por si se le estaba pasando el atontamiento. Hasta le fallan un poco las piernas.

—¿Te gusta?

Asiente.

—Tú lo haces también —Azrael sonríe.

—¿E-El qué?

—Esto... —otra oleadita.

Cierra los ojos y casi tiene que sujetarse de la pared.

—¿Estas... bien? ¿Te hago daño o algo?

Niega y sonríe embobadamente.

—¿Te gusta? ¿Quieres que lo haga más? —pregunta sonriendo un poco tontamente.

Asiente.

Se acerca a él y le pone la mano en la cintura, en SU sitio. Le toma del antebrazo y le mira a los ojos. Azrael le sonríe... y ahí va

El demonio se acerca más y apoya la cabeza en su hombro. Azrael se ríe un poco y le aprieta contra sí.

—Esto no te... hace daño, ¿verdad? No voy a hacerte explotar con amor o algo así.

—Me siento como si el corazón me fuera a estallar todo el tiempo.

—Solo es amor, no creo que pueda estallarte —sonríe un poco más... y para.

Él aun le está devolviendo sin poder evitarlo.

—¿Ves? Tú también lo haces... no sabía que los demonios pudieran realmente hacerlo y que se sintiera... bien.

—¿Yo hago qué?

—Amor. No sabía que fueran capaces de hacerlo —le sonríe, un poco divertido.

—Oh... yo tampoco.

—Veo que estas lleno de misterios, demonio.

—Sí... —sonríe.

—Eso me... Eso me gusta. Pensé que no me gustabas nada.

—Y en realidad sí lo hace —tan ilusionado que le mira.

—B-Bueno... Ehm... —Es que nadie le mira con esa carita tan ilusionada por más Arcángel Azrael que sea. Se ríe—. Ugh, vale, sí, sí que lo haces. ¡Pero no me hagas repetirlo!

Van a encontrarse a Gabriel y a Belcebú que van por el pasillo a... no sé dónde.