Sin marcha atrás
Con los días atareados que había estado teniendo la orden últimamente, el viernes se convirtió en uno de los días más esperados para todos, en especial para los más jóvenes, no solo porque ese día anunciaba la llegada del fin de semana, sino también de las actividades y juegos que disfrutaban con su enorme grupo de amigos.
Debido a que Phyria estaba terminando de hacer algunos asuntos importantes con Anna y Alfonse en una de las aldeas cercanas al castillo, le dio autorización a un pequeño grupo para que recolectara los juegos de mesa para las partidas de esa noche.
El problema surgió cuando… se dieron cuenta que todo indicaba que Phyria reorganizó su closet recientemente, complicándoles la búsqueda más de lo que tenían previsto, por lo que no tuvieron más remedio que pedirle ayuda a la única persona que comprendía el lenguaje del país de Phyria.
-Phyria realmente tiene muchas cajas-suspiró Feh una vez que leyó la ultima que, contenía más cosas que aparentemente eran de la época de estudiante de la invocadora.
-Estoy comenzando a pensar de que es una acumuladora-gruñó Verónica algo cansada, ¿Para qué rayos Phyria querría guardar tantas cosas de esa época traumática de su vida?
-Quizás simplemente tiene mucho apego a ellas-sugirió Elise, ayudando a Sakura a mover una nueva caja.
-Si así fuera, significaría que Phyria es una masoquista-señaló Verónica con leve tono burlón, sonrojando de inmediato a Feh y Sakura, quienes parecían ser las únicas del grupo que entendían las implicaciones del comentario de Verónica.
-¿Qué es masoquista?-cuestionó Fae en tono inocente mirando a María.
-Por la cara que pusieron Feh y Sakura, debe ser algo que no nos dirán hasta que seamos mayores-observó María en tono cansado.
-¡Verónica! ¡En lugar de hacer falsas acusaciones, deberías estar ayudándonos!-exclamó Feh aun mortificada por las palabras de la joven princesa, la respuesta de la susodicha se limito a un resoplido cansado.
Movieron un par de cajas más, buscando al fondo del enorme closet hasta que encontraron una que parecía un poco más pesada de lo normal, quizás esa era la que estaban buscando, apenas la abrieron notaron que no era lo que esperaban, pero el contenido les había llamado más la atención muchas más que las otras cajas.
La caja de madera contenía una gran cantidad de objetos curiosos como pulseras, collares, pequeñas cajas decoradas que parecían regalos, hojas de papel perfectamente bien organizadas y hasta un par de peluches que, parecían que llevaban años ocultos en aquel lugar.
-¿Qué será esto?-cuestionó Elise muy curiosa.
-¿Serán decoraciones para San Valentín?-expresó María en tono curioso al notar que, la mayoría de las cajas estaban envuelta con papeles y moños de colores rosados y rojos.
-Nos consta que Phyria no es muy fanática de esa festividad-comentó Verónica en tono seguro, recordando que en esas épocas, Phyria se ponía algo apática.
-¿Entonces qué será?-cuestionó Sakura algo preocupada, algo dentro de ella le decía que quizás era algo en lo que no debían inmiscuirse…
-Quizás una de estas hojas nos dé una pista-sugirió Elise tomando una de las hojas para sorpresa de Sakura, lo primero que noto Elise fue que eso había sido escrito con la letra de Phyria, pero desconocía el significado de aquellas palabras.
-Este parece bastante corto-observó Elise tomando una hoja con la menor cantidad de letras-¿Crees que podrías traducirnos esto Feh?-pidió Elise mirando a su amiga emplumada.
-Q-Quizás no deberíamos seguir revisando esto-insistió Sakura muy preocupada.
-Vamos Sakura, no creo que sea nada malo-observó Verónica en tono curioso.
-Además, conocemos a Phyria, ella nunca dejaría algo comprometedor para ella a la vista-señaló María en tono seguro.
-Bueno… en eso tienen razón-murmuró Sakura más para sí misma.
-¿Qué es lo que dice Feh?-quiso saber Fae con cierto emoción, quizás era algún cuento que Phyria escribió.
-Veamos-comenzó a decir Feh aclarándose la garganta-"Mi amor es algo que apenas puedo ocultar, si no controlo mi boca, me traicionara al suspirar"-leyó Feh en tono claro, sorprendiéndose al comprender lo que era.
-¿¡Un poema!?-exclamaron todas sorprendidas.
-No sabía que Phyria supiera escribir poesía-expresó Fae emocionada, Phyria era realmente alguien con muchos talentos ocultos.
Al contrario de su joven amiga, todas pronto comprendieron que era todo eso una vez que examinaron mejor los objetos, en especial cuando Feh reconoció el nombre de "Natalie" escrito en varias de las cajas de obsequios.
Una repentina sensación de culpa las invadió con tal fuerza que, más de una sitio un fuerte mareo… esas cosas… eran regalos que Phyria jamás fue capaz de entregarle a Natalie… y muy probablemente las hojas de esa caja no solo contenían poesía escrita para ella, sino también confesiones de amor que nunca llegaron a su remitente…
Fae observó confundida como los rostros de sus amigas empalidecían mientras una enorme preocupación se alojaba en sus caras, viéndose hasta cierto punto asustadas… ¿Qué tenía de malo que Phyria escribiera poesía?, para su sorpresa con una inusual delicadeza comenzaron a guardar las cosas que habían sacado, estaba a punto de preguntarles que pasaba cuando un ruido la alerto, solo para que segundos después la puerta de la habitación de Phyria se abriera.
-Chicas-escucharon la voz de Phyria en tono animado, paralizando a la mayoría de inmediato-Se me olvido decirles que la caja de juegos la lleve a…-comenzó a decir Phyria en tono tranquilo cuando se dio cuenta de… que caja tenían en sus manos.
Las jóvenes contuvieron el aliento cuando el rostro de Phyria paso de la alegría a un desasosiego que no habían visto en ella desde hacía mucho tiempo… habían cometido un terrible error…
Ninguna tuvo la oportunidad de disculparse o tan siquiera decir algo cuando Phyria tomo las pocas cosas que aun quedaban afuera, las coloco dentro de la caja, la recogió sin decir nada y salió de la habitación sin decir ni una palabra… no necesitaban más para saber que algo muy malo sucedería.
Fae siguió a sus amigas sin estar segura del porque llamaban a Phyria los gritos tan desesperadamente, aquellos gritos pronto captaron la atención de algunos de sus compañeros que, no tardaron en comprender que algo muy serio le estaba pasando a Phyria.
Los guardias del castillo observaron como la invocadora salía del castillo apurada con una gran caja de madera, en un principio pensaron que era algo que quería entregar a una de las carretas cercanas que se estaba preparando para dirigirse al pueblo, pero cuando vieron que se dirigía hacia un pequeño lago cercano y que, algunos guerreros veteranos de la orden corrían hacia ella, supieron de inmediato que algo malo estaba pasando.
Para cuando el grupo conformado por Camilla, Elise, Lucius, Lyn, María, Olivia, Sakura y Verónica finalmente lograron alcanzar a Phyria, esta había dejado la caja flotando en el agua y le estaba apuntando con su arma utilizando la modalidad de fuego de esta.
Todo el mundo contuvo el aliento sin saber qué hacer, en especial porque para ese punto y gracias a la información dada por las más jóvenes del grupo, sabían que contenía aquella caja…
-Phyria por favor… tienes que calmarte…-musitó Lucius nervioso.
-Por favor no necesitas llegar tan lejos-suplicó Olivia en tono nervioso.
-¡Juró que no fue nuestra intención ver esa caja!-exclamó Elise al borde las lágrimas, sino le hubiera pedido a Feh que leyera eso, nada de eso estaría pasando…
La mano de Phyria comenzó a temblar, tratando de mantenerse firme para la tarea que estaba a punto de realizar…
-¡Por favor no hagas esto!-clamó Verónica mostrado genuina arrepentimiento y preocupación en su voz.
-¡Phyria, no lo hagas!-bramó Lyn tratando de detener a su amiga, a esas alturas no sabía que tanto daño podría hacerle a Phyria realizar tal acto.
-¡Por favor, no tienes que hacer esto por nuestra culpa!-suplicó Sakura llorosa, si hubiera sido más firme… si hubiera mostrado un poco de autoridad, eso no estaría pasando…
-Phyria no hagas algo que termine lastimándote-suplicó Camilla tratando de calmarla, quedaba claro que Phyria no estaba ni remotamente lista para realizar la empresa que tenía en mente.
Hubo un momento de silencio en el que todos se mantuvieron expectantes, por la postura de su compañera todo indicaba que ni siquiera ella se sentía capaz de completar su tarea, quizás sus palabras habían logrado entrar en razón a su amiga.
Pero… de un momento a otro, Phyria emitió un grito cargado de pura rabia y frustración a partes iguales antes de disparar hacia la caja, tomando por sorpresa a los presentes.
La ráfaga de disparos se mantuvo entre frenéticos gritos de la invocadora, hasta que finalmente hubo una gran explosión destruyendo los últimos vestigios de lo que alguna vez fue esa caja… los regalos, las cartas y aquella poseía escrita con tanto cariño y esmero, ahora eran menos que un recuerdo…
Sintiéndose repentinamente débil, Phyria respiro agitada apenas notando que su mano ya había dejado de disparar… a pesar del dolor… a pesar de la duda… por fin logró darle fin a una de las cosas que más la atormentaban…
Agradeciendo de aun tener su uniforme de invocadora, se colocó la capucha sabiendo que esta ocultaría bien su rostro… no quería que sus amigos la siguieran viendo en tan patético estado…
Caminó tratando de demostrar una tranquilidad que no estaba segura por cuánto tiempo mantendría, Phyria paso a lado de los demás sin decir nada, les tomó a todos algo de tiempo reaccionar, pero no fueron capaz de decir algo antes de que Phyria les pidiera que olvidaran lo que habían visto y que, solo quería ir a su cuarto a descansar.
De manera automática, sus pasos la llevaron directo hacia su habitación, ignorando por completo las palabras de los guardias y de sus compañeros que trataban de comprender que estaba sucediendo, se encerró en la habitación antes de recargarse contra la puerta sin fuerzas, cayendo de sentón en el duro suelo…
…
¿Por qué?...
…
¿Por qué aun sabiendo que eso era necesario?
…
¿Por qué le dolía tanto?
