Disclaimer: Yu-Gi-Oh! no me pertenece. Sólo está historia llena de clichés y el OC.
Libro II
Capítulo 21
Memoria Borrada
[Carta Mágica/Juego Rápido]
Puedes activar esta carta si tu adversario tiene 3 o menos cartas en su mano. Tu adversario añade su mano a su Deck y lo baraja. Entonces tu adversario roba un número de cartas igual al número de cartas que añadió a su Deck.
Aprendí que Alcatraz en cierto sentido era como una ciudad pequeña. Algunos de los empleados vivían allí con sus familias de forma casi permanente, y la zona en la que estábamos era una especie de hotel para aquellos que iban y venían desde otras instalaciones que la Corporación Kaiba tenía repartidas por el mundo; y a veces también para empleados de Ilusiones Industriales, en especial aquellos que trabajaban en la división «secreta» que se ocupaba de los aspectos más sobrenaturales del duelo.
Para los que vivían allí, había otras cosas con las que entretenerse cuando no estaban trabajando: una arena de duelos, una playa e incluso un complejo de aguas termales (similar al que había en la Isla Academia, aunque a diferencia de aquellas, las de Alcatraz eran artificiales).
Así pues, Mokuba no tuvo muchos problemas para llevar al resto de los chicos allí. Sólo tuvo que extender una invitación en nombre del abuelo y Johan para que pasaran el resto de la Golden Week en la isla, ya que en lo que al mundo respectaba, la isla que alguna vez fue la base de las pruebas militares de Corporación Kaiba no era un centro de investigación o una fortaleza, sino un centro de recreación para los empleados de la compañía y otras empresas aliadas.
Cierto, la familia Muto no era trabajaba en sí para Kaiba, pero si era la compañía encargada de la distribución del juego que Yugi había creado (juego que en realidad hizo desde la línea del tiempo anterior, y por eso en esta se permitió seguir su segunda pasión: la arqueología).
Con lo anterior dicho, el pequeño torneo de Judai contaría con: Asuka, Fubuki, Sho, Ryo, Johan, Rei, Daichi, Edo y Saio. Además de mí y Judai, claro. Y quizás también Haou. Judai también intentó invitar a Manjoume, pero lo rechazó.
De los adultos, sólo Bakura estaba participando. Sospecho que sólo aceptó porque estaba tomando una especie de papel de niñera de nosotros.
Ahora, en primera instancia, Mokuba ofreció la arena de la isla para el torneo de Judai, antes de que Pegasus sugiriera que era mejor usar una de las salas de prueba.
—¿Qué es lo que tiene en mente? —cuestionó el joven con los ojos entrecerrados por la sospecha. Si bien Mokuba no parecía sentir la misma antipatía que su hermano por el hombre mayor, no dejaba de ser un Kaiba.
—Nada siniestro, lo prometo —le aseguró Pegasus con su usual tono jovial—. Sólo pensé que quizá nuestros jóvenes duelistas querrían un reto adicional.
Esto atrajo la atención de todos.
Estábamos en la cafetería, ajustando nuestros decks mientras esperábamos a que Mokuba confirmara que la arena estaba disponible para usarla toda la tarde.
—¿Son las nuevas reglas? —cuestionó Edo a su padre adoptivo.
—Algunas de ellas —le confirmó Pegasus.
Alcé una ceja interesado. La última gran actualización a las reglas en este mundo fue la introducción al formato avanzado. Si las cosas seguían su curso normal, la siguiente gran modificación al juego debían ser las Reglas Maestras, con la introducción de la Invocación de Sincronía. Aunque dudaba que Pegasus fuera a mostrarnos las cartas blancas, ni hablar de otros tipos de invocaciones, considerando que apenas si había comenzado a hacer las pruebas completas con la Invocación XYZ no menos de una semana atrás.
Por supuesto, la idea de nuevas reglas hizo que el resto del grupo mirara con interés renovado y algo de intriga al jovial presidente y creador del juego. Judai incluso soltó un grito emocionado, y Johan no se quedó atrás al demostrar su emoción.
Mokuba, en cambio, entrecerró los ojos con aun más sospecha.
—Nada muy complicado —le aseguró Pegasus mientras alzaba los dedos para enumerar los cambios. Efectivamente, eran las Reglas Maestras, más específicamente algo entre la tercera y la cuarta versión. Sólo faltaba la Zona Extra de Monstruos, las Zonas de Péndulo o la mención de la existencia de los otros tipos de Invocaciones del Extra Deck.
La regla más grande fue el límite de quince cartas para el Extra Deck, el cual Pegasus nombro como tal, desechando el terminó Deck de Fusión. Esto afectó especialmente a Judai, Sho y Edo, cuyos mazos eran los más dependientes de una gran variedad de fusiones.
Daichi pareció especialmente interesado por la implicación de poder tener dos cartas de campo activas, y pasó un largo rato observando su mazo con mucha concentración, quizá planeando alguna forma de aprovechar esto. No había muchos arquetipos dependientes de cartas de campo, lo cual me hizo preguntarme qué podría estar jugando.
—¿Sin robo en el primer turno? —cuestionó Fubuki—. ¿No es una gran desventaja?
—Sólo debes ser más cuidadoso con tus recursos si tienes el primer turno —dijo Ryo con tono serio y algo meditativo.
—Si lo piensas bien, menos recursos en la mano inicial durante el primer turno equilibra el juego —expuse el racionamiento que llevó a Konami a introducir dicha regla en primer lugar—. Si vas primero estás forzando al oponente a jugar alrededor de tu estrategia, una carta extra es una ventaja enorme si lo piensas así.
Cierto, los duelos de este mundo todavía estaban enfocados a jugadas de apertura por lo general simples: Invocar Normal o Colocar algún monstruo, muchas veces vainilla, y dejar un par de cartas boca abajo. Pero en el último año, Pegasus había comenzado a introducir lentamente algunos monstruos de fusión genéricos que empezaban a abrir la puerta a inicios más agresivos. Sin ir más lejos, en el último mundial, los top ocho se llevaron a casa una copia de «El Primero de los Dragones», la cual era muy fuerte y fácil de invocar en el formato actual. Además, comenzó a diversificar las cartas de fusión encaminándolas cada vez más a ser un arquetipo como tal.
En algo que no tenía que ver con las Reglas Maestras, Pegasus decidió deshacerse de la Invocación Normal en defensa, con lo cual le quitó una gran protección a mi Torre de Huesos.
Sentí un escalofrío y me giré levemente para encontrarme con los ojos fríos de Ryo. Lo cual me hizo recordar que él consideraba mi estilo de duelo inadecuado. Lo siento, Ryo, en mi mundo había poco espacio para ser «respetuosos» con tus cartas y tus oponentes, debido a eso esos combos locos que usaban la mitad del mazo y spameaban todo el Extra Deck en dos turnos buscando siempre el OTK.
—Muy bien —dijo Mokuba revisando su teléfono—. Noa terminó de instalar las nuevas reglas. Vamos, los llevaré a la sala de pruebas.
Judai miró hacia todos lados, y luego suspiró resignado. Haou no se había presentado.
—Estaba seguro de que lo había convencido —murmuró abatido.
Johan pareció querer decir algo, pero se arrepintió al final y agachó la mirada.
—¿Pasó algo? —nos cuestionó Sho con el ceño fruncido.
—Haou siendo Haou —le respondí encogiéndome de hombros.
Sho no dijo nada más, limitándose a asentir, mientras los demás enviaban miradas simpáticas a Judai.
—Tal vez deba tener unas palabras con él —dijo Fubuki para mi sorpresa. Siempre se había mantenido a una distancia cautelosa de Haou, incluso cuando admitió la existencia de una conexión en su pasado en común. Y Yubel lo reconoció como uno de los Caballeros del Rey Supremo. Por lo que podía decir, su lealtad era hacia Judai y no hacia Haou, incluso cuando ambos compartieran un alma. Todavía no estaba seguro de cómo funcionaba esto último.
Judai titubeó en su camino al escuchar eso. Fubuki le dio una palmada amistosa en el hombro derecho, y luego pasó a su lado, caminando para acercarse a Ryo.
—¿No crees que tengo razón? —le pregunto a su mejor amigo—. Haou necesita aprender a comportarse como un verdadero hermano mayor.
No recibió respuesta, aunque Ryo lo miró un momento, como tratando de averiguar si estaba o no hablando en serio. Con Fubuki nunca se sabía, aunque tampoco es de los que tomarían en broma un asunto como ese.
No se dijo nada más sobre eso, al menos de momento.
Por fin, tras avanzar por una larga serie de pasillos, y bajar algunas escaleras, llegamos a la zona de las salas de prueba. Bakura y el abuelo ya estaban allí esperando, y nos saludaron a todos con alegría. La presencia del primero levantó una pequeña ola de entusiasmo entre los que no sabían que uno de los legendarios finalistas de Ciudad Batallas estaría allí. La presencia de Pegasus no era una novedad para ellos, salvo para Rei y Daichi (y asumo que Saio lo conocía a través de Edo), considerando que lo habían visto un par de veces en las fiestas de cumpleaños de Johan, e incluso fueron invitados para uno de los de Edo. Entramos en la marcada como 1-B, y tras un último repaso por las reglas, Pegasus y Mokuba nos dejaron para observar todo desde la sala de control.
Lo duelos fueron divertidos, y las nuevas reglas hicieron que jugáramos de forma más cautelosa, como es obvio. Nunca sabías que se ocultaba en ese monstruo colocado. Me hizo recordar el duelo en casa.
Asuka, como de costumbre, demostró su excelente dominio de la Invocación Ritual. Para mí sigue siendo sorprendente el que su mazo no sufra brickeos, considerando que la Invocación Ritual no tenía todo el soporte que recibió durante la era Arc-V. Ventajas de vivir en un mundo de anime: el mazo siempre le respondía con lo que necesitaba.
Daichi me sorprendió jugando un mazo Agente, y eso me aclaró porque estaba especialmente interesado en la nueva regla sobre las cartas Mágicas de Campo: le dio un pequeño respiro al no tener que gastar tantos recursos para proteger su «El Santuario en el Cielo» si el oponente jugaba su propio campo, claro, según si fuera o no conveniente deshacerse de la carta del adversario. Me preguntó si ese era el mazo de atributo Luz entre los seis que tenía en la primera temporada.
Fubuki mostró a sus Dragones Negros por primera vez, y el hecho de que en su duelo contra mí se las arreglará para invocar al «Dragón Meteoro Negro», justo después de haber limpiado mi campo de trampas con una vieja y confiable «Tormenta Fuerte», me trajo un flashback de esas tardes de sábado con mis hermanos farmeando a Heishin en Forbidden Memories.
Jugué con mi mazo secundario, así que usé muchos guerreros, magos y dragones. Combinación cliché, pero funcional, que es lo que importa. Oh, bueno, añadí a «Zombino» y «Zombina», ya que, al ser cartas tan genéricas, realmente no causaron mucho estrago en el equilibrio de la baraja. Y el efecto de la segunda me permitió recuperar algunos buenos monstruos del Cementerio.
Rei jugó su mazo de la «Doncella Enamorada», con mucho soporte para aumentar sus puntos de vida e invocar fácilmente a su carta As. Lo manejaba bien, y veo cómo se las arregló para ganar torneos de las ligas infantiles con él, pero se notaba que ya necesitaba otro arquetipo para complementar su estrategia.
Saio parecía un poco renuente a participar, pero al final Edo logró convencerlo. Sus jugadas con su mazo de Fuerza Arcana no tenían el mismo porcentaje de éxito casi perfecto que cuando estaba bajo en control de la Luz en el anime, pero aun así conocía lo suficientemente bien su mazo como para sacar partido de los «lanzamientos de moneda» menos favorables. Enfrenarse a él era interesante, ya que no estábamos acostumbrados a luchar contra alguien que dependía tanto de la suerte. Especialmente cuando ese alguien sabía muy bien cómo darle la vuelta cuando la situación no parecía estar de su parte.
Johan y Sho estaban en un nivel muy próximo, lo cual quedó claro cuando se enfrentaron. Aunque era claro que la falta del monstruo As de su arquetipo era una de las principales razones por las que el nórdico no podía sacar todo el potencial de su arquetipo. Y Sho no temía en aprovechar cada vulnerabilidad que encontraba para atacarlo.
Edo, por su parte, estaba mucho más relajado. La captura del causante de la muerte de su padre, su juicio y condena, le quitó un gran peso de encima. En consecuencia, la venganza no era un motivante que lo forzara a ir al límite como para entrar a una liga pro en la adolescencia. Por otro lado, Pegasus insistía en que siguiera el camino que todos los demás: la Academia, si es que de verdad quería ser profesional. De cualquier forma, legalmente, Edo era ahora el heredero de todo cuanto poseía la familia Crawford. Por supuesto, esto no significaba que fuera un rival menos peligroso.
Volviendo a la muerte del señor Phoenix: no fue DD, y para nuestra mala suerte no había pistas que indicaran que la Luz podría estar detrás de eso. Pero, considerando que el tipo se quitó la vida en prisión en circunstancias sospechosas (sigo sosteniendo que más bien lo suicidaron), algo más había allí.
Ryo, pues bueno, es el Káiser. Se adaptó pronto a las reglas nuevas, y nos aplastó a todos, salvo a Judai, quien fue capaz de mantenerse a su ritmo, jugada tras jugada. Habría ganado el pequeño torneo de Judai, de no ser por Bakura.
Bakura no era profesional, y de hecho su participación en el mundo del duelo tras la Segunda Edición de Ciudad Batallas —y sólo porque Kaiba le ofreció una beca completa en la universidad que eligiera con tal de hacer real su reclamo publicitario de ser «una oportunidad para todos de poder enfrentar a los legendarios finalistas de la edición original de Ciudad Batallas»— fue nada, como si hubiera desaparecido debajo de alguna roca. Hasta donde tenía entendido, gracias a la Revista Oficial de Duelo de Monstruos, se marchó a Inglaterra para estudiar allá la Universidad, y fue allí donde le perdieron la pista. Sólo ahora que lo conocimos en Alcatraz, podía arrojar algo de luz al asunto. Por la confianza que Pegasus y Mokuba demostraban al hablar con él, la suposición más lógica era que estaba trabajando con ellos. ¿En qué proyecto? A saber, aunque podía intuir algo relacionado con antigüedades. Ese era el negocio de su familia desde hacía generaciones.
Como duelista, me quedó claro que su talento no venía de Zorc, y el mazo empleado por el Ladrón de Tumbas de verdad era su mazo. Por supuesto, más que invocar fantasmas, Bakura daba preferencia a desterrar sus cartas, y las del oponente, para luego sorprender con una «Necrocara» con cantidades de Puntos de Ataque insanas. Si tenía el combo perfecto, nada te salvaba de un OTK.
Pero, lo más sorprendente para mí, fue como podía machacar tus puntos de vida sin perder la sonrisa amable de su rostro. Podía tener su campo lleno de toda clase de abominaciones salidas del infierno, y él sonreía como si estuviera en un día de campo. Una cara de póker perfecta que hacía imposible saber que estaba pensando, o si esa carta que había dejado boca abajo era un solo un farol o tu peor pesadilla.
Finalizado el torneo, el abuelo, quien hasta ese momento se mantuvo al margen, observando con una gran sonrisa cuanto habíamos avanzado (considerando que la mayoría allí llevábamos jugando en su tienda desde hacía ya casi cinco años), decidió que era hora de una demostración. Y esa fue la primera vez que lo vimos perder un duelo, aunque fue el único que logró que Bakura perdiera la sonrisa de su cara y adoptara una mirada más seria y concentrada.
—Nada como una tarde de duelos para vigorizar el espíritu —declaró el anciano sonriendo a pesar de su derrota.
—Cuanta verdad —estuvo de acuerdo Pegasus reuniéndose de nuevo con el grupo—. Y debo agradecer a todos por su entusiasmo de esta tarde. Ver como se adaptaron al nuevo conjunto de reglas con sólo unos minutos de antelación fue interesante. Obtuve mucha información valiosa.
—¿Estas nuevas reglas serán parte del juego pronto? —le preguntó Daichi interesado.
Pegasus sonrió antes de responder.
—No sé qué tan pronto, pero sí, eventualmente serán parte del juego en general. Todavía hay algunos ajustes que hacer.
Leyendo entre líneas: «Necesitamos probar las nuevas invocaciones antes de eso.»
Eran casi las siete de la tarde, así que decidimos ir a la sala de juegos donde me encontré con Saio más temprano ese día, para pasar el rato allí hasta la cena. Y luego de eso, si queríamos, podríamos ir a las aguas termales de la Isla para relajarnos un par de horas antes de retirarnos a dormir.
Ya en la sala de juegos, Saio se sentó con Edo en la misma mesa que ocupamos horas atrás, y a petición del segundo hizo una tirada de tarot para leerle la suerte. Al parecer algunas cosas nunca cambian.
—¿Tarot? —preguntó Fubuki sentándose junto a Saio—. Siempre quise aprender a echar las cartas. A las chicas las vuelven locas esta clase de cosas.
Saio hizo un sonido no muy conforme.
—Aprender a leer las cartas no significa que puedas desentrañar lo que tratan de decir —espetó Edo a Fubuki.
—Se necesita un talento especial, ¿verdad? —añadí sentándome enfrente de Fubuki—. Tienes el don o no lo tienes.
—Pensé que no creías en esto —replicó Saio.
—No dije eso, dije que había muchos charlatanes. La mayoría de ellos sólo se aprovechan fingiendo tener un don para exprimir dinero de la gente crédula. Y luego está la gente como el superior Fubuki, que sólo quieren ligar.
Fubuki se llevó la mano al corazón en un gesto dramático.
—Me hieres, hermanito.
—Pensé que Judai era tu «hermanito».
—¿Por qué no ambos?
—No gracias, no me interesa seguir el camino del pervertido.
—¿Por qué eres así? Ya no te juntes tanto con mi hermanita. Al parecer su influencia hace que pierdas el poco respeto que me tienes.
Edo no parecía muy conforme con el hecho de que interrumpiéramos su consulta, y lo hizo saber fulminándonos con la mirada. Saio, por su parte, nos miraba a ambos con curiosidad. Era fácil saber que el adolescente no estaba acostumbrado a este tipo de interacción y bromas entre amigos.
Fubuki le sonrió.
—Bueno, ¿me mostraras cómo funciona el Tarot?
—No es tan simple —replicó Saio.
—Sí sólo quieres ligar con chicas, busca en internet —añadí—. Hay muchos lugares donde puedes consultar que significan las cartas y como hacer una tirada: desde las más simples hasta las más complicadas.
El rostro de Fubuki se iluminó.
—¡Muy bien pensado, hermanito! —Sacó su teléfono y pasó unos minutos viendo la pantalla—. Sí, tienes razón, hay muchos sobre esto. Ahora sólo debo comprar un mazo.
—Creo que lo jodí todo —suspiré.
—No te sientas mal, hermanito. En lugar de eso, deberías aprender tú mismo. Te lo digo: las chicas aman estas cosas, y el horóscopo.
—Los horóscopos de las revistas para adolescentes son más falsos que negar con Tifón.
—¿Cómo dices? —preguntó Fubuki indignado—. ¡Tifón niega!
—No lo hace —le respondió Edo cada vez más cabreado.
—No con esa actitud —replicó Fubuki moviendo la cabeza con fingida decepción. Luego, su atención regresó hacia mí—. ¿Y cómo estás seguro de que se inventan las cosas?
—Es obvio. ¿De verdad crees los que escriben en las revistas y periódicos se dan el tiempo de leer la carta astral? Es más, seguro ni saben cómo hacerlo. Sólo tienen que inventarse un par de líneas con un supuesto consejo o advertencia, elegir un número al azar y un color y está hecho.
—Oh, ¿y tú sabes cómo leer la carta astral?
—No, pero sí sé que, para hacer una lectura precisa, el astrólogo necesita saber tu fecha de nacimiento, con hora y minuto, a fin de determinar las posiciones de los astros en el momento en que naciste. Luego, con base en una serie de cálculos matemáticos, según la información de la carta astral personal del consultante, podrán interpretar el futuro.
»Por supuesto, eso significa que la carta astral es algo único para cada persona, y por tanto, no hay forma de que los horóscopos de las revistas puedan decir algo de verdad sobre la persona que lo está leyendo.
Fubuki negó con la cabeza.
—Eso no importa, mientras puedas usarlo para ligar.
Suspiré exasperado. ¿Por qué molestarme en debatir con él? Ni siquiera le importaba si la adivinación y la astrología eran superstición o no, mientras pudiera usarlas para conquistar chicas.
—¿Qué hay de ti, Saio? ¿Sabes leer una carta astral?
Saio miró a Fubuki con la misma mirada intensa que me dirigió constantemente durante la tirada de tarot unas horas atrás.
—Sí, pero no voy a enseñarte.
—¡Oh, vamos, amigo! —se quejó Fubuki.
—Esto no es un juego. Incluso si tienes el don una mala interpretación puede ser desastrosa. Imagina lo dañino que puede ser que alguien sin él traté de interpretar los signos del destino.
Fubuki hizo un gesto de decepción.
—Que terrible. Nadie quiere cooperar con un pobre hombre enamorado…
—Dudo mucho eso —dije. Fubuki era el clásico chico popular al que se veía con una chica diferente cada día.
—Aww, hermanito, que dudes de mí me da justo en el corazón.
Tal vez lo mejor sería ignorarlo. Eso le funcionaba bien a Asuka, la mayor parte del tiempo.
—Me sorprende que sepas sobre estas cosas —dijo Edo mirándome.
Me encogí de hombros.
—Si hay algo relacionado con lo oculto, la magia, el terror o lo sobrenatural, yo iré a investigarlo.
Edo frunció el ceño un poco.
—¿Qué hay de una sesión espiritista? ¿Participarías en una?
Me sentí descolocado con esa pregunta.
—Edo, no creo que debas… —comenzó Saio, pero se calló cuando Edo le devolvió la mirada.
—Hay alguien a quien debo contactar, a quien he querido contactar desde hace mucho.
—Tu padre —suspiré.
El asintió con dureza.
Podía entenderlo. La forma en que su padre dejó este mundo, tal vez yo intentaría algo similar de estar en su posición. Siempre pensé en mí mismo como alguien escéptico, y que mi interés era simple diversión, curiosidad y el hecho de que disfrutaba ser asustado con cuentos de monstruos, brujas y fantasmas. Pero, en este mundo la magia era real. Y tal vez, el simple hecho de que la magia de este mundo hubiera sido capaz de atravesar la barrera entre lo «real» y la «ficción» para traerme aquí, me hacía pensar en que, de alguna manera, la magia era real también en casa, sólo que allá era más fácil pensar que era ficción.
—¿Estás seguro de que quieres hacer eso?
—Necesito saber que él está en paz…
—Los muertos no quieren ser molestados —dijo Saio en voz baja—. Si haces esto, no podrás contar conmigo.
Edo lo miró con dolor en sus ojos.
—Mi pueblo tiene reglas muy específicas sobre esto. La más importante es esa: los muertos no deben ser molestados con los asuntos de los vivos.
—Piensa en esto, Edo —intervine yo—. Si tu padre descansa, ¿de verdad quieres perturbarlo?
—¿Y si no lo hace? —me espetó él.
—Entonces, creeme, ya habrías tenido alguna señal si fuera lo que piensas. Según todo lo que sé sobre fantasmas, en estas circunstancias, si hubiera quedado algo de él en este mundo, lo sabrías.
Edo no pareció conforme con esa respuesta.
—Piensa en eso —le dije, antes de ponerme de pie y alejarme.
Me detuve cuando mi teléfono comenzó a vibrar indicándome que tenía un mensaje. Era de Mokuba, y me pedía que fuera a buscarlo al elevador de ese piso.
Todos los demás parecían distraídos con los juegos. Me giré y vi que Fubuki seguía tratando de convencer a Saio de que lo ayudara con algunas lecciones sobre astrología, y Edo estaba sumido en sus pensamientos. Así que, sin avisar a nadie, salí de la sala de juegos. O al menos eso pretendía, hasta que la conocida presencia de Judai se unió a mí.
Iba a preguntarle algo, pero me detuve cuando vi la expresión seria en su rostro.
Nos encontramos con Mokuba en el elevador. El joven nos envió una mirada que no me gustó mucho, entre la lástima y la culpa.
—Surgió algo —nos dijo, y luego me indicó que lo siguiéramos.
Sumidos en un silencio incómodo, tomamos el camino que llevaba a la oficina donde nos encontramos con Kaiba la noche anterior al llegar a Alcatraz.
Kaiba, Yugi, Pegasus y el tío Kouji estaban allí. Además de Haou.
No había visto al tío Kouji desde que me había ido a dormir la noche anterior. Recordé que la tía Megumi dijo que había ido a buscar a mis padres. El presentimiento de que algo no andaba bien respecto a eso, el mismo que tuve esa mañana, regresó.
—¿Qué está pasando? —pregunté con voz afectada.
El tío Kouji, quien había estado sumido en sus propios pensamientos, me miró de una forma que casi me hizo retroceder. Yugi y Pegasus hicieron eco de esa mirada, y la de Mokuba cuando lo encontramos en el elevador. Kaiba, impasible como siempre, permaneció en su escritorio observando la situación con sus ojos fríos ojos azules.
—La situación ha cambiado —dijo el presidente sin endulzar nada—: El enemigo movió ficha. Un movimiento esperado, pero a la vez, y detesto admitir esto, demasiado rápido para que pudiéramos reaccionar.
Cada vez me gustaba menos a donde iban las cosas. Mokuba había prometido que me contactaría con mis padres en cuanto ellos y los abuelos estuvieran en un sitio seguro. Cuando desperté, el tío Kouji no estaba, y la única explicación que recibí fue que había ido a buscarlos.
—¿Dónde están mis padred?
Kaiba iba a responder, pero una mirada de Yugi hizo que callará. Era obvio que pensaba que Kaiba era el menos indicado para esto.
Yugi miró al tío Kouji, y cuando nóto que de nuevo parecía sumido en sí mismo, suspiró y comenzó a hablar:
—Subestimamos la velocidad con la que un usuario de la Prana puede moverse. Lo siento.
¿Ellos estaban…? Y era posible que los abuelos también.
—Los señores Satou, tus abuelos, están en el hospital privado de Corporación Kaiba —intervino Mokuba interpretando mi mirada—. Se recuperarán, no es nada demasiado grave.
Fue un alivio, pero no suficiente para deshacer el nudo que se estaba formando en mi estómago.
—¿Qué pasa con el tío Kensuke y la tía Miyuki? —preguntó Judai en voz baja.
—Físicamente, están sanos —respondió Yugi—. Pero, sus mentes. No es algo que pueda ser explicado. Según el informe que enviaron los médicos, algo alteró sus memorias.
—Tengo que verlos —pedí.
—No —respondió Kaiba tajante. No me contuve y lo fulminé con la mirada.
—Seto, por favor —le pidió Yugi. Kaiba lo miró, sin inmutarse.
—No creo que sea conveniente. —Para mi sorpresa, eso vino de mi tío—. No sé qué es lo que hizo esa cosa Prana, pero —hizo una mueca de dolor—. Los médicos recomiendan que lo mejor será no hacer nada que pueda perturbarlos. Y tu presencia los perturbaría mucho.
Se hizo un silencio nada agradable. Hasta que lo rompí con la voz llena de rabia y dolor:
—¿Qué hizo Diva con sus mentes? —Necesitaba saber.
Podía sentir las miradas de culpa y lástima sobre mí, y no me gustaban. Salvo por Haou, quien se mantenía al margen observando desde lejos; Judai, quien parecía tan angustiado como yo por saber que estaba pasando; y Kaiba, quien no se perturbaba por nada; todos compartían esas miradas.
—Los médicos no tienen una explicación, supongo que es porque, bueno, es algo mágico.
Kaiba chasqueó la lengua con fastidio ante las palabras de su hermano menor. Mokuba siguió ignorando la molestia de su hermano mayor:
—Ellos… No parecen recordar nada que tenga que ver contigo. —Se sintió como un golpe en el estómago.
—¿Borró sus memorias? —pregunté en un hilo de voz. Sabía que el poder de la Prana era algo relacionado con el olvido; y al olvidar, desaparecías. Pero jamás había escuchado que pudiera borrar los recuerdos específicos de una persona. Aunque, dado la manipulación que hacía de las memorias de sus víctimas, era algo posible dentro de la propia lógica por la que parecía regirse dicho poder. Y con la Luz involucrada, quizá era incluso peor.
—No exactamente —aclaró Mokuba—. Más bien, es como si hubieran reescrito sus recuerdos. No hay una forma fácil de decirlo. Ellos están convencidos de que no tienen un hijo.
Sentí que perdía fuerza e iba a caer al piso. El tío Kouji se dio cuenta, y junto con Judai, logró sostenerme y me guio a un sillón para que me sentara.
—¿No recuerdan nada? —pregunté. Tenía que haber algo, cualquier cosa a la que pudieran aferrarse para salir de allí. Como Jonouchi se aferró a los recuerdos de sus amigos—. ¿Cualquier cosa?
El tío Kouji apretó los puños y luego negó con la cabeza.
—Estuve con ellos todo el día, por consejo del médico, tratando de ayudarlos a recordar. Recuerdan el embarazado, pero, están convencidos de que su hijo… que tú, naciste muerto.
Tenía que ser una pesadilla. ¿Por qué hacer eso en específico…? Recordé la promesa de la Luz de que me arrodillaría ante ella. La Luz usaba cualquier cosa para obtener lo que quería. Era eso, no podía ser otra cosa, tomó sus memorias y las reemplazó por otras, ya que de esa forma los convertía en sus rehenes. Pero, si uso el poder de la Prana para lograr eso, entonces tal vez sólo había que derrotar a Diva. En la película eso funcionó para recuperar a todos los que habían desaparecido debido al poder de la Prana, antes y después de que fuera corrompida por el poder de la Sortija Milenaria.
—Hay otra cosa, ¿verdad? —preguntó Haou—. Nos llamaron a Judai y a mí por algo más que los recuerdos perdidos del matrimonio Satou.
Las mismas miradas de lastima y culpa se dirigieron ahora hacia los gemelos. Judai contuvo la respiración, Haou sólo enarcó una ceja.
—Sus padres iban camino de Londres a Nueva York hoy en un avión de su compañía —comenzó a explicar Kaiba—. Aproximadamente a las tres horas de viaje, en lo que se ha definido oficialmente como un evento meteorológico inusual, algo parecido a un rayo alcanzó al avión.
Eso algo parecido a un rayo no podía ser otra cosa que la Luz.
—¿Mamá y papá? —preguntó Judai con la voz quebrada por el terror.
Yugi negó con la cabeza.
—Lo siento. No hay supervivientes.
Sentí a Judai desplomarse el sofá junto a mí. Hubiera querido decirle algo, pero yo mismo no sabía que pensar. ¿Por qué de pronto la Luz decidía atacar de forma indirecta a través de nuestra familia? ¿Fue en venganza por lo que ocurrió la tarde anterior? ¿O porqué Haou rompió su influencia sobre mí antes de que pudiera obtener lo que fuera que quería?
Miré a Haou. No parecía afectado, incluso cuando estaba escuchando sobre la muerte de sus padres. ¿Él era como yo al comienzo? Tal vez él jamás llegó a aceptar del todo a su nueva familia, eligiendo permanecer en un estado de luto permanente por su familia anterior.
Luego, se giró levemente en mi dirección. Pero no me veía a mí, veía a Judai. Algo en su mirada fría se quebró, y lo siguiente que supe es que estaba junto a su hermano, consolándolo.
Volví a repasar lo que estaban diciéndome, tratando de saber porque la Luz había hecho eso, justo ahora. Y no pude evitar pensar que también era a causa de Diva, incluso es posible que él hubiera sido quien orquestara todo. Esa pequeña discusión con la Luz, eran aliados, pero la Luz no lo controlaba. ¿Era por la Prana?
De cualquier forma, si la Luz no se hubiera aliado a él, si no pudiera aprovecharse del poder de la Prana, ¿habría podido hacer eso a mis padres? Tal vez en el canon no había actuado activamente hasta tan tarde, porque Saio y DD no tenían algo que potenciara su poder de la forma en que lo hacia una fuerza al parecer omnipresente como lo era el poder de Diva y su Cubo Cuántico. Joder, esa cosa le permitía moverse en segundos entre Domino y Egipto…
¡Egipto! Según recordaba, lo que hizo que Diva se pusiera loco en la película tenía que ver con Egipto.
—Es su culpa —dije. Sentí las miradas de todos sobre mí. No me importó. Miré a Kaiba con más furia de la que había sentido nunca en esta vida, o quizá en la otra—. ¡Es su culpa! Diva no se habría aliado a la Luz de no sentir que su posesión de la Prana estaba amenazada.
Cerré los ojos. No podía haber otra explicación. Kaiba estaba metiendo sus narices en Egipto de nuevo.
—Pequeño Kenichi —dijo Pegasus con voz conciliadora—. Sé que chico Kaiba puede ser, bueno, un villano. Pero él no tiene nada que ver con esto.
Negué con la cabeza y luego parafraseé a Shadi:
—«Cuando los siete tesoros vuelvan a ser uno con la piedra, la puerta del Más Allá se abrirá y el Faraón dejara este mundo; entonces el poder de la Prana les será otorgado. Pero, si el Faraón llega a regresar a este mundo, entonces el poder de la Prana se perderá.»
La habitación se sumió un silencio tenso tras escuchar la profecía de la Prana.
—Diva no se habría puesto tan loco si no sintiera que su poder peligra —declaré—. Y lo único que puede hacer que se sienta amenazado, es si alguien está tratando de traer de regreso al Faraón.
Volví a mirar a Kaiba con toda la ira que pude reunir.
—Dígame, señor Kaiba, ¿de casualidad no estará excavando en el lugar del duelo ceremonial?
Kaiba no dijo nada, se limitó a mirarme sin traicionar la impasibilidad de su rostro.
—¡Oh, por Ra! —exclamó Pegasus—. ¡Lo estás haciendo! Ya decía yo que tu intromisión en el Valle de los Reyes no tenía nada que ver con un deseo altruista de apoyar la arqueología. Pero, de verdad, esto es demasiado, chico Kaiba.
—No eres nadie para reclamarme. Si no mal recuerdo, tú te infiltraste en las cámaras de los guarda tumbas para robar la información sobre los dioses…
—¡Seto! —lo cortó Yugi—. No tienes derecho. ¡Atem descansa en paz!
—No iba a traerlo de vuelta —se defendió—. No soy la mejor de las personas, pero incluso yo no interrumpiría su merecido descanso.
Eso contrastaba mucho con el Kaiba de El Lado Oscuro de las Dimensiones, pero, si este Kaiba había estado en el Duelo Ceremonial, quizá en ambas líneas del tiempo, tenía sentido que sintiera que sus pendientes con el faraón estaban resueltos.
—Entonces, ¿por qué? —Yugi sonaba de verdad dolido porque Kaiba le hubiera ocultado esto de todas las cosas.
—Estamos en guerra, y enterrados en esa vieja tumba, hay siete objetos de gran poder que nadie está aprovechando. Sería estúpido si los dejara allí cuando sé perfectamente que son armas poderosas que podemos aprovechar a nuestro favor.
Yugi negó con la cabeza, claramente decepcionado.
—Vas a detenerte ahora mismo —le ordenó—. Vuelve a rellenar lo que hayas excavado, y abandona esa «vieja tumba». Usar los Artículos del Milenio sólo traerá más problemas. Demasiada sangre se ha derramado por su causa.
Kaiba se puso de pie.
—Es tarde —dijo—. Hace algunos días, seis los siete fueron recuperados. Una avanzada inteligencia artificial está terminando de ensamblar el Puzle mientras hablamos.
Yugi estaba temblando de ira. Luego, respiró profundamente y habló con un tono suave pero más aterrador que si gritara:
—Devuélvelos.
—¿Seis? —preguntó Pegasus—. Todos deberían estar juntos.
—La Sortija sigue en paradero desconocido —le aclaró Mokuba—. Todo indica que debería estar allí, pero…
Eso no sonaba nada bien.
—¿Perdida? —preguntó Yugi con incredulidad—. ¡Esa cosa fue tocada por Zorc! ¿Sabes lo peligroso que es si cae en las manos equivocadas?
Kaiba lo fulminó con la mirada, antes de hablar con su actitud de superioridad:
—No necesito un sermón sobre las posibles consecuencias…
—Al parecer sí —lo cortó Yugi—. Es como si no hubieras aprendido nada de todo lo que pasamos.
Kaiba lo fulminó con la mirada.
—Teóricamente, sólo tenemos cinco de siete —dijo Mokuba con una mueca—. La computadora diseñada para ensamblar el Puzle Milenario fue incapaz de terminar el trabajo,
Kaiba lo miró con incredulidad, seguramente no creyendo que su máquina pudiera haber fallado. Pero, si la búsqueda de los Artículos terminó siendo como en la película, era fácil saber porque no había podido completarse.
—¡Diva! —escupió Kaiba.
Vi el horror dibujarse en las facciones de Yugi.
—El enemigo tiene parte del Puzle en su poder —dedujo.
La fuerza de esa declaración fue como un puñetazo para todos los que estaban presentes y sabían sobre el poder de los Artículos Milenarios.
Kaiba, visiblemente cabreado, apretó los puños.
—Muy bien, creo que es hora de tender una trampa a Diva. Aprenderá que nadie se mete con Seto Kaiba.
Sentí tremendas ganas de darle un puñetazo. Kaiba estaba dispuesto a dejar pasar dos niños huérfanos, técnicamente tres si no podíamos restaurar las memorias de mis padres, como simple daño colateral; pero si le robaban dos trozos de oro mágico, era capaz de mover cielo e infierno con tal de hacerlo pagar. Que maldito bastardo.
Respuesta a la pregunta del invitado:
Puedo decir que Kenichi recibirá pronto un «ascenso». Sólo es cuestión de que Judai termine de evangelizar a Haou con sus poderes de protagonista shonen. Gracias por leer.
