— Kuon...
Se acercó a él, lo abrazó por los hombros, le daba palmadas y lo sentó en un sofá frente a una pequeña mesa de centro en su balcón, luego fue a un mini refrigerador y sacó un par de botellas de Schweppes, la bebida gasificada favorita de Kuon —y la única pues la Coca-Cola y otros nunca fueron una opción para Kuon ni en su infancia—, las puso a ambas en la mesa frente a Kuon, y se sentó frente a él.
— Puedes comenzar... —suspira— ¿Qué sucedió con mi niña? —Kuon estaba sorprendido y lo miraba atónito— No te sorprendas, ni intentes negarlo... Esa mirada y ese tipo de frustración —suspira de nuevo mientras se abre la botella—... Solo las puede lograr una mujer... Bueno, en este caso una jovencita —alza la botella, brindando por lo dicho, dio un trago y continuó—. Y aunque el jefe no dijo mucho... ¿Soy tu padre, no? Bueno, en realidad soy el padre de ambos, y te advertiría que no le hagas daño, pero creo que el que corre más riesgo de quedar con el corazón roto eres tú —Kuon suspira y da un trago a la botella—... Y lo sé porque nunca te he visto así —toma un trago y deja la botella en la mesa— Tal vez has tenido muchas relaciones, pero ella es la primera que de verdad te enamoró, lo sé...
Kuon terminó su bebida gaseosa y golpeó la botella con fuerza en la mesa, luego enterró su cabeza en sus manos, se despeinó y luego se volvió hacia su padre, quien esperaba ansioso, deseoso por escuchar la historia, y él iba a satisfacer ese deseo.
Le contó todo a su padre con mucha sinceridad desde el principio, el verdadero principio, cuando él lo llevó a Kyoto para que conociese sus raíces; sin esperar conocer algo mucho más especial, fundamental y mágico. Kuu lo escuchaba atentamente, aunque, claro, en la primera parte sus ojos se humedecieron y resplandecieron con ternura y emoción, estaba muy conmovido y como no tenía a su "Kuon dos" cerca abrazó un cojín en su representación.
— ¡Mi niña! —exclamó con los ojos humedecidos.
Le contó los principales problemas de Kyoko, comenzando por su madre.
No hizo falta esperar mucho para escuchar un:
"Arpía, madre desnaturalizada..."
Y entonces vino la raíz del problema actual, Fuwa.
Cuando llegó a esa parte, Kuu se sentó más atento y inexpresivo. Aunque, mientras más avanzaba la historia su rostro se comenzó a tornar en una expresión siniestra por lo cada vez más enfurecido que estaba.
Hasta le dio un golpe a la mesa que asustó a Kuon.
Ah, pero entonces llegó a la parte de su encuentro, su segundo encuentro. En esta parte Kuu lo miraba serio y de vez en cuando arqueaba las cejas o suspiraba, principalmente cuando le contaba lo duro que fue con ella. Entonces le dio un toque en la frente con seriedad, signo de desaprobación. De todas formas le dio la razón respecto a au opinión negativa sobre la búsqueda de venganza, así que luego lo invitó a seguir y Kuon continuó hasta la parte en la que se enamoró de ella, o al menos la parte en la que considera que la semilla empezó a germinar, pues, en algún ha momento que todavía no sabía identificar, la semilla del amor se sembró inadvertidamente.
Kuu lo miraba enternecido, conocía esa mirada, era como verse a sí mismo cuando conoció a Juliena, no, era como verse a sí mismo actualmente.
Kuon siguió con la historia y narró la noche del ensayo de Katsuki, la noche en la que le dijo a Kyoko que lo ayude... Se ganó una reprimenda severa, y eso que omitió algunas partes convenientemente.
Partes como por ejemplo el:
"Necesito que me prestes tu tiempo y tú cuerpo para esta noche"
Y es que... ¡Ja!
Seguro que si hubiese contado esa parte, tal vez no hubiese podido continuar con la historia. Siguió tratando de esconder sus nervios hasta que llegó a la vez que Sho casi se le declara a Kyoko.
Kuu refunfuñaba y fruncía el ceño muy seguido cada que le daba detalles de lo que pasaba entre Sho y Kyoko cuando se encontraban y el incidente de Karuisawa, pero se calmaba y le decía que prosiga.
Llegó a la parte de Guam, omitiendo lo de los hermanos Heel ya que... No era para nada conveniente.
"Perdón, padre, pero hay algunas cosas que por mi bien me llevaré a la tumba..."
Para esa parte de la historia, Kuon se ganó palmazos en la frente de parte de Kuu, quien le reclamaba, aclarando que estaba algo molesto por alimentar así sus ilusiones. Pero entonces Kuon dio un respingo porque escuchó a su padre soltar una risita y al verlo tenía una mirada enternecida.
— Pero entiendo, sé que no tenías una mala intención, aunque —pausó y sin previo aciso Kuon sintió un tirón en la oreja—... Con eso del "beso de salvación" te ganaste un jalón de orejas y mira que estoy siendo suave.
No hace falta decir que antes esto Kuon decidió no mencionar el beso final y confirmó que no le contaría lo de los hermanos Heel.
"Por ahora no... Claro que no..."
Y de ahí se saltó a los acontecimientos a partir del inicio de Demonds Heaven, convenientemente porque no quería saber cómo reaccionaría el hombre frente a él si le contase lo omitido considerando su reacción por lo de Katsuki y el "beso de salvación".
Y así, finalmente, le contó sobre lo sucedido ese día y lo que le tenía así.
Kuu, al terminar de escuchar, se quedó absorto viendo a la nada.
Se veía pensativo, con el ceño fruncido, luego se relajó y soltó un silbido largo, como diciendo:
"Menudo lío en el que te metiste"
Y, ciertamente, eso era lo que Kuu pensaba. Posteriormente, se levantó de la nada, fue al bar y sacó una botella de vodka, dos copas y más de la mencionada soda, se sentó frente a su hijo, mezcló las bebidas y sirvió el producto de la mezcla en las copas, ambos tomaron un trago.
— ¿Y eso fue todo lo que pasó...? —Kuu arqueó las cejas y Kuon se tensó.
"Definitivamente me lo llevaré a la muerte..."
Pensó mientras su piel rememoraba la sensación de Kyoko dejándole un chupetón.
— Sí...
— Bien...
En ese momento comenzó la charla, la que hace tiempo se debían.
Kyoko despertó cuando llegaron al fin al Daruma-ya. Se emocionó cuando se dio cuenta que Mouko-chan y ella durmieron apoyadas en la otra como las mejores amigas de las películas.
Kanae al instante trató de safarse, despidiéndose como siempre algo seca. Pero era inútil, acto seguido, Kyoko corrió al Daruma-ya arrastrando a su mejor amiga para que tome algo antes de irse.
Kanae tomó a gusto su café y Kyoko la acompañaba con una sonrisa... Pero en su mirada Kanae notaba preocupación y se preocupaba también, pues sabía que lo que le dijo su mejor amiga no era lo único. No, ni si quiera era parte en sí del problema y odiaba conocerla así de bien como para no poder creerle y hacerse la desentendida.
Simplemente no podía.
En el momento en el que Okami-san se fue, por fin le pudo hablar.
— Mo...
— ¿Sí, Moko-chan...?
— Si ya me lo dijiste a mí... ¿Qué problema habría si se lo dices a él?
— ¿De qué...? ¿A qué te refieres, Moko-chan?—miró a Kanae quien estaba cruzada de brazos y mirándola muy obvia, por lo que se dio cuenta que negarlo era inútil— ¿Lo crees?
— En el camino te llamó, Kyoko, te llamó tres veces —Kyoko se sobresalto por lo que escuchó y al instante buscó su bolso—. De verdad quería hablar contigo... No le dijiste lo del video, ¿cierto?
—No —Kyoko sonrió con tristeza y suspiró—... No le dije... Pero, no creo que esa información sea de su interés después de todo —cerró su bolso de nuevo al terminar de decirlo.
"¡¿Qué no será de su interés?! ¡Si no le dices y lo descubre viéndolo va a arder Roma y esta vez no te salvaré!"
Kanae suspiraba frustrada, ya se estaba estresando. Se maseajeó el cutis porque no quería tener arrugas antes de tiempo —eso no era bueno para una actriz— y se giró a Kyoko, intentando hacer que algo de sensatez le entre en la cabeza.
— Pero... ¿Quieres decirle de todos modos, no? —Kyoko bajó la cabeza y asintió ligeramente, luego la miró con duda, con la mirada le preguntaba cómo era que lo sabía, y Kanae, antes de que pregunte algo, suspiró agotada y le respondió a la interrogante de su amiga— Sé que aparte de nosotras... Él es importante para ti, ¿no es así?
Kyoko dio un respingo ante esa afirmación de su amiga. Estuvo por negarlo, pues, si lo dejaba así, sabía lo que podría a dar pie el aceptarlo, pero, antes que llegue a hacerlo, entró la señora trayendo bocadillos. Kanae tomó uno, se levantó, agradeció por la atención y se fue dejando a Kyoko con las ganas de "explicarle". Entonces se quedó pensativa, sonrió para los señores, los ayudó con la atención, se cambió y con su ropa común no fue reconocida, excepto por los clientes de siempre, quienes cada vez que podían le felicitaban por su trabajo.
Subió a su cuarto y meditó sobre lo que Kanae le dijo. Lo pensó, lo pensó y lo pensó hasta que decidida fue por su móvil y, por fin, lo llamó.
— ¿Sí...? —se escuchó del otro lado de la línea.
Su voz, su tono no era el usual, parecía algo oscuro. Kyoko se puso algo nerviosa y se quedó muda, porque su mente quedó vacía y las palabras sencillamente no salían de su boca. En eso, de respente escuchó un suspiro resignado.
Sí, resignación era lo que se notaba en ese suspiro, y de algún modo eso era bastante claro incluso estando del otro lado de la línea.
— Mogami-san —se sintió el cambio, su voz se tornó suave, dulce y muy cariñosa—, buenas noches...
— Buenas noches, Tsuruga-san...
