FINAL DE LA SEGUNDA PARTE: GRIETAS

EPÍLOGO

LEVI

Levi contemplaba el escudo de alas cruzadas que tenía en la mano. El símbolo de la Legión de Reconocimiento: las alas de la libertad. Qué cara era esa libertad.

Sasha Blouse, hiciste una gran labor en la legión y para la humanidad. Tu espíritu me dará fuerzas para seguir adelante, y conseguir finalmente lo que todos anhelamos. Es una promesa.

Cuantas veces no había dicho Levi las mismas palabras, pero no por eso eran vacías. El deber de Levi era corresponder los esfuerzos y vidas de los camaradas caídos con la suya propia. Pero ni con esa resolución la tragedia golpeaba más suave. Tener que dar el reporte de baja a la milicia y a los familiares, organizar el sepulcro oficial, ordenar el retiro de las pertenencias del caído, era la parte oscura pero obligatoria de su oficio. La parte dura, no de su oficio como capitán, sino de Levi como persona, era mantener el semblante pasivo ante los otros y que lo juzgaran de insensible. No le importaba, su pena era con los muertos no con los vivos. Por ellos, era que se escabullía entre sus pertenencias y sus ropas para extraer un pequeño símbolo de ellos.

Aquella insignia en su mano iría a su casa, donde le ofrecería el tributo que merecía. En vez de visitar tumbas, Levi los recordaba a los suyos desde su residencia.

Después de varias jornadas en donde todo se había ido al carajo y evitar que las masas entraran en histeria y pánico generalizado las cosas volvían a su cauce normal. ¿Qué sinsentido el jugar con las mentes de las personas? ¿Encender como cualquier vela los temores de la gente y hacer tambalear su llama dándoles una falsa sensación de seguridad? ¿Era un juego bizarro del destino que todos recuperaran el conocimiento en el momento que su territorio tenía la visita de personas extranjeras como una maldita prueba a los nervios de todos? Que fútiles y vanos los anteriores meses. Al menos las farsas se habían acabado. Al menos los muertos no rezongarían en el más allá por más tiempo.

Hange y él se las habían arreglado para encerrar a Willy y sus pocos hombres que estaban en los muros lejos de la histeria colectiva, y así mismo evitar que el pánico inicial hiciera que ellos tomaran actitud ofensiva con ellos. Por el momento Willy seguía encerrado mientras Hange y los altos mandos más estables y cuerdos decidían las acciones a tomar con él.

Sin embargo, los que la tuvieron difícil fueron los cuatro que habían dejado atrás en la costa. Mientras que para Levi el mayor problema supuso ser el controlar una población del colapso y la fatiga mental, para ellos se les añadió el lidiar con los ataques de cólera de toda la tripulación de Tybur enceguecidos por el terror de verse juntados con los demonios que se enseñaron a odiar y temer. Lo más sorprendente fue que no fueron los adultos los que presentaron oposición sino los más jóvenes. Los jóvenes, que actúan más llevados por los impulsos y las emociones vieron la oportunidad en sus manos y con la temeridad nublando el juicio intentaron hacer daño a todo el que no identificaran como marleyano. Los más adultos solo alzaron sus manos en rendición como aceptando que ya era el fin de todo.

Unas cuantas personas cayeron, de un lado y de otro. Sasha Blouse entre ellos. Por la temeridad de una niña guerrera de Marley.

Para estos casos, en un primer momento Levi decidió que su escuadrón se tomara su tiempo para reflexionar y pasar a su manera la pena, dejando que ellos mismos sanaran. Sanaran y se fortalecieran. Sin embargo, se cuestionaba si como capitán eso era lo mejor para ellos. ¿Debía reunirlos y hacer que cada uno hablara? ¿Darles unas palabras motivadoras para hacer la perdida más fácil? ¿O dejarlos por su cuenta y arriesgarse a que cada uno se apartara y se desvanecieran los lazos de unidad? Sinceramente no lo sabía. En su trayecto como capitán solo había tenido dos escuadrones: el actual y el primero en el cual casi todos sus miembros cayeron por la Titan Hembra.

El único miembro sobreviviente de ese escuadrón fue Eren. Y aunque el chico no llevaba mucho sintió las pérdidas de cada uno. ¿Qué fue lo que hizo Levi entonces?...

Con un suspiro se levantó de la silla de su escritorio y se dirigió a la salida a la vez que guardaba el emblema de la legión de su subordinada caída en el bolsillo.


Como temía y esperaba, los miembros de su escuadrón se mostraban fuertes e inafectados por fuera para esconder lo muy afectados que estaban por dentro. Armin parecía diluir la pérdida mediante el estudio, estaba enfocado en ayudar a Hange a buscar una vía segura y pacífica para los rehenes que tenían en la isla. Por su lado, Connie parecía apesadumbrado y concentrado en agotarse físicamente en los campos de entrenamiento. Jean, parecía abstraído con una idea en mente; por un rumor llegado a Levi el chico estaba considerando la idea de trasladarse a la Policía Militar. Eren estaba indescifrable a opinión de Levi, su mirada oscilaba entre la más cruda depresión, hasta el odio y de nuevo a la resolución, era imposible determinar lo que el chico pensaba. Y Mikasa… estaba afligida, Levi no podía describirla de otra manera.

No por primera vez Levi se preguntó si debería dejarlos estar y no entrometerse, pero ¡al diablo! quería entrometerse.


- Puedes disponer de la mocosa que disparó a Blouse – fue la oferta que le hizo a Connie – Aunque tendrías que llevarte al mocoso también. Vienen por paquete.

- ¿Y qué haría yo con ellos? – la duda era palpable en la voz de Connie.

- Asustarlos, atormentarlos, darles una lección de humanidad. O puedes llevárselos al señor Blouse y su familia para que ellos tomen la decisión. – enumera Levi con un encogimiento de hombros, la implicación colgaba en el aire - ¿Qué dices, Springer?

Connie pareció vacilar por un momento antes de que su mirada se volviera sombría y aceptara con voz agitada. Con un asentimiento Levi lo dejo solo sin preocuparse ni un poco de que su subordinado cometiera una estupidez. Ya había informado a Armin de ello, y él se había comprometido en no dejar que la ira y la venganza tomaran lo mejor de Connie.

Le había dado la posibilidad de tener la cuchilla por el mango a uno, y salvar del abismo a un amigo a otro.


- Un traslado bajo mi recomendación y la de Hange no tomaría mucho tiempo.

- ¿Qué? – Jean parece sobresaltarse por el comentario fuera de lugar que soltó Levi cuando lo encontró en el pasillo.

- Tendrías un buen puesto, no como cualquier soldado raso. Creo que aplicarías a capitán de patrulla.

- ¿De qué habla, capitán?

- Además, el periodo que has acumulado en la legión te sumara en la policía militar por lo que no tendrás que completar el periodo de servicio completo para retirarte.

- ¿La Policía Militar?

- Sí, estas buscando una plaza allá por lo que me informaron. Te estoy aclarando las dudas que tengas.

- ¡Ah! – Jean se sonroja por la exposición – De eso… solo lo estaba considerando, capitán.

- ¿Qué dudas tienes? Estoy aquí para aclarártelas. Necesito saber pronto cual será el estado de mi escuadrón para disponer de él los próximos meses. Aún queda mucho por hacer y resolver.

Jean traga fuerte ante las palabras de Levi. Se restriega el rostro con ambas manos con los ojos cerrados, atormentado, confundido. Levi solo frunce el ceño ante ese despliegue.

- Capitán. No me iré – confiesa Jean después de un suspiro – No podría. Hay unos huesos a los que no les puedo fallar.

- … Bien – asiente Levi lentamente sin entender las palabras del muchacho.

Con eso dejaba zanjado a Jean, sabía que el chico era muy leal a sus compañeros por lo que cuando el chico flaqueara solo tendría que recordar junto a quienes combatía… Y los huesos de los que habló.


Eren era su objetivo más difícil. Aparte de deprimido y melancólico, estaba distante. Y por evitar caer en la vieja rutina de patearlo para que volviera en sí había concluido que podía matar dos pájaros de un tiro.

Levi se dejó deslizar por la pared hasta apoyarse en sus talones, esperando que con eso la persona al otro lado notara su presencia.

- Volvemos al juego, Ackerman.

- … ¿Qué juego? – responde ella después de un rato como si hubiera considerado ignorarlo.

- En el que toca pelear por nuestra supervivencia.

- Entonces no es un juego. Es una cuestión de vida o muerte – en el tono de ella se percibe indignación.

- Semántica, mocosa. - Levi rueda los ojos - ¿Cómo te sientes para comenzar de nuevo? – pregunta mientras toma un sorbo de la petaca que trajo consigo.

- ¿De nuevo el qué? ¿Estar al borde de la muerte, la desesperación, el miedo? ¿o a asesinar como una excusa de defensa?

- Con la que te sientas más cómoda.

- … Estoy cansada realmente. No me gusta esta vida de muerte. – Levi arquea una ceja ante tan inesperada respuesta.

Levi como cualquier otro que las hubiera tratado sabia que Mikasa y Sasha fueron cercanas amigas. Después de todo, eso es lo que hace la continua convivencia. Crear lazos de unión entre ellos. La amistad de ellas quizás podía calificarla como la que él tenia con Hange. O la que tuvo con Erwin. Sabia el hueco que aquellas pérdidas dejaban.

- … Esto es parte de nuestro oficio. Es inevitable que estas cosas pasen…

- No quiero esa clase de charla – lo corta Mikasa.

- Bien – no puede evitar soltar un bufido de molestia Levi – Solo vine a decir una cosa. Basta de lloriqueos y quejas. Debes pararte y encarar lo que sea que se venga de aquí en adelante. Date por enterada que sin importar como mierda te sientas, no te dejare en paz. No puedo prescindir de ti. – en su mente el discurso que había preparado sonaba más afable.

- Gracias por sus consideradas palabras, capitán – de nuevo había mofa e ironía en su tono.

De alguna manera aquello colmó el vaso de Levi, algo que Mikasa lograba fácilmente.

- Habla ya de tu maldito problema conmigo – era momento de darle un punto final a esa patética charla.

- ¿Qué? - suelta ella - ¿De qué habla?

- Pues eso, Ackerman - señala con obviedad Levi - Si no fuera porque intentas parecer profesional e imperturbable diría que volviste a los viejos días en los que me mirabas con cara de culo por haberle dado un par de patadas a Eren en el juicio. Intentas es la palabra clave.

- ¿Quién dice que no lo he dejado de mirar así? -suelta ella con un bufido.

- ¿Es así? Y yo que creí que nuestra relación había progresado - suelta con falso pesar él - Hasta te habías vuelto cariñosa.

Levi se había prometido así mismo no volver a traer esos engorrosos temas de los besos compartidos a colación, menos con ella, pero necesitaba espolearla para que ella hablara de lo que realmente se necesitaba. Sin embargo, en vez de estallar como él suponía el tono de ella fue controlado.

- ¿Puedo hablar con sinceridad? ¿Sin prejuicio a un castigo?

- Habla como quieras – la solicitud se le hacía familiar – Por los próximos minutos. – No se olvida en agregar

- Bien, capitán -Mikasa toma reparos en no expresar gratitud - Usted es completamente el ser déspota e insufrible que una vez pensé que era.

- Hm – Levi rueda los ojos.

- Insensible, sin falta de tacto. ¿Y qué cree? Un completo oportunista de las debilidades de su oponente. No tiene consideración, no escucha, y al parecer una falta contra usted es la máxima ofensa.

- Te dolió perder. - Levi asiente dándose cuenta finalmente - Herí tu orgulloso trasero - porque la verdad era esa: Levi le había dado una lección a Mikasa por su falta. Una dura y tosca lección.

Mikasa suelta un bufido.

- Más que eso. Y creo que yo su ego.

- ¿Ego? - pregunta con incredulidad Levi - Solo una cría como tu pensaría que todo ello fue por mi jodido ego. Escúchame bien, Ackerman. Una vez te dije que yo trabajo bajo el supuesto de la ciega confianza y lealtad con los míos. Ilusamente empecé a relegar en ti parte de ello, pero resulta que aún no estabas lista. Sigues igual de ciega y estúpida siguiendo la estela del idiota de Eren.

- … Si no hubiera seguido a Eren, no estaríamos aquí.

- En efecto, no lo estaríamos. - Tal vez, estuvieran muertos o reducidos o quien sabe qué final les hubiera deparado el destino - Oi, mi confianza no está perdida. Eres mi subordinada siempre estaré para corregirte, Mikasa.

- Ackerman. No me llame Mikasa. - Levi alza sus cejas en sorpresa, no se había dado cuenta de ello. Mikasa, Ackerman, mocosa, cría, no debería importar como la llame. Y aun así se sentía molesto por el pedido de ella – No sé si la quiero. – el tono de ella era desdeñoso – A riesgo de caer en su ira.

Levi suelta un bufido, ahora dándose una idea del porqué de la lengua suelta de Mikasa. Se incorpora para se asomarse al otro lado de los tablones para ver a Mikasa abrazando sus piernas.

- ¿Estuviste tomando, Ackerman? – pregunta al no advertir prueba incriminatoria a la vista - ¿Qué pasa? – A Levi le disgustaba la mirada afligida que tenia.

Mikasa lo mira un momento antes de hundir su cabeza en sus rodillas.

- Ya lo dije. Estoy cansada de todo esto – Mikasa expresa con voz rendida - No hay nada correcto en lo que hacemos.

- Habla – pide Levi notando como había algo que atormentaba a Mikasa mientras se deslizaba en la pared para acuclillarse a un lado de ella.

Mikasa empieza a juguetear con las puntas de su bufanda con sus dedos.

- Cuando atacaron la isla antes del fenómeno. – finalmente habla ella. Su tono hueco - Connie, Jean y yo tuvimos que interceptar a un grupo enemigo junto con el Titan Carreta que se había colado en las murallas para rescatar al usuario del Titan Mandíbula. Las proporciones eran cinco a uno, pero aun así nos las arreglamos para derribarlos. Solo escaparon los dos titanes y un soldado. – ella hace una mueca - Volví a encontrarme con ese soldado hace unos días. Mas bien, ese soldado me encontró a mi – ella lo mira con gesto confuso – Estaba furioso, dolido, reclamándome. En un momento perdí de vista una de sus manos. Pensé que iba a sacar un arma por lo que lo golpeé y lo derribé. Lo inmovilicé. - Mikasa para un momento para tomar aire - Pero no era ningún arma lo que tenía en mano. Era una fotografía. Entre gemidos me pidió que reconociera a algunas de las personas de la foto. Me pregunto si acaso me tomo la molestia de mirarlos a la cara cuando los asesino. – Mikasa se mira las manos – Y dada la forma que reaccioné, me hace sentir el demonio que ellos creen que somos. – Levi ahora veía por donde iba todo - Ellos eran sus compañeros. Con los que muy bien pudo compartir y convivir como equipo como lo hicimos nosotros con Sasha. – Mikasa sacude su cabeza en espanto.

- Caminamos por una línea muy fina. – Levi sabía lo que sentía. Todos los soldados en algún momento tenían esos momentos – Pero hicimos lo que hicimos por sobrevivir. Hacemos lo que hacemos para vivir. Y haremos lo que sea necesario para vencer. No hay camino fácil.

- No se siente bien – traga fuerte saliva para continuar – Ese tipo… y después pasa lo de Sasha… - Al quebrarse su voz, Mikasa se muerde con fuerza el labio con fuerza mientras intenta retener las lágrimas que anegan sus ojos.

Definitivamente no le gustaba ese estado de Mikasa, se confirmó Levi mientras jalaba la cabeza de Mikasa en un semi abrazo. A excepción de la mano en la cabeza de ella, ninguno de los dos se aferró al otro.

A pesar de que el acto era impropio, para Levi estaba más fuera de lugar ver a Mikasa así. Siendo sincero, él aún seguía viéndola con buenos ojos. Ella es el tipo de soldado que tiene todo para ser la mejor. Un diamante en bruto que Levi se iba a encargar de pulir. Aunque ella volviera a traicionar su confianza y desafiar sus órdenes, él esperaba que la resolución de ella se ampliara a una perspectiva más grande que la del bienestar de un mocoso de ojos verdes. Tal vez por eso a veces tenía esos actos espontáneos de empatía con ella.

Mikasa no estaba sollozando en su hombro como él hubiera esperado. Cosa que internamente agradecía por el bien de su camisa. Ella se había quedado completamente inmóvil y silenciosa. Levi sintió como un rubor amenazaba con aflorar en sus mejillas al considerar que había hecho algo fuera de lugar. Se separó lentamente de ella esperando ver la expresión de repulsa, enojo o espanto, pero se encontró con el gesto ausente de Mikasa.

Sin saber el motivo, con un parpadeo la mirada desenfocada de Mikasa se dirigió a la boca de él. Cuando Levi se percató de ello en su cerebro pareció sonar una alarma. Sin embargo, al observar la expresión de ésta no identifico señal alguna de lascivia o picardía, solo extrañeza. Como si se estuviera cuestionando algo internamente. La mirada de Levi copió la de ella y observó su boca por un momento, inevitablemente rememorando haberlos besado de una manera íntima y poco común en él. Sintió como inesperadamente sus latidos se aceleraban ligeramente y un impulso alocado afloro a su mente. La situación empeoró cuando Mikasa ladeo un poco su cabeza hacia un lado, una acción que cualquiera malinterpretaría, pero Levi estaba muy al pendiente de su expresión.

- ¿Todo bien? - no puede evitar comentar Levi, más por despertar a Mikasa de su letargo que por otra cosa. Le incomodaba la idea de que Mikasa se estuviera cuestionando los besos dados con él. No le busques ni pies ni cabeza. Solo supéralo, mocosa.

- Sí - contesta ella después de un parpadeo, un ceño formándose entre las cejas. Enojándose, como raro. Mikasa desvía la mirada a un lado – Iré a ver a Eren.

- Ya era hora - expresa él con un ligero tinte de molestia mientras le da su espacio para que esta se incorpore y se vaya a paso rápido.

Levi se toma un momento antes de irse también, pensando por un instante extrañado en la fugaz imagen de una Mikasa ruborizada cuando se había marchado.

Bueno, al menos había logrado su cometido.