127. Incómodo

Al finalizar la clase de historia, la profesora lo detuvo un momento y le pidió que le entregara el trabajo a Duo cuando él lo viera, bajo la excusa de que no había asistido en varios días a clases y ella ya se había aburrido de pasear el ensayo en vano.

—No hay problema —aceptó, más movido por la curiosidad de saber su calificación que por un afán servicial.

La nota obtenida era regular y a su juicio mayor a lo que realmente merecía. Quizás era su impresión, pero la profesora había sido más blanda de lo normal en su evaluación. De seguro la simpatía natural del trenzado haciendo de las suyas.

Más tarde, en un receso entre clases, notó que un grupo de chicos y chicas miraban en su dirección, dándose empujones entre ellos. Esta observación continuó durante el resto de horario escolar, haciéndolo sentir incómodo.

De pronto se encontró pensando si era cierto lo dicho por Duo, que destacaba más moviéndose por su cuenta, sin involucrarse con nadie. ¿Sería verdad que así, evitando el contacto, llamaba más la atención?

Sus dudas se despejaron cuando finalmente se le acercaron y le preguntaron por el mismísimo Duo.

Tal vez era un error que los relacionaran tanto, pero ya era tarde para remediarlo. Además, no tenía sentido preocuparse. Ya llevaba once días fuera, en una misión que no debió tomarle más de siete.

Él ya no iba a volver.