Capítulo 136: Contratiempo
Aldamon debía admitir que era un incordio recibir ataques de fuego siendo su elemento. Aunque no acababan de causarle daños graves, eran lo suficientemente molestos como para obligarle a hacer de escudo para otros.
—Esto no es normal —negó Stingmon —. ¿Cómo es posible que sea tan inteligente?
—Recuerda que estamos hablando de un peón de Xana-Lucemon. Ese virus bien podría haberle hecho a saber qué para darle mayor poder del que debería tener —respondió Antylamon —. Aun así, no me gusta nada esta situación...
—¿Qué hacemos? Si actúa así, jamás lograremos acercarnos a ninguna de sus alas —negó William.
—¿Intento congelarle? —preguntó Korikakumon.
—Sus datos de Greymon le permitirían liberarse fácilmente —negó Stingmon.
—Se nos acaban las ideas y la energía —declaró Petaldramon. A su lado, MetalKabuterimon resopló.
—Si seguimos así, Aldamon y Wingdramon corren el riesgo de recibir descargas eléctricas por error —declaró la bestia del trueno.
—Hemos de pensar en otra cosa...
—¡RETIRADA! —oyeron de pronto.
Ignorando por un momento a Kimeramon, Antylamon y William volvieron la cabeza para ver cómo Apollomon golpeaba a Aelita antes de lanzarse en busca de Duftmon, aún atrapado en la cadena de CrossTimemon. Toda una serie de ataques ígneos empezaron a estrellarse alrededor de la digimon del tiempo, que quedó completamente oculta por la arena alzándose e impidiendo a los demás verla. Lo último que lograron ver de la digimon fue su cadena alejándose, aún atrapando a Duftmon.
—¡Timy!
—Estoy bien, estoy bien —respondió entre toses.
Cuando la arena volvió a bajar, el grupo logró identificar la parte superior de la cúpula dorada con la que se protegía la digimon. Sin perder ni un segundo, Gigasmon se lanzó hacia ella y empezó a excavar a gran velocidad, liberándola de la tumba en la que casi queda enterrada de no haber ralentizado la caída de la arena a su alrededor.
—Ni una palabra a Ace —alzó un dedo la elfa antes de brillar y retroceder a su etapa infantil.
—Creía que tu barrera aguanta todo —señaló JP.
—Solo cuando estoy con mi hermano —suspiró agachando la cabeza —. Realmente soy una inútil yo sola...
—No, nada de eso —negó Angewomon alzándola en brazos —. Has actuado con rapidez y eficacia.
—Pero estoy segura que Duftmon se ha dado cuenta que sola me cuesta todo mucho más.
—Ha tenido que salvarle el pellejo Apollomon —señaló Neila. Al mirarla, Timy no pudo evitar reír.
—¿Por qué tienes a Aelita atada?
—Para evitar que se largue a por Apollomon —respondió la chica —. A falta de tus cadenas... Buena es la mía, ¿no?
El sonido del mar agitándose hizo que todos volviesen la vista hacia el muelle por el que llegaba el Skid. A nadie le pasó por alto la ausencia en el exterior de la digimon acuática y su clon. Stingmon y Aquilamon fueron los primeros en volar hacia el hangar, dedigievolucionando antes de entrar y esperando pacientemente a que la puerta se abriese.
—¡Chiaki! —llamó Hawkmon al ver aparecer a la chica en el Skid.
—Estoy bien, estoy bien —aseguró antes de abrazar al digimon y agacharse para alzar a Wormmon.
—¿Por qué estabas dentro del Skid? —preguntó el insecto digital.
—Era complicado moverse por el agua. A demás, Yla está herida —respondió, apartándose para dejar pasar a Ulrich con la clon a la espalda.
—¡Leire, te necesitamos! —llamó Yumi, corriendo junto al chico.
—¿Cómo ha ido por ahí abajo? —preguntó Jeremy.
—Fatal —respondió Sissi —. Nos hemos acercado y desactivado dos torres, como siempre, pero todo se ha vuelto negro y casi nos matan.
—Suerte que Zoe estaba en el agua —señaló Renamon —. Sus corrientes nos han dado más visibilidad.
—Aunque también cierto peligro —apuntó Mikemon.
—Lo siento, yo tampoco os veía a vosotros —se disculpó la rubia.
—Al menos, estamos avanzando en la misión ahí abajo —declaró Katsuharu.
—Por cierto —apareció Ace, cogiendo aire antes de chillar —. ¡PAPÁ ESTÁ HERIDO!
Casi por arte de magia, Timy y Koichi aparecieron en el lugar, ganándose las risas de más de uno y las negativas de Zoe antes de atrapar del pescuezo al gato plateado y alzarlo.
—No asustes así a la gente, Ace.
—Pero es la verdad —se excusó con una sonrisilla.
—¿Qué le ha pasado? —preguntó Koichi, apartando a todos e intentando llegar al Skid por el que salía Kitsumon con Kouji a la espalda —. ¡Kouji! ¡¿Qué demonios te ha pasado ahora?!
—Tinta ácida —respondió el chico con total tranquilidad.
Al instante, la mirada de algunos se posó sobre Chiaki. La chica negó rápidamente con la cabeza antes de, dejando en el suelo a los digimons de sus padres, indicarles que saliesen de allí. Kitsumon fue el primero, acelerando el ritmo para llevar a Kouji hacia donde se encontrase Leire.
—Ha sido Yla —explicó —. Estaba a punto de atacar a Neptunemon, pero... Supongo que el ataque que estaba lanzando él habrá provocado que su tinta se expandiera por el agua, oscureciéndolo todo.
—De ahí que no se viese nada —dijo Zoe —. Ni tan siquiera era capaz de verme a mí misma dentro de mi esfera de aire.
—Lógico, estábamos a gran profundidad y ahí no llega la luz del sol —respondió Mikemon.
—Pero ¿cómo ha podido eso afectarle a mi hermano? ¿No se supone que estaba protegido? —preguntó Koichi.
—Las aletas de los pies y los guantes de sus manos no están hechos de digizoid —dijo casi sin voz Jeremy. Por desgracia para él, el guerrero de la oscuridad lo oyó y se lanzó directo a él.
—¡¿CÓMO SE TE OCURRE DEJAR ASÍ DE DESPROTEGIDO A MI HERMANO?!
—¡Koichi, no! —intentaron detenerle los demás.
—¡No sé hacer flexible el metal! ¡Me es complicado hacer algo para que tu hermano pueda nadar fácilmente con placas de hierro en los pies! —exclamó —. ¡Y ahora disponéis de armas! ¡Él es el primero que me dijo que era complicado coger la pistola con un guante de digizoid!
—Koichi, tranquilízate —le saltó a los hombros Lopmon —. Ha sido mala suerte, ya está.
—¡MI HERMANO ESTÁ...!
—Tu hermano solo tenía una irritación en manos y pies que Leire se ha encargado de sanar. Ya no tiene nada más que un picor que no va a desaparecer en un rato —habló Emily —. Esto debería demostrarte de una maldita vez que deberías bajar al menos una vez ahí abajo para probar tu traje y así comprobar si tú eres capaz de disparar con guantes de digizoid para sustituirle y evitar que vuelva a ser atacado por tinta ácida.
