Visitare un ristorante

Por Fox McCloude

Disclaimer: Go Toubun no Hanayome y todos sus personajes son propiedad de Haruba Negi. Shokugeki no Soma y todos sus personajes son propiedad de Yuuto Tsukuda y Yuki Morisaki. Todos los derechos reservados.


14 de febrero, prefectura de Aichi…

Los días 14 de cada mes eran una rutina específica y predeterminada para Itsuki Nakano, la menor entre sus hermanas. Siempre visitaba la tumba de su difunta madre sin falta, y tras pasar un buen tiempo conversando silenciosamente con ella, volvía a casa.

Para algunos sería extraño visitar el cementerio durante el Día de San Valentín, pero de todos modos no era como que ella tuviese alguien especial a quien quisiera regalarle chocolates ese día. De hecho, probablemente terminaría comiéndoselos ella misma, incapaz de resistírselos. Por otro lado, valdría la pena regalar algunos si para el White Day le daban algo de vuelta como agradecimiento, aunque parecía poco probable. De todas maneras, ella no tenía tiempo para eso.

- Ugh, pensar en chocolates ya hizo que me diera hambre de nuevo. – dijo sujetándose su estómago, que ya empezaba a gruñir. – ¿Dónde podría comer algo por aquí?

Pasando por la calle de los restaurantes, se puso a ver a todos lados, pensando qué se le podría antojar en aquel momento. Si de dinero se trataba eso nunca era problema, podría elegir fácilmente comida tradicional japonesa, china, francesa… y por alguna razón su mirada se fijó en lo que parecía un local de comida italiana.

El lugar no se veía tan grande, pero tenía buen aspecto, y queriendo probar algo diferente para variar, la menor de las hermanas Nakano decidió ingresar.

- Con permiso… ¿eh?

Sin embargo, se llevó una pequeña sorpresa. No había muchos clientes en ese momento, pero los pocos que habían (en su mayoría chicas de una edad similar a la suya) estaban observando con mucha atención y al parecer expectantes a dos muchachos con ropas blancas de chef (posiblemente trabajadores del local), que estaban al frente uno del otro mirándose desafiantes. Casi se podían ver chispas volando entre los ojos de ambos.

- ¿De verdad crees que puedes hacerlo mejor que yo, Niichan? – dijo uno de ellos, el más alto y rechoncho, con un pelo castaño que se paraba en punta por todos lados. – ¿Se te olvida que yo inventé ese plato primero?

- Solo digo que podría mejorarlo un poco, Isami. – respondió el otro. No era tan alto, aunque sí un poco más de ella, y era de buena apariencia, con un rostro que parecía una mezcla de rasgos asiáticos y europeos, pelo rubio bien peinado y ojos azules. A pesar de su aspecto, hablaba el japonés con perfecta fluidez.

- ¿Ah sí? Bueno, ¿qué tal si lo resolvemos como hombres tú y yo? – dijo el gordito, cuyo nombre al parecer era Isami, arremangándose antes de tronarse los nudillos.

La presión en el aire que se generó en aquel momento puso a Itsuki notablemente nerviosa, y estuvo a punto de salir pitando de allí al creer que habría elegido entrar justo cuando parecía estar a punto de armarse una pelea. Sin embargo, el resto de las chicas presentes comenzaron a gritar y vitorear como locas "¡Batalla culinaria, batalla culinaria!", lo que captó momentáneamente el interés de la chica Nakano.

- Esto… ¿disculpa? – se le acercó a una tocándole el hombro para llamar su atención. – ¿Me podrías explicar qué está sucediendo aquí?

- ¿Qué? ¿Cómo me preguntas eso? – dijo la chica, sonando indignada antes de señalar a los dos chicos. – ¿Qué acaso no sabes quienes son ellos?

- Uh… ¿debería?

La chica se llevó la palma a la cara y se le acercó, señalando nuevamente a los dos chicos, que a Itsuki le pareció como si estuviesen emitiendo auras de batalla que estaban a punto de explotar.

- Ellos, amiga, son los hermanos Aldini, Takumi e Isami. – le dijo. – Son un par de chefs prodigios que acaban de graduarse de la academia culinaria más prestigiosa de todo Japón. ¡Tienes suerte que han decidido abrir su propio local en este lugar!

- ¿Su propio local? Espera, ¿me estás diciendo que ellos… son los dueños de este restaurante?

Itsuki se sorprendió. Por lo que les estimaba de su apariencia, no podían ser más de un par de años mayores que ella, ¿y ya eran los dueños de su propio restaurante? Debían ser verdaderos prodigios de la cocina si no le estaban tomando el pelo.

- Muy bien, hagámoslo a la manera tradicional. – dijo el rubio, que por lo que dijeron antes, debía ser Takumi. – Elijamos a un cliente que juzgue nuestros platillos, y el perdedor deberá ser el sous chef del ganador por el resto del día.

- Un trato justo, Niichan. – dijo Isami, antes de mirar hacia el grupo de chicas. – ¿Alguien se ofrece de voluntaria?

Inmediatamente se armó un griterío, donde todas las chicas comenzaron a clamar "¡Yo, yo, elíjanme a mí!" Itsuki ni siquiera se movió, estaba demasiado desconcertada, pero para que enloquecieran de ese modo, la comida de estos dos debía ser realmente buena.

Pero no estuvo tan desconcertada como cuando el gordito mostró una enorme sonrisa de dientes afilados y señaló en la dirección de ella.

- ¡Tú! ¡La signorina de cabello rojo!

- ¿Eh? ¿Qué? ¿Quién, cómo… se refieren a mí?

Itsuki miró alrededor, y notó que todas las demás féminas presentes (ninguna de las cuales tenía el cabello rojo) la estaban fulminando con la mirada, así que no podía estar equivocada. ¿Cuáles eran las probabilidades de que la escogieran a ella? No sabía si sentirse afortunada, o asustada.

- Me parece bien. – dijo Takumi, acercándosele. – Necesitamos a un juez imparcial, alguien que no haya probado nuestra cocina anteriormente. Signorina, ¿serías tan amable de decirnos cuál es tu nombre?

- "Wow, qué educado." – pensó Itsuki. Al verlo más de cerca también le pareció que era bastante guapo. – *Ejem*, mi nombre es Itsuki, Itsuki Nakano.

- Bien, signorina Nakano, ya que eres la única que no ha venido antes a nuestro restaurante, ¿aceptarías ser la juez de nuestra batalla culinaria?

- S-seguro, será un placer. ¿Cuánto me costaría?

- Oh, no te preocupes por pagarnos. – intervino el gordito. – Cuando Niichan y yo hacemos una batalla culinaria, el espectáculo y la comida corren por cuenta de la casa.

Itsuki se rio nerviosa. Por un lado, la idea de probar la comida de estos muchachos y sin tener que pagar un solo yen, hacía que el apetito se le abriera todavía más, si realmente eran tan buenos como decían. Por el otro… si las miradas mataran, ya habría podido morir no menos de veinte o treinta veces bajo las miradas asesinas de todas las demás féminas presentes, que evidentemente habían degustado su comida anteriormente y la odiaban por robarles el placer.

- De acuerdo, inmediatamente comenzaremos a prepararlo todo. Por favor, a sus mesas y no interfieran. – declaró Takumi con voz autoritaria, y al instante todas las clientes se fueron a sus asientos.

- "Por Dios, ¿en qué me acabo de meter?"

La menor de las hermanas Nakano se mantuvo a partes iguales nerviosa y expectante, observando cómo los dos jóvenes chefs preparaban sus platillos.

Ahora podía entender a lo que se referían por "espectáculo". A pesar de que no tenía idea de lo que debía esperar de una "batalla culinaria", en realidad era como estar observando una especie de evento deportivo. Lo más extraño era que, pese a que se suponía que estaban compitiendo entre ellos, por momentos parecía que los hermanos Aldini cooperaban, ayudándose uno al otro al pasarse un utensilio o ingrediente que necesitaba el otro en determinado momento.

- "Wow, qué habilidosos. Seguramente Nino sentiría envidia de ellos en este momento."

Y eso era decir mucho. Nino era la chef de su familia, pero estos hermanos parecían estar a otro nivel. Trabajaban a una velocidad impresionante y con una precisión milimétrica, que casi parecía sobrehumana. Si la cocina era un arte, estos dos muchachos eran verdaderos profesionales.

Después de la espera (estaba tan absorta en el espectáculo culinario que el tiempo se fue volando), finalmente ambos presentaron su platillo. El olor ya de por sí le estaba abriendo el apetito, aunque tratando de mantener la compostura primero trató de admirar el trabajo de ambos, mientras el resto de féminas presentes miraban expectantes.

- Esto es… calzone, ¿verdad? ¿Así es como se le llama?

- Correcto, pero estos tienen, podríamos decir, nuestro toque personal. – dijo Takumi. – Pruébalos y lo verás. Buon appetito.

Intrigada, Itsuki tomó primero el de Takumi con mucho cuidado para darle un gran mordisco. Sus ojos se ensancharon una vez que comenzó a degustarlo, sintiendo como si algo si algo explotase dentro de su boca y la salpicara de sabor. Sabía tan bien que decidió darle un par de bocados más antes de echar un vistazo.

- Esto es… ¿curry?

- Así es. Nuestro relleno especial de curry de tomate y potenciado con especias italianas y japonesas. – dijo Takumi. – Créditos para mi querido hermano por haber tenido la idea original.

- Pero tú lo mejoraste con tu sazón, Niichan. – replicó Isami.

- Ah-ah, eso lo hicimos juntos. – dijo el rubio negando con el dedo. – Aunque claro, hoy decidiremos quién lo hizo mejor por su cuenta.

- "Increíble." – pensaba Itsuki, tratando de no devorar demasiado rápido el calzone de Takumi, solo para poder disfrutarlo el mayor tiempo posible. Dudaba que incluso Nino fuese capaz de cocinar un platillo tan delicioso.

Era casi como comer un pan de curry, pero a la vez diferente. Era crujiente por fuera y jugoso por dentro, con un sabor único que jamás en su vida había probado. ¿Sería por eso de combinar especias italianas y japonesas? Sin duda le daba un toque muy especial.

- Muy bien, ¿ahora probarás el mío? – preguntó Isami.

- Oh, por supuesto. – dijo Itsuki. No lo diría de dientes para afuera, pero en ese momento si el de Isami era la mitad de bueno que el de Takumi, se habría dado por bien servida. Aunque dudaba un poco que pudiese igualar algo tan bueno.

Para su sorpresa, el de Isami tenía un relleno distinto, a base de pollo y ricota. A pesar de verse idéntico por fuera, este tenía el curry primariamente en la envoltura exterior. Era diferente, sí, pero no menos exquisito. De hecho, esta vez se le hizo mucho más difícil mantener la compostura antes de devorárselo.

Inmediatamente todas las féminas presentes comenzaron a aplaudir. Buena señal; al menos ya parecía que no la querían matar, pero habiéndose terminado los platillos, era tiempo de emitir su juicio.

- Y bien, Signorina Nakano, ¿cuál es tu veredicto? – preguntó Takumi.

- ¿Cuál de los dos crees que es el mejor? – agregó Isami.

Itsuki miró al rubio y luego al castaño. Era muy difícil decidirse, los dos realmente conocían su camino en una cocina, y eran verdaderamente impresionantes. Le costaba creer que estuvieran tan cerca de su edad y fuesen tan capaces de crear semejantes delicias. Verdaderos artistas de la cocina, si se permitía decirlo.

La tensión estaba en el aire, y podía sentir las miradas del resto de las chicas a su alrededor esperando su veredicto. Después de mucha deliberación interna, finalmente decidió dar su opinión más honesta.

- Bueno, está claro que ambos son chefs excepcionales. Debo admitir que no había probado un platillo tan delicioso en mucho tiempo, y no fue fácil elegir. Ambos eran similares, aunque cada uno le puso su toque personal, y es difícil decir cuál es el mejor.

»Sin embargo, si tuviera que decantarme por uno solo, sin desmeritar al otro, diría que el que más me gustó fue… el de Isami-kun.

Señaló hacia el chico gordito, e inmediatamente hubo un "¡Ooohhh!" colectivo de parte de todos, incluyendo los propios hermanos Aldini, que parecían sorprendidos por su elección. Entre las chicas escuchó murmullos de "¿En serio?", "¿Prefirió el de Isami en lugar del de Takumi?", "¡Es increíble, Isami le ganó esta vez!". Parecía que todos daban por sentado que el que iba a ganar era Takumi.

Sin embargo, pasada la sorpresa, Isami mostró de nuevo su sonrisa de dientes afilados, e Itsuki podría haber jurado que vio un brillo en sus ojos que le hacía parecer un típico villano de manga o anime.

- ¡Jajajajaja! ¡Te vencí, Niichan! ¡Por fin te gané! ¡Jajajajaja!

Y por supuesto, faltaba complementarlo con una risa malvada, que siendo sincera le pareció algo escalofriante. Sin embargo, en ese instante todos comenzaron a aplaudir, y Takumi, aunque parecía algo decepcionado, finalmente sonrió y admitió su derrota con dignidad.

- Bien, felicidades, hermano mío, hoy me venciste. – dijo mientras se inclinaba respetuosamente. – Lo prometido es deuda; yo seré el sous chef por el día de hoy. Estás a cargo.

- Grazie, Niichan. – replicó Isami, dejando de reírse. – Muy bien, Signorinas, el espectáculo gratuito se terminó por hoy. Así que, si alguna de ustedes desea comer, por favor vayan a sentarse para que podamos atenderlas.

Como niños en un salón escolar, todas corrieron a buscar una mesa. Itsuki se quedó sorprendida de esto, y cuando los hermanos se retiraban para reanudar su cocina, no pudo evitar llamarlos.

- ¿Disculpen? Sé que ya me sirvieron de gratis, pero… ¿está bien si también me quedo a ordenar algo más? – les preguntó. – La verdad… quisiera probar más de lo que tienen para ofrecer en su restaurante.

- Pero por supuesto. – dijo Takumi. – Los chefs vivimos para complacer a nuestros comensales, después de todo.

Itsuki sonrió, y de inmediato fue a ocupar una de las mesas vacías. A pesar de haber comido dos platos de calzone, sin duda tenía espacio para más.

Al término del día, Itsuki realmente no sabía cómo sentirse. La verdad, haber probado la comida de esos hermanos, aunque por un momento parecía que le habría ganado un montón de enemigas, valió la pena. Era increíble que siendo tan jóvenes fuesen cocineros tan habilidosos. De hecho, su comida era tan buena que terminó pidiendo varios platos del menú solo para probar más, y ninguno la decepcionó.

Estaba limpiándose la boca con la servilleta y a punto de pedir la cuenta, cuando otro plato fue colocado frente a ella sin avisar. El plato tenía un pastelillo que creyó ver en el menú con el nombre de "Semifreddo", y junto a la mesa se encontraba el joven Isami, que sonreía con cierta satisfacción.

- Disculpa, pero yo no ordené esto.

- Lo sé. – dijo el gordito. – Es un postre por cuenta de la casa. O por mi cuenta, debo decir.

Itsuki se extrañó un poco por esto, pero ella jamás fue de desperdiciar comida, así que agradeciéndole por el gesto se dispuso a probarlo. Era increíble: la suavidad de un pastel combinada con la frialdad de un helado, y si bien ella no tenía un postre favorito específico, este bien podría ganarse dicho puesto.

- ¿Y bien?

- Delicioso, en verdad te lo agradezco. – dijo Itsuki.

- Tal vez yo debería darte las gracias a ti. – Isami se sentó en el asiento opuesto al de ella. – Es la primera vez en mucho tiempo que alguien elogia mi cocina sobre la de mi hermano.

Itsuki levantó una ceja. Los dos eran excepcionales como cocineros, por lo que determinó en su batalla culinaria al probar los calzone de ambos. Pero Isami hablaba como si casi siempre perdiera ante su hermano.

- Me cuesta creerlo. Es decir, ambos son increíbles, ¿no?

- Eso dice todos. – dijo el gordito. – Ja, yo supero a mi hermano en casi todo, pero cuando se trata de cocina, él es el mejor de los dos. Se sintió bien ganarle una vez para variar.

Itsuki se quedó viéndolo. Ella no era del tipo que competía con sus hermanas, así que quizás por eso no entendía mucho lo que Isami intentaba decirle. ¿Acaso le había ofrecido ese postre por haberlo elogiado encima de su hermano?

- Oye, por experiencia, te digo que no es saludable compararte así. Mírame a mí, en mi familia somos cinco hermanas, quintillizas idénticas cuando éramos pequeñas, pero ahora todas somos diferentes.

- Y ser diferente no es malo. – En eso intervino Takumi, que puso una mano en el hombro de su hermano. – Después de todo, yo no sería el chef que soy ahora sin tener Isami para apoyarme durante todo el camino. Aunque tenemos nuestras diferencias, ambos somos parte del otro, y así es como nos complementamos.

- Como las dos mitades de la luna. – agregó Isami, sonriendo mientras le devolvía el gesto a su hermano.

Itsuki no pudo evitar sonreír. Parecía que estos hermanos, a pesar de competir entre sí, eran también muy cercanos. Tanto como ella lo era con sus propias hermanas, su analogía de "las dos mitades de la luna" sonaba muy similar a la suya de "cinco partes de un todo".

- Pero no hablemos de eso. – dijo Takumi. – ¿Qué tal estuvo la comida? ¿Te sientes satisfecha?

- Oh, claro que sí. – dijo Itsuki. – Debo decirlo, hace mucho que no comía algo tan delicioso. Creo que empezaré a frecuentar más en este lugar.

- Bueno, si lo haces estaremos felices de servirte. – dijo Isami. – Hace mucho que no veía a una comensal con tanto apetito como tú.

Itsuki hinchó las mejillas. ¿Le estaba insinuando que era una comelona? Odiaba que se lo dijeran, aunque fuese cierto. Takumi sin embargo intervino para calmar la tensión.

- Oh, él no se está burlando de ti. Después de todo, clientes como tú ayudan a mantener el negocio andando. Sabes de lo que hablo, ¿no?

- Supongo. – dijo ella. – Mis hermanas a menudo se burlan de mí porque dicen que tengo un estómago sin fondo. Bueno, ¿y qué si me gusta comer?

- Bueno, tener un estómago sin fondo puede ser un talento. – dijo Isami.

Itsuki lo miró extrañada. Al principio creyó de nuevo que solo se estaba burlando, pero al verlo de frente, se dio cuenta que en realidad parecía decirlo en serio.

- Si te gusta mucho comer, ¿has probado ser crítica de comida? – sugirió el castaño. – Es una buena forma de ganar dinero y llenarte el estómago al mismo tiempo.

- ¿Lo dices por experiencia? – Itsuki le echó una mirada. Con esa constitución tan… robusta no le parecería extraño.

- No lo hago profesionalmente. Pero a veces me gusta evaluar la comida de otros, no lo niego, jejejeje.

De nuevo se estaba riendo de manera algo macabra, como si lo disfrutara mucho. Aunque Itsuki seguía creyendo que era un poco escalofriante, no pudo negar que, dejando eso de lado, él y su hermano parecían chicos realmente simpáticos. El que uno de ellos le hubiese invitado ese postre al final definitivamente no hacía ningún daño.

Y pensándolo bien, no sonaba mal esa sugerencia de ser crítica de comida. Había estado buscando algo en qué trabajar para pagar sus gastos y no depender del dinero de su padre, después de todo, y eso sonaba como una buena forma de hacerlo.

Sin mencionar que tendría una buena excusa para probar la comida de todos los restaurantes de la ciudad.

- Hum, bueno, descontando este postre, ¿serían tan amables de traerme mi cuenta? Creo que es mejor que vaya pagando por su buen servicio.

- Oh, claro, aquí la tienes.

El rubio le pasó la factura. El total a pagar la sorprendió, no porque fuera altísimo, sino por lo bajo que era a pesar de todo lo que se comió. ¿Comida tan deliciosa y abundante a un precio tan accesible? Parecía demasiado bueno para ser verdad, pero solo agregaba otra razón para volver otro día.

Pagó con su efectivo y agradeció por el excelente servicio a los hermanos Aldini, e hizo una nota mental de recomendar este restaurante, y tal vez traer a sus hermanas a comer en familia algún día. No era una mala forma de pasar un Día de San Valentín, aun estando sola.

Quizás para el próximo año les podría regalar un chocolate de amigos, si empezaba a frecuentar el lugar.

FIN


Notas del autor:

¿Qué tal, gente? Bueno, aquí vengo con algo más. Antes que nada, si están siguiendo mi fic principal de Go Toubun no Hanayome, en el capítulo más reciente dije que estaba escribiendo algo sobre Itsuki, pero nunca dije que sería parte de esa historia, así que por eso no lo subo como un cap extra (sin mencionar que ni siquiera coinciden las líneas temporales, ya que allá apenas acaban de pasar Navidad). Pero digamos que es parte de mi headcanon de cómo Itsuki eligió ganar dinero como crítica de comida. El título lo elegí literalmente a último minuto, ya que es básicamente eso, una simple visita a un restaurante, y quise ponerlo en italiano por, ya saben, los Aldini.

Si se preguntan cómo surgió la idea de este crossover (que por lo que veo, es el primero de su tipo en la página), desde hace algunos meses he estado discutiendo con una de mis amigas qué tipo de hombres podrían venirles bien a las quintillizas a las que Fuutarou no eligió, y llegamos a la conclusión en común de que el hombre ideal para Itsuki podría ser un chef. Bueno, si dicen que "el camino al corazón de un hombre es a través de su estómago", en Shokugeki no Soma demostraron que también puede ser a la inversa. Y entonces, de ahí a poco fui armando la idea, ¿qué tal tenerla de juez en una batalla culinaria, y con quiénes? A la final me decidí por los mellizos Aldini (luego de descartar a otros como Hayama o Kurokiba), ya que imaginé que se le haría fácil simpatizar con ellos, sin mencionar darle una pequeña victoria al buen Isami, que sin desmeritar a Takumi, me da cosa que se mantenga bajo su sombra por casi toda la serie (primero queda fuera de las finales de la selección de otoño y su hermano sí pasa, luego lo expulsan y no le queda más que de espectador/prisionero, y en el último arco hasta lo secuestran para que no pueda ayudar a su hermano cuando más lo necesita). Una pena, porque de los dos es el que más me agrada.

Por último, lamento no haber hecho que a Itsuki le diera un "orgasmo culinario", pero sinceramente no se me ocurrió nada que al escribirlo sonara demasiado indecente y que fuese acorde con la temática de la comida (tampoco soy experto en la cocina como para buscar una analogía), así que terminé dejándolo así. Eso y que realmente no me sentía de humor para subir el rating a raíz del fanservice a los niveles ridículos de Shokugeki. Pero espero que lo hagan disfrutado, y me despido como suele decir Soma: "Osomatsu!"