Prólogo

—¿Cómo te fue esta noche cariño?

—Eh… ¿bien? No lo sé… es… complicado de decir…

—¿Complicado? ¿No tuviste una linda cita con una chica en el baile? Heh, tu padre se habrá cansado de tener buenas noches de bailes a tu edad…

—¿No que tuviste esas lindas noches con mamá cuando eran jóvenes…?

—Eh, fue antes de conocer a tu madre, sí… claro, esto fue cuando estaba en Inglaterra. De todas formas, trata de no decirle esto a tu madre ¿sí?

—Pero, ¿no se supone que fue antes de conocerle? ¿Por qué mamá se enojaría con algo de eso?

—Bueno hijo, a veces, las mujeres son difíciles de tratar.

—¿Eso quiere decir que todas mis hermanas nacen por eso?

—… ¿podemos tener esta conversación en otro momento? Me da un poco de nerviosismo el tener que hablar exactamente de cómo tú y tus hermanas nacen

—Eso ya lo sé. Mamá dijo que querías tener un hijo a toda costa. ¿Más hermanas? Bueno, ya sé cómo se hacen los bebés papá…

—Sí, sí, sé que sabes eso y la razón… pero, es mejor no hablar bien de tema. Cuando tengas más edad, te voy a explicar bien cómo se dio la idea de tener 10 hijas.

La conversación entonces entre padre e hijo terminó aquí, de momento.

El pequeño albino, Lincoln de nombre, miró a su padre una vez más, un hombre grande de nombre Lynn, en lo que pensaba en la mera idea de tener hijas e hijas, todo para luego tenerlo a él… y seguir teniendo más hijas. Eso era algo que no entendía porque si su madre le dijo que la idea de su padre era tener un hijo, ¿por qué entonces tener más y más? ¿Por qué de la nada tendría más hijas? ¿Su meta no se había cumplido al tenerle?

Sea cual sea la razón de tener más hijos, estaba contento. Tenía unas muy buenas hermanas menores las cuales siempre había deseado, pudiendo ser el mayor y poder ser ese hermano de la familia – más allá de que también tienen a las demás – con el que ellas puedan contar, le hacía sentir inmensamente feliz.

Volviendo al hecho, Lincoln había tenido una cita, varias de hecho, que le había hecho una de su hermana mayor, una cita que pasó de ser una a varias. No sabe cómo la manejó de buena manera pero sabe que debe agradecer demasiado a su mejor amigo que le había dado una buena mano.

Claro, al final de cuentas, las cosas no salieron bien porque tuvo ese problema con todas.

¿El final?

Digamos que terminaron un tanto molestas con él.

Nunca tuvo la culpa de que sus hermanas no se pusieran de acuerdo y organizaran citas por él, cosa que no iba a asistir para nada porque prefería estar jugando en el arcade que estar en un baile. Obligado, tuvo que estar con una amiga de Luna, una amiga de Luan, una amiga de Lucy y una amiga de Lynn, todo al mismo tiempo. Sigue sin entender cómo es que ellas pudieron hacerle esto. Bah, de hecho sabe perfectamente. Ellas creyeron que estaría triste porque no podía ir porque ninguna chica le había invitado. Por ende, como buenas hermanas que son, llamaron a sus respectivas amigas para que vayan con él.

Cree que es culpa de sus hermanas al no coordinarse muy bien pero, no. Es su culpa, totalmente sería su culpa de no aceptar este hermoso regalo que sus hermanas le estaban dando.

No siempre tienes la chance de tener una linda cita con chicas que son lindas.

Al menos, pensando en eso, se alegró un poco pero seguía teniendo una mala cara mientras se cruzaba de brazos. Todavía no puede olvidar el simple hecho de que sus hermanas le hicieron tener cuatro citas al mismo tiempo.

Aun así, debe de destacar algo.

Miró por la ventana de la van, sentando por supuesto en el asiento delantero junto a su padre, con sus brazos cruzados, todo para ver cómo los demás chicos parecían irse poco a poco, siendo ya un horario para que sus padres les vengan a recoger, hermanos o tal vez solos debido a la cercanía de sus hogares. En eso que miraba, destacó su propia mirada una joven de la cual tuvo una de las cuatro citas de hoy, observándole detenidamente.

No había mucho que destacar tampoco de la misma, le hacía recordar a una de sus hermanas.

Ahora que indaga esto, las cuatro chicas en serio se parecen a una de sus hermanas. Era curioso pero también, era obvio. Son amigas de cosas que ellas comparten muchas cosas juntas. Es obvio que les recordaría a sus hermanas.

Mirando entonces a la amiga de una de sus hermanas, de alguna manera le hacía sentir un tanto raro, más por las cosas que habían hecho en el baile mismo. Sentía que era una chica demasiado energética, más cuando pedía hacer cosas al aire, lo de tocar instrumentos. Eso y que también parecía gustarle, mucho, demasiado mejor dicho, el rock. Seguro que por eso su hermana era amiga de ella.

Tocar instrumentos de aire, estar en lugares elevados que no deberían, pasar el rato juntos cuando tocó esa parte de la parte lenta del baile, ese tipo de cosas.

Claro, ahí fue cuando el resto también apareció y se enojaron, sobre todo ella porque estaba viendo a demás chicas por la espalda de ella.

No era su culpa, para nada.

Asumió la culpa de todas formas y admitió que no fue bueno lo que hizo y que no esperaba que le disculparan.

La cosa terminó con todas encontrando sus respectivas citas esa noche, una noche curiosa si tiene que admitir. Claro, sus amigos ayudaron con el resto pero, fue curioso que al final, esa ira con él se fue y la pasaron bien con sus amigos.

¿Él?

Simplemente seguía mirando a esa pelinegra molesto todavía con todo esto que pensaba sobre sus hermanas que arreglaron citas pero sonreía al verle, más cuando sentía que era ver… algo lindo.

La misma se volteó unos momentos, sintiendo que alguien le estaba mirando. Al voltear su cabeza y ver que había un albino viéndole con una pequeña sonrisa y más de la manera que le veía, le respondió con una sonrisa, ignorando a sus padres que le estaban llamando, todo para saludar al albino que notó su cruce de miradas y saludo y volteó a otro lado, generándole a ella una pequeña sonrisa para seguir luego a sus padres.

Lincoln miró al frente.

No notó a su padre al instante que le miraba con una sonrisa.

Lynn miró a su hijo, estando a nada de encender su van para poder irse a casa. Lo iba a hacer pero notó esto de su hijo y notó, cree él, a la chica que él miraba. Sonreía porque realmente le causaba algo de gracia esto que había visto.

—¿Qué?

Lincoln entonces miró a su padre, viendo que le miraba con esa sonrisa que hacía sus hermanas cuando parecían descubrir algo de él.

—¿Por qué me miras así papá?

—Por nada —contestó—. Simplemente por nada —volvió a decir mientras seguía sonriente con esos ojos entrecerrados—. Tan solo me gusta mirar lo mucho que ha crecido mi hijo…

—… vámonos por favor…

—Está bien

Lynn estaba mirando a su hijo entre risas al verle avergonzado.

Claramente estaba creciendo y madurando.

Estaba feliz por ello.

Ya solo falta verle traer una chica a casa y que la presente como su novia y su vida como padre estará hecha por completo.