Hola mis amigos, soy Yuzu Araki

Mientras estaba escuchando un hermoso vals se me vino a la mente este escrito, imaginándome uno de esos bailes de tertulias que se hacían en el pasado celebrando algún evento o suceso. Y que mejor que probar con una de mis series mahou shoujo más amadas, la que dio un boom y cambió el genero para siempre (Lo siento Precure pero ya tus temporadas siempre han sido lo mismo… Al menos me diste parejas yuri y eso se te agradece)

Bueno, como yo soy de las personas que no le agradan escribir una biblia antes de proseguir una historia, es tiempo de mandar al diablo el tiempo perdido y enfocarte en lo que debes hacer.

Espero que lo disfruten

Yuzu y fuera

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En el centro de la pista de baile, moviéndose con una gracia silenciosa y coordinada, una pelirroja y una chica de cabello negro bailaban.

La pelirroja se veía elegante con su esmoquin negro, un fajín carmesí a juego con el tono de sus ojos y cabello. Su mano estaba en la espalda baja de su compañera, mientras la guiaba en los fluidos movimientos del vals.

-No sabía que sabías bailar

-Je. No puedo. Estoy haciendo trampa

La chica de cabello azabache sonrió, sus intensos ojos violetas mirando con cariño a su pareja.

Llevaba una cinta roja en el pelo, guantes purpúreos transparentes que le llegaban hasta los codos. Un ramillete de flores de color violeta claro y azul y blanco adornaba su muñeca izquierda, sostenido en su lugar por una cinta roja, un regalo de la pelirroja. Seda púrpura, su vestido dejaba la parte superior de los hombros al descubierto y se hundía para mostrar la piel suave de la parte superior del pecho y revelar un ligero escote.

Cayó en cascada como un líquido por su pecho y espalda, hasta un corsé negro resaltado por nervaduras plateadas, y ojales plateados en la espalda ensartados y unidos por una resistente cinta púrpura. Debajo del corsé, la cola de seda violeta se extendía detrás de ella, fluyendo con sus movimientos, y una falda plateada con motivos florales negros le cubría las piernas para ocultarlas por completo.

La habitación se iluminó gradualmente con un suave resplandor rosa. Kyouko y Homura, aun bailando, podían escuchar murmullos y jadeos, y se dieron cuenta de que las muchas Puellas Magi a su alrededor estaban deteniendo sus propios movimientos, para girar hacia las enormes puertas dobles de roble que entraban al salón de baile.

Homura la tenía de espaldas a las puertas. Sus ojos estaban fijos en Kyouko pero la mirada de la pelirroja estaba en las puertas abiertas, o más bien en la chica que entraba por ellas. Sus ojos estaban muy abiertos y la pelinegra se estremeció. Sin ver, ella lo sabía.

La pareja se volvió a medias, para que ambos pudieran mirar al recién llegado. Ya no estaban bailando, ambas estaban asombradas por la belleza que llenaba la habitación con tanta certeza como ahora lo hacía la suave luz rosada.

Se las arregló para parecer alta y majestuosa, y pequeña y linda al mismo tiempo. Su cabello rosado estaba recogido en dos largas colas de caballo con cintas de seda blanca.

Sus brazos estaban cubiertos con guantes blancos con ribete rosa en las muñecas y sus extremos cerca de los hombros. Alrededor de su cuello llevaba una gargantilla rosa con ribete de encaje blanco, de la que colgaba un cristal rosa en forma de lágrima. Su vestido palabra de honor era blanco, dejando al descubierto sus hombros pálidos y suaves, y revelando una visión bastante atrevida de la parte superior de sus senos.

El vestido era de seda blanca con encaje rosa con volantes en la parte superior, la cintura y adornaba la falda larga y entrenada que ondeaba detrás de ella. Llevaba la parte inferior de los muslos desnudos, pero llevaba unas botas blancas de tacón alto con ribete rosa en los pies y las espinillas, que le cubrían parcialmente las rodillas. La falda detrás de sus piernas era negra, resaltada con estrellas y galaxias giratorias y planetas majestuosos en órbita, y estas imágenes no estaban quietas sino en continuo y elegante movimiento.

Sus ojos dorados inspeccionaron lánguidamente la habitación, llenos de lindas y hermosas Puellas Magi con hermosos vestidos o hermosos trajes, todas sin excepción estaban mirando con asombro a la niña recién llegada.

Para Homura, la niña parecía flotar justo por encima de la superficie del suelo. Silenciosamente, la chica se deslizó más allá de la asombrada multitud de Puellas Magi, hasta el centro de la pista de baile.

Su mirada dorada se posó finalmente en Homura y Kyouko. La pelirroja se sonrojó furiosamente, pero no pudo apartar la mirada.

Madoka sonrió.

Deslizó la distancia restante entre ellas y colocó una mano suavemente sobre el hombro de Kyouko.

-¿Puedo interrumpir?

El rostro de la pelirroja se iluminó con una sonrisa tonta y asintió sin decir palabra. La mano de la pelinegra se levantó del hombro de su acompañante. La propia Kyouko colocó la otra mano de Homura en la de Madoka, y los dedos de las chicas se entrelazaron. La más alta empujó suavemente a su compañera contra la pequeña pelirrosa antes de quitar su mano de la espalda de la morena. La mano de Madoka se deslizó hasta la curva superior del trasero de Homura y las mejillas de la chica de cabello oscuro se sonrojaron.

Las dos chicas se miraron amorosamente a los ojos y comenzaron a bailar, con gracia tranquila y suave. La música etérea comenzó a sonar para acompañar a la pareja mientras se movían. Cada Puella Magi miraba con asombro, formando un vasto círculo de chicas, dentro del cual Madoka y Homura bailaban. La diosa bajó a la mortal, y cuando la música se desvaneció, presionó sus labios contra los de la pelinegra. Las dos se abrazaron, besándose, en medio de la pista de baile.

El beso se rompió y la banda, que había estado en silencio hasta ahora, comenzó a tocar una vez más. Las chicas a su alrededor volvieron a sus bailes, sus conversaciones susurradas, sus risas educadas o juguetonas. Madoka y Homura permanecieron en el centro del salón de baile, la morena ahora dirigía sus movimientos.

-Estoy bailando con la chica más bonita de la noche- susurró

-Imposible- respondió la pelirrosa con una sonrisa- Porque estoy bailando con ella