Universidad de Ingeniería.
Kohaku bostezó por quinta vez mientras seguía escuchando la conferencia de aquel profesor universitario para motivar a los estudiantes a que se unan a la carrera de ingeniería aeroespacial o algo así, la verdad es que después de un rato prestando atención sus ojos comenzaron a volverse espirales por la sobrecarga de información y su cerebro se quedó al borde del cortocircuito.
¿Por qué seguía escuchando esa conferencia, entonces? Bueno, resulta que el profesor universitario que estaba dando el discurso motivacional había llamado su atención con solo verlo, por sus llamativos ojos rojos y rasgos tan atractivos, pero con solo unos minutos de escucharlo se quedó embelesada por la pasión en su voz y todo el esfuerzo que había hecho para lograr sus objetivos. Era una persona tan asombrosa… y no podía dejar de escucharlo. No se iría de esa conferencia hasta que acabara, incluso aunque no entendía mucho de lo que estaba hablando el guapo profesor.
En realidad, después de años trabajando para mantener a su hermana sana, Kohaku a sus veintidós años ya estaba lista para dedicarse a una carrera profesional ahora que Ruri estaba curada y casada con Chrome, y después de varias conferencias estaba casi decidida a inscribirse a la carrera de criminalística, pero decidió escuchar una conferencia más por las dudas y se topó con la conferencia de Ishigami Senku-sensei.
Al principio de escucharlo hablar tan motivado casi le dan ganas de entrar a la carrera, luego se dio cuenta de que realmente no era lo suyo, pero no pudo irse porque estaba realmente fascinada con el apuesto profesor. Y de hecho no era la única, varias chicas parecían mirarlo con ojos de ensueño.
¿A todas ellas también les llamaba la atención su forma de hablar? ¿O serían esos ojos escarlata tan intensos? ¿O acaso el mero y simple hecho de que era joven y guapo? Por alguna razón Kohaku presentía que para la mayoría debía ser eso último…
—Siendo este el auge de la segunda era dorada de la exploración espacial, sin duda es diez billones por ciento el mejor momento para aspirar a esta carrera. —Con eso Ishigami-sensei concluyó su discurso y recibió una ola de aplausos—. Y, por último, quiero que sepan que todos son bienvenidos a la carrera y se les apoyará con todos los recursos disponibles para que se formen de la mejor manera posible. Muchas gracias por su atención y para ya cerrar de una vez, ¿hay alguna pregunta que quieran hacer? —Ante esas palabras, de inmediato varias manos se alzaron, todas femeninas—. ¿Cuál es tu pregunta? —Señaló a una chica al azar.
—¿Está soltero, sensei? —Varias risas se alzaron ante ese comentario mientras la ceja del profesor atractivo se contraía.
Él sonrió ladinamente, quitándole el aliento a más de una (no es que Kohaku se incluyera, nop, claro que no), antes de contestar.
—Los interesados en mi vida personal pueden dejar una donación a la universidad de ingeniería con diez millones de yenes y su pregunta, y tal vez así les conteste. ¿Hay alguna pregunta científica que quieran hacer? —Otra chica levantó la mano—. ¿Sí?
—¿Le gustan las rubias, sensei? —preguntó una rubia de cabello corto y acento estadounidense.
Kohaku tuvo que aguantar la risa al ver la cara de completo asco del profesor de ojos lindos, antes de que rodara los ojos, la ignorara por completo y pasará a la siguiente pregunta, que resultó ser de una chica sentada justo al lado de Kohaku.
—¿Qué edad tiene, sensei? —preguntó con rostro muy interesado.
—Si nadie tiene preguntas entonces ya doy por terminada la…
—¡Espere, sensei, yo quiero saber de los precios! —Un chico salvó la conferencia de terminarse en ese instante.
Al ver la cara roja de la ira y vergüenza de la chica junto a ella, Kohaku no pudo aguantar la risa y soltó una pequeña carcajada que hizo que la otra rubia (teñida, por cierto) le lanzara una mirada asesina.
—¿Y tú de qué te ríes, marimacha? —gruñó molesta.
Ok, eso si la molestó.
—No me llames así. Ja, ni me conoces. —Frunció el ceño—. Qué grosera.
—¿Grosera yo? Yo no me ando riendo en la cara de las personas, esperpento de cabello mal arreglado.
Esta chica realmente estaba haciéndola enfadar ahora.
—Si hubieras tenido respeto por lo que dijo el profesor y no hubieras hecho esa pregunta ridícula no me habría reído.
—¿Pregunta ridícula? Solo pregunte su edad. Y tal vez tú en tu mundo de esperpentos sin sentido de la moda no lo sepas, pero es una pregunta que los chicos están felices de contestar a chicas guapas como yo. —Alzó la barbilla orgullosamente.
Y de nuevo tuvo el descaro de insultarla. ¡Qué insoportable!
—Ja. ¿Entonces por qué él no te contestó? —Sonrió burlonamente mientras ella se quedaba boquiabierta.
La teñida enrojeció de la ira una vez más.
—Claramente es gay o algo así. Yo soy la chica más hermosa aquí y de lejos. Si no me contestaba a mí no iba a contestarle a nadie. Y menos a ti. —La miró venenosamente.
—¿Y tú cómo sabes eso, eh? —Frunció el ceño aún más.
—Te apuesto diez mil yenes a que no te contestaría. —Le sonrió de forma tan asquerosamente llena de superioridad que la hizo tensarse y hablar sin pensar.
—¡Bien! Diez mil yenes a que sí puedo hacer que me diga su edad. —Curvó el brazo y apretó un puño.
—Inténtalo, esperpento.
Gruñendo, Kohaku cruzó los brazos y esperó a que el profesor terminara de contestar al chico de antes.
Y, luego de unos minutos, se dio cuenta de lo que había hecho.
¿Apostar diez mil yenes? ¡No traía tanto con ella!
Maldita sea, en los líos que se metía por actuar sin pensar…
Bufó, intentando pensar la forma de ganar la apuesta, si es que la había.
De repente recordó que, de hecho, en su discurso el profesor Ishigami casi que ya les había dado ese dato.
Les dijo que él se graduó a los dieciséis años y de inmediato fue a trabajar para la NASA desde muy joven por unos seis años antes de volver a Japón para trabajar con JAXA y ejercer de profesor en esa universidad al mismo tiempo.
Así que, técnicamente, solo les faltaba un dato para tener su edad.
¿Qué ella era la única que había prestado atención a su discurso, aún sin entender todos los términos complejos que usaba?
Sonrió cuando finalmente el guapo profesor terminó de contestarle al chico y volvió a indagar por preguntas. De inmediato alzó la mano.
—¿Sí? —Sus ojos escarlata se fijaron en ella y su rostro enrojeció levemente, pero se contuvo y habló con tranquilidad:
—Disculpe, sensei, ¿podría hablarnos de su experiencia como profesor en esta universidad de ingeniería y empleado de JAXA? Si aspiramos a esos mismos trabajos, ¿cree que es posible balancear nuestro tiempo para no descuidar nuestra vida personal? ¿Y lo recomienda como una buena fuente de ingresos? —Oh, sí, había ensayado esa pregunta en su cabeza varias veces mientras esperaba su turno para hablar.
¡Y era una pregunta perfectamente válida y profesional!
Ishigami-sensei incluso pareció aliviado de que no fuera otra pregunta personal estupida.
—Ah, esa es una pregunta diez billones por ciento interesante. —Rió entre dientes, hurgando en su oído con el meñique—. Esta universidad y esta carrera sin duda es una excelente opción para los que aspiren a trabajar en JAXA, y claro que estudiar aquí también te abre puertas para ser profesor en el futuro. En cuanto a mi experiencia, en mis tres años trabajando aquí no he tenido ningún problema con la universidad de ingeniería, tiene un gran sistema, beneficioso para estudiantes y profesores. Y aunque debo admitir que los proyectos más interesantes de la JAXA son en colaboración con otros países, la agencia está creciendo cada vez más y más, y sin duda más mentes brillantes y entusiastas la harán crecer más. Recomiendo absolutamente mi trabajo, ambos trabajos, y la paga no está nada mal. —Sonrió divertido—. ¿Alguna otra pregunta?
—Solo una, sensei. —Sonrió con suficiencia—. Usted tiene veinticinco años, ¿no es cierto?
La sonrisa del profesor Ishigami se deshizo y él la miró genuinamente confundido, antes de darse cuenta de sus intenciones y quedarse boquiabierto, mientras que un profesor de psicología de cabello blanco y negro se reía de él sentado al fondo del escenario.
El gesto del profesor se agrió, pero luego se llevó una mano a la frente y sonrió resignado.
—Correcto, de hecho. Diez billones de puntos para ti. —Rodó los ojos, sin dejar de sonreír como aceptando su derrota, antes de mirar a otro lado de la audiencia—. ¿Alguna otra pregunta?
Alguien hizo una pregunta respecto a los horarios y Kohaku miró a la chica junto a ella con una mirada maliciosa, extendiendo la mano.
Más roja que nunca por la ira y con los dientes rechinando, sacó diez mil yenes de su bolso y los estrelló en su mano antes de levantarse e irse furiosa de allí.
Kohaku sonrió aliviada de no haber tenido que pagarle nada y guardó el dinero, pensando en comprarle algo bonito a su hermana y guardar el resto para cuando finalmente se dignaran a darle un sobrinito.
De reojo vio a Ishigami Senku-sensei mirándola fijamente con esos impresionantes ojos suyos y enrojeció un poco, apartando la mirada y decidiendo que ese era buen momento para retirarse. La conferencia ya había terminado de todos modos.
Salió del auditorio y se dirigió a la tienda de la universidad, pensando en gastar un poco del dinero que acababa de ganar en helado, aprovechando que hacía bastante calor.
Hizo una mueca al ver que no tenían mucho sabores, y al salir para ir a la heladería que estaba fuera de la universidad se encontró cara a cara con Ishigami Senku.
Él la miraba con una ceja en alto y una sonrisa divertida.
—Me parece que le debes unos diez millones a la universidad de ingeniería.
Ella salió de su shock y recordó lo que había dicho antes con la primera pregunta estúpida, y no pudo evitar reír.
—¡Ja! No es mi culpa que usted haya sido tan fácil de engañar, sensei. —Acomodó su mochila y quiso seguir su camino, pero él la siguió, sorprendiéndola.
—Solo para que sepas, acabas de hacerme quedar absurdamente mal delante de la peor persona posible en esta universidad. Creo que me debes unos diez billones, más bien. —Rió divertido ante su repentina cara de espanto—. Bromeó, ya me las cobraré cuando estudies la carrera. —En ese momento hizo ademán de irse, pero entonces Kohaku habló.
—En realidad no estudiaré ingeniería, ni aeroespacial ni de nada, no es lo mío. —Sonrió nerviosamente, sintiendo un sudor frío en su frente de solo pensar en estar en una carrera tan complicada, aunque no es que lo que había escogido fuera fácil—. Voy a estudiar criminalística, ya estoy casi completamente decidida.
—Oh, eres una sorpresa tras otra, ¿eh, leona?
—¡¿Cómo me llamaste, bastardo?!
—Hasta aquí llegó tu respeto por mí, ¿eh? —Rió malvadamente—. También es una carrera interesante, pero que sepas que aún me debes diez billones de yenes. —Se dio la vuelta y comenzó a marcharse.
Kohaku no supo exactamente qué se metió en ella, pero volvió a hablar para detenerlo apenas dejó de ver sus atrapantes ojos rojos.
—Entonces… ¿qué tal si empiezo pagándote con helado? —Estaba loca, totalmente loca, ¿por qué le dijo eso? No estaba segura, pero… aún así no se retractó y esperaba que él accediera.
Él siguió dándole la espalda por unos buenos dos minutos, y Kohaku estaba empezando a ponerse nerviosa, pero entonces lo escuchó reír y lo vio voltear, notando intriga e interés en esos ojos escarlatas tan cautivantes.
—Bueno, ya que te ganaste un buen dineral a mi costa, supongo que es justo. —Comenzó a dirigirse a la salida de la universidad, dejándola pasmada y con el corazón latiéndole fuertemente—. ¡¿Vienes o qué, leona?!
Eso la sacó de su ensoñación y de inmediato lo siguió, pisando fuerte.
—¡Que no soy una leona!
Fin.Holaaaaaaa :D
Esto es otra adaptación a un fic mío de mi otra OTP uwu Esta vez a pedido xD
Ojalá que me haya quedado bien y les haya gustado! :3
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaa!
