Exención de responsabilidad: Ninguno de los personajes de MARVEL me pertenece. Tampoco soy dueña de vampery academy ni de ningún libro de esta saga, todo es de la maravillosa Richelle Mead.
Solo me divierto creando nuevas historias y escenarios para nuestros personajes favoritos y uno que otro personaje.
Capitulo uno
PVT
Embriagarse un martes por la noche jamás había resultado ser una gran idea. No desde que había comenzado a salir con Pepper, no con ella recordándome a cada instante del día por los siete días de la semana las responsabilidades de Tony Stark con Stark Enterprise. Peor aún, ahora también me taladra la cabeza con el supuesto ejemplo que debe ser Iron Man para los jóvenes. A veces, me pregunto para que la nombre CEO si aun tengo que seguir asistiendo a eventos y reuniones aburridas, escuchar a idiotas durante horas hablando de estupideces. La única cosa útil que Howard me dijo alguna vez fue 'Anthony, jamás mezcles el trabajo con el placer. Está bien utilizar tu encanto para cerrar algún negocio, pero si de una relación se trata siempre habrá modelos haciendo fila para entrar en tu cama. Nunca, nunca las lleves a la compañía, claro, a menos que quieras cogértela sobre tu escritorio. Después de eso muestrales la salida, muchacho' – Solo era un crio cuando recibí su gran sabiduría, con el paso de los años lamentablemente descubrí cuan ciertas fueron sus palabras y lo útil que se convirtió su consejo. Entonces voy yo y me enamoro de mi hermosa e inteligente asistente, ella toda un hacha para los negocios con sus lindas pecas, largas piernas y estúpidas reglas. Ella una de las múltiples razones por las que me estoy embriagando en un martes por la noche.
No puedo evitar preguntarme que es lo que Potts, realmente espera de mí. No dudo de su amor ni de su compromiso con nuestra relación ¿Pero ella recuerda al hombre del que se enamoró o solo trata constantemente de cambiarme hasta estar dentro de los parámetros del hombre que ella realmente desea y merece? Porque seamos honestos jamás estaré cerca de ser el tipo que ella merece. Suspiro bebiendo de nuevo mi vaso. Sino fuera por la botella que el cantinero deposito en la barra frente a mí no sabría qué es lo que estoy tomando; el wisky baja por mi garganta como si del sonido de un arroyo lejano se tratase. Bueno, no debería esperar nada más, no después de llevar casi cuatro días bebiendo en un pequeño y polvoriento bar en la olvidada Missoula, Montana; del cual solo saldría cuando me arrojasen a la calle para obtener algunas horas de preciado sueño y un baño, claro, no por voluntad propia.
El estúpido barman, que resultó ser el dueño del bar me advirtió que no me dejaría entrar si volvía a su preciado establecimiento oliendo como una destilaría barata – de ser por mí no me habría bañado en la última semana – mis argumentos sobre cómo era algo ilógico y tonto al ser esto un bar no lo hicieron cambiar de opinión. Cedi en contra de cualquier pronostico rápidamente, era eso o volver a la gran ciudad donde Pepper podría encontrarme y gritarme por no actuar como un hombre maduro tanto en lo referente a los negocios como en nuestra relación.
Levanto la vista para encontrarme como los ojos grises detrás de la barra.
"¿No escuchaste nada de lo que dije cierto?" cuestiona con lo que creo debe ser exasperación "Ambos de ustedes son iguales"
"Se… supone… se cree que el ebrio soy yo. No sé de qué hablas viejo… soy yo, uno solo, no ambos" balbuceo ante sus ridiculeces.
"Viejo… como dije: iguales" refuta un poco molesto "Voy a llevarle esto a Marie – dice frunciendo las cejas – No sea que venga de mal genio y destruya otras de mis mesas o golpee a más de mis clientes-
"Espera, no sé de qué hablas" digo tratando de buscar coherencia en sus palabras y queriendo sonar lo más sobrio posible.
El niega poniendo algunas botellas de lo que creo es vodka en una bolsa de papel "No importa chico, solo no te metas en problemas mientras vuelvo".
Se marcha antes de que pueda gritar que no soy un maldito chico. Demonios soy el jodido Iron Man. Aunque en estos momentos parezco más una destilería ambulante sigo siendo Tony Stark – sacudo la cabeza girándome en mi asiento alto – el mismo Stark que con la cantidad de tragos de hoy ya tendría dos o por lo menos alguna guapa mujer en su cama. Me regaño un poco recordando a Pepper. Mi ceño se frunce profundamente al comenzar a subir mi cólera ¿No me había terminado Pepper Potts hace casi diez días atrás? ¿Porque estoy respetando una relación que ya no existe?
Escaneo la pequeña habitación buscando algún prospecto agradable.
Hombre calvo y con panza, nop; mujer que parece el engendro de la cosa y el demonio de Tasmania, nop; grupo de ebrios poco agradables a mi sensible vista, nop; rubio a mediados de los treinta, demasiado capitán América para mi gusto. Pensando que no tendría suerte me fijo en el otro extremo de la barra, buscando al viejo para pedirle una botella nueva, pues la mía ya esta vacía. Entonces allí está mi presa, una hermosa mujer casi en sus treinta, rubia y con rasgos finos, la iluminación pobre del lugar no permite apreciar el color de sus ojos, pero la mirada oscura en su rostro fue suficiente para motivarme. Dándome una pequeña sonrisa se gira murmurándole algo a un hombre moreno junto a ella, él le da una sonrisa sucia luego de mirar en mi dirección. Ambos se levantan de sus sillas y se marchan, no sin antes darme un pequeño asentimiento invitándome a seguirlos. A la mierda con Pepper, quizás mañana o en una semana solucionemos las cosas, pero este momento lejos de su escudriñadora vista es mío, me pertenece. Y estoy seguro que algo grandioso esta a punto de suceder.
Trastabillando un poco los sigo fuera del bar. Por un momento dudo creyendo que mi ebriedad me impedirá seguirlos calle abajo. Sintiéndome mas rebelde y salvaje sigo caminando. Mi corazón late furioso contra mi pecho no puedo recordar haber tenido un minuto de adrenalina fuera del traje desde que lo cree, pero aquí en una calle fría del casi desolado Missoula mi corazón marcha erráticamente casi tan excitado como en aquella cueva donde nació Iron Man, casi. Casi puedo pensar en mi como cualquier hombre normal, casi.
Difícilmente camino unas cuantas calles mas hasta adentrarme en un oscuro callejón.
A unos cuantos metros el hombre presiona a la rubia contra la pared besándola salvajemente. Ella se separa un poco del tipo percibiendo mi presencia "Viniste" sonríe. Tanto su sonrisa como su voz son espeluznantemente frías, enviado escalofríos desagradables a través de mi espina dorsal. Mi empañada mente comienza a pensar que esto no fue tan buena idea.
"Te lo dije Elena, el vendría" se burla el moreno en el mismo tono.
Esto solo serán problemas "No quería… interrumpir. Nos estamos viendo" me despido caminando de espaldas, vergonzosamente el alcohol no me permite la coordinación necesaria para dar un par de pasos recto, tropiezo sosteniéndome de la pared para no caer.
"No es necesario que te vayas" murmura ásperamente Elena sosteniéndome por el hombro. Juro que en un parpadear recorrió el espacio entre ellos y yo. Joder solo espero que esto no sea culpa del alcohol, porque tendría que considerar dejar el trago y eso sí chuparía.
"Creo que estoy demasiado ebrio" suelto tratando de alejarme, pero su agarre de hierro no me lo permite.
De pronto todo comienza a dar vueltas y el dolor atraviesa mi cuerpo. La rubia me había arrojado con una fuerza inhumana contra la pared opuesta, golpeando la mayor parte de mi cuerpo con el impacto. Antes de poder gemir por el dolor el tipo me levanto con una mano – como si no pesara nada -.
Sostiene mi cuerpo contra el muro, solo me mantengo recto por su agarre, mi cabeza gira palpitando insoportablemente gracias al nuevo impacto contra los ladrillos.
"Vas arruinarlo Dan" se queja la mujer.
"Solo es la cena Elena, no importa en que tan mal estado este. Solo es la cena".
¿La cena? ¿Qué demonios?
Solo a mi Tony Stark, solo a mí se me ocurre salir sin mi traje y morir a manos de un par de caníbales calientes.
Cualquier queja o pregunta murió en mi garganta cuando los dientes de Dan se hundieron en el lado derecho de mi cuello, rápidamente Elena lo imito enterrando sus colmillos al lado opuesto en el camino entre mi cuello y el hombro. Al principio hubo dolor, pero este rápidamente se disipo, podría jurar que este par acababan de drogarme, aunque, con algo muy bueno. Jamás había probado algo así, esto estaba mucho mejor que la heroína, la sensación del éxtasis y la felicidad creciendo libre y velozmente en mí.
La fuerza comenzó a dejarme, mi respiración disminuyendo cada vez mas ¿esto es todo? ¿Así es como se va Tony Stark? ¿así es como muere Iron Man? ¿sin una batalla épica sin nada por lo cual ser recordado? Entonces es esto, tanto para nada. Tanto para morir en medio de un callejón oscuro, tanto para nada.
Bruscamente ambas criaturas se separaron de mi emitiendo gemidos extasiados. Dieron un paso lejos, la falta de sostén hizo que me deslizara por la pared hasta quedar sentado sobre el frio piso asfaltado, sin fuerzas para moverme recuesto la cabeza contra el muro tratando de enfocar la sombra en la entrada del callejón. Solo espero que no sea el maldito viejo o también morirá.
"Ahora que tengo su atención procederé a matarlos" dice en un tono dulce, pero a la vez un poco ronco. Su voz angelical y suave como la seda envolviéndome me lleno de seguridad. Asustándome un poco, pues ni si quiera la mas avanzada versión de mis armaduras me permitió sentirme tan a salvo.
Casi deseé haber muerto antes de que llegara.
Cuando por fin pude enfocar lo que sucedía a mi alrededor aun en medio de mi estado golpeado, casi desangrado, con el alcohol y la extraña droga llenando lo poco que posiblemente me queda de sangre pude notar su estado de embriaguez. Mi salvadora está más borracha que yo, incluso si eso es posible. Quería resoplar por ello, renuncio a la idea al no encontrar las fuerzas para hacerlo.
PVR
Recojo la bolsa de papel, en la parte trasera del viejo bar. Reviso el contenido encontrando esta vez algunas botellas de vodka. Dejo el dinero en el lugar habitual. Después de algunas peleas el dueño – John – el viejo, como suelo llamarlo y yo llegamos a este acuerdo el me dejaría las botellas ocultas, cerca de la entrada trasera a su bar y yo dejo allí mismo el dinero. Evitando así los problemas con los demás clientes. Como si fuera tan fácil para mi evitar los problemas. Tres meses desde mi llegada a Missoula y dos desde el tonto acuerdo; para mí no esta tan mal, llega a ser molesto estar continuamente
golpeando a ebrios que tratan de pasarse de listos contigo cuando lo único que quieres es una maldita bebida ¿No se dan cuenta que yo también busco huir de mis problemas o es que se creen los únicos con derecho de ahogarse en alcohol?
Camino calle abajo bebiendo un poco más de media botella del asqueroso combustible para cohetes, a eso lo que sabe el vodka ruso. Realmente prefiero el wisky, pero al parecer hay un estúpido cliente nuevo en el bar que esta pagando diez veces más de lo que vale cada botella de wisky solo para asegurarse que jamás le falten. Los malditos ricos chupan. Termino la botella antes de llegar al fin de la calle, de repente las nauseas me golpean. No, no son producidas por la gran cantidad de alcohol que he consumido durante el día, son otras un tanto más molestas y desagradables por su significado. Strigoi. Son las nauseas que anuncia a strigoi cerca. Aprieto la bolsa con las dos botellas aun llenas contra mí olvidando la botella vacía a mitad de la calle, corro siguiendo el rastro. Entre más me acerco a un callejón a un par de calles abajo las náuseas aumentan.
No fue para nada difícil ubicarlos. En cuanto alcanzo la entrada del pasadizo les observo, son dos una hembra y un varón. Están tan ocupados bebiendo de un hombre que no me han notado, a este ritmo lo desangrarían pronto. Dejo la bolsa en el suelo junto a mí y ágilmente saco la estaca del interior de mi sencillo abrigo, con un movimiento fuerte y profundo corto la cara de mi palma izquierda dejando fluir la sangre libremente. No paso mucho para que el olor inundara sus sentidos – los strigoi, siempre han preferido la sangre moroi o dhampir sobre la sangre humana; en un mundo en donde soy la única dhampir existente y donde claramente jamás sean cruzado con uno como yo o con morois, el olor de mi sangre ha de antojárseles celestial. Y no lo digo por presumir – con un gemido casi sexual se alejan del hombre, dejando que su cuerpo se deslice hacia el piso contra la pared. Sus ojos bordeados de carmesí me observan lujuriosos y llenos de sed, sus fosas nasales se amplían como si confirmasen la veracidad de mi esencia.
"Ahora que tengo su atención procederé a matarlos" murmuro fingiendo inocencia. Me tambaleo un poco por el alcohol ingerido.
"Voy a disfrutar cada gota de ti" se burla el strigoi macho jocosamente.
Se lanza en mi contra, pero antes de que logre alcanzarme esquivo su ataque carente de técnica alguna. Su ceño se frunce. Lo mas probable es que este un tanto conmocionado al ver una simple mujer – ebria – zafarse de uno de sus ataques. Casi sentí lastima por él. El pobre tipo no tiene ni idea de lo que esta enfrentando y no es como si yo en este momento planeara darle alguna lección de historia o un folleto informativo sobre nuestras razas vampíricas.
Antes de que el tipo pueda reaccionar sujeto su brazo aplicándole una llave y sumerjo mi estaca a través de su espalda, rasgando la carne hasta llegar a su corazón. El cuerpo inerte cae con un ruido sordo sobre el asfalto.
"¿Qué hiciste?" grita la mujer entre enfurecida y angustiada.
La miro aparentando confusión "¿No oíste la parte en la que dije que los mataría?" termino dándole una sonrisa enfermizamente dulce.
"¿Cómo… que eres?".
Me encojo de hombros restándole importancia "¿Para que perder el tiempo con explicaciones si todo acabara pronto?"
Se abalanzo hacia a mí con un gruñido vicioso. Como cualquier strigoi joven su ego herido no le deja pensar lógicamente, llevándola a arremeter con violencia. Esta vez no esquive el ataque, lo espere de frente. Sus uñas fuertes como la de una fiera salvaje se incrustaron en mi hombro – tratando de desprenderlo – en lugar de alejarla la sostuve por su brazo, haciendo que su agarre aumentara, pero impidiéndole huir. Segundos después, estaque su corazón.
Sin perder tiempo tomo de uno de mis bolsillos la formula creada por los alquimistas y la vacío sobre ambos cuerpos para eliminarlos, mientras estos comienzan a ser cubiertos por una espesa bruma amarilla me acerco al humano recostado contra el muro de ladrillos.
"¿Puedes levantarte?"
La oscuridad del callejón no me permite distinguir con certeza el color en su mirada, pero mis desarrollados sentidos vampiros me dejan apreciar sus masculinas y bien talladas facciones. Aunque su aspecto esta un tanto descuidado – barba por todo su rostro y cabello largo y desaliñado – sigue siendo caliente como el infierno. Un cuerpo escultural con constitución atlética definida – sin ser un tanque gigante de musculo – probablemente es más alto que yo. Su falta de respuesta me saca de mi inspección. No es normal que este tan callado no después de lo que vio, a menos de que se encuentre en shock.
Mis ojos dejan su cuerpo para volver a su rostro. Sus orbes, fijos en mi rostro, me miran agotados no hay miedo ni preocupación en ellos. Se ve pálido y por fin me percato que su respiración es mas lenta de lo normal. Un sonido ahogado brota de su garganta, al parecer, se está esforzando para hablar. De no hacer algo pronto morirá. Gentilmente compruebo el pulso en su muñeca, no preparada para lo que sucede jadeo tratando de ocultar mi sorpresa. El toque de mi piel contra la suya envía una descarga eléctrica a través de mi brazo recorriendo mi columna, desciende encendiendo la parte baja de mi vientre hasta subir a mi pecho, oprimiéndolo en tantas emociones que me fue difícil diferenciar unas de otras. No sé si el también lo sintió o fue mi imaginación o los tragos jugándome una broma, pero definitivamente no lo estaba dejando morir aquí.
Instintivamente sujeto su rostro entre mis manos – ignorando cualquier sentimiento por el toque y la culpa al manchar su piel limpia con la sangre que aun sale de mi palma– trato de infundirle confianza. "Escucha, estas muy mal. Hare algo en lo que no soy muy buena, pero espero que funcione. Solo espera un momento ¿Esta bien?"
Difícilmente asiente.
"Esto será un poco asqueroso" informo.
Me levanto e hincándome contra la pared opuesta del pasadizo me auto estimulo hasta lograr vaciar por completo el contenido de mi estómago.
Enjuago mi boca con un poco de vodka – escupiéndolo antes de caer en la tentación – afortunadamente una de las botellas sobrevivió a la pequeña pelea.
De vuelta al hombre me arrodillo entre sus piernas abiertas y sin decir nada coloco ambas de mis manos en cada herida de colmillos en su cuello. Cierro los ojos recordando todas aquellas veces en la mente de Lissa mientras ella realizaba su magia, repitiendo los mismos pasos la busco en mi interior hasta encontrar un aro dorado en el centro de mi mente. Le estiro por todo mi cuerpo sintiendo como si la paz, armonía, el oro fundido, música, explosiones de luz y una infinidad de sensaciones inexplicables me llenaran; entonces, concentro todo este espíritu y utilizando mis manos como un puente le dejo fluir libremente entre él y yo. Deseando que todo esté bien y que funcione.
No se cuento tiempo transcurre, pero el flujo de magia comienza a disminuir hasta cesar por completo. Quizás solo minutos. Mi cuerpo se siente pesado, tan cansado y agotado. Mi respiración es pesada, trabajosa y mi espíritu débil.
Lentamente abro mis ojos sin separarlos de su cuello, deslizo una de mis manos hasta su hombro apreciando la piel lisa sin ninguna herida. La sensación de la misma ahora es considerablemente cálida en comparación
de lo mortalmente fría que fue anteriormente.
"¿Cómo lo hiciste? Estoy seguro que hasta mi borrachera se ha ido" murmura con voz inolvidable y varonil. Seguro que debe ser la encarnación de Zeus, porque me imagino que así es como suenan los dioses.
Levanto mi mirada para encontrarme con sus ojos fijos en mi rostro a solo una palma del suyo.
"Estoy tan cansada" susurro tratando de levantarme, pero las piernas no responden bajo el peso de mi cuerpo. "Quiero ir a casa" – Mi respiración aun agitada comienza a desvanecerse junto con la percepción de la realidad y pronto todo se vuelve negro.
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