Todo comienza con Satoru despertándose, un poco aturdido y confundido por la situación en la que se encuentra. Pues, su cabeza yace recostada en el regazo de Ieiri al mismo tiempo que lo que hace de manta para cubrirlo es la bata que suele usar su mejor amiga.

Si es sincero, no recuerda cuándo fue que se durmió o cuándo Shouko vino. Lo más probable es que se debiera a lo agotado que regresó del viaje a África para ver a Yuuta y Miguel (aunque el último, no lo recibiese cuando llegó).

No puede evitar sentirse un poco extraño. Después de todo, le resulta un poco raro que alguien cuide de él o demuestre genuina preocupación por su persona; aunque todavía no determina si se siente así porque se trata de Shouko o no.

Podrá ser un descarado, un sinvergüenza. Pero, en estos momentos, no puede evitar sentirse un poco nervioso.

Lo más probable es que Ieiri esté durmiendo también, por lo suave que es su respiración. Por lo que decide no moverse de ahí, y tratar de conciliar el sueño nuevamente.

(Ignorando el pequeño calorcito en sus mejillas, su pecho y esa sonrisita que quiere nacerle en sus labios).


Nota: Me encantan los fanarts de Yoshida.