Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer, solo la trama es mía.

Queda prohibido el uso de esta historia sin mi consentimiento.

Summary: La vida en un pueblo pequeño, con sus costumbres y prejuicios es lo único que Isabella Swan conoce. Su destino parece dictado, como el de su madre y su abuela lo fue. Ella parecía conforme con eso, la sumisión de su madre, la autoridad de su padre, la rebeldía de su hermano...era lo natural. ¿Entonces porqué se siente tan deslumbrada por aquel forastero de cabellos cobrizos?

Edward Cullen había aceptado ir a aquel pueblo porque sabía que Carlisle necesitaba tranquilidad para sanar sus culpas, por lo tanto se propone mantener un perfil bajo, pero la constante vigilancia de aquella chica castaña no era parte del plan.


Isabella se sentía aburrida, otra vez. Aunque estaba la mayor parte del tiempo rodeada por sus amigos, ellos no lograban apaciguar aquella sensación de burbujeó de su interior. Ella quería correr, quería gritar, quería sentirse viva.

Lamentablemente para ella, en Forks esas actividades parecían estar prohibidas, y lo que era peor, las personas ahí se veían satisfechas con el hecho de ver pasar cada día de su vida en una rutina interminable. Una y otra, y otra vez, casi no podía diferenciar una semana de la anterior. Y ella se moría por experimentar algo.

En su último año en el instituto, se sentía cada vez más sofocada, pensando que su destino había sido escrito desde su nacimiento; la verdad era que siempre se había sentido cómoda con ello, pues no tendría que hacer planes, si no limitarse a hacer lo que se esperaba de ella. Sin embargo, antes de llegar a eso, quería que esa ansia en su interior se apoderara de ella, al menos una vez, para después poder seguir tranquilamente con su vida.

—Mike cree que lo mejor es que construyamos una casa cerca del trabajo de su padre, cuando nos graduemos él tomará un papel más activo en el negocio, seguro nos va a ir muy bien—Jessica se veía entusiasmada contando aquello a las chicas que estaban a su alrededor.

—Me gustaría tener esa oportunidad al graduarme, que envidia, seguramente yo seguiré en la cafetería de mis padres.—le respondió Ángela frunciendo el ceño.
—No sería de esa forma si me hubieras hecho caso, te dije que estos años en el instituto debías aprovecharlos para conseguir un buen chico, casi todos los buenos están tomados, se te han escapado los mejores, pero no te preocupes, he pensado en eso—Jessica le guiñó el ojo—encontré una forma para que ellos se interesen en ti, quizá alguno deje a su novia, claro que Mike no estará interesado, pero seguro alguno caerá.
—¿A que te refieres?—preguntó Lauren, el interés brillaba en sus ojos azul pálido.
—Ángela es virgen, la última de nuestras generación, me atrevo a decir, a los chicos les gusta eso, ya saben, ser el primero, seguro se pelearan por ella en cuanto lo sepan.
Ángela abrió los ojos desmesuradamente, mortificada.
—No, Jessica, no estoy de acuerdo con eso, te pido que no lo hagas.
Isabella levantó las cejas.
—Vamos Jessica, me recuerdas a aquel documental sobre las Geishas que nos puso el profesor Berty.

—¿De dónde crees que saque la idea? Es fantástico, de otro modo ella se quedará soltera, o tendrá que esperar a que alguna de las esposas muera y cargar con algún hijastro.

Las chicas se estremecieron, Isabella negó con la cabeza.

—Tal vez puedas conseguirle a Ángela uno de esos amigos gigantes de tu novio...—murmuró Lauren con burla mal disimulada.
—Tal vez lo haga—Isabella se encogió de hombros sin prestar atención a lo que le contestaron.

Cada día era la misma platica, y ya estaba harta.

Al sonar el timbre que indicaba el termino del día escolar rápidamente tomó sus cosas y caminó hacia el estacionamiento, escuchó algunos gritos y revuelo, por lo que curiosa se acercó a la multitud de estudiantes reunidos alrededor de un flamante Mustang rojo, el auto de Mike.
—¿Qué pasa?—preguntó tocando el hombro de Tyler.
—Hay una serpiente dentro del auto de Mike—contestó el chico, incrédulo.

—¿Cómo entró ? ¿Dejó las ventanas abiertas?

—El auto estaba completamente cerrado, alguien debió abrirlo y meterla.—le contestó mirando hacia el lado opuesto del estacionamiento, donde Edward Cullen metía su mochila despreocupadamente en el maletero de su auto.

—¿Es venenosa?—preguntó alguien detrás de ella. Varios respondieron negando con la cabeza, aunque Isabella lo dudaba. Las serpientes inofensivas raramente salían de la protección del bosque. Mike sólo maldecía acercándose a la ventana del conductor, todos retrocedieron un paso cuando la serpiente, aparentemente furiosa, golpeaba su graciosa cabeza contra el cristal. La castaña aprovechó que se hicieron para atrás por el impacto para hacerse un hueco entre los cuerpos de sus compañeros. Una sonrisa se extendió por su rostro al ver al reptil, tenía un bello patrón tricolor, era negra con franjas rojas y blancas.

—¡Es una Microrus fulvius!—gritó Isabella con una carcajada.
—¿Qué mierda significa eso? —la voz de Mike sonaba como un graznido.
—Es una serpiente de Coral, es muy peligrosa Mike, lo mejor es que llames a la policía para que envíen a alguien adecuado a retirarla de tu auto y trasladarla a su hábitat natural.—Isabella sintió muchos ojos clavándose en su rostro, pero ella aún miraba fascinada como la serpiente se enredaba en el volante del auto.

—¡Lo mataré, en serio que lo haré!—gritó Mike, a su lado Jessica trataba de tranquilizarlo, pero el se soltó bruscamente de su toque.
—Es una hembra—mencionó Isabella al percatarse de la cabeza ligeramente afilada, se acercó más al auto, su nariz rozaba contra el cristal de la ventana—Y no la matarás.
—Me refiero a Cullen, maldita sea.—Isabella dirigió la mirada de nuevo hacia Cullen, que se ponía una boina de tejido negro sobre el alborotado cabello cobrizo. Casi podía ver un atisbo de sonrisa en la comisura de sus labios, inmediatamente ella se llenó de una emoción extraña, parecida al regocijo.—Lo demandaré, haré que lo echen del pueblo de una vez por todas.

—Tienes pruebas de que él puso a la serpiente ahí—le preguntó Isabella interesada, lo cierto es que nadie en el instituto se atrevería a hacer enojar a Mike, excepto Cullen.
—No las tengo, pero es obvio, tu padre me creerá a mi sobre él.
Las comisuras de los labios de Isabella calleron ligeramente. Charlie no confiaba en los Cullen, decía que los forasteros siempre eran los culpables.
—Este tipo de serpientes son muy escurridizas—mintió Isabella—les gusta salir del bosque y buscar animales atropellados en las carreteras, son una especie carroñera.
Mike la miró con el ceño fruncido.
—¿Crees que entró sola a mi auto?
Isabella se encogió de hombros. Mike tomó su celular y se alejó del gentío. Lauren se situó a lado de la castaña.
—Que criaturas tan repulsivas, ¿cómo es qué sabes tanto de ellas?¿Jacob lo sabe?
Isabella se alejó del cristal en donde admiraba a la serpiente y se centró en Lauren.
—¿Qué importancia tiene eso?
—A los chicos no les interesa que sepamos esas cosas tan desagradables, deberías irte con cuidado, tal vez reconsidere casarse contigo si sigues comportándote tan raro.
Jessica se aclaró la garganta mirando a Lauren.
—Es de mala educación meterse en relaciones ajenas, Lau.

Isabella soltó un suspiro y se alejó de ellas, la multitud había terminado por sofocarla un poco. Caminó por el estacionamiento mientras ajustaba su mochila sobre su hombro, sus botas de lluvia hacían un sonido agradable al pasar por el concreto mojado. Cuando casi llegaba a su auto dirigió su mirada una vez más hacia Cullen. Él se había subido a su vehículo y lo puso en marcha. Antes de pensarlo, Isabella se encontró trotando hacia él . Se mordió el labio. Nunca había hablado con él, coincidían en tres clases, pero tenían compañeros distintos. Podría simplemente saludarlo, desearle un buen fin de semana y luego guiar la conversación hacia lo que le interesaba realmente. Tocó con sus nudillos la ventanilla. El vidrio tintado bajó lentamente dejando ver el rostro perplejo de Edward.
—Isabella.
—¿Cómo lo hiciste?—preguntó la joven directamente.
—¿Hacer qué?—la voz de Edward era suave, aterciopelada. Por un momento Isabella dejó vagar su vista por el rostro del chico. Nunca había estado tan cerca de él. Lo que más le llamó la atención fueron sus ojos esmeralda, le hicieron recordar al gato que tubo en la niñez, unos ojos profundos y unas pestañas densas, los labios estaban muy bien formados para ser de un hombre, su cabello estaba cubierto por la boina, pero ella sabía que era de color cobrizo, él era indudablemente agradable a la vista.
—La serpiente, en el auto de Mike, todos creen que tú lo hiciste y la verdad yo también lo creo, esas serpientes habitan en la profundidad del bosque, su veneno es neurotoxico, son agresivas. ¿Cómo pudiste tomarla y encerrarla en un auto?

Edward contempló a la chica, consternado, ella había hablado con tal rapidez que le había costado trabajo entenderle. Por un momento pensó que ella le estaba reclamando pensando en la seguridad de su amigo, pero en su voz y su rostro había curiosidad y fascinación.
—Yo no lo hice—le respondió lentamente.
Ella se carcajeó, negando con la cabeza.
—Debes enseñarme, hace unos años me encontré con una serpiente Rey en mi jardín, la tomé con un palo de escoba y la metí a mi habitación, lamentablemente cuando volví de la escuela horas después, ya no estaba.—Isabella suspiró, abatida, ella se había encariñado con su nueva mascota, incluso la había nombrado señor Holmes, había sentido una tremenda decepción al no encontrarla.
—¿Metiste una serpiente a tu habitación?—los ojos de Edward estaban muy abiertos, su voz con un ligero toque de incredulidad.
—La serpiente Rey es pequeña e inofensiva, no son venenosas. Si me enseñas a capturar una serpiente Coral, podré estudiarla unos días.
La chica lo miró, emocionada y esperanzada. Edward negó enfáticamente.
—Lamentó decepcionarte, pero yo no lo hice.
—Yo sé que sí —rebatió ella—Nadie más tendría el valor. Tal vez el señor Banner, como aquella vez que salió a buscar salamandras exóticas, pero no logró encontrarlas.
—¿Siempre hablas tanto?—preguntó Edward, la comisura izquierda de su labio luchaba por mantenerse rígida.
—Oh...—Isabella centró su mirada en él, sintiendo como la sangre se esparcía por su rostro en un rubor intenso—Te estoy molestando. Lo siento. Seguramente tienes cosas que hacer.
Edward contempló su rostro, el rubor lucía muy atractivo en ella. Sus enormes ojos color chocolate lo miraban sin dudar.
—Carlisle me está esperando—contestó después de unos segundos de silencio. Por el retrovisor logró ver las luces de una patrulla entrando al estacionamiento, frunció los labios.—No te ofendas, pero tengo que irme, además, si yo lo hubiera hecho ¿realmente crees que se lo confesaría a la hija del jefe de policía?
—Yo no te acusaría, no soy una soplona.—Edward sonrió, ella parecía verdaderamente ofendida.
—Me voy, Bella.—la castaña se sorprendió al escucharle llamarla así, como sólo lo hacía su familia.—Deja de jugar con animales peligrosos.

Edward subió nuevamente el vidrio y aceleró el coche, saliendo del estacionamiento y dejándola ahí parada. Ella suspiró, no se rendiría, tal vez podría pasarse por su casa el fin de semana o encontrarlo casualmente en el hospital, donde sabía que trabajaba archivando documentos en la oficina de su padre, el cirujano del pueblo. Más animada se dio la vuelta para dirigirse a su auto, fue entonces cuando su mirada se cruzó con la de su padre, que parado a un lado del auto de Mike la miraba con aspecto impasible.

Hola, después de mucho tiempo vengo con una nueva historia, algunas sabrán que mi ausencia en la escritura se debió a mi falta de inspiración provocada por la muerte de mi mejor amigo, hace un año ya. Aunque seguí leyendo la verdad no tenía ánimos de escribir, pero poco a poco las he recuperado y tengo muchas ideas. Me han preguntado mucho si continuaré escribiendo "La loca Swan" y la verdad es que sí quiero terminar mis historias pendientes, pero aún me cuesta trabajo con ese fic en especifico porque como varias saben el hermano y mejor amigo de Bella está muerto y aún estoy algo sensible como para escribir sobre el tema.

Espero que les guste el inicio de esta historia, será corta y ya tengo algunos capítulos escritos, gracias por seguir apoyándome e interesándose por mi a través de este año.
Por favor déjenme su opinión y sin mas que decir, nos vemos en el siguiente capítulo.