Hasta que te conocí

Fanfic elaborado para la convocatoria #PorSiempreRanmaAkane de la página Fanfics y Fanarts de Ranma Latino.

Muchas gracias por la invitación. ¡Disfruten la lectura!

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Los nombres y personajes no me pertenecen, están basados es la serie Ranma y medio de la grandiosa Rumiko Takahashi.

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Los alumnos se quejaron en cuanto la profesora Hinako, les mencionó su tarea de la semana.

—Ya me escucharon, niños. Quiero un poema inédito. Si descubro que alguno hizo trampa, le pondré cero en su asignación y lo castigaré hasta el último día del curso.

Los quejidos inconformes de los alumnos de segundo año continuaron hasta la hora de la salida.

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Akane estaba encerrada en su habitación, sentada en su escritorio, mirando con frustración la hoja en blanco que tenía frente a ella.

—¿Un poema?, ¿Cómo se supone que haré eso? —gruñó molesta.

Ranma tocó la puerta y asomó su cabeza al interior de la habitación.

—¿Ya terminaste tu poema, Akane? —preguntó con curiosidad.

—Aún no —le respondió la muchacha —¿Necesitas algo?

Ranma asintió.

—Kasumi me mandó a comprar unas cosas. ¿Quieres ir?

Akane suspiró y se levantó de su silla.

—Vamos.

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La peliazul azotó su puerta con rudeza y caminó hasta su escritorio.

Viendo la página en blanco, comenzó a escribir ideas sin sentido sobre la hoja, descargando su ira y al mismo tiempo el dolor que estaba sintiendo por el incidente que había ocurrido durante su salida a la tienda.

Una vez que se sintió mejor, leyó lo que había escrito. Y con la mente más fría, comenzó a subrayar las frases que no le gustaron, añadió más palabras y redactó mejor las oraciones, dejando finalmente su tarea terminada.

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Ya era de noche, el muchacho abrió la puerta de la habitación, intentando no hacer ruido y caminó hasta el escritorio de la peliazul.

Abriendo la mochila, sacó el folder que contenía el poema que la chica había escrito y acomodó sus cosas para que pareciera que nadie había entrado.

Saliendo con cuidado para no despertar a la peliazul, corrió hasta su propio lugar, abrió el folder y comenzó a leer la poesía de Akane:

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Hasta que te conocí

Por Akane Tendo.

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Hasta que te conocí,

Aprendí que mis debilidades pueden ser las fortalezas de otra persona.

Hasta que te conocí,

Supe que mostrarse frágil e insegura no era algo malo.

Hasta que te conocí,

Entendí que el corazón podía acelerarse con solo una mirada.

Hasta que te conocí,

Aprendí a cuidar más a los que amo.

Hasta que te conocí,

Supe que podría depositar mi confianza ciegamente en alguien.

Hasta que te conocí,

Entendí que discutir también era una forma válida de expresar cariño.

Te conocí,

Y me gustó lo que ví en ti.

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Ranma tragó saliva y cerró el folder conmocionado. Nunca pensó que Akane pudiera escribir algo así y mucho menos usándolo a él de referencia.

Decidido a no entregar su tarea, corrió hasta la habitación de la peliazul, guardó el poema de Akane y regresó a su cuarto.

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El de la trenza suspiró por décima vez recostado en su cama y se frotó los ojos frustrado. No podía olvidar las palabras escritas por Akane.

Levantándose de mala gana, sacó uno de sus cuadernos y comenzó a escribir algunas oraciones en sus hojas.

El sol volvía a iluminar las calles de Nerima cuando Ranma, finalmente transcribió su poema en una hoja limpia y quedó conforme con el resultado de su desvelo.

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La alarma de la joven peliazul sonó tres veces antes de que lo apagara y se estirara adormilada sobre el colchón.

Cambiandose la pijama por el uniforme, salió de su habitación para ir a desayunar, sin siquiera notar que su mochila se encontraba sobre su escritorio, en vez de encontrarse en la silla donde la había dejado antes de dormirse.

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Al sentarse en el comedor, se sorprendió cuando Kasumi le informó que su prometido se había ido temprano a la escuela y que tendría que irse con Nabiki.

Comiendo con rapidez, subió corriendo por las escaleras y tomó de prisa su mochila. Nabiki le gritaba con enfado desde la entrada. Se les había hecho tarde, otra vez.

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Durante la clase de matemáticas, Akane volteó su mirada hacia su prometido, quien dormía (oculto de la vista del profesor), detrás de su libro de texto.

Le preocupaba su comportamiento, Ranma solo la evitaba cuando se sentía culpable.

"¿Qué habrá hecho está vez?" pensó intrigada, justo antes de que el profesor mirara en la misma dirección que la peliazul.

Después de regañar al de la trenza frente a sus compañeros, lo castigó cargando una cubeta de agua fría, en el pasillo de frente al aula.

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Cuando finalmente tocó la clase de la profesora Hinako, Ranma estaba más despierto y miraba nervioso por la ventana, despistado de las curiosas miradas de su prometida.

La profesora recibía los poemas en orden alfabético y mientras Akane se preguntaba si el muchacho habría terminado su poesía a tiempo. Sorprendida, notó que el muchacho se levantaba de su asiento cuando lo nombraron y entregaba su folder a la profesora Hinako.

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Ranma miró en dirección de la peliazul, antes de apartar la vista con rapidez.

No podía mirar aAkane como si nada hubiera ocurrido, no después de haber leído su poema.

—Estas muy callado, Ranma —afirmó Akane mientras caminaban por la calle—. ¿Te sientes mal? —continuó interrogando.

Ranma optó por el método clásico de comportarse, bufar y continuar ignorándola.

—¡¿No vas a decirme qué te pasa?! —le gritó la peliazul, enojada por su comportamiento infantil.

—¿Acaso te importa? —señaló el muchacho bajándose de la reja y hablándole con rudeza.

—¡No, en absoluto! —respondió la muchacha con el mismo tono de voz.

Akane apretó la mandíbula enojada y los dos continuaron en silencio el resto del camino a casa.

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Días después, la profesora Hinako entregaba los poemas de sus alumnos con la respectiva calificación. Terminando de entregarlos, Akane alzó su mano preocupada y le preguntó confundida sobre su tarea.

La señorita Hinako la miró con seriedad.

Diciendo su nombre y el de Ranma en alto, les pidió que la acompañaran a su cubículo en cuanto terminaran las clases.

Ranma y Akane se mantenían callados mientras esperaban de pie junto al escritorio a que su profesora hablara primero.

La señorita Hinako sujetó el folder de cada uno en sus manos y los miró seria.

—Niños, les pedí que fueran poemas originales y que no hicieran trampa. Ahora... si me dicen quién fue el que le copió al otro, intentaré ser menos dura con la calificación.

Akane miró confundida a su profesora y negó con la cabeza.

—¿De qué está hablando? Ninguno de nosotros leyó el poema del otro —aseguró Akane, preocupada.

Ranma suspiró y miró hacia el techo avergonzado.

—Yo fui. Akane no tenía idea de que lo hice —exclamó el muchacho un momento después, atrayendo la mirada pasmada de la peliazul.

La profesora Hinako asintió y le entregó a Akane su tarea.

—Puede retirarse, señorita Tendo —pidió la profesora con tranquilidad.

La peliazul miró a su prometido buscando respuestas, pero el muchacho ignoró su mirada.

Akane salió de la sala y mientras caminaba hasta el aula por sus cosas, abrió su folder para revisar su calificación.

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La señorita Hinako chilló como niña pequeña en cuanto Akane cerró la puerta.

Ranma suspiró y escuchó con paciencia los reclamos de su profesora.

—¿Tienes idea de todo el esfuerzo que estoy haciendo para evitar gritar tu poema a los cuatro vientos, joven Saotome?

Ranma rodó los ojos y se quitó el cabello de los ojos.

—Es solo una tarea, no hay nada más detrás de ello.

La señorita Hinako frunció su boca en un puchero y lo miró con tristeza.

—Deja que ella lo lea.

Ranma la miró molesto y negó efusivamente con la cabeza.

—Voy a quemar esta tarea en cuanto me la entregue —exclamó con seriedad, extendiendo la mano en su dirección.

La señorita Hinako lo miró divertida y abrió el folder frente a los incrédulos ojos de Ranma.

—¡Ups!, Creo que accidentalmente uní tu tarea con la de la señorita Tendo —exclamó con fingida preocupación.

El chico de la trenza palideció y asustado, miró a su profesora.

—Dígame que no se atrevió a hacerlo.

—¿Cuánto tiempo le toma a la señorita Tendo leer un documento? —preguntó con malicia.

Ranma giró sobre sus talones y salió del cubículo.

Al no ver a su prometida en el pasillo, corrió hasta el aula, encontrándose únicamente con su mochila sobre su pupitre.

Asomándose por la ventana, divisó el cabello azulado alejándose por la entrada de la escuela.

Ranma tomó sus cosas y corrió hasta finalmente alcanzar a su prometida en el tan familiar camino a casa

Ella lo miró de reojo y le preguntó de manera relajada qué tal le había ido.

Ranma tragó saliva nervioso y respondió con un suave "Todo bien".

Los dos caminaron en silencio hasta llegar al Dojo.

Después de comer, Akane le avisó a la familia que iría a entrenar. Dándole inconscientemente al de la trenza, la oportunidad de recuperar su poema de la mochila de la peliazul y finalmente destruirlo junto con las hojas de su cuaderno que ocupó para elaborarlo.

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Los días pasaban con normalidad, los malentendidos, las visitas inesperadas, las aventuras emergentes y las continuas peleas de la joven pareja.

Todo era igual que siempre, excepto por una pequeña cosa, Akane había leído el poema de Ranma y se lo había aprendido de memoria en el mismo instante que lo había leído. Y cuando notó que el muchacho lo había recuperado de entre sus cosas, supo que la única manera de no olvidarlo era escribirlo.

Tomando uno de los cuadernos viejos de su librero, plasmó con tinta aquellas palabras que jamás serán pronunciadas por Ranma.

Así, cada vez que el muchacho la hiciera rabiar con sus tonterías o tuvieran una pelea, subiría a su habitación y abriría la libreta para leer el poema que decía algo así:

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Hasta que te conocí

Por Ranma Saotome

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Hasta que te conocí,

Aprendí a ser protector.

Hasta que te conocí,

Supe que podía ser querido incluso con mis defectos.

Hasta que te conocí,

Entendí que mi corazón podía dejar de latir por el miedo a perder a alguien que me importa.

Hasta que te conocí,

Aprendí que debía mantenerme cerca de las personas que amo.

Hasta que te conocí,

Supe que podía confiar ciegamente en alguien más que en mi.

Hasta que te conocí,

Entendí que pelear era mi principal forma de expresarte cariño.

Te conocí,

Y no tienes idea de cuanto me gustas.

FIN.


¡Hola!

Reitero mi agradecimiento a la página de Fanfics y Fanarts de Ranma Latino por invitarme a esta hermosa convocatoria.

Espero que les haya agradado este pequeño texto.

¡Les mando un enorme abrazo!

Yo soy Tóxo Kai Bélos, ¡Nos leeremos pronto!

¡Saludos! :)