¡Hola…! Carlos aquí les trae una nueva historia. Y una que para mí es muy interesante ya que me interesa mucho como desarrollarla a como seria hipotéticamente el caso.

¿De que estaré hablando se han de cuestionar, verdad? Pues les diré que esta historia será de las cinco waifus que todo mundo ama, y de dos hermanos muy populares y que haría de esto algo bastante entretenido. Si ya lograron captar lo que digo, pues si… este fic…

"insertar redobles de tambor"

¡Será de las Quintillizas…! o las Quintidiosas como todos las llaman, ¡y no estarán solas, sino que los gemelos Sparda se harán presentes!

¿Interesante no les parece? Ciertamente esta idea me rondaba la mente desde que vi la serie de las hermanas… y de inmediato me interesó la idea de ¿Cómo sería si ellas se encontraran con gemelos iguales? Y rápidamente pensé en Dante y Vergil. Fue allí que un mar de posibilidades rondaron por mi cabeza, hasta que por fin llegué a una resolución… y esa era hacerles una historia.

En fin, esta será la segunda historia que hago con los gemelos Sparda, ("aunque la anterior la tengo empolvándose sin querer") pero con esta espero poder hacerlo bien. Y no se preocupen por el fic de Dante y Vergil en DXD, si alguien de aquí la está viendo. Pronto retomaré la historia donde la dejé. ;)

Solo para aclarar cosas importantes:

1. Dante y Vergil en esta historia tendrán 18 años, si serán un año mayor que las quintillizas.

2. A los que siguen mi fic de los Sparda en DXD, saben que en mi fic Sparda está vivo… así que haré lo contrario aquí, será Eva quien este con los chicos.

3. La historia será casi igual, tanto Dante como Vergil conocerían a las chicas desde antes, solo que lo haré un poco diferente a lo que fue con Fuutaro. Oh, y el también va aparecer, no lo haré desaparecer ya que me agrado de cierta forma siendo el prota y le daré uno que otro momento. Y como ya han de saber, el también tendrá a una pareja, y creo que no hará falta decir quien, si es que han leído el manga (Aunque yo no lo he leído completamente, pero tuve la desgracia de comerme el spoiler. :v)

4. Y para terminar, ¿quieren que algún otro personaje conocido de DMC apareciera? Lo pregunto porque planeaba incluir a Lady, y en un caso muy remoto a Trish o a Nero. Aunque este último no sé si hacerlo parte de la familia ahora o que tuviera un rol diferente o simplemente no lo incluyo. También planeaba incluir a Patty, la niña que Dante cuida en el anime de DMC, así como una hermana para los chicos. La verdad tengo muchas ideas en la cabeza… y quisiera saber su opinión.

Aunque con respecto a Nero… quizás pueda hacer una versión alterna de este fic donde lo incluya a él también.

Ok creo que alargué esto demasiado, en serio que tengo muchas cosas en la cabeza y espero saber emplearlas para esta historia, que la verdad no creo que sea tan larga… ("O al menos eso espero.") Así que por ahora les dejaré con lo que sería el prólogo. Que disfruten de la lectura y nos vemos después. ;)

Disclaimer: La saga de videojuegos Devil May Cry y del anime-manga Go-Tobun No Hanayome no me pertenecen. Esto solo es con el fin de entretener a los fans de ambas franquicias.

"2000 milenios atrás. Estalló la guerra entre el mundo humano… y el otro. El inframundo.

Pero alguien del inframundo abrió los ojos, y decidió luchar por la justicia, enfrentándose el solo a toda una legión.

Su nombre… era Sparda. Después… el reinaría de manera discreta sobre el mundo de los humanos, y preservaría la armonía hasta su muerte.

Y se convirtió en una leyenda.

El legendario caballero oscuro. Sparda….

Ahora… esta responsabilidad recae en quienes llevan su nombre. Su legado. Su sangre.

Su leyenda.

-Japón, unos años antes.-

Nos situamos en Japón, un país rico en historia y cultura, además de ser unas de muchas capitales mundiales, tanto en avances tecnológicos entre otras cosas. Pero eso no viene al caso en este momento.

Nos situaremos en una ciudad grande, como muchas que tiene este país. Y nos centraremos en una cafetería bastante popular del lugar, donde una persona normal iba llegando a esta… pero la cuestión era que no era una ("simple") persona normal.

Ya en el local, iba entrando una hermosa mujer, bastante joven si uno la veía a detalle. Tenía un largo y hermoso cabello rubio que brillaba como si fuera hecho de oro. Su piel blanca y perlada le daba una belleza única, sus ojos marrones hacían que cualquier hombre se perdiera en su mirada. De alta estatura, de apariencia extranjera, su vestimenta consistía en un vestido completo de color negro con cuello de tortuga, usaba un manto rojo por sobre sus hombros a modo de cobertor, y usaba unos botines de tacón de color negro. Y en su cuello descansaba un muy costoso y hermoso colgante de oro con un rubí incrustado en el.

La mujer al parecer estaba allí para encontrar algo… o más bien a alguien.

- ¡Oye! ¡Por aquí…! –

Fue allí que oyó que alguien la llamó de alguna parte del establecimiento, y efectivamente, se trataba de la persona que ella había venido a buscar.

Se trataba de una mujer de su misma edad aparentemente, una muy hermosa, la cual podría rivalizar con la de la ya mencionada. Su cabello era rojo oscuro, sus ojos eran de un azul profundo que casi se confundiría con el purpura, de piel clara, y su vestimenta consistía en una blusa blanca de manga larga, y por encima usaba un saco de color rojo, y usaba una falda corta de color roja, y que hacia juego con el saco. Usaba medias largas que llegaban hasta sus muslos y usaba zapatos de tacón color negro.

La mujer rubia sonrió al encontrar a quien estaba buscando.

La pelirroja se levantó de donde estaba sentada, mientras que recibió a la mujer rubia con un amistoso abrazo.

- Me alegra tanto que vinieras, hoy terminé antes las clases para venir a verte. – decía la mujer de cabello rojo sonriendo, dando a entender que su trabajo era de maestra o algo por el estilo.

- Si… lamento si llegué algo tarde, tuve que hacer muchas llamadas para así tener este momento. – decía la rubia con un suspiro de cansancio, mientras que su amiga solo suelta una pequeña risita.

- jijiji, ¿Quién dijo que trabajar como modelo era sencillo? Yo en mi caso, me gusta más enseñar a los chicos, es lo que más me gusta hacer. –

- jeje, en eso tienes razón. –

Ambas se sentaron en el lugar que la pelirroja tenía reservada para ellas, mientras que comenzaban a charlar de cosas entre ellas, al parecer ambas se conocen desde hace tiempo.

- Entonces… ¿te volviste a casar? – preguntaba algo sorprendida la mujer de cabello rubio. – ¿fue por necesidad o por amor? La verdad que esto no me lo esperaba, mucho menos de ti… Rena. -

La ahora denominada Rena solo sonrió tranquilamente, mientras le respondía a su amiga.

- ¿Por qué te sorprendes? Es normal que una mujer se case, además, Marou a pesar de ser algo distante y frio, y quizás un poquito tsundere, es muy atento conmigo y con las niñas. – dijo con una sonrisa, mientras que la rubia debía admitir que no encontraba fallas en esa lógica. - ¿y qué hay de ti? ¿No has pensado en volver a comenzar, Eva-chan? – preguntó ahora de vuelta la pelirroja con algo de curiosidad, mientras que la rubia ahora identificada como Eva, sonrió con algo de nostalgia y tristeza, mientras negaba con la cabeza.

- No… no podría hacer eso, ni aunque me ofrecieran todos los tesoros más valiosos del mundo. Y yo misma me he dado cuenta de que no podría amar a alguien más que no fuera, "él". Y aunque el tiempo transcurra, nunca dejaré de amarlo. Fue mi primer amor, y con él, llegaron otros que alegran mi vida a más no poder, y con eso tengo más que suficiente. Y siendo completamente sincera… alguien como "el", no existe ni existirá en este mundo. – dijo con una sonrisa algo triste, pero su voz estaba cargada de amor, ella siempre tendría en lo más profundo de su corazón a aquel caballero que a pesar de no ser uno como suelen pintarlo en los cuentos de hadas… él, le demostró que el amor verdadero existe incluso en los seres más oscuros de este mundo.

- Wow… - dijo Rena sin palabras, aunque lo haya escuchado más de una vez, su amiga no dejaba de sorprenderla. – sabes… de cierta forma te envidio, Eva-chan. De la forma como hablas de tú fallecido esposo, y todo lo que han vivido juntos… sin duda debió de ser alguien muy especial. –

- Creéme que lo fue… el dio todo de si mismo por hacer de este mundo algo hermoso… y que todos vivamos una vida en armonía, "como el siempre quiso que fuera". – dijo Eva con una sonrisa, pero lo ultimo lo dijo en su mente.

- A veces no comprendo porque hablas de él como si él fuera una especie de héroe o salvador… ¿tanto lo idealizas para que lo compares de esa forma? – preguntó Rena algo confundida, ella no entendía porque su amiga hablaba de su ex esposo como si fuera un santo, o un caballero, o algo por el estilo. Lo que no se imaginaba, era la historia que había detrás de esas palabras.

- Quizás es porque yo lo veo de esa forma. – dijo Eva sin ninguna pisca de duda en su voz, cosa que sorprendió a su amiga presente. – No puedo decir muchas cosas sobre él y sobre su vida, pero él hizo tantas cosas que cualquiera le estaría eternamente agradecido, y aunque él nunca buscó ser alguien importante, él sabía que el mundo podía cambiar, y que se encargaría de hacerlo. El ayudó a muchos, y de cierta forma si podría ser catalogado como un héroe. Solo voy a decirte… que si lo hubieras conocido de la misma forma que yo lo hice, entonces entenderías el verdadero peso de mis palabras. Y lo admito sinceramente… jamás llegaría a amar a otro hombre que no sea igual a él. –

La pelirroja estaba sin palabras por lo que dijo su amiga… y al ver su mirada y su sonrisa tan llena de amor y nostalgia. Sin duda su amiga había tenido de esos romances de cuentos de hadas para amar a un solo hombre de tal manera. Podría decir que era algo bastante extraño, pero viniendo de la boca de ella, debía de ser todo verdad. Y era por eso que quizás le tiene algo de envidia ahora, pero no quería ser condescendiente, ella no era de esa clase de persona.

- Te seré sincera Eva-chan… te envidio mucho. – dijo Rena con la mirada baja, llamando la atención de su compañera.

- ¿A qué te refieres con eso, Rena? –

- Me refiero a que… tu solo has tenido a un solo hombre en tu vida, y el te dio tanto amor que aun después de muerto, aún lo sigues amando mucho. En cambio yo… me enamoré de la persona equivocada la primera vez, pero lo bueno de eso… son las 5 niñas que vinieron a mi vida y me han dado una razón más de seguir avanzando. Ellas lo son todo para mí, y no quisiera que ellas cometan el mismo error que yo hice. Les he dado todo lo que pudiera conseguirles, y ahora, ellas podrán tener lo que más quieren, al casarme otra vez con alguien que aunque no sea muy apegado a nosotras, aun así es alguien excepcional. Es por eso que siento que has llevado tu vida mejor que yo… aparte que también tienes un par de niños que cuidar, y más estando tu sola. A pesar de la envidia… también debo decir que te admiro, aun sin tu esposo, ustedes siguen adelante, así como lo he hecho yo y las niñas, pero… de cierta manera tu lo sobrellevas mejor de lo que yo puedo, y tengo miedo… de que todo lo que pueda hacer… al final pueda ser completamente en vano. - Rena tenía la mirada cubierta por la sombra de su cabello, intentando ocultar los deseos que tenia de llorar frente a su mejor amiga, se sentía patética, tener estos sentimientos no le gustaba, y cada vez que piensa en todo lo que ha vivido, solo hace que se sienta muy mal consigo misma, pero tenía que ser fuerte, para sus preciosas hijas, ellas lo eran todo para ella, y se había prometido hacer lo que pudiera para que ellas fueran felices, aun si eso la llevara a la muerte.

- Oh Rena… - la rubia se compadeció de su amiga mas acérrima, así que se acercó para consolarla, dándole un abrazo, lo cual la pelirroja aceptó mientras sollozaba un poco en el hombro de su amiga.

- L-Lo siento… Eva-chan. N-No quería ponerme así, "sniff", es solo que… - intentó excusarse, pero la mujer rubia la interrumpió.

- No tienes que disculparte conmigo, Rena. Entiendo perfectamente por lo que has pasado, pero siempre es bueno desahogarse. Yo lo he hecho muchas veces hasta que ya no siento nada por lo cual lamentarme. Y eso deberías de hacerlo tú también, cuando ya no sientas ninguna inseguridad, entonces podrás continuar como siempre lo has hecho. Y sabes algo… mi esposo fue quien me dijo estas palabras que te estoy diciendo ahora, jeje. – dijo con una risa, cosa que hizo que Rena también riera un poco, sin duda su amiga era toda una santa.

Luego de ese momento siguieron hablando otro rato, hasta que la tarde se iba tiñendo del atardecer, y ambas mujeres decidieron irse y caminar juntas por un rato mientras continuaban conversando.

- Por cierto Rena… ¿Cómo están las cinco? Creo que la última vez que las vi, aun estaban aprendiendo a caminar mientras que se ayudaban entre ellas. – dijo Eva entre risas, recuerda como algunas se peleaban por ver quién caminaba primero, aunque había una que si ayudaba a sus hermanas a lograrlo. Jeje, esos eran lindos recuerdos que tiene de ellas.

- jejeje, creéme que esas 5 son todo un lio, pero no me molestan en lo absoluto. Quizás si las volvieras a ver, te aseguro que te llegaría a costar diferenciarlas, al menos solo en la apariencia, ya que ellas son muy similares, pero puedes saber cual es cual por sus personalidades, son muy diferentes una de otra. – decía Rena sonriendo con cariño al hablar de sus hijas.

- jeje, de eso no tengo dudas. –

- Sabes, ahora que lo mencionas, ¿y cómo te va a ti con esos dos? Apuesto a que deben de ser muy difíciles de mantener a raya. –

- Bueno… creo que tus palabras aplicarían en el menor, el sí que es un alborotador con energía infinita, pero el mayor siempre lo anda controlando, y este ultimo sí que se parece en parte a su padre, es más tranquilo y bastante responsable, aunque me gustaría que tuviera la misma energía que su hermano, y de ser más abierto con la gente. – dijo Eva describiendo a sus hijos perfectamente, Dante, el menor, era un volcán de energía casi ilimitada que siempre se metía en problemas, pero Vergil, el mayor, se aseguraba de que eso no ocurriera, o al menos en el menor de los casos ya que también él era arrastrado a las fechorías de Dante aun cuando este no tenía esa intención.

- jeje, eso mismo pensé. Bueno, creo que ya se está haciendo tarde, ya deberíamos irnos, no quiero preocupar a las niñas, y creo que tienes a un par de hombres esperándote en casa. – Bromeó Rena en esa última parte, mientras ambas mujeres se rieron divertidas por eso.

- Tienes razón, mejor me voy, ya que uno de ellos, sin duda debe de estar muriéndose de hambre, y lo peor es que es muy aficionado a la Pizza, cosa que no me gusta que consuma muy seguido. En fin… me gustó mucho el pasar el tiempo contigo Rena. En algún momento quisiera verte otra vez, pero espero que tus hijas estén presentes, quiero verlas de nuevo. – dijo Eva mientras le daba un abrazo a la pelirroja, la cual lo correspondió con afecto.

- Claro… y de paso quisiera que trajeras a tus hijos también, estoy seguro que se llevarían bien todos juntos. – dijo la pelirroja sonriendo mientras que en la calle, un auto bastante elegante se parqueó a unos metros de ambas mujeres, mientras que hacía sonar el claxon del vehículo. – Ya vinieron a buscarme, espero vernos pronto otra vez, Eva. – Terminó dándole otro abrazo a la rubia.

- Te lo prometo, Rena. ¡Espero verte a ti y a las niñas pronto! – dijo la rubia mientras se despedía de su amiga la cual ya estaba llegando al auto que la vino a recoger.

- ¡Lo mismo te digo, y también quiero ver a los chicos también! – respondió moviendo su mano en señal de despedida, mientras que aquel auto negro arrancaba rápidamente y se perdió en la lejanía de la calle, dejando a la mujer de cabellos dorados sonriendo, mientras que esta seguía su camino hasta su casa, donde la esperaban los seres que ella mas amaba en el mundo.

Y así paso el tiempo… y muchas cosas comenzaban a cambiar, no solo para la familia Sparda… sino para la familia de esa mujer pelirroja con sus hijas, y que de cierta forma… los caminos de estas familias estaban destinadas a unirse.

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-En un futuro no muy lejano.-

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Hoy no es un día tan normal como debería ser siempre, sino que hoy se oficiaba una boda…. O aun mejor, ¡una boda doble!

Nos centraremos en una sala donde estaban los novios. Uno de ellos estaba sentado en una silla mientras tenía los pies sobre un escritorio que había allí, y tenía una revista en la cabeza, cubriendo su cara. Este chico era de apariencia joven, siendo mayor de 20 años, no se podía ver su rostro por lo antes ya mencionado, pero se podía distinguir su cabellera color blanca platinada la cual estaba un poco desarreglada, y usaba un traje de color blanco, mientras que la corbata que usaba era de un color rojo. El peliblanco estaba roncando como si no hubiera dormido en días, y estaba bastante relajado para ser el día que se comprometería. Pero no estaba solo, al fondo de la habitación, en uno de los sofás que había allí, estaba sentado otro chico, y este se notaba que era mayor que el ya mencionado. Al igual que el otro, su cabello era de un color blanco, y a diferencia del que estaba allí, este lo tenía peinado hacia atrás, haciendo que se vieran diferentes uno de otro, poseía unos ojos color azul profundo, y un muy marcado seño fruncido en su rostro, como si ya fuera parte de su personalidad externa. Al igual que el otro chico, portaba con un elegante traje blanco, con la única variación que su corbata era de color azul. Este estaba tranquilo leyendo un libro en sus manos, estaba tan concentrado que no se percataba casi nada de su alrededor. Sin duda ambos chicos eran hermanos, o para ser más específico…eran gemelos idénticos. Y precisamente hoy ambos se comprometerían al mismo tiempo.

El ambiente tranquilo se rompió cuando alguien más entraba al lugar, se trataba de un chico de quizás la misma edad de ambos hermanos, su cabello era negro, sus ojos eran color avellana claro, y su vestimenta era algo más informal ya que él era uno de sus invitados, usaba una camisa manga larga color azul claro, pantalones color negros y zapatos del mismo color.

("Nota: Como vieron, el diseño de Futaro es de esta reciente temporada, ya que me pareció mucho mejor diseño que el de la primera temporada… además creo yo que su diseño lo hace parecerse a su versión del manga)

- Hola chicos… ¿nerviosos por su boda? – preguntó el chico entrando al lugar, mientras que veía a al primero que estaba dormido sentado con los pies en el escritorio, mientras que el otro estaba en el sofá leyendo un libro… como era costumbre de ambos.

- Para nada Futaro, no tenemos razón alguna para estarlo. – el peliblanco que leía el libro le respondió sin siquiera despegar su vista de la lectura.

- Emmm… Sí, eso lo veo. – dijo el pelinegro conocido como Futaro con una pequeña gota de sudor sobre su cabeza, en serio… del tiempo que lleva conociendo a estos tipos, ellos no parecen preocuparse por nada.

- Aunque esa pregunta debería de hacértela a ti. Ya que tu boda es mañana. – el peliblanco finalmente dejo su lectura para posar su vista en el chico de cabello negro, el cual se puso algo nervioso por la pregunta.

- B-Bueno… te mentiría si dijera que sí. Aunque bueno, no la culpo, dos de sus hermanas se casan con ustedes hoy, ya sabes cómo son esas cinco. – dijo Futaro con una sonrisa complicada, mientras que el peliblanco mayor también sonrió levemente.

- Jeh… creo que tienes razón en eso. Siendo sincero, nunca creí que terminaría comprometido con alguna de ellas, desde ese día que las conocimos Dante y yo… nuestras vidas cambiaron rotundamente de un día para otro. Pero… eso nos hace ser más humanos de lo que somos realmente. – dijo, mientras recodaba ese día, donde él y su hermano habían conocido a esas cinco chicas, las cuales junto a ellas vivieron muchas aventuras y desventuras, y que al final, tanto él, como su hermano menor terminaran comprometiéndose con dos de esas 5 hermanas, las cuales son muy diferentes a ellos, pero que a la vez son muy parecidos también. Y bueno… su amigo aquí presente también tiene lo suyo, ya que una de ellas también se casará con él.

Sin embargo alguien más entró al cuarto, se trataba de una mujer alta de cabello rubio, y que usaba un vestido color negro muy ceñido a su figura, la cual aun a pesar de los años aun se veía bastante hermosa.

Ella era la madre de ambos peliblancos, Eva era su nombre. Pero a decir verdad, se le veía algo molesta, mientras que en una de sus manos traía una cajita pequeña color roja, y sin esperar más esta se acercó al chico quien estaba dormido a pasos retumbantes. Por un lado el peliblanco mayor solo suspiró, el ya sabía lo que venía, mientras que Futaro estaba confundido por la actitud de la madre de ambos, pero eso no duraría mucho.

La mujer agarró la revista que tapaba la cara de su hijo menor, mientras que este se le podía ver roncar, así que por un momento ella sonrió al verlo, para después…

"PLAF… PLAF… PLAF"

- ¡AYAYAYAYAYAYAYAYYYYY! ¡¿Qué, como, cuando, donde…?! – el chico despertó por los golpes con la misma revista en su cara, mientras que se despertaba bastante alterado.

- ¡Eso y más te mereces por ser un tonto, Dante Sparda! – reprendió la mujer de cabello rubio a su hijo, el cual al ya ponerse al corriente de todo, se puso nervioso por como su progenitora lo fulminaba con su mirada, casi hasta queriendo carbonizarlo con ella.

- Ehhhh, hola mamá, ¿Qué hay? – saludo nerviosamente el peliblanco ahora conocido como Dante Sparda, el hijo menor de la familia del legendario caballero oscuro.

- ¡Nada que "¿Qué hay?" jovencito! ¡Tu hermano me llamó diciéndome que olvidaste tu anillo de compromiso! – acusó Eva con molestia, mientras que Dante solo se encogía por el miedo que le tenía a su madre, sin duda era una mujer que aterraba a cualquiera estando bastante irritada.

- Jejeje… ¿ups? – intentó excusarse el peliblanco menor, pero eso solo hizo que una vena hinchada apareciera en la frente de la mujer.

- ¡DEBERÍAS DE SENTIRTE AVERGONZADO, TE VAS A CASAR HOY MALDICIÓN! – dijo la mujer sumamente molesta, mientras que le agarró el cachete a su hijo y lo estiró de una manera inhumana, haciendo que este se quejara del dolor.

- ¡AAAAAAAAAH! ¡Lo siento lo siento lo siento lo siento LO SIENTOOOOOO…! – chillaba Dante mientras su madre seguía halándole el cachete fuertemente.

- Por tu padre… en serio eres un desconsiderado, hijo. No importa cuántos años pasen, sigues siendo igual. Solo espero que ella pueda aprender a soportarte, en serio le deseo mucha suerte. – dijo Eva soltando la mejilla de Dante, dejándosela roja por el estirón que le dio.

- … ¿Cómo puedes decir eso de mi, mamá? Hablas como si yo no fuera tu hijo. – dijo Dante con un aura depresiva en sobre si, mientras que estaba parado en una esquina de la sala.

- Lo siento… pero espero que después de esto madures al menos un poco más de lo que ya eres. –

Sin duda la mujer rubia podía ser cruel si se le provocaba, sus palabras herían como miles y miles de cuchillos, más de lo que un demonio de más alto poder podría provocar físicamente.

- Por cierto, Vergil… - Eva ahora se dirigió a su primogénito, el cual despegó su vista del libro en el que estaba tan inmerso.

- ¿Qué ocurre, mamá? – preguntó el ahora denominado Vergil, el cual miraba a su madre, la cual solo le sonrió de forma maternal.

- Por favor sigue cuidando de tu hermano, puede aun ser un completo idiota… pero tú y el son muy especiales. Nunca lo olviden, su padre estaría muy orgulloso… de ambos. Y solo quiero decirles que los amo, mis bebés. – dijo la mujer de forma maternal, mientras atraía a ambos chicos hacia ella y les daba un cariñoso abrazo, cosa que por un lado ambos gemelos aceptaron, aunque con algo de pena ya que seguía diciéndoles niños a pesar de todo.

- G-Gracias m-mamá… pero por favor ya deja eso, nos avergüenzas. – dijo Dante algo incómodo, mientras se le notaba algo sonrojado, Vergil también estaba igual, pero prefirió no decir nada para que su progenitora se molestara si la contradecían.

Futaro que seguía allí, tenía una gota de sudor por la rara situación frente a él, pero luego solo sonrió, sin duda era una familia muy unida… un poco extraña, pero eso solo los unía más.

- ammm, ¿disculpen? – otra voz se hizo presente, todos voltearon a la puerta mientras se trataba de una mujer con un traje negro, era una de las organizadoras de la boda. – Ya todos están listos, los novios ya deben de ir al altar ahora. –

- De acuerdo. Enseguida vamos. – respondió la rubia, mientras que la mujer solo asintió en afirmación para después retirarse.

- Ufff… finalmente llegó la hora. – dijo Dante sonriendo como siempre, mientras que Vergil solo se mantenía tranquilo e inmutable.

- Ya es hora de terminar con esto. – dijo Vergil con su tono serio ya característico, mientras que la madre de ambos solo les sonreía con cariño.

- Querido Futaro… podrías adelantarte, quiero hablar con los dos a solas. ¿Podrías? – pidió respetuosamente la rubia, mientras que el mencionado se confundió por eso, pero hizo lo que le pidió.

- De acuerdo, iré con los demás. Nos vemos chicos, les deseo suerte. – dijo el pelinegro sonriéndoles a sus dos amigos, mientras que haciendo una pequeña reverencia salió del lugar para reunirse con su familia en la iglesia.

Ya estando solos… la mujer solo les dio un último abrazo a sus hijos, mientras unas pequeñas lágrimas querían escapar de sus ojos producto de la emoción.

- Solo quería decirles que me alegro mucho por los dos. Son mi mayor orgullo. Y el de su padre también. Si él estuviera con nosotros estaría igualmente feliz de ver cómo han madurado. "sniff". Los amo con todo mi amor, y espero que los sean muy felices. – dijo Eva finalmente, mientras abrazaba a los gemelos por aparte, los cuales le correspondían el cariñoso abrazo.

- Así será… mamá. – respondió Dante.

- Tenlo por seguro. – secundó Vergil.

- Y también te queremos. – dijeron ambos al mismo tiempo, mientras los gemelos sonreían a su manera.

Luego de eso, ambos hermanos comenzaron a salir de aquel cuarto y llendo a cumplir una parte más de sus vidas, mientras que Eva se quedó sola en ese lugar, mientras que miraba el cielo a través de la ventana, mientras sonreía con melancolía y mucha felicidad.

- "Sparda, mi amor… ¿estarás viendo como han crecido tus hijos como humanos? Si es así… solo quiero decirte que no importa lo que pase o llegue a pasar…. Quiero que sepas que tu legado, tu historia nunca será olvidada. Y Dante y Vergil van a llevar tu sangre con orgullo, y espero que donde sea que estés ahora. Te sientas feliz por su futuro que están a punto de hacer. Y que eso tu se los enseñaste, aun así sin estar con ellos." –

Ya en la iglesia, en el altar, estaban ambos gemelos esperando a las novias, mientras eran vistos por todos los invitados, amigos que han conocido a lo largo del tiempo, y que siempre los han apoyado sin mucha consciencia de quienes eran en realidad, pero que aun así, son muy buenas personas.

Por otro lado, Dante y Vergil se veían bastante tranquilos, Dante se le notaba bastante entusiasmado, en cambio Vergil, a pesar de su frialdad y su carácter, en el fondo estaba feliz, más que todo por quien de ahora en adelante estaría siempre a su lado.

Fue allí que las puertas de la iglesia se abrieron, revelando a dos mujeres con unos hermosos vestidos de novia. Ellas eran las prometidas de ambos gemelos. Ambas chicas eran hermosas, aunque el velo que traían cubrían parte de esa belleza que había encantado a ambos hermanos.

Dante: Quizás pudo ser pura coincidencia el conocernos, pero….

Vergil: Admito que ese fue el mejor momento que pude haber tenido en mi vida, aunque desde un principio no quisiera admitirlo.

Ambas novias se acercaban hacia el altar, mientras que ambos gemelos solo las veían a ellas respectivamente, como si no existiera algo más, solo ellos en ese mundo.

Dante y Vergil: A pesar de todo lo que ha ocurrido, o ocurrirá. Siempre has estado a mi lado sin importarte lo que soy… y eso. Te lo agradeceré por siempre.