¡Bueno hola ahí! Hace tiempo que tenía esta idea dando vueltas por mi cabeza.

Volví a Fanfiction con la primera parte de la pandemia y no puedo estar mas feliz de haberlo hecho, porque las historias me hicieron sumergirme en un mundo que tneia un poco olvidado.

Traigo esta historia que es una mescla de dos mundos que amo. Twilight y The vampire diaries pero más específicamente de The originals. Crecí con los dos mundos, twilight cuando tenía alrededor de 15 años y Tvd toda mi adolescencia hasta hace poco que termino. Son dos mundos diferentes que disfruté enormemente, y espero encontrar entre las lectoras gente que también lo hizo.

Como es obvio, nada de esto me pertenece, solo juego con unos maravillosos personajes.

Había una armonía rara en el ambiente, Isabella no recordaba que la mansión Mikaelson hubiera estado tan pacifica como en este momento, era por lo menos abrumador.

Su familia pasaba el tiempo en la sala principal riendo y compartiendo momentos, era extraño, en los 8 años que había estado con ellos jamás presenció más de unos minutos sin que empezaran a pelear o que algún jinete del apocalipsis viniera por algún integrante de la familia, por eso ver a Niklaus sonriendo, bromeando con su cuñada Rebekah mientras Elijah toca en el piano tranquilamente, era por lo menos surreal.

Ella sintió los brazos de su marido rodearla fuertemente mientras pasaba la nariz por su cuello reconfortándose con su olor, ese era un tic que Kol no podía evitar cada vez que se acercaba a su esposa. Isabella se derritió en sus brazos.

- ¿Sabes cuánto te amo? – Kol sonrió al sentirla removerse en sus brazos, la estaba avergonzando y él amaba hacer aquello.

- Por supuesto… exactamente una cuarta parte de lo que yo te amo a ti maldito desvergonzado. - Kol rió fuertemente y la dio vuelta en sus brazos para mirarla. Sus ojos verdes, profundos parecían traspasar los de su amaba, estaban tan serios como era posible.

- Ya quisieras Isabella Mikaelson, tengo mas de dos mil años y puedo decir tranquilamente que jamás se amó como yo lo hago contigo. – Isabella mordió su labio, sintiéndose acalorada de repente.

Sin separar sus miradas ella lo besó, sabiendo que era lo único que podía hacer frente a esas palabras, podrían discutir por horas sabiendo que nunca íban a estar de acuerdo en ser el que ama menos al otro.

Isabella no podía sacarse la sensación de que algo estaba mal, y se obligaba a no pensar en eso, no cuando estaba en los brazos del hombre que amaba, no cuando la felicidad por fin había vuelto a la familia, no cuando la esperanza estaba presente nuevamente. Esperanza… Miró a su alrededor notando por primera vez que no estaban todos. Frunció el ceño confundida, no podía ver a su sobrina por ninguna parte, tampoco a Hayley o a Freya, y le confundía aún mas notar que no parecía que ninguno de los presentes las estuviera buscando.

- ¿Qué pasa Love? – Generalmente cuando su marido le hablaba, su acento inglés solía encenderla y olvidarse hasta de respirar, pero esta vez ni siquiera logró que lo mirara.

- ¿Dónde está Hope? - Kol frunció el ceño, recorrió la sala de la misma forma que lo había hecho Isabella antes y volvió a mirarla alarmado, él tampoco lo había notado.

Isabella se dobló al sentir un fuerte dolor de cabeza, Kol se arrodilló ante ella preocupado. "Brilla Love, como solo tú puedes hacerlo" La voz de su marido se coló en sus pensamientos haciéndola sentir una punzada en el pecho, pero él estaba en su campo de visión y no había abierto la boca.

- ¿Love?

"Love… sabes que no puedes detenerlo. Tienes que dejarnos ir…"

- No no no no ¿Qué es esto? – Isabella se irguió alejándose de un confundio Kol.

- ¿Que está mal Love? – Preguntó desesperado. Estaba asustado, su mujer no solia perder la compostura tan fácilmente.

Isabella se alejó tambaleándose de sus brazos mientras negaba, una y otra vez, ella no entendía que estaba pasando, no entendía las imágenes que la invadían, era como ver sus peores miedos.

"Tienes que ser fuerte por Hope, promételo. Promete que cuidaras a mi hija" La voz de Niklaus resonó con fuerza en su cabeza, el dolor y desesperación se podían testear en su voz. La imagen que se le presentaba, era aterradora. Elijah parecía estar aceptando su fin, ahí paralizado mientras mantenía firme la mirada en Rebekah quien sabiendo que estaban acabados seguía matando a tanto hombre lobo que podía. Isabella veía a su cuñada, su mejor amiga, luchando sin parar, ni siquiera frenó cuando su corazón fue atravesado con una estaca de Roble Blanco, porque justo antes de que sus ojos se apagaran arrancó de un tirón el corazón de su atacante.

La mente de Isabella trabajaba rápidamente tratando de entender que eran esas imágenes. ¿Eran una premonición o recuerdos? Su respuesta llegó cuando al notar que no tenia la piedra Phoenix en su cuello.

- No esta… - Susurró sin tener el valor de mirar a su marido. Kol la tomó nuevamente entre sus brazos y besó su frente, tratando de tranquilizarla, pero sobretodo tratando de ignorar el miedo que se había apoderado de él. - No tengo mi collar Kol. – Se lamenté aferrándose a él, aceptando finalmente lo que estaba pasando.

El collar que Isabella buscaba no podía desprenderse de ella, si esto pasaba era porque sencillamente había muerto. Ahora entendía que las imágenes agobiantes eran el recuerdo previo a su muerte, y a la de ellos.

Los recuerdo comenzaron a intensificarse, había intentado, había intentado salvar a su familia, pero las brujas se habían aliado con los hombres lobos tratando de llegar a su sobrina y para eso necesitaban sacarlos del medio, habían sido implacables, nos superaron en número, y toda ventaja que teníamos murió al darnos cuentas que tenían lo único que podía matar a un Original, Roble Blanco.

En la desesperación de perderlos había entrelazado sus energías para que el collar Phoenix los absorbiera también, y aunque funcionó ellos no eran como Isabella, jamás podría sacarlos. Fue un acto sumamente egoísta, no quería perderlos, no podía perderlos y en vez de explotar su poder y matar a sus atacantes perdió el tiempo. Ella pudo haberlos salvados y en cambio los había condenado.

Kol e Isabella era los únicos que estaban en el torbellino de la realidad, los demás no parecían salir de la burbuja de felicidad que los envolvía. Estar dentro de la piedra, era estar en un nirvana perfecto hasta que alguien los sacara de la fantasía.

Isabella había estado más de 100 años encerrada en la piedra viviendo en un oasis de felicidad hasta que la menor de los Mikaelson la sacó por casualidad hace 10 años. Hope, su adorada sobrina politica en un acto de travesura había entrado al estudio de su tío y había encontrado un hermoso collar de piedra amatista amarrado a una cadena imposible de abrir. Bueno, imposible en un principio, pues con tan solo 8 años había descubierto que era un contenedor de almas y después de unos días la había liberado. Kol había ganado el precioso collar en un juego de póker en los años 20. Él sabía que era mágico, pero al ser vampiro y no poseer magia alguna lo había dejado olvidado entre sus pertenencias.

- Love…

Kol buscó los ojos de Isabella, y la miró intensamente. No tenía que decir palabra alguna porque él veía en sus ojos el dolor que seguramente los de él también transmitían. Se besaron intensamente sabiendo que ella desaparecería de este plano, sabiendo que este beso iba a ser el último en mucho tiempo.

- Lo siento tanto… - Sollozó abrazándolo fuertemente. No se quería ir, pero sabía que alguien estaba intentando liberarla y no podia hacer nada por evitarlo. Ninguno de los dos sabia hacia cuanto tiempo estaban adentro de la piedra, pero Isabella esperaba que no mucho. Todos habían muerto exceptuando a Hayley y Freya que eran la última línea de defensa de Hope. – Te amo, te amo como nunca pensé que podía llegar amar.

- Shh Love… También te amo. – Le dijo acariciando su mejilla. – Dios, no quiero olvidarme de ningún detalle de tu rostro. – Confesó dejando caer una lágrima.

- Volveremos a vernos. – Prometió con la voz quebrada. - Una vez Hope este a salvo con Hayley…– Dijo demasiado rápido, tratando de aferrarse a eso también. Isabella se consoló, al ser un cisne de fuego perteneciente al clan Phoenix, tenía garantizado el paraíso y ahora en él estaban casi todas las personas que amaba. – No puedo creer la suerte que tuve en que me hicieras tu esposa.

- Bueno, yo no puedo creer que me dejaste hacerlo, pero solo tengo que mirar mi dedo anular para creerlo. – Sonrió galante, era tan guapo que a veces a Isabella le parecía injusto. – Hace 10 años caí rendido a los pies de la bruja más poderosa del mundo, en el momento en que sus ojos se posaron en mí… Dios paralizaste mi mundo – Isabella suspiró dejando que el dolor que le provocaba su amor se fundiera en su alma. - En ese instante supe que te pertenecía y que solo sería feliz a tu lado. Y cuando me dejaste besarte… Fui el maldito más afortunado del jodido planeta. – Ella acarició su mejilla sonriendo ella había sido la bastarda más afortunada del planeta cuando él ganó el collar que la tenía resguardada.

La sala estaba brillando más de lo normal, pronto sentiría el dolor del fuego, de donde reviviría al plano terrestre. Miró al rededor una vez más y se dejó abrazar por el amor de su vida. Él apoyó el mentón en su hombro y besó su cuello en silencio.

La luz comenzó a intensificarse obligándolos a cerrar los ojos, Isabella comenzó a sentirse desolada cuando dejó de sentir los brazos de Kol para sentir el calor que nacía de su pecho quemándola por completo, quiso gritar, pero de su garganta no salía sonido alguno... Su alma, su cuerpo, todos sus sentidos eran fuego, ella era el fuego.

Espero lo hayan disfrutado. En los próximos capítulos estaré asentando mas a los personajes de TVD y TO para aquellos que no los conocen.

Quiero agradecer a LittlePeaceOfMyMind por animarme a publicar y espantar un poco mis inseguridades. Sos divina y super amable y lo agradezco enormemente.