¡Hola! He vuelto con otra historia GrimmNell que se me ocurrió a partir de un fanart de Kathyana (el mismo de la portada) 7u7. Queen, espero que te guste, ILY!

Pueden ver sus fanarts GrimmNell en su cuenta de Instagram kathyana63. Denle mucho amor.

Los personajes de Bleach no me pertenecen, son propiedad de Tite Kubo.

¿APOSTAMOS?

Nelliel rodó los ojos con fastidio. Era le tercera vez esa semana que Grimmjow la retaba a un duelo para probar quién de los dos era el más fuerte. Era bastante estúpido a su parecer, los números que les había otorgado Aizen eran muy claros, un número 6 jamás podría vencer a un número 3, pero Grimmjow no entendía de razones. En ese sentido era igual que Nnoitra, pero al menos el peliazul no la subestimaba ni la odiaba simplemente por ser mujer.

–La respuesta es no, Grimmjow, no me hagas repetirlo.

–¿Tienes miedo, Nelliel? –preguntó Grimmjow sonriendo de lado, tratando de provocarla para iniciar una pelea. Cosa que no sucedió, desde luego.

–¿De ti? No me hagas reír.

–No hay otra explicación. Dame un verdadero motivo por el cual no quieres pelear conmigo.

–No me interesa, no eres rival para mí, no creo en la violencia porque somos seres racionales, Aizen–sama especificó que no quería peleas entre nosotros, tengo mejores cosas que hacer…¿quieres que siga?

Sin esperar respuesta, la hermosa Espada de pelo turquesa se dio la media vuelta y se alejó por el pasillo. Grimmjow fue tras ella sin darse por vencido.

–Espera, espera –la jaló del brazo y Nelliel lo miró con una ceja arqueada–. ¿Qué tal si te dijera que Aizen no tiene por qué enterarse de esto?

–¿Estás loco? Probablemente él y ese extraño shinigami de ojos raros con cara de serpiente nos están observando en todo momento. ¿Qué te hace pensar que no se enteraría? Es el rey de Hueco Mundo, y nada sucede en Hueco Mundo sin que él se entere.

–Sí, pero no tiene jurisdicción alguna en el mundo humano –dijo Grimmjow triunfante.

–¿El mundo humano?

Grimmjow sonrió al ver que ya tenía la atención de Nelliel. Sólo tenía que decir las palabras indicadas para convencerla, sentía que estaba a punto de lograrlo.

–Los humanos tienen algunos deportes que usan para pelear entre sí. Lo hacen por diversión. Y créeme, he investigado y no mueren en ese tipo de peleas.

Nelliel casi soltó una carcajada.

–¿Has investigado? Grimmjow, ¿cuándo, exactamente, has ido tú al mundo humano?

–Bueno, no he ido como tal, pero ese idiota de pelo rosa dijo que…

–¿Szayelaporro Granz? No me digas que tu fuente de información es Szayelaporro.

–Tal vez –respondió Grimmjow no muy convencido.

–No me gusta ese sujeto. Y estoy muy segura de que me odia.

–¿Y qué importa? Lo que estoy diciendo es que podemos ir al mundo humano y pelear en uno de esos deportes para medir nuestras fuerzas. De esa forma Aizen no se enteraría.

–Ya, pero hay otro problema. No hay forma en que podamos pisar el mundo humano sin que la Sociedad de Almas esté sobre nosotros.

–Estoy seguro de que podemos manejarlo. Pasaremos desapercibidos. Además, no estoy hablando de una pelea a muerte. No quiero matarte y tampoco quiero morir, no sería divertido sabiendo que hay más rivales fuertes allá afuera.

–¿Matarme tú? –se burló Nelliel.

–No me subestimes, linda, sería tu mayor error –exclamó Grimmjow guiñándole un ojo.

Nelliel suspiró, aquel idiota tenía cerebro de estambre, pero estaría mintiendo si dijera que la idea no le llamaba la atención. La verdad, no recordaba cuándo había sido la última vez que había disfrutado una pelea. Sus instintos hollow la llamaban, y por muy racional que fuera, no podía ignorarlos para siempre.

Entonces sacudió la cabeza. No. Si accedía al plan de Grimmjow se metería en muchos problemas.

–No creo que sea buena idea. Los planes de Aizen–sama dependen en buena medida de nuestro comportamiento. ¿Cómo se supone que vamos a pasar desapercibidos en el mundo humano si somos dos poderosos Arrancars?

–Deja que yo me encargue de eso –respondió Grimmjow–. ¿Entonces es un sí?

Nelliel casi sonrió. Era un poco excitante hacer algo fuera de la norma, sobre todo con alguien como Grimmjow, a quien poco o nada le importaban las reglas. Sí, era riesgoso, pero una parte de ella estaba emocionada. Sin querer que Grimmjow se diera cuenta de esto último, permaneció con su expresión seria de siempre al contestar.

–Si logras encargarte de eso, tal vez lo considere.

Y sin decir nada más, se marchó para buscar a sus fracciones.


Grimmjow no cabía de asombro al escuchar la respuesta de Nelliel. No era exactamente un sí, pero tampoco era una tajante negativa. Le había tomado mucho tiempo convencerla, pero ese plan que se le había ocurrido después de hablar con Szayel era bastante bueno. Sí, seguro, había algunos detalles que tenía que atender, pero la sola idea de pelear finalmente con una mujer como Nelliel hacía que todo lo demás pareciera un juego de niños.

Desde el primer momento en que la había conocido, supo que era fuerte. No sólo por el rango que le había dado Aizen, eso era lo de menos, sino por su forma de ser y de actuar. Era precavida, seria, inteligente, y la presión de su reiatsu era suficiente para que se le enchinara la piel al estar cerca de ella. Había algo que lo atraía demasiado. Era hermosa, sí, pero era más que eso. Era la sensación de peligro que tenía cuando la veía.

Grimmjow la observó hasta que dio vuelta por el pasillo. Probablemente iba a dar un paseo con sus fracciones, era una rutina que tenía casi todos los días. Él, por su parte, se dirigió al laboratorio de Szayel.

Las curiosas y horrendas fracciones del científico loco lo hicieron pasar y Grimmjow hizo una nota mental de no volver a visitarlo en ese lugar. Szayel estaba tomando notas de un experimento demasiado grotesco como para preguntar de qué se trataba, así que simplemente esperó a que terminara.

–¿Qué haces aquí? –preguntó Szayel quitándose los guantes después de un rato.

–Tengo que pedirte un favor.

–¿Un favor? Interesante. La respuesta es no, por supuesto.

Grimmjow le lanzó una mirada de pocos amigos. Szayel ensanchó su sonrisa.

–¿De qué se trata?

–Convencí a Nelliel de ir conmigo al mundo humano, pero necesito algo para pasar desapercibidos. A mí no me importa demasiado, pero no quiere romper las reglas y que los planes de "Aizen–sama" se arruinen.

–Nelliel Tu Odelschwanck, siempre tan bien portada. La Espada ejemplar.

Grimmjow empuñó la mano sin querer. Sí, él la molestaba con lo mismo, pero le hervía la sangre que alguien como Szayel, tan infinitamente inferior a ella, se burlara.

–¿Tienes algo para mí? –preguntó para cambiar de tema.

–Lo único que se me ocurre es un gigai.

–¿Gigai? –repitió Grimmjow que nunca había escuchado la palabra.

–Es un cuerpo artificial. Esconde el reiatsu, ideal para viajar de incógnito, sobre todo a lugares como el mundo humano donde la presión espiritual es tan baja.

–¿Puedes conseguirme dos para mañana?

–No es algo que "consigas", es algo que fabricas. Pero sí, seguro, puedo tenerlos listos para mañana. ¿Qué hay para mí?

–¿Qué es lo que quieres?

–Ah, tantas cosas. Tengo que pensarlo bien, te lo diré después. ¿Es todo?

–Seguro.

Grimmjow entendió la indirecta y se marchó. Ahora estaba en deuda con Szayel, y sabía que eso era malo, pero no podía hacer nada al respecto. Lo único que le importaba era planear el viaje al mundo humano para pelear con Nelliel.


A la mañana siguiente, Grimmjow se apareció afuera de la habitación de Nelliel y llamó un par de veces. Era muy temprano y no había nadie en los alrededores, así que el plan funcionaría sin mayor problema.

–¿Grimmjow? ¿Qué haces aquí?

–Es hora de irnos, preciosa –respondió Grimmjow con una sonrisa de lado.

–Mi nombre es Nelliel. ¿Irnos a dónde? –Nelliel todavía se estaba tallando los ojos de sueño y su cabello estaba todo revuelto.

–Al mundo humano. Todo está listo.

–Ah, sigues con tu estúpida idea de pelear conmigo.

–Me dijiste que si me encargaba de esto, aceptarías.

–No, te dije que si te encargabas de esto, lo consideraría.

–¿Qué tienes que considerar? Vamos a desempolvarnos un poco, no querrás estar oxidada antes de las buenas peleas con los shinigamis, ¿o sí?

–Ya te lo he dicho muchas veces, la violencia…

–Sí, sí, lo que sea. Vamos ya.

Grimmjow la jaló del brazo sin esperar a que terminara de hablar y se la llevó casi a rastras por el pasillo. Nelliel ni siquiera alcanzó a cerrar la puerta de su habitación, Grimmjow estaba demasiado emocionado y en ese punto sólo le quedaba resignarse. Una pelea en el mundo humano, una simple e inocente pelea. Cuando terminara con Grimmjow, no le quedarían ganas de volver a retarla.

Llegaron al laboratorio de Szayel y Grimmjow tocó la puerta. Nelliel aprovechó los segundos de espera para arreglar un poco su cabello y su uniforme. No le gustaba estar en esa parte del castillo, Szayelaporro Granz era uno de los pocos espadas en los que no confiaba para nada. Demasiadas cosas pasaban por esa retorcida mente. No era alguien que quisiera como amigo ni como enemigo.

La puerta se abrió con un chirrido y Grimmjow entró primero. Nelliel lo siguió unos pasos detrás, sintiendo un escalofrío por el tétrico ambiente y las bajas temperaturas de aquel lugar. Szayel los esperaba al lado de una gran mesa, donde reposaban dos cuerpos de tamaño adulto. Nelliel no quería hacer preguntas, pero no sabía qué tan buena idea era depender de Szayelaporro para algo como eso. Grimmjow, sin embargo, no parecía preocupado. Su sed de pelea podía más que su sentido común.

Cerebro de estambre, repitió Nelliel mentalmente.

–Bienvenidos –saludó Szayel con una sonrisa de lado. Ninguno de los dos respondió, algo que el científico loco ya esperaba–. Lo que tienen frente a ustedes es un gigai, un cuerpo artificial que podrán utilizar en su pequeña excursión al mundo humano.

–¿Es seguro? –preguntó Nelliel sin poder evitarlo.

–¿Seguro? Es práctico, útil y de la más alta calidad.

–Pregunté que si era seguro.

Szayel soltó una carcajada.

–No me digas que tienes miedo de un simple gigai. Tú, una de las tres primeras Espadas…

Nelliel utilizó el sonido y agarró a Szayelaporro del cuello antes de que pudiera reaccionar. Lo estampó contra la pared y sus pies quedaron a unos centímetros del suelo. Grimmjow se adelantó e hizo que lo soltara. Szayel empezó a toser, pero se recompuso y se acomodó los lentes, fingiendo que no había sido gran cosa, aunque la cara de pocos amigos que le lanzó a Nelliel era bastante clara sobre su opinión hacia ella. Tampoco la soportaba.

–Guarda tus energías para más tarde, ¿quieres? –la regañó Grimmjow.

Nelliel bufó molesta y cruzó los brazos. Aquello no le gustaba para nada.

–¿Y bien? ¿Qué tenemos que hacer?

–Únicamente tienen que entrar en los gigai y yo abriré Garganta al mundo humano. Cuando quieran volver, tendrán que salir del gigai y abrir garganta ustedes mismos.

–¿Eso no haría que nos detecte la Sociedad de Almas? –preguntó Grimmjow.

–Sólo serán unos segundos. Estoy seguro de que sabrán arreglárselas –respondió Szayel. Si en sus palabras había otras intenciones, ninguno de los dos le puso cuidado.

Grimmjow y Nelliel tomaron cada uno un gigai, intercambiaron una mirada y entraron en ellos. Su cuerpo no era muy distinto, las marcas de los ojos de Grimmjow y el estigma de Nelliel seguían ahí, pero sus máscaras habían desaparecido.

–Fascinante –exclamó Szayel. Entonces abrió el portal y ambos entraron.


Nelliel y Grimmjow salieron del otro lado y lo primero que sintieron fue una suave brisa alborotando su cabello. El aire era mucho menos denso que el de Hueco Mundo y el sol se sentía bien a comparación del frío usual de Las Noches. Ambos se miraron fijamente sin decir nada.

Grimmjow tenía el mismo uniforme y su rostro se veía diferente debido a la máscara. Nelliel lo observó con cuidado y se dio cuenta de que tenía rasgos hermosos. Mandíbula fuerte y bien definida, los ojos de un azul intenso, el cabello rebelde que le caía sobre la frente. A decir verdad, era bastante atractivo. Entonces sacudió la cabeza. No podía estar pensando en eso, al menos no en esos momentos. Estaba dentro de un gigai en el mundo humano, acababa de romper todas las reglas que les había puesto Aizen, y todo por una tonta pelea.

Grimmjow, ajeno a la crisis mental de Nelliel, la observó descaradamente de pies a cabeza. Su reiatsu era muy leve, casi indetectable, el uniforme blanco cubría cada centímetro de su piel, pero aun así podía percibir sus curvas femeninas. Su cabello largo color turquesa caía libre en su espalda, y el flequillo le tapaba la frente, enmarcando su rostro y resaltando sus ojos oliva. Sus labios rosados estaban entreabiertos, y Grimmjow pasó saliva sin querer. Era realmente hermosa, no era la primera vez que lo notaba, pero sí la primera en ponerle tanta atención a su físico.

–¿Y ahora qué hacemos, Grimmjow?

Grimmjow volteó a su alrededor y vio que estaban en medio de una calle cerca de algunos locales comerciales. La gente los miraba extrañados, probablemente por el uniforme blanco que ambos portaban y su colorido cabello. Y no sólo eso, sino que ambos eran bastante altos y atractivos, con cuerpos de revista y belleza exótica.

–¿Por qué todos nos miran así?

–No tengo idea. Creo que deberíamos cambiarnos de ropa para mezclarnos –propuso Grimmjow.

–De acuerdo.

–Hay un lugar aquí cerca llamado "gimnasio". Podemos usarlo para pelear sin llamar la atención de la gente. Andando.

Nelliel se sorprendió de lo mucho que Grimmjow había investigado acerca del mundo humano con tal de tener un lugar dónde pelear con ella. Nunca antes había sido tan obstinado respecto a algo. Se estaba tomando aquello muy en serio.

Caminaron un rato hasta que llegaron al dichoso "gimnasio". Grimmjow forzó la puerta y ambos entraron. Nelliel no estaba muy segura, pero sospechaba que entrar por la fuerza era contra las reglas en el mundo humano y que no tenían permitido estar ahí, pero no hizo ningún comentario. Ya tenía demasiados problemas encima y no quería añadir más. Frente a ellos había un espacio bastante grande, algunos costales de box, un ring y algunos colchones apilados en una esquina. Del otro lado una serie de casilleros y algunos accesorios como cuerdas para saltar, guantes y palchas.

Grimmjow se acercó a los casilleros y sacó algunas prendas.

–¿Qué te parece?

Nelliel observó la camiseta negra sin mangas con una ceja arqueada. Sin esperar respuesta, Grimmjow se quitó la chaqueta del uniforme y se la puso. Movió los brazos como si estuviera golpeando a alguien y sonrió.

–Esto no está nada mal. Parece una segunda piel. ¿Por qué Aizen nos hace usar esos estúpidos uniformes? No son tan cómodos como esto.

Nelliel tomó la otra camiseta y suspiró. Sólo un par de horas, después podía volver a la normalidad. Se dio la media vuelta y se quitó la chaqueta. Se puso la camiseta y se giró. Grimmjow la miraba con la boca abierta.

–No me digas que has estado escondiendo esos increíbles pechos todo este tiempo.

Nelliel se sonrojó y se tapó con las manos.

–¡Grimmjow! No seas pervertido. Te mataré antes de que empecemos.

–Me gusta, me gusta, ya estamos calentando –respondió el peliazul. Era extraño ver a Nelliel tan vulnerable, sonrojada y expuesta, pero sin duda era algo a lo que podría acostumbrarse. El simple hecho de haberla convencido de seguirlo al mundo humano era un éxito. Y planeaba que siguiera de esa forma.

Nelliel tomó el short que estaba en el casillero y se fue atrás del ring para cambiarse. Cuando volvió, Grimmjow estaba usando la misma ropa de ella. Tenía que admitir que sí era muy cómoda, aunque todavía no se acostumbraba a mostrar tanta piel, especialmente cuando parecía que Grimmjow quería comérsela con los ojos.

–¿Qué se supone que tenemos que hacer? Ninguno de los dos trajo su zanpakutou y no podemos usar ceros dentro de este gigai –observó Nelliel. También sospechaba que sus particularidades como Arrancar acerca del sonido y el hierro de su piel no las tenía en ese momento.

–Vamos a luchar cuerpo a cuerpo. No hay mejor manera de medir nuestras fuerzas. Las reglas son sencillas. El primero que derribe al otro durante cinco segundos, gana.

–¿Así sin más?

–No es tan sencillo como parece –replicó Grimmjow al sentir el tono soberbio de Nelliel.

–Por favor, esto será pan comido –dijo Nelliel cruzando los brazos.

Grimmjow avanzó hacia ella y la acorraló contra las cuerdas del ring.

–¿Eso crees? ¿Qué tal si hacemos esto más interesante?

Nelliel pasó saliva al sentir la cercanía de Grimmjow. Su complexión musculosa y su altura eran algo digno de respeto, y aunque ella también era alta y no tenía nada que temer de alguien como él, no pudo evitar sentirse intimidada.

–¿D–De qué hablas?

–Hagamos una simple apuesta. Si tú ganas, podrás pedirme lo que quieras, y si yo gano, podré pedirte lo que quiera. ¿Aceptas?

Miles de posibilidades desfilaron por los pensamientos de Nelliel en ese momento. Si ganaba, lo cual era lo más probable, podía pedirle que la dejara tranquila de una vez por todas. Grimmjow era necio y obstinado, pero también era un hombre de palabra. Por el contrario, si ella perdía, entonces estaría a su merced, dispuesta a cumplir lo que sea que Grimmjow le pidiera, lo cual podía ser de cualquier naturaleza.

Sacudió la cabeza. No, no era posible que perdiera contra Grimmjow. Estaba demasiado segura de su fuerza, así que no tenía nada que temer.

Grimmjow observó en silencio mientras Nelliel sopesaba las posibilidades, casi podía ver sus engranes mentales funcionando, y era fascinante. La hermosa Espada compuso su expresión seria de siempre y le dio un empujón en el pecho para apartarlo.

–Muy bien, apostemos. Cuando pierdas, quiero que admitas que soy mejor que tú en todo y que nunca más vuelvas a retarme a una pelea. ¿Trato?

Grimmjow sonrió de lado y asintió. Ya sabía que Nelliel iba a pedirle algo como eso. Ni siquiera se había tomado unos minutos para pensarlo más a fondo. Pero no importaba, realmente, porque estaba seguro de que él iba a ganar.

–De acuerdo –asintió.

–Supongamos que tú ganas, ¿qué me vas a pedir a cambio? –preguntó Nelliel.

–Te lo diré cuando pierdas, linda.

–Eso no pasará.

–Estás muy segura de ti misma. Por eso tu derrota será muy divertida. Pero basta de charla, ¿empezamos?


Nelliel todavía no entendía muy bien las reglas de aquel juego, si se le podía llamar de esa forma, pero sólo sabía que tenía que derribar a Grimmjow antes de que él lo hiciera. Era más alto que ella, así que tenía que ser más rápida. Avanzó poco a poco hacia él con las manos en alto y esperó a que él atacara primero.

–Eres muy predecible, Nelliel, es obvio que estás esperando que ataque primero –dijo Grimmjow con una sonrisa.

–¿Bromeas? Tu defensa está llena de huecos, eres del tipo que siempre se lanza primero a atacar.

–¿Y para qué esperar?

Grimmjow se lanzó hacia ella y la sujetó de ambos brazos, puso una pierna detrás de su rodilla y la jaló hacia atrás para hacerla caer. Nelliel cedió un poco y se impulsó con la pierna de adelante para girarse antes de caer. Se zafó del agarre de Grimmjow y volvió a poner distancia entre ellos. Grimmjow frunció el ceño y Nelliel sonrió de lado.

–No creías que iba a ser tan sencillo, ¿o sí, gatito?

–A decir verdad, no, no lo esperaba. Sería demasiado aburrido.

Esta vez fue Nelliel la que se lanzó primero. Sujetó a Grimmjow del brazo y le hizo una llave para derribarlo, pero antes de lograrlo Grimmjow la agarró de la cintura con el brazo que tenía libre y la jaló hacia adelante, haciendo que cayera de espaldas con un golpe seco.

Antes de que Grimmjow empezara a contar, Nelliel se rodó por el piso y se puso de pie. Respiraba agitadamente y no entendía por qué. Estar dentro de ese gigai era una tortura, su complexión era la misma, pero estaba segura que su resistencia había disminuido.

–¿Estás bien? –preguntó Grimmjow.

–Por supuesto, esto no es nada. Sigamos.

Nelliel avanzó con cautela esta vez. Ahora sabía que Grimmjow era más fuerte de lo que parecía, y que ser rápida no le iba a servir de mucho contra él. Tenía que idear un plan, pero no tenía tiempo. Grimmjow la agarró de los brazos y la jaló hacia su cuerpo. Como era un movimiento que no esperaba, Nelliel no supo cómo oponer resistencia y se tambaleó hacia adelante, sus rodillas se doblaron y terminó dándole un cabezazo en la nariz a Grimmjow.

–¡Auch!

Grimmjow cayó de espaldas con Nelliel sobre él. Se agarró la nariz en automático, pero no había sangre. Su mente empezó a trabajar a toda prisa. Técnicamente Nelliel lo había derribado a él, y si contaba cinco segundos estaría acabado. Entonces puso sus piernas alrededor de la cintura de ella y se giró hasta dejarla de espaldas. Agarró ambos brazos con sus manos y la mantuvo firme. La había tomado por sorpresa, la joven ni siquiera terminaba de entender lo que había pasado.

Ambos estaban empapados de sudor y las gotitas caían por sus rostros. Los ojos azules de Grimmjow estaban fijos en los de ella. Ninguno de los dos dijo nada por un rato. Sus respiraciones agitadas, calmándose poco a poco, los cuerpos rígidos y temblorosos.

Nelliel pasó saliva al ver el rostro de Grimmjow tan cerca, sus labios estaban entreabiertos, pero no decía nada. En cambio, fue acortando poco a poco la distancia, estaba a sólo unos centímetros. Antes de hacer contacto, Nelliel giró la cabeza hacia un lado.

–Ganaste –exclamó en voz baja. Se sentía humillada, ¿cómo había podido perder contra él? ¿Y qué significaba todo aquello? Tal vez se estaba volviendo loca, pero parecía que había estado a punto de besarla.

Grimmjow simplemente asintió. Nelliel quiso mover sus brazos para soltarse, pero no podía moverse. La tenía firmemente sujeta de brazos y piernas.

–Ya puedes soltarme.

–Todavía no –respondió Grimmjow.

–¿No me oíste? Ganaste la apuesta y yo perdí, ¿qué quieres de mí?

Grimmjow pasó saliva antes de responder. Tener a Nelliel de esa forma bajo su cuerpo era demasiado para procesar. Cuando la retó a una pelea nunca esperó que ese sería el resultado. Esperaba fracturarse un brazo o torcerse un pie, al menos un poco de sangre del labio o la nariz, pero aquello era muy diferente. Y ahora que había ganado, podía pedirle lo que quisiera. Podía retarla a más peleas sin que pudiera negarse, podía obligarla a admitir que él era mejor que ella, podía pedirle que hiciera sus quehaceres, la lista era infinita. Pero lo único en lo que podía pensar era en sus labios entreabiertos y el sonrojo de su rostro que nada tenía que ver con su estigma. Entonces supo exactamente lo que iba a pedirle.

–Quiero un beso.

Nelliel lo miró con los ojos muy abiertos.

–¿Qué dijiste?

–Un beso –repitió Grimmjow –. En los labios. Eso es lo que quiero.

–¿Por qué…? ¿Estás…Estás hablando en serio?

Nelliel no cabía de asombro. Esperaba de todo menos aquello. Que Grimmjow, un Espada tan poderoso y destructor, con sed de pelea y de sangre, le pidiera un beso en los labios era…extraño. Era casi contra su propia naturaleza.

–Muy en serio –exclamó Grimmjow.

Nelliel tomó una profunda inhalación y se las arregló para asentir un par de veces.

–De acuerdo. Si eso es lo que quieres…

Grimmjow se inclinó lentamente hacia ella y cerró los ojos al ver que Nelliel hizo lo mismo. Al tocar sus labios tuvo una sensación extraña por todo su cuerpo, muy distinta a todo lo que había sentido antes. No sabía si era adrenalina, emoción o simple y pura felicidad. Movió sus labios suavemente, saboreando los de ella. No supo cuántos segundos pasaron hasta que poco a poco fue soltando sus manos. Nelliel fue la primera en romper el contacto.

Ambos se sentaron frente a frente sin decir nada. El sonrojo de Nelliel se había hecho más notorio, no sabía qué decir. Grimmjow había vuelto a su ceño fruncido de siempre, y si la vista no le fallaba a Nelliel, también tenía la cara un poco roja, justo en la nariz…

Entonces recordó el cabezazo que le había dado.

–¡Ah, es verdad! ¿Tu nariz está bien?

–Tengo suerte de que no tuvieras puesta tu máscara, seguro que me la habrías fracturado.

Nelliel sonrió apenada.

–Lo siento.

–Estamos a mano. Derrotarte no fue sencillo, pero sí divertido.

–¿De qué hablas? Casi te gano.

–¿Casi me ganas? ¿En qué universo alterno casi me ganas, Nelliel? –se burló Grimmjow.

–Es obvio que me tomaste desprevenida. ¿En serio crees que un número 6 podría vencer a un número 3?

–¿Estás loca? Acabo de demostrarte que soy más fuerte que tú.

–No eres más fuerte, Grimmjow. Ya admítelo.

–¿Entonces todo esto qué fue?

–No lo sé. Comienzo a creer que fue una excusa que te inventaste para besarme.

Grimmjow esta vez se sonrojó y Nelliel soltó una carcajada.

–Estás…Eres…

–Hay formas más sencillas de lograr eso, ¿no crees?

–¿Estás diciendo que me hubieras besado si te lo hubiera pedido? –exclamó Grimmjow– ¿Así sin más? ¿Sin apuestas ni pelea?

–Creo que nunca lo sabremos.

Nelliel se puso de pie y estiró las piernas y los brazos.

–Muero de hambre, hay que volver ya.

–Espera, todavía no me has respondido.

Nelliel sonrió de lado.

–Hagamos otra apuesta. Vamos a pelear en serio en Hueco Mundo. Si tú ganas, responderé tu pregunta. ¿Trato?


Fin

Bueeeeno esto fue todo (:

Espero que les haya gustado este pequeño one–shot, y que se animen a dejarme un review para saber qué opinan.

¡Un saludo! Hasta pronto.