Disclaimer: Los personajes pertenecen aKōhei Horikoshi, yo solo los uso para mi diversión, no gano dinero de esto, pero si lo hiciera, seria millonaria
Autorx: StrawberryMochi24
Advertencias: Conforme avance la historia habrá escenas de violencia, lenguaje soez y sexo
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La cosa era complicada para el príncipe Shoto Todoroki, su padre, herido de gravedad y su guardia personal diciendo que su ejército aunque vencedor, estaban muy graves, miro a Yaoyorozu Momo, su guardia personal y esta negó con la cabeza, este suspiro y miro a su consejero Izuku Midoriya en busca de algo, lo que sea para poder salvar su reino, su hermano mayor Touya el cual era el jefe del ejército estaba muy mal herido como su padre, su hermana Fuyumi estaba de visita en un reino vecino en busca de tratados comerciales, y Natsuo… bueno, él estaba comprometido así que él estaba junto a su prometida y él no podía hacer mucho, después de todos, los 4 tenían diferentes funciones, Touya el guerrero, Fuyumi la amable, Natsuo el administrador y él estaba destinado a ser el "representante" aquel que heredaría el trono y tenía que aprender de todo, es algo que han manejado los reyes de su familia durante décadas.
Necesitaba pensar, su ejército era fuerte pero aquel atentado no fue otra cosa más que una distracción, conocía otro reino, uno que sería capaz de proteger no solo el mismo, sino también el suyo, se levantó de aquel asiento como cabecera, después de todo, ante la ausencia temporal del rey, él tomaría las decisiones allí. —Midoriya, manda a ensillar un caballo, ya sé lo que tengo que hacer— el de cabellos verdosos corrió mientras veía al príncipe caminar con el cuerpo tenso, dentro de sí, deseaba que no fuera la opción que él pensaba que había elegido Shoto.
Momo miraba confundida los tres caballos ya fuera, ninguno de los príncipes antes de alcanzar la mayoría de edad viajaban solos, siempre eran acompañados por su guardia personal, miro como aquel joven príncipe, con sus ojos cristalinos subía al caballo siendo seguido detrás por el consejero y ella, cuando empezaron a andar de forma veloz, saliendo de los límites del reino, cruzando con rapidez aquel enorme reino, se tomó un momento para observar aquel vasto reino, aunque el rey Enji Todoroki era un hombre temible, incluso había reinos que preferían estar de su lado bueno, conocido por haber arrasado en sus primeros años de reinado con vecinos expandiendo así sus tierras, volteo hacia atrás perdiendo el castillo de vista, usualmente el menor de los Todoroki evitaba salir mucho del reino.
Estaba realmente preocupada ya que no sabía que esperar, había cosas que no le gustaban de plano, ¿Quién sería tan idiota en atacar al rey Endeavor? Todos sabían que el que lo agarra desprevenido tiene una sentencia de muerte por osarse a atacar a un miembro de la realeza, cuando estaban al borde de un espeso bosque ella entra en razón, estaban cerca del reino de los dragones.
—Príncipe, no es que lo contradiga, pero, ¿está seguro de esta decisión? — la voz mortificada de Izuku trae a la realidad al joven príncipe el cual se veía perdido, bajando del caballo, con suma calma camino hasta que un inmenso dragón se posó frente a él, de brillantes escamas de color rojo, montado en el dragón habia un chico de su edad, de cabellos en punta color cenizo, ojos fieros como un par de rubíes y una buena figura, este chico era el príncipe Bakugo, del reino de los dragones.
La verdad, ella estaba bastante impresionada, es decir, había escuchado tantas cosas del chico que estaba frente, muy pocas de ellas eran buenas en realidad, así que no sabía qué podría querer el príncipe con un hombre como tal, tenía una dudosa reputación y que era tan temido como Enji Todoroki, trataba de pensar las posibilidades, ninguna le gustaba y cada una de ellas era más loca que la otra.
Se sorprendió cuando vio que el príncipe tiraba su espada y levantaba ambas manos en señal de paz, ella estaba a lado izquierdo del chico bicolor y Midoriya a la derecha, el dragón gruñó amenazante y ella desenfundó su espada colocándose frente al futuro monarca, pero este la detuvo y ella guardó la espada.
—¿Qué hace en los límites de mi reino? — fue la cuestión, la voz de aquel monarca era fuerte, rasposa y ronca, no tembló con el dragón, no temblaría con esa voz, que sonaba igual de imponente que la del rey, se tranquilizó aún con su mano lista para volver a desenfundar su espada. —No creo que sea solo una visita de cortesía— la voz arrogante la hizo molestarse, es decir, cómo puede hablarle así al chico bicolor, a su lado, el menor se encaminó hacia estar frente al dragón, hizo una reverencia y su mirada se dirigió hacia arriba mientras hacía una curiosa seña con la mano, no sabía cómo definir, el rubio cambió su expresión y frente a sus ojos se vio como aquel dragón descomunal se volvía un chico de brillante sonrisa con dientes puntiagudos y cabellos pelirrojos, los dos futuros monarcas caminaban juntos.
Midoriya recogió la espada de Shoto mientras ellos eran guiados por el dragón, miró a su amigo y este parecía saber qué pasaba —¿Qué significa la seña que hizo? — la pregunta se deslizó fácil por sus labios, el peliverde miró al pelirrojo como si estos se pudieran comunicar telepáticamente, parecían dudar si era prudente responderle aquella cuestión.
—¿Cómo pide ayuda un monarca estando con el pueblo? — fue la voz del pelirrojo la que le contestó aquella pregunta, aunque groseramente con otra cuestión, los monarcas tenían una señal de auxilio, no era diferente en ningún lugar dando así la ayuda entre distintos reinos o reyes para situaciones peligrosas, miro el bosque y jura ver pequeños ojos que la analizan profundamente, tal vez juzgando sus pasos, el que no sea hombre o como usa su armadura, ya que esta mostraba parte de su piel, no era correcto, pero no es como si le importara mucho a ella, pero ¿Por qué le pedirían ayuda al reino de los Bakugo? No negaba que ellos eran especiales por la creación de explosivos, pero no tenía la más menor idea de cómo podía ayudarles ellos, el propósito no era dejar al reino vulnerable y los explosivos solo expondrán al reino.
Se escucha al de cabellos verdosos suspirar con tristeza —El príncipe planea ofrecer un contrato matrimonial, sería sospechoso que de la nada están dragones custodiando el reino, pero no se vería sospechoso "adelantar" una boda, la única manera de proteger al reino, es esa— el oji esmeralda se veía cada vez más triste, como si un manto lo cubriera y no dejara salir aquella tristeza que sentía, así que tanto el híbrido como la morocha no se daban cuenta del sentimiento de tristeza, aquel reino era curioso, la mayoría de las casas eran "cuevas" cercanas al suelo, entraron a una donde se sorprendieron al encontrarla bien iluminada y era bastante cálida a comparación del fresco de afuera.
Mientras tanto el príncipe se encaminó a la única cueva natural que existía ahí, el lugar era cálido y muy bien iluminado, además de que era cómodo, se presentó con respeto ante el rey Masoru, aquel hombre a pesar de ser demasiado tranquilo imponía un respeto tan curioso, debido a que fue el primero en entablar amistad con un híbrido de dragón, se sentó de forma nerviosa frente a este.
—Se que mi presencia aquí lo desconcierta a gran manera, no lo culpo, pero es importante que me escuche— ante el gesto afirmativo del actual monarca sonrió aliviado, sintiendo que tal vez la situación tendría solución —Necesito la ayuda de su reino, mi padre y el ejército del reino ha sido gravemente herido, necesitamos protección— cuando vio la curiosidad en el rostro ajeno suspiro y se preparó para contar esa larga historia.
—Hace mucho tiempo, mis ancestros notaron que su hijo mayor, lleno de soberbia al ser el siguiente monarca, era cegado por el poder, el rey decía que siempre el mayor era el loco de la familia, puesto era lo que se esperaba — la voz del menor de los Todoroki se escuchaba cansada, como si por fin sintiera el peso de sus responsabilidades —El monarca estaba en el puesto siendo el cuerdo debido a que su hermano mayor había muerto, tomó una difícil decisión, y fue nombrar a su hijo menor como heredero al trono, notando como este, siendo más amable y pendiente del pueblo notando como era mejor para el puesto, y fue una situación que se repetía con cada monarca, los hijos mayores siempre están locos, pero controlables, aunque hay uno que enloquece deseando el poder para mal y terminan siendo ejecutados, ya que serían un peligro no solo para ellos, sino también para el reino—
Se masajeo las sienes cansado y aceptando el tibio te, algo que lo relajara lo suficiente como para seguir contando aquella historia —Mi abuela, era la heredera del trono, fue la primera mujer en gobernar en décadas, y noto algo, su hijo mayor era raro, mientras que sus dos hijos menores (mi tío de en medio y mi padre) se enfocaban en conocer el reino, saber de los límites y demás, él era extraño, siempre en la biblioteca, había tiempo en el que desaparecía y no volvía hasta muchos días después con heridas de las cuales no quería hablar y eso causó mucha incertidumbre no solo en los actuales reyes, sino también en el pueblo, que en ese entonces era bastante pequeño logrando así que todos hablaran de ello, pero había tantas cosas que preocupaban a mis abuelos, logrando que mi abuelo decidiera seguirlo un día, descubrió lo que estaba haciendo mi tío, estaba aliándose con personas de diferentes reinos para poder causar una revolución, poder derrocar a diferentes reyes y así hacerse con el poder de la manera incorrecta, mi abuelo le dijo todo a su consejero, porque sabría que mi tío lo buscaría para matarlo, pero no sabía que viajó con su consejero logrando decirle todo lo que descubrió a mi abuela, para poder ponerle un alto a mi tío, mi abuela hizo lo necesario, y mi padre se enfrentó a su hermano mayor para defender el reino, a lo que me cuenta mi padre y algunos de los viejos sabios del pueblo cercano al castillo, incluso los compañeros que ahora algunos son generales del ejército.
—Detente hermano, ¿qué no ves lo que tu avaricia ha provocado? Has matado a nuestro padre, el rey, por querer tomar un puesto que no mereces, recuerda que el heredero al trono ha sido desde hace varias décadas, el menor de los hijos, y nuestra madre, la reina, tiene la decisión final— fue la voz ronca que se notaba en el futuro sería estruendosa e impondría respeto de Enji Todoroki, una figura, que se levantaba imponente como su madre, con sus cabellos tan rojos como el fuego y ojos tan azules como el cielo, lo que hacían una figura fuerte y atractiva para las doncellas del creciente reino.
—Hermanito, el pequeño Enji viene a querer detenerme, es lamentable que te desees quedar con algo que me pertenece por derecho, yo solo sé cómo hacer que este reino sea prospero, nuestra madre esta segada por lo que nuestros abuelos le enseñaron, y que quiso continuar con nosotros, pero no caigas, aun tienes tiempo de cambiar de opinión y unirte a mí, prometo no hacerle nada a nuestra madre y dejarte siendo el general del ejército, sé que eres muy listo, y un gran estratega, ganaremos grandes batallas contigo como general— la voz de Takeo era bastante convincente, le ofrecía un buen trato a Enji, pero terco, no se dejó convencer por la voz de su hermano que parecía cantarle como una sirena a un marinero en mar abierto, lo rechazó y se batió en duelo, resultando ganador.
—Su majestad, mi padre, está muy herido, se encontraron con mi tío Takeo, con un ejército de muchos desertores de distintos reinos, con un fin en común, destronar a mi padre, soy el hijo menor, y desde que nací he sido educado para el día que llegue el retiro de mi padre o su deceso, y como futuro monarca, le propongo algo beneficiosos para ambos reinos— habló con solemnidad, su voz era temblorosa y los reyes miraron al joven príncipe, más que ninguna otra persona, ellos podían empatizar con el chico, después de todo, en sus hombros llevaba la carga de miles de personas, no solamente de su familia.
Masaru, se acercó al chico, a lo que sabía era menor que su Katsuki, solo tenía 17 años, conoció al rey Enji cuando era más joven, recuerda que fue el único que le dijo que lo veía capaz de ser un rey, después de todo, su mejor amigo era un híbrido dragón, ahora tenían un tratado en común beneficiando a ambos reinos, ahora su reino era conocido como el reino de los dragones, estaba bien, evitaba enemigos y muchos se lo pensaban dos veces antes de atacarlos —Y dígame joven príncipe, ¿Cuál es el tratado que usted viene a ofrecer? — la voz calmada del hombre castaño le dio seguridad al chico de ojos bicolor, y por primera vez en el día, sonrió.
Por otra parte, el pelirrojo miraba el cielo estando sentado en la copa de un árbol, sabía lo que se venía, y no culpaba al príncipe Shoto por buscar ayuda, era lo más sensato que podía hacer para salvar a su reino, lo conocía, era un reino grande, miles de personas que se verían afectadas por una guerra, escucho un ruido debajo de él y volteo para ver quién era, una sonrisa se instaló en su rostro y bajó con cuidado para postrarse frente a su príncipe, el de cabellos cenizos lo miró y soltó un suspiro —Lagartija… ¿Cuántas veces te he dicho que no debes hacer eso? — el cenizo estaba estresado, él como único heredero tenía muchas responsabilidades, pero su reino era pequeño, era menos carga.
No se puede imaginar cómo se ha de sentir el chico Todoroki con la gran carga, después de todo, arriesgarse con esa propuesta, por una parte, era beneficiosa para el futuro, por otra… Él no se quería casarse —Escucha bien lagarto, sabes que te cuento todo al ser tu mi guardian, el tratado que se llegó fue al de una boda, será dentro de una semana, pero estaremos varios dentro del reino del fuego, te sentirás como en casa ¿no lagartija? — el cenizo sentía su corazón doler, iba a atar su vida con un hombre que no amaba, pero, no podía hacer nada, era la única forma.
—Mi príncipe ¿está bien? — fue la pregunta que salió de los labios del pelirrojo, mirando los ojos rojizos de su protegido, el cual tenían un brillo distinto, parecía… ¿triste? Aún no sabía definir muy bien muchas emociones humanas, siendo él apenas un dragón joven y teniendo realmente poco de estar conviviendo con el príncipe, este hizo un sonido curioso con su nariz y acarició sus cabellos, el cerro los ojos disfrutando ese mimo que le hacía, teniendo en cuenta que eran pocas las veces que le hacía mimos.
Mientras que en la cabeza del cenizo, solo podía pensar en su dolor, ¿Cómo estaría ahora con aquella persona que ama si tenía que casarse? ?, y no se permitiría serle infiel a Shoto, después de todo, una unión era sagrada y debía aprender a amarlo, se fijó en sus padres aun haciéndole cariños al pelirrojo el cual ronroneaba tal cual gato, sus padres antes de estar comprometidos, no se toleraban, se fueron conociendo y era testigo de lo mucho que se amaban, suponía que podría desarrollar sentimientos por el príncipe de cabellera bicolor, tal vez serian un buen matrimonio, pero en ese momento pensar positivo no estaba en sus prioridades.
Su corazón dolía como si una estaca hubiera sido clavada en él, ver los grandes y dulces ojos del híbrido de dragón mirarlo, con tanta calma y devoción, tal vez Ejiro no tenía los mismos sentimientos hacia él, pero planeaba conquistarlo, pero no podía dejar a su suerte al príncipe heredero del reino de fuego, no era correcto e iba contra sus principios como príncipe.
¿Por qué me dolía tanto la idea de no poder estar con el pelirrojo? Se cuestionó mientras veía como aquel ser estaba dormido en su regazo, mientras aún le hacía caricias en sus cabellos, tan suave y con un suave aroma a madera y al césped húmedo estoy tan enamorado fue un pensamiento fugas, pero certero, joder, que no sabía que haría.
—Su majestad, lamento interrumpirlo, me dijeron que el príncipe Todoroki ya se fue y que mañana llevará un carruaje por usted para que vaya al reino del fuego— mencionó una chica de cabellera corta y castaña, esa chica era su consejera y además era aprendiz de hechiceros, a palabras de esta, quería ser capaz de poder defender el reino y no solo quedarse atrás al ser una sola consejera, en palabras del cenizo, eso no era necesario, pero no le quitaría la intención a Ochaco,
—Gracias por avisarme, ve yendo a descansar, sé que te has agotado por tus entrenamientos, iré pronto— contestó, la chica hizo una reverencia con una mano en su corazón y la vio caminar hacia la cueva/casa de esta, pasó sus manos por su rostro y al final por su cabello tratando de eliminar un poco la tensión y el estrés qué veía venir, una suave molestia en una de sus sienes le avisó de una posible migraña, sacudió levemente al pelirrojo y este abrió sus ojos parpadeando adormilado.
Caminaron y entraron a la cueva, pocos entendían la belleza de sus cuevas, las cuales eran talladas y condicionadas para que una persona pudiera estar bien, mantenían una temperatura fresca y no había humedad, además de que los acostumbra a un ambiente, los ciudadanos del reino de los dragones sabían sobrevivir en cualquier ambiente, porque eran fuertes y crecieron aprendiendo a luchar.
Pero ese no era el momento para pensar en ello, después de todo, tenía que descansar y estar despierto temprano y así poder estar listo a tiempo y poder ir al famoso reino del fuego, se rumoreaba que cuando entrabas a él, una calidez te rodeaba que para aquellos que tuvieran malas intenciones, se volvía en un calor asfixiante, tal vez sea algún encantamiento de algún hechicero, o alguna superstición de personas ajenas al reino, incluso rumores de los mismos ciudadanos.
Fue una noche pesada, cuando abrió los ojos, se sentía demasiado agotado, se levantó y estiró sus músculos, el dragón lo acompañó a darse un baño y preparar algunas cosas y pasar algunos días junto con el príncipe Todoroki, y como se había prometido, a medio día llegó un carruaje. Este estaba hecho con madera de cedro, los asientos eran suaves, supuso que era algodón o algún material parecido y era tirado por unos caballos percherones, caballos grandes purasangre, algo intimidantes si no fuera él.
—Bakugo, tengo un buen presentimiento— la dulce voz de la castaña lo trajo a la realidad, miro por la ventana del carruaje notando que ha no estaban cerca del espeso bosque que le era tan familiar, entraron por una muralla de piedra y al atravesar, un curioso calor recorrió su cuerpo, como un abrazo cálido de su padre se tratase, aquel lugar era interesante, podía ver a los agricultores y ganaderos tratando su producto, los mercados y gente caminar, observó como la atención de los pueblerinos se centraron en el carruaje y lo veían con atención, este se detuvo brevemente y se puso a escuchar comentarios de la gente de ahí.
—Al parecer el príncipe adelantara su boda, se dice que el rey Enji está muy enfermo y por lo tanto, el joven príncipe Shoto adelantara su boda y así su padre podrá verlo en el altar— fue el comentario de una mujer rubia que caminó cerca de aquel coche tan tradicional, prefería volar con Ejiro —Bueno, se sabe que su prometido es de un reino cercano, y tengo dos opciones, el reino de los dragones o el del viento— fue el comentario de la otra mujer, de cabellos naranjos y pecas bañando su rostro, estás se alejaron más del carruaje impidiéndole saber más, cuando avanzaron y subieron una colina, se permitió dar otro vistazo a aquel gran lugar.
Un lugar próspero, con gran gente y pudo observar que había poca seguridad, pero incluso había una escuela, pocos reyes dejaban que sus súbditos se educaran, pero a lo que sabía, el rey Endeavor era un revolucionario, y que su hermano era su consejero, recordaba que su nombre era Taishiro, le parecía una buena estrategia, darles algo que puedan atesorar y que le haga hablar bien de su monarquía.
Todo era tan llamativo, cuando bajaron, entraron al gran palacio mirando con asombro aquella construcción de piedra, estando iluminado y bellamente decorado, se notaba que muchas de esas decoraciones eran más recientes, por lo tanto, puestas por el rey Endeavor, Katsuki por un momento se sintió intimidado, es decir, su crianza fue de una forma, pero ahora que lo pensaba, Shoto (como este pidió ser llamado) tenía un actuar firme, correcto, incluso lo podría considerar frío.
Después de todo, el estaría con lágrimas o voz rota al saber que su padre y/o madre estén en un peligro de muerte, es decir, al solo imaginarlo su corazón se estruja y su estómago se tensa de una forma incómoda, logrado así un sentimiento amargo que se quedaba en su mente y hacía que su garganta se hiciera un nudo impidiéndole hablar o respirar con normalidad.
Fueron recibidos por el peliverde que habían visto, ¿Deku se llamaba? Realmente no lo recordaba y no le preguntaría, tenía informado que era el consejero real del príncipe y por lo tanto estaba casi igual educado que el joven bicolor. Los consejeros reales: recordó en su mente como eran educados; tenían que tener amplio conocimiento de un reino, su moneda y gente; al igual que tenían que estar conscientes de las relaciones fuera del reino y demás. Realmente pensarlo en esos momentos le resultaba algo agotador.
Conforme iban pasando por aquel salón donde recibían a las "visitas" con una gran alfombra roja que terminaba en una plataforma donde había 2 sillas grandes que supuso era el trono de la reina y rey, a lado de estos otros cuatro y supuso que serían de los hermanos de Shoto, pasaron por una puerta de madera oculta a un pasillo iluminado de forma tenue con antorchas, luego de pasar un largo tramo con una luz demasiado baja a exponerse a grandes ventanales que dejaban pasar la luz del sol, bañando el suelo con brillantes colores, entrar al lugar en sí y poder ver que eso fue algo de años, por la pequeña cantidad de musgo en una de las paredes del imponente castillo.
Al final, llegaron a una pared donde solo se veía una chimenea, se quedó curioso ante ello para ver con asombro como el fuego era apagado revelando una compuerta —Al igual que ustedes, tenemos un mago de nuestro lado— fue el comentario casual del peliverde que le hizo cuestionarse ¿qué tanto sabían de su reino? Pero dejo eso de lado cuando la compuerta fue abierta y entraron a una sala aún más oscura que aquel pasillo que pasaron anteriormente, bajaron por una escalera de caracol hasta llegar a una puerta y lo que parecían las mazmorras, pero era bastante cálida, más de lo que se esperaba, para ser un lugar subterráneo.
Al entrar al lugar lo que pudieron observar fue al joven príncipe junto a su guardia, la castaña hizo un sonido ahogado, volteo en dirección de ella y vio el asombro en sus ojos, se enfocó en saber que miraba la castaña y vio a un hechicero de orejas puntiagudas y cabellos oscuros, tenía un cetro de madera, que por el sutil olor que había supuso que era madera de un saúco, tenía una piedra que se veía de colores y parecía ser de cristal.
—Bakugo, bienvenido— fue la voz suave de la mitad albino, el cual miraba un mapa de aquella mesa de piedra señalando algunos lugares del mapa con su dedo, el hechicero afirmaba con la cabeza ante el lenguaje silencioso que daba el joven monarca —Midoriya, gracias por traerlo ¿puedes ir a traer a mi hermano? Bakugo, necesito que te acerques por favor — el rubio cenizo se acercó de forma tentativa al bicolor y observó con mayor atención el mapa que se le mostraba, nunca habrá visto un mapa tan detallado de un lugar, pero era la gran cantidad de terreno que pertenecía al reino del fuego, se veía los límites con el reino de los dragones, del viento y de la paz.
—Tenemos de aliado al reino de la paz, mi hermana está casada con el rey, así que por esa zona estamos protegidos, el siguiente punto, al ser una alianza matrimonial, y al ambos ser príncipes herederos, nuestros reinos se unifican en uno solo a diferencia del reino de la paz que solo se mantiene como un aliado político y comercial debido a la unión de mi hermana con el rey Tensei, así que la protección de la zona sur del reino está asegurada— y era verdad, el reino de la paz parecía abarcar toda la zona sur del reino, el bicolor señaló el reino del viento y puso una estatuilla de dragón ahí — Aquí pueden haber dos o tres dragones, el reino del viento tiene buenos guerreros, así que tanta vigilancia no es necesaria.
Sólo pudo afirmar a lo que decía, escuchando con atención ante tal estrategia, la puerta fue abierta nuevamente dejando ver a un chico albino, sus ojos azules que parecían arder en llamas mientras observaban a los integrantes de la habitación, caminó a paso lento, notado sus heridas, y el cómo, a pesar de estar en terribles condiciones, mantenía ese andar elegante —Shoto, hermanito— el albino, a pesar de verse más pequeño que él, tenía la misma altura que él bicolor, su voz era ronca, pero con ese arrastre ligero que se le consideraría una persona arrogante —Vaya, mira que nos trae el fuego, Katsuki Bakugo, la última vez que te vi apenas podías mantenerte de pie de lo pequeño que eras— Katsuki se sintió extrañamente avergonzado por ese relato.
—No estamos para hablar de eso, estamos hablando de la seguridad del reino— Shoto tenía una voz imponente en ese momento, que no dejaba a dudas que estaba preparado para el puesto de rey, el chico albino sonríe con burla y se acerca al mitad pelirrojo, sacude sus cabellos y noto que no tenía una corona, pero ve como ambos chicos tienen el cartílago de su oído perforado teniendo un arete una gema azul, era un zafiro. —Mira el mapa, hay soldados que están mejor y unos que no sufrieron heridas, podemos cubrir todos los puntos ciegos, Fuyumi llegará más tarde y tenemos que hablar con Natsuo.
Al que recordó como Touya, el hermano mayor de Shoto, y el "inestable" que se hacía cargo del ejército, verlo en una ropa casual te hacía pensar en un ángel, pero muchos sabían que era un sanguinario, y que no dudaba en clavar su espada en aquel que perturbe la paz en su reino. —¡Su señoría! — entro corriendo una mujer de cabellos negros y mirada azabache, su vestido daba a entender que era empleada del castillo, el cual estaba manchado de sangre. —El señor Hawks está aquí— vio la preocupación en los ojos azules de Touya e irse corriendo, a lo que todos le siguieron, cuando volvieron, el camino fue más corto, cerca del camino al trono estaba sentado un hombre de cabellera rubia oscura, ojos dorados con unas marcas que le recordaban a un halcón —Keigo, estaba tan preocupado— la voz del albino tenía un tinte lloroso.
Vio como aquel chico de orejas puntiagudas se acercaba al que nombraron como Keigo haciendo que sus manos brillaran y algunas heridas desaparecieran —Dulce y bendito Tamaki, tu magia es asombrosa— fueron las palabras cansadas de aquella persona, suspiro mientras era subido a una camilla y era llevado por otra puerta que no había visto aparecer, era un camino largo que resultó ser la enfermería, había cientos de soldados que descansaban en las camas
— Shoto, papá está preguntando por ti— hablo otro chico albino, este era visiblemente más grande que Shoto y Touya, vio al bicolor afirmar con la cabeza y voltear a verlo, su mirada se dirige al peliverde y hace la seña para que lo sigan, caminaron por otra serie de pasillos y subieron varias escaleras — El castillo fue diseñado por mis tatarabuelos para que fuera un laberinto, solamente tres personas conocen correctamente cada pasillo de este castillo, fue encantado para hacerte olvidar y confundirte
La voz del heterocromático lo distrajo y llegaron a una puerta de madera, el cuarto del rey era grande, su vista se dirigió a la cama donde yacía el imponente rey, que al verlo así lo sorprendió, aún tenia esa figura imponente, pero se veía débil, se inclinó en señal de respeto como el bicolor y el peliverde — Vamos hijo, no mires así a este viejo, pronto estaré mejor—
Cualquiera que tuviera una relación cercana con sus padres, podría entender el dolor que se veían en los ojos del bicolor, el como tomaba su mano y besaba los nudillos, el rey Enji se veía cansado, débil, sus ojos azules estaban nublados con los que veía, era sabiduría.
Bueno, quería publicar esto desde hace tiempo, pero por una u otra razón no lo hice, iba a ser un One-shot, pero al ver que había mas de 5000 palabras decidí dividirlo en capítulos
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