Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.
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Shot. I'm Not a Monster.
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La imagen de Xeno se quedó grabada a fuego en la mente de Senku. Cada facción de su rostro denotó el deleite incomparable que rayaba en un placer absoluto; la sangre era el líquido vital para los vampiros así como la ambrosia lo era para los dioses. ¿Entonces por qué se negó a probar de él?
La sangre consumida de los animales no era la mejor, ciertamente el sabor dejó mucho que desear; era grasosa y se enfriaba con rapidez, sin embargo Senku la catalogó como un mal necesario. Su supervivencia pendía del delgado hilo entre la comodidad y la necesidad.
Más de una vez se cuestionó la posibilidad de beber sangre de cadáveres, pero incluso la verdad tras ese planteamiento conllevó a uno de los secretos mejor guardados de Xeno y Stanley. "Es veneno mismo" le dijo él en ese entonces. Beber la sangre de un cadáver era elegir la muerte misma y su propia existencia se desvanecería en ese instante.
Senku negó con la cabeza ante la ironía de las palabras. La sangre, su elixir de vida también podía brindar la muerte.
Enfocó la mirada hacia adelante y supo entonces que estaba lo suficientemente lejos del bullicioso centro de la ciudad, quizás en los barrios bajos de la misma, el único pensamiento que le reconfortó fue saber que se encontraba lejos de Stanley y Xeno.
El barullo de una taberna llamó su atención, fue demasiado tiempo sin poner el pie en una; al menos desde sus días de borrachera antes de conocer al Vampiro Estadounidense y tras la muerte de su padre. Después de su transformación el tiempo se redujo a un simple parpadeo.
Senku detuvo su andar cuando estuvo al pie de las escaleras del lugar, el olor a alcohol inundó sus sentidos, trayendo consigo una oleada de nostalgia; el sabor del vino o la cerveza se convirtieron en un recuerdo lejano, así como los ocasos que prevalecieron en una imagen difusa y estática dentro de su mente.
Sacudió tales pensamientos de su mente y se enfocó, aprovechando el tiempo a solas del que disponía.
No obstante se detuvo brevemente antes de dar otro paso, agudizando el oído cuando un grito cortó el frío aire y se esparció como pólvora en la oscuridad de la noche. Sopesó la posibilidad por un momento, y entonces retrocedió un par de pasos hasta ubicar el lugar exacto de donde provino tal sonido.
Senku llegó a la conclusión de que dicho lugar era una pequeña casa a una esquina de distancia de la taberna.
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Deplorable.
Fue la palabra perfecta para describir el lugar.
Ishigami se negó a creer que los humanos fuesen seres simples cuyo destino estaba trazado desde antes de nacer, en su caso, su padre adoptivo había acumulado una riqueza incalculable durante años y después de su muerte, ésta simplemente pasó a manos de Senku como el nuevo heredero en el que se convirtió.
No fue predestinado ni tampoco una suerte o casualidad. Sólo la suma de los factores adecuados para llevar a dicha situación.
Pensándolo bien, se dijo que a otros en cambio se les negaba esta riqueza, éstas posibilidades y sólo se les otorgaron condiciones poco favorables en la estadística de sus vidas. Una existencia sin poder guardar un solo centavo.
Al entrar se percató de que la puerta no estaba asegurada, lo segundo en lo que se fijó fue en que era un lugar diminuto, quizás más pequeño que el establo de su antigua propiedad. Las grietas se abrieron paso por las paredes, escalando y ramificándose a cada extremo de las mismas hasta abarcar incluso el sucio suelo de madera podrida; el lugar estaba prácticamente destrozado, las vigas que sostenían el techo comenzaban a resquebrajarse y Senku se preguntó cómo esa pocilga seguía sin derrumbarse sobre sí misma.
Permanecer ahí de pie removió ciertos sentimientos en él, era la cosa más deprimente que hubiese visto nunca y sólo pudo compararla con su propia alma. Completamente vacía, como él. Senku se dijo a sí mismo que tal como esa casa, él nunca tuvo nada y tal vez nunca lo tendría.
Sin muebles de alguna clase, ni un mísero banco en el cual sentarse, ni una sola pieza; de las ventanas colgaron viejas sábanas manchadas con el paso del tiempo e impregnadas con el olor a humedad mezclada con suciedad.
Decidiendo que era suficiente, dispuso a marcharse. Tras dar el primer paso se congeló al escuchar el mismo sonido que lo llevó a ese lugar, esta vez más fuerte y claro que antes. Un gemido ahogado en un sollozo de dolor.
El misterio bastó para abstraer su atención y hacerle olvidar su retirada.
Senku cruzó la estancia, manteniéndose sigiloso hasta llegar a una habitación en donde encontró la causa del sonido.
Una joven, quizá de la misma edad que él aparentaba tener; aferrada a algo que Senku no pudo identificar en ese instante pero que incluso era considerablemente un poco más grande que ella.
Ella permaneció de cuclillas en el suelo sobre una improvisada cama que consistía únicamente en una desgastada manta y un trapo viejo con suciedad impregnada en él, con la que pretendía emular una almohada. ¿Podría siquiera considerar eso como una almohada? Consideró que fue mejor que no tener nada en el cual retozar la cabeza.
Fue todo, omitiendo el montón de ropa vieja y desgastada que se esparcía en un rincón del deplorable cuarto.
Un rayo de luna se coló por una de las grietas de las paredes, otorgándole a Senku la visión perfecta de la figura que se escondía en la penumbra. Cabello rubio atado en una descuidada y salvaje cola de caballo, mechones caóticos pegados a su delicado y pálido rostro, o cayendo en una vertiginosa cascada dorada rozando apenas sus delgados hombros.
Senku sólo pudo compararlo con oro fundido e incandescente, o a un ópalo de fuego amarillo con suaves destellos que refractaron la luz de la luna.
Como si ella adivinara los pensamientos del vampiro, pasó las manos por su cabello, tratando de limpiar los rastros de suciedad y desenredando cualquier maraña.
El delicado rostro de la joven no fue más que el reflejo espectral de su interior, la proyección de la decadencia en su carne; piel pálida con rastros deplorables de su vida. Permaneció ahí, sentada en la oscuridad y el silencio, con la mirada gacha sosteniendo algo entre las manos.
Hasta ahora, completamente ajena a la presencia de él.
Senku dio un paso atrás con la intención de salir de ahí antes de que ella pudiese verlo, sin embargo la madera crujió sonoramente bajo su pie.
La joven levantó la mirada ante el súbito sonido y Senku se congeló ante lo que observó en ella, sus ojos, él se fijó en la fría y apagada expresión. Algo en la mirada de la chica le dijo que ella no era como las demás criaturas y sus profundos ojos lo cautivaron, llevándolo por un torbellino de sensaciones indescriptibles y hasta entonces desconocidas para él.
Aguamarina endurecida y ahogada en la oscuridad de un zafiro lo invitaron a perderse en ellos, no supo por qué, pero un leve escalofrío recorrió su cuerpo.
Una cruda sensación provocó que algo dentro de su pecho se rompiera. Un estallido de ondas sonoras cargadas de agonía se estrelló contra él y por un momento perdió el aliento, cerrando los ojos cuando saboreó una fugaz punzada de dolorosa humanidad.
Pero ante todo, se sorprendió al ver que ninguna emoción cruzó en los rasgos de la joven ¿Con qué propósito? Su mirar reflejó todo lo que estaba sintiendo y no se atrevía a decir.
¿Profunda tristeza? Senku nunca sintió o experimentó algo como eso con otro adulto y mucho menos viniendo de una mujer, era como si los ojos de la chica clamaran por algo que ni siquiera él pudo saber.
— ¿Vienes por ella? —ella rompió el silencio, su voz apenas en un hilillo que amenazó con romperse en cualquier momento.
Hubo un silencio sepulcral. Senku no entendió a lo que se refería o específicamente a quién, pero ella lo miró como si en verdad lo hiciera y esperara una respuesta de parte suya.
— ¿Estás sola? —cuestionó escueto cuando el silencio se prolongó demasiado tiempo.
La observó, ella desvió la mirada al improvisado lecho, justo hacia el bulto que Senku no logró identificar.
—Estoy con ella. —dijo apuntando a un lado.
Eso fue como una certera invitación para Senku, quien aceptó casi de inmediato. Se acercó a la chica procurando mantener una distancia prudente y ella no dijo nada cuando él estiró la mano con la firme intención de descubrir lo que se mantenía bajo esas sucias y malolientes sábanas.
Nada lo preparó para lo que encontró bajo éstas: un cadáver putrefacto que desprendía un olor desagradable.
Simplemente no tuvo comentarios para algo como eso.
La vista fue horrorosa y la idea de que esa criatura permaneciera aferrada a un cuerpo vacío le llenó de asco e indignación. Se la imaginó ahí, sentada cada noche velando por un cuerpo cuya carne era engullida por criaturas rastreras, escuchando en la tenue oscuridad cómo éstos se removían mientras se adentraban más en el cadáver, trazando un camino hasta sus entrañas.
En un acto impulsivo, se acuclilló a su lado llevando la mano al menudo y pálido hombro de la joven con el afán de reconfortarla; la muerte era una entidad que no discriminaba a sus víctimas por género, edad ni clases sociales.
La única respuesta que obtuvo fue una cálida sensación acariciando su pecho en cuanto la chica se abalanzó hacia él en un envolvente abrazo, aferrándose a su cuerpo como si su vida dependiera de ello.
—Por favor —suplicó, con el llanto bañando sus mejillas—. No te la lleves, no te lleves a Ruri.
Senku pudo captar el dolor ante la inminente separación en el tono de voz de la humana, y de repente otra imagen asaltó su mente, ella en una completa soledad cobijada por la oscuridad del maltrecho hueco que era esa pocilga.
Él no dijo nada ni correspondió a dicho gesto. Simplemente se dedicó a mantener el contacto unilateral el mayor tiempo posible ¿Por qué se sintió tan bien? Una criatura tan vulnerable como esta humana aferrándose a él en busca de protección ¡Si al menos supiera lo que era él! Entonces saldría de ahí despavorida.
Se separó de ella para observarla, en primera instancia y contrario a lo que pensó en un principio, la joven parecía una criatura fuerte pero en ese momento con una voluntad frágil.
Aun cuando Senku se hubiese convertido en vampiro, conservó una pizca de humanidad en su interior que siguió atormentándolo de vez en cuando, como ahora.
—Mi hermana es todo lo que tengo. —Sollozó ella.
¿Hermana? Senku volvió la mirada al cadáver, omitiendo las señales de muerte y putrefacción en el cuerpo, pudo observar que "Ruri", como ella la llamó, se parecía demasiado a la chica aunque con características más maduras.
—Está muerta —Señaló él con apatía—. Te ha dejado completamente sola. —Y fue una verdad absolutamente cruda para un humano.
Lo inminente en la muerte y el miedo a la soledad.
Notó cómo la chica se estremeció ante su última insinuación. Una vez más, se vio envuelto en los delgados brazos de la criatura y él no pudo más que arrastrar los propios a su alrededor en un acto irracional e inesperado.
Un primitivo instinto surgió de Senku cuando ella dejó descansar la cabeza en su hombro, muy cerca, demasiado cerca de él, dándole acceso a su cuello.
Fue como si sus sentidos despertaran de un largo letargo.
El sonido de los latidos acrecentó y retumbó, pero el vampiro supo que no eran los propios sino los de ella, tan fuertes como el sonido de un par de tambores que resonaron en sus oídos.
El autocontrol se perdió entonces y su cordura llegó al límite.
Deslizó ambas manos hasta situarlas en los hombros de la humana, apretando para inmovilizarla. Antes de darle cualquier oportunidad, Senku lamió la delgada vena del cuello causando un estremecimiento en ella y hundió sus filosos colmillos en la suave piel de su víctima.
Ella gimió ante el dolor que él le estaba ocasionando y trató de apartarse, pero fue tan sólo un vago intento. Se encontró demasiado débil para luchar por una oportunidad.
Senku apartó a un lado los mechones dorados e inclinó ligeramente la cabeza en un ángulo favorecedor para tener mayor acceso, lamió la herida y la longitud del cuello, esparciendo un ligero rastro de saliva y ocasionalmente un gemido de satisfacción antes de volver a hundir los colmillos en ella.
Algo mojó las mejillas de Senku y él supo que eran lágrimas, pero no suyas. Sino las perlas saladas que corrían indómitas por el rostro de la chica, a pesar de ello no se detuvo.
La sangre era tan dulce, la cosa más dulce que jamás hubiese probado y ese fue un hecho que se manifestó brutalmente en él mientras succionaba la vida de esa humana.
—Eres un hipócrita Senku.
El sonido de la voz hizo a Senku despertar de su letargo y congelarse en su lugar. Se separó del cuerpo de la chica, dejándola en el sucio suelo. Sus ojos se sorprendieron ante el horror de sus acciones y Xeno soltó una sonora carcajada al aire.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —Senku cambió súbitamente el asunto mientras se limpiaba la comisura de los labios.
Miró por encima de su hombro y observó a Xeno, su semblante arrogante como siempre y casi diabólico, Ishigami intuyó que la situación en la que lo había encontrado fue totalmente gratificante para él.
—Estaba buscándote —La sonrisa en el vampiro Estadounidense no desapareció en ningún momento—. Pero creo que interrumpí tu cena, poco elegante de mi parte. —puntualizó y señaló a la joven en el suelo.
Senku quiso negar, decirle que no, que todo fue un completo error de su parte. Pero no pudo, la evidencia yacía a su lado.
—Te lo dije Senku, no podrías mantener el control por más tiempo —Se jactó Xeno—. Tus ojos eran el reflejo del hambre que te estaba carcomiendo por dentro. —Su sonrisa fue arrogante y cruel.
— ¡Te equivocas! —Senku espetó furioso ante las palabras—. ¡Ella no está… yo no quise!
Dejó las palabras flotar en el aire sin atreverse a completar ninguna ¿Qué podría decir después de todo? Xeno tuvo razón, su instinto fue mucho más fuerte que su autocontrol.
El vampiro atravesó la sala en dos zancadas, ubicándose a un lado de Senku para después inclinarse con el afán de susurrarle al oído—. ¿Acaso no lo disfrutaste? Dime Senku ¿Cómo se sintió hundir tus colmillos en su suave carne? ¿Cómo fue profanar a este frágil humano? Excitante ¿no crees?
Odió reconocerlo pero Xeno tenía razón. Fue la mejor experiencia que hubiese tenido, las ratas y demás alimañas se reducían a nada ahora mismo. Sus manos formaron un puño sintiéndose como la criatura más despreciable sobre la faz de la tierra y en un mero impulso, Senku se incorporó precipitándose hacia la salida e ignorando el llamado de su compañero.
Se perdió en la oscuridad de la noche.
Una descarada y aterradora sonrisa enmarcó el semblante de Xeno y su mirada se desvió hacia el débil cuerpo de la cena de Senku.
Una perturbadora idea brilló en la profundidad de su mente. Como a Senku, quizá también podría brindarle a esta humana la inmortalidad y la oportunidad de una nueva vida.
La soledad para un humano era aterrador, para un vampiro, la agonía de una eternidad.
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Fin (?)
N/A:
Tenía esto perdido por ahí y dije ¿Por qué no? Vamos a adaptarlo a Senku, Kohaku y Xeno osiosi 7u7
Está basado en la película "Entrevista con el Vampiro" XD o al menos un intento.
Perdón por la falta de Senhaku pero quería enfocarme en la perspectiva de Senku como Vampiro u.u
Espero les haya gustado y me dejen saber sus opiniones al respecto… un enorme gracias por darle una oportunidad a esta historia y nada, de verdad amo este fandom! He leído historias hermosas y el material Senhaku es bellísimo…
En fin, hasta la próxima n.n
