Bienvenidos todos a una nueva historia!
Así es gente, una vez más retomaré el fandom de Resident Evil (aunque no con los planes que tenía en mente…al menos no aún)
Qué opinan de que esté presentando historias de forma más continua?
En fin, solo espero que este one-shot les sea de su agrado y me dejen un comentario al final.
No soy dueño de ningún personaje, todo corresponde a su respectivo creador.
A BAD DREAM?
Entrecortada resultaba ser el respirar del corpulento hombre, eludiendo la engañosa flora del tétrico bosque que le rodeaba con el fin de evitar más accidentes, siendo el descanso algo totalmente innecesario y poco útil en la actualidad.
No cuando la ola expansiva de una bomba capaz de obliterar varios kilómetros a la redonda se cernía aún sobre él y la pequeña carga que tenía en sus brazos cubierta con una roída campera de color amarillo oscuro, repleta de lodo y sangre seca.
-Solo un poco más, Rose. Solo un poco más- de manera agitada, el hombre le dijo a la infante que tenía los ojos abiertos y miraba inocentemente sus alrededores.
A meros metros se localizaba la aeronave del grupo antiterrorista BSAA, girando sin parar sus hélices y listo para despegar, obligando al hombre a dar un último esfuerzo es la esprintada pues desconocía el tiempo que les restaba para escapar del lugar.
Un soldado armado vigilaba atentamente desde la compuerta, esbozando una mueca de calma al ver que su capitán estaba a salvo, aunque pronto se transformó en una pesar al ver que alguien más estaba ausente. Situación que parecía no haber notado la mujer a su lado, la cual recibió ansiosa a la bebé antes de repartir numerosos besos en sus regordetas mejillas.
-Ve, ve! Vámonos ya! – comandó el hombre que regresaba de la tenebrosa aldea oscura, aproximándose directamente a donde el piloto estaba.
Poco a poco el helicóptero comenzó a elevarse, sellando en el proceso la enorme puerta, despabilando a la fémina. Girando con brusquedad la cabeza para buscar al líder del escuadrón Hound Wolf, ella exclamó.
-Espera! Dónde está Ethan? – quiso saber ella, inquietándose por la ausencia de su marido.
Trozos de la reseca flora se desperdigaron violentamente por todo el lugar después de que la nave se alzara, generando una bestial fuerza de empuje al hacer rugir sin parar las aspas.
-En marcha. Tenemos que irnos- imperó Redfield, rogando por dentro solo unos segundos más de alivio.
-No, no podemos! No sin mi marido! – aquella mujer que había sido suplantada y dada por muerta reclamó.
-Mia, siéntate y agárrate- frustrado por la pérdida de una buena persona que se vio envuelto en el bioterrorismo, Chris comandó a la fémina.
-No hasta que me digas dónde está Ethan…Jamás nos abandonaría! Dime, qué está pasando! Dónde…!? – impotente, Mia Winters alegó, elevando paulatinamente el volumen de su voz al punto de perturbar la paz de la bebé.
Solo para que al final fuese interrumpida.
Una enorme explosión meció con rudeza la nave, desestabilizándola por unos segundos mientras que la gente dentro de este luchaba por no chocar contras las metálicas paredes o inclusive un extraño cuerpo, cuya tez era azulada, que cargaban con ellos.
Era tal el movimiento violento afectando la nave, que Chris Redfield solo puso como nuevo objetivo en su mente el resguardar la seguridad de las únicas personas en dicho transporte que eran técnicamente inocentes. Imprevistas sirenas estridentes de auxilio resonaron por todo el lugar, declarando que la nave estaba pasando por un difícil momento, poniendo al límite las habilidades del piloto, como así también provocando que la pobre infante comenzara a llorar por su padre. Un inmenso daño había causado la bomba, volviendo un caos el interior del helicóptero, donde a último momento el líder del escuadrón consiguió hacer sentar al par de mujeres y colocarles un cinturón de seguridad.
Sin embargo, el destino parecía estar empecinado con el líder del grupo paramilitar, ya que con la aeronave aun sufriendo la pérdida de control, él jamás pudo sujetarse de una saliente. Agitando los brazos de lado a lado en un último esfuerzo por salvarse, el fornido hombre falló en tomar un cabezal de los asientos, determinando así su inevitable golpe contra el techo con su nuca mientras oía lejanamente que gritaban su nombre.
-…ris! –
-…hris! –
-CHRIS! –
Grande abrió los ojos el nombrado al mismo tiempo que adoptaba una postura semi erguida sobre lo que parecía ser su propia cama en New York, si es que la decoración significaba algo. Tardando algunos minutos en recuperar un propicio ritmo cardíaco y respiratorio, el agente de la BSAA tomó el teléfono móvil que descansaba sobre una mesa de luz aledaña a la cama, sorprendiéndose acto seguido al percatarse de la fecha.
Seis meses antes de la misión en donde perdió a Ethan Winters en una pelea contra Madre Miranda.
No obstante, la fecha que enseñaba el calendario digital no generó una respuesta física acorde a ese último detalle, sino que le hizo recordar que determinada persona aún estaba en la misma ciudad donde vivía. La misma urbe que también era hogar de su hermana.
Hermana que aún no tenía hijos propios más allá de una adoptada Sherry Birkin.
Y aquella determinada persona que, según él, era perfecto para su Claire.
Perfecto para continuar el linaje Redfield.
-Esta vez no te me escapas, Kennedy! – motivado, el musculoso hombre se cambió de ropa y lavó con apuro el rostro, corriendo directamente a su coche.
Habiendo pasado años malgastando fondos de la BSAA para seguir para minucioso paso de su objetivo, el sobreviviente de lo ocurrido en la Mansión Spencer desplegó un mapa de la ciudad neoyorkina mientras manejaba a toda velocidad, viendo periféricamente en el plano todos los puntos rojos hechos con fibrón que indicaban los lugares que más visitaba el blondo agente de la DSO. Así como también marcado en verde el hogar de su hermana, sirviéndole así para conjeturar el tiempo que existía entre un lugar y otro.
Olvidando por completo lo que podría haber sido un muy bien detallado sueño premonitorio, Redfield ignoró todos y cada uno de los semáforos, señales de alto, policías de tránsito, e inclusive aterrorizó a pequeños niños de parvulario que eran guiados por su maestra en la tarea de cruzar las calles.
Él era un hombre con un propósito. Uno que no pensaba dejar escapar otra vez. Uno que usaría los conocimientos de su "sueño" solo para atrapar a alguien.
-Te tengo justo donde quería, Novato…- llamándolo por el apodo que alguna vez tuvo su objetivo, Chris murmuró mientras estacionaba su vehículo y revisaba el cargador de la pistola reglamentaria bajo su saco.
No añorando malgastar más tiempo que podría servir para revivir su linaje, el agente paramilitar descendió del carro y se aproximó a donde Leon estaba disfrutando de su día de descanso tras una larga misión que el gobierno le había encargado. Aun con sus reflejos perfectamente entrenados para prevenir peligros, el blondo fue incapaz de percibir que su peor pesadilla estaba justo detrás de él, sonriendo como maníaco antes de borrar dicha mueca y reemplazarla por una de complacencia.
-Kennedy! Qué alegría verte por aquí! – con un notorio tilde apócrifo de felicidad, el castaño clamó antes de palmear ambos hombros del agente de la DSO.
Aplicando de inmediato un poco de su peso para impedir que se pusiera de pie y escapara.
-Hey…Chris…- temblando inconscientemente y maldiciéndose en su mente por bajar tanto la guardia, Leon replicó con una trémula sonrisa.
Sin soltarle los hombros al rubio, Redfield procedió a hundir lentamente la yema de las falanges en los músculos, provocándole siseos de dolor en simultáneo que él se inclinaba hasta el lado diestro de la cabeza con claras intenciones de decirle algo al oído en voz baja para evitar a la gente curiosa.
-Métete en el auto o te disparo aquí mismo en las piernas- musitó el ex STARS, aligerando su asir en el antiguo policía.
Quien no quiso tentar su suerte durante más tiempo y acató el pedido, rogando por dentro que Hunnigan o Harper localizaran su teléfono móvil y le rescataran.
Conduciendo con una sola mano porque la otra estaba siendo empleada para apuntar a quemarropa al sobreviviente de Raccoon City, el castaño aceleró sin parar hasta llegar al apartamento de su hermana. Lo que puso aún más nervioso al secuestrado hombre, ya que reconoció de inmediato lo que planeaba su captor.
-Baja- ordenó Chris.
-Pero…- intercalando miradas entre el conductor y el establecimiento, Leon trató de pronunciar algo.
CLICK
-He dicho que bajes- se repitió el miembro de la BSAA luego de quitar el seguro a la pistola.
Acatando nuevamente el pedido del violento sujeto, Leon descendió en silencio y se dejó guiar por las escaleras del edificio hasta el cuarto piso, donde tuvo que abrir la puerta con un par de llaves que extrajo al sacar de lugar un zócalo aledaño a donde estaba un extintor.
-Entra- despreciando el menester de realizar oraciones más largas, el Redfield mayor empujó con el cañón del arma al delgado rubio.
Provocando que abriese la puerta de modo imprevisto, topándose con la imagen de una recién despierta Claire Redfield, la cual vestía una sencilla musculosa y unos shorts, dejando ver bastante piel en el proceso.
-Háganme tío. Ahora- pateando la puerta sin voltearse a ver, el asesino de Albert Wesker parló imperativamente.
-Podemos tener privacidad al menos!? – clamó el rubio, siendo empujado una vez más pero en esta ocasión contra el estilizado cuerpo femenino de su amiga y amante ocasional.
-No! Ahora empieza a mover esas caderas! – sin titubear, el instigador agitó la pistola en un ademán para que comenzaran el acto de procreación.
-Chris! Por favor! – tapándose el rostro por la vergüenza que estaba pasando a pesar de ya haber envuelto la cintura masculina con sus piernas en un acto reflejo de las tantas veces que lo habían hecho, Claire sollozó por misericordia.
-No te preocupes hermanita, una vez que tengas un bebé que asegure el futuro del linaje Redfield, mi reciente pesadilla donde todo se va al demonio nunca ocurrirá! – cínico y seguro de su pronto logro, Christopher dijo mientras tomaba asiento en un taburete cercano a la mesada de la cocina.
-U ocurrirá más rápido…- murmuró audiblemente Leon, quien ya tenía sus manos bajo la prenda superior de la pelirroja castaña.
Esto tomó desprevenido al musculoso hombre, quien abrió grande los ojos y dejó caer el arma al suelo.
-…Mierda- concluyó el hermano mayor de Claire, dándose cuenta que todo el lugar empezaba a girar descontroladamente como había sucedido en el helicóptero de su sueño.
-…ris! –
-…hris! –
-CHRIS! –
-CHRISTOPHER! – una voz femenina consiguió lo que deseaba al ver cómo su compañero de trabajo se movía de lado a lado en el asiento.
Irguiéndose con un ahogado grito de pavor, el susodicho miró extrañado lo que le rodeaba, ignorando las caras perplejas de sus pares y enfocándose en el paisaje que podía divisar a través de las ventanillas, descubriendo que solo le rodeaba un oscuro follaje.
Desesperado ante los ojos ajenos, el castaño se quitó apuro el cinturón de seguridad y descendió del vehículo en pleno movimiento, causando que tropezara pero de inmediato recuperara el porte, echándose a correr sin mirar atrás.
Árbol tras árbol vio el hombre de ojos oscuros, descubriendo que la luz lunar empezaba a esclarecer el lugar, lo cual servía de advertencia para demostrar que estaba a punto de alcanzar el borde exterior. Redfield se sentía mucho más ligero de lo que recordaba, aun así le restó importancia a tal detalla, pues estaba resultándole favorecedor al momento de esprintar hasta una carretera donde comenzaban a notarse las redes de tendido eléctrico.
-Esta vez no te me escaparás Kenn…Pero qué!? – entre bocanadas de aire que trataba de reponer debido al ardor en los pulmones, Chris inició su monólogo con un semblante decidido.
El cual perdió totalmente al percatarse de un curioso cartel a un costado de la ruta.
Las enormes letras negras sobre un fondo blanco plasmaban cierto nombre que heló la sangre del agente de la BSAA.
RACCOON CITY
Aquel nombre golpeó tan fuerte la psique del hombre, que en verdad funcionó para despabilarlo en su totalidad, revelándole que había despertado de un sueño dentro de otro sueño más. Y que el vehículo en donde iba previamente era el mismo en donde todos sus compañeros STARS viajaban para investigar la Mansión Spencer.
La nueva información sirvió para que él reformulara su plan de acción, recordando que Claire no estaba en la ciudad y mucho menos Leon, por lo tanto sus ideas de ser tío tendrían que ser postergadas. Sin embargo, esto habilitó una nueva opción, una que realmente le ayudaría de mucho luego de darse una apresurada inspección física, reconociendo el motivo de su agilidad.
-Jill! – clamó el mayor de los hermanos Redfield, empezando a recorrer nuevamente el camino que hizo unos minutos atrás.
Apenas fue el tiempo que tardó en regresar al lugar donde se habría arrojado del vehículo, descubriendo que tanto el equipo Alpha como Bravo estaban aguardando con rostros de total estupefacción.
-Oye Redfield, estás bi…? – un hombre de gran porte, cabello rubio y gafas oscuros dio comienzo a su interrogatorio.
Todo sin saber que su mera presencia había activado un viejo odio en el cuestionado, sorprendiendo a todos cuando ejecutó un veloz movimiento al desligar su arma reglamentaria de la cartuchera y le apuntó sin dudar en algún momento a la cabeza del líder del equipo primario de STARS.
BANG!
BANG! BANG! BANG!
BANG! BANG! BANG! BANG! BANG!
Deseando poder vaciar todo el cargador de su pistola en el cuerpo de Albert Wesker, quien tenía destrozado el rostro, el instigador fue retenido por unos atónitos Barry Burton y Jill Valentine, los cuales luchaban contra una inesperado fuerza interior del ex piloto de la Fuerza Aérea.
-Oh dios! Chris, que hiciste!? – una joven Rebecca Chambers gritó asustada y casi a punto de vomitar.
-Acabas de asesinar a nuestro capitán! – Brad Vickers pronunció lo obvio, sin notar que el cuerpo del susodicho seguí moviéndose con dificultad.
Algo que Redfield, Valentine y Burton, así como algunos del equipo Bravo notaron.
-Rápido, denme un galón de combustible! Este bastardo no debe revivir! – soltándose del agarre que le sometían, el castaño ordenó en simultáneo que le quitaba el Cold Python a Burton y se aseguraba de tener en la mira al caído rubio.
-Reviv…QUÉ CARAJOS!? – confundido y listo para arremeter contra quien empezó a creer un psicópata, Enrico Marini finalmente supo la razón de por qué su equipo no le había quitado la vista al cuerpo de Wesker.
AHHHH…
BANG! BANG! BANG!
-Dejen de perder el tiempo! Cuanto antes lo quememos, antes podremos irnos de aquí! – maldiciendo entre dientes por la fuerza que ejercía cada disparo del magnum, Chris volvió a gritar.
Atestiguando el cómo un ya asesinado Albert Wesker parecía querer levantarse a cada momento, ambos integrantes de los equipos restantes se apresuraron en buscar bidones de gasolina que servían de auxilio.
AHHHH…
BANG! BANG! BANG! CLICK! CLICK! CLICK!
-Estúpido revolver de seis tiros! Oh, por el amor de Dios, quédate en el suelo Wesker! – revisando que ya no tenía más disparos, Redfield notó que el experimento de Oswell E. Spencer aún se quejaba.
-Chris! Aquí tenemos la gas…olina…- Jill, junto al resto, regresó a donde el dúo que protagonizó un traumatizante momento hace segundos se localizaba.
Solo para ver cómo el castaño parecía querer intentar asfixiar al cadáver con la mano derecha mientras que con la otra extremidad usaba el arma vacía para golpearle en lo que restaba de cabeza con la culata.
-YA. QUÉDATE. QUIETO. MALDITO. HIJO. DE. PERRA. MALNACIDO! – entre palabra y palabra, Chris le propinaba un contundente golpe al rubio que a pesar de tener el rostro destrozado no había perdido sus lentes.
AHHHH…
-MALDITO! POR QUÉ NO TE MUERES! MUÉRETE! MUÉRETE MALDICIÓN! PASARÁS A UNA MEJOR VIDA Y PRONTO LA LOCA DE TU HERMANA TE ACOMPAÑARÁ! ESTÁS REACONDICIONANDO EL INFIERNO PARA TI! – siguió gritando el hermano de Claire, soltando el arma a un lado y usando esta vez ambas manos para ahorcar al capitán del equipo Alpha.
AHHHH…
-DEJEN DE PERDER EL TIEMPO Y EMPIECEN A ROCIARLO! – separándose del ultrajado cuerpo que seguía quejándose, el castaño se apropió del bidón que Rebecca llevaba con dificultad, procediendo a bañar en gasolina al blondo de gafas oscuras.
Acción que los demás emularon de inmediato por temor a lo que veían.
Habiendo terminado de vaciar el envase sobre el cuerpo de Wesker, Chris rebuscó apurado en los bolsillos de su chaleco táctico por un encendedor, refunfuñando entre dientes cada vez que elegía un fondillo pero hallaba cualquier otro elemento útil.
AHHHH…
-Oh, por el amor de…ACÁ ESTÁ! PÚDRETE WESKER! ESTA VEZ NO LE HARÁS DAÑO A NADIE! – fastidiándose al escuchar que ni ahogado en gasolina se callaba, Redfield exclamó jubiloso al encontrar su Zippo dorado, encendiendo la llama para arrojarlo de inmediato al cuerpo.
Nada tardó en hacer combustión Albert Wesker, iluminando el oscuro bosque como una enorme antorcha.
No obstante, lo que nadie se esperó, ni siquiera el que ocasionó todo esto, fue que un sonido resonara de nuevo.
AHHHH…
-Sigue vivo!? – aterrorizada por todo lo que había visto, Jill inquirió luego saltar instintivamente hasta detrás de Chris.
Harto y tomando la tozudez de Wesker como algo más que personal, el hombre que despertó de varios sueños tan solo se dirigió a uno de los vehículos, haciendo creer al resto que estaba por irse. Mas estos pensamientos fueron mal infundados, pues si bien el carro se puso en marcha, nunca retrocedió, sino que su motor generó un creciente bramido.
-Oh no…- Vickers musitó, imaginándose lo que estaba por pasar.
-Chris…? – Marini pronunció el nombre del decidido ex piloto, jalando hacia atrás al resto de su equipo.
AHHHH…
-Vete al demonio, Wesker- la gente consiguió oír, arrojándose a un costado cuando el coche finalmente se puso en movimiento a estrepitosas velocidades.
Seco y crudo fue el crujido del cuerpo moribundo al chocar contra una enorme masa metálica que se movía rápido. Aún más espantoso resultó el ruido que dicho cuerpo hizo al chocar contra un árbol mientras seguía en llamas, encendiendo árboles aledaños y el motor del vehículo.
Lo cual fue la señal para que Redfield abandonara el carro y ordenara a todos que usaran el vehículo restante para escapar lo más pronto del lugar.
-Acabas de matar al capitán de tu equipo! – reclamó una traumada Chambers.
-Qué demonios era Wesker!? – incómodo por todo lo sucedido, y por estar apretado en la cajuela del coche, Forest Speyer quiso saber.
-Condenaste a mi familia, Chris! – recapacitando, Barry le reclamó a su compañero de equipo, casi a punto de llorar.
-Tu familia nunca estuvo en peligro. Umbrella ni siquiera se preocupó por tomarte como amenaza, todo fue un plan de Wesker- sin quitar la vista de la carretera, el hermano de Claire reveló.
-Y tú cómo sabes todo esto? De hecho, cómo sabías que Wesker se transformaría en esa…esa cosa! – inquirió la bella Valentina, quien estaba sentada al lado del conductor mientras este le sujetaba la mano por pura protección.
-Me creerías si te dijera que supe todo por un mal sueño dentro de otro mal sueño? – mirándola de reojo, él respondió con otra interrogante.
-…Es broma no? – Joseph Frost comentó.
Silencio recibió a cambio el hombre que Chris recordaba como la primera víctima en su "sueño", dejándoles con la intriga mientras solo veían a lo lejos el gran incendio forestal creado por las acciones del castaño, alcanzando rápidamente los cimientos de la Mansión Spencer.
Dibujando una sonrisa en la cara de Redfield.
-Por qué estás feliz? Acabamos de vivir una pesadilla gracias a ti- recriminó en voz baja Jill, quitándose la boina y apretándola fuerte con la mano derecha.
-Lo sé, pero ahora puedo cumplir varios de mis deseos- ensanchando aún más la mueca, Chris declaró.
-Y esos son? – curiosa, y olvidándose por unos segundos del incendio que creaba un enorme fulgor inclusive a kilómetros de distancia.
-Hacer que mi hermana me haga tío con el novato que llegará a la RPD…- habló el castaño, realizando una nota mental para rehacer su mapa con las localizaciones de visita que el rubio policía realizaba.
-Tu hermana acaso no cumplió hace poco la mayoría de edad? – interrumpió en la plática Barry.
-Buscar a un muchacho que trabaja como ingeniero de sistemas, y hacer que conozca a Rebecca porque su esposa no me daba mucha confianza…- ignorando la pregunta previa, Chris prosiguió con sus planes a futuro, haciendo mención ahora a lo que deseaba para Ethan Winters.
-Espera, que yo qué!? – clamó la bioquímica del equipo Bravo, descreyendo que el hombre al volante estuviese creando citas para ella.
-Y finalmente tener hijos contigo ahora que poseo un cuerpo libre de esteroides- obviando el murmullo que había detrás, Christopher Redfield miró a los ojos claros de su compañera fiel.
-Qué!? – todo gritaron al unísono.
-Acaso olvidaste todo lo que pasó hace unos minutos!? – estupefacto, Brad Vickers reclamó, temblando todavía por lo que había pasado.
-Hay que continuar el linaje Redfield! Jill y Leon ayudarán con eso! – con determinación exclamó el hombre que sabía cómo salvar infinidad de vidas, pero que primero actuaría de forma egoísta para cumplir sus deseos más profundos.
De más estaba decir que Valentine había ocultado su rostro con la boina, al mismo tiempo que afianzaba su agarre a la mano del ex piloto de la Fuerza Aérea.
Por otro lado, cierto par de jóvenes que aún no se conocían tenían el presentimiento de que sus vidas cambiarían radicalmente una vez que pisaran Raccoon City.
Final del one-shot, lectores!
Qué les pareció?
Se esperaban algo así de este fandom?
Gustó la idea de que todo fuese un sueño dentro de otro sueño para Chris?
Será este capaz de cumplir sus planes en esta ocasión?
Dio gracia que Wesker no muriera nunca luego de que Redfield lo castigara tanto?
Jill cooperará?
Leon y Claire serán pareja?
Ethan conseguirá una mejor esposa que Mia?
Por favor dejen sus comentarios, preguntas, ideas, dudas, etc. Solo así sabré como mejorar en las futuras historias.
Saludos y hasta la próxima!
PD: En serio se los pido, dejen una pequeña review…no soy adivino aún para saber lo que piensan.
