Adrien suspiró con tristeza al encontrarse completamente solo en aquel enorme comedor, el platillo frente a él ya estaba frio y su apetito se había esfumado.
Natalie hizo uso de una de sus frases que intentaba servir de consuelo, sin embargo se había vuelto algo tan frecuente que para el rubio aquello carecía de valor, sino que algo que ahora formaba parte de una tortuosa rutina en la que se hallaba atrapado.
El chico tan sólo optó por levantarse de su asiento y retirarse a su habitación, al menos allí podría convivir con Plaga libremente, escucharía una voz además de la de sus pensamientos y quizá discutir por el apestoso olor a queso que siempre acompañaba a su kwami le haría olvidarse de su tristeza.
Salió del comedor, pasando junto a Natalie; quien lo observó con algo similar a lastima entremezclada con frustración al no poder hacer más por el rubio, puesto a que ella era sólo la asistente de Gabriel Agreste, sin importar el cariño que le tenía a Adrien, no podía tomarse la libertad de acercarse a él de una forma cariñosa o maternal; no era su familiar y sus conversaciones se habían limitado a comunicarle el que su padre estaba ocupado, recordarle su agenda y anteriormente darle clases; cosa que cambió una vez que Adrien comenzó a asistir a la escuela.
Pero no existía esa confianza para abrazarlo y decirle que su padre lo amaba, que aunque pocas veces tenía el tiempo para pasar con él; eso no era culpa suya ni significaba que Gabriel no lo amase. Sin embargo, permaneció en silencio mientras miraba a Adrien alejarse.
El chico por su parte, subió las escaleras ansioso por llegar a su dormitorio. Una vez dentro, cerró la puerta y se dirigió al piano para colocar su celular sobre este, reproduciendo una grabación de una melodía interpretada en aquel instrumento para hacer parecer que se encontraba practicando.
Plaga salió de su escondite rápidamente, sabiendo que era seguro ya que no se arriesgaba a ser descubierto por alguien, dentro de la mansión Agreste, había muy pocas personas que pocas veces prestaban atención al rubio.
— ¿Por qué tan triste? — Cuestionó el kwami — ¿Para qué querrías comer con tu padre? Se nota que es tan aburrido y callado, aquí al menos podemos divertirnos y comer queso.
El portador del miraculous del gato jamás comprendería como era que aquella criatura era tan fanática del apestoso aroma y sabor del camembert, llegando al punto de que había tenido que guardar una considerable cantidad de aquel queso en uno de sus cajones.
—Además, yo soy mucho mejor compañía — Adrien sonrió, sabiendo las buenas intenciones de Plaga detrás sus bromas y comentarios graciosos.
Durante el tiempo en que llevaba siendo Cat Noir había formado una buena amistad con su kwami, algo que en un inicio no creyó posible, puesto que ¿Qué sabía él sobre tener amigos?
Había crecido encerrado tras los muros de aquella gran casa, saliendo simplemente para sesiones fotográficas y cualquier otro motivo relacionado directamente a los diseños de su padre, fuera de ello, tenía pocas experiencias en el exterior.
Afortunadamente, Natalie había logrado convencer a su padre de permitirle asistir a la escuela como los chicos de su edad hacían, sin mencionar que casi al mismo tiempo se había convertido en un superhéroe y gracias a ello pasaba más tiempo afuera.
Formó nuevas y grandes amistades, siendo que antes sólo tenía a Chloé como amiga, sin embargo ahora podía pensar en Nino, Alya, Marinette, Kagami, sin mencionar a Ladybug; quien era su compañera al momento de combatir a los villanos, era su amiga, aunque realmente deseaba que algún día esa amistad se transformase en algo más.
Suspiró.
— ¿Ahora qué te pasa? — Preguntó Plaga.
—Es sólo que presiento que cada vez estamos más cerca de derrotar a Hawk Moth definitivamente — Respondió Adrien, dejando un poco confundido al kwami.
— ¿Qué no ese era el punto de todo esto? — Cuestionó la criatura.
—Sí, es sólo que me pregunto ¿Qué sucederá después? — Dijo el rubio — Una vez que descubramos quien es Hawk Moth y le quitemos su miraculous, todo habrá acabado, ya no habrá más villanos a los cuales derrotar.
—Eso es algo bueno ¿No? — Plaga continuaba confundido, sin entender cuál era el problema que Adrien veía en todo aquello — Finalmente Paris estará seguro y podremos celebrar comiendo mucho queso camembert.
—Tú no necesitas de una celebración para hacer eso — Mencionó el rubio —. Claro que sería lindo, ya sabes, no tener peligro alguno por aquí…
—Sin mencionar que ya no tendrías que inventar escusas tontas para escapar de clases — Añadió Plaga.
—Pero sin Hawk Moth ya no habrá akumas, si los miraculous de mariposa y pavo real se recuperan y ponen a salvo, entonces Ladybug y Cat Noir ya no serán necesarios — Dijo el chico —. Se me otorgó el miraculous del gato para proteger a Paris de Hawk Moth ¿Qué pasará una vez que lo detengamos? ¿No volveré a verte?
Plaga bajó la mirada, a lo largo de su vida había conocido a varios portadores del anillo y estaba consciente de que una vez que el peligro desaparecía no había motivo alguno para que alguien fuese Cat Noir. Había dejado atrás a personas que sin duda recordaría por mucho tiempo, pero separarse de Adrien sería mucho más difícil de lo que alguna otra separación del pasado lo fue.
—Y jamás la volveré a ver a ella tampoco — Se refirió a Ladybug. Plaga permaneció en silencio, sabía que Adrien ya conocía a la chica detrás de la máscara de Ladybug y la consideraba una amiga de la escuela, pero era tan ciego como para notar que ambas tenían el cabello azul y siempre recogido en el mismo peinado —. Nunca sabré quien es ella en realidad si derrotamos a Hawk Moth pronto, necesito más tiempo para descubrirlo o convencerla de revelarnos nuestras identidades.
—No pueden hacer eso, es contra las reglas — Le recordó el kwami.
— ¿Desde cuándo tú respetas las reglas? — Preguntó Adrien, recordándole los múltiples problemas en los que se habían metido por la indiscreción de Plaga.
—Es peligroso que conozcan sus identidades, además si el guardián de los miraculous se entera podría quitarles los miraculous y buscar a nuevos portadores que sean capaces de guardar el secreto — Esperó que aquella advertencia fuese suficiente para convencerlo de abstenerse de intentar descubrir el verdadero nombre de Ladybug.
Adrien no dijo nada, conocía las reglas y los riesgos que correrían si ambos descubrían sus identidades, pero anhelaba con descubrir quién era la chica tan asombrosa quien portaba el miraculous de la mariquita, creía que ambos protegerían sus identidades mutuamente, se volverían más unidos y quizá podrían tener una relación.
—Además, tú lo dijiste…están cerca de derrotar a Hawk Moth — Habló Plaga —. No pensarás en entorpecer todo para ganar tiempo ¿O sí?
—No, claro que no — Se apresuró a responder.
—Me alegra escuchar eso, porque sabes que entre más tiempo tenga Hawk Moth más se fortalecerá, ya sabemos que tiene al ayuda del portador del miraculous del pavo real, ha descubierto como aumentar su poder…
—Descuida Plaga, no haría algo tan tonto — Aseguró, aunque en su mente aún se preguntaba que tanto peligro podría enfrentar si el capturar a Hawk Moth se demoraba quizá un poco más.
