Hola mis amigos, soy la Yuzu

Una vez más les mando un Kotoumi de mi parte y esta vez digamos que aunque este escrito sea corto se deja en evidencia algo: No importa en que momento, lugar y tiempo, de alguna manera Kotori siempre logra tener el control, jejeje.

Muy bien, que empiece lo que tengo que escribir y lo consiguiente ustedes deban leer.

Yuzu y fuera

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Hay un ligero ardor en sus ojos. El tiempo parecía ralentizarse. El tic-tac del reloj parecía volverse más débil con cada segundo que pasaba. Las palabras en el papel comenzaron a mezclarse y antes de que ella se diera cuenta, cometió varios errores de ortografía. Frotándose los ojos, Umi borró sus errores y lo escribió correctamente.

Ninguna de estas cosas ha pasado desapercibida para su amante, que la había estado observando todo este tiempo.

-Ven a la cama, Umi-chan- Gritó muy suavemente.

-Todavía tengo trabajo por hacer- Su respuesta fue rápida y firme.

La peliceniza suspiró y apoyó la cabeza en la almohada.

-Necesitas descansar

-Necesito trabajar

Los suaves garabatos de su lápiz que cambiaban constantemente de ritmo eran el único ruido en la habitación. La pajarita continuó mirando la vista. Cómo la peliazul constantemente sacudía su pierna, cuando comenzó a inclinarse hacia un lado y dar una sacudida hacia arriba, su lápiz se arrastraba por el papel antes de que volviera a su espacio original para escribir.

Estaba exhausta pero demasiado trabajadora para simplemente irse a dormir.

-Está funcionando, el tren de las bayas…

-Oh no, Kotori, ahora no…

-Dulce y amargo…

-Kotori, estoy trabajando

-Pero…

-Trabajando

La niña con aspecto de pájaro se quedó en silencio y los garabatos del lápiz continuaron llenando la habitación. No pasó mucho tiempo antes de que ella comenzara a hablar una vez más.

-Umi-chan, es casi la una de la mañana

-Entonces, la radio de un cantante debería comenzar a esta hora

Kotori suspiró mientras rodaba sobre su estómago, los brazos cruzados debajo de su cabeza con los ojos fijos en Umi.

-Solo tendrás unas cuatro o cinco horas para dormir

-Hay café enlatado en la nevera

-¿Menos tiempo para prepararte?

-No le hago nada a mi apariencia de todos modos

-Menos tiempo para comer

-El ritmo es clave

Una pausa.

-¿Menos tiempo para estar en la cama conmigo?

La peliazul dejó de escribir y dio un pesado suspiro

-Entendido.

-Corazón de anémona, mi corazón solitario…

-Kotori…

-Umi-chan, te quiero aquí, conmigo

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Tres doritos después…

Silencio.

Antes de que se diera cuenta, Umi estaba en la cama, encima de Kotori. Era cálido, suave y extremadamente relajante. La peliceniza acarició su largo cabello azul y arrastró las yemas de los dedos a lo largo de su columna.

-¿Te sientes mejor todavía?- Preguntó ella, con una suave sonrisa adornando sus labios.

Un ruido que se parecía a un "Sí" vino de la peliazul. La pajarita se rió y se frotó las caderas, tranquilizándola hasta un sueño tranquilo como un bebé.

Tal vez la peliazul debería dormir un poco más de ahora en adelante... ¿O quizás no? Pues era en ocasiones donde la malvada Kotori haría de las suyas con la samurai... Pero eso será para otro momento...