Code Geass pertenece a Sunrise.

Este fanfic corresponde a un AU (Alternative Universe / Universo Alternativo) asociado a la historia canon.


Tímido


Desde su llegada a la academia Ashford, Gino le prestaba la mínima atención. Y si es que.

Dado su título y linaje, el rubio era bastante popular entre las chicas del salón, quienes solían rondarlo cada vez que Anya no estaba a la vista. Y no es que ella fuera realmente un obstáculo para acercarse a Weinberg, pues bien sabían sus pretendientes que no existía relación alguna entre los Caballeros de Asalto más que la amistad y el compañerismo. Más bien, suponían que de andar juntos debían estar platicando acerca de los combates venideros. Por supuesto, estas ideas se reforzaron al incluir a Kururugi al grupo.

No obstante, Gino y Anya rara vez hablaban de esos asuntos en la escuela. Para ambos era un fastidio. Había miles de cosas más divertidas que hacer en una academia de plebeyos, como crear recuerdos nuevos e interesantes.

Y para desagrado de ella, eso incluía acosar de vez en cuando a cierta pelirroja.

— Ya ríndete. ¿No ves que no te hace caso? — le dijo un día, con su apatía habitual.

Ambos se encontraban en uno de los balcones de la fachada principal del edificio. Estaban tomando algo de aire fresco antes de continuar la jornada escolar. Gino saludaba a Kallen desde la altura, meneando la mano con una sonrisa boba en el rostro; mientras que la muchacha lo ignoraba tajantemente desde el jardín y marchaba en dirección opuesta, seguro para buscar a Shirley o a algún otro miembro del consejo estudiantil.

— ¿Qué pasa, Anya? ¡No me digas que estás celosa! — supuso él, volviéndose a ella con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¿Celosa? — Al escuchar esa palabra, la piloto del Mordred levantó la vista de la pantalla de su dispositivo electrónico para mirarlo con curiosidad. Gino estaba apoyado en la baranda y tenía el cuerpo deliberadamente inclinado hacia ella, de una manera tan invasiva como sugerente. La expresión juguetona en su rostro solo podía indicar que estaba bromeando. Como siempre. — ¿Por qué piensas eso? — preguntó, directa; antes de volver la atención hacia la nueva entrada de su diario.

— Es que pones una cara súuuuuper enojada cuando la ves.

Las cejas de Anya se enarcaron levemente, pronunciando su impresión. Ella nunca ponía una cara "súper enojada", ¿acaso Gino estaba viendo a través de ella?

"¿Me está observando?"

— No me cae bien — cortó, mientras tecleaba. — Por si no lo recuerdas, ella dañó a mi Mordred durante el rescate de su alteza real.

— Sí, lo recuerdo — afirmó él. — Ese combate fue muy divertido. ¡Qué ganas de volver a enfrentar al Guren! — Al escuchar el entusiasmo con el que hablaba, Anya lo fulminó con la mirada. — Ah, ¿lo ves? ¡Ahí está esa cara de nuevo!

"Ay, cariño. Sí que eres lenta con estas cosas", escuchó decir a Marianne desde su interior.

La muchacha no pudo protestar. De pronto, su cuerpo se estaba moviendo solo.

— ¿Eh? ¿Anya? — Las delicadas manos del Caballero Número Seis fueron a parar al cuello de su uniforme, atrayéndolo hacia ella.

— ¿Acaso no soy suficiente? — susurró dulcemente, muy cerca de su oído.

— ¿Eh?

Gino, lleno de desconcierto, no supo qué hacer ante el repentino cambio de actitud. Parecía como si estuviera hablando con una persona completamente diferente (y lo cierto es que así era).

"Anya", o mejor dicho, Marianne, se apartó con cuidado para verlo a los ojos. La corta distancia les permitía percibir la dulce fragancia del otro, haciéndolos ruborizar de manera inevitable.

— ¿Por qué te gusta tanto la piloto del Guren, cuando me puedes tener a mí? — "Anya" habló suavemente con las pupilas encendidas por el Geass, para entonces llevar una de sus manos hasta el pecho de Gino.

— ¡A-Anya, no juegues conmigo! — pidió él, nervioso, aferrándose a la muñeca de aquella mano que, traviesa, empezaba a descender a la parte baja de su cuerpo.

Nunca antes se había sentido tan intimidado por una chica.

— No estoy jugando — aclaró ella, para entonces robarle un beso escueto en los labios. — No soy como tú, Gi-no.

El Caballero Número Tres se sentía atrapado por esa ardiente personalidad que acababa de poseer a su amiga y compañera de batalla. La sensación no le resultaba para nada grata, pues su intuición le decía que algo andaba mal, que esa no era la Anya de siempre y debía hacerla reaccionar.

Sin embargo... Sin embargo.

Podía ser un idiota de primera, pero jamás un mentiroso. No podía negar que sus palabras eran justamente lo que deseaba de ella, fuesen estas por el motivo que escogiese. Anya estaba ante él, cariñosa y dispuesta, como nunca antes la había tenido y tal vez no la volvería a tener jamás. Incluso si todo eso fuera producto de un hechizo, una parte de él —la más animal y absurda— le pedía a gritos aprovecharse de la situación.

Cuando "Anya" se deslizó para repartir besos en su cuello, arrancando de su garganta una serie de quejidos delicados y poco viriles, supo que lo único que deseaba era volcar su deseo sobre ella de forma mordaz y desconsiderada. Y eso no podía estar bien.

— ¡Para! — zanjó, apartándola de pronto y con violencia. "Anya" lo observó sorprendida y, por qué no decir, bastante frustrada. — Por-por favor. Aquí no. N-no sé qué podría hacerte si seguimos.

— A mí no me molesta — se apresuró ella en decir.

— ¡Pero a mí sí! — interrumpió Gino con el calor reflejado en la piel. — ¿Qué rayos te pasa hoy? ¡E-estás muy rara! — El silencio que siguió le sirvió para ordenar un poco sus ideas, desconociendo que su presencia se debía al regreso de su querida amiga. — Ha-hablaremos después de esto, ¿si?

Y se marchó sin más, agitado de pies a cabeza.

— ¿Eh? ¿Gino? — Anya parpadeó, desorientada. Lo vio partir hacia el interior del edificio, sin comprender qué debían hablar ni cuándo. — ¿Qué le habrá pasado? — se preguntó en soledad, ladeando el rostro lleno de confusión.

Seguro iba a buscar a Kallen, aunque el ligero ofuscamiento dibujado en su semblante le hizo pensar que tal vez no era el caso.

Volvió a tomar el diario electrónico y anotó lo sucedido en su blog. La entrada se titulaba: "20 de abril del 2018: Gino es extraño."


Fin