Puede recordar con claridad aquel día. Era verano.

La fresca brisa que aquel campo tan abierto resopló entre su gélido rostro, haciendo que los mechones de su cabello azabache se agitaran solemnemente al verse doblegados con la característica voz traviesa del verano, que no hacía nada más que jugar con sus cabellos y mumurrar un idioma tan curiosa en sus oídos. Delante de sus orbes de color ocre, se reflejaban el tenue brillo de un hermoso atardecer que no hacía más que teñir con sus paletas naranjos el cielo tan despejado, mismo brillo que se combinaban con las de aquel chico al resplandecer su emoción tan evidente de tan simple espectáculo que les ofrecía el sol. Para el chico contrario a su lado, verlo de esa manera era un total deleite que lo hacían suspirar lleno de conmoción, haciendo que una extraña calidez lo llenará hasta a la parte más recóndita y oculta de su ser, misma parte que tanto detestaba mostrar con el resto, pero que nunca reservaba para él.

La risas tontas no tardaron en aparecer en la escena, así como los abrazos tan sinceros y los besos castos que solo mostraban una porción de su afecto tan inminente que el resto no podría explicar, que quedaban sellados bajo la sombra de un gran árbol y que el lago de enfrente de ellos se añadía para sus recuerdos. La felicidad tan momentánea y pura de aquel momento era igual que una droga que los hacía irse lejos de su realidad; tan adictiva y tan difícil de conllevar sin mostrar un efecto secundario en tu vida. Más sin embargo, la droga del amor estaba lejos de ser catalogada como una tragedia si se podía aprender a conllevar. Y vaya que lo habían logrado hacerlo.

De pronto, cuando una vez quedaron sellados bajo otro abrazo y terminaron acostados debajo del verde césped con vista al cielo despejado, el chico azabache soltó una risita tierna para posteriormente preguntar la misma cuestión que llevaba repitiendo por varios meses desde qué su compañero tenía memoria:

— ¿Me prometes que este día se seguirá repitiendo para siempre? ¿Tú, yo, contra el resto del mundo?

El castaño solo sonreía y miraba directamente a los ojos a su compañero, tomaba su mano y acariciaba lentamente sus pómulos con sus dedos con delicadeza, como si se tratase del cristal más puro jamás visto. Que vista tan hermosa, para el patán más afortunado que era él.

— ¿Dónde sacas semejantes cursilerías? Sin duda te traigo muy loco, demasiado para tú propio bien.

Las risas tontas vuelven a abundar el lugar al ver qué clases que cursilerías absurdas soltaban al estar tan embriagados en aquel ambiente tan cliché y dulce. El brillo de los ojos de ambos chicos se intensificaba y acercaban sus rostros como si tratasen de imanes, para finalmente culminar con un beso inocente en los labios. Y de nuevo, su corazón quedó a la deriva con una pregunta.

— Bueno, eso consta a los dos. Solo tú y yo. Porque los dos sentimos lo mismo, ¿no es así?

El silencio pronto reinó. Más no era uno de esos silencios incómodos en donde no sabías que decir o actuar. Era uno más bien tranquilo, uno donde son palabras podrían afirmar la respuesta a todas sus preguntas sin chistar. Esperaba que la mirada enternecida y perdida en los ojos del contrario fuesen suficientes para no generar más dudas.

— ¿Que pasa si es así?

— Sería genial, sí.

A punto de culminar la tarde, el azabache soltó una petición un tanto estúpida antes de que ambos se levantarán debajo de aquel árbol.

— ¿Puedes decir mi nombre? Solo… ¿Una vez más? - preguntó el misterioso chico con la voz temblorosa, casi soltando lo último en un susurro desesperado, aferrando la manga de la polera del castaño antes de que este pudiese levantarse.

— ¿Qué?

— Solo… Quiero oírlo… - de nuevo susurró, está vez más decaído ante la petición, como si su vida misma estuviera al borde de apagarse, al igual que la delicada luz de una vela.

La consternación de su petición no hace falta y la expresa bien en su rostro. Al ver la mirada suplicante de su acompañante, éste solo se resigna y vuelve a seguirle el juego. Cómo cada día.

— Bueno… tú te llamas….

Los recuerdos se nublan, la escena se pausa, todo se detiene. Al mayor se le quedan atoradas las últimas sílabas que debería soltar ahora mismo, pero siente un gran peso encima. Una opresión en su pecho no tarda en hacerse presente y una latente desesperación mortifica sus sentidos, puesto a qué jura saber la respuesta está vez, pero a la vez, su lengua se traba en un intento de recordar.

Recordar. Esa es una esas palabras que lo atormentan hasta ahora y con lo que más temía.

¿Quién eres?

Todo se apaga, vuelve a verse más oscuridad inminente rodear todo lo que su visión conoce. Todo se desvanece y él ya no está.

Ya nada queda.

Solo soledad.

Siendo aturdido de nuevo por el exterior.


— ¡JEAAAAN! ¡DESPIERTA MALDITO HOLGAZÁN! ¡MIRA ESOOO!

Jean rápidamente despertó de un respingo de mero susto al escuchar el grito tan agudo de su compañero de lado con quién compartía la cabina del coche. Abrió molesto sus ojos al impactar tan de repente con el brillo desmedido del sol que pasaba por la reducida ventanal, solo para ver un lindo paisaje para nada relevante de un bosque lleno de encinos y pinos al lado de la aburrida carretera gris. Talló sus ojos para quitar el último rastro de sueño que aún conservaba y soltó un suspiro pesado, que solo demostraba su frustración de no haber logrado llegar de nueva cuenta a la parte que más añoraba vivir dentro de sus sueños, pero que el alrededor nunca cooperaba en hacerlo triunfar en su cometido. Recostó su cabeza en la silla y dirigió su mirada de suma molestia a su compañero de viaje.

— Connie, jódete. Solo es un estúpido bosque. Solo una persona con una neurona como tú realmente le emocionaría.

— Bueno, creo que cierto malhumorado holgazán no disfruta de los placeres de la vida, maldito caballo tragapaja. - resopló molesto el calvo del grupo mientras rodaba sus ojos. Jean odiaba tanto que le dijiese "caballo", no era su culpa tener un rostro tan alargado después de todo.

— ¿Eso siquiera puede ser considerado como un insulto Connie? - replicó Eren mientras veía desinteresado por la ventana de lado contrario del coche.

— Creo que tú mera presencia es un insulto para mí integridad mental incluso, cabeza de kiwi. - tras enunciar lo último, Jean solo dio un zape duro a la cabeza pelona de su compañero lleno de enojo, resonando horrible dentro del coche, denotando su molestia por ser interrumpido en sus sueños.

Lo culpaba definitivamente ante este hecho tan trágico.

En este caso, culpaba a todos los integrantes de aquel viaje en realidad. Pero no tenía opciones: estos serían sus futuros compañeros de universidad después de todo.

Jean Kirstein era uno de los pocos alumnos elegidos para cursar el primer año (o bien, toda la carrera que desearan) en la universidad Paradise, dentro de la Isla del mismo nombre. Era sin dudas, uno de los privilegios más grandes que cualquiera pudiese tener en su vida, puesto a qué la institución en sí contaban con un largo historial de exitosos graduados y de un prestigio y honor inigualables de parte de sus docentes que solo decantaban el éxito en persona. Para un joven tan sencillo como él, quién provenía de una pequeña ciudad al sur de Alemania, era casi una broma de mal gusto el haberle informado que fue seleccionado para entrar en una de las vacantes disponibles que la universidad misma ofrecía a solamente cinco extranjeros de 5 distintos puntos de Alemania, arduamente seleccionados con anterioridad. Su truco: el haber tenido altas calificaciones y múltiples eventos escolares exitosos en el ámbito artístico; más precisamente, en la música. El talento que fluía en él no era para nada comparada con el resto, así que él apreciaba el inhumano esfuerzo de su madre y sus docentes al haberlo metido en las inscripciones para llegar a ese punto. Agradecía la suerte después de todo.

Sin embargo, no soportaba al resto de los seleccionados de las cuatro vacantes restantes, puesto a qué eran TODO lo opuesto a lo que creía esperar para ser siquiera considerados como futuros alumnos de la prestigiosa universidad Paradise.

Por un lado tenía a otro chico, con quién mantenía un contacto de lo más indeseado y con convivía en el mismo sitio desde la niñez, Eren Jaeger. Destacado en la materia de la filosofía, pero de un genio de lo mas detestable, que solo hacía que cada que vez que convivieran, todo fuese un caos perdido en gritos y reclamos. Siempre habia sido de aquella manera por muchos años, en la que uno de los dos perdía los estribos contra el otro; por ello lo primero que ambos hicieron al enterarse que su rivalidad de años no iba a esfumarse fácilmente con aquella forzada convivencia al ingresar a la misma universidad, fue maldecir.

Después seguía Connie Springer, un chico de lo más estupido quién era el único que estaba allí por MERO AZAR. Nada destacaba en él más que ser un gritón insoportable de mierda, un comediante mal hecho y un tipo que podía darte más lástima que tú mismo de hace 5 años atrás. Desde el primer momento, nunca ganó la simpatía del chico en cuestión y agradecía nunca haberlo hecho.

Enseguida llegaba a su lista de personas indeseadas Annie Leonhardt. Una chica antipática y asocial insoportable que solo se la pasaba metida en sus libros de más de 300 páginas, quien no expresaba nada en su fría semblante de ojos azules. Tenía una pinta tan aburrida e insípida, así como transmitir temor al denotar en su mirada una cara que claramente decía "ni te acerques". Era agresiva y muy fuerte, destacada en el ámbito de las artes marciales y en el deporte atlético en general. Desde el primer día, dejo muy en claro que no deseaba ser amiga de uno de aquellos 5 idiotas del grupo. Y desde entonces, Jean nunca le dirigió muchas palabras.

Y por último, estaba Reiner Braun. Un rubio fornido destacado por ser un jugador estrella en el fútbol americano, quien tenía la suerte de tener contactos en la isla Paradise gracias a su novia de larga distancia, Historia Reiss. La chica en cuestión era hija de un empresario importante de la isla en sí, así que no le sorprendía el como Reiner pudo escalar tan alto al solo mover los dedos. Le repugnaba su suerte del niño ricachón de mami y papi desde luego, alguien mucho mejor pudo ocupar su lugar, alguien quien realmente lo necesitaba.

En cuanto a su novia, una chica nativa de la isla, era un dolor de cabeza horrible con su voz chillona y con su personalidad resbalosa, estúpida e infantil. No soportaba la mínima idea de que ella fuese la encargada de su hospedaje dentro de la isla,quien les daría a los 5 un techo con todas la necesidades básicas pagadas de la billetera de su padre durante varios años. Vestía de puro rosa, era una mezcla increíble de hipocresía y lindura y muy irritante, que si bien trataba de llevarse bien con todos, no lo lograba numca. No necesitaba más que la anterior descripción mental para representarla.

Todos eran unos patanes. No dudaba en decirlo ni guardarlo, puesto a qué así era la afilada y muy sincera personalidad de Jean.

— Mocosos, les pido de favor que cierren sus bocas. Si chocamos, los culparé por ser los causantes de ello por ser tan ruidosos e insoportables.

Jean no pudo evitar aguantar una arcada de risa al oír las palabras del supervisor de aquel viaje, Levi Ackerman. De lo poco que sabía, era que él era uno de sus superiores de la universidad encargados de salvaguardar su seguridad durante todos los años que les tocaría estudiar allí. Un hombre bajo, serio, frío y de un porte elegante, que si bien no intimidaba a las buenas, lo hacía muy bien a las malas. El moretón de Eren en el antebrazo producto de su descortés presentación hacia él en el aeropuerto era la prueba. Era el único a quien respetaba y que le caía bien realmente.

— Chicos, veo que este viaje tan largo realmente les ha sacado de sus casillas. Solo pido que aguarden otro poco más, pronto llegaremos a su nuevo hospedaje - está vez, era Erwin Smith, quien entablaba la conversación mientras conducía. El supervisor de relaciones exteriores de la isla quien tenía la misión de reportar a su respectivo país de origen el estado de los 5 chicos diariamente. Un solo pelo que le tocarían a uno de ellos, y sería una declaración de guerra si quisieran. Era curioso como el hombre era totalmente lo opuesto a su compañero fanfarrón; al ser rubio, risueño, calmado y muy alto. El par eran casi como la comparación perfecta del Sol y la Luna.

— ¿Cuánto falta exactamente señor Smith? - preguntó aburrido Braun mientras tenía a su novia abrazada en su regazo, quien solo estaba metida en su celular ignorando completamente al resto.

— No mucho en realidad.

— Quizás 3 horas más. - añadió Levi casi de inmediato.

Todos los hombres exclamaron quejidos de lamento al oír la sentencia de Levi, al ver qué efectivamente, faltaban 3 horas más en recorrer aquella isla de una punta a otra dentro del auto para llegar a su destino final. Para su mamá suerte todavía, la rubia irritante tomó riendas en la conversación en un intento de matar tiempo.

— Ay chicos, no se preocupen. Estoy más que segura que el tiempo pasará volando si nos conocemos más… - Historia sólo giró su cabeza hacia adelante para ver a sus acompañantes, obviamente con una sonrisa de lo más forzada posible.

— Eso lo dice una persona quien no tuvo que pasar 17 horas de vuelo con estúpidos orangutanes sin neuronas y se la pasó pegada como chicle con su noviecito. - está vez, fue Leonhardt la que respondió en seco mientras leía su libro, haciendo que la contraria solo se sonrojara al efectivamente haberla exponido junto con sus travesuras que había ejecutado dentro del avión.

— ¡Oye!

— ¿Tan mal catalogados estamos para ti Annie? Creí que mínimo nos considerarías personas y no simples animales. - Braun solo se limitó a voltear molesto a ver a la chica al pronunciar esto último.

— Cuando tú pregunta sea importante, te respondo. Ahora no jodas Braun.

— ¡Annie!

— Lenguaje…. - solo soltó Erwin, en un intento de apaciguar la desesperación y tensión entre los chicos de atrás.

— Pero por dios Annie, no seas así. Estoy segura si te apartamos de esos libros un momento podrías cambiar de opinión… - una vez expresado su opinión, Connie solo se acercó para tomar el libro de la chica y proceder a lanzarlo lejos de su alcance.

Cosa que nunca debieron hacer.

Annie rápidamente dio un zape aún más fuerte que la que dio Jean y se dispuso en agarrar su muñeca y doblarla con fiereza al sentido contrario, haciendo que el chico soltará quejidos de dolor que alarmaron a todos los chicos dentro de la cabina.

— ¡AHH! ¡ANNIE! ¡PERDÓN, PERDÓN! ¡DUELE!, ¡SUELTAME!

— ¡VUELVE A LANZAR MIS COSAS DE NUEVO Y TE JURO QUE LO QUE TE DOBLARÉ DESPUÉS SERÁ EL CUELLO!

— ¡ANNIE! ¡CÁLMATE, ES SOLO UN ESTÚPIDO LIBRO! - gritó alarmado Eren tratando de soltar su agarre de Connie, aunque lo único que ganó fue un horrible codazo en el estómago de parte de la chica

— ¡UNO QUE ME COSTÓ 49 EUROS PARA TU INFORMACIÓN!

— ¡Annie por favor, le quebrarás la muñeca a este paso! - chilló Historia

— ¡ANNIE! - se le unió Reiner

— ¡LEONHARDT! ¡POR FAVOR, COMPÓRTESE Y SUELTE A SU COMPAÑERO!

El potente grito de Erwin no solo representaba su profunda molestia, sino también su súplica que de una vez se callaran. Sin embargo, el sr. Smith apartó los ojos de la carretera y no se percató de que un vehículo venía delante de sus propias narices.

— ¡ERWIN! ¡CUIDADO!

El grito de Levi fue suficiente como para hacer que el rubio volteara alterado y se diese cuenta del vehículo que se acercaba a toda velocidad. Rápidamente cambió el curso y movió el auto con violencia para apartarse del camino, llevando consigo el peso de sus pasajeros y sus gritos de terror ante semejante cambio de velocidad, recordándoles que tal vez podrían morir.

Una vez fuera de peligro y que los jóvenes se hubiesen callado de una buena vez gracias al susto, tanto Levi como Erwin soltaron suspiros muy profundos llenos de estrés. Lo único que Levi añadió solo mostraba su molestia

— Tsk. Malditos mocosos idiotas

Después, todo el viaje siguió con la misma vibra de tensión que estaba presente desde que salieron del aeropuerto, todos con sus bocas selladas en el silencio.

Joder, Jean no iba a soportar tanto tiempo dentro de ese infierno lleno de estúpidos farsantes. Si de por si el largo viaje de 17 horas en el avión más 5 más por el viaje en coche lo estaban sacando de sus casillas, debía añadir el hecho de que estaba rodeado de idiotas que estuvieron a punto de acabar con su vida gracias a sus acciones. Le urgía salir a respirar aire, a estirarse, a lo que sea con tal evitar más contacto con sus "compañeros". Jean solo lamentaba su suerte, extrañando la simpatía de sus verdaderos amigos quienes se quedaron atrás en Alemania. No lo admitiría fácilmente, pero era un hecho que les hacía muchísima falta aquí.

No dudaba que este año sería el más aterrador de todos, al codearse con gente totalmente distinta, con personalidades distintas que solo chocan con el suyo, con un entorno nuevo y enfrentarse solo a los estragos que la universidad estaban a punto de abalanzarse encima de él. Si bien la isla Paradise era un lugar turístico de lo más espléndido y un lugar lleno de vida y color, sus habitantes habían dado mucho de que hablar en el pasado en las noticias internacionales. Esperaba nunca enterarse al 100% sobre ello y nunca formar parte de líos de esa magnitud.

De nuevo soltó un suspiro pesado. Sin duda tendría que hacer un esfuerzo inhumano al intentar congeniar allí.

Así que sin más, lo único que pudo hacer para hacer pasar el tiempo fue ponerse sus auriculares y poner algo de música. No tardó en localizar una de sus pistas favoritas del momento y ponerla a reproducir, mientras divisaba su mirada hacia la ventana y veía todo el paisaje pasar a su alrededor. Mientras que la melodía melancólica de "Driver's License" resonaba casi de memoria en su mente, solo esperaba a que por casualidad del destino, Jean pudiese volver a repetir aquel sueño.

El sueño que lo acompañaba desde que supo que vendría a Paradise.

Era muy extraño. Casi nunca tenía esa clase de sueños, tan reales y tangibles en las que podías interactuar con tanto realismo. Podía jurar como los pájaros cantaban por todas partes, como el sonido del viento le hacía cosquillas en sus orejas o el ruido del agua que recorría en aquel lago cristalino. Si bien la primera vez cuando soñó aquel paisaje tuvo un susto muy intenso, a las siguientes noches poco a poco comenzó a acostumbrarse, puesto a qué el sueño se manifestaba una y otra vez, siempre añadiendo una nueva escena como premio de seguir jugando aquel laberinto mental. Pero parecía que todo se había detenido hasta ese preciso momento, donde aquella persona con quién se besaba y profesaba amor debajo del pie de un árbol dentro de su ensoñación se detenía en la última frase de su oración, haciéndole imposible a Jean conocer su nombre. Siempre se quedaba con la duda; "¿quién eres?

Le parecía estúpida la idea de encapricharse por alguien dentro de una ilusión creada dentro de su propio subconsciente. Quizás era la ausencia de afecto lo que lo estaba afectando realmente, ahora que se acordaba que llevaba de soltero por casi 2 años, teniendo desenlaces un tanto dramáticos de relaciones poco serias, dignas de un rodaje de telenovela barata en un canal que nadie veía en las cadenas televisivas.

Esperaba al menos que la universidad tuviese algo que ofrecerle por esos años en las que estudiaría. Por mientras, tendría que soportar la bandada de chicos estúpidos con los que estaría obligado a convivir.

Mientras Jean veía como Connie y Eren de nuevo discutían acerca de un asunto sin importancia y sacaban de casillas al Sr. Ackerman de vuelta, a Annie recogiendo el libro tedioso para evitar convivir lo menos posible y a la pareja de rubios engreídos demasiado juntos para su propio bien, Jean solo se dejó llevar por los sonidos del piano y por la suave y franca voz de la cantante dentro de sus auriculares y cerró sus ojos, con la esperanza de poder dormir y volver a intentar a llegar a la última parte de su sueño. Suspiró esperanzado ante lo último mencionado y todo se volvió negro de nueva cuenta.

¿Que cosas debían esperarlo una vez vuelva a abrirlos?


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¡Hola! Soy Skyestixx y obviamente como habrán visto, este es el primer capítulo de mi primer fanfic :'D

La verdad es que estoy nerviosa.y a la vez emocionada, debido a que nunca me había propuesto escribir fanfics y bueno, ¿la primera vez siempre es la más importante no?

Por si no están pendientes, el manga Shingeki no Kyojin finalmente llegó a su fin después de más de una década y bueno, creo que en lo que llega nuestra 2da parte de la temporada final del anime, es mejor matar tiempo al escribir fanfics , también para llenar tremendo vacío que dejó el manga.

Prometo mejorar la redacción en el futuro, por lo mientras, espero que les guste el rumbo a como va está pequeña introducción a la historia. Sin más que decir, ¡gracias por darme una oportunidad al leer! Cuídense mucho y nos leemos en la próxima actualización 33