Hello ~
Estoy feliz de estar por aquí de nuevo, este fue un reto hermoso para mí; cuando me apunté tenía claro que canción escogería.
Peeeero... obviamente mi mente me traicionó, casi termino escribiendo algo sad (cuando había escogido una canción super romántica). Entonces, decidí escoger otra y sinceramente no entiendo porque no elegí está canción desde el principio, o a la artista -la cual amo y admiro demasiado, es mi favorita-. En fin, esto lo escribí hace un par de días, pero no había tenido el tiempo de pulirlo un poquito.
Espero lo disfruten, trate de hacer algo menos dramático -espero haya funcionado- y más romántico.
NIVEL FÁCIL: Canciones que inspiran ~Mon Laferte – Primaveral~
Este fic participa en el Reto #52: "Séptimo aniversario" del Foro "Hogwarts a través de los años".
Disclaimer; los personajes y los lugares de esta historia pertenecen a J. K. Rowling, excepto los que han sido creados por mí.
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Primaveral
Que habla de si esto será real.
Que habla de si esto es una locura.
Que habla que tú ya colgaste tu armadura en mi portal…
~Mon Laferte~
Imposible, dijeron sus padres. Bueno, solamente su madre. Tal vez, su padre hubiera sido más duro e implacable en sus dichos si no estuviera muerto.
Estás loca, esas fueron las primeras palabras de Daphne; luego siguió un monologo larguísimo de pros y contras.
Estás demente, dijo Draco, estás absolutamente demente. No puedo creer que hayas caído tan bajo. Luego le dirigió una mirada aireada y se fue.
Y, sinceramente, Pansy no quería escuchar nada de lo anterior. Lo mínimo que deseaba era un poco de compresión y de apoyo.
Por propia cuenta, sabía que había sido una malísima idea desde el principio, pero no pudo evitarlo.
Ninguno pudo.
¿Cómo podría?
¿Cómo podrían haberlo hecho de otra manera?
Alejarse.
Evitarlo.
Haber sacudido la cabeza e ignorado la mirada que la estaba siguiendo, haber pasado de largo cuando él se acercó y la detuvo. Él no tendría por qué haberlo hecho y ella no tendría por qué haber estado ahí.
Entonces, ante la duda y lo improbable de la situación, decidió ser cortes y sensata, él solamente sonrió y alegó que la fiesta era absolutamente aburrida, que solamente estaba ahí por insistencia de los demás.
Y fluyó, la conversación fluyó y se extendió por largos minutos. Y todos podrían haberlo visto, podrían haberlo evitado, pero nadie se interpuso, nadie hizo nada.
Y fue fácil entender como aquello no ocurrió antes, como antes había decidido tan mal sobre diversas situaciones. Por supuesto, el motivo estaba claro: insistencia de los demás, la manipulación absoluta de sus padres y sobrevivencia.
Parpadeó evitando que algunas lágrimas se deslizaran por sus mejillas, no era justo recordar un pasado tan doloroso cuando poco a poco lo estaba dejando atrás. Estaba viviendo la vida que deseaba.
No estaba avergonzada de que sus amigos o su familia se enteraran de esa manera, ni siquiera había esperado un mínimo de empatía o comprensión, solo lamentaba la manera vil en la que había sido vapuleada. La relación que estaba construyendo era una granada entre sus manos y le había explotado en la cara, ya no podía detener el frenesí de los hechos.
Se levantó de la silla dejando unos pocos billetes sobre la mesa, caminar hasta su apartamento aclararía su mente.
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No hubo una advertencia previa.
Pansy era buena leyendo entre líneas y desconfiando, siempre podía deshacerse de los artículos que no le favorecían.
Tal vez, estaba demasiado ensimismada en él, en las noches que pasaban juntos y en las mañanas de placer exquisito. Él era capaz de revolucionarlo todo sin darse cuenta, apagaba cualquier duda que surgía en su cabeza, sus besos y caricias eran sublimes, la amaba con devoción y locura.
Aceptaba sus ideas y besaba sus berrinches.
Era demasiado.
Embriagador era quedarse corta.
No merecía tanto, no de él precisamente. No cuando casi lo mata en sus años escolares, no cuando tenían un pasado tormentoso, no cuando él estaba perdiendo demasiado.
Aquella fiesta fue un final y un comienzo.
Todo comenzó a mejorar rápidamente después de esos acontecimientos, pensó que la charla inusual que habían mantenido quedaría ahí. Por supuesto, estaba subestimándolo.
"Creo que merecemos conocernos mejor…", aquella nota había terminado en su buzón junto con otras palabras más. Como encontró su dirección aún era un misterio para ella.
Podría haber destruido la nota, mal que mal no tenían nada en común. Es más, debió haberlo ignorado.
Pero tenía un presentimiento, decidió seguirle la corriente. Dio el paso y un abanico de sentimientos se abrió ante ella. Fue tan fácil caer sobre él, confiar y seguirlo. Con él sintió amor, mucho, pero también miedo; sus propias inseguridades salieron a flote al igual que los monstruos del pasado. Temía que se aburriera de ella, de sus bipolaridades y de su palabrería egoísta.
Pero no la soltó. Fue un paso a la vez, como ella quería, prácticamente se estaba entregando a una relación sin estructuras previas, sin contratos, sin nada a cambio más que amor. Estaba a ciegas, pero confiando en quien la llevaba.
Y contra todo pronóstico, funcionó.
Confió plenamente y lo amó de igual manera. Aunque… aunque todo eso se desarrolló en su pequeño mundo, en el silencio y en secreto. Los miedos eran suyos, no de él. Tan valiente y lleno argumentos, siempre la dejaba muda cuando decidía que les diría la verdad a todos, pero ella terminaba convenciéndolo de lo contrario.
Frunció los labios al mirar la revista sobre la mesa; habían sacado a relucir lo peor de ella. Corazón de Bruja no tuvo piedad, masacró su integridad y todo lo que había construido en estos años después de la guerra.
Y, ahora, mucho más tarde ese día, casi al atardecer, comprendió que su locura de amor tal vez había acabado.
Sintió escalofríos, sin la adrenalina de antes, todo era más claro.
Abrazó sus rodillas y sus ojos se perdieron en las flores que él le había regalado hace dos noches. Y dos noches parecían una eternidad, especialmente cuando fue por su insistencia que habían sido descubiertos.
Tal vez, la primavera había alborotado sus hormonas o solo eran las ganas que tenía de ir a un lugar diferente y él, condescendiente e impregnando por su entusiasmo, le concedió todo.
Y eso fue un error.
O no.
No, no lo fue.
Nada en su relación con él era un error.
El error había sido confiar en que todo se mantendría en secreto.
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El sonido bajo de la música aún era perceptible, está en la otra habitación.
Las manos de Pansy recorren el brazo de él, es cálido. Está dormido, descansando y satisfecho.
Pero ella no, no puede si su mente esta revuelta, debería estar igual de dormida, sin embargo, prefiere observarlo y grabar el momento.
Como un recuerdo.
Aunque, hay tantos en ella como en él.
No tuvo que esperar demasiado.
Él llegó.
Llegó tan asustado como ella lo había estado, tan cabreado por las palabras de los demás y con su vida a cuestas.
Se abrazaron.
Se besaron con anhelo.
Él dejó su abrigo de auror en el perchero y llevaron su maleta a la habitación, la de ambos desde hace mucho tiempo.
No hubo palabras de por medio, ya tendrían tiempo para eso, continuaron con los besos y las caricias.
Manos quitando la ropa, manos acariciando, manos excitando.
Besos húmedos, besos de reconocimiento.
Muchos besos.
Gemidos de por medio y palabras de amor.
Sonrisas, sonrisas satisfechas y de cariño.
Pansy cerró los ojos ante el recuerdo, su piel había sido acariciada hasta el éxtasis.
—Tal vez, deba hacer un mejor trabajo para agotar tu mente —susurró. Sus ojos aún estaban cerrados.
—Solo estoy pensativa.
No era inusual que él estuviera en su cama o que pasaran la noche juntos. Es solo que ahora todos saben sobre su relación y Pansy se preguntó cuanto tardaran intentarlos separar o cuantos argumentos utilizaran para volverlo en su contra.
—Sabíamos que esto pasaría, tarde o temprano todos se enterarían.
—Pero lamentas la forma, tanto o más que yo.
Harry abrió los ojos y le besó el hombro.
—Lamento que te juzguen sin conocerte. Hoy todos parecían resueltos en hacerme entender lo perjudicial que eres; sacaron a relucir cosas sobre tu pasado, cosas peores de las que salieron en Corazón de Bruja. Y eso me hizo entender que, en el fondo, tenías razón —la tenue luz refleja sus preocupados ojos verdes, muy similares a los de ella—. Pero también me di cuenta de que no quería vivir en las mentiras y en los secretos, que esto estalló en el momento justo.
Como una granada, quiso completar ella. Sonrió un poco, ambos son una locura ante los demás, pero ¿Por qué le parece lo mas cuerdo que ha hecho en su vida? Amarlo contradice todo en lo que una vez creyó, haría cualquier cosa por hacerlo feliz.
—Deberías descansar —murmuró sin alejarse mucho de ella—, debe haber sido realmente agotador hablar con tu madre y tus amigos.
—Ambos sabemos que fue peor para ti.
Pansy podía imaginar la cara de todos los Weasleys, el reproche y la rabia. La cara de Granger y sus engranajes intentando resolver este "problema" y, tal vez, encontrando la forma.
—No importa lo que hayan dicho. Yo los escuché y luego, ellos me escucharon. Si no quieren entenderlo es su problema. Ya es suficiente, Pansy. No hacemos nada malo.
—No, no hacemos nada malo —resuelve ella, una sonrisa escapa de sus labios.
Él asiente y apoya la cabeza en su pecho, ella lo abraza.
Su calor, su aroma y el simple hecho de tenerlo a su lado, hacen que pueda finalmente cerrar los ojos y dormir.
