Disclaimer:

La trama es original y está basada en los personajes de la serie animada "Miraculous: Les aventures de Ladybug et Chat Noir". Los personajes son propiedad de Thomas Astruc.

Los personajes originales así como las situaciones aquí presentadas son ficticios y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

[PROHIBIDA SU COPIA]


- ¡Plegar(1) las velas!, ¡preparados para el atraque! - fueron las órdenes que se escucharon demandantes del hombre de alto rango que se mantenía en pie junto al timón supervisando las maniobras.

Al instante la cubierta(2) del bergantín(21) se llenó de hombres que en plena algarabía iban de un lado a otro cumpliendo con sus labores, algunos tirando de los cabos(3) y otros subiendo por los obenques(4) para replegar las velas. Después de varias semanas en alta mar y animados por llegar a tierra firme apuraban su llegada a puerto, deseosos de poder llevarse al gaznate una refrescante cerveza y dejar atrás el mal sabor del vino avinagrado por el constante vaivén del barco, y entremedias poder disfrutar de la cálida compañía de una mujer de esas lejanas tierras, tan afamadas por su buen saber hacer.

La puerta del camarote del capitán se abrió y un hombre alto de cabellera rubia asomó por ella, con la desilusión marcada en su gris mirada veía como se alzaba ante él la creciente ciudad de Tientsin...su nuevo confinamiento. Soltando un pesado suspiro de resignación se encaminó hacia la proa(5) de la nave donde un par de hombres tenían problemas para recoger el foque(6), tomando uno de los chicotes(7) hizo una gaza(8) sobre su mano y comenzó a tirar con ímpetu junto aquellos marineros, con cada nuevo tirón la vela se iba replegando cada vez más.

- Ja ja ja, al final no ha podido con nosotros la mal nacida. Gracias por la ayuda compañero. - se vanagloriaba de su hazaña uno de los marinos dando un golpe sobre el brazo del hombre que los había ayudado.

- No ha sido nada. - respondió con voz anodina.

Los dos marineros se giraron azorados al reconocer aquella voz.

- ¡Señor!, lo lamento, yo...yo no quería golpearle... - balbuceaba nervioso y con la mirada atemorizada al suelo.

- Tranquilo, somos compañeros ¿no? - sin decir nada más dio media vuelta y se alejó dejando atrás a los pasmados marinos.

El barco daba los últimos movimientos de aproximación, desde cubierta(2) lanzaron las amarras(9) para que las fijaran en los noray(10) del muelle. El hermoso bergantín(21) cautivaba la mirada de todos aquellos que estaban en el puerto, lo veían con admiración y a la vez con cierto desdén al saber quién era su propietario.

Uno a uno iban descendiendo del barco, cada uno más alegre que el anterior con la idea de unos días de descanso en tierra. Abordo solo quedaban el capitán y el hijo del dueño de la nave.

- Señor, ¿no piensa bajar?, su padre estará esperando por usted.

- No se preocupe, deseo estar un poco más aquí, no creo que mi padre tenga mucha prisa por mi llegada. - trató inútilmente de mostrar una sonrisa pero pesaban más las penas - Vaya con su tripulación capitán y disfrute de un descanso bien merecido. - dio una afable palmada en el brazo del oficial y subió a la toldilla(11).

No intentó convencerlo, el capitán por su cercanía con la familia ya había escuchado la historia que sobre ella se contaba y decidido a dejarle su espacio descendió de la nave sintiendo lastima por el muchacho.

Recargado sobre el timón miraba hacía el horizonte, donde el mar se fundía con el firmamento. Aquel camino por donde había llegado ahora le parecía aun más largo, su padre acababa de ponerle un pesado grillete al cuello desterrándolo en aquel lugar y lo peor de todo era tener que vivir junto a él.

Un año había pasado desde que su madre había caído presa de la tuberculosis y solo siete meses después la maldita enfermedad segaba su vida, rompiendo en su cruel envite la de él tal si fuera la endeble rama del cerezo que cede ante la implacable fuerza del injusto viento.

Y ahora cuatro meses atrás recibía una carta que durante diez años esperó con ansia, recordaba con rencor como de niño deseaba con anhelo que llegara el martes para recibir el correo. Pero siempre era lo mismo, nada...no había absolutamente nada, solo las cariñosas palabras de su madre animándolo a esperar a la siguiente semana. Su padre, un empresario de renombre, inspirado por las recientes concesiones que Francia había obtenido de China y cegado por la codicia decidió emprender una nueva empresa. Quería obsesivamente tener su particular ruta de la seda, creando así una compañía de importación entre los dos países, la que le obligó a abandonar sin ningún reparo a su familia. Cuando su madre murió no hubo una sola palabra de cariño, ni una nota de consuelo que apaciguara aquella estrujante sensación de soledad, solo aquella escueta misiva donde le ordenaba que en dos meses viajaría a China junto a él.

Lo que durante casi diez años fuera su máxima ilusión ahora como aborrecía aquel papel que estrujaba con rabia en su mano. Retirando la línea acuosa que se había formado en sus ojos le dio una última mirada a aquel arrugado papel antes de lanzarlo por la borda(12) para que fuera el mar quien borrara todo de él, lo que él nunca podría hacer con su memoria.

Se giró asustado ante aquella ensordecedora explosión, de inmediato una negra columna de humo comenzó a surgir de entre las casas más cercanas al puerto, corrió hacía la proa(5) del barco para tener una mejor visión de lo que ocurría cuando una ágil figura cayó del cielo, posándose sobre el bauprés(13) de la nave.

Se sorprendió al comprobar que era una chica ataviada con una extraña indumentaria, al parecer propia de aquella región, en rojo con puntos negros pero lo más notorio en ella era el antifaz que portaba.

- ¿Quien eres tú? - inquirió intrigado.

Antes de poder recibir una respuesta un nuevo estallido se escuchó, ambos miraron hacia la ciudad para ver con pánico como una bola de fuego se acercaba a ellos a gran velocidad. El proyectil impactó de lleno sobre el trinquete(14) partiéndolo por la mitad.

- ¡Cuidado! - exclamó apresurada la chica.

Con un enérgico salto se lanzó hacia el chico, tirando de él antes de que fuera aplastado por los restos del mástil que se desplomaban arrastrando consigo la cofa(15), las velas y los pesados aparejos(16).

Tras un aparatoso rescate, la heroína se puso en pie de inmediato y tendió su mano para ayudar al chico a incorporarse.

- ¿Estas bien?. - inquirió preocupada.

- Creo...creo que sí. - respondió revisando si no tenía alguna herida.

- Debes irte de inmediato de aquí - ordenó apresurada con semblante serio.

- ¡LADYBUG! - sin tan siquiera poder responder, el chico observaba sorprendido como lo que parecía ser un enorme guerrero llegaba surcando los aires hasta posarse con brusquedad en lo alto del mástil mayor. Enfundado en una llamativa armadura en rojo brillante hecha en su totalidad de lo que parecían ser escamas y con la cara cubierta por una especie de mascara que asemejaba el rostro de un fiero dragón, miraba encolerizado a la chica.

- ¡Debes irte ahora! - gritó tomando por el brazo al aun más que extrañado chico y lo llevó hasta la pasarela de desembarco.

- ¡ALTO! - una bola de hielo pasó a escasos centímetros de ellos para estrellarse con fuerza contra la borda(12), formando un grueso bloque de hielo que impedía el paso hacía la pasarela - ¡Nadie bajara de aquí! - exclamaba amenazante el segundo guerrero.

Frente a ellos, de pie sobre el Bauprés(13) este nuevo enemigo los miraba amenazante, vestido con la misma indumentaria que el anterior, salvo que su armadura era en un brillante tono azul hielo y su máscara era ligeramente diferente pero manteniendo la misma agresividad en su expresión.

Una solitaria gota resbaló por la sien de Ladybug, denotando así su aflicción. No era suficiente tener que enfrentarse a un enemigo tan poderoso sino que ahora eran dos y por último debía proteger a aquel civil.

- ¡De prisa, entra en el camarote! - lo empujó hacia atrás a la vez que hacía girar a gran velocidad su yoyó formando con él un escudo que los protegiera de la segunda bola de hielo que se dirigía directa hacia ellos.

La espalda de Ladybug chocó violenta contra la del chico al verse impulsada por la inercia al detener el fuerte impacto del proyectil.

- ¿Estas bien? - preguntó preocupado el rubio.

- Si...si, - con cuidado la tomó del brazo ayudándola a recomponer su posición - debes esconderte son peligrosos.

- ¿Y que harás tú sola? ellos son dos y muy fuertes por lo que parece. - cuestionó indeciso ante la temeridad de la chica.

- Estaré bien. ¡Ahora escóndete en el camarote! - volvió a exigir con más contundencia.

- ¡CUIDADO! - advirtió una vez más Ladybug, dándole otro fuerte empujón para alejarlo de la trayectoria del proyectil.

Sin pensarlo más de un increíble salto se elevó hasta posarse sobre lo poco que quedaba del trinquete(14), lanzando en un rápido movimiento su arma hacia aquel guerrero azul.

La fina cuerda del yoyó rápidamente se envolvió alrededor del villano inmovilizando, dejándolo así imposibilitado de lanzar sus proyectiles de hielo.

- ¡Bi Fang! - exclamó en auxilio a su compañero.

Tensaba con fuerza la cuerda mientras decidía cual sería su siguiente movimiento, con disgusto vio como el chico seguía aun sobre la cubierta(2), completamente estático mirándola atónito. Antes de que pudiera decirle algo un agudo zumbido captó su atención, con los ojos desorbitados apenas y tuvo tiempo de saltar para esquivar la bola de fuego que terminó de hacer añicos el menor de los mástiles.

Ligeramente aturdida sobre la cubierta(2) pudo distinguir como su atacante de roja armadura había saltado del mástil en dirección hacia ella dispuesto a atacarla.

Una vez más haciendo acopio de sus fuerzas logró escapar de la fuerte envestida saltando a una de las perchas(17) del mástil mayor. Desde ahí veía con asombro como el golpe del guerrero había abierto un boquete en la cubierta(2) cayendo este directamente a la bodega de la nave.

Miró a ambos lados y rápidamente recorrió a todo lo largo la percha(17) soltando así los cabos(3) que sujetaban la vela mayor, que poco a poco se iba desplegando creando un punto de distracción en lo que ella retrocedía hasta la toldilla(11).

Se sentía agotada, era la primera vez que tenía que enfrentarse con dos enemigos al mismo tiempo y tan fuertes. Hizo girar de nuevo su yoyó para protegerse cuando dos proyectiles se acercaban peligrosamente hacía ella, pudo aguantar el impacto de la bola de hielo pero le fue imposible sostener su posición de defensa, así fue que la bola de fuego impacto de lleno en su cuerpo, lanzándola en un afligido grito de dolor hacia atrás, golpeándose aparatosamente con la borda(12) del barco.

Félix observaba impotente como aquella menuda chica se estaba llevando la peor parte de la contienda. Aquellos dos gigantes no tenían miramiento en causarle el mayor daño posible. Sentía la angustia de no saber cómo ayudarla, solo se mantenía ahí de pie sin poder hacer nada más que ver como los dos energúmenos se acercaban a ella con la peor de las intenciones.

Sintió en su cara el soplar de la brisa y de pronto sus ojos se abrieron de más mostrando su sorpresa ante lo que acaba de idear. Giró la cabeza hacia arriba y ahí frente a él la vela que antes había soltado Ladybug se henchía y se ondulaba por el ligero viento que llegaba del mar. Rápidamente subió hasta la cubierta(2) de mando y afianzo con fuerza el timón, ahora solo tenía que esperar al momento propicio.

La heroína sabía que no podría derrotarlos mientras la atacaran los dos a la vez, tenía que hacer algo para canalizar ese hostigamiento en un único punto de atención. Sin pensarlo más lanzó su yoyó al aire invocando su poder.

El rubio boquiabierto vio como de la nada aparecieron unos grilletes que la chica tomó rápidamente.

Sabiendo lo que tenía que hacer, Ladybug corrió hacia sus enemigos. Estos al ver que la heroína se acercaba para atacarlos adelantaron sus brazos dispuestos a lanzarles sendos proyectiles. A punto de llegar a ellos, Ladybug se deslizó sobre el suelo esquivando las bolas de hielo y fuego, consiguiendo cerrar unos los grilletes sobre la muñeca del guerrero azul mientras que alcanzaba a golpear la pierna del guerrero rojo, haciendo que se tambaleara.

De un impulso la heroína se puso en pie y siguiendo la inercia de su movimiento pasó por encima del guerrero rojo tirando con ella del guerrero azul, consiguiendo que ambos villanos quedaran juntos pudiendo así cerrar el segundo grillete sobre la muñeca de su enemigo de rojo.

Aun encadenados los guerreros seguían siendo muy peligrosos, antes de que ella pudiera alejarse el de rojo consiguió retenerla por el brazo, aprovechando así el guerrero azul para lanzarle una bola de hielo a bocajarro. El rostro de Ladybug se descompuso en un gesto de dolor antes de salir despedida con fuerza hacia atrás.

Los brazos le temblaban al intentar incorporarse, fue tal el impacto que aun trataba de recuperar el aire perdido, se sentía indefensa y veía como esos dos seres se acercaban dispuestos a acabar con ella.

Apretó los dientes y haciendo acopio de sus últimas fuerzas intento ponerse de pie para enfrentarlos pero sus piernas apenas y la sostenían.

- ¡No te levantes! - escuchó la advertencia sorprendida. Parpadeo un par de veces al ver al chico rubio junto al timón.

Sin esperar un minuto más hizo girar el timón a estribor(18) lo más rápido que pudo, consiguiendo calzar(19) la vela y que la botavara(20) se desplazara a gran velocidad de un lado a otro del barco, llevándose en su recorrido con un fuerte golpe a los guerreros.

Rápidamente corrió hacia la chica que aun yacía en el suelo, tomándola con cuidado por el brazo y la cintura la ayudo a ponerse en pie.

Ambos se giraron al escuchar un lamento a sus espaldas, sus dos atacantes estaban aturdidos sobre el suelo. Sin decir nada Ladybug se separó del chico y se acercó a los guerreros, haciendo girar su yoyó lo lanzó con fuerza golpeando las máscaras con él.

Una vez más el rubio miraba atónito como las mascaras de dragón se resquebrajaban y de ellas salían dos mariposas púrpuras, que antes de que pudieran alejarse fueron capturadas por el arma de aquella peculiar chica, más sorprende fue ver como del yoyó salían las mariposas en un impoluto color blanco y como aquellos temidos guerreros se transformaban en dos sencillos hombres.

- ¿Pe...pe...pero cómo? - balbuceaba incrédulo.

- Es un poco complicado, tal vez en otra ocasión. - indicó la heroína, acercándose a él.

- Gracias por tu ayuda, soy Ladybug. - amable y con una afable sonrisa extendió su mano hacia él.

- Es un placer, yo soy Félix Agreste. - correspondió educado haciendo una leve reverencia.

Los ojos de la chica se abrieron ligeramente y su semblante se tenso un poco.

- ¿Podrías ayudarles?, yo tengo que irme. - señaló a los dos hombres que aun permanecían tendidos sobre la cubierta(2).

- No te preocupes, me ocupare de ellos.

- Gracias, tengo que irme ahora.

Sin esperar su respuesta tomó los grilletes y los lanzó al aire invocando su poder. Ante los incrédulos ojos de Félix el barco se iba reparando de todos los daños sufridos durante la batalla.

Cuando se giró para saber que había sido aquello, ella ya no estaba, miró a lo alto del mástil mayor y desde ahí la heroína levantaba su mano despidiéndose para después lanzar su yoyó y perderse entre las calles de la ciudad.

[...]

Después de esa inesperada así como excitante bienvenida finalmente había llegado a la residencia de su padre, no le extrañaba que aquello fuera algo más que una sencilla casa, era una mansión que mostraba su éxito...un éxito lejos de su familia.

- ¡Félix!, finalmente has llegado.

Apareció un hombre de unos cincuenta años, de mirada penetrante, que no ocultaba su parentesco con su rubio invitado. Se mostraba efusivo en su saludo como queriendo dar emotividad a su encuentro.

Félix sintió un golpe en el pecho, dos sentimientos acababan de chocar entre sí como dos locomotoras que se enfrentan, por un lado era el padre que por años había añorado pero era también quien los había abandonado dejando que su madre muriera con la pena de no saber nada de él.

Una mirada de frío desdén se clavó sobre Gabriel Agreste como clavos candentes. Su hijo, frente a él no se había movido ni un ápice de su posición, se mantenía rígido y distante cual petrificada estatua de mármol. Por un momento vaciló en su reacción pero siendo quien era se acercó con serenidad a su primogénito.

- Al parecer tuviste un percance a tu llegada. - intentaba sin conseguirlo entablar una conversación.

- ¿Es todo lo que vas a decir? - espetó zafio, clavando aun más su mirada en su padre.

- ¿Que esperas que diga? - respondió anodino.

La expresión de Félix se mostró sorprendida ante la dureza de sus palabras, después de todo lo pasado él aun se mostraba insensible y falto de compasión. Sus dientes rechinaron, forzándose a no decir nada más, en un iracundo arrebato recogió su equipaje con ímpetu.

- ¿Donde dormiré? - inquirió sin siquiera mirarlo a la cara.

- Lian, indica a mi hijo cual es su habitación. - ordenó a su sirviente.

La impecable mascara de imperturbable que siempre mantenía poco a poco se transformo en pesar al ver salir a su hijo de la estancia. Y muy adentró se cuestionaba si había hecho lo correcto, si sus decisiones habían sido las aceradas, había sacrificado mucho en esa empresa para flaquear ahora. La presión le oprimía el pecho al recordar la pérdida de su mujer y como aquel alegre niño que dejo hacía ya diez años ahora era un hombre que lo miraba con odio y desprecio. Un acallado suspiro salió de sus labios, que nadie sabría que Gabriel Agreste aun tenía sentimientos.

Lejos de ahí Ladybug se colaba por la ventana de una vivienda de uno de los tantos barrios de Tientsin, agotada se dejo caer pesadamente sobre una silla. Un brillante destello rojo la envolvió por completo y un pequeño ser apareció flotando frente a ella.

- Bridgette, ¿estas bien? - inquirió preocupado el kwami.

- Si Tikki, ya me siento mejor. - respondió forzando la tenue sonrisa.

- Ha sido un duro adversario. - intervino de improviso un anciano, poniendo una taza de humeante té frente a ella.

- Han sido dos akumas. - indicó tomando la taza - Es la primera vez que ocurre.

- Humm, ya veo. - dijo pensativo - Sea quien sea que los esté creando está aumentando su poder y sabe cómo manejarlo.

- Pero maestro Fu, de esta manera estamos en desventaja, si van a aparecer más de un akuma no podré con ellos. - se veía la preocupación en su expresión - Hoy estuvieron a punto de derrotarme si no fuera por un extranjero que me ayudo.

- ¿Un extranjero? - preguntó curioso.

- Si, el hijo de Gabriel Agreste. - masculló las últimas palabras.

- Ya veo, - meditaba sosteniendo la barbilla entre sus dedos - ahora será mejor que te vayas a descansar. Ya pensare en la manera de hacer frente a esta nueva amenaza. - indicó con una afable sonrisa.


Glosario

(1) Es la acción de recoger las velas de una embarcación. Los barcos, que antes eran todos a velas, tenían que recoger éstas cuando llegaban a puerto.

(2) Son cada una de las superficies o suelos de un barco que pueden encontrarse a diferentes alturas.

(3) Es cualquiera de las cuerdas que se utilizan en un barco.

(4) Son los cables que sostienen un mástil en sentido transversal.

(5) Es la parte delantera de un barco.

(6) Es una vela de forma triangular que se iza en la zona de proa.

(7) Es el extremo de un cabo o cuerda.

(8) Es una vuelta que se le hace a un cabo o cuerda.

(9) Son cabos más gruesos y resistentes para amarrar un barco al muelle.

(10) Es una pieza de poca altura, metálica o de piedra que se encuentra al borde de los muelles y es donde se amarran los barcos.

(11) Es una cubierta ubicada en la parte de atrás del barco.

(12) Es la "pared" que rodea toda la cubierta del barco.

(13) Es un mástil colocado en horizontal en la proa y que sobresale del barco.

(14) Es el mástil más próximo a la proa.

(15) Es una pequeña plataforma que se coloca en la parte alta de los mástiles.

(16) Es el conjunto de mástil y percha que sostienen la vela.

(17) Son los palos que se colocan en transversal sobre el mástil y que sostiene la vela.

(18) Hace referencia al lado derecho de un barco.

(19) Es colocar la vela en un ángulo determinado para darle mayor fuerza de sustentación.

(20) Es la pieza articulada que se une a la parte inferior del mástil, dispuesta en forma perpendicular a este que sirve para cambiar la orientación de la vela.

(21) Barco de vela con dos mástiles, el mayor y el trinquete.