Skip Beat no me pertenece.

Hay algo de mí que deseas a toda costa

Esa pregunta me descolocó por completo. ¿Qué pretendía precisamente ella preguntándome eso? Yo solo la regañaba por permitir que otro hombre le rentara -comprara- ropa y ahora ¿ella viene con esa sonrisa y extraña mirada a decirme, que deseo algo de ella?

—Oh, así que, lo sabes. Entonces, ¿debería hacerte lo que yo quiera?

Ella se quedó ahí hecha piedra y totalmente congelada.

—Porque, sí así lo quieres, te lo daré t-o-do—deletreo la palabra para darle más énfasis. Veo como su rostro se recompone volviendo a sonreír.

—Oh, ¿así que estoy en lo cierto?

Le devuelvo la sonrisa.

—Así es, ¿qué debemos hacer? ¿Nos vamos? —le ofrezco tranquilamente, pero ella ríe.

—Tranquilo, no comas ansias, cuando la fiesta termine.

Y así fue, una vez que la fiesta terminó, le ofrecí llevarla a casa para que Yashiro no sospechara, pero una vez que lo dejé a él en su casa, nos fuimos a mi departamento. Nadie dijo nada en todo el camino, ni ella, ni yo. ¿Estaba nerviosa? Porque yo sí, demasiado. Ni siquiera sabía lo que estaba haciendo, ni lo que realmente estaba ocurriendo.

Entramos a mi departamento y fue ahí donde la acorraló contra la pared.

—Y bien, ¿segura qué puedo tomar lo que deseo de ti?

—Sí—dijo ella, apenas audiblemente.

—No pareces muy convencida.

—Sí lo estoy—gritó.

—Bien, te haré caso.

Me acerco a ella lo suficiente para sentir mi aliento sobre mis labios. Estaba muy nerviosa, aquella niña atrevida que no sé de dónde salió, había desaparecido. Ahora la que estaba ahí parada era la Mogami Kyoko que yo conocía. Me detuve y me alejé.

—¿Qué te ha ocurrido para que dijeras todo eso, Mogami-san?

Ella suspiró entre aliviada y angustiada.

—Solo quería seguirle el juego.

—Pero, el juego llegó muy lejos, ¿no?

—Sí, discúlpeme.

—No hace falta, sabes que no te haré nada que tú no quieras.

—¿Y sí en verdad lo quiero?

Fue apenas un susurro y ella miraba al suelo, pero escuché claramente lo que dijo y era algo que para nada esperaba.

—¿Y porqué quisieras algo como eso?

—No lo sé…

Algo extraño le ocurría, pero fuera lo que fuera, me estaba dando esperanzas, por lo que me acerqué a ella, decidido.

—No te vayas a arrepentir nunca de esto—y la beso. No sé si ella se arrepentirá, pero yo no lo haré.

Disfruto de ese lindo contacto y ella parece disfrutarlo también, ya que se aferra con fuerza a mi camisa.

—Así que, sí lo deseabas—le susurró contra sus labios. Ella solo me mira, ruborizada.

—Bien, te demostraré todo lo que deseo Mogami-san y te repito, espero que nunca te arrepientas de esto.

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N/A: Escrito hace mucho tiempo, antes de tener mi bloqueo escritor, y publicándolo ahora para no dejarlo pasar nada más.