Prólogo:


Ellos alguna vez fueron humanos. Pequeños seres que accidentalmente fueron al infierno, más conocido como Abismo. Fueron devorados una y otra vez. Fue una pesadilla sin fin. Un dolor que comenzaba con el más mínimo sentir; un terror a lo desconocido que siempre estaba allí, a su lado, esperando a que sus heridas se curarán antes de volver a cortar, sacar, mordisquear.

Fueron comida.

Y luego no lo fueron más. Porque ya eran fuertes. Porque ahora, quienes comían y destrozaban a otros eran ellos.

Los cinco reyes, cada uno con un propio territorio. Cada uno con el poder de un sentimiento negativo.

La Ira, como aquel que dirige su propio grupo independiente.

La tristeza como aquella que acompaña y apoya.

El dolor, aquel que puede bromear y ocultar.

Cobardía como aquel que huye, que ayuda por detrás.

Odio, aquel que desea la destrucción de todo por igual.

Desde Xanxus, Enma, Byakuran, Dino y Tsunayoshi. Todos líderes, capitanes Demoníacos. Los Encargados de regular el Abismo, los únicos capaces de purgar por completo a un demonio y que este no se regenere. La Muerte Final.

Durante décadas todo estuvo bien. Eso es hasta que por accidente, uno de los líderes es invocado al mundo humano por un ritual que hace mucho tiempo había sido perdido.

Y de esta manera, Tsunayoshi, aquel que gobierna sobre el Odio, apareció frente a Giotto.