Flores en el viento

Sanji aspira el aroma del mar mezclado con las flores de cerezo que adornan las orillas de esa pequeña isla, y piensa: ¿Luffy lo extrañará tanto como él lo hace?

[...]

La arena cubre sus pies descalzos y le da esa sensación de calma, de saber que, como siempre, sigue sintiendo las cosas, incluso las más triviales.

Desde que se separó de sus compañeros por el incidente con Kuma, había llegado a creer que no podría ser capaz de volver a sentir algo, al menos no hasta que volviera a verlos. Pero ahí estaba, con la brisa del mar sacudiendo su cabello y revolviendo el humo de su cigarrillo como una espiral. Y todo lo que se necesitó fue ver a su capitán transmitiéndole con certeza que se verían de nuevo, tarde pero seguro, luego de dos años.

Y eso fue todo, una revelación no tan reveladora que le hizo ver lo importante que era Luffy para él. Porque aunque su capitán fuera importante para todos, dudaba que lo vieran con los mismos ojos que él.

Exhaló y el humo se perdió en la brisa, llenándolo de dudas, de pronto. ¿Luffy sentiría algo distinto por él? No es que realmente cambiara algo, porque el simple hecho de que lo quisiera lo suficiente como para seguir de pie por ellos, a pesar del dolor, debería satisfacerlo. Tampoco es que él fuera avaricioso y deseara más de lo que pudiera obtener de Luffy, pero...

Ahí aparecían esos sentimientos, tan erráticos que le habían vuelto loco desde que les permitió abarcar más lugar en su cabeza. Porque sabía que no podía esperar de Luffy más de lo que les daba, que en verdad ya era más que suficiente para cualquiera. ¿Quién más pondría en riesgo su vida y sus sueños por personas que acababa de conocer?

Debería conformarse con eso, con que sea su capitán y confíe en él como para dejarle pelear a su lado, debería bastarle con saber que lo eligió porque creyó en él y no solo por su comida, pero también justamente eso debería hacerlo sentir bien, porque Luffy es un glotón que come lo que se encuentre, pero su comida y sus habilidades son algo que eligió por encima de otras personas.

La brisa fresca le relaja un poco y esa pregunta vuelve a aparecer en su mente: ¿Luffy lo extrañará tanto como lo hace él?

Cierra sus ojos, inquieto por la luz del sol que se cuela por la pequeña ventana del camarote que comparten los hombres de la tripulación, y se da cuenta de que ha estado soñando con aquellos días en los que estaban separados por kilómetros de distancia y se le revuelve el corazón. Se levanta, algo presuroso, y busca a su capitán, como si el sueño le hubiera devuelto esos lejanos sentimientos de soledad y desesperación que había querido olvidar.

Y cuando lo ve, sentado donde siempre, solo puede volver a sentir su corazón en el lugar correcto, latiendo con la normalidad usual que representa la presencia de Luffy en el mismo lugar que él.

Sí, quizás no debería sentirse así con respecto a su capitán, pero no es algo que pueda manejar aunque quiera y, a decir verdad, tampoco es algo que quiera dejar de sentir. Al menos, no cuando Luffy se gira a mirarlo y le sonríe, tan brillante como el sol, mientras le pide que le prepare comida. Porque Sanji sabe que eso es menos de lo que él desea, pero es más que suficiente para hacerlo feliz.