—Kuzonoha del Este, Azuma del Oeste ¿Acaso ambas pudieron contra mí? ¡La respuesta es un dulce No!— dijo la mayor al borde la locura retirando una tijera de su hombro.
—Por favor, ¡Detente, puedo darte lo que quieras!— grito Haru abrazando a una herida Tokaku. — ¡Tal vez estés pasando por un mal momento pero te aseguro que pasará! ¡Yo seré tu soporte si eso te ayuda!— volvió a gritar de desesperación esta vez parándose frente a la mayor la cual ya tenía las tijeras listas para atacar.

«No me hables de amor que eso siempre termina mal, a mí solo el dolor me enseñó mucho más» La tijera para desgracia de Tokaku fue clavada en el pecho de Haru, del frío acero de las tijeras brotó un bello líquido carmesí que fluyó por la ropa dañada de la pelirroja —Siempre he querido hacer esto, creo que ahora nos entendemos un poco mejor ¿No Tokaku?—.

¿Qué diablos está pasando? ¿Cómo se llegó a esto? Necesitamos rebobinar un poco para saberlo...
Todo empezó una mañana de Enero.

—No lo tendrás...solo sobre mi cadáver—. Tokaku estaba frente a la olla del curry, en un duelo de miradas con su propio hijo. — ¡Tokaku deja de pelear!— dijo en tono algo enojado Haru —Puedo hacer más curry mañana si eso quieren, pero dejen de pelear—. «Bueno» dijeron al unísono. Tokaku dejo su plato en el lavavajillas en señal de aceptar su derrota —Si hay algo que me gusta más que el curry eres tú— dijo volteándose para cargar a Haru —Haz sido lo mejor que me ha pasado en la vida— susurro a su oído para luego besar su cuello.
–Sigo aquí– dijo el jovencito de cabello algo violeta con ojos azules. —Cierto, mejor ve a jugar con tu hermana o algo—. Tokaku ahora tenía un rubor en las mejillas por el comentario. El joven hizo caso y salió de la cocina a la sala, dónde una chica de no más de 15 años estaba haciendo colgantes, pronto iba a entrar a la escuela y quería llevarse bien con todas, físicamente era idéntica a Tokaku solo que con el pelo más largo, pero en personalidad era idéntica a Haru. –Yuki, esas son tonterías– dijo el chico – ¡No lo son! ¡Kaiba idiota!–. Dijo algo enojada.
Haru y Tokaku entraron a la sala, ambas sonrieron al ver tal escena. —Yo también hice colgantes para mis compañeros de preparatoria—. Dijo Haru acercándose a su hija —Si quieres te puedo ayudar—. Yuki asintió con la cabeza, siempre le ha gustado hacer cosas en familia. —Kaiba, ¿Quieres jugar videojuegos?- Propuso Tokaku tratando de ser más cercana con su hijo. Kaiba levantó brazos y hombros en señal de que no le importa aun así Tokaku encendió la consola. Por un lado, Haru y Yuki estaban haciendo colgantes en forma de chinchillas y por el otro Tokaku y Kaiba jugando Call of Duty.
—Haru, ¿Qué te parece ir al cine hoy?— propuso Tokaku nuevamente. —Por mi está bien, ¿Pero los niños?—. —Le podríamos pedir a Suzu que los cuide— respondió — ¿Por qué siempre se te viene a la mente Suzu?— —Bueno, te llevabas bien con ella en ese lugar de locos , por eso— Dijo volteándose levemente a verle —También me llevaba bien con Hitsugi— —Con ella? No dejaría que se acercará a mis chicos ni a 3 metros...no sé cómo Namatame puede estar con ella, o cierto, ya no se apellida Namatame, ahora es Kirigaya Chitaru...siento lastima por ella— dijo en cierto tono de sarcasmo — ¡Tokaku! ¡Si ella es feliz con Hitsugi está bien!— Yuki solo miraba la escena algo confundida —Tienes razón en eso Haru—. Suspiró la mayor —Por cierto, ¿El Lunes irás al trabajo?— —Creo que no, creo que lo tomaré libre—.
— ¡Listo!— grito Yuki con entusiasmo, había acabado los colgantes —Nos quedaron muy bien, son muy lindos, me recuerdan a los que hice cuando tenía tu edad—. — ¿En serio? Creo que me siento algo orgullosa—. Dijo sonriente. —Yuki, nunca dejes de sonreír, amo tu sonrisa—.
El teléfono de Haru vibró.
«Meichi Yuri:
No creo que necesites mayor explicación ¿No Haru?
Sabes exactamente para lo que me comunicó, tú ya lo pasaste, si tú sobreviviste ¿Que te hace pensar que Yuki no lo hará? No esperaré gran respuesta, solo es un aviso de lo que debes hacer»
Aquel contacto no le había escrito en años, de un rostro y mirada felices cambiaron a una de preocupación cosa que Tokaku noto por el silencio repentino. -¿Haru?- preguntó -Tokaku, ¿vamos afuera si?- ambas mujeres salieron de la sala hacia su cuarto. Sin más intercambio de palabras Haru le enseño el mensaje de texto a Tokaku. — ¿Quien se cree está perra? No dejaré a Yuki asistir, aún si eso significa morir—. —Tokaku, creo que debemos hacerlo, como dice ella, Yuki sobrevivirá, la hemos estado protegiendo todo este tiempo, después de la clase negra, todos dejaron de perseguirme, a ella también la persiguen, tenemos el cuerpo lleno de cicatrices, Kaiba también lo tiene, hazlo por tu hija, por mí, ¡por nosotros!— Tokaku se quedó callada ante las palabras de Haru, sin más que decir, contesto aquel mensaje de texto

«To: Meichi Yuri.
Lo hará, pero jura que después de eso nos dejarán en paz finalmente.
Atte: Azuma Tokaku»

— Listo Haru, ahora, ¿Cómo se lo diremos?— —Como cualquier otra noticia, ella lo entenderá, es muy inteligente— —Estoy segura que lo entenderá, pero no que sea inteligente, te recuerdo que se engrapó la ceja hace 2 meses— Haru no pudo evitar soltar un suspiro luego de cierta risa, realmente a veces Yuki carecía totalmente de sentido común, pero eso la hacía especial para ella.
Por dentro, Tokaku sentía que algo estaba mal con Haru ¿Por qué Haru actuaría con tanta normalidad?

—998...999...1000— Una última patada mando a volar aquel saco de boxeo, su respiración era agitada para ese momento, "9 AM y no se han levantado" pensó, a decir verdad estaba muerta de hambre, pero en su sano juicio nunca bajaría al sótano de su casa, la última vez que lo hizo tenía 9 años y lo que vio la deja sin poder dormir al día de hoy, pero el hambre le nublo el pensamiento, ejercitarse no fue buena idea, cuando recobro el pensamiento las miradas de las 3 se cruzaron.
Como siempre, sangre escurriendo por las sogas y cadenas, uno que otro látigo tirado en el suelo, la caja de mordazas estaba en una mesa al lado de puerta.
Había un gran silencio incómodo, tal vez Shiena hubiera dicho algo si no estuviera con una mordaza en su boca y colgada del techo con una soga que se veía roja de sangre. Finalmente, se rompió la tensión.
—Imbéciles, tengo hambre...por cierto, no me dejaron dormir— Lentamente cerró la puerta, pero, rápidamente la volvió a abrir. — ¡Y dejen de hacer cosas asquerosas!—. La puerta se cerró con fuerza dejando a Otoya y Shiena solas otra vez — ¿Te desato? Oh cierto tienes una mordaza jajaja—. Ante aquel comentario Shiena respondió con una expresión enojada. —Oh vamos, no es la primera vez que nos ve~— Dijo la mayor desatando las cuerdas dejando a Shiena libre, su cuerpo estaba lleno de marcas y cicatrices de otras veces, Shiena se quitó la mordaza de la boca — ¿¡Por qué no pusiste seguro!?— Levantó su voz en tono de regaño —Byakuren es la única rara que se levanta temprano aún es vacaciones, yo que sé, creí que estaría durmiendo o algo— Trato de justificarlo, Shiena dio un suspiro, Otoya era irremediable. Shiena fue la primera en salir del sótano, Otoya había destrozado su ropa por lo que estaba totalmente desnuda en su propia casa. — ¡Byaku!—. Llamo a su hija, no hubo respuesta alguna "Por el amor de Dios Byakuren, tienes 13 años y eres toda una rebelde" pensó nuevamente suspirando, finalmente fue a su propio cuarto para tomar algo de ropa e ir a ducharse aprovechando que Otoya limpiaba la sangre en el sótano.
Shiena observo su cuerpo en el espejo del baño, lleno de marcas, había cicatrices sobrepuestas una sobre otra, el calor de la pasión había desaparecido trayendo consigo el ardor de las más recientes.
Normalmente a la semana gastaba 2 litros de cloro solamente en limpiar el sótano, esta vez había menos sangre por suerte, solo unas cuantas proyecciones y salpicaduras en las paredes, aunque, las cuerdas manchadas de sangre serían el principal problema para Otoya, limpiar nunca fue su fuerte, cuando solía descuartizar chicas solía dejar hecho un desastre, no solo los mutilados cuerpos , si no las paredes llenas de sangre, a decir verdad ella recordaba un momento en su relación con Shiena cuando fueron invitadas a una reunión de Colective Dismaill en el cual vio una habitación tan llena de sangre que las paredes, techo y piso eran de un carmesí intenso, ese día fue llamado «Notte rossa».
Finalmente el sótano había quedado gris como debería por lo que salió de aquel lúgubre lugar, por otro lado Shiena se encontraba en la sala, había encontrado una nota de Byakuren.
"†Saldré un rato, vuelvo pronto†
–Byakuren"
Otoya, aún con varias manchas de sangre en su ropa se acercó a Shiena — ¿Qué es?— preguntó curiosa —Un aviso de Byakuren— respondió Shiena de forma algo cortante — ¿No dice dónde fue?— —No, pero no creo que tarde—. El teléfono de Shiena sonó, como en otras ocasiones Otoya se lo arrebato de las manos, inmediato vio el número, era del trabajo de Shiena por lo que se lo dio. — ¿Por qué siempre haces eso?— —Me gusta cuidarte, no se sabe que loco puede llamar—. A veces Shiena olvidaba que clínicamente Otoya no podía sentir nada más que posesión y obsesión hacia ella, además de disfrazar su toxicidad con amor.

Media hora había pasado, al momento de que Byakuren abría la puerta de su casa noto un carro de policía estacionarse en frente, dentro de él estaba una pelirroja al lado de una pelirosa y otras 3 personas, entre ellas Shiena, Byakuren sabía que su madre estaba metida en cosas ilegales pero, cayeron todos de golpe parecía.
Una mujer de uniforme azul entro a la casa. —Takechi Otoya— dijo llamando la atención de la peli púrpura y a su vez, ignorando a Byakuren. Otoya volteo a la puerta, ver un policía tras ella no se le haría raro si no fuera porque a ojos de la ley llevaba 24 años muerta — ¿Quién eres tú?—. —Mi nombre, Kirigaya Hiiragi, oficial de rango mayor encargada de esta prefectura, no vengo a arrestarte ni mucho menos a asesinarte o algo por él estilo, a contrariar, necesito tu ayuda para ponerle fin a algo—. Mostró su placa que pronto volvió a guardar, Otoya no tenía confianza en sus palabras pero por mera curiosidad acepto. — ¿Para qué carajos la quieres? ¡Ella no ha hecho nada en estos años!—. Byakuren se interpuso en el camino de la oficial —Mira, tú... ¿Eres hombre o mujer en primer lugar?...sea como sea, no te metas en esto, por tu bien—. La mujer de cabello rosado se rió desde el auto por el comentario

—Hahaha, a Isuke le gustaría molestarla también❤️—. —No has cambiado para nada Isuke—. Hablo Tokaku —Ha todo esto, ¿Por qué nos quieren a nosotros?— Haruki comentó —Ni Suzu ni yo sabemos el porqué, pero debe ser relacionado a la clase negra—. Kouko agregó —Pero ya pasaron casi 25 años, ¿Por qué esperar tanto?—. La mujer con un pocky en boca tenía razón en ello. —Sea como sea, nos quieren joder de nuevo—. Tokaku suspiro —Bueno, no debe ser tan malo, tal vez alguna reunión o cosa así—. Mencionó Haru, Isuke iba a hablar hasta que un sonido eléctrico perturbo el ambiente incluso dentro del auto. —Te lo ganaste, por tratar de herir a un oficial con un arma blanca—. Exclamó la oficial, en la escena se podía ver a Byakuren con una espada claymore tumbada en el piso, aún con espasmos por el taeser — ¡Oye! Yo solo puedo hacerle eso a mi hija—. Otoya se veía enojada ante la acción de Hiiragi. —Oh, en serio, entonces corrígela—. Este último comentario hizo que Otoya se enojara más con la oficial. —Déjate de cosas y sube a la patrulla mejor—. Sin más que decir la peli morada permaneció callada tomando del brazo a su tonta hija metiéndola dentro de la casa para luego meterse a la patrulla como pudo, realmente estaba apretado ahí adentro —¿Es reunión o qué?—. Preguntó la de ojos turquesa al quedar apretada ante la puerta del vehículo —Ni yo sé así que no preguntes ❤️—. — ¿Oye Isuke, no crees que vas muy cómoda de copiloto?—. Trató de molestarle —Es lo mínimo que me merezco de parte de la enana❤️—. —Suficiente—. Dijo la oficial poniendo en marcha el auto. Con forme los minutos pasaban se acercaban más a la zona este de Tokio, un tanto apartado para todas, aun así, las 8 chicas tenían un pensamiento en común, ¿Qué sentido tiene reunirlas si ya han pasado casi 25 años? ¿Será por venganza? No, Hanabusa o Meichi las hubiera mandado a traer con su gente ¿Les pasaría algo? ¿Esto estaba relacionado con la policía? Aun así, por dentro Tokaku no dejaba de pensar en el mensaje que le había mandado previamente Yuri a su celular, le causaba cierto preocupar el haber dejado a Yuki sola con su hermano, si bien les dejo un arma, ambos tenían un nulo sentido común de cómo usar un arma quitando eso de lado se detuvo de su tren de pensamientos y volteo a ver a Haru, si bien no lo mostraba de forma implícita se veía que estaba nerviosa y ansiosa, era normal en una situación así, Tokaku sin importarle lo que dijeran las demás decidió darle una muestra de cariño a su pelirroja abrazándola con el fin de calmarla , Haru correspondió al abrazo además de apegarse más a ella en busca de estrechar ese contacto. —No jodas Tokaku estamos todas, espérate a llegar a tu casa—. Exclamó Haruki. —Si Isuke estuviera de este lado también harías lo mismo—. —Isuke no aceptaría fácilmente el contacto de una idiota❤️—. Respondió con su orgullo habitual.

Finalmente llegaron a la comandia de la región, un edificio grande dedicado enteramente a actividades policíacas. —Bájense— dijo de forma seca la conductora de la patrulla, las chicas sin más remedio hicieron caso. —Ahora, quiero explicaciones, nada de juegos tontos—. Tokaku se ponía de forma amenazante frente a Hiiragi —Vamos dentro mejor, ahí está todo—. —Tanto secretismo para que luego sea alguna estupidez, sí que eres molesta Hiiragi ❤️—. Sin otra opción siguieron a Hiiragi hasta su oficina, Tokaku sentía rabia por dentro, sobre el escritorio había una especie de juego de ajedrez pero las piezas eran ellas, la clase negra original y sus herederas, algo le llamo la atención y por consecuencia se acercó más al tablero, las piezas tenían bases de 2 colores, unas eran de gris y las otras de azul, del lado de los grises estaba Sumireko, Yuri, Nio, ninguna estaba como jaque o mate como se esperaría, del otro lado había algo que de cierta forma le hacía gracia, Isuke estaba en el lugar de un caballo, había una pieza en medio del campo juego, la base era de color negro indicando no pertenecer a ningún bando, aún, Tokaku tomo la pieza entre sus manos, era igual de detallada que las demás solo que no conocía o tenía idea de quién podría ser, la pieza era de una chica en extremo pálida y de cabellos negros con mechones azul celeste, volvió a dejar la pieza donde estaba y se dispuso a confrontar a Hiiragi —En serio, otro juego estúpido, y ¡Encima metes a personas inocentes!— gritó llamando la atención de las demás al tablero, Otoya fue de las primeras en acercarse al tablero. — ¿Por qué Byakuren está sobre una base gris?— las neuronas de Otoya funcionaron bien una vez en su vida, Hiiragi estaba a punto de responder a todo hasta que sintió los brazos de Isuke rodeando su cuello — ¿¡Acaso te parezco que soy un caballo?!—. Decía mientras dejaba poco a poco a Hiiragi sin oxígeno, Suzu, como la voz de la razón del grupo, habló —Por eso Chitaru no te cedió la custodia a ti Isuke, estas piezas están muy bien hechas para hacer creadas por Hiiragi, además miren, el símbolo de la familia Hanabusa—. Señalaba una esquina del tablero —Así que otra vez van tras la vida de Haru...Está vez Sumireko se comerá una buena ración de plomo—. Decía Tokaku mientras cargaba el cartucho de su arma. —Creo que tengo una idea de lo que pasa...— dijeron al mismo tiempo Shiena y Kouko. Por otro lado Suzu forzó a Isuke a dejar a la enana en paz; nada en las chicas había cambiado. —Hiiragi, ¿Por qué tienes un pizarrón con los 7 pecados capitales escritos?—. Dijo Haruki uniéndose a la conversación, por otro lado, Haru apenas entendía que estaba pasando dentro de aquella oficina; posteriormente, Hiiragi aclaro su garganta para proceder a dar la explicación —Miren, esto será complicado de entender así que requiero la atención al cien, la policía y el gobierno se ha dado cuenta de las actividades ilícitas realizadas en la Escuela Myojo, por lo que decidieron poner planes en marcha, con base a nuestras investigaciones descubrimos que una de ustedes había hackeado la base central de datos por ende tiene una pieza clave en la investigación, además gracias a Hanabusa Haitori, hemos descubierto que Myojo está aliado de forma estrecha con la organización Datura y con los Hanabusa, entre otras organizaciones de gran y mediano poder, el problema con esto, Haitori, tiene las mismas intenciones que nosotros pero aplicadas de otra forma, en vez de traer a la justicia ella desea acabar con el problema de una forma nada buena, creemos que ella fue la que ordenó la masacre en la villa Azuma hace diez años—. Hiiragi fue interrumpida por Tokaku en ese momento, Tokaku no era de mostrar emociones pero ahora entendía unas cosas, como que al volver de visita a la villa todo estaba vacío, los que gracias a Haru fueron sus amigos en ese tiempo habían sido asesinados, todo tenía sentido ahora. — ¡Entonces! ¿¡Si saben eso por qué no han actuado en su contra!? ¿Cuánto dinero les dio? ¿Cuánto dinero valió mi clan?—. Hiiragi suspiro —Dije, creemos porque Haitori tenía catorce años hace diez años, una niña no puede ser tan cruel o pensar si quiera en eso—. De repente en medio de aquella tensión se escuchó una risa de una voz aguda —Los niños son muy crueles a veces, por ejemplo, a Byakuren le gusta la taxidermia, solo que lo hace con animales vivos—. Dijo Otoya sonriéndole a todas las presentes — Tenía que ser tu hija Takechi— exclamó Haruki, a todo esto Hiiragi se había quedado un poco más perturbada de lo que ya estaba al oír tal explicación; en cuanto Tokaku, no sabía cómo reaccionar, estaba confundida y se veía en su mirar, solo dejo que continuará. —Sigamos que dentro de 30 minutos empieza mi turno, a todo esto, Haru, controla a tu densa. Kuzonoha Nio o cómo ustedes la conocen, Hashiri Nio, también está involucrada en esto, desconocemos la razón pero personas externas al clan Kuzonoha han aprendido artes ilusorias y de asesinato de alto nivel, lo que nos lleva a—. Hiiragi puso su mano izquierda sobre el pizarrón —Estas personas de aquí, y un extra—. Con un marcador escribió "Crow" al lado de Pride, antes de comenzar a hablar fue interrumpida, esta vez por Isuke —Mira Hiiragi, el tiempo de Isuke es muy valioso así que date prisa o tendré que matarte ❤️—. Se le veía cierta oscuridad a la pelirrosa que a su vez se acompañaba con una mueca de disgusto disfrazada en su típico sonreír —Yayayayay, a eso voy, que impaciente por Dios, como decía, estás personas han aprendido las artes ilusorias del clan Kuzonoha lo cual es peligroso para el gobierno, aunado a esto, sabemos de primera mano que Meichi organizó una nueva clase negra, así que por favor, deben dejar ir a sus hijas e hijos—. La indignación en los rostros de todas se hizo presente, y el miedo en Hiiragi no tardó en llegar al sentir las delicadas manos de Isuke rodear su cuello, otra vez. — ¿¡Por quién me tomas enana!? No voy a dejar ir a mis niñas ahí ❤️—. Después de unos segundos de asfixia dejó libre a Hiiragi. —Porque, se preguntarán, fácil, ninguno hará un intento de homicidio real a menos que lo desee, la clase negra solo servirá como distracción y con eso volvemos a su papel, Shiena, sé que tienes una USB con toda la información de Myojo. —. El nerviosismo en la castaña se había hecho presente desde hace un rato pero no fue hasta este punto dónde realmente estaba que moría de nervios. — ¡Yo no tengo eso desde hace mucho, esa información solo me trajo desgracia y pague muy caro por eso!—. Su reacción algo violenta le hizo saber a todas que decía una mentira. —Siempre la traes contigo por Dios—. Otoya había acabado de derrumbar la mentira; La uniformada extendió la mano y después de una discusión de miradas con su esposa, Shiena dejo la dichosa USB en manos de Hiiragi. —También ustedes, la mayoría mejor dicho, son asesinas profesionales, un asesino no deja de serlo, un sicario nunca lo deja, lo lleva en la sangre, al momento de ustedes derramar su primera gota aceptaron su destino, la muerte—. De entre el papeleo de la oficina sacó un expediente criminal de cada una que había cometido delitos. —Tokaku, mataste para defender a tu hija, cadena perpetua, Otoya, pena de muerte, Shiena, más de diez años de cárcel, Kouko, por más que me duela, cadena perpetua, Haruki, cadena perpetua y por último Isuke, cadena perpetua.— Las mujeres en sala tenían la boca abierta, está mocosa las estaba manipulando para que trabajarán a su favor. —El gobierno les perdonará sus crímenes si deciden ayudar, sus hijas contarán con protección en la clase negra también, nadie les hará daño—. Con toda la presión en ellas no tenían de otra que aceptar. —Oficial, me recuerda a alguien—. Exclamó Shiena, esa forma de ser, esa justicia con mano de hierro. Digna hija de Chitaru. — ¿Es usted hija de Namatame Chitaru?—. Hiiragi sonrió. —Afortunadamente-desafortunadamente si lo soy—. Shiena estuvo a punto de decir algo más cuando una voz muy conocida llamo su atención. — ¡DEJENME PASAR! ¡CONOZCO LA LEY Y ESA POLICÍA NO VENÍA CON NINGUNA ORDEN DE NADA!—. Otoya y Shiena suspiraron al mismo tiempo. —Byakuren—. Dijeron. —Así que tu hija tiene la misma voz irritante de Otoya, que fastidio ❤️—. La pelirrosa volteo a ver la puerta en la cual había una sombra. La niña de cabello bicolor abrió con violencia la puerta, en su espalda estaba su espada recién comprada. —Eh Suzu... ¿En serio le diste a Miyako el permiso de hacerle la espada?—. Otoya sabía que su hija tenía complejo de Chitaru y se sentía caballero pero una espada como esa era bastante y más considerando el hecho que ya poseía varias más. —Parece un travesti—. Las miradas de todas se enfocaron en Tokaku. — ¡To-Tokaku! No seas grosera por favor—. Su esposa, Haru la tomo fuerte del brazo en signo de regaño. —Pues si se ve medio rarita—. Haruki siguió el juego, no habían cambiado nada en años. —Es un hombre con pelo largo y voz aguda—. Un detalle en la menor hizo que Isuke se riera. —Vaya vaya Otoya, eres capaz de dañar a tu propia hija, mira esa cicatriz—. La cicatriz que poseía Byakuren en la boca llamo la atención de todas. —Eres un asco Takechi, Hiiragi, deberías darle la pena de muerte a esta mujer—. A Haruki se le salió su instinto de protección. —Shiena ¿En serio dejas de a tu hija le pase eso?—. Cuestionó la pelirroja. —No es lo que creen, yo no le hice la cicatriz, se la hizo alguien más hace 13 años, en esa misma noche que perdimos nuestro otro hijo, es una historia larga, pero lo resumo, lo hicieron dona. —. Otoya con su impulsividad habitual no noto que se rió con ese último detalle, ahora se había ganado el desprecio de casi todas, por su lado, Byakuren no entendía casi nada de lo que pasaba. —Suficiente, si se quieren agarrar a golpes a Takechi háganlo a fuera, no la golpeen en la cabeza o le hagan mucho daño porque puede afectar en sus cargos, las llamo luego—. La policía peliceleste dejo libres a las mujeres, ahora con esa reunión que habían tenido solo consiguieron más dudas que respuestas. ¿Quién era Haitori? ¿Qué más hay oculto detrás? ¿Habían pasado cosas en estos casi 25 años? La respuesta a esas preguntas estaba cerca de ahí.

—Dales un aviso de no meterse dónde no les llaman, no puedo permitir que la verdad de Myojo salga a la luz, afectaría a la empresa, sería una vergüenza total, mayor a la que pase cuando Haru sobrevivió ante mí—. La hora del té en la mansión Hanabusa estaba un poco más intensa de lo costumbre, y aún más teniendo a Sumireko enojada en ella, el convenio económico de las 3 organizaciones era lo que las mantenía igual de poderosas, Myojo, Datura y los Hanabusa, la triada del mal , poniendo ante todo el dinero más que la vida de inocentes. —Crow, ahora ve, no necesito que Haru vuelva a meterse de por medio en mis planes. —. Su más fiel sirviente, una persona vestida como médico de la peste negra fue encomendado a esa vital tarea. —Lo que usted ordene Señorita Sumireko—. Lo único que la de ojos azules vio al voltearle a ver fue el alejándose, nuevamente sola con Mahiru. —Su...Sumireko ¿En serio es...tan necesario eso?—. Sumireko observo a su mujer, su preciosa Mahiru. —Tu no debes preocuparte por nada Mahiru, solamente disfruta—. La tensión se relajó bastante y aún más cuando un chico se acercó corriendo a aquella mesa entre el jardín. —La...lamento la demora, termine el libro un poco tarde—. Nacht, un joven de 15 años, pelo blanco como Mahiru pero ojos gélidos como Sumireko. —No te preocupes, hoy el té es de menta con toques de frambuesa—. Sumireko sonrió sirviéndole a su hijo.

En esa misma mansión una mujer extravagante se preparaba para salir, uniforme militar, una piel de oso a modo de capa, y su fiel rifle Anti tanques le acompañarían, su nombre es, Hanabusa Haitori "La Hija Del Mal".

— ¡Fue un gusto volverlas a ver chicas! Ojalá nos podamos reunir pronto, estoy segura que a Tokaku le gustará—. Haru decía con su alegría de siempre, no dudo en abrazar a cada una, incluso a la menor. —Seguro nuestros hijos se llevan bien—. Agrego Haruki. —Por lo menos los nuestros se llevan bien con Byakuren—. Dijo Suzu, aunque eso de llevarse bien era más que nada un poco de bullying a su hija menor, peleas salvajes de espadas de madera en su patio y cosas por el estilo.
Maldito sea el momento cuando Tokaku enfoco su mirada en aquella persona vestida de negro. —Con que tú eres Azuma Tokaku, maravilloso, no busco pelea contra ustedes, solo les vengo a dar un aviso de parte de mi ama, entreguen la USB y déjense de juegos—. El hablar de la persona se escuchaba entendible pero distorsionado. No hace falta decir que todas se pusieron en guardia, parece ser que seguir sus presentimientos fue correcto, Kouko apunto con un arma, Tokaku desenfundo su katana, Haruki se colocó sus guantes como no lo había hecho en años, Isuke sacó su revólver, mientras Otoya y Shiena solo se valieron de la pistola de la última. Los ojos de la menor brillaban al ver a todas de esa forma, eran geniales. —No te daré nada, así que dile a tu ama que se vaya por dónde vino y nos deje en paz. —. Tokaku tomo una actitud más fría de lo normal. —Azuma, me encantaría pelear contigo créeme, no hagas que eso pase, aunque teniendo a todas apuntándome, me quedaría rendirme. Y cuéntame Azuma ¿Por qué haces esto? ¿Cuál es tu propósito? Ambos somos iguales Azuma, siguiendo órdenes por nuestro bien, nada más nos diferencia el amo, pero el collar es el mismo—. El cuervo fue el primero en atacar, Haruki reaccionó dándole un puñetazo en la quijada causando así un quejido de dolor. —Antes cuídate las espaldas—. Haruki le propinó una oleada de golpes en todos lugares que pudo notando así que chocaba contra algo muy duro en repetidas veces, sangre escurrió de la máscara dejando el pulcro blanco de esta a ser manchada de carmesí. — ¡Maravilloso Sagae! Golpes dignos de ti mi estimada suicida—. Algo le quedó claro a todas, el cuervo sabía cosas. —Cállate—. Solo logró enojar a Haruki al recordarle esos momentos dolorosos de su vida, otro buen golpe acabo por tirar al cuervo, sin embargo no se acercó, este tipo era raro, Haruki lo sabía, se había dejado golpear sin meter mano alguna. —Ahora es mi turno—. Trono su cuello. —Sagae, esto será maravilloso—. El cuervo tomo con fuerza la mano izquierda de Haruki la cual solo sintió un dolor enorme similar a ese día cuando el escenario le cayó encima, le habían dislocado el brazo y por visto seguía el otro. — ¡Tokaku haz algo!—. Gritó Haru asustada, Tokaku era una mandilona así que lo que decía su abejita lo cumpliría. La katana se dirigió hasta el brazo de Crow pero algo impidió cortárselo, acero o metal debajo de este. Su objetivo ahora era neutralizarlo.

Crow iría con todo esta vez, siempre deseo pelear contra Tokaku, ella estaba en clara ventaja por su arma pero Crow no se quedaría atrás, siguiendo la teoría de que tuviera el cuerpo protegido por metal, Tokaku se abalanzó contra el tumbándole desde el cuello hacía el suelo, el golpe fue secó para el cuervo, una maniobra rápida acompañado de un forcejeo hizo que el que estuviera de bajo fuera Tokaku, con las fuerzas que aún sobraran logro sacarse de encima al más alto con base a una patada. — ¡Maravilloso! No voy a reparar este traje, eres increíble—. La euforia del momento volvían los ataques físicos de Crow más frenéticos y desorganizados, difícil de esquivar para Tokaku la cual se las arregló para usar la parte de abajo de la katana para defenderse con mayor facilidad.
¿En qué momento pasó? Crow sintió un golpe en seco en su cuello, Byakuren se había escabullido en medio de la pelea hacia Crow. — ¿¡PERO PODRÍAS MORIRTE DE UNA VEZ!?—. Sin saberlo Byakuren había cometido el tercer peor error de su corta vida, su claymore clavada en el acero de la protección de Crow. —Azuma, permíteme quitarme a este trapito de encima ¿Si?—. La elegancia al hablar dejaba en claro que era de Hanabusa. Crow se volteo, para la niña el tiempo se ralentizó, vio a su padre correr tras ella, y luego, la sensación de ser levantada y finalmente, dolor, sangre salió escupida de su boca, por parte de las demás escucharon el crujir de los huesos de la menor al ser estampada de forma violenta contra el suelo.

No intentes—. La movió solamente para brindarle una patada directo en el abdomen, el dolor era terrible, las lágrimas escurrieron por los ojos turquesa de la menor, lágrimas que pronto se juntaron con una segunda descarga de sangre, esta vez acompañada de coágulos que la hicieron toser.

Porqué, no puedes—. El dolor para la menor era tal que sentía que en cualquier momento vomitaría. Las mujeres se quedaron en shock, incluso Tokaku a la que le broto sangre en el rostro. Nuevamente fue levantada solo para ser estampada otra vez de cara contra el asfalto, esta vez sintió como su nariz se quebraba y como uno de sus colmillos se caía, tal vez fue lo único bueno ya que todavía no cambiaba ningún diente. Solo le quedaba quejarse casi en silencio, el dolor era tal que no podía emitir sonido alguno.

¿Acaso crees que eres un héroe? No lo eres, así que toma tu espada, por cierto, linda cicatriz—. La espada que previamente había caído de Crow fue recogida por este metiendo la punta en la boca de la menor y teniendo la fuerza suficiente como para levantarla en busca tal vez de empalarla, sin embargo, Byakuren no se daría por muerta tan fácil, mordió con todas las fuerzas que tenía en una descarga de adrenalina, no sé empaló pero si se sobrescribió la cicatriz pero de peor forma, toda su boca había sido cortada del lado derecho hasta la oreja dejando así ver su ensangrentada mandíbula y cayendo sangre que mancho su ropa.

— ¡TOKAKU!—. Tanta sangre le hizo recordar a Haru sus peores momentos en la infancia, se había hecho la promesa que no vería morir a nadie más pero ante sus ojos impotentes estaba presenciando una escena como las de antaño. El grito de Haru hizo reaccionar a Tokaku, un golpe en la boca del estómago debía funcionar, con todas sus fuerzas y con puño cerrado lo hizo, Crow dejó caer la espada antes de caerse el mismo por el dolor, Otoya salió cuál bala tras su hija. — ¿Qué culpa tenía el trapo? Ahora me dirás quién te envío. —. Tokaku caminaba de forma amenazante hacia él. —Hanabusa Sumireko es mi ama, vine por las buenas y me iré por las malas—. Tokaku no dejaría que nadie que asustara a Haru se fuera con facilidad, golpeó y pateó una y otra vez a Crow dejando más ensangrentada la máscara y peor aún, la escena.
Kouko trataba de calmar a Shiena, Isuke estaba sin comentarios, Suzu le acomodó el brazo a Haruki, Haruki estaba con Otoya y está última tenía a su hija en brazos. —Debemos llevarla al hospital rápido, está perdiendo sangre. —. Haruki al ser mucho más fuerte que el resto la cargó. — ¡Shiena contrólate!—. Exclamó enojada Otoya, odiaba cuando Shiena tenía sus crisis de ansiedad.
—Ahora lárgate y no vuelvas nunca—. Tokaku dio un último golpe. —Claro que volveré, no hoy, pero si en el mañana—. El cuervo se rió y como pudo se levantó huyendo del lugar. —Tokaku, debemos acompañar a Otoya al hospital—. Haru tomo de la corbata a Tokaku. —Ya que me queda, las demás retírense, Kaminaga, llévate a Shiena contigo—. Tokaku había asumido el liderazgo en el grupo, Kouko no estaba de acuerdo con eso pero no era momento para discutir.

«Hitsugi llegará tarde de nuevo» pensó la pelirroja viendo el reloj, tanto habían pasado juntas y tanto habían pasado con sus hijas, pensar de forma nostálgica en el pasado se había convertido un pasatiempo para Chitaru en esos días dónde Hitsugi tardaba en volver, Hitsugi, la ahora dueña del laboratorio químico de Datura y la encargada de la administración de la organización, Chitaru no podía pedir más a Hitsugi, simplemente esa niña de la cual se enamoro estaba ligada de infinitas formas a eso y por más que quisieron no pudieron huir, pero eran cosas del pasado, ahora con 4 hijas, bueno, 3, no tenía por qué preocuparse de ello. —Mamá ¿Qué hay de desayunar?—. Pregunto una albina bajando las escaleras de la casa. —Muy tarde señorita, si fueras más disciplinada te levantarías temprano—. Acaricio la cabeza de su hija menor, Kirigaya Haku. El teléfono de Chitaru vibró y un mensaje preocupante llegó.
«La Myojo Gakuen le informa que Haku está invitada a la clase negra». Su hija solo tenía 13 años. ¿Cómo si quiera podría pensar en algo así? Esto era cosa sería, tal vez Hitsugi sabría de algo.

7:00 pm. Otoya estaba sentada en la habitación de hospital, solo observando la herida que se había causado Byakuren, Shiena la mataría si viera el tamaño de esa cosa, había aceptado la compañía de Haruki, Tokaku y Haru, Haruki ya se había ido pero las otras dos seguían ahí. Haru trataba de hacer más ameno el ambiente en lo que le daban el alta a la menor. —Y así fue como Tokaku acabo atorada en la alcantarilla por embriagarse—. Debía de admitir, esa historia era graciosa, Tokaku tan seria haciendo tonterías de adolescentes. —Haru...—. El sonrojo en Tokaku era evidente.

ABRANSE PERRAS~—.

Una voz no reconocida por ninguna se escuchó justo en la puerta la cual fue abierta de una patada.

—Así que aquí es, hombre Crow, sí que le debes una disculpa a esa niña—.

Una mujer extravagante, su cabello era de color ceniza y sus ojos eran como amatistas, si supieran que estaban con lo más cercano al diablo en persona. La mujer arrastró a Crow hasta dentro de la habitación. Otoya y Tokaku ya estaban listas para pelear si otra vez se requería. — ¿Por qué la agresividad? Por dios, solo vengo a hacer que este salvaje se disculpe, aunque...—. Otoya notó la mirada lasciva que aquella mujer le dedicó a su hija, exactamente igual a la que le solía dedicar a sus víctimas. —Cierto...me deje llevar por la euforia así que les suplico perdón—. El cuervo se inclinó totalmente ante Otoya. A este punto por el ruido Byakuren estaba despierta sin decir nada.
Las miradas de la mujer y ella se atravesaron, los ojos soberbios pero amables le llamaron la atención a Byakuren. —Oh cierto—. La peliceniza cerró la puerta. —Mi nombre es Hanabusa Haitori—. Dio una reverencia a las mayores. Aquel nombre hizo querer a Tokaku golpearla, ella era la posible culpable del asesinato de todo su clan pero ¿Cómo alguien que se veía como modelo podría ser tan maligna? Debía ser algo de Hiiragi. O eso pensó hasta que vio a Haitori sacar un rifle. —Eh, Takechi, tu hija es realmente hermosa ¿Cuánto por ella?—. El silencio lleno la habitación. —Haitori, no—. Regañó Crow. —Vamos Takechi ¿Qué quieres por ella? Te puedo dar todo lo que quieras por tomar su mano—.
What The Fuck—. Solamente eso salió de la boca de Otoya, sus neuronas no daban para más por el lado de Haru y Tokaku solo veían casi que juzgándole a no hacer nada raro, ni Tokaku sabía qué hacer, ese rifle se veía demasiado peligroso. —Volveré a preguntar. ¿Qué pides por ella? ¿Te parece una mansión-hacienda en Hokkaido junto a algunos animales y 4 millones de yenes?—. Otoya diría "¡Nada porque es mi hija así que déjala!" si no fuera porque ahora había un rifle apuntando a su cabeza. Tokaku reconoció el tipo de rifle, estaban en problemas y más cuando apuntaba de forma repetida a las cabezas de las tres mujeres mayores. Teniendo el acero ya en la cien Otoya no se sentía con miedo para nada. — ¿Entonces?—. — ¿Qué tramas con eso?—. —Hagamos un mejor trato, si aceptas, te doy lo que te dije y después de eso tú hija tendrá la libertad de elegir si quiere o no dentro de 8 meses, okey?—. La oferta era tentadora, no vivirían carencia alguna con el dinero, estarían en una buena posición socioeconómica. —Ya dile que si por favor—. Haru estaba casi llorando al ver el cañón del arma. —Deje de llorar, esas lágrimas y su poder no es que me afecten realmente, por desgracia ni siquiera tengo el poder del clan aun así, compensándolo, tengo inmunidad a él—. Haitori río apretando peligrosamente el gatillo de forma inconsciente. —Acepto, pero dudo que te puedas casar si quiera con ella—. Haitori solo se rió. — ¿Me dices a mí, Hanabusa Haitori que no puedo hacer algo?—. Cierto. Fue estúpido de su parte pensar que una Hanabusa no se saldría con la suya. —Mañana será todo entonces—. Guardo el rifle en su funda.
Qué momento más random habían pasado, pero más importante. ¿Cómo le explicaba Otoya a Shiena que había vendido a su hija a una p3d0fila? Tokaku se dio cuenta, ahora los cabos y los engranajes giraban y apuntaban a un camino, esa mujer que las acababa de amenazar con el arma era la misma que tomaba el rol de "Jaque" en el ajedrez de Hiiragi. — ¿Qué planeas tú?—. Tokaku le confronto. —Tenemos el mismo fin, acabar con Meichi, acabar con la clase negra desde dentro, no me deberían juzgar por eso, finalmente también es mi guerra, mi lucha—. Se defendió. —Es imposible que quieras eso, es una locura si quiera pensar en acabar con Myojo, tú y Hiiragi son igual de soñadoras—. Tokaku como respuesta a eso solo recibió una carcajada. —No te preocupes por eso, tengo mis medios y razones, en dado caso no les hare nada porque parecen llevarse bien con mi ahora suegra, pero Kirigaya Hitsugi no les aseguro nada, ella es más...violenta—. Otoya no sabía cómo reaccionar ante el comentario de su ahora nuera, Byakuren seguía en shock ya que Crow le reinicio el windows, por su parte ahora Tokaku tenía más dudas pero por seguridad debía proceder con calma. Su nuevo objetivo ahora era ir tras Hitsugi.

—Todo estará listo para mañana Yuri. — La rubia hablo a su esposa que se encontraba de espaldas observando las cámaras como siempre. —Esto será muy interesante ¿No lo crees Nio? La policía tras nosotros, Haitori sirviendo como lo que es, un mero peón deshonra del clan, y Yuki, mi futura sucesora, me hubiera gustado tener una hija pero quiero a Max aun así. —. Una sonrisa genuina se dibujó en el rostro de Meichi.

Sin saberlo, nuevamente se habían embarcado a un juego mortal con la diferencia que a la final, solo habrán 7 crímenes que castigar.


Hola! Este es mi primer fanfic serio de akuma no riddle, espero que les guste, sin mas que decir de antemano, no me funen, tirenme tomates (?) mandenme alv.