Free! pertenece a Kyoto Animation.
Este fanfic está situado después del OVA de "Eternal Summer."
Formas concisas de explicar un sentimiento
Kisumi no le caía bien.
No sabía si era por su cabello rosa y esponjoso, o por esa estúpida sonrisa que siempre traía en el rostro, pero no le gustaba nada de él.
Todo había comenzado cuando intentó quitarle a su mejor amigo usando la maldita excusa del club de baloncesto. (De todas formas... ¿A quién le importa el baloncesto? No hay agua ahí. No es divertido si no hay agua). Por suerte, Makoto declinó la invitación y no hubo necesidad de asesinar a nadie.
El asunto pudo haber quedado en eso, una anécdota escolar.
Pero no.
Cuando volvió a topárselo en su camino, años más tarde, no había cambiado ni siquiera un poco. Seguía teniendo esa horrible costumbre de meterse donde no lo llamaban y hacer preguntas indiscretas. Encima, seguía siendo un roba-mejores-amigos. No, no. El sujeto realmente le colmaba la paciencia, lo cual era mucho decir si consideraba que se relacionaba a diario con personas como Rin o Nagisa.
Ah, ahora que se acordaba de Rin…
Durante el festival de Samezuka, al infeliz no solo le bastó con Makoto (SU mejor amigo); no, tenía que ir a por Rin también. ¿Quién rayos se creía? Pero, en esa ocasión, se dio el lujo de darle un chapuzón. Una justa venganza por intervenir en su vida de forma tan poco agradable. Porque sí, Kisumi tenía el talento para llevarlo a límites insospechados.
— Lo siento. Me equivoqué — se excusó esa vez.
— ¡Lo hiciste a propósito! — reclamó él, empapado de pies a cabeza, consciente del odio acérrimo que sentía Haruka Nanase hacia su rosada persona.
Makoto en un principio lo atribuyó a celos, pero después tuvo sus dudas. Nagisa no se percató en lo absoluto del asunto y Rei simplemente supuso que eran muy diferentes. Pero ninguno preguntó.
Ninguno, excepto Rin.
— ¿Qué hay con Kisumi?
El entrenamiento conjunto entre ambos fue interrumpido por esa pregunta, que más bien sonaba a acusación.
— ¿A qué te refieres? — Haru pretendió hacer estiramientos desde su lugar, a orillas de la alberca, esperando que eso le permitiera disimular el rechazo que se empezaba a dibujar en su siempre impasible expresión.
— No te hagas el tonto — insistió Rin, con ambas manos en la cintura y el ceño algo fruncido. — Es evidente que no te cae.
— Ah.
Haru comprendió que perdía su tiempo intentando engañarlo y se quedó quieto, con la cabeza gacha y sin saber qué decir.
Al verlo así, Rin dejó escapar un suspiro.
— Puedes decirme, Haru. No le diré a nadie.
Sonaba preocupado.
Haru entreabrió los labios, mas no tardó en cerrarlos otra vez, en un vano esfuerzo por explicar lo que sentía. No le resultaba nada sencillo hacerlo mediante palabras, por lo que, después de meditar un momento, volteó hacia Rin y declaró con abrumadora franqueza:
— Solo... No lo sé. Es una perra.
— ¡¿Haru?! — saltó Rin, escandalizado — ¡E-es un chico! Además… ¿Desde cuándo hablas así?
— Es todo. No hay otra forma de definirlo — zanjó Haru, cruzándose de brazos.
— E-entonces…
— Es una perra, Rin. Siempre lo ha sido. — Silencio. — Sé que piensas lo mismo.
Los colores se le subieron al rostro y, aunque Kisumi le agradaba bastante, no pudo objetar.
Haru había ganado esa vez.
Fin
