Naruto No me pertenece
Luna
Una parte de Minato muere el día de nacimiento de su hijo, lo sabe cuándo ve como Kushina termina sacrificando su vida por el sello del Kyubi dentro de Naruto. porque debió ser él, no su esposa, quien se sacrificará por su familia, Kushina debió haber visto otro día, poder haber estado al lado de Naruto, criarlo como la excelente madre que debe haber sido, pero no sucede. En su lugar deja a un destrozado Minato, en medio de lo que parece una masacre, con el cadáver de su esposa y el llanto de su hijo.
No puede darse el lujo de llorar, porque es su deber como Hokage el volver a levantar a su aldea entre sus cenizas.
Tampoco es fácil, su querido hijo es el constante recordatorio de su esposa muerta, de las risas de esta, de sus hermosos ojos morados y de su suave tacto contra su piel. No lo odia, jamás podría odiar a su querido hijo, pero a veces es doloroso verlo. Lo cría, lo mejor que puede y sabe que no es suficiente, porque, aunque quisiera enfocar todo su tiempo en este, tiene el deber con la aldea. Entonces sabe que Naruto llega a crecer con muchas personas a su alrededor (generalmente usa a Kakashi y Jiraiya como niñera), pero cuando este sonríe como su esposa, sabe que estará bien.
Incluso cuando el mundo se llena de dificultades, sabe que ambos podrán luchar contra ellas.
Aunque como Hokage muchas veces sus deseos son aplastados por el bien común, siempre tuvo tiempo en las noches para acostar a Naruto o hablar juntos, este siempre amando las historias de su madre. Ambos rubios eran todo lo que quedaba de la amada Kushina, ambos contra el mundo, su hijo queriendo ser Hokage como él.
Todo parece estar bien.
O al menos eso pensó.
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—¿Esposa? —dice con voz agria sin poder terminar de creer lo que Jiraiya le ha dicho.
Su maestro quien suele viajar por todo el mundo, ha decidido ayudarlo en el consejo por una súplica de su parte. Luego de la muerte de Kushina no fue el mismo y este lo sabe, entonces decidió ayudarle, a veces viajando por meses, pero siempre regresando a la aldea para fungir como anciano de ser necesario.
Generalmente era el portador de malas noticias, como este momento.
¿Esposa?
El consejo se ha vuelto loco de alguna manera.
—Bueno sabes que desde la guerra todo ha vuelto a la normalidad, incluso ahora las naciones son aliadas y tu hijo un héroe, pero ha habido rumores y quieren mejorar las conexiones de la aldea, un Hokage soltero y atractivo para el público femenino, fue un blanco para esas sanguijuelas—expreso Jiraiya con calma en su voz, pero ojos luciendo bastante molestos.
Minato aparto la mirada, recordando que cuando se casó con Kushina fue bien visto por el consejo al ser esta una jinchuriki (era tradición que los jinchuriki estuvieran relacionados con los Kages) y aparte una de las ultimas Uzumaki. En ese entonces debido al amor por su esposa, había pensado que esa idea tradicional había funcionado a su favor, pero ahora como un boomerang se le está regresando en la cara.
No quiere casarse.
No sería justo para su posible esposa, que viviera en un matrimonio falso con un hombre que apenas es una sombra de lo que fue, que no puede olvidar a su esposa muerta y se ha jurado no volver amar a nadie más. Pero de alguna forma incluso cuando odia la idea de estar con otra mujer, también sabe que el consejo no estará satisfecho hasta que lo vean casado con una mujer.
Sacrificio.
Piensa Minato mientras Jiraiya le pasa la lista de posibles candidatas.
Otro sacrificio más por la aldea, como si no lo hubiera dado ya todo por ellos.
Sonríe con una sonrisa falsa a Jiraiya, que parece molesto al verle a la cara, entendiendo que nuevamente lo han usado como cebo a los demás.
No importa, piensa Minato de forma resignada, ya les ha dado todo a la aldea una y otra vez, eso es lo que significa ser Hokage.
—Puedes decirle que veré a cada una de ellas en mis espacios libres de la agenda, ¿hay algo más que deba saber? —cuestiona con tranquilidad algo cansada.
Jiraiya niega.
Bien, no le importa que se preocupe por algo que no tiene el control.
Tiene ganas de dormir un poco, pero no puede hacerlo debido a que tiene que presentarse frente al director del hospital sobre unos nuevos proyectos que ocupan su aprobación.
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Las citas programadas son bastante extrañas para Minato, quien no está acostumbrado a tener citas desde, bueno, desde que estuvo con Kushina, lo cual son casi 17 años atrás, incluso más, porque cuando se convirtió en Hokage no tuvo mucho tiempo como para prestarle atención (algo de lo cual se arrepiente ahora) y las citas eran en una época donde la guerra estaba presente. Además, por algún motivo el consejo le ha emparejado con mujeres más jóvenes que él, así que incluso si es amable con ellas, no siente que estén en el mismo hilo de pensamientos.
Frustrante.
Pero al menos está haciendo la parte que le corresponde, actuar con amabilidad y mostrar una sonrisa, incluso cuando lo que quiere es estampar la mano contra su rostro frustrado. Las chicas de ahora son bastante superficiales, enamoradas de salir con un héroe de guerra o incluso algunas más descaradas preguntando por su hijo, que se ha vuelto más famoso que él desde la cuarta guerra ninja. Está tentado a cambiar algunas citas por su hijo, quien había estallado de risa cuando Jiraiya le comento la situación.
Ambos, Jiraiya y Naruto, estaban seguros que, si de alguna forma termino casado y con un hijo, fue gracias a Kushina. Lo cual es algo ofensivo, él la rescato de un secuestro, así que él también hizo su parte, muchas gracias.
Naruto incluso apoyo un poco la idea, comentando que llevaba mucho tiempo solo y que era hora de que encontrara alguien, que su madre estaría feliz que volviera a ser feliz. Pero algo dentro de él se negaba a tener esa clase de felicidad que no debería alcanzar, había amado tanto a Kushina desde la primera vez que la vio, que estar con alguien más era simplemente, un error.
Entonces justo antes de ver a la candidata número 14, Jiraiya le detiene en el pasillo de la torre con semblante serio.
Más malas noticias, adivino rápidamente molesto, tales parecen venir ahora en combo.
—Esta chica es diferente, el consejo está inclinado a que la elijas a ella sobre las demás—es lo único que le dice con inquietud en sus ojos antes de seguir su camino.
Minato no entiende sus palabras, hasta que entra a la sala de espera donde le han esperado 13 chicas antes, pero como había temido por las palabras de Jiraiya, la numero 14 es diferente. Siente algo similar al pánico (que nunca muestra en su rostro) cuando la joven chica está sentada frente a una mesa de té con tranquilidad. Camina casi en automático hasta estar frente a esta, viendo con horror los ojos perla que levantan la mirada y el cabello azulado prodigiosamente peinado en un intrincado moño en su cabeza, que combina perfectamente con su kimono blanco con flores moradas.
Es bastante bonita, debe admitir, pero no es lo importante aquí.
—Saludos Hokage-sama—dice la kunoichi Hyuga Hinata con una leve reverencia, que él imita por costumbre ya que su cuerpo parece torpe y entumecido.
Maldice mentalmente al consejo, a esa bola de viejos desgraciados que a veces ha llegado a odiar en su vida. Él conoce a Hyuga Hinata, la primogénita el clan Hyuga y la niña que ya no es heredera en pos de su hermana menor, también conocida como la niña que ha estado enamorada de su hijo desde que tiene memoria, además de tener la misma edad de su hijo. Esto ya no son cinco o siete años mayor, es un total de casi 19 años mayor que la pobre niña que han servido en bandeja de plata.
Siente náuseas y malestar por los que le han orillado a esto.
Minato ha visto a Hinata desde que tiene memoria, no solo por ser la hija de Hana una de las mejores amigas de Kushina, sino porque él mismo la había visto desde que se convirtió en genin. La ve venir con su equipo por misiones, la ve servir en su clan con diligencia, la ve perseguir a su hijo a escondidas todo el tiempo, la vio sacrificarse por este en el ataque de Pain e incluso la vio luchar en medio de la cuarta guerra ninja.
Esto no está bien, acepta Minato con una sonrisa tensa, se sorprende que Hiashi no esté aquí quejándose de lo sucedido o a Hana regresando de los muertos para enviarlo al infierno por esto.
Si no fuera por las palabras de Jiraiya minutos antes, hubiera descartado la opción de Hinata apenas proceso que ella era la chica frente a él. Ahora que lo piensa que el consejo esté interesado en casarle con una chica dentro de su aldea y no con alguien fuera, para aumentar las relaciones, le hace fruncir el ceño.
Ve fijamente a Hinata, quien parece imperturbable frente a él, luciendo calmada cuando el té es servido entre ambos, agradeciendo a uno de sus asistentes que se ha sonrojado levemente al verla. Cuando vuelven a quedar solos, siente la tensión en el ambiente, aprieta los puños con fuerza bajo la mesa intentando recordar a su hijo. Este había estado bastante nervioso cuando le comento sobre lo sucedido con Pain, pero no había agregado nada a favor o en contra de los sentimientos de Hinata, algo que toda la aldea conocía en el momento.
Si tan solo hubiera dicho algo, si tan solo hubiera dicho que la quiere, podría poner esto fin sin importarle que opine el consejo.
Su hijo era prioridad.
Pero incluso cuando este parece haber superado a Sakura, no parecía mostrar interés romántico en la jovencita frente a él.
—No voy a cuestionar tu inteligencia Hinata-san, sé que sabes porque estás aquí, pero me sorprende que a pesar de esto hayas aceptado venir—dice con tranquilidad viéndola fijamente a los ojos.
No hay duda en ellos, pero si una leve muestra fantasmal de tristeza.
—Hokage-sama—habla con una voz suave como si tuviera una campanilla en esta—el clan Hyuga es el clan de mayor prestigio y tamaño de la aldea, con la mayoría de sus miembros en rangos altos del servicio ninja y quien tuvo menos bajas en la guerra—empieza a explicar Hinata, algo que él por supuesto ya sabe—el consejo del clan Hyuga, no está conforme con los lineamientos de la aldea, sobre todo después de lo que se ha expuesto en lo sucedido con Danzo-sama, piensan que el manejo de la aldea en este momento es, inadecuado—añade ahora mostrando preocupación en sus ojos.
Oh.
La explicación de la chica es vaga y sin entrar en detalles o incluso blasfemar contra el clan, pero es suficiente para Minato. El recuerdo de la reunión semanas atrás con los líderes de los clanes de la aldea, la forma tensa de Hiashi sobre temas de la aldea, comentarios de este de forma casual sobre el manejo del próximo consejo, ahora tienen sentido. Incluso cuando Hiashi es un viejo conocido, no es un amigo, incluso cuando el clan Hyuga ha estado siempre en la aldea, también lo fue el clan Uchiha y costo bastante aplacar la posible rebelión que se estuvo por formar.
Una rebelión del clan Hyuga seria horrible, sería peligroso y terminaría con algún lado severamente dañado.
El consejo del clan Hyuga era independiente a la aldea de Konoha, ellos siempre han sido honorables y en busca de lo mejor para la aldea, pero también han sido tradicionalistas. Los nuevos parámetros que la aldea está siguiendo, la unión con las otras aldeas, el camino al futuro que ha querido guiar para las nuevas generaciones.
Pensó que muchos se opondrían y negarían al cambio, pero ahora Hinata está presentando un posible escenario que no había pensado.
Entonces lo ve, cuando los ojos de la chica parecen resignados, cuando este mostro una leve sonrisa al ver su rostro, lo ve y ella se ha dado cuenta. Hinata en este momento está siendo usada como un sacrificio, un pequeño daño colateral para poder evitar un posible mal escenario con muertes.
Igual que él.
—No tienes que hacer nada que no quieras Hinata-san, tus servicios a la aldea ya han sido suficientes—exclama con voz tranquila, pero un poco quebrada al final.
No debe hacer lo que él, no debe sacrificarse por la aldea, no debe perder la felicidad. Como Hokage es su deber hacer esto por los demás, pero ella apenas es una niña, que podría ser su hija, no debería pasar por esto.
Esta sonríe calmadamente.
—Yo acepte cuando el consejo y mi padre lo propusieron Hokage-sama, no tiene que preocuparse por mí—
—Hinata-san no creo que entiendas la seriedad del asunto, el consejo quiere que te elija entre los demás, al menos que te niegues ahora mismo, solo tengo que decir una palabra y todo estará realizado—
—Comprendo Hokage-sama, es un honor saber que podría ser elegida—
—¿Qué hay de Naruto? —
La pregunta desesperada que hace con tal que ella se niegue, parece funcionar, la chispa de duda y de confusión le hacen tener la esperanza que ella se niegue. Sabe que es algo bajo usar la carta de su hijo tan pronto, pero no quiere que acepte, porque él no puede negarse a una petición de este nivel, sobre todo cuando hay una situación tensa dentro de su aldea, haría cualquier cosa por evitarlo.
Pero la chispa de duda se evapora rápidamente para dejar una determinación en los ojos de la niña, lo cual lo hacen gemir internamente, porque sabe su respuesta.
—No importan mis sentimientos Hokage-sama, solo mi deseo de proteger a mi clan, ese es mi camino ninja—habla con voz firme.
Entonces sabe que ha perdido cuando al salir ambos, esta hace una leve reverencia para regresar a su clan.
Indignado de toda la situación, Minato espera a que Jiraiya entre a su oficina para decirle con molestia que si el clan de verdad quiere que elija a Hyuga Hinata como futura esposa, que se los anuncie. Minato ve la incredulidad en Jiraiya, antes de suspirar y salir de la habitación, horas más tarde recibe una carta de parte del consejo del clan Hyuga agradeciendo que fueran los elegidos para esta misión.
No se siente bien las siguientes horas, no regresa a casa en toda la noche.
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Minato se siente como una mierda cuando el compromiso es anunciado en la aldea, porque siente que es un pedófilo, un viejo verde o cualquier cosa horrible para salir con una niña que puede ser su hija. Pero nada es comparado a cuando admite a su hijo quien es su siguiente esposa, este había parecido confundido y casi al borde de la desesperación cuando le pregunto porque había elegido a Hinata, cuando le explica la situación a su hijo, lo ve luchar contra unas replicas que nunca aparecen. Había esperado que este dijera algo, que confesara que estaba enamorado de la niña, que le pidiera que no lo hiciera, cualquier cosa para romper el compromiso.
Pero este no lo hace, solo mete las manos en sus bolsillos con una sonrisa amarga.
—Oka-chan me dijo que siempre estas sacrificándote para la aldea, Hinata-chan es igual, siempre se sacrifica por los demás, pero creo que será una buena esposa—dice con voz amarga y mirada lejana.
Hay algo ahí, puede que sea pequeño, pero hay algo ahí.
Se pregunta si su hijo sabe que la niña le tiene interés, se pregunta si este entiende que ella estuvo enamorada de este, quiere indicarle que, si él decide casarse en su lugar, probablemente la alianza sea tan buena como si se casara con él. Es el hijo del Hokage, esto podría funcionar de igual forma, pero no quiere obligarlo, porque su hijo no tiene esa responsabilidad.
Naruto hace chistes malos sobre que no piensa llamar a su amiga como una madrastra y que apenas se casen probablemente sea hora de independizarse en algún departamento de la aldea.
No dice nada.
—¿La quieres? —pregunta con la esperanza de que su hijo tenga algo de lucidez de admirar a la chica que siempre le vio a la distancia.
—Es una gran amiga—dice este confundido por la pregunta, lo que hace que Minato tenga una mueca en su rostro de frustración.
Joder.
De todas las cosas que tuvo que heredas su hijo de Kushina, la falta de atención a pretendientes era una de ellas.
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Una boda se celebra tres semanas después de esa primera cita matrimonial, Minato se siente incómodo porque hay muchos presentes y solo es un recordatorio de su desgracia. Le hubiera gustado tener más tiempo de compromiso, con la idea de hacer que la chica desistiera o buscar una buena excusa para romperlo él mismo, pero el consejo es listo y lo atan de manos antes de poder hacer algo. Hinata se ve bastante hermosa con ese kimono que le han preparado y la ceremonia no dura tanto como hubiera querido. Todo es un borrón de imágenes que Minato le traen viejos recuerdos, de una Kushina más joven y de su primera boda, sencilla por motivos de guerra y no tan ostentosa como en esta ocasión.
Tan diferente.
Hinata se muestra regia en toda la boda, hablando con sus amigos cordialmente, estando a su lado como se supone es su deber, sonriendo a cada invitado y mostrando amabilidad a cada uno de ellos. Algunos parecen emocionados por la boda, pero la mayoría de conocidos debe entender porque sucede y no parecen felices.
Minato no los culpa.
Su hijo los felicita a ambos de forma espontánea y con ganas de correr, sus ojos se desvían en la chica unos momentos más de lo debido, diciéndole que se ve hermosa, antes de irse con sus amigos con una mueca en su rostro. Minato quiere golpearse contra una mesa por eso, mientras que Hinata no parece perturbada, pero una de sus manos ha sujetado con algo más de fuerza su kimono.
Dentro de su mente se hace un ridículo plan para unir a su hijo con Hinata, incluso ahora que está casado con ella, no le molesta que estuvieran juntos a escondidas si esos son sus sentimientos. Por él mismo preferiría que huyeran de la aldea de ser necesario y formaran una nueva vida, él sostendría cualquier culpa de eso y se haría responsable. Pero no va pasar, porque ambos niños lo han dado todo por la aldea, porque ambos quieren un buen futuro, porque son muy nobles.
La ceremonia va rápido y antes de lo esperado, ambos han llegado a lo que ahora es el hogar que compartirán. No hay luna de miel, Minato no puede dejar el trabajo ahora e irse, no hay sonrisas o miradas compartidas emocionada, no es como cuando se casó con Kushina, nada es igual y la diferencia es algo que no cambiara. Caminan por una casa que, aunque es suya, Minato la siente fría desde la muerte de su esposa, mientras que es obvio que Hinata se siente ajena al lugar.
Cuando llegan a la alcoba que deberían compartir, Minato se detiene en la entrada viéndola fijamente.
—No estas obligada a nada, ya sabes, esto debe ser suficiente, hay otra habitación al final del pasillo que puedo tomar ya que Naruto ahora está compartiendo un departamento con Sasuke-kun—habla con tranquilidad lo que había planeado desde que finalizaron la boda.
No pensaba obligarla, no era monstruo, no podía tomar a una niña.
El rostro que no se perturba de la niña, igualmente le hizo sentir como una escoria.
—El consejo pedirá niños—indica Hinata con calma, haciendo que Minato sienta frio en su cuerpo al saber que no está equivocada—porque incluso aunque ahora soy tu esposa, saben que amaras a los niños, los usaran en tu contra y en la mía—añade con pesar en su voz.
Un pájaro enjaulado al igual que él. Ambos en medio de hilos que son usados para su beneficio, llevándolos aún más al límite. Claro que ambos consejos prefieren que tengan hijos cada uno para sus propios fines, algo que no puede negar del todo, dado la situación con Naruto el consejo siempre parecía tener quejas y ha tenido años para tenerlos a la raya, pero ahora.
Minato está convencido cada vez más que esta jodido.
No quiere esto, incluso aunque ha pasado demasiado tiempo, mucho, desde que estuvo con una mujer, no quiere que sea así.
Gira a ver a la niña con desesperación, pero esta es más fuerte y mantiene una sonrisa afable en su rostro. Ve la duda brillar en sus ojos, pero al final parece determinada a ser fuerte, algo que él no quiere, pero como siempre, no importa lo que son sus elecciones.
No tiene ese poder.
Lo perdió en el momento en que se paró frente al consejo con su hijo en sus manos sellado con Kurama después de su nacimiento. Cuando todos aconsejaron buscar otro contenedor, se negó, cuando todos le impusieron que debía hacer lo correcto para el pueblo, se había negado. Sabe que se había condenado con el consejo cuando exigió invulnerabilidad a su hijo, cuando les indico que haría cualquier cosa con tal de proteger a su hijo, ahora lo está pagando. Porque tenía miedo que hubieran sacado a Kurama de su pequeño, matándolo en el proceso, incluso con todos los desastres que hizo su hijo a lo largo de su vida, él los había cubierto todos, a costa de su libertad. Había interpuesto su hijo en contra de su aldea al protegerlo en la guerra, enviando a miles de soldados a luchar con tal que este tuviera una oportunidad.
Por eso había estado desesperado porque Naruto o Hinata hicieran algo, porque él ya no puede.
Suspira con una sonrisa resignada.
—No tiene que ser esta noche—explica con molestia dentro de su cabeza.
—No es como si hubiera diferencia—señala Hinata en tono algo agrio.
Buen punto.
Recuerda el vago beso casto que compartieron en la ceremonia horas antes, el único beso que se dieron en toda esta situación y ahora deben dar otro gran salto. Le da una mirada en una vaga pregunta sobre seguir adelante, que ella contesta desatando el obi de su cuerpo, haciendo que parte del kimono se abra revelando su ropa interior.
Minato odia lo que hace a continuación, porque se supone que no deba hacerlo, pero ambos han sido acorralados a esto. Intenta hacerlo lo más tolerable para la niña, que, aunque está decidida a consumar el matrimonio, es inexperta y temerosa, sus manos hacen movimientos suaves y lentos, ayudándola acostumbrarse. Hinata es bastante hermosa, de una forma diferente a Kushina, donde su primera esposa había sido risas y confianza, Hinata muestra timidez y delicadeza como una muñeca de porcelana la cual cuidar.
Es virgen, algo que lo hace odiarse también, porque ella no ha podido disfrutar con nadie más antes y fue arrojada a sus manos. Lo peor es que pudo ser cualquiera, cualquiera que pudiera ayudar a su clan, hubiera sido sacrificada por el consejo.
La habitación se llena de suspiros, gemidos y chillidos de parte de la niña. Incluso en algún momento escucha una vez un nombre que no le pertenece, el nombre de su hijo, pero no le culpa, ya que él también piensa mucho en Kushina esa noche.
Cuando todo termina la mira desde su lado de la cama y está también lo hace con una extraña mueca de resignación en su rostro.
Esta duerme primero.
Minato no lo hace.
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El primer mes de matrimonio es un mutuo acuerdo de acostumbrarse al otro, Minato se sorprende cuando las primeras mañanas se ha despertado y no se topa con la chica en su cama, encontrándola en la cocina preparando el desayuno. Para su sorpresa a pesar de ser la heredera, es una excelente cocinera que hace la comida más deliciosa que ha preparado, haciéndola sonrojar avergonzada cuando admite en voz alta que es buena cocinera. Ha aprendido dos cosas de esta muy claras, la primera es que le gusta cocinar a diferencia de Kushina (que tenía la costumbre de quemar algunos platillos) y que es bastante torpe a la hora de aceptar cumplidos.
Ambos han decidido tener una relación lo más amena posible, hablando las cosas y aprendiendo a respetar el espacio del otro. Pasa gran parte del día en la oficina del Hokage, entonces Hinata tiene mucho tiempo libre, ya que ahora que se ha casado ambos consejos pensaron que sería peligroso que siguiera siendo ninja. Cuando Minato le indico que puede apelar a esta regla, Hinata había parecido resignada diciendo que preferiría un trabajo como profesora u otro menos peligroso, para que cuando fuera madre el cambio no fuera tan grande.
La idea de ser madre fue molesta para Minato, ya lo era la idea de compartir lecho en las noches, porque para él Hinata apenas es una niña de 17 años que ha sido obligada a casarse con alguien del doble de la edad.
El sexo no es tan malo como había supuesto, claramente no es una tortura, sería un mentiroso horrible decir que no disfruta de este echo carnal. A pesar que es cansado decirlo una y otra vez, no es lo mismo que con Kushina, no hay ese lazo sentimental o de amor infinito que había tenido con su primera esposa, no estaba ese anhelo que esta ocasionaba en él, no estaba ese calor que tanto había querido toda su vida. Con Hinata era diferente, una dulzura e inocencia que poco a poco estaba destruyendo para su pesar, un cuerpo que si bien cálido bajo el suyo, también parece distante en el momento, como algo que no es tuyo, pero debes utilizar.
Tenía un buen cuerpo, nadie podría oponerse a eso, era el cuerpo de una mujer adulta que, si bien no sabe moverse, está aprendiendo a su lado. Sus besos saben diferentes a los de Kushina, la sensación de sus manos sobre su espalda parece buscar desesperadamente algo donde sujetarse, los gemidos de su boca si bien eróticos, le hacen a veces sentirse algo incómodo.
No vuelve a decir el nombre de su hijo, pero a veces siente que no piensa en él, como ella debe saber cuándo él está recordando a Kushina.
Esa es la única regla autoimpuesta de Hinata el día después de su boda, no quiere hablar de Naruto al menos que sea necesario, es lo único que le ha pedido y acepta, ya que es poco con todo lo que él le ha impuesto o, mejor dicho, la aldea le ha impuesto. No es necesario nombrarlo, Naruto ha tomado la costumbre de no acercarse a su anterior casa y solo verlo dentro de la torre de Hokage, luciendo a veces algo ojeroso, pero en general sonriente y tampoco tocando el tema de su matrimonio.
Está bien, bueno, no está bien, pero esta tan bien como esta bizarra situación podría estar.
—Tadaima—dice cuando regresa una noche especialmente cansado de la oficina.
Hinata había estado sentada en la sala de estar, con varios pergaminos que deben ser del clan Hyuga. Había estado buscando unos archivos para Shikamaru, quien ahora era como su asistente, que ocupaban para un entrenamiento de algunos ninjas.
Esta gira a verlo, con grandes ojos perlados, ropas de civil y un olor saliendo de la cocina que le resulta una invitación para una buena cena.
—Okaeri Minato-san—dice la niña saltando de su asiento y caminando para ayudarle a quitarse la capa.
Sus gestos son bastante inocentes, amables y relajados cuando cuelga la capa en un perchero cerca de la entrada. Ambos caminan juntos al comedor, donde ella señala que la cena ya está lista y que se ha esmerado en una nueva receta para comer juntos. Todo resulta ser un festín que le abre bastante el apetito, recordando tímidamente que no ha comido nada desde el almuerzo (que ella suele preparar todos los días), haciendo que la chica tenga una mueca de seriedad mientras le dice que eso no es saludable. Hinata siempre parece preocupada por todos, ayudando a los demás y luciendo preocupada.
Ambos hablan sobre su día en la mesa y Minato no puede evitar sentirse aliviado al verla más relajada a su lado, sonriendo sinceramente cuando habla de Kurenai y su hija, emocionada por el comentario sobre Kiba y Shino que vendrán mañana de visita en la tarde, comentando sobre el jardín que está cuidando. También comenta sobre haber ido a visitar la tumba de su primo, contándole sobre todo lo nuevo de la aldea.
Brilla, porque ella es una persona que puede brillar de amabilidad y calidez. Minato debe admitir que ha estado desarrollando una pequeña debilidad por la chica, que es demasiado buena para este mundo ninja y que siempre parece querer ayudar a otros.
La hora de dormir llega pronto y a un mes de su matrimonio, para Minato no es difícil dejar que sus manos desnuden a la chica que deja de escalofriarse de anticipación. Su rostro ahora parece calmado comparado a la primera vez que estaba lleno de incertidumbre, ahora cuando baja el rostro para unir sus labios, una nueva culpa lo invade cuando este lo acepta sin oponer tanta resistencia como lo hizo al inicio.
Siente culpa porque comienza a disfrutar cuando sus manos la atraen a él y se siente bien, demasiado.
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—Veo que el matrimonio te ha asentado bien—comenta Jiraiya cuando se ha reunido con él para el almuerzo.
Le había comentado a Hinata sobre la reunión de ambos de forma retraída el día anterior, distraído por unos nuevos tratados del clan Nara. Para su sorpresa ese día en la mañana Hinata apareció con dos cajas de almuerzo, deseándole un buen día con Jiraiya. Era bastante atenta a todo lo que decía y una persona bastante trabajadora que tenía todo lo que ocupaba, o incluso, lo que no sabe que ocupaba.
Jiraiya quien suele ir a cenar con ellos cuando está en la aldea, hace un sonido de placer al masticar parte de su almuerzo.
—Han pasado tres meses, pero Hinata es una buena chica—dice con algo de seriedad ante el recordatorio que son marido y mujer.
Se siente mal, pero después de soportar tres meses, claramente se está haciendo a la idea. La culpa aun lo inunda día con día, pero es difícil de sobrellevar cuando alguien te espera día a día en un hogar, que poco a poco deja de ser el lugar frio donde has vivido los últimos años. Naruto y él si bien han pasado por mucho juntos, sus mejores momentos han sido fuera de las cuatro paredes, reforzando sus lazos de padre e hijo a su manera.
La casa había sido su lugar para recordar lo solo que estaba, pero ahora la pequeña niña estaba convirtiendo en un lugar soleado al cual le gusta regresar. Ya no se queda tanto después del trabajo si es posible, prefiere llegar temprano para poder encontrarle esperándolo y hablar del día que han tenido.
Son amigos, amigos que tienen sexo, es complicado, decide al final.
—También tiene buen cuerpo, cuando pensé que terminaría con Naruto lo aprobé totalmente, aunque las cosas no funcionaron como esperaba, al menos uno de mis alumnos pudo hacerse de la belleza de la aldea—exclamo este en tono orgulloso, que hace que Minato lo ignore por su bien.
Prueba un poco del almuerzo de su joven esposa, es una maravilla.
—¿Qué tal es la niña en la cama? —cuestiona Jiraiya ahora con otro interés.
Minato sonríe de forma cálida, antes de aparecerlos a ambos en la montaña de los Hokages, sosteniéndolo de cabeza por el tobillo, con un sello inmovilizador dispuesto a lanzarlo al vacío, mientras este grita por piedad.
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Minato pensó que nunca tendría que sufrir nuevamente de los horribles celos en su vida, sobre todo porque fueron pocas veces los que lo vivió cuando era chico y enamorado de Kushina, siendo un adolecente esa clase de emociones son demasiado fáciles de provocar, ahora que era un adulto hecho y derecho, era difícil buscar una excusa para sus sentimientos sin verse como un sobreprotector o enfermo. Se sorprende sintiendo celos por causa de Hinata, ya que, si bien ambos están casados, su matrimonio no es algo que considerar real del todo. Porque entre ellos el amor nunca fue una opción y el deber domino sus acciones.
Pero sintió celos.
Ver a su esposa hablar tranquilamente con Shisui Uchiha y que este coqueteara descaradamente con ella (como suele hacer con la mayoría de mujeres de la aldea, si su amigo Itachi no lo detiene antes de cometer una estupidez), mientras señala lo bien que le ha asentado el matrimonio e incluso teniendo el descaro de acomodar su cabello detrás de su oreja.
No debe sentir celos.
Sentir celos de Shisui es como sentir celos de Jiraiya, ambos son solo unos charlatanes que no deben ser tomados en serio, además Shisui quien es uno de los mejores ninjas a su mando, no debe significar nada o peligro para él. Hinata siempre le ha demostrado absoluta confianza, alguien que no lo traicionaría y que se ha ganado un lugar en su corazón con su dulzura y amabilidad.
Pero igual los celos están ahí.
No los demuestra, tampoco es un idiota y sabe controlarse con la experiencia de los años. Incluso cuando llega al lado de ambos, Shisui no cambia su actitud coqueta y lo felicita descaradamente sobre su hermosa esposa, mientras él mantiene su sonrisa afable. Entonces cuando este se va y camina al lado de su esposa de regreso a casa, piensa que esos estúpidos celos deberían haber desaparecido como vinieron, rápido, sin sentido y sin explicación.
No lo hacen.
Hinata chilla sorprendida cuando en medio de la sala, la toma entre la cintura y le da un apasionado beso, dejándola confundida. Los últimos cinco meses juntos, las únicas veces que han tenido esta clase de interacciones son en la habitación, fuera de esta ambos parecen viejos amigos o incluso un padre con una hija, sin nada de tensión sexual o apenas compartiendo contacto físico. Pero ese día es totalmente diferente cuando ambos terminan en medio del sofá, con esta sin ropa y él igual, dejándola estar sobre él mientras se sujeta contra su cuello como si ocupara algo para mantenerse en tierra.
—Minato—gimotea su nombre sin agregar honorifico y en tono suplicante que le hace mover más rápido las caderas.
Es algo grosero, mucho más brusco de lo que suelen tener juntos y con una urgencia casi animal que aumenta cuando esta sigue repitiendo su nombre.
Termina unos momentos después, respirando agitado cuando esta parece perder el control sobre él y lucir claramente agitada, pero sexualmente satisfecha. La mira intensamente, deteniéndose un poco en su cuello lleno de marcas como su clavícula, al igual que algunas marcas de sus dedos en sus caderas. En general no suele dejarla con marcas, pero por algún motivo hay algo dentro de él que se siente complacido de alguna estúpida forma.
Hinata levanta el rostro algo tímido por lo que han hecho, no luciendo arrepentida, pero si avergonzada. Hay un brillo que no comprende en sus ojos, que le hace sentir de repente una urgencia que no se había dado cuenta puede tener tan grande. Si bien cada noche (al menos que ambos tuvieran un día muy cansado) suelen tener relaciones una vez, en esta situación no se siente satisfecho. Entonces la toma entre sus brazos como si fuera una princesa, haciendo que ella lo sujete por el cuello sorprendida, cuando camina a su habitación para hacerla sentir más cómoda.
No se queja, incluso cuando la coloca sobre la cama y se sube sobre ella con una clara intención, si bien sorprendida, no se queja. Tampoco le da muchas oportunidades cuando atrapa sus labios en un desesperado beso, oh cuando comienza a tocarla nuevamente sintiéndola húmeda, o cuando vuelve a tener un extraño sexo inusualmente salvaje y lleno de movimientos más confiados, que no recuerda haber tenido antes.
Sonríe cuando ella gimotea por más, abrazándose a él y volviendo a repetir su nombre entre gemidos.
Pierde la cuenta del número de veces que esa tarde y noche tiene relaciones con su joven esposa, también no es si bien entrada la noche, donde Hinata esta inusualmente durmiendo entre sus brazos, acurrucada como una niña, que descubre algo que lo perturba un poco. Es la primera vez en su matrimonio que a la hora de tener sexo no ha recordado a Kushina, lo cual le hace sentir un poco bastardo y con temor de olvidar a su primer amor. Pero es cuando la culpa lo inunda casi tanto como para levantar y buscar algo de tomar, que su nombre escapa en un susurro en los labios de la niña entre sus brazos.
La culpa sigue ahí, pero sujeta a la niña un poco más contra su cuerpo disfrutando de la sensación de un cuerpo cálido contra el suyo.
Horas más tarde en medio de su oficina, no puede evitar una leve sonrisa tímida cuando Shikamaru y Shizune han notado las marcas en su cuello. Odia la sensación de que ambos lo vean como un pervertido o como su maestro, pero no puede evitar sonreír divertido cuando recordó la mirada mortificada de Hinata en la mañana, buscando una ropa que cubriera su cuello para no responder preguntas de los niños.
Pensó divertido la expresión de Shisui si la viera.
Fue satisfactorio.
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Tiene 7 meses de matrimonio cuando Hinata comienza con las náuseas y los leves mareos, ambos comparten una mirada esa mañana, ambos con el conocimiento de lo que podría ser. Entonces no se extraña cuando horas más tarde, Hinata aparece en la torre del Hokage para hablar con él, trayendo el resultado de su prueba de sangre, confirmando efectivamente que estaba embarazada. No es sorprendente, tomando en cuenta que los últimos dos meses han estado haciéndolo, con mucha más frecuencia. Incluso con la culpa en su mente, cada vez más diminuta, no puede evitar que ahora sienta una atracción sexual por la niña que está por cumplir 18 años en un mes.
Se siente una escoria al pensarlo, pero no lo evita, no lo detiene, porque al final no tiene sentido. Ambos son marido y mujer, lo peor sería no sentir absolutamente nada por ella y condenarlos a ambos a años de insatisfacción. En la cama son bastante compatibles, ha aprendido lo que ella disfruta como lo que no, mientras ella parece siempre dispuesta aprender a su lado, claramente sintiendo ese apetito como él.
Aunque su esposa era un adorable conejito, también parece interesada en el acto, o al menos nunca ha dicho lo contrario y se muestra bastante receptiva en el momento.
No es amor, o al menos no lo es del todo. Le ha llegado a obtener un gran cariño a su esposa, quien parece tener un gran cariño para brindar a otros y un corazón demasiado grande, que piensa en los demás antes que ella. Minato quien ha vivido por años en la soledad y actuado solo para los demás, siente un aire fresco a la hora de encontrar un ser humano que está dispuesto a darle todo. Si no sintiera nada por ella luego de todo lo que han vivido, no sería un ser humano. Querer a Hinata era bastante fácil, tanto que era doloroso la idea de olvidar a Kushina, no es que fuera a olvidarla, su primera esposa siempre estaría en su mente.
Aun así.
Se sorprende cuando antes de darse cuenta, tiene a Hinata sentada en su escritorio, con ambas piernas a los costados de su cuerpo, mientras comienza a besarle como si no hubiera un mañana. Claro que jamás podría olvidar su pasado, no quiere tampoco, pero eso no le impidió sentirse bien en el presente. No se supone que fuera así, no estaba en sus planes y jamás pensó que podría caer por una niña como ella, pero aquí estaba, sintiendo perder su cordura ante los leves gemidos de la niña.
Atrajo un poco más el cuerpo de la chica con las manos en el trasero de esta, haciéndola saltar y romper el beso, dándole una mirada preocupada y nerviosa.
—Minato-san, estamos en su oficina, a-alguien podría entrar—comento casi al borde del nervio, con el rostro sonrojado y labios hinchados.
Sí, no es que Minato fuera tan descuidado, no lo era, pero la niña era la tentación en persona, incluso para él. La imagen de alguien entrando y viendo que disfrutaba un buen tiempo, con una de las jóvenes más hermosas de la aldea, incluso lo hizo sentir un poco, caliente por así decirlo.
Algo que Hinata debió notar, al parecer horrorizada al ver su reacción.
Se rio tímidamente.
—Lo siento, no suelo ser así, pero en realidad te ves hoy muy hermosa—dice acariciando sus piernas, aguantando la tentación de levantar por completo a la chica del lugar e ir a casa.
Shikamaru y Shizune preguntarían mucho si se iba de su trabajo.
Vio satisfecho el rostro de la chica enrojecer aún más. Pero no mentía, incluso si eran dos meses apenas, estaba embarazada. Tenía la fuerte creencia de que toda mujer embarazada se ve hermosa, es como si brillaran de alguna forma debido a sus hormonas, o simplemente por la felicidad de ser madres.
Hinata a veces había comentado en las mañanas (hablaban mucho durante el desayuno) sobre que siempre quiso una familia propia, probablemente debido a le perdida de su madre, tío y primo. El deseo de criar niños fuera del clan Hyuga, solamente por ella y hacerlo diferente, le había hecho parecer feliz ante la idea. Minato no había pensado en tener más hijos que Naruto, este había sido un pequeño destructor suficiente para una vida y la luz de su corazón luego de morir Kushina. Pero la idea de tener otro hijo, le agradaba como aterraba, porque este pequeño sería otra debilidad como lo fue Naruto, y como lo era ahora Hinata.
Una mano en su mejilla hizo que parpadeara, viendo como Hinata lo miraba con una sonrisa afable, antes de unir su frente con la suya.
Fue íntimo, pero no de manera sexual, fue diferente. Maldijo que, a pesar de su edad, sus propias mejillas parecieran teñirse levemente de rojo y sentirse algo inquieto, por el extraño palpitar de su corazón por este inocente acto.
—Está bien Minato-san, estaremos bien, confiamos en usted—comento en voz suave, con una mano en su mejilla y la otra sobre su vientre.
Sonrió levemente al comprender de quienes hablaba, antes de soltar un suspiro y atraerla contra su cuerpo en un abrazo, dejando por fin de lado la idea de tener sexo con la chica en su oficina (algo que quería hacerlo en otro momento), para meditar en la situación actual.
Seria padre, nuevamente, una nueva familia.
Parecía tan irreal y estúpido sentirse feliz por eso, no había considerado la idea de felicidad cuando acepto casarse con Hyuga Hinata, pero de alguna forma se estaba haciendo paso entre sus ideales.
Ser feliz, por primera vez en mucho tiempo.
—No pensé que sería así—confiesa Hinata, antes de acoplarse perfectamente a él con naturalidad y regresando el abrazo—no pensé que podría ser feliz, pero lo soy, no me arrepiento de mis acciones, me gusta estar al lado de Minato-san—añade la chica en una línea similar de pensamiento que la suya.
Le ve de reojo, nota la mirada brillante que ahora si lo mira. No sabe desde cuándo, pero sus ojos han dejado de estar distantes, han comenzado a brillar al verlo, han comenzado a buscarlo y su mano sigue sujetando la suya cuando ambos están fuera de casa.
Siente un cosquilleo en su pecho ante el pensamiento.
Le da una leve sonrisa, esta se sonroja levemente.
—También me gusta estar al lado de Hinata, me haces feliz—lo dice en voz alta, con temor que alguien les escuche, que alguien tome una nueva debilidad en su contra.
Aunque pobre el que intentara poner una mano sobre su adorable esposa y futuro hijo, porque podría desatar un pandemonio en medio de la aldea.
Está bajando el rostro para capturar sus labios, cuando el sonido de la puerta los distrae a ambos. La frente de Minato se sombrea de azul y el rojo alcanza el rostro de Hinata, cuando en la puerta se aprecian Jiraiya y Shikamaru, el primero con un rostro de orgullo, el segundo luciendo claramente incómodo.
Los siguientes minutos son sobre alabanzas de Jiraiya y reclamos de Shikamaru sobre que eso no se debe hacer en la oficina. Incluso cuando Hinata parece roja como un tomate durante el regaño, al llegar la noche por fin puede estar con ella como había querido toda la tarde, y es diferente, algo es diferente. Hay una conexión, hay risas nerviosas y besos más prolongados, se siente querido y siente que la unión se ha logrado.
Siente que ella le pertenece, la luna que ahora ilumina su oscura noche, y es feliz.
Ahora solo debe proteger esa felicidad.
Fin
Espero les gustara.
Siempre quise escribir un Minato x Hinata y lo hice :v
Nota:
Por si no lo saben en mi perfil tengo un link de mi página en Facebook donde publico mis actualizaciones y donde chateo con los chicos sobre temas de anime, manga, juegos, libros, series…etc por si alguno quiere comunicarse conmigo o visitar un rato para conocerme mejor.
Sayonara sexys lectores.
